Sindo Garay
Lo más genuino de nuestra trova
Desde 1964, ha sido siempre el mes de marzo la fecha escogida para la realización, en Santiago de Cuba, del Festival Internacional de la Trova Pepe Sánchez, considerado el más antiguo de Cuba. Siempre en celebración del DÃa de la Trova y los Trovadores, 19 de marzo, fecha de nacimiento de José Sánchez (Pepe Sánchez), maestro de la trova y creador del primer bolero grabado en 1883 “Tristezaâ€, en esta edición el Festival está dedicado al aniversario 35 de la Asociación Hermanos SaÃz y al destacado músico Alejandro Almenares.
Decir Alejandro Almenares trae a mà recuerdos muy lindos de una infancia feliz. El acercamiento a la buena música, mi primer pentagrama, la emoción de mis acordes en una guitarra hecha con sus propias manos, las improvisaciones en las descargas familiares. Y aunque después de los estudios musicales el periodismo me atrapó, agradeceré siempre su guÃa y paciencia. Es un enorme placer conocerle, asà que le propongo acercarnos a sus orÃgenes.
Músico “santiaguerÃsimoâ€, portador de un estilo peculiar de interpretación en la guitarra, el tres y el requinto, Alejandro Almenares siempre afirma que de su padre lo aprendió todo, del gran músico Ãngel Almenares Guirola –importante guitarrista y compositor santiaguero de mediados del siglo XX–. Cuenta con orgullo que a menudo su casa se llenaba de músicos que iban a compartir con su padre: Sindo Garay, Miguel Matamoros, Ñico Saquito; “crecà en ese mundo, donde se hablaba todo el tiempo de músicaâ€.
Varias veces escuché las anécdotas de los 13 de marzo de cada año, cuando le hacÃan serenatas a su padre para esperar el cumpleaños: “casi siempre se amanecÃa, y yo sin pegar un ojo, con miedo a perderme algo, escuchando atento a esos inmortalesâ€. Crecà en ese mundo, en mi hogar conocà a otros grandesâ€.
Jocosamente dice que cree haber nacido con una guitarra debajo del brazo, y es que a los siete años fabricó su primera guitarrita con caja de tabaco: “me llamaba la atención un poco la carpinterÃa, asà que agarré un buen dÃa un cuchillo, una segueta, reutilicé los pedazos que quedaban de las cuerdas que se le reventaban a mi padre, y con mucha paciencia y dedicación la arméâ€. A partir de ese momento sus dotes como diestro lutier crecieron, al igual que la fama que lo persigue hasta hoy.
Hace mucho tiempo que perdió la cuenta de los instrumentos que ha fabricado, ajustado o reparado. Confiesa que su secreto está en la utilidad y no en la belleza: “quienes los han tocado, siempre opinan que no saben cómo me las arreglo para que mis instrumentos estén al quiloâ€. Hace aproximadamente 50 años lo acompaña su requinto, y sigue intacto, como el primer dÃa: “sabes que ni lo pulimento ni nada, pero ha caminado el mundo y no se desafinaâ€
Con mucho cariño recuerdo su insistencia porque estudiara, solÃa decirme que no se habÃa graduado de nada por falta de tiempo, que “aquella etapa estaba dura y habÃa que lucharse los quilosâ€.
En el tiempo que su padre trabajaba la barberÃa, él aprovechaba su instrumento para acercarse y aprender. Eso lo fue entrenando, además, gustaba de escuchar radio y estar muy pendiente de los arreglos musicales de su padre y las consultas de sus amigos.
Ya con 13 años se hizo un guitarrita de cuatro cuerdas, y un dÃa sorprendió a su padre pidiéndole que lo acompañara con la suya: “toca cualquiera de tus canciones, papáâ€. Emocionado, siempre cuenta, que en aquel momento su madre se echó a reÃr primero y luego rompió a llorar cuando descubrió su talento para tocar la guitarra prima. A partir de ahà despegó su carrera musical, acompañando a su padre o en sus propios grupos.
Ha recorrido muchos paÃses defendiendo la música tradicional cubana e incentivando a la nueva generación a acercarse, escuchar y aprender. Músico inigualable, de fama internacional, sin perder la simpleza de su andar y lo peculiar de su sonrisa, sin verle diferente atravesar las calles de su Tivolà querido.
Hoy asegura que su segundo hogar sigue siendo La Casa de la Trova y agradece a Santiago de Cuba por el amor que desde siempre le ha profesado su gente. Gracias a ti, Alejandro Almenares, por ser lo más genuino de nuestra trova.
José MartÃ, razones para la música (+ video)
- Cuando proscrito en extranjero suelo/ La dulce patria de mi amor, soñé/
- Su luz buscaba en el azul del cielo/ Y allà su nombre refulgente hallé./
- Perpetuo soñador que no concibo/ El bien enajenado que entre sueños vi./
- Siempre dulce esperanza va conmigo,/Allà estará en mi tumba junto a mÃ.
- Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â
                                                              ( El Proscrito, José MartÃ)
Preludio
Tal vez sea José Martà el cubano a quien más se ha cantado. Ya en 1906 y 1909 Antonio Morejón,  de quien se dice fue el primero en grabar puntos cubanos, dejó registrado para los sellos Edison y Columbia el tema Al Apóstol MartÃ. Otros tÃtulos musicales y autores del periodo clamaban la resurrección martiana.  Particular tratamiento reciben las figuras de los próceres en la primigenia trova, y Martà ocupa eje principal en estas composiciones.
Surgen obras como tributo que rinde el trovador a los héroes de las gestas recientes, en admiración y añoranza por la esperanza perdida.  TÃtulos como Los tres Patriotas (1919) de la firma de Manuel Corona brindan fe de ello. Dos figuras descuellan en estas composiciones: Antonio Maceo y José MartÃ. Los tÃtulos Dos patrias, de Salvador Adams, y Pobre Cuba, de Manuel Corona, son  una sÃntesis de la vastedad de canciones que al respecto emergieron. Â
Sindo Garay aseguró en testimonio para Carmela de León que conoció a Martà en Dajabón en 1895, momento a partir del cual y en más de una ocasión le dedicó su poética. Asà lo atestigua entre otros, el tÃtulo MartÃ.
Canción a Martà (1901), con letra de Francisco Eligio y musicalización de Alberto Villalón, fue cantada en el teatro San Carlos, de Tampa, Cayo Hueso, por la contralto Susana Mellado, el bajo Santiago Lima, y otros músicos.
Recuerdos de MartÃ, también de Villalón, Clave a MartÃ, de Emilio Billillo, constituyen unos pocos ejemplos de la vastedad de tÃtulos con temática martiana aportados por los trovadores en la primera mitad del siglo XX.
También, aunque menos conocidos, llega el Apóstol en canción desde los códigos de los soneros. Es el caso de Arsenio RodrÃguez en el tema  Adórenla como a MartÃ, en clara referencia a la tierra cubana.
En lo adelante el canto a José Martà es un punto de encuentro entre los cantautores cubanos y otros hacedores del pentagrama. La musicalización de la poesÃa martiana y otros textos llegó con la Nueva Trova de la guitarra de Pablo, Sara y Amaury. Teresita Fernández brindó sus acordes para el Ismaelillo.  Las sucesivas promociones de jóvenes trovadores además de musicalizar textos martianos, entregan temas donde Martà deviene sujeto lÃrico; en otros, la esencia de su pensamiento deviene motivo textual  y paratexto.
La música coral y sinfónica en Cuba cuenta con sendas composiciones, musicalizaciones y arreglos a la obra del universal cubano. Â
Post-vida: esto nos dice en sus palabras mágicas la música
Pretexto me resultan las canciones que lo evocan.
¿Qué cantos tocaron la sensibilidad de Julián? ¿Cuáles acordes se replicaron en su tarareo? ¿Dónde hallaron musical remanso sus angustias en tiempos de exilio?  ¿Quiénes fueron los músicos cubanos en cuyos acordes visualizó Martà la patria a la distancia de una nota? ¿Cómo se trueca música la prosa y la poética martiana? ¿Qué paralelismos acontecen entre el romanticismo literario de Martà y los compositores del homónimo periodo musical?
¿Cuáles sitios frecuentó para asistir a las presentaciones de las que gustaba? ¿Qué compositores e intérpretes hoy considerados “clásicos†conmovieron la pluma del crÃtico, poeta y periodista?
Estas y otras interrogantes quedan satisfechas a la lectura de José Martà y la música, un volumen del Centro de Estudios Martianos (2014), cuya selección, introducción y ensayo corresponde a la autorÃa de Salvador Arias, en suma con textos complementarios que indagan en el criterio martiano ante hechos musicales.
Los autores en convite ofrecieron sus estudios y criterios en diversos momentos que van desde la tercera década de la República, a una Cuba reciente y que, desde la diferencia de enfoques evidencia el interés de los estudiosos por la obra martiana y en particular en relación a la temática musical:
De Gonzalo de Quesada y Miranda se acude al  tÃtulo Martà y la música, el que apareció en la revista Bohemia en 1935. Pasión de la música en MartÃ, es la conferencia que pronunciara Orlando MartÃnez en conmemoración al centenario del natalicio martiano en La Habana, la que por su extensión solo se presenta para la oportunidad en fragmentos. También de 1953 es la publicación de Alejo Carpentier en El Nacional, de Caracas, en la que el autor descubre al MartÃ, estudiante de música. De 1972 data uno de los más bellos análisis que guarda la relación martiana con el arte sonoro, de la autorÃa de Cintio Vitier es el tÃtulo Música y razón. Este decenio, pero dos años después ve la publicación en el Anuario Martiano, Música en el periódico Patria, por Zoila Lapique.  En 1978 la revista moscovita América Latina, publicó de M.A. Sapónov el trabajo José Martà y la música, la versión al español para el Anuario del Centro de Estudios Martianos, 1981, corresponde a Eduardo Heras León. La Gaceta de Cuba, dio luz en el no 3 de 1985 a Referencia martiana al jazz, de Armando Caballero. De las páginas del periódico Granma fueron seleccionados los tÃtulos Martà en la música, cuya autorÃa responde a Omar Vázquez, 1985, y de Sonnia Moro, Mozart en MartÃ, 1991. Concluye el volumen con José Martà y la ópera italiana, en la firma de Diana y Rodolfo Sarracino,  tomado del Anuario del Centro de Estudios Martianos, 2001.
