Revolución cubana
Herejías del arte joven cubano
El libro Camino de herejías, de Yasel Toledo Garnache (Ediciones La Luz, 2023) fija de la manera más contundente la posición de los jóvenes artistas, escritores, investigadores y críticos de Cuba frente a los desafíos de la creación y de la historia. El texto recoge informaciones e interpretaciones valiosas para comprender la cultura cubana y para crear y gestar desde las oportunidades que ofrece la Asociación Hermanos Saíz a la juventud.
En las páginas de esta obra el lector podrá servirse de un sustancioso preámbulo o introducción titulada «La fuerza del arte y la pasión» que lo adentra en los objetivos de la organización, la génesis y los protagonistas, el sistema de soportes materiales y organizativos para la creación, el legado ético y artístico de los hermanos Luis y Sergio Saíz. La segunda, tercera y cuarta parte se encargan, respectivamente, de atesorar «Testimonios desde la pasión», «Debates y sueños» y «Maestros de juventudes», secciones que reúnen entrevistas a los presidentes anteriores de la asociación, resúmenes de congresos e inspiradores nombres y méritos. En las entrevistas van aflorando de modo entretejido y balanceado los hechos de la vida artística que distinguen la labor creativa de los entrevistados y se exponen sus anhelos y propuestas renovadoras.
Camino de herejías rescata del olvido una especie de manifiesto redactado por Jorge Luis Sánchez y nombrado nada más y nada menos que «Pensamiento AHS», el cual propone un grupo de principios sobre el arte, sus funciones y la libertad creadora, con energía y yuxtaposiciones de tono vanguardista. Tal manifiesto no es poca cosa y realmente establece una fortaleza de espíritu frente a los abismos y burocratismos, se vuelve un mapa perfecto para la mirada, el acto y la rotura de posibles laberintos. Si la cultura cubana no vive tiempos grises a pesar de los pesares, los nuevos burócratas y sus aspirantes sustitutos, es gracias a hechos emancipadores como el aludido texto del destacado cineasta y la misma obra de Yasel Toledo Garnache a la cual se refieren estas pocas palabras.
La política cultural de la revolución cubana queda mejor codificada en Camino de herejías que en la mayoría de las obras especializadas, propagandísticas, políticas o jurídicas que la abordan, sobre todo el asunto de la libertad creadora, literalmente sin límites tanto en la forma como en el contenido, en la actual situación histórica de Cuba. Ello lo logra con los hechos y declaraciones individuales y colectivos que registra. Los cubanos estamos llamados por la razón, que nace de la vida, a desplegar una gran ofensiva para el desarrollo de la economía sin sacrificar los ascensos a las cumbres artísticas; recientemente presentado y obsequiado en el IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, Camino de herejías es una lucidez alcanzada, un poderoso acicate para más altas metas.
Los hermanos Saíz, jóvenes que son esencias (+Video)
Tal vez Esther, cuando veía a sus niños jugar en la casa, leer o escribir los primeros versos, nunca imaginó la dimensión que alcanzarían esos dos pequeños. Seguramente durante la adolescencia ya se sentía orgullosa de ellos, y quizá hasta preocupada por la fuerza de sus ideas y el valor con que las defendían en un contexto tan peligroso. Aquel 13 de agosto de 1957 fregaba en la cocina de su casa, cuando sintió algunos disparos a lo lejos, y su alma, su mente, su corazón… lo supieron: “Me mataron a los muchachos”.
Lágrimas, dolor, impotencia… debe haber sentido aquella maestra de instrucción pública, que perdió en cuestión de segundos a sus dos únicos hijos. Ahí, frente al cine, fueron baleados, dos hermanos morían defendiendo uno al otro. Ese debe ser siempre el espíritu que acompañe a los miembros de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en toda Cuba, una familia grande que se ayude siempre, con fidelidad a sus esencias, que nos vienen de aquellos dos jóvenes y de la tradición artística y heroica de este pueblo. ¿Cuánto debe haber sufrido también el padre, el juez Luis Rodolfo Saíz?
Casi nunca se dice, pero hacían apenas seis días del cumpleaños de la madre. Aquel 7 de agosto, cuando la felicitaban, ella no podía imaginar lo que sucedería poco después.
Me sumerjo en el documental ¿Por qué luchamos?, que indaga en las vidas de Luis y Sergio, con dirección de Danny González Lucena e idea original de Bladimir Zamora. Escucho y veo a Esther, a la entonces novia de Luis, a vecinos…, a personas que los conocieron. Los imagino siempre activos, leen a Martí, a Marx, escriben, polemizan, caminan por su San Juan, sueñan con una Cuba mejor y confían en la inteligencia y el coraje de Fidel y otros barbudos, que desde la Sierra Maestra eran motivación importante.
A mí lado están también los libros Los antepasados, selección de 10 cuentos de Luis Saíz Montes de Oca, con selección y prólogo de Eldys Baratute; y Juventudes, artículos y ensayos de los dos hermanos, recopilados por el investigador y profesor Luis Figueroa.
Impresionan la profundidad y proyección de sus pensamientos, a pesar de las edades, en textos, como Las razas, el problema racial en Cuba; Juventud, fuerza salvadora; Juventudes, La Generación del Centenario; Mártir de Dos Ríos; ¿Por qué luchamos…?, ¿Por qué no vamos a clases?, con una preocupación social constante que los llevó a escribir también notas sobre Política agraria y Economía Política.
Manantial de ideas y aprendizajes
Su pensamiento ideológico merece revisitas constantes, para comprender mejor las particularidades de aquella etapa y de una generación que desde centros escolares y también el activismo revolucionario soñaba con una Cuba sin dominios neocoloniales.
Sergio, por ejemplo, en su texto ¿Por qué no vamos a clases?, expresó:
“Ser estudiante no es sólo repetir en un examen materias, la mayor parte de las veces aprendidas ligeramente, ni asistir todos los días a clases y hacer de vez en cuando una trastada. Hay mucho de comercial en el estudiante solo preocupado por la obtención de un título: para él, el instituto o la universidad, serán graciosamente estanques de juegos. Ser estudiante es algo más que eso, es llevar en su frente joven las preocupaciones del presente y el futuro de su país, es sentirse vejado cuando se veja al más humilde de los campesinos o se apalea a un ciudadano. Es sentir muy dentro un latir de patria, es cargar bien pronto con las responsabilidades de un futuro más justo y digno, es guiar al ciego y llevarlo al porvenir”.
Luis, quien a la edad de 12 años representó el papel de Abdala, obra escrita por el Apóstol José Martí, manifestó en su artículo Juventudes, que “la hora es nuestra, porque nuestra es la solución y el afán de lucha que nos invade. No morirá en el cuerpo de ningún combatiente, ni podrán ahogar el espíritu de rebeldía de ningún compañero caído pues las ideas no se matan. Por eso estamos seguros del triunfo y luchamos con la esperanza del día grande en que podamos, rifle en mano y corazón limpio, levantar la bandera, que guarda desde el 19 de mayo de 1895, la llama de la Revolución Cubana, porque esta quedó trunca en la caída de Dos Ríos, con José murió, pero como ni él ha muerto, pues es cosa viva y presente, ella tampoco. Y los dos esperan, y los dos siguen vivos. José Martí, la idea revolucionaria grande, justa y digna. Ser joven hoy en día, lo sabemos bien, es algo más que tener de 15 años en adelante es, ante todo, estar ocupando el puesto en la lucha por la Libertad, es vivir conscientes del deber generacional. Es estar dispuesto a empuñar el rifle y razón en aras de la Revolución necesaria”.
En su texto ¿Por qué luchamos?, de mayo de 1957, escribiría Luis: “No tenemos más que nuestras vidas avaladas con la honradez de un pensamiento justo y una obra inmensa que realizar, y como ofrenda de devoción y desprendimiento los hemos depositado en los brazos de la Revolución Cubana -justa, grande, renovadora, honrada, socialista-, sin más esperanzas que ver algún día cumplidos estos sueños que hoy, en plena juventud y calor de lucha, llevamos a estas cuartillas.
La lucha que nos espera, la obra que tenemos por delante, y el recuerdo imborrable de los hermanos caídos, abrazados a este mismo ideal que sentimos, no permitirá que quede trunca o incumplida, y la obra revolucionaria será algún día orgullo de todos…”
Apuntes breves sobre la obra literaria
La poesía de aquellos dos muchachos apasionados del arte y la cultura en general, tiene innegables valores literarios. Hay en sus versos amor, romance, incluidos algunos tal vez para muchachas que los hacían suspirar, como Ayer y hoy, Tu recuerdo, Aunque quieras volver y Vendrás, en el que se puede leer: ¡Vendrás algún día/ en busca de mi amor!/ Llegarás anhelante/ de las caricias mias/ Volverás a tratar/ de que te ame otra vez/ ¡Vendrás…! lo sé y te espero/ Te espero ansioso/ porque sé que vendrás / y entonces te saludaré/ con la misma frialdad/ de una amiga de ayer.
Cuentos como Deshonra, La pecadora con los ojos vírgenes, Los antepasados, Mi amante: la tierra, Mis cinco dedos del pie izquierdo y Sangre en los surcos muestran la capacidad narrativa de Luis y la preocupación constante por los prejuicios y las dificultades de los campesinos y otros pobladores de su etapa, reflejado con sagacidad en sus letras. Leídos de manera cronológica, se percibe también en los relatos la madurez literaria, que iba alcanzando el autor, con mayor voluntad de atrevimiento y experimentación en cuanto a las formas, como expresa el escritor guantanamero Eldys Baratute en el prólogo del libro Los antepasados, publicado en 2021 por Ediciones Aldabón, de Matanzas.
La AHS y el homenaje permanente
Luis y Sergio deben vivir siempre en las venas y el corazón de la AHS y los jóvenes creadores cubanos. A nosotros nos llena de orgullo que su madre Esther en cierta ocasión expresara que si ellos estuvieran vivos les gustaría pertenecer a la AHS, por lo que es y representa.
A veces los imagino entre nosotros, simbolizan lo que somos y a lo que aspiramos siempre: esa dimensión de humanismo, sensibilidad, amor a la creación en general y a Cuba, el afán de superarnos, de compartir con la gente y hacer el bien desde el arte y las acciones.
Durante todo agosto realizamos disímiles actividades a lo largo del país, con Luis y Sergio en el pecho, y también con Fidel, que siempre deberá acompañarnos. Ahí están la reapertura de la Casa-Museo -el lugar donde vivieron aquellos poetas y donde siempre se sentirán sus versos-, el ascenso de jóvenes creadores al Pico Turquino, cruzadas literarias en Camagüey, Cienfuegos, Villa Clara y Sancti Spíritus, presentaciones artísticas en barrios y las sedes de la AHS en cada provincia. Y ha palpitado también la solidaridad con nuestros hermanos de Matanzas, en el enfrentamiento al fuego y a favor de la vida y la esperanza, que son dos formas de poesía.
También por Luis y Sergio, nuestra organización tiene el reto de ser eternamente joven, como una familia grande que se renueva de manera constante, fiel a su espíritu más allá del arte, con luces y herejías, sueños y ambiciones en el propósito que tiene cada generación de construir su impronta.
Actualmente somos más de 3 500 miembros en el país: escritores, actores, dramaturgos, investigadores, músicos, artistas visuales, realizadores, periodistas, promotores… Contamos con una amplia plataforma de promoción, becas y premios, eventos y jornadas de programación, todo lo cual favorece el protagonismo indiscutible dentro de la sociedad cubana, pero los desafíos también se actualizan y hasta crecen. Navegamos en un mar de retos, donde es importante conocer los inicios, la épica de una vanguardia que debe ser en todo momento consecuente con sus esencias.
En video, Mesa Redonda dedicada a los hermanos Saíz
¿Democracia es desinformar sobre Cuba?
Basta con observar cómo, en nombre de la libertad y la democracia que algunos piden para Cuba, se está sembrando de mentiras y engaños los medios de comunicación y las redes.
A veces creo que no sé si hemos evolucionado del todo. Hemos pasado de unas dictaduras donde se ocultaba la información en nombre de la seguridad del Estado a unas “democracias” donde se difunde información falsa en nombre de la “libertad”.
Sobre una investigación necesaria opina Graziella Pogolotti
A riesgo de incurrir en la peligrosa desmemoria, el recuento del proceso de la cultura cubana en la etapa revolucionaria sigue siendo asignatura pendiente, opina hoy la intelectual Graziella Pogolotti.
Internet, entre espejismos y realidades: Desafíos para Cuba (+ Videos y tuit)
El ser humano, jinete y no corcel del destino, impulsa el desarrollo industrial y tecnológico hasta los límites de lo impensable. El dominio absoluto de los medios tradicionales es polvo en el camino del olvido. Internet y las nuevas tecnologías imponen una nueva realidad. ¿Te incluyes o pereces? Esa es la máxima en la contemporaneidad de internautas y amantes de lo digital.
La huella de la tecnología asoma por todos lados, como símbolo ubicuo de universalidad con diversos rostros, receptores convertidos en disparadores de información, redes sociales, naciones en hemisferios diferentes a la distancia de un clic, abruman o motivan sonrisas, dividen al planeta en tecnófilos o tecnófobos. Otros, los menos, intentan mantenerse al margen, lo cual resulta casi imposible.
La red de redes es un país gigantesco, con miles de millones de usuarios, sitios web y perfiles. El idioma inglés campea, con la mayor cantidad de contenidos, seguido del chino y el español. Nadie se queda como estatua frente a los dispositivos. Cada quien recibe y emite información, incluso sin pretenderlo. El simple hobby de compartir fotos, videos, poemas, libros… forma una especie de biblioteca borgeana dentro de la pantalla, pero poco depurada. Posicionar los contenidos es cada vez más difícil, porque la competencia crece, lo mismo desde una oficina en las alturas que desde una PC en la sala de cualquier casa, a lo cual se suman otras particularidades.
Internet estremece los cimientos de los medios tradicionales. Rompe paradigmas de comunicación y hace años terminó con el “nosotros hablamos, ustedes escuchan”. Esos cambios requieren el desarrollo de habilidades. No basta con impulsos, páginas oficiales de medios ni instituciones.
Todo esto forma también una especie de selva digital en lo ideológico, campo de batalla o cancha deportiva moderna, en que los internautas más inteligentes, preparados, intencionales, rápidos y con los recursos materiales indispensables tienen ventaja. Muchas de las estrategias políticas tienen como escenarios principales esas plataformas, con gran influencia en la conciencia de la gente; por eso toda la ética y formación moral y profesional de los ciudadanos será siempre base importante de cualquier comportamiento en las plataformas hipermediales.
Más allá de lo novedoso tecnológicamente, esos espacios virtuales se sustentan en particularidades de las relaciones entre los seres humanos, por lo que varios investigadores, incluidos Samuel Martínez, José Luis Orihuela e Ignacio Ramonet, coinciden en definirlos como comunidades digitales.
Verdaderamente los cibernautas se agrupan según gustos, conversan mediante chats y foros e intercambian fotografías y videos. Con frecuencia, planifican encuentros en espacios físicos y hasta acciones en beneficio o no de la sociedad.
El carácter empírico o no de internautas y la atracción por el intercambio y la información caracterizan al nuevo entorno. Lo cultural y los recursos tecnológicos influyen en la fuerza que pudiera alcanzarse. Internet constituye un sistema complejo, que no alcanza total autorregulación porque es sensible a la información de medios tradicionales y de la sociedad en general.
Debemos estar conscientes de que suministrar constantemente información personal, incluida la psicológica, implica muchos riesgos, pues facilitamos nuestra propia manipulación con fines económicos, políticos o de otro tipo. Internet es también una megaempresa y una plataforma sin precedentes para recopilar datos y lograr grandes impactos en la política y la cultura. Es preocupante que sus hilos sean dirigidos mayormente desde EE. UU. (donde fue creada y permanecen la mayor cantidad de servidores y otros soportes), cuyos gobernantes reconocen el propósito de terminar con la Revolución cubana y destinan cada año millones de dólares a la subversión con ese fin, especialmente mediante las redes.
¿Cuáles son las peculiaridades en nuestro país? ¿Cuánto se potencia la participación ciudadana en esos espacios? ¿Cuáles son las dinámicas de debate? ¿Cuánto más podemos aprovechar las particularidades de los blogs y las redes sociales para tomar decisiones y trazar estrategias gubernamentales, para construir entre todos y enriquecer las agendas mediáticas y políticas? ¿Cómo contrarrestar la campaña de descrédito e intimidación que se impulsa contra Cuba especialmente desde Estados Unidos?
La navegación en el ciberespacio ya forma parte de la cotidianidad de las mayorías aquí. Los niveles de acceso rebasan el 80 % de la población. Las personas se conectan mediante redes wifi, datos móviles, navegación en escuelas, hogares y centros laborales…
Verdaderamente, Internet pudiera contribuir a la construcción de sociedades más democráticas, como socializadora de experiencias, expresión de ideas cotidianas y de sentimientos de los pueblos, reveladora de la opinión pública, especie de imprenta y papel en época digital, en manos de muchos.
Varios internautas exponen sus criterios y refieren su desacuerdo con políticas gubernamentales mediante análisis profundos y pleno conocimiento de las problemáticas o desde el ímpetu, la inconformidad y el propósito de crear caos. Economistas, juristas, cineastas, historiadores del arte, ingenieros, campesinos, amas de casa, literatos… están en esa amalgama emitiendo y recibiendo ideas, informaciones, historias…
Pero cuidado, esa aparente democracia suele ser espejismo, pues esas plataformas y redes tienen sus propios algoritmos de funcionamiento, los cuales suelen privilegiar la hegemonía capitalista, con mayor alcance de sus contenidos. Quienes tengan más dinero poseen también una ventaja indudable con la posibilidad de pagar para que sus publicaciones sean vistas por millones de internautas con las edades preferidas, países y hasta ciudades determinadas. Sin embargo, otros contenidos pueden ser encerrados en burbujas digitales específicas.
Con buscadores como Google pasa similar, al poderse pagar por el posicionamiento web. Así, por ejemplo, un post cualquiera desde otra nación podría ser configurado para que sea visto por millones de personas en diferentes provincias de Cuba, mientras que otro con una visión diferente del suceso podría ser limitado hasta el punto de ser prácticamente invisible.
En la situación de nuestro archipiélago influyen muchos aspectos desfavorables, incluida la deficiente infraestructura. Otra de las desventajas es que el posicionamiento de nuestros sitios web, páginas y perfiles es solamente natural, o sea, fruto del trabajo, por eso resulta fundamental comprender mejor las dinámicas de las diferentes plataformas, conocer su funcionamiento y las maneras de llegar a sectores de internautas más diversos, a partir de lo atractivo de las publicaciones y alternativas sin pagos para rebasar nuestras burbujas, en lo cual las formas creativas y sugerentes son primordiales.
El país enfrenta obstáculos adicionales. Rema desde hace más de medio siglo contra problemas de diversas índoles y recibe altas dosis de castigo por su herejía revolucionaria. Como parte del bloqueo económico, desde 1962 se le prohibió el acceso a las telecomunicaciones y a equipos de computación de cualquier compañía o subsidiaria estadounidense. Solo a partir de 1996 se permitió el uso de Internet con fines de penetración ideológica y subversiva, como resultado de la Ley Torricelli. A eso se unen dificultades económicas para invertir en grandes dimensiones en la tecnología y el acceso a la red, más allá de todos los avances.
Tenemos mucho por hacer. Aquí ninguna página o perfil institucional en redes llega, por ejemplo, al millón de seguidores. A eso sumamos que muchos de esos contenidos suelen lograr débil alcance en otras regiones, y son consumidos casi totalmente por el público cubano, aunque resulta justo reconocer las buenas experiencias impulsadas en el sector de la cultura, especialmente durante los meses más recientes, con conciertos online y una presencia más intencional en el mundo hipermedia.
Debemos continuar diseñando más y mejores campañas comunicacionales también para el exterior, realizar más alianzas con artistas y organizaciones de otras partes del mundo que nos permitan llegar más lejos. Es preciso compartir más contenidos en otros idiomas, además del español, analizar estadísticas y readaptar el trabajo en función de lo que queremos, tener en cuenta los horarios más pertinentes para publicar según la hora a la que acceden nuestros públicos… En correspondencia con nuestros objetivos, se pueden tener en cuenta otros elementos como sus edades, sexo, ciudad donde residen…, información que brindan con facilidad las administraciones de páginas en las redes.
En todo ese contexto la fuerza de los argumentos y las formas atractivas de presentar los contenidos son indispensables. Desafortunadamente, en el caso cubano suelen apreciarse dos bandos opuestos, en el que algunos responden, sobre todo, con ofensas y visiones catastróficas y otros con criterios triunfalistas. Algunos hasta reciben dinero de fondos federales de EE. UU. para lanzar su veneno.
Proyectos gestionados y sustentados económicamente desde el exterior, incluidos diferentes sitios web con sus correspondientes extensiones en redes sociales, mantienen una activa labor alejados de la ética que debe acompañar siempre el ejercicio periodístico y comunicacional en general. Empeñados en mostrar una Cuba negra, tergiversan la realidad y presentan partes hiperbolizadas en su afán de cumplir una agenda impuesta sobre todo desde aquella nación norteña.
Son muchos los ejemplos de mentiras, ofensas y hasta amenazas en las redes contra líderes, artistas u otros profesionales. Nadie tiene el derecho de asumir ese tipo de actitudes en plataformas digitales, como tampoco en espacios físicos. La crítica, el debate o el criterio diferente nunca debieran ser confundidos con la bajeza ni el propósito de dañar.
Poco a poco, deberán ser más crecientes las estrategias de participación, gobierno y control popular en línea aquí, lo cual tendrá que ser acompañado por mayor infraestructura y un pensamiento más distante de lo tradicional.
Las ideas y los modos de hacer deben seguir renovándose, según los nuevos retos. El continuar atados, de forma excesiva, a ciertos convencionalismos es negar las nuevas potencialidades. La web y todo lo que implica se unen a viejos desafíos, que exigen pasos seguros, pero valientes. Tampoco se trata de intentar correr, sin tener la base necesaria.
Resulta esencial formar una mayor conciencia crítica sobre las dinámicas y formas de funcionamiento de las redes sociales, lo cual debe comenzar desde edades tempranas. Nuestros planes de estudios y todo el sistema de enseñanza en la nación debieran tener en cuenta esos elementos.
Conscientes de las campañas realizadas desde esas plataformas en contra del país, se necesita un protagonismo siempre creciente de los intelectuales, artistas, maestros, profesores universitarios, másteres y doctores en ciencias, periodistas, historiadores…, que aporten con sus criterios. Los medios tradicionales, con gran impacto en la sociedad, deben mostrar análisis cada vez más coherentes y desenmascarar con inmediatez los shows que suelen montarse de manera intencionada en esos espacios contra Cuba y algunos de sus hijos.
También puede leer “Las nuevas generaciones en América Latina deben conquistar la soberanía también en el ciberespacio” (Dialogar, dialogar + Fotos, video y tuit)
Aquí, como en todo el mundo, resulta necesaria la implementación de leyes para sancionar conductas en el entorno digital, teniendo en cuenta que las restricciones de las propias redes suelen ser indefinibles en muchos casos o demasiado generales. El hecho de que los comportamientos ocurran en esos espacios no exime a nadie de cumplir la ley en su Nación–Estado. Si bien al principio muchos defendieron el criterio de que el ciberespacio sería capaz de conformar su propia estructura regulatoria con eficacia, no ha sido así, en cierta medida por las dinámicas de funcionamiento que lo caracterizan.
Desde 1998, el investigador Jack Goldsmith indicó que los problemas legales planteados en Internet son, en esencia, iguales a los presentes en el espacio físico, los que además han sido solucionados por el campo jurídico, por lo tanto, el tratamiento no debe ser diferente. En ese sentido, varias naciones tienen sus marcos regulatorios definidos. ¿Acaso se permitiría un crimen, solo porque sea mediante Internet? ¿Por qué permitir entonces ofensas, amenazas y ataques a las personas o lo que representan, lo cual podría provocar daños de diversas índoles? Cualquier paso en ese sentido debe ser con mucha inteligencia, flexibilidad y fruto de la construcción de las amplias mayorías.
En las redes pululan los jóvenes y adolescentes. A los códigos hipermediales se suman también los predominantes en esas etapas, elementos importantes a la hora de concebir y compartir contenidos. Algunos internautas reflejan lo personal casi sin límites, de manera consciente o no, al compartir o consumir imágenes, música, videos…, sus momentos o motivos de más alegría y tristeza, y a la vez suelen segmentarse a partir de esos gustos, amigos en común y actitudes como en comunidades, a veces con muchas de las mismas personas que comparten en espacios físicos. Las explicaciones de por qué ocurre eso están en las propias dinámicas sociales y en los aspectos generales y particulares de los individuos. Facebook, por ejemplo, para muchos suele convertirse en una especie de barrio digital, con todo lo que eso implica en cuanto a comportamientos, reacciones, opiniones…
Resaltamos que los criterios de los ciudadanos en el mundo hipermedial, incluidos no solo los comentarios, deben ser tenidos en cuenta para el desarrollo de políticas en el país o su perfeccionamiento. Es posible continuar incrementando los canales de comunicación entre los diferentes niveles de dirección y los ciudadanos.
Para Cuba, Internet es también la posibilidad de aplastar mentiras y mostrar a internautas de todo el mundo su realidad. Eso no se logra con solo estar. Es importante situarse en la parte superior del iceberg.
Necesitamos articular estrategias a nivel de país con ese objetivo, incluyendo el aporte de la mayor cantidad de personas posible. La izquierda internacional tiene también en las redes una oportunidad tremenda para fortalecer vínculos y trazar caminos de conjunto. Líderes de movimientos sociales y otras personas progresistas de todo el planeta pudieran mantenerse comunicados por esa vía e impulsar más acciones colectivas. Sin dudas, Internet es fuente o reflejo de realidades, pero también de espejismos construidos en correspondencia con objetivos específicos, de lo cual debemos estar conscientes siempre.
*Publicado en Cubaperiodistas
13 de marzo: el coraje de la Historia
A raíz de un debate generado en las redes sociales en marzo de 2020 sobre los contenidos, significados y alcances de la Carta de México y las acciones del 13 de marzo de 1957, el sitio digital cubano La Tiza inauguró un espacio dedicado al abordaje de un asunto cardinal, el de las relaciones entre las diversas fuerzas de oposición a la dictadura de Fulgencio Batista, con la intención de «llevar la polémica más lejos, hacerla rendir mejores frutos, sumar al conocimiento de su objeto a más personas y volverla vehículo de recuperación de la memoria histórica». Gracias a ese empeño, que bajo el título «La unidad no es hija única» continúa abierto hasta hoy, salió publicada una serie de tres artículos con los que buscaba contribuir al intercambio mediante el análisis de los vínculos entre el Directorio Revolucionario y el Movimiento 26 de Julio desde la firma del documento unitario de agosto de 1956 hasta el heroico asalto al Palacio Presidencial.
Por sugerencia del Dr Eduardo Torres Cuevas los artículos fueron ampliados y convertidos en el libro que presentamos hoy, fundado en la convicción de que el estudio sobre la historia de la Revolución cubana, más allá de la pasión por el dato y el conocimiento histórico, tiene una repercusión directa en la disputa política actual sobre su legitimidad y permanencia. En tal sentido, este pretende ser un texto de combate en defensa del proyecto revolucionario cubano. Y la mejor manera de hacerlo desde la investigación histórica no es con el ocultamiento de sus asuntos más controversiales o con la adecuación del pasado a relatos preestablecidos desde el presente, sino con el acercamiento desprejuiciado y riguroso a su historia, que garantice la mayor objetividad posible, y permita entenderla en toda su complejidad, diversidad y grandeza. Los mitos y falsedades que sobre ella se tejen desde el campo contrario se alimentan justamente de nuestros silencios.
Uno de los mitos construidos alrededor del 13 de marzo de 1957 es el que asegura que las acciones de ese día fueron planeadas y ejecutadas exclusivamente por el Directorio Revolucionario, de espaldas al Movimiento 26 de Julio y otras organizaciones, para darles un golpe de mano en el derrocamiento de la dictadura. En realidad, el DR desarrolló las operaciones de ese día “hermanado en este empeño con grupos afines en la acción y en el propósito que nos animó”.[1] No fue una empresa individual, sino realizada de conjunto con otros sectores insurreccionales.
Por eso consideraba la fecha como “inicio de la confraternidad revolucionaria”,[2] y como la concreción de la unidad por la que había estado abogando desde su proclamación pública. A diferencia del 30 de noviembre de 1956, cuando no se pudieron poner en práctica los acuerdos unitarios alcanzados antes en México y en Miami, el 13 de marzo de 1957 significó para el Directorio que “se hizo verdadera por primera vez la unidad revolucionaria”.[3] En el segundo aniversario de la jornada histórica, en 1959, Faure Chomón insistió en calificarla como “la primera acción de unidad revolucionaria que se llevó a cabo en la lucha contra la tiranía”.[4]
Un examen detenido de los documentos elaborados por el Directorio Revolucionario después del asalto al Palacio Presidencial devela que existía un plan general en el cual a la organización le correspondía cumplir con una parte,[5] que hubo sectores comprometidos en ese plan pero no obligados directamente con el DR,[6] y que aproximadamente la mitad de los caídos en la acción no pertenecía a sus filas.[7]
Como otras fuerzas, el Movimiento 26 de Julio también fue invitado a participar, pero no lo hizo, entre otras razones, “porque esa no era su tesis de lucha”[8] según explicó Faure Chomón dos años después. En ese momento el Movimiento tenía como prioridad el fortalecimiento del destacamento armado de la Sierra Maestra, los planes para la apertura de dos nuevos frentes guerrilleros, en el Escambray y en el norte de Oriente, y el inicio de los preparativos para la convocatoria más adelante de una huelga general. Sin embargo, Faustino Pérez intentó, infructuosamente, apoyar la operación una vez iniciada.
La historiografía revolucionaria más útil no es la que elude o deforma acontecimientos y procesos para que encajen en los roles asignados según esquemas actuales, o elabora narrativas apologéticas y edulcoradas, en las que no existen las contradicciones, sino aquella que asume la conflictividad y las tensiones entre revolucionarios como una variable natural de cualquier proceso transformador, y profundiza en el estudio de las causas, los condicionamientos, los contextos y las relaciones de fuerzas, para explicar mejor las distintas actitudes y comportamientos.
El análisis de las dificultades, obstáculos e incomprensiones que rodearon la perenne aspiración de unidad revolucionaria durante el enfrentamiento a la dictadura batistiana facilitará la extracción de lecciones muy valiosas para nuestros retos presentes y por venir.
Notas:
[1] Manifiesto del Directorio Revolucionario al pueblo de Cuba, abril de 1957. Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
[2] Ídem.
[3] “Carta del Directorio Revolucionario a los miembros de las organizaciones revolucionarias y a todos los cubanos sin banderías en la lucha por la Libertad”, junio de 1957. Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
[4] Discurso de Faure Chomón en el 2do. aniversario del asalto al Palacio Presidencial, el 13 de marzo de 1959, en Combate, La Habana, 15 de marzo de 1959, Época II, Año III, no. 1, p. 6.
[5] “Proclamar, con orgullo, que toda nuestra militancia: Obreros, Estudiantes, Empleados, Profesionales… que participaron en las acciones del día 13, lo hicieron conforme a lo convenido en el plan general”. Circular del Directorio Revolucionario a los militantes, abril de 1957. Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
[6] En el caso del dirigente sindical auténtico Calixto Sánchez White se afirmaba lo siguiente: “Si bien no estaba directamente obligado con el Directorio a realizar ese día determinadas acciones, sí se hallaba comprometido en el plan y cobardemente no hizo nada”. Ídem.
[7] “EL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO rinde homenaje póstumo (…) a quienes sin ser militantes de nuestro organismo cayeron heroicamente luchando por nuestra libertad: Carlos Gutiérrez Menoyo, Menelao Mora Morales, José Castellanos, Luis Almeida, Pedro Téllez, Gerardo Medina, Eduardo Domínguez, Norberto Hernández, Ángel González, Salvador Alfaro y Celestino Pacheco”. Ídem.
[8] Resumen de la intervención de Faure Chomón en el programa televisivo “Conferencia de prensa”, en Revolución, La Habana, 12 de marzo de 1959, no. 82, p. 15.
«Entre la carta y el asalto»: La fuerza de la Historia (Dossier + libro)
Presentación al libro “De la carta al asalto” de Frank Josué Solar Cabrales
Por: Dr. Eduardo Torres-Cuevas
Sin su reconstrucción, la historia tiende a ser pura ficción no siempre novelada y carente de la poesía de la vida sobre la cual se construyen mitos y leyendas, juicios prejuiciados, imaginarios colectivos y seudohistorias. Si se trata de los procesos más recientes —piénsese en la relatividad de los tiempos históricos—, la complejidad puede asociarse a vacíos en la información, documentación incompleta, testimonios interesados —casi siempre vistos los hechos desde el observatorio en el que estaba colocado el testimoniante— y la carga subjetiva del escribidor —seleccionador de textos y testimonios y autor de la lógica e intencionalidad de lo escrito—. El tiempo suele jugar malas pasadas a los analistas porque lo más difícil no está solo en la interpretación de textos y contextos, también se halla en el espíritu de una época; la diversidad de individualidades —visiones y culturas personales—; en el sentir y en el vivir de una generación colocada en situaciones propias e irrepetibles, alguno de cuyos rasgos parecen mutilados por Cronos. El historiador se encuentra conque actores importantes de la época que quiere estudiar perecieron en la vorágine de los acontecimientoso producto del transcurrir de los años. Su silencio es definitivo. Solo tendrá intérpretes interesados.
La historia de la Revolución Cubana no es el estudio ideal de un proceso sin contradicciones —en blanco y negro—; constituye un intrincado campo de opciones, debates, reveses, alternativas —convergencias y divergencias— en el cual la unidad es compleja porque las circunstancias, no pocas veces, alteran el resultado de las intenciones. En ello influye la formación diversa de los hombres y mujeres que participan. El golpe de Estado de Fulgencio Batista y la suspensión de la Constitución de 1940, dan inicio a la creación de una situación revolucionaria. Desde la génesis hay una marcada diferencia entre los viejos políticos desplazados y una juventud que no solo quiere combatir al régimen dictatorial, sino a todo el sistema corruptor y corrupto que ha sufrido Cuba desde la década de los años treinta. Fidel Castro llama a su organización: “La Generación del Centenario”.
La Universidad de La Habana es, desde el mismo día del cuartelazo, el más destacado centro contra el régimen impuesto. Una juventud —la mayoría entre los 14 y 30 años— siente el deber de liberar a Cuba no solo de la dictadura, sino de los males que introdujeron la corrupción interna y la dependencia externa. Uno de los primeros grupos creados para combatir la dictadura fue el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). Su líder, el profesor Rafael García Bárcena, expresó el sentir de la juventud cubana pocos meses después del golpe de Estado: no queremos lo que se instauró el 10 de marzo ni lo que existía el 9 de marzo. Muchos de los jóvenes participantes del MNR fueron, en 1956, de los primeros integrantes —junto con los moncadistas y la organización oriental de Frank País—, del Movimiento Revolucionario 26 de julio, primera organización de unidad revolucionaria.
El 26 de julio de 1953, los jóvenes integrantes de la Generación del Centenario ejecutaron los ataques a los cuarteles Moncada (Santiago de Cuba) y Carlos Manuel de Céspedes (Bayamo). El documento de defensa de su líder Fidel Castro, conocido como La historia me absolverá, resultó el más completo texto para un proyecto revolucionario de transformación de la sociedad cubana tal y como lo deseaba lo más avanzado de su juventud. El propio acto insurreccional sirvió de ejemplo: a la dictadura se le combatía; no se entraba en falsas negociaciones ante las cuales el batistato nunca haría concesiones estratégicas.
En el interior de la Universidad de La Habana, el movimiento estudiantil se radicalizaba bajo el liderazgo de un joven estudiante de Arquitectura, José Antonio Echeverría —con apenas 19 años cuando se produjo el cuartelazo batistiano—. El 30 de septiembre de 1954 era elegido presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU); como vicepresidente lo acompañaba otro indiscutido líder revolucionario, Fructuoso Rodríguez. A partir de ese momento, el enfrentamiento al régimen castrense fue la prioridad de la FEU, lo cual implicaba, no solo la lucha armada en Cuba sino también contra los regímenes dictatoriales en América Latina.
El 24 de febrero de 1956 —fecha en que se conmemoraba el inicio de nuestra Guerra de Independencia— José Antonio hace pública la creación del Directorio Revolucionario, no solo como brazo armado de la FEU sino como promotor de la unidad revolucionaria y partícipe de “la Revolución Nacional”. El discurso de José Antonio el 9 de marzo de 1956, Contra las dictaduras de América, expresaba el principio latinoamericanista que acompañaría a las proyecciones del Directorio.
La obra que presentamos es un riguroso trabajo sobre las búsquedas y dificultades para el logro de la unidad revolucionaria. Más que prejuicios, se resaltan las dificultades que el acontecer diario coloca en un proceso en el que los protagonistas no siempre tienen la comunicación necesaria y lo impredecible deja huellas y heridas profundas. Para lograr la unidad revolucionaria existen estrategias. La de Fidel, centrada en el programa transformador del Moncada, concibe al Movimiento Revolucionario 26 de Julio como la expresión militante activa, ideológica y política de los revolucionarios desvinculados de la vieja política y sus personeros; la del Directorio, partía de la unión de todas las fuerzas antibatistianas.
Es importante destacar aquí que el Directorio no nació solo para derrocar a la dictadura. Como organización revolucionaria tenía una definición revolucionaria. En su Manifiesto al Pueblo de Cuba, en el punto 11, se afirma: “La Revolución se asienta sobre principios fundamentales de Libertad Política (Democracia), Independencia Económica (Nacionalismo) y Justicia Social (Socialismo)”. Los referentes históricos eran diferentes a los del 26 de julio. Mientras este último se expresaba como continuador de las luchas mambisas, el Directorio lo hacía en el referente universitario de la revolución de 1933: el Directorio Estudiantil de 1930. Ello marcaba dos estrategias de lucha diferentes. El Directorio Revolucionario centraba sus acciones en La Habana, en el “golpear arriba” para desencadenar la huelga general; el 26 de Julio se apegaba a la experiencia mambisa de crear un ejército libertador en las montañas orientales.
No resultaban extraños, en medio del fragor de la lucha, los debates entre las organizaciones revolucionarias. Muchos conceptos están cargados y recargados de incidentes o visiones de época. En un documento publicado en el suplemento de la revista Alma Mater de marzo de 1956, se afirma que los obreros constituyen “la clase revolucionaria por necesidad y conciencia” y que el Directorio tiene su pupila visionaria en “la gran tarea de la Revolución Nacional, a la cual han de prestarle toda su energía creadora las fuerzas sanas que integren o coordinen con el Directorio Revolucionario”. La democracia, el nacionalismo y el socialismo conforman los objetivos de la “Revolución Nacional” que promueve el Directorio Revolucionario.
Las interioridades, complejidades y acontecimientos del proceso revolucionario y, en particular, las circunstancias y hechos que marcan la trayectoria del Directorio Revolucionario, con sus antecedentes y consecuencias entre la firma de la Carta de México y el combate del Palacio Presidencial, constituyen el objeto de esta obra. Abunda en información, en muchos casos no conocida. No pretende su autor hacer la historia del Directorio. Lo que nos presenta, apenas es un segmento de ella, pero trascendental para entenderla y comprender las dificultades de la unidad revolucionaria.
El ataque al Palacio Presidencial ha provocado debates no siempre históricamente bien fundamentados. Algunas veces mal intencionados. No se trató de un hecho desesperado, mal planificado o de ingenuidad militar. La tesis del Directorio de “golpear arriba” no descansaba solo en el ajusticiamiento del dictador. Ello se concebía como punto de partida para una insurrección con el régimen decapitado y desarticulado. Esa insurrección llevaría a una huelga general nacional que pondría fin al batistato y, más importante, abriría las puertas a la Revolución. Esta acción no resultaba un hecho aislado; era la operación principal dentro de una estrategia política revolucionaria planificada por la dirección del Directorio. La de Radio Reloj le daba su dimensión política al 13 de marzo. Por ello, el máximo líder de la organización, José Antonio Echeverría, a su pesar, no está en el enfrentamiento de Palacio. Su misión consistía en dirigirse al pueblo de Cuba y llamarlo al combate; iniciar la insurrección —que tendría su estado mayor en la Universidad— y provocar la resistencia popular que desembocaría en la huelga general. Era importante destacar que las acciones las desarrollaba el Directorio Revolucionario con importantes participantes que habían pertenecido o pertenecían a la Organización Auténtica (OA).
En las reuniones de la dirección del Directorio se valoraron diversas variantes. La incorporación de Menelao Mora Morales y su grupo permitió precisar las características de la operación; sería una acción comando, teniendo en cuenta el armamento, las municiones, los hombres y el tiempo. En la cuestión puramente militar, tres hombres resultaban importantes por su experiencia —que no poseían los generales de salón del ejército batistiano—. Adelanto aquí un asunto importante a la hora de valorar, desde el punto de vista militar, el asalto a Palacio. El desarrollo de este tema forma parte de los contenidos de mi obra en preparación Los eslabones quebrados. Los tres militares eran españoles —por lo que, entre los cubanos, se les conocía como los tres gallegos—. Sus lugares y destinos en estos acontecimientos fueron diferentes, lo cual tuvo serias consecuencias en el fracaso de la operación.
El primero a tener en cuenta es Daniel Martín Labrandero. Poseía una historia extraordinaria y un conocimiento en la preparación de operaciones militares. Ex coronel jefe de la décimoquinta Brigada Internacional en la Guerra Civil Española, pasó a Francia al término de esta; al ser ocupado el país por los alemanes, se incorporó a la resistencia; capturado, se le internó en un campo de concentración del que fue liberado en 1945; solicitó de inmediato trasladarse a Cuba; en 1947 participa en los preparativos de Cayo Confite. Para el Directorio, Daniel era el jefe militar indiscutido para la preparación y ejecución de la acción de Palacio. Pero, los acontecimientos frustraron su participación. En medio de los tanteos de los preparativos es apresado por las fuerzas de la tiranía. El Directorio organiza su fuga de la prisión del Castillo del Príncipe, pero, durante el hecho, cae muerto el 30 de diciembre de 1956. Julio García Olivera, segundo jefe de acción del Directorio, en su libro Contra Batista, escribe: “Reflexionando mucho sobre esto, he pensado que con la presencia de Martín Labrandero se hubieran salvado muchos de los problemas” (p. 319).
El segundo de los “gallegos” era Carlos Gutiérrez Menoyo. Su historia no era menos impresionante. A los 16 años se incorporó a las fuerzas de la Francia Libre en África bajo el mando del famoso general Leclerc, participando en la “guerra del desierto” contra las fuerzas alemanas del Afrika Korps que estaban bajo el mando del mariscal Rommel. Con posterioridad combatió en Italia, en el desembarco de Normandía y en Alemania. Fue condecorado y obtuvo el grado de subteniente. Emigrado en Cuba, participó en los preparativos de Cayo Confite, en 1947. Era el hombre ideal para un ataque comando, pero no tenía la experiencia organizativa de Martín Labrandero. Por ello, se le nombró jefe del comando que atacaría el Palacio y le daría muerte a Batista. Durante esta acción pierde la vida.
Del tercer “gallego” se tienen pocos datos y estos son confusos. Conocido como Ignacio González, también usaba el nombre de Marcelino Manen, había sido combatiente en la Guerra Civil Española. Se le asignó la jefatura de las fuerzas de apoyo. Estas no entraron en acción. García Olivera escribe: “Marcelino Manen jamás se presentó después a dar una explicación sobre lo sucedido. En el mes de junio salió al exilio hacia Costa Rica donde se unió a Eufemio Fernández” (pp. 318-319).
Eufemio era uno de los principales “jefes de acción” de la Organización Auténtica. Había participado en la Guerra Civil Española y tenía fuertes vínculos con la emigración republicana española en Cuba. Desde 1948 estaba vinculado al presidente Carlos Prío Socarrás. Antes, en 1947, fue uno de los principales organizadores de la expedición contra el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Lo más interesante resulta la composición del Estado Mayor de su batallón, el Guiteras: Daniel Martín Labrandero, jefe del Estado Mayor; Carlos Gutiérrez Menoyo, jefe de la 1ra. compañía; Ignacio González, jefe de la 3ra. compañía. Algunos de los desertores del 13 de marzo también se unieron a Eufemio en Costa Rica, entre ellos “veteranos de la Guerra Civil Española”. ¿Qué papel desempeñaron la Organización Auténtica, y en particular Eufemio Fernández, en los extraños sucesos que rodean a la acción de Palacio? Mucho queda por estudiar teniendo cuidado con las versiones interesadas.
En su alocución por Radio Reloj, José Antonio precisa que es el Directorio Revolucionario el ejecutor de las acciones del 13 de marzo, al que se le han unido otros grupos independientes, como el de Menelao Mora, caído heroicamente en Palacio.
Los jóvenes del 13 de marzo, como antes los moncadistas, fueron a liberar a Cuba de la tiranía siempre conscientes de que la muerte era una posibilidad. Es en ello en lo que radica la valentía, el patriotismo, la entrega —si es necesario— de la propia vida. Cuando se leen los documentos, se observa la alegría de poder entrar en combate; de romper la inercia de la espera: la aspiración de ser héroe, pero sabiendo que también se puede ser mártir. A eso es a lo que se está dispuesto. Es una actitud de los jóvenes del Directorio y del 26 de Julio; es la convicción íntima y profunda de los revolucionarios de una generación generosa, patriota y revolucionaria.
La documentación del Directorio constituye una fuente importante que invita a la meditación. Las obras de tres de los miembros de la dirección de la organización antes del 13 de marzo y participantes activos en los acontecimientos de ese día glorioso abundan en información, a veces contradictoria, pero complementaria. Me refiero a los libros y escritos de Enrique Rodríguez-Loeches, Faure Chomón —jefe de acción del Directorio y segundo jefe de la acción de Palacio— y Julio García Olivera —segundo jefe de acción del Directorio y responsable militar de la operación de Radio Reloj—. A esta información deben añadirse las diversas entrevistas realizadas a otros miembros de la dirección del Directorio, entre ellos, a Guillermo Jiménez.
En los sucesos del 13 de marzo y de Humboldt 7, el Directorio pierde a sus dos líderes, José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez. Resulta la única organización que ha quedado descabezada. Hay otro asunto determinante, José Antonio y Fructuoso tenían la doble condición de ser los máximos dirigentes tanto de la FEU, como del Directorio. No existía ninguna otra figura que tuviese esa doble pertenencia de dirección. El autor de esta obra analiza con profundidad esta situación y sus consecuencias. Estrategias y tácticas se centran en reconstruir la dañada estructura de la organización, en tanto se continúa la lucha revolucionaria. Ello debe ser objeto de otros estudios, pues no son las pretensiones de la obra que se presenta.
En 1959, el Directorio es un activo participante en las transformaciones que se operan en el país. La línea de su periódico, Combate, dirigido por el comandante Guillermo Jiménez, es de total adhesión y defensa del proceso revolucionario. Sus principales figuras y la mayoría de sus militantes están comprometidos con las acciones revolucionarias. De aquellos jóvenes del Directorio que tuvieron un importante papel en la etapa de la Revolución en el poder merecen ser recordados Antonio, Tony, Santiago García, infiltrado en los grupos contrarrevolucionarios y asesinado el 9 de enero de 1961; Gustavo Machín Hoed de Beche, que formó parte de la guerrilla del Che en Bolivia y cae en combate el 31 de agosto de 1967 en Vado del Yeso y Raúl Díaz-Argüelles García, quien, al frente de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior en Angola, muere en combate en la madrugada del 11 de diciembre de 1975. Otros miembros del Directorio participaron en estos últimos 60 años en importantes acontecimientos, entre ellos, Víctor Emilio Dreke Cruz y Julio García Olivera. La mayoría de los hombres más destacados del Directorio murieron en Cuba en funciones revolucionarias: el Chino Figueredo, Alberto Mora, Enrique Rodríguez-Loeches, Humberto Castello, Guillermo Jiménez, el Moro Asef, Tony Castell, entre otros. Quien fuera su secretario general, desde 1957, Faure Chomón Mediavilla, fallece siendo miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 5 de diciembre de 2019.
El 16 de julio del presente año, al conmemorarse el nacimiento de José Antonio (1932) en la Universidad de La Habana, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) develó el busto restaurado del inolvidable líder revolucionario. Allí estaban presentes combatientes que aún viven del Directorio Revolucionario.
El proceso de la unidad revolucionaria tuvo un artífice, Fidel Castro Ruz. No siempre el camino de la unidad, deseado por el 26 de Julio y por el Directorio, tuvieron los mismos signos y no siempre convergieron. Esta obra reconstruye el difícil camino de la unidad. No cubre todas sus etapas, pero permite entender sus dificultades.
El Directorio Revolucionario es, junto al Movimiento 26 de Julio y al Partido Socialista Popular, una de las tres organizaciones que se unen, en 1961, en la Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) como cuerpo político único de la Revolución.
La lectura de esta obra, cuyos acontecimientos transcurren en apenas seis meses y trece días (entre la firma de la Carta de México y el ataque al Palacio Presidencial), será nutriente para explicar, comprender y pensar mejor la historia de la Revolución Cubana.
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ENTRE LA CARTA Y EL ASALTO.PDF
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13 de marzo: el coraje de la historia
Por: Frank Josué Solar Cabrales
A raíz de un debate generado en las redes sociales en marzo de 2020 sobre los contenidos, significados y alcances de la Carta de México y las acciones del 13 de marzo de 1957, el sitio digital cubano La Tiza inauguró un espacio dedicado al abordaje de un asunto cardinal, el de las relaciones entre las diversas fuerzas de oposición a la dictadura de Fulgencio Batista, con la intención de «llevar la polémica más lejos, hacerla rendir mejores frutos, sumar al conocimiento de su objeto a más personas y volverla vehículo de recuperación de la memoria histórica». Gracias a ese empeño, que bajo el título «La unidad no es hija única» continúa abierto hasta hoy, salió publicada una serie de tres artículos con los que buscaba contribuir al intercambio mediante el análisis de los vínculos entre el Directorio Revolucionario y el Movimiento 26 de Julio desde la firma del documento unitario de agosto de 1956 hasta el heroico asalto al Palacio Presidencial.
Por sugerencia del Dr Eduardo Torres Cuevas los artículos fueron ampliados y convertidos en el libro que presentamos hoy, fundado en la convicción de que el estudio sobre la historia de la Revolución cubana, más allá de la pasión por el dato y el conocimiento histórico, tiene una repercusión directa en la disputa política actual sobre su legitimidad y permanencia. En tal sentido, este pretende ser un texto de combate en defensa del proyecto revolucionario cubano. Y la mejor manera de hacerlo desde la investigación histórica no es con el ocultamiento de sus asuntos más controversiales o con la adecuación del pasado a relatos preestablecidos desde el presente, sino con el acercamiento desprejuiciado y riguroso a su historia, que garantice la mayor objetividad posible, y permita entenderla en toda su complejidad, diversidad y grandeza. Los mitos y falsedades que sobre ella se tejen desde el campo contrario se alimentan justamente de nuestros silencios.
Uno de los mitos construidos alrededor del 13 de marzo de 1957 es el que asegura que las acciones de ese día fueron planeadas y ejecutadas exclusivamente por el Directorio Revolucionario, de espaldas al Movimiento 26 de Julio y otras organizaciones, para darles un golpe de mano en el derrocamiento de la dictadura. En realidad, el DR desarrolló las operaciones de ese día “hermanado en este empeño con grupos afines en la acción y en el propósito que nos animó”.[1] No fue una empresa individual, sino realizada de conjunto con otros sectores insurreccionales.
Por eso consideraba la fecha como “inicio de la confraternidad revolucionaria”,[2] y como la concreción de la unidad por la que había estado abogando desde su proclamación pública. A diferencia del 30 de noviembre de 1956, cuando no se pudieron poner en práctica los acuerdos unitarios alcanzados antes en México y en Miami, el 13 de marzo de 1957 significó para el Directorio que “se hizo verdadera por primera vez la unidad revolucionaria”.[3] En el segundo aniversario de la jornada histórica, en 1959, Faure Chomón insistió en calificarla como “la primera acción de unidad revolucionaria que se llevó a cabo en la lucha contra la tiranía”.[4]
Un examen detenido de los documentos elaborados por el Directorio Revolucionario después del asalto al Palacio Presidencial devela que existía un plan general en el cual a la organización le correspondía cumplir con una parte,[5] que hubo sectores comprometidos en ese plan pero no obligados directamente con el DR,[6] y que aproximadamente la mitad de los caídos en la acción no pertenecía a sus filas.[7]
Como otras fuerzas, el Movimiento 26 de Julio también fue invitado a participar, pero no lo hizo, entre otras razones, “porque esa no era su tesis de lucha”[8] según explicó Faure Chomón dos años después. En ese momento el Movimiento tenía como prioridad el fortalecimiento del destacamento armado de la Sierra Maestra, los planes para la apertura de dos nuevos frentes guerrilleros, en el Escambray y en el norte de Oriente, y el inicio de los preparativos para la convocatoria más adelante de una huelga general. Sin embargo, Faustino Pérez intentó, infructuosamente, apoyar la operación una vez iniciada.
La historiografía revolucionaria más útil no es la que elude o deforma acontecimientos y procesos para que encajen en los roles asignados según esquemas actuales, o elabora narrativas apologéticas y edulcoradas, en las que no existen las contradicciones, sino aquella que asume la conflictividad y las tensiones entre revolucionarios como una variable natural de cualquier proceso transformador, y profundiza en el estudio de las causas, los condicionamientos, los contextos y las relaciones de fuerzas, para explicar mejor las distintas actitudes y comportamientos.
El análisis de las dificultades, obstáculos e incomprensiones que rodearon la perenne aspiración de unidad revolucionaria durante el enfrentamiento a la dictadura batistiana facilitará la extracción de lecciones muy valiosas para nuestros retos presentes y por venir.
Notas:
[1] Manifiesto del Directorio Revolucionario al pueblo de Cuba, abril de 1957. Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
[2] Ídem.
[3] “Carta del Directorio Revolucionario a los miembros de las organizaciones revolucionarias y a todos los cubanos sin banderías en la lucha por la Libertad”, junio de 1957. Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
[4] Discurso de Faure Chomón en el 2do. aniversario del asalto al Palacio Presidencial, el 13 de marzo de 1959, en Combate, La Habana, 15 de marzo de 1959, Época II, Año III, no. 1, p. 6.
[5] “Proclamar, con orgullo, que toda nuestra militancia: Obreros, Estudiantes, Empleados, Profesionales… que participaron en las acciones del día 13, lo hicieron conforme a lo convenido en el plan general”. Circular del Directorio Revolucionario a los militantes, abril de 1957. Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
[6] En el caso del dirigente sindical auténtico Calixto Sánchez White se afirmaba lo siguiente: “Si bien no estaba directamente obligado con el Directorio a realizar ese día determinadas acciones, sí se hallaba comprometido en el plan y cobardemente no hizo nada”. Ídem.
[7] “EL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO rinde homenaje póstumo (…) a quienes sin ser militantes de nuestro organismo cayeron heroicamente luchando por nuestra libertad: Carlos Gutiérrez Menoyo, Menelao Mora Morales, José Castellanos, Luis Almeida, Pedro Téllez, Gerardo Medina, Eduardo Domínguez, Norberto Hernández, Ángel González, Salvador Alfaro y Celestino Pacheco”. Ídem.
[8] Resumen de la intervención de Faure Chomón en el programa televisivo “Conferencia de prensa”, en Revolución, La Habana, 12 de marzo de 1959, no. 82, p. 15.
Alpidio Alonso: la obra cultural de la Revolución Cubana es innegable
El ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau, dijo este jueves en el espacio televisivo Mesa Redonda que la obra cultural de la Revolución es innegable y que no se puede aspirar a entender qué cosa es la Revolución Cubana sin saber qué ha sido su política cultural y educacional.
Al comparar “lo que era este país, de más de un millón y medio de analfabetos y semianalfabetos, con el país de hombres y mujeres preparados de hoy, de más de un millón de universitarios, sembrado de instituciones culturales desde una punta a la otra, de bibliotecas, de museos, de librerías, de salas de teatro y de cine, de escuelas, de universidades”, aseguró el titular que se tienen razones para celebrar.
En ese sentido, Alonso Grau habló de la campaña