Samuel Feijóo
¿Por qué llamarle haiku?
Normalmente cuando se aborda el tema del haiku en algún escrito o artículo, lo primero que se hace es decir qué es el haiku; en esta ocasión no voy a romper esa especie de regla, pero lo voy a hacer un tanto diferente, mostrando, o haciendo un intento por mostrar una pequeña porción de lo que es, desde lo que no es.
Cualquiera puede haber visto algún libro o poema con esta palabra por título: “haiku”. Uno muy curioso es el de Berta Caluff, salido bajo el sello de Ediciones Matanzas: Últimos haikus, en su portada incluso figura un kanji. En este libro podemos encontrar poemas como:
El
Tiempo sobre
sí,
y miente.
También de Samuel Feijóo, uno de los primeros escritores que intentaron acercarse al género, leemos como “haiku libre”, en el libro El pensador silvestre:
Sueño y hago.
Sueño y no hago.
Hago y no sueño.
De Fermín Carlos Díaz, está publicado como haiku:
No busque fuera
La riqueza que escondes
dentro del pecho.[1]
Pedro Juan Gutiérrez es otro escritor que tiene algunos poemas publicados como “haiku”:
Todo el significado del círculo,
No interior, no exterior,
No luz, no sombra.[2]
Y se pueden encontrar muchísimos ejemplos en la literatura cubana y foránea, pero, ¿qué tanto de “haiku” tienen esos poemas? Técnicamente hablando, el haiku está provisto de Kigo, palabra o frase que enmarca al poema en una estación del año determinada. ¿Tienen Kigo estos poemas? No. También vemos que existe en este breve poema el Kire, corte semántico que se realiza, mediante una coma, un punto y aparte, un punto y coma, o muchas veces se dice que está “oculto”; este corte se emplea para separar en dos polos o centros de atención al poema, haciendo que el lector pueda realizar una “comparación interna” (técnica del Katachi) para degustar en cuanto a semejanzas o diferencias de los elementos (naturales) que lo componen, se dice que ahí es donde surge una especie de “chispazo” o “fogonazo” que despierta un fuerte asombro, además que transmite determinadas sensaciones. ¿Tienen Kire y Katachi estos poemas? No, no lo tienen.
Pero es que el Kigo, el Kire y el Katachi en el haiku no han sido de estricto cumplimiento, porque el haiku es una tradición, un arte tradicional japonés, que ha evolucionado y ha modificado algunas de sus reglas y principios. Entonces, ¿qué ha mantenido el haiku inalterable a través de los siglos, generación tras generación? ¿la métrica de 5-7-5 sílabas? ¿las temáticas?
Lo que ha mantenido el haiku, y que ninguno de estos poemas presentados posee, es lo que los japoneses llaman Aware, pero que no es exclusivo de los japoneses. El Aware es lo que permite al haijin (poeta de haiku) escribir su poema y lo escribe, porque luego de llegar al estado de contemplación (aquí y ahora), hay algo del mundo (la Naturaleza) que ha captado su atención y que le ha hecho conmocionarse: esa conmoción, ese asombro, es el Aware, alma o corazón del haiku.
También hay una idea o concepto fuertemente vinculado al principio del Aware, que es el Haimi, o “sabor a haiku”: el Haimi incluye al Aware pero también se abre a todo el entramado de categorías estéticas que sustentan el haiku, planteadas en su mayoría por Matsuo Basho y Masaoka Shiki. Esta idea o concepto, en cuanto al lector, es la que va a medir, es decir, va a decir cuánto tiene un poema de haiku, cuánto “sabe” a haiku; en cuanto al poeta, es la habilidad para incluir en la misma composición, adecuadamente, determinadas estéticas. En estos poemas presentados, tampoco hay Haimi.
El haiku nace o se solidifica, llega a la cúspide de género literario gracias a Basho, porque este poeta rompió con la estética expresiva (Kokoro ari),
donde si “a una luna le ponías un mango, era un abanico”, o donde “el viento peinaba los arrozales”. El haiku logra trascendencia, porque la naturaleza deja de ser instrumentalizada, deja de ser humanizada y a las cosas se les da su lugar, se les empieza a llamar por sus nombres: la luna deja de ser “un abanico”, para ser solo la luna; el viento deja de ser “un peine” para ser el viento.
Basho sustituye el Kokoro ari (lo expresivo) por el Kokoro nashi (lo transparente). Principios estéticos como Hosomi, Butsuga ichingo, Shiori, Futoki mono, Karumi, Zoka zuijin, etc, llevaron al haiku a ser un poema limpio, sencillo, natural, espontáneo, lejano a la injerencia y pretensión del yo. También lo hicieron principios antiguos que Basho retoma del Manyoshu, primera antología del país del sol naciente: algunos de estos son Yuugen, Sabi, Wabi, Mu, Ma. Estas características del haiku, sobre todo la evasión del yo, dejan bien claro que hay una línea divisoria entre este tipo de poesía y la que normalmente se escribe en occidente, como estos poemas expuestos.
Es que estos poemas, ¡maravillosos como poesía occidental! quién lo duda, han salido de la mente, del ingenio creativo, cuanto más hace un intento por acercarse esa especie de Koan Zen de Pedro Juan: pero es que el haiku tampoco es un acertijo, un Koan, un misterio a descifrar. El haiku, al igual que Aware, es Makoto, autenticidad, verdad poética, experiencia; “el poeta es un fingidor”, decía Pessoa, en el haiku no hay espacio para la mentira, porque es todo verdad, sin experiencia (real objetiva, con mundo, con la Naturaleza, llegada mediante los sentidos corporales) no hay haiku.
Estos poetas cubanos presentados acá, a los que se pudieran sumar Lezama Lima, Raúl Hernández Novás, Jesús Orta Ruiz, Juan Luis Hernández Milián, y por mencionar otros conocidos que no son cubanos como Benedetti, Octavio Paz, Borges… apostaron por la reinvención del género desde una perspectiva completamente diferente, asumieron la forma o estructura del poema nipón para expresarse, pero, ¿por qué lo han hecho? ¿por qué han llamado y siguen llamando haiku a algo que NO es haiku?
Para estas interrogantes –según mi criterio–, hay dos respuestas: La primera, es la ignorancia, porque si miramos el recorrido del haiku, desde Basho (siglo XVII) hasta la renovación propuesta por Shiki (siglo XX) y luego revisamos el primer estudio profundo sobre el haiku, hecho en Occidente, por Reginald Horace Blyth (Haiku, Vol. 1, 2, 3, 4; 1949-52), o en castellano, El haiku japonés. Historia y traducción de Fernando Rodríguez Izquierdo, sabremos que el haiku no se reduce a su forma.
Su forma no es lo que importa, pues la de 5-7-5 a la que han querido encasillarlo no es ni siquiera la más utilizada; lo realmente importante es el contenido y, en su contenido, inevitablemente se sustenta por todo un entramado de principios y estéticas (he mencionado aquí las principales), las cuales no tuvieron –y no tienen en cuenta– muchos poetas a la hora de hacer un intento de haiku. Respecto a esto, en su libro El corazón del haiku: la expresión de lo Sagrado, Vicente Haya, considerado en el mundo hispanohablante como el mayor experto en haiku, dice con cierta aspereza, pero muy acertadamente:
Recientemente, Mario Benedetti nos ha sorprendido publicando la más desastrosa colección de haikus que no son haikus con que los castellano-parlantes contamos en la actualidad. Veamos uno de sus menos patéticos ejemplos:
Cuando me entierren
por favor no se olviden
de mi bolígrafo.
Luego vuelve a decir en El espacio interior del haiku:
Tenemos que hacernos conscientes de que su éxito (el del haiku) se debe a claves internas que han de ser comprendidas, y bien comprendidas, antes de pretender que lo que nosotros estamos escribiendo sean haikus. O, de lo contrario, caeremos en el «síndrome Benedetti», que en el mejor de los casos es una falta de respeto a la civilización japonesa y en el peor un mamarracho literario.
También expresa en una conferencia impartida en Sofía, Bulgaria, en el 2010:
La IGNORANCIA occidental respecto al haiku hace que no sepan que además del haiku existe el senryū y el zappai.
Por una parte, se encuentra lo ya explicado anteriormente y, por otra, la cuestión comercial, el nombre de “haiku” es atractivo, vende, tanto así que a centros de ventas, cafeterías y productos como perfumes les han puesto ese nombre.
Entonces, a estos poemas breves, muchas veces hermosos, que se siguen produciendo en Cuba y en Occidente, no se les debería seguir llamando con un nombre que no le corresponde, habría que llamarles “seguidillas”, “tercetos”, “poetrix”, “zappai”, “anti-haikus”, “minipoemas”, etc. Tal vez lleguen a tener la popularidad que ha alcanzado el haiku, y me parecería genial, ¡perfecto!, pero con su propio nombre: no utilizando el nombre de un género que merece ser estudiado y respetado, para alcanzar notoriedad.
Notas:
[1] Fermín Carlos Díaz. Alma en vilo. Ed Montecallado. p.43
[2] Pedro Juan Gutiérrez. Arrastrando Hojas secas a la oscuridad. Colección Sur Editores. UNEAC. p.83
Palabras para Tony (+tuits)
Santa Clara es una ciudad en Crisis; de formas volátiles e inacabadas, siempre tensando las fibras de la emoción, lo volitivo y el intelecto, en ese sueño de la razón que engendra monstruos. Siempre distinta, como un incendio cataclísmico y estético. En las mañanas todos sus monstruos se sientan sobre tu pecho tal cual son: benefactores, guerrilleros, líricos, malditos, paranoicos, luminosos y lloran sus verdades que se confunden con el rocío en una ciudad que amanece cada día con más sed. La crisis no deja piedra sobre piedra, ni absolutos eternos, ni palabra en bronce o papel. Es una bestia de mil rostros que acerca su boca a tu corazón y te empuja adentro con su lengua azul una aguja de hielo, al tiempo que susurra mirando a tus ojos: “Tu Dios no existe”. Para sobrevivir en una ciudad en crisis hay que ser un hombre de Fe, o como decía mi abuelo, ese que también me amanece sobre el pecho vivo, «hay que tener más Fe que el cura de Meneses».
Cuando regresé a vivir en Santa Clara en 2014, después de veinte años de soñarla de lejos, de la mano de la AHS (con Idiel incluido, e incluso) me topé frente a frente con un hombre de mucha fe, y casualmente, también de Meneses, aunque no cura. Más bien Santo, pero antes Pérez. Tony, alias Antonio Pérez Santos: Nacido en Meneses en 1965, Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de la Habana en 1993 como alumno más integral. Profesor, curador, crítico, aficionado a la pelota y a los Leopardos azucarados de Villa Clara, tutor, oponente de tesis y subdirector en la escuela Profesional de Arte Samuel Feijóo (1996-1999), escuela viejo amor que no se olvida. Subdirector de la casa de cultura de Meneses; buen escuchador, presidente del consejo de las Artes Plásticas en Villa Clara (1999-2003); presidente del Comité Provincial de la UNEAC y miembro de su consejo nacional desde 2002; delegado al VI congreso del PCC y compañero de mesa en la etapa Provincial a la que fui invitado, ahora miembro del Comité provincial del PCC y diputado a la Asamblea Nacional, et al; En fin, él, me dio la oportunidad de equivocarme como especialista de Artes escénicas de la UNEAC en Villa Clara y no llegué a decepcionarlo. Me equivoqué una y otra y otra vez, también en Cine radio y Tv y Literatura. Pero estuve allí donde tantos grandes y tantas cosas grandes se hacen algo común: como estar sentado a la mesa del comedor hablando de Martí y de relajo, y otra vez de Martí con Yamil Díaz mientras nos alcanza un plato de arroz con chícharos las manos temblorosas que escribieron una vez el Correo de la Noche, o acomodar las sillas del Foro Agesta y escuchar a Roberto Manzano derramar la sustancia inefable de la poesía; y saber que eso es la vida, la cosa inaprensible que sucede, transcurre, recurre y se agota.
Pero fue al salir de la UNEAC para ser presidente de la Filial de la Asociación Hermanos Saíz cuando más cerca pude estar de Tony y comprobar de primera mano cómo la naturaleza de mi asociación de jóvenes artistas revolucionarios, estaba intacta y palpitante en él como quizá no lo estaba aún en mí. Tony cree y facilita la materialización de los principios que definen a la AHS como portadora creativa de la identidad cultural nacional, de valores éticos y estéticos que se adentran en el amnios de la joven vanguardia artístico-literaria.
Acompaña sin sobresaltos las necesarias fluctuaciones y estertores de los talentos creativos que surgen como una fuerza de la Naturaleza que debe encausarse y autodefinirse antes de crear algo estable y duradero. Le da espacio a los jóvenes para exponer en la misma Arche galería de los consagrados; las voces de los escritores que tienen como obra de toda una vida cuatro buenos poemas, tres cuentos, medio ensayo y dos escenas de una obra de teatro se escuchan junto a la de Arístides, Manzano, Lina, Sigfredo, Laidy, Sergio, Eduardo Heras, Lorenzo, Padura, Mildre, Barnet, Yamilongo y Fornet por ser injustos y recordar solo algunos.
HA PARTIDO EL MEJOR.Cuando el 21 de febrero de 2014 fui electo presidente del Comité Provincial de la Uneac en Sancti…
Publicada por Marco Antonio Calderón Echemendía en Lunes, 14 de septiembre de 2020
Luego, el Santamareare con su beca para realizadores de la AHS, el espacio para los de la tv y la radio o para que José Ernesto critique la parrilla de programación nacional y provincial y de ello surja la idea de un programa desde los jóvenes que es ya una realidad constatable, el patio interior vuelto tabloncillo y escenario para “La más fuerte” del naciente teatro La Rosa, así con el Teatro Escambray, los trovadores de la Caña Santa y los de la Trovuntivitis, el espacio de pensamiento y Crítica La Caldera donde a veces se alcanzan temperaturas y presión que no creía posibles, la subsede más prestigiosa y estable para todos los grandes y pequeños eventos, desde el Longina hasta el que se nos ocurra mañana; lo dicho: la Uneac de Tony como espacio abierto para los talentos que emergen de la noche ontológica del no ser. Sería bastante, pero los hombres de fe no reposan su espíritu: por eso Tony escucha cada idea nueva y comparte proyectos con esa paciencia de niño con cultura radial, se preocupa y ocupa de la superación profesional de todos con una presencia permanente de talleres, conferencias, cursos, paneles, eventos teóricos, peñas, presentaciones de libros, funciones para niños y adultos, cine debate, publicaciones digitales, que hacen de quien los siga sino un buen artista, porque siempre ha de haber algo más, al menos un ser humano con juicio y gusto estético exquisitos; la Uneac de Tony como espacio de memoria y formación.
Una jornada triste. Ha muerto Antonio Pérez (Tony), presidente de la UNEAC en Villa Clara, luego de una larga batalla…
Publicada por José Ernesto Nováez Guerrero en Lunes, 14 de septiembre de 2020
Otra faceta de Tony es la de minucioso conspirador, articulando proyectos aparentemente imposibles con la naturalidad de quien ordena al Sicomoro, “ve y plántate en el mar”, o a la revista de pensamiento Zona Crítica, “levántate y anda”, y sé la primera de tu tipo en la AHS de Villa Clara, junto a otros tantos que arriman el hombro para edificar sobre la piedra lo bueno y útil, aún a espaldas de la propia piedra; la Uneac de Tony como espacio de construcción colectiva.
Aquí, junto a Tony Pérez y el poeta Edelmis Anoceto celebraba uno mi de mis cumpleaños. Cómo admitir que este hombre…
Publicada por Alexis Castañeda en Lunes, 14 de septiembre de 2020
Tony nunca se ha ido de la AHS, solo pasó a una etapa en la que no tiene que pagar la cotización. Es uno de nosotros porque atraviesa el incendio que es esta ciudad con la fe intacta, porque llega a su casa como llegamos todos cada tarde con la maleta cargada de monstruos y un trago amargo en la garganta pero dispuestos a cantar nuestra mejor canción mientras el aire de la noche gime junto a la ventana, con la voz de la Crisis, con el árbol de sonido que nace de la maleta y grita “El rey está desnudo” o blasfema del nombre que viste arder y tronar en el Capiro. Tony es un miembro del honor y un hermano grande que te enseña y te deja ser tú mismo, y se la juega junto a ti. Por eso yo que no creo en Dios, porque creo en algo más grande (como oí decir alguna vez), creo en ese hombre de Meneses y de Santa Clara, que tiene más fe que un Cura.
¡Bienvenido para siempre a la Asociación Hermanos Saíz, hermano!
Lamentable noticia. Nos han confirmado el deceso de Tony. El buen amigo de todos los creadores, consagrados y jóvenes, el querido presidente de la UNEAC de Villa Clara ha aliviado para siempre su padecer y nos deja el compromiso de hacer tanto por la cultura como ha hecho él. https://t.co/NY11XgaV5R
— Rafael González Muñoz (@rafeglez87) September 15, 2020
Lamentamos mucho el fallecimiento de Tony, gran amigo de los jóvenes creadores y de la @ahsjovenescuba. Siempre lo tendremos presente como un batallador por la vida y la cultura. #AHSCuba. https://t.co/Js8BuLur0s
— Yasel Toledo AHSCuba (@YaselToledoCuba) September 15, 2020
Un artista naif tras los pasos de Feijóo
Como un digno hijo de la Villa de San Juan de Los Remedios, Alexei Gómez Sánchez dibuja fantasmas, esos que han ido tomando cuerpo en las narraciones de sus coterráneos. Los que fueron apresados por la pluma de Samuel Feijoó y otros que aún quedan por develar en esa villa cubana tan abundante en tradiciones.
Pero a diferencia de sus contemporáneos, él escogió un formato que agrega derroteros al ya vilipendiado arte naif. Los güijes, descabezados y amantes soberbios que inmortaliza este autodidacta, toman textura sobre el trazado a plumilla, una técnica ancestral, como la bella Remedios, y casi desaparecida en Cuba.
Comenzó todo en 2006 por una visita que hizo a Remedios René Batista, entonces editor de Signos. Le mostré mi trabajo, que en aquel momento era con otros materiales, a lápiz, sobre todo, y él me pidió una decena de aquellos dibujos, pero con la técnica a plumilla sobre cartulina.
Un estilógrafo viaja sobre las hojas de papel y las cartulinas de Alexei, deja un rastro nostálgico, casi denso, pero no, el resultado es más dulce de lo que anuncia la pose prudente del dibujante. Nos acerca sus bocetos, esos que entregará para la próxima edición de la Revista Signos. Y con las manos aún manchadas por la tinta, continúa su historia personal.
¿Cómo se las arregla este artista sin academia para desmontar el escenario de su infancia? ¿Por qué insiste sobre estos cartones, que bien pueden no ser los ideales? ¿De dónde nace esa fuerza para llenar de mitológicas esencias el papel en blanco sin una auténtica yema de rasgos gruesos, uniformes y delgados, con puntas duras y blandas? Lo abordo con todas estas interrogantes aglomeradas en mi agenda.
Yo no tenía idea de cómo trabajarlo porque en Cuba era muy difícil conseguir los materiales, pero un amigo me indicó una tienda donde vendían esta pluma que hoy tengo y así salieron mis primeras entregas para Signos, y también comienzan mis primeras exposiciones.
Comencé a trabajar con tinta profesional, hoy utilizo tinta de imprenta, la cartulina se hace complicada, beben ser cartulinas especiales, pero creo que en Cuba somos la mayoría quienes acudimos a los materiales que aparezcan. Hay que adaptarse y crear.
Remedios es una plaza turística muy fuerte. ¿Has pensado en la artesanía…para obtener fondos que te permitan obtener esos materiales… por ejemplo?
Creo que hay candonga que se vende sin tener calidad, pero también hay propuestas que te dejan ver a un artista detrás y eso es lastimoso. Es por eso que hice trabajo en yagua, traté de imprimirle mi sello, pero ya lo dejé, no fue mi intención convertirme en artesano. El que no es capaz de auto valorarse y se deja atrapar por ese imán que es el dinero deja de ser artista y después salir de allí es un problema.
Publicada por Galería de Arte "Carlos Enríquez Gómez" en Sábado, 25 de julio de 2020
Además de los develados por Feijóo, este joven encara fantasmas otros, como la impopularidad de una técnica tan exquisita, pero que encuentra asidero en la revista Signos, fundada por Samuel Feijóo en el centro de la Isla Verde; y que a su vez vindica el arte popular.
Por su parte, San Juan de los Remedios imprime en el artista ese halito mágico de que es heredera. La villa, altamente matizada de leyendas, piratas y heroicidades, presume una riqueza cultural de tal envergadura, que a veces parece una ciudad ajena dentro del Caribe, que vive su propio tiempo.
Las líneas que Alexei traza sobre el papel coquetean con todo esto. Pero también sus dibujos presumen una relación con la naturaleza que según confiesa están enlazados con sucesivas excursiones la campo durante la infancia.
Desde el punto de vista temático defiendo el contacto directo entre la naturaleza y la civilización. Cada obra puede tener un título determinado y de hecho abordan historias diferentes, pero todas están ahí, como se dice de Feijóo, metidos en una gran bejuqueara.
En sus publicaciones, el ilustrador apenas esboza las sombras necesarias, esas que se entremezclan con los recuerdos y con la ancestral técnica a plumilla para devolvernos un producto muy auténtico. Así quedó plasmado en la edición 66 de Signos: Parrandeando:
Uno de los momentos importantes para los villaclareños fue reconocer a la parranda que se hace en el centro de la Isla como patrimonio cultural de la nación cubana. La revista Signos dedicó un número a este acontecimiento.
Ilustré toda la revista incluyendo los capitales, cubierta, contracubierta, lo cual me hizo crecer mucho. Utilicé el gallo y el gavilán para enseñar la historia de las parrandas, los enfrentamientos de barrio…
La Revista Signo es una de las publicaciones que continúa en su afán de redimir procesos tradicionales. ¿Crees que logra aún este objetivo?
Sí como no, y creo que, aunque Signos es valorada dentro de un grupo de intelectuales, no se tiene en cuenta muchas veces lo importancia de una revista que es la única de corte popular en Cuba.”
En cualquier rinconcito de una ciudad o de monte puede encontrarse alguien con tremendo talento y Signos se ha dedicado a tratar de buscar a estas personas e insertarlos en la revista, e incluso, los ha hecho coincidir con artistas como Wilfredo Lam y Sayda del Río.
Publicada por Galería de Arte "Carlos Enríquez Gómez" en Sábado, 25 de julio de 2020
A esa publicación villaclareña, Premio Internacional “Fernando Ortiz”, dedica Alexei Gómez la mayor parte de su obra de tinta negra sobre papel blanco, en su generalidad. Él, Licenciado en Biología, sacrifica además un posible nombre de académico en beneficio de ese circunspecto “artista naif”.
Yo nunca puse los pies en una academia, ni creo que tenga esa disciplina hoy para hacerlo en serio, con el rigor que lleva. Pero más allá de esto lo cierto es que en una ocasión quise hacer ejercicio académico y otro artista me dijo, lánzate hacer lo que tú quieras y así encontrarás tu sello. Lo hice y no me arrepiento. Ser artista naif para mí no es ningún problema.
Publicada por Galería de Arte "Carlos Enríquez Gómez" en Sábado, 25 de julio de 2020
Finalmente, los fantasmas que te acechan a ti como creador…
Creo que hay ciertos prejuicios con el arte popular, pero dentro de esto si lo que aplicas es el dibujo, pues los prejuicios aumentan. Yo he dejado de participar en un salón porque la convocatoria no incluye esta modalidad. Para muchos no es siquiera una obra de arte y mucha literatura actual desmiente este mito al igual que ese otro de que la obra de mayor formato es más valiosa.
¿Repercuten estos falsos dogmas en tu quehacer?
Por mi parte soy consciente de esto, pero no me importa porque defiendo el arte popular como una forma muy fresca de expresión. Tiene tanta validez como el académico, o ese que se llama conceptual, o contemporáneo, es efectivo siempre y cuando sea realizado con seriedad y entusiasmo, al igual que cualquier tema es válido, sin exclusión. Ser artista naif para mí no es ningún tipo de problema.
Alexei tiene las manos sobre su próxima entrega, al fin y al cabo, dejó de reparar en ausencias de este y otro tipo hace unos 10 años y más, cuando asumió su aptitud creativa al servicio de una de las revistas más auténticas de Cuba, y en la que, amén de prejuicios artísticos, él eterniza su San Juan de Los Remedios.