En sÃntesis, los principales aspectos que guÃan estos acercamientos al interés martiano por la música se refieren a la musicalidad inherente a la poética y la prosa martiana en consonancia a ciertas caracterÃsticas del Romanticismo literario y algunos paralelismos con el impresionismo pictórico. Otros, versan acerca del periodismo y la crÃtica musical que ejerció Martà tras su asistencia a presentaciones musicales lo mismo de coterráneos en el exilio norteamericano, que en grandes Salas de Europa con el apogeo de la ópera. Varios autores coinciden en la significación que cobraron las reseñas a las presentaciones de compatriotas cubanos en el exilio, no solo en tanto suceso artÃstico sino como forma de acercamiento al suelo patrio. Algunas de estas páginas se acercan al Martà cuyos oÃdos se entregaron a las esencias musicales de los pueblos.
Lapique brinda un acucioso estudio acerca de la presencia de la temática sonora en emisiones del Patria. Aunque era un periódico fundamentalmente polÃtico, Martà no se sustrajo a escribir sobre otras cuestiones. Legó numerosas páginas sobre artistas cubanos y extranjeros de su época: Ruiz Espadero, White, DÃaz Albertini…, y en especial, de aquellos comprometidos con la causa independentista como el tenor Emilio Agramonte y Piña, y Ana Otero, notable pianista puertorriqueña. Se trata de la primera publicación que dio a conocer La bayamesa, himno patriótico cubano, y la danza La borinqueña, por tradición, himno de los boricuas. Estos dos himnos son las únicas piezas musicales que publican, acompañadas de textos históricos  que exaltan el patriotismo y la unidad antillana de esos dos pueblos, entonces bajo el yugo español.
Hermosas son las páginas que coinciden en presentarnos a José Martà en su faceta como autor de un texto para canción. Su liderazgo polÃtico y el interés por la música cubana le llevaron a escribir la letra de El proscrito, que musicalizó el tabaquero emigrado Benito O’Hallorans. Llegó a conocerse entre los cubanos de la Florida como La canción del Delegado.
Omar Vázquez recrea en la publicación del Granma correspondiente al 28 de enero de 1985 el relato de cómo 20 años antes, en la entonces popular Peña de Sirique, se le escuchó por primera vez a MarÃa Granados, quien la interpretó acompañada por el guitarrista Rafael (Nené) Enrizo. Â
MarÃa —quien falleció en La Habana, el 30 de enero de 1971, a los 91 años de edad, pocas horas después de participar en varias actividades con motivo del aniversario 118 del natalicio del Maestro— gustaba de contar la historia de El proscrito, que por primera vez se la cantara a Martà cuando apenas contaba 11 años de edad.
La canción se redimió  para la posteridad gracias al interés del investigador, compositor y apasionado martiano Hilario González. Hoy puede disfrutarse la grabación en las voces del dueto que a tal fin conformaran Eduardo Sosa y la maestra Digna Guerra.
En sus valoraciones, Arias toma como elemento importante los espacios de las presentaciones y divulgación del hecho sonoro a finales de la decimonónica centuria, sobre todo con escenario en el Nueva York entre 1881 y 1895. Sitios diversos cuyo centro según la ocasión se ubica  en un teatro, lo mismo que en salones de baile, fiestas populares, paradas militares, circos y parques. Asimismo, la existencia del piano en varios hogares definió momentos importantes al interior de las familias y en el intercambio de éstas con amigos según los intereses sociales. Es Nueva York una ciudad a la que las oleadas de inmigrantes aportan su folclor.
El siglo XIX, con el triunfo del romanticismo, es escenario de intensas y nuevas relaciones entre la música y la literatura. Para Arias Martà se siente atraÃdo por las deslumbrantes sonoridades. Los conocimientos musicales de Martà fueron, si no los de un profesional, si de un fervoroso oyente.
En este sentido, Sapónov atribuye especial interés a aquellos aspectos del sistema creador de Martà en los que se interpreta de manera original las influencias de la estética romántica con su culto a la música, y la aspiración a sintetizar los elementos del arte musical con la literatura. En su prosa, plantea, el romántico descubre en el conjunto de ruidos del paisaje campesino, un legÃtimo encanto en las leyes musicales.
Un ejemplo de lo anterior lo halla Vitier en tierra cubana, un mes justo antes de caer Martà en Dos RÃos:
La noche bella no deja dormir. Silba el grillo; el lagartijo quiquiquea, y su coro le responde (…) entre los nidos estridentes, oigo la música de la selva, compuesta y suave, como de finÃsimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa, titila y se eleva, siempre sutil y mÃnima –es la mirÃada del son fluido; ¿qué alas rozan las hojas? ¿qué violÃn diminuto, y oleadas de violines, sacan son, y alma, a las hojas? ¿qué danza de almas de hojas?
Para Vitier, la música en el poeta es “sustancia de su propio estilo. Musical en alto grado, tanto como pictórica, fue la palabra de MartÃâ€. Lo describe como al “irreprimible músico de la palabraâ€, que apoyaba su prosa en octosÃlabos y endecasÃlabos.
Otro aspecto relevante para Arias y varias de las voces aupadas en el concierto martiano lo constituyen las cartas a MarÃa Mantilla. En este epistolario las alusiones a la música aparecen en repetidas ocasiones, incitándola a estudiar y tocar el piano. En carta escrita desde alta mar, el 2 de febrero de 1895, identifica a la música como alta expresión del afecto, y define la de su preferencia: «A mi vuelta sabré si me has querido, por la música útil y fina que hayas aprendido para entonces: música que exprese y sienta, no hueca y aparatosa: música en que se vea el pueblo, o todo un hombre, y hombre nuevo y superior.»
A las atenciones por su formación  cultural y humana, la conduce por primera vez a la ópera cuando MarÃa era apenas una adolescente de 12 años. Representaban Carmen, del francés Georges Bizet en la interpretación de Enma Calvé. Se afirma que era vasto el conocimiento que José Martà poseÃa sobre el argumento y los pasajes musicales.
De estos afectos Gonzalo de Quesada extrae algunas conclusiones de las músicas que pudieron interesarle a José MartÃ. Â
Entre las piezas que la niña Mantilla interpretara al piano y que a Martà proporcionaban tanto placer se citan Evening Star de la ópera Tannhauser de Wagner, una Gavotte, de Nebvin, la Rapsodia no.2 de Lizst, y la música de la ópera Carmen, de Bizet.
Por testimonio de MarÃa Mantilla se conoce que a él le gustaba tararear El negro bueno, de Francisco Valdés  RamÃrez.  Se presume debió atraerle que esa guaracha se cantó en el Teatro Villanueva de La Habana, el 22 de enero de 1869, hecho que trasciende hasta unos conocidos versos de MartÃ. Aquella célebre guaracha, cantada en todas partes con más o menos disimulada intención, era una especie de canto de guerra.
Según lo que aportara MarÃa a Gonzalo de Quesada, a Martà le gustaban mucho las danzas y también una pieza de Gonzalo Núñez, La mariposa  y Las campanillitas del cubano Pedro Fuentes.
El Delegado participó en veladas hogareñas de amigos en las que entre otras músicas se conoce se interpretó al piano La borinqueña, danza tÃpica de Puerto Rico, y la canción cubana La bayamesa. Alguien recordó tarareando, los versos iniciales de esa antigua canción del oriente de Cuba:
No recuerdas, gentil bayamesa,/ que tú fuiste mi  sol refulgente…
Al encontrarse en los años de la emigración con destacados músicos cubanos que se encontraban en el exilio, como Ignacio Cervantes, pianista y compositor y uno de los fundadores de la corriente romántica nacional de la música cubana, y con el eminente violinista José White, escribió Martà varios artÃculos en los que expone las ideas sobre el arte de sus coterráneos, sobre la naturaleza del arte musical y sobre la música clásica europea.
Nicolás Ruiz Espadero también mereció la admiración y el entusiasmo de MartÃ. De él dijo que puso en música el gemido del alma cubana, y a veces su majestad y su tormenta. En una crónica publicada en Patria, en mayo de 1892, Martà habla del famoso acto celebrado en los talleres de tabaco de Tampa, en el que tomaron parte Ignacio Cervantes y Rafael DÃaz Albertini
Muchos de los juicios expresados por Martà sobre compositores están vinculados con sus apreciaciones de intérpretes, incluidos numerosos cantantes de ópera italiana y francesa. Para Diana y Rodolfo Sarracino “la opera Ãtalo-francesa, escuchada por Martà tanto en La Habana como en Madrid y México, tuvo mucho peso en los inicios de su formación musical. Sobre los contactos del joven Julián con las funciones operÃsticas en La Habana por la década de los 60, los autores aducen la posibilidad la probabilidad de que las haya presenciado al impulso del preceptor Rafael MarÃa de Mendive.
Martà es testigo de cómo las óperas de Wagner  ganan terreno  en la gran ciudad, incluso imponiéndose a las italianas o francesas. En consecuencia dedica el mayor número de referencias a este compositor. Del concierto sinfónico de fines de mayo de 1882 en Nueva York, encontramos la vivencia de un testigo presencial, particularmente  cuando habla de la ejecución de Los troyanos de Berlioz. Otros músicos, como Brahms aparecen en sus textos. Â
Descubre “las melodÃas inefables†de Chaikovsky. A la música de Schubert le dedica una sutil definición y de Mozart los elogios. Un músico por quien parece haber sentido indudable empatÃa fue el polaco Federico Chopin.  Su “música vÃvidaâ€, con “melodÃas dolientes o rápidas polonesasâ€, lo lleva a pensar  que “solo ama y entiende a Chopin quien le conoce a la música lo más fino y misterioso del almaâ€, esto fue quizás lo último que escribió públicamente sobre un asunto musical, el 26 de enero de 1895. La empatÃa  tenÃa una raÃz extramusical, al ser el compositor polaco un ardiente defensor de la independencia de su patria.
Mientras convierto este libro en relecturas escucho las mismas músicas que el Apóstol. Su fe de vida inunda los silencios. Cada una de estas páginas da la posibilidad de conocerle un poco más. En sus expresiones se ven identificados con la música a los que aman y fundan, para conseguir ese ideal suyo de Cuba como “futura universalidad americanaâ€.
Destrabando la trova I
 Salud pá tus ojos, ashé pa tu herrumbre
que el sol brinde para todos su justa lumbre
 mucha fortuna y salud pido sobretodo en amores
que a golpe de labios tibios me nazcan flores.
(Nelson Valdés)
           Â
Para destrabar la trova no hay manuales. Esencia de la cultura musical cubana los trovadores legan la guitarra y la voz, el pensamiento en sÃntesis de las generaciones. Un paÃs necesita de sus trotamundos, de esos que ensillan las ideas y con furia las cantan, otras veces, con dulzura desenfundan la verdad. Las ideas trascienden los lÃmites y las molduras. Por eso el mundo y sus heridas resultan insuficientes para detenerles. No son estas las RomerÃas de siempre, nada lo es. El set puede ser tu casa, o la mÃa, el teléfono móvil, una Pc, o la TV. La trova se desentiende de obstáculos. Las guitarras levantan sus manos.
TecnologÃa mediante y ganas de sobra se obra el milagro. La cita está pactada casi a las tres. El anfitrión es Eduardo Sosa, trovador en cuyas cualidades musicales habita un hermoso ser humano, lo he dicho ya, vacilador, jocoso de espléndida carcajada, alguien para quien la trova es su casa.
Su quehacer como cantautor, intérprete y gestor de eventos lo lleva por disÃmiles contextos de la geografÃa nacional. Cuando indagué para lo que escribo, esa es mi ventana abierta, sobre las incidencias de esos trasiegos me respondió: Â
«He aprendido muchÃsimo porque tengo un espacio que se llama “Destrabando la Trovaâ€, es, según por quienes llevan las encuestas, uno de los más importantes hoy en las RomerÃas. Suceden entrevistas a camisa quitá, desde Pedro Luis Ferrer hasta Tony Ãvila, Buena Fe, Polito Ibáñez, Willian Vivanco, Raúl Torres. Abogo por el respeto que deben tener las nuevas tecnologÃas para con la posición de las personas. Este espacio ayuda a conocer más a quienes hacen las canciones que yo respeto, quiero y admiro, a confrontar su pensamiento y conocer la persona detrás de las canciones.»
El espacio que comenzó en la Casa de la Cultura holguinera con posterioridad se trasladó al Club Siboney. Otras ediciones de manera excepcional, como el protagonizado por Buena Fe, aconteció en la Casa de la Música.  Este es el quinto año, y acoge en la primera emisión al cienfueguero Nelson Valdés como invitado.
La poética del joven juglar marca un punto de encuentro de la cancionÃstica  con eje al centro de la isla. Su hoja de trovas se habilita desde las entrañas mismas de la Asociación Hermanos SaÃz, presentaciones y premios organizados por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, las ediciones de la Feria del libro en varias provincias cubanas, el Longina, las RomerÃas de Mayo y otras celebraciones donde la guitarra y la voz se entrelazan. Varios fonogramas registran la autenticidad de canciones que se aferran a crecer justo Al sur de mi mochila.
En la opinión de Nelson, las romerÃas son parte de la célula cultural cubana y es imprescindible que se siga haciendo evento tan importante para la creación y el arte joven. El ambiente, el suceso cultural y el protagonismo de casi todas las manifestaciones del arte, es un lujo.
Sus ojos cantan en libertad, confiesa el trovador, las cuerdas van a donde la reina de los mares:
Si alguna vez tú fuiste rÃo, llévame al mar/ si alguna vez tu amor fue mÃo, Yemayá venlo a buscar.
A la interrogante del anfitrión acerca de la relación de Nelson Valdés con la AHS y en particular con la organización del evento  Al sur de mi mochila, el agasajado aportó:
«Al sur de mi mochila es un evento que ha ido creciendo, lleva el tÃtulo de una canción de nuestro emblemático Lázaro GarcÃa, fundador del Movimiento de la Nueva Trova y uno de los hombres más importantes dentro de la canción de autor cubana y cienfueguera. Es un evento que trata de hacer alianzas  entre los jóvenes cantautores y los consagrados. Hemos logrado que sus propuestas lleguen a la comunidad, por los diversos espacios donde se hacen los conciertos y descargas. Pasamos a compartir con la EGREM el centro cultural Julio A. Mella, y eso propició que el festival creciera. Han pasado por cantautores muy importantes, han salido de ese escenario jóvenes para la canción de autor cubana. Es un evento que hoy es puntera dentro de la AHS en Cienfuegos. Es de los que mantienen viva la obra de muchÃsimos amigos, como otros que  hay a lo largo y ancho del paÃs.»
Y es que para salud de la trova en Cuba la parada en Cienfuegos es uno de los eslabones que hoy signan una especie de red de eventos trovadorescos en el paÃs, en su mayorÃa con el protagonismo de la AHS.
Sal a caminar porque el tiempo se nos va casi siempre a indiscreta velocidad, es la segunda invitación musical de la tarde. Quien ahora le escucha sentirá la avidez por otras de sus canciones. Una palabra, santa caricia bastarÃa para borrar todas tus desdichas. El vÃnculo añejo de los trovadores con el panteón afrocubano aparece junto al eros, el deseo por la salud, el retorno de los amores y otras humanas causas:
Si el mar se te alarga junto a Yemayá moja tu camisa/ bastarÃa para borrar todas tus desdichas/ si yo te beso muchacha oye y te devuelvo la risa/ bastarÃa…/ abuelo no, abuelo no, la tarea difÃcil déjesela a Changó/ Santa Bárbara bendita/ la tarea difÃcil déjesela a Changó/ Santa Bárbara bendita …/ la tarea difÃcil déjesela a Changó siete rayos…
Eduardo Sosa reconoce en la obra del amigo una coherencia artÃstica que contra los pronósticos de vivir a kilómetros de la capital, logra una presencia en los medios desde Cienfuegos. Un grupo de proyectos ocupan la creación de Valdés:
«Yo creo que la gente agradece el que hayamos homenajeado a Santiago. Y yo feliz porque pienso que homenajear a quien te ha dejado un legado y que ha sido importante en tu obra pues forma parte de lo mÃnimo que podemos hacer. También hicimos un tema que se llama Querido viejo con los arreglos del maestro Emilio Vega que es un homenaje a Lázaro GarcÃa con la dirección de Omar Leyva; terminamos también con la dirección de Omar un video dedicado a los doscientos años de la ciudad de Cienfuegos que estrenamos en el cumpleaños 201. Ha sido parte de este trabajo en conjunto. Muchos amigos han puesto su mano para apoyar las cosas que a veces se me ocurren y que creo pueden contribuir a aportar un grano de arena a lo que somos y a lo que pretendemos crecer como nación, como paÃs.»
Desde Graciano Gómez, Sindo Garay, MarÃa Teresa Vera, Miguel Matamoros y una amplia representación de trovadores de éstas y sucesivas generaciones le han cantado a la Virgen de la esperanza, mambisa, morena, Imagen Protectora.
Por estos anclajes en el repertorio de la canción cubana y por la trascendencia como sÃmbolo de religiosidad y cultura cubanas, Nelson decidió destrabar la tarde con una canción con remedos vocal-instrumentales de conga que estará en su nuevo fonograma y que a su decir  tiene mucho que ver con tu identidad, las raÃces, porque es una canción que le hice a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de todos los cubanos:
Madre no me lleves a la conga oriental/ mira que después yo no puedo parar/ qué no que yo no voy a mirar/mira que después yo no puedo parar/ piensas demorar mis ojos/ mira que ya se respira tu necesidad de bailar/ sin que nos toque luna, hoy nos compondrá la lluvia/ paso por reÃr atento cuando apareces madre/ (…)
Estribillo. Pero no me lleves a la conga oriental/ mira que después yo no puedo parar.
Un abrazo a Cuba abrió los caminos a las trovas de mayo en RomerÃas, a la trova toda, espÃritu de la nación cubana.
Canciones con retorno: viaje a Ormán
Cuando salà de Manzanillo de nadie me despedÃ. Torrenciales han caÃdo de entonces a estas teclas. No importa, tengo boleto de regreso sin fecha de caducidad. Por estos dÃas en que a uno le da tiempo para hurgar en los recovecos del yo, he vuelto a Manzanillo. Allà desafié kilómetros del malecón con los amigos de guitarras a la espalda, a veces con mi soledad. Confieso que no sobrevivió minuto a mis andanzas. En cada una de las tres visitas gustaba de compartirme entre la Casa de la Trova y la Casa del Joven Creador. A la distancia de una cuadra sus dinámicas de interacción son bien diferentes y la verdad que en ambas encontraba algo para permanecer. Las trovas del bayamés Ormán Cala conectaban uno y otro epicentro, mientras yo descubrÃa la lÃrica por entonces del trovador.
Muchas creaciones del hacedor me habré perdido desde que nos vimos en fechas del Pepe Sánchez varios marzos atrás. Compartà en el espacio teórico algunas de las impresiones que me causó su obra. Ormán trajo consigo a la sala Titón de la Uneac a las protagonistas, sus canciones.
Hoy las escucho desde la memoria sonora; tampoco conservo los mp3, que perecieron cuando una antigua laptop decidió abandonarme sin previas notificaciones. Por eso, borracha de trovar, comparto la fe.
Retrospectiva Canción
La Canción Cubana Contemporánea manifiesta esa heterogeneidad distinguible en la autenticidad que aportan los cantautores de las distintas zonas geográficas del paÃs. Tal es el caso de la obra que desarrolla el trovador Ormán Cala desde la ciudad de Bayamo, en una constante retroalimentación con los códigos más extendidos por la cancionÃstica nacional. En su quehacer distingue una notable influencia de la trova primigenia cubana, especÃficamente de conformación oriental, en lo que sobresalen elementos heredados de los sones, lo que imbrica al influjo también de la guajira, ritmos afrocubanos, incluso la añadidura en ciertos pasajes que van del country al rock, la bossa nova, y la introducción de segmentos rapeados, de modo principal.
Escuchar a Ormán presupone adentrarse en una música que entrelaza tradición y contemporaneidad, capaz de resemantizar temáticas inmortalizadas por el discurso trovadoresco de siempre. El viaje o trasiego trovadoresco, las preocupaciones socioeconómicas, la relación amatoria o el estereotipado espÃritu bohemio se asumen desde una voz individual.
El tratamiento del núcleo Viaje se ancla a un eje central en la lÃrica trovadoresca cubana y en la biografÃa de sus cultores.
Por estos entresijos resalta en la producción de Cala del periodo al que me remite la nostalgia, un texto remisorio a exponentes del entorno trovadoresco y lo sonero como Sindo Garay, Ñico Saquito, Miguel Matamoros y el mismo Compay Segundo. Por supuesto, en el caso del hecho musical cuando solo aludimos al texto/letra y carecemos del texto/música, el acercamiento solo puede ser incompleto. Aun asà asumo el riesgo:
- Oye Fragancia yo sà te quiero
- Pero este tren pá Manzanillo
- me va a robar lo cuerdo
- hay que ir de pie
- que no hay asiento pá sentar las ganas de volver
- Â
- (…)
- Â
- y menos mal que permutaron lo del carnaval
- si no se llena esto de bote en bote
- como concierto de la Original
- no puedo permitir que dudes de mis sentimientos
- que me acuses de la ausencia
- no falta el recelo
- que no piense del desamor.
- Oye Fragancia yo sà te quiero
- si eres mi té de resedá
- mi pastillita pá los nervios
- ay apúrate,
- Longina seductora sà espérame
- sentada en la terminal
- que ahà viene el tren Penélope.
- Â
- Oye Fragancia yo sà te quiero
- Pero este tren pá Manzanillo
- me va a robar lo cuerdo.
- Con el recurso de la intertextualidad, el autor logra recontextualizar los significados de una canción antológica de la trova, Pensamiento, de Rafael Gómez, Teofilito. Si en el texto original la intención primordial consiste en convencer a la mujer interpelada del amor incondicional que ella inspira en el enunciatario, en esta reapropiación, el autor se valdrá de la afirmación original para introducir las adversidades que viaje de por medio se interponen para su realización. En torno a Fragancia se organiza una red de asociaciones que, en lo adelante acogerá a otras figuras femeninas ineludibles de la cancionÃstica.
El viaje resulta motivación recurrente en los textos trovadorescos, evidente herencia de la trova legada por los primeros bardos. Pienso en el recurso viaje como entidad perenne en varios textos del Compay Segundo, tradición textual, sin ingenuidad, asociada a la caracterÃstica trashumante del trovador en sentido genérico,  provocada entre otras causas por la inestabilidad laboral y económica de la mayorÃa. El viaje simboliza entonces para el trovador no la aureola de felicidad y mito edénico con que suele asociársele, sino la vÃa de carácter migratorio para garantizar posibles fuentes de empleo y con ello los ingresos económicos para solventar su vida. En otro sentido también relacionado, el movimiento migratorio encarna la búsqueda y afán por el reconocimiento a la creación, sin que por ello obviemos la dimensión festiva que muchas veces les acompañó.
El viaje como motivación, asà como la alusión a sitios tales como poblados, ciudades, playas, calles o barrios figuran entre los tratamientos predominantes en las rutas trazadas por la lÃrica de varios de los trovasoneros de la primera mitad del siglo XX cubano. En el abordaje de la temática destaca Francisco Repilado.
Las canciones Pasaje para HolguÃn, Ahora me da pena, Balcón de Santiago, Se secó el arroyito, Chicharrones –canto al popular barrio de la ciudad santiaguera– y por supuesto, la sÃntesis sociomusical planteada por el Chan Chan, singularizan la relevancia del tópico Viaje, que en sentido polisémico se instituye en la obra Compaisera.
Al decir de Danilo Orozco (2010) el Chan Chan se reinserta, recontextualiza y resignifica en el contexto de las andanzas festivas y amorosas del Compay, quien de joven recorrÃa en tren una conocida trayectoria de poblados y zonas urbano-rurales orientales. La trayectoria seguida por este viaje señala zonas donde las expresiones bailables, los intercambios, la sicologÃa de relaciones, los modos ingeniosos del decir, forjan profundas tradiciones y expresiones populares de las que se nutre el autor.
En el texto perteneciente a la autorÃa de Ormán es posible encontrar, en su estructura significativa, varios guiños respecto a esta tradición temática comentada al vuelo, en lo que texto y acompañamiento musical conforman una unidad indisoluble en la idea de este otro recorrido ferroviario.
En este nuevo pasaje dentro de la cancionÃstica cubana no debe obviarse la importancia de la ciudad de Manzanillo para el desarrollo del género trovadoresco desde sus orÃgenes a la actualidad. En esta zona oriental no sólo tuvieron un importante devenir las trovas decimonónicas y las correspondientes a las primeras décadas de la siguiente centuria, sino que también fue aquà donde se celebrarÃa el Primer Encuentro Nacional de Jóvenes Trovadores, en 1972. En la actualidad cuenta Manzanillo con la Casa de la Trova Jaime Benemelis; una calle después se encuentra la sede de la AHS, sitio al que concurren los más jóvenes exponentes que defienden este quehacer.
Aunque la mayorÃa de los trovadores hoy pertenecen a algún catálogo de agencia o empresa de la música, lo que en la condición de músico subvencionado o a rendimiento, debe generarles fuentes de empleo, el motivo viaje persiste en sus canciones como rasgo definitorio del modo de vida trovadoresco. Traslado mediante los juglares del presente buscan en algunos casos mejores propuestas de trabajo y promoción, otras veces la participación en la red de festivales de la trova en el paÃs les garantiza una mayor promoción a su obra y el intercambio con otros cultores.
El recorrido que hacemos junto al trovador suma a su connotación sociológica la exploración en el paisaje urbano de la cotidianidad en el ir y venir de pasajeros entre una y otra ciudad (Bayamo/Manzanillo). Aunque hay otros medios de transporte, ha sido la vÃa del tren una costumbre ya arraigada en la provincia Granma. Coches y trenes en la provincia Granma, y en especial ciudades como Bayamo y Manzanillo, forman parte indisoluble de su identidad local, tradiciones arraigadas a procesos históricos. Ejemplo de su trascendencia la encontramos en una pieza antológica de la autorÃa de Adalberto Ãlvarez, A Bayamo en Coche, popularizada con gran éxito nacional e internacional por el conjunto Son 14 y luego retomada por Adalberto Ãlvarez y su Son, amén de las versiones que ha propiciado. Coches y trenes permanecen interconectados en estas ciudades y en derredor de ellos se organizan no sólo costumbres e idiosincrasia, sino también redes socioeconómicas.
Los contratiempos del viaje musicalizado se sustentan en estrategias argumentativas alusivas a elementos del entorno vivencial de ambas ciudades. No sólo acude a remisiones ambientales del viaje manejadas por todos los conocedores de esta vÃa de transportación, llamada por algunos sobre todo en el declive del pasado siglo como “el tren lecheroâ€. Por entonces y después fue una de las formas más habituales de ida y vuelta entre varias ciudades del paÃs.
La travesÃa apela además a códigos culturales propios e identitarios de las regiones Bayamo y Manzanillo, como resulta de la referencia a las festividades carnavalescas, hecho cultural de gran connotación en varias provincias del paÃs y sobre todo, las orientales.  La remisión al evento festivo en el texto incluirá a su vez el tratamiento de otros tópicos de relevancia local.
Resulta significativa la remisión a La Original, lo que en sà presupone el uso de términos de significación local y nacional. El autor interpela el conocimiento del oyente-público nacional que reconoce de inmediato la alusión a la popular agrupación. La frase podrÃa resultar vacÃa para un escucha foráneo poco relacionado con el ámbito musical cubano.
Estos usos discursivos por el autor son comprensibles si apelamos al criterio que él mismo ofreciera en entrevista a Danny González (2010) para este mismo sitio, donde a las interrogantes sobre qué motivaciones encuentra para componer, y la decodificación relacionada con su entorno de origen por parte de sus escuchas, respondió:
Escribo sobre lo cotidiano y el amor, partiendo de mis propias vivencias o las de otras personas. Pretendo reflejar en mis canciones las luces y sombras del contexto social que me envuelve.
                                                          (…)
Quien conozca los entresijos de nuestra idiosincrasia, el modo de hablar, y el enorme peso histórico que nos acompaña, podrá descubrir que son canciones hechas en Bayamo. Cada imagen que se desprende de mis versos  responde a patrones muy particulares de este lugar.
La pieza transcurre entre los tonos jocosos y la ironÃa, elementos presentes en la identidad cubana, lo que no invalida la intencionalidad del texto por abordar las connotaciones sociológicas hasta aquà enunciadas, lo cual se complementa en la fusión texto-música, donde la guitarra asume el protagónico en el afán de recrear sonoramente la noción del viaje en tren.
Quiero que la despedida de este breve trasiego concluya sobre dos ruedas. Si de rutas se trata hay en la cancionÃstica del trovador un decenio atrás, otro texto, mucho más breve pero igualmente significativo en el imaginario no sólo granmense, sino cubano. Y es cuando el discurso del trovador trasmuta el sÃmbolo tren por el de la bicicleta, cuyos significados hallan su referencia en la realidad cubana fundamentalmente de los noventa:
- Se te ha escapado el aire y ya hace tiempo
- que has perdido el color
- y te hundes en el fondo de la soledad
- hoy habita tu fantasma en la ciudad
- el tiempo que se pierde sin llegar
- hoy sacudo telarañas de tu silencio
- en mi portal
- en tu portal
- mi bicicleta china.
El signo bicicleta comunica toda una red de asociaciones y situaciones cotidianas, en tanto recrea un importante periodo dentro de la historia social cubana, etapa en que, entre otros renglones, se recrudecieron los problemas de la transportación urbana, y la bicicleta fue sumamente usada como medio de transporte alternativo por parte considerable de la población. Abundó el llamado modelo “bicicleta chinaâ€, de importación, que en un primer momento fuera entregada en los centros de trabajo a algunos trabajadores para facilitar el traslado desde sus domicilios a sus centros laborales. El tema remite con cierta nostalgia a un pasado de vicisitudes.
La canción de Ormán Cala devuelve una sÃntesis de procesos entre lo más genuino de la música cubana no sólo en cuanto a elementos formales del entorno sonoro, sino a la savia de recontextualizar asuntos y motivos conformadores de la identidad cubana y local-provincial, siempre presentes en el discurso de trovadores y soneros. A lo anterior Ormán añade elementos musicales foráneos, todo de conformidad con sus propios y peculiares recursos comunicativos al momento de trasladarlos a su público.
P.D: Mi amigo, cuando leas estos teclasos seguramente coincidirás en que debo actualizarme con respecto a tus creaciones. Nos debemos café, guitarra mediante. ¿Manzanillo, Santiago o el Messenger?
Raúl Prieto entre la trova y el rock
Raúl Prieto asegura que es esencialmente un cantautor que se mueve entre la trova y el rock, aunque se siente cercano a géneros como el pop rock, la balada, el bolero, el son… Su obra viene a ser el resultado de múltiples referencias: “Trato de interactuar con todos estos géneros, defendiendo determinados valores estéticos, un cuidado por las letras, las armonÃasâ€. Por eso asegura que su “música no es necesariamente trovadoresca al estilo de los viejos juglaresâ€, aunque durante varios años se trasladara desde su natal Báguanos con el instrumento al hombro, interpretando sus temas a guitarra limpia.
Este año Raúl Prieto celebra su aniversario 41 de vida artÃstica, pues marca el inicio de su carrera con la entrada al Movimiento de la Nueva Trova, en 1979, con el grupo Latinoamérica. Surgida después de un concierto de Silvio RodrÃguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, en Casa de Las Américas, en 1968, y constituida en Manzanillo, en diciembre de 1972, la Nueva Trova tenÃa entonces varios exponentes en HolguÃn: Ramiro Gutiérrez, AramÃs Mojena, Yaguajay… “En 1979 yo estaba en noveno grado y tocábamos música folclórica latinoamericana, desde Báguanos, un municipio con un potencial fuerte en la trova, aunque también hacÃamos temas de la Nueva Trova y algo de sonâ€.
“Estando en Latinoamérica formé parte de un grupo de pop rock llamado Kontakt, perteneciente al movimiento de aficionados, que tributarÃa después a la entonces Brigada Hermanos SaÃz. Tocábamos esencialmente rock: Aguas claras, The Beatles, The Rolling Stones… Ahà no creábamos una obra propia, era más músico que cantautorâ€, dice.
“Al lado de mi casa en Báguanos vivÃa un marinero y crecà escuchando a Queen, The Beatles, The Rolling Stones, The Jackson 5, y de esa música es imposible no influenciarse. Además, parte de la trova tradicional cubana: Sindo Garay, Manuel Corona; la Nueva Trova desde el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic para acá, principalmente Silvio, Pablo, Carlos Varela y Santiago Feliú, que me han influido mucho. Y Fito Páez, Miguel RÃos, VÃctor Manuel, Joan Manuel Serrat, JoaquÃn Sabina, Queen, Toto, Tierra, Viento y Fuego; la generación de los 80, que realmente marcó la vida de muchos músicos. Me gusta también la música clásica, y los temas de Alejandro Sanzâ€.
Otro giro en su carrera llegarÃa con la fundación en 1986 de la Asociación Hermanos SaÃz que agrupó a jóvenes escritores, artistas y promotores. Además, se vinculó al surgimiento en HolguÃn de las RomerÃas de Mayo, Festival Mundial de las Juventudes ArtÃsticas.
“Cuando empecé a componer me movà más por la trova, pero siempre tuve el incentivo de crear un grupo musicalâ€, asegura el autor de temas como “Sin tanta filosofÃaâ€, “Para darte másâ€, “A esta horaâ€, “En las alturas de la tardeâ€, “Capitán en tierra†y “Un disparo de amorâ€. Por eso, entrado el nuevo milenio, crea “Raúl Prieto y su grupoâ€, su agrupación acompañante profesional que pertenece a la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos “Faustino Oramasâ€. “Estamos cumpliendo 20 añosâ€, subraya, y destaca que su hijo, Raulito Prieto, excelente bajista y uno de los jóvenes representantes de la trova en la ciudad, está al frente de la dirección musical del mismo, “compuesto principalmente por piano, teclado, baterÃa, bajo, guitarra eléctrica, guitarra electroacústica, coro, percusión menor y trompetaâ€, añade.
Además de la música, Raúl Prieto se ha desempeñado como constante promotor de la trova: “He centrado mi trabajo en los últimos años en el desarrollo de peñas destinadas a proteger y promover la nueva trova cubana, con un poco de énfasis en el trabajo de los jóvenes. Siempre he tenido como inquietud abrirle espacio a las nuevas generacionesâ€.
En el Hotel Brisas Guardalavaca, con el dramaturgo Carlos Jesús GarcÃa, realizó la peña “De John Lennon a la trova cubanaâ€, “en la que querÃamos mostrar la herencia de The Beatles en la música cubana, pues muchos trovadores tenemos influencia de ellos, de Bob Dylanâ€. ProtagonizarÃa, además, “Tocando fondoâ€, en el patio de la Empresa de la Música, y “A esta horaâ€, espacio caracterÃstico en la Casa de la Trova “Faustino Oramasâ€.
A partir de esta peña, fundada en 2006, nacerÃa su primer disco: A esta hora, licenciado por Bis Music en 2008. “Es un disco bien variado, que tiene trova, son, bolero, rock… Ahora acabo de grabar mi segunda producción, que será patentada por la Egrem: Rostro de nadie. Es un disco con una sonoridad mucho más amplia, un formato de agrupación grande, pues contiene baladas, boleros, algo de flamenco, country…â€, asegura.
Ahora sus empeños están encaminados al desarrollo de la Feria de los Trovadores, “una especie de cofradÃa, un gremio que incluye a trovadores de las nuevas generaciones. Asà surgió la Feria: una plataforma donde podemos interactuar todos los trovadores, con una agrupación que funciona como el Grupo de Experimentación y acompaña a todos los artistas, para que puedan tener la posibilidad de enriquecer su espectro armónico, darse a conocer desde el inicio con una propuesta musical más amplia. Pusimos mi grupo en función de eso y empezamos a llamar a los creadores que profesionalmente estaban en la Empresa de la Música con la idea de que se fueran sumandoâ€.
La Feria, realizada por la Dirección Provincial de Cultura de HolguÃn, “que la ha sostenido de forma ininterrumpida, con crecesâ€, y con el apoyo de otras instituciones, ha consolidado espacios en El Callejón de los Milagros, del Complejo Cultural Plaza de La Marqueta, la Casa de la Trova “Faustino Oramasâ€, de Artex, y el Ãlbum-Café “El Chorritoâ€, de la Egrem, donde trovadores como Fernando Cabreja, Manuel Leandro Ibarra, Lainier Verdecia, Raulito Prieto, y Tony Fuentes, intercambian con un público cada vez más creciente. La Feria realizó, además, el concurso para trovadores noveles “Para una imaginaria MarÃa del Carmenâ€, ganado en esa ocasión por Oscar Sánchez.
La Feria, añade Raúl Prieto, quien es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, “ha sido una especie de cantera, una plataforma interactiva para darles la posibilidad a los jóvenes y además, retroalimentarnos con las nuevas tendencias, porque creo que quien no se sume a las nuevas generaciones y a las tendencias contemporáneas, retrocede. Uno mantiene su estilo, su escencia, su concepto, pero aprendeâ€.
Mientras espera la salida al mercado por la Egrem de su disco Rostro de nadie, Raúl Prieto explota su lÃnea de autor, escribiendo para varias voces interesadas en interpretar sus textos. Además, ve elevarse a sus hijos, también en el mundo del arte, y se sabe un cantautor –además de un creador tremendamente sencillo y talentoso– que desde la trova y las raÃces encuentra amplios horizontes donde crecer como músico.
Cuando el rÃo suena piedras no siempre trae
Cuando el tiempo haga de las suyas, los registros históricos anotarán que la edición del Festival de la Trova Pepe Sánchez, correspondiente al 2020, aconteció del 18 al 22 de marzo.
Sin embargo, me atrevo a asegurar que su celebración primera acaeció en horas de la mañana el pasado 28 de febrero. Cuando finalizaban los ensayos previos a la gala por el aniversario 60 del Conservatorio Esteban Salas, y el plantel era todo jolgorio al calor de los acordes de la Orquesta Sinfónica Juvenil y sus invitados, desembarcaron en el Salón Principal ciertos personajes.
Este año, entre otras dedicatorias, el “Pepe Sánchez†rendirá tributo a la obra del juglar santiaguero Alejandro Almenares, quien en compañÃa de troveros como Gabino Jardines, Coralito y el vocalista Tony Rondón, desde hace algunas semanas desarrollan talleres trovadorescos en la institución de la enseñanza artÃstica. Pues el referido viernes tuvo la particularidad de que a los creadores mencionados se unieran el trovador Eduardo Sosa y el viceministro de cultura Abel Acosta.Â
El primero con la jovialidad que le es inherente declaró que se presentaba en calidad de aprendiz de los maestros santiagueros que prestigiaban el espacio, y también de los propios estudiantes a partir de la formación académica a la que tienen acceso. En tanto Acosta, desde su anterior experiencia como presidente del Instituto Cubano de la Música mantiene un estrecho vÃnculo con la enseñanza artÃstica, y de modo especial con el “Esteban Salasâ€. Los que son cercanos a la cultura desde lo institucional conocen la obsesión de Abel por el entorno musical cubano.
Que la trova trascienda los lÃmites que imponen los festivales y otros calendarios es el empeño de Eduardo Sosa y otros hacedores por estas tierras. No siempre se logra, ya sabemos que las festividades obedecen más bien a sets que con mayor o menor alcance de una a otra edición, tras su conclusión, como el eco diluyen sus efectos. La Casa de la Trova ha de ser la catedral de esta sapiencia musical de origen popular lo mismo para entendidos, estudiantes que amantes de dicha musicalidad. ¿Dónde podrÃan aprender mejor materia los educandos de música que entre sus salones y sus protagonistas? No hay que aguardar porque llegue algún “descubridor†para reconocernos en esas joyas cotidianas que habitan la gran Casa y nuestras calles. Por eso ningún escenario tan propicio como el Conservatorio para trazar caminos de doble vÃa entre lo popular y la academia o a la inversa.
Fue una clase magistral, es cierto, eso sÃ, desde el lenguaje jocoso de los trovasoneros que en su modestia atesoran una fonoteca errante. Y no lo digo porque por ejemplo Almenares y Coralito atesoren tantas canciones como años y el tiempo de vida fuera patente de corso. Lo digo porque ellos y otros muchos son historia viva de la música cubana sin hipérboles que valgan.
Eduardo es el sobrino consentido de todos los viejucos, y primo hermano de los más jóvenes como el trovador y sonero vocalista Tony Rondón. Mutuamente se enorgullecen y se reconocen los unos en los otros. Sosa aprovecha el momento para incluir el relato de cómo se inició en las andanzas trovadorescas cuando siendo apenas un muchacho estudiante de la Vocacional se escapaba a la Casona de Heredia para nutrirse en la savia. En lo personal admiro la forma en que el trovador ha creado alianzas profundas entre su hacer y la historia musical. Creo que ya lo dije en otro momento; el creador se alió al maestro Lino Betancourt y supo hallar en sus conocimientos buena cobija. Por eso Eduardo, asistido por su formación pedagógica, a pocos segundos de su presencia tiene al estudiantado, el claustro y artistas concurrentes sumergidos en un capÃtulo de la Historia de Cuba.
Toman la escena Francisco del Castillo, Carlos Manuel de Céspedes, José Fornaris en la noche del 27 de marzo de 1851 cuando dedican a Luz Vázquez la canción La bayamesa. La lección remite al contexto sociohistórico con matices de anécdota y una comunicación cercana a los jóvenes, quienes en más de una ocasión acompañaron el proceso de aprendizaje con sonrisas y ovaciones. Adriana del Castillo, portadora de la bandera cubana en las tropas de Céspedes, emergió también en el coloquio. De inmediato la voz y guitarra sellaron la página en la evocación cantor.
Entre corales emergió un clásico de la trova cubana, Perla Marina. Muchos músicos en Cuba incluyen la pieza en su repertorio, mas la particularidad propuesta por Sosa es que Alejandro Almenares la interpreta a la usanza musical de Sindo Garay, pues siendo muy joven tuvo la oportunidad de conocer al decano trovador. El discÃpulo se vale de la ocasión para explicar la estructura músico-poética de las primeras piezas trovadorescas. Alumno y maestro exponen cuestiones técnicas inherentes a la armonÃa de este cancionero y el rol de la primera y segunda voz, asà como sus particularidades en intérpretes de la región oriental.
Por su parte Tony Rondón dialogó en torno a las dinámicas que se generaban alrededor de las denominadas descargas y lo trajo a contexto. Ilustró una modalidad casi en desuso, la confluencia de dos duetos de voces y guitarras en la misma interpretación. Asà se unieron en Cajón de muerto, otro referente de la trova primera santiaguera, los dúos compuestos por Coralito y Almenares y el propio Tony junto a Gabino. Este momento en particular ofreció toda una lección de campo de la historia de la música. En el caso especÃfico de Rondón es uno de esos vocalistas que bien encarna la simbiosis del sonero-trovador tan usual en Santiago de Cuba como núcleo geocultural. Esas distinciones fueron comprobables en la interpretación realizada al tema A una coqueta, de la firma de Manuel Corona.
El autor de Retoño del monte y muchas hermosas canciones conversó acerca de la necesidad de despojar lo trovadoresco del encasillamiento como banda de momentos lúgubres y conmemoraciones luctuosas. Si bien la trova cubana protagoniza desde nuestras gestas de independencia hasta la construcción del presente cubano, integra un amplio diapasón temático. Más que un género, para Eduardo el trovar brinda la posibilidad de asumir una actitud y una forma de entender la Canción desde diferenciados postulados estéticos que reclaman de cantautores, intérpretes y receptores un caudal de información. Es la trova entonces un espacio de oposición al facilismo discursivo que proponen otras espacies sonoras. Significa el decir trovadoresco una gama de oportunidades para el regocijo espiritual.
Compay confieso que a mà la trova no me gusta, a mà la trova me encanta. Razón por la que, lo mismo que aprendiz en el taller, aproveché cada una de las enseñanzas. Esta sección matutina concluyó con la descarga a son de trovadores y sinfónica juvenil de una pieza emblemática del repertorio Sosiano, A mà me gusta, Compay. Anécdota mediante, de paso nos enteramos cuáles fueron las vivencias profesionales en ámbitos internacionales que propiciaron los motivos para la creación.
Minutos después Abel Acosta protagonizó el taller impartido a estudiantes de guitarra y Tres de los niveles elemental y medio de la enseñanza musical. Entonces el músico que le habita dio golpe de guitarra. Acosta escuchó el desempeño de cada uno de los jóvenes instrumentistas en formación. Elogió a quienes alcanzan ya un alto nivel técnico-interpretativo y realizó sugerencias en aquellos aspectos necesarios. Cuando la pasión le desbordó él mismo empuñó ambos instrumentos con el fin de ilustrar las exhortaciones. Importantes autores del repertorio para guitarra clásica latinoamericana ocuparon esta sección. Y entre los aspectos más interesantes vale resaltar el cómo a través de elementos históricos conceptuales se comprende los modos en que se difuminan los ámbitos académico y popular y más bien cada uno incide en el otro.
En lo particular debo expresar mi deseo de que en un futuro cercano fructifique en Santiago de Cuba la creación del nivel medio para la enseñanza del Tres. En la actualidad los egresados del nivel elemental deben continuar sus estudios en las ciudades de Guantánamo o Las Tunas. Con el cariño y respeto que ambas urbes merecen por su desarrollo artÃstico-cultural, creo que con el Tres los santiagueros tenemos esa asignatura pendiente. Hace poco dediqué mis teclas al monumento al Tresero y me resisto a conformarme con la idea del herrero y su domicilio. La Escuela Vocacional de Arte cuenta con el nivel elemental de este instrumento vital en nuestras trovas y sones. En estos momentos el músico Radamés González funge como profesor de dicha esfera, a la par que se recibe asesorÃa de personal especializado procedente de Las Tunas, lo cual habla de una importante gestión. Aun asÃ, el Tres clama por su continuidad en la formación de profesionales en el territorio.
Llegado a este punto creo que lo medular no reside en si una celebración comienza tal o más cual dÃa. Lo valeroso será que cada jornada, por cotidiana que parezca, se revierta en 24 horas de aprendizaje. Ojalá y la buena música toda sea una celebración constante de nuestras esencias cubanas. Por lo pronto les aseguro que los del “Esteban Salas†llevan altas cuotas en ello.
iBauticémonos con Aguas de Marzo!
Hace muy poco supe de estas dos muchachas que conjugan el laúd y la guitarra para alegramos la vida. SofÃa Pedrera y Patricia DÃaz Mora se unieron con el fin de explorar nuevas melodÃas, salpicar espacios de espiritualidad y dulces melodÃas. De La Habana y amantes de la música, Aguas de Marzo trabaja para insertarse en el panorama artÃstico cubano con delicadeza y sin pedir permiso.
¿Cuándo surge la idea de crear Aguas de marzo y lograr la conversación de dos instrumentos melódicos que muchas veces fungen como acompañantes?
SP: La idea surgió en nuestro segundo año en el ISA, debido a la amistad q nos une. Un dÃa experimentando con los instrumentos, nos dimos cuenta que la sonoridad que se lograba era muy agradable y que se le podrÃa sacar provecho. Este es un formato que ya se ha visto antes pero que no es muy común y lo estábamos descubriendo personalmente en ese momento.
PD: La idea inicial fue hacer arreglos de canciones de la trova cubana y latinoamericana, para este formato. Y gentilmente un amigo compositor, Noel Gutiérrez nos hizo nuestro primer arreglo de Alfonsina y el mar.
Ahora son solo dos con laúd y guitarra. ¿Hay posibilidad que ese formato cambie en busca de nuevas experimentaciones? ¿Prefieren que solo el laúd y la guitarra lleven el hilo musical que las mueve?
SP: Por lo pronto el formato original lo queremos mantener, pero hemos colaborado con otros artistas, por ejemplo, montando obras con otros instrumentos como el tres, y otra laudista. Además nos encantarÃa que eso siguiera sucediendo.
PD: En nuestro repertorio además combinamos obras solo para laúd y guitarra con obras que llevan voz y percusión. La voz y la percusión la hacemos nosotras mismas, apoyándonos en las cajas de madera de ambos instrumentos. Pero si un dÃa necesitamos la colaboración de cualquier otro instrumento, estamos abiertas a hacerlo y lo disfrutamos mucho.
¿Qué grupos, tendencias musicales influencian a Aguas de marzo? ¿Cómo es el proceso creativo del grupo?
PD: Lo del nombre surge como un juego de palabras, dado que comenzamos el proyecto de manera seria en marzo del 2018 y nuestras primeras obras tenÃan algo referente al agua en el tÃtulo: Alfonsina y el mar, Agua de beber y Agua y vino. Y al mismo tiempo hacemos referencia a una de las obras más icónicas del repertorio brasileño y latinoamericano.
Nuestras influencias vienen de la trova cubana y la canción latinoamericana, como por ejemplo Tom Jobim de Brasil, los temas emblemáticos cantados por Mercedes Sosa, también los tangos de Astor Piazzolla, y por supuesto en Cuba a Sindo Garay, Pepe Ordás, Silvio RodrÃguez, Liuba MarÃa Hevia, Pedro Luis Ferrer y toda la trova en general. También nos llama la atención la música afrocubana y cómo podemos explotar al máximo las posibilidades de los instrumentos en este sentido, asà como las voces.
¿Han pensado en la posibilidad de componer sus propias canciones? ¿Cuál es el propósito en cuanto a lo conceptual de Aguas de Marzo? ¿Qué debe tener un tema para que ustedes le pongan música y voz?
PD: En cuanto a componer nuestras propias obras y canciones, sà lo tenemos como una posibilidad, aunque aún no lo hemos intentado. Creemos que defender una obra original y propia es muy importante y puede ser una nueva vertiente artÃstica en el futuro.
SP: Nosotros somos un formato relativamente joven en cuanto a tiempo de trabajo. Creo que estamos en ese proceso de descubrimiento de un concepto o una estética propia. Pero por lo pronto, nuestro trabajo está encaminado en la cancionÃstica, lo trovadoresco, la musica cubana, y dentro de esta, explorando sonoridades afrocubanas. Estamos abiertas a la creatividad, por ejemplo tenemos un amigo que nos acaba de regalar una obra inédita para el formato que podrÃa decirse que roza lo minimalista y el impresionismo. Creo que lo fundamental está en la sonoridad y en respetar las posibilidades del instrumento. El trabajo del artista evoluciona, y seguramente el nuestro no será la excepción.
¿Consideran que existe una promoción que favorezca la inserción de Grupos como Aguas de Marzo en los principales espacios culturales y medios de comunicación del paÃs? ¿Deben nadar contracorriente o el panorama es favorable?
SP: Creo que hay posibilidades. Estemos claros de que eso siempre ha dependido también de la habilidad que tenga el artista de buscar siempre una oportunidad de promocionar su arte. Pero sÃ, llegan ofertas, sobre todo gracias a organizaciones como la AHS que busca espacios para la promoción de jóvenes artistas que comienzan. La AHS promueve becas, como El Reino de este Mundo que te da la posibilidad de grabar un disco.
Los amigos ya asentados y con más experiencia en este mundo ayudan. Te brindan la posibilidad de presentarte. Aunque toques una o dos piezas, ya te vas dando a conocer y eso es fundamental.
¿Por qué el nombre Aguas de marzo?
PD: Lo del nombre surge como un juego de palabras, dado que comenzamos el proyecto de manera seria en marzo de 2018. Nuestras primeras obras tenÃan algo referente al agua en el tÃtulo: Alfonsina y el mar, Agua de beber y Agua y vino. Y al mismo tiempo hacemos referencia a una de las obras más icónicas del repertorio brasileño y latinoamericano.
¿Hay posibilidad entonces de que tengan su primer álbum en cualquier momento?
SP: Una de las posibilidades que ofrece la AHS es la beca de creación El Reino de este Mundo, a la que estamos pensando postular nuestro trabajo. Y uno de los reconocimientos que ofrece esta beca es la de grabar un disco. En todo caso, es una idea que ya va rondando nuestra mente y nos estamos proyectando.
Además de grabar un disco ¿Que otras perspectivas tienen para el futuro?
PD: Pues lo que más nos urge es poder profesionalizar el proyecto, una vez que nos hayamos graduado del ISA. Y por lo demás, sumar a nuevos amigos compositores a que colaboren con nosotras para ampliar nuestro repertorio y poder visualizar más nuestro trabajo.
Grisel Gómez o Gracias a la vida
La pantalla chica, la radio y los SMS con urgencia van tras las nuevas voces. ¡Qué lástima!, Grisel Gómez no es un suceso mediático.
Muchos la reconocen aún como uno de los rostros-voces del Orfeón Santiago. Llevan razón, no es fácil prescindir del reto que impuso su interpretación en El Castigador, o negar las Gracias a la vida junto a ella sin conmocionarse. TenÃa 17 años cuando esta casa le abrió sus puertas, y por varios años fue una de sus habitantes esenciales.
Desde hace algún tiempo se nos presenta como intérprete solista que no necesitan adjetivos.
Baste decir que en sà misma viven Alfonsina y el Mar, Perla Marina, Rabo de Nube, Nostalgia, Contigo en la Distancia… para comprenderlo. Las esencias de esta cancionÃstica le resultan propias, tanto como un José Antonio Méndez, Portillo de la Luz hasta una Blanca Rosa Gil, solo por nombrar zonas de su amplio repertorio.
Desde su temprano entorno de vida la cancionÃstica le escogió. En su natal San Luis inició su formación musical de la mano del maestro Félix Varela, único instructor en este arte por aquella etapa. Heredero de sonoridades centenarias de la zona suroriental, aglutinó un movimiento coral encaminado al trabajo con aficionados. Es asà como Grisel recibe la formación coral para niños.
A Anselmo Lainati, cantor fundador del Orfeón y amante de la trova debe sus estancias casi diarias en la Casa “Pepe Sánchezâ€, y las conversaciones con Lino Betancourt. Tal vez por esa especie de ciudadanÃa trovera, tras el deceso de la también santiaguera Eva Griñán en 2013, el guitarrista Gabino Jardines la escoge como continuadora del dúo integrado por la voz y las seis cuerdas. Si bien Grisel asume algunos de los temas interpretados por el dueto precedente, me confiesa que prefiere respetar otras zonas que considera “muy a lo Evaâ€.
De la valÃa de su trayectoria interpretativa dan fe además sus presentaciones en varios sitios emblemáticos de la ciudad, ya bien en la bohemia nocturna o en los más notables momentos de la vida artÃstico-cultural santiaguera, la presencia de la cancionera es un hecho habitual.
Su voz aparece registrada en varias compilaciones y fonogramas que aúpan a varios intérpretes de esta tierra en producciones de la EGREM o Bis Music, pero la verdad es que el suceso Grisel amerita más de una producción donde aflore la grandeza de su individual manera de hacer la canción.
Mientras esa oportunidad demora, en fechas recientes la Gómez se avezó en una producción discográfica de las llamadas “independientesâ€, en una suerte de sÃntesis de la visión de su ciudad. Para quienes tengan la oportunidad de escucharla, será el momento para encontrarnos con Daniel Castillo, Sindo Garay, Ãngel Almenares, entre la variada propuesta, a la que sólo escapó el deseo de interpretar un guaguancó.
El tresero, Matamoros y yo: juez y parte
A Santiago de Cuba le son inherentes la trova y el son, y no porque quiera presentarles una postal de sol y playa, tabaco y ron, sino porque en verdad ambos modos trascienden los elementos musicales para anclarse en las diversas maneras que encuentra la identidad cultural para expresarse. Y no se trata solo de hallar la trova y el son en sus formas auténticas o primigenias, porque ello significarÃa la negación de la vida misma.
Las trovas y sones llegan a hibridarse con las corrientes musicales contemporáneas más inusitadas, ya en el joven trovador de la guitarra, que en formatos como trÃos, septetos y agrupaciones de la llamada música tradicional y popular, que en la música realizada por los coros profesionales, la Orquesta Sinfónica y agrupaciones de cámara en el territorio y hasta en los códigos absorbidos en recreaciones por los sonidos de ordenador.
A las anteriores se unen las lamentables interpretaciones que en algunas instituciones del turismo y la cultura artÃstica se realizan en ocasiones a piezas sublimes de nuestra cultura musical, las que convierten en lugares comunes y transportaciones despelucadas importantes composiciones.
Sin pretensiones de añorar un pretérito presuntamente mejor, de lo que sà no tengo dudas es de la incidencia de ese pasado en nuestra actualidad musical, a sapiencia o no –y hasta negaciones–  de creadores, instituciones y públicos.
Por eso y a propósito que se acercan dÃas de celebraciones trovasoneras por estos lares, se me antoja hablar de rostros y figuras simbólicas inmortalizados por las artes monumentales citadinas, en la intención de que sean entre nosotros actores de siempre.
Monumento al Tres
En el parque Aguilera, con ubicación en la calle Reloj entre Enramadas y Aguilera, y justo frente a la Sala de Conciertos Dolores –institución que enlaza importantes zonas de la creación musical en la urbe– se halla el emplazamiento del monumento al Tres, instrumento declarado Patrimonio Cultural de la Nación.
En el entorno que lo circunda se observa un predominio de construcciones eclécticas, art decó, racionalistas, apareciendo también algunas cuyos orÃgenes se remontan a la etapa colonial, edificios de balconajes, de corredor y algunos que sobrepasan los dos niveles de altura, conviviendo unos junto a otros en estrecha simbiosis.
La escultura en bronce se dedica a inmortalizar la impronta del Tres en la identidad musical cubana. Su emplazamiento en la ciudad santiaguera responde a la consideración de esta como reserva musical de la nación y asentamiento de la génesis de varias expresiones musicales de la Isla. Tal como expresara en algún momento el maestro Félix Valera Miranda sobre el de las seis cuerdas, se trata de un “instrumento idóneo para hacer el son, porque a pesar de ser melódico, es rÃtmico y sirve para acentuar lo sonero, además de ser una de las primeras raÃces instrumentales de éste y otros géneros.â€
La pieza representa a un tresero en la interpretación del cordófono. El ejecutante anónimo, a tamaño natural, hace uso del instrumento como sÃntesis de los treseros de Cuba. Con realización en los talleres de la Fundación Caguayo, obra del destacado exponente de la escultura monumentaria y las artes visuales, el santiaguero Alberto Lescay Merencio, la representación se caracteriza por lÃneas circundantes y ascendencia expresionista, que remedan los sonidos intimistas que el instrumento sugieren a su autor.
Alberto Lescay además de su actividad creadora en la plástica, es un propulsor de los valores musicales en el terruño. En otros momentos realicé mención a su labor y empeño para la creación del Iris Jazz Club en Santiago de Cuba. Ha unido su expresión artÃstica en varias oportunidades a las interpretaciones musicales de Albertico Lescay, y otros músicos durante las varias celebraciones de dicha expresión musical en la provincia. En torno a sà se nuclean diferentes exponentes de las artes visuales que suman sus decires al concierto cultural.Â
La edición del Jazz Plaza 2019 contó con una obra de su autorÃa que ilustró el cartel de la cita y otros elementos promocionales. El Patio de la Fundación Caguayo en Vista Alegre es sede permanente de conciertos y presentaciones que abogan por lo más representativo y valioso del ámbito sonoro en diferentes vertientes.
Este tresero, creación del artista, fue develado el 19 de mayo del 2011 como una de las actividades incluidas en la XV Feria Cubadisco, con celebración en la oriental plaza, para rendir tributo al primer instrumento de la música cubana que cuenta con la alta distinción ya enunciada. Para la ocasión se dieron cita en el enclave, Pancho Amat junto a jóvenes figuras en un gran concierto; descarga que fue de disfrute del pueblo. Aquella edición celebró además un concurso para noveles instrumentistas del que resultó laureado René Avich.
La colocación del monumento tuvo como pretensiones además de integrarse al ambiente urbanÃstico, atraer a músicos y seguidores de este instrumento emblemático de la música cubana a realizar presentaciones en sus alrededores, hecho que hasta donde recuerdo no se ha repetido. El maestro Pancho Amat sà cuenta con participaciones en posteriores ocasiones en eventos de la música en la ciudad y ha impartido clases magistrales para estudiantes de la Vocacional de Arte y el Conservatorio. Mientras estos momentos aguardan por la “eventualidadâ€, el tresero permanece en silencio. Ni siquiera atrapa la atención de los caminantes y sus redes sociales, como su colega de faenas musicales, situado a unas tres cuadras de distancia.
El hombre y su guitarra, Â un sombrero y nuestro amor
Este año se cumplirán 95 mayos de la creación del TrÃo Matamoros, acaso la formación musical más referencial de cuanta maravilla fundó el singular apellido. No voy a referirme a los aportes del emperador Miguel a la música cubana, hoy quiero compartir esta especie de retrato hablado.
No lo sé explicar pero un fuerte nexo me une a Miguel Matamoros. Casi siempre lo tiro a broma y la verdad es que su estela permanece en mÃ. Aun no afirmaba bien los pasos en mi mundo profesional cuando fui sorprendida por las primeras coordinaciones para erigirle un monumento. Es cierto que yo sentÃa que aquella era una encomienda inmensa y solo transcurridos varios meses desapareció el vértigo estomacal. Aquello se transformó en mi razón de ser en los siguientes dos años. Yo, como la mayorÃa, estaba acostumbrada a cohabitar con las manifestaciones del arte en el entorno urbano como la cosa más natural del mundo, pero hasta ahÃ. Otra bien distinta era que, dado mi desempeño por entonces como especialista  del programa de salvaguarda y promoción del patrimonio musical, fuera convocada a encauzar las intenciones de la descendencia Matamorina en una primera redacción de Martha Matamoros.
Fue el artista y presidente del CODEMA Julio Carmenate quien sugirió valorar la obra del escultor Rolando Montero para acometer la presente. Después vino mucho tiempo de indagación, trabajo con la literatura especializada que nos guiara hacia un acercamiento a los rasgos fisonómicos y la personalidad del creador musical. Las ramificaciones familiares establecidas en Santiago y La Habana aportaron valiosas informaciones. La asesorÃa de Lino Betancourt resultó como siempre, imprescindible.
Y es que santiagueros, cubanos y foráneos hace tiempo reclamaban una obra que perpetuara la imagen del sonero-trovador, pues a pesar de ser una figura icónica del pentagrama, la mayorÃa de las personas desconocÃan su fisonomÃa.
El monumento se definió como una estatua de tipo participativa a tamaño natural (1.70 metros de alto) realizada en bronce, ubicada en la esquina del Callejón del Carmen y San Bartolomé. Se develó el 18 de mayo del 2011 durante la XV Feria Internacional CUBADISCO, un dÃa antes del monumento al Tres.
En la intersección de las calles mencionadas recibe a los transeúntes como uno más. Con el pie izquierdo se apoya sobre una válvula de agua para la extinción de incendios a la usanza de las primeras décadas del XX. La guitarra descansa sobre el muslo izquierdo y a su vez el brazo de este hemisferio, sobre la guitarra. Con el sombrero en su mano derecha saluda en dirección al Callejón del Carmen, estableciendo asÃ, un diálogo constante con los caminantes que entran y salen en una y otra dirección.
Meses después a la inauguración, por esas ocurrencias de la intervención popular que veraces o no aquà no faltan, la vox populi dio el grito “¡le robaron el sombrero a Matamoros!†A mà regresó el vértigo estomacal. La gente tejió sus tramas policiales, luego un señor que trabajaba en una oficina contigua a la consagración del Matamoros contó una versión más noble. Lo cierto es que a los pocos dÃas el sombrero estaba en la Oficina del Conservador de la Ciudad y ahà retornaron las carreras por devolverlo al gesto del noble trovero-sonero de Cuba.
Mientras se realizaba el estudio fisonómico, el resto del equipo evaluaba el sitio de enclave donde realmente la imagen de Matamoros estuviese en relación con el entorno trovadoresco de ayer y hoy, y además se aviniera a las caracterÃsticas urbanÃsticas, arquitectónicas y monumentales del espacio.
Entre otras propuestas se decidió por el entonces novedoso proyecto que acometÃa la Oficina del Conservador de la Ciudad, el bulevar del Callejón del Carmen. Su ubicación se halla paralela a la principal arteria cultural de la ciudad, la calle Enramadas –desde el 2015 corredor patrimonial Las Enramadas–, por donde transitan la mayorÃa de los santiagueros y visitantes. En este trayecto que identifica la ciudad, la música, el teatro de relaciones, los acordes del Órgano ParÃs, las actividades organizadas por el INDER, la actividad de instituciones de referencia, los performances y excentricidades protagonizados por personajes populares resultan acontecimiento común.
El Callejón toma su nombre porque colinda en la calle Santo Tomás # 505 con la Iglesia Católica Nuestra Señora del Carmen, sitio donde se encuentran los restos del compositor y maestro de capilla Esteban Salas. Con una extensión de cuatro tramos, el sistema viario se proyectó para que deviniera eje cultural y artesanal, aparejado a actividades económicas y comerciales. Dada su cercanÃa con el corredor de Las Enramadas, el del Carmen está llamado a complementar un espacio público de importancia, donde a la prioridad del peatón se sumen el comercio de las artesanÃas y otras caracterizaciones culturales.
Sin embargo, a mi juicio el proyecto urbanÃstico no ha fructificado como se esperaba. Junto a la obra de laboriosos artesanos que ofrecen un decoro en la realización de productos como calzados, accesorios, bisuterÃa, carteles y otros, convive la seudocultura del catre que “por una izquierda†harto evidente comercializa una red de “amores prohibidos†pero legitimados al uso. La proliferación de establecimientos privados asociados a la telefonÃa móvil y las tecnologÃas ha desarrollado una fauna social paralela en sus cercanÃas que deteriora el principio y el fin de la concepción de la arteria. Otros sitios como el bar “Sindo Garay†en nada hacen honor al emblemático nombre.
Durante un tiempo ello trató de palearse por un grupo de escritores, trovadores y artistas de la plástica, en su mayorÃa miembros de la AHS aupados en el proyecto Con Filtro, Lectura de Callejones, del Centro Provincial del Libro y la Literatura, en la conducción de la poeta Erika Abad. La realización acontecÃa muy cerca del monumento a Matamoros y llegó a crear un público afÃn y atrapó la curiosidad de varios paseantes. No obstante, el empeño pereció a dos años de su existencia.
Otras acciones esporádicas como presentaciones de agrupaciones soneras en este entorno, o algunas del ya extinto taller Ñico Saquito tampoco logran dinamizar el espacio al tratarse de momentos aislados, incongruentes con el entorno en el que devino el Callejón.
Miguel Matamoros se erige atractivo para quienes por aquà transitan. Muchos son los que se detienen a tomar fotografÃas en las más ocurrentes formas. Pero en su inmortalidad reclama ser observado y aún más, escucharse en un entorno acorde con su legado.
Eva, la luz de tu nombre
Justo me encontraba en la esquina de la Casa de la Trova cuando supe la noticia.
Ahora tendrÃa a punta de tinta unos cuantos adjetivos que ya emplearon otros para ti. Desisto de tardes grises o cualquier tropo compasivo. Huyo de cualquier reiteración a pesar de las razones. Eva, llena eres de canto y no necesitas más luz que la de tu nombre para trascender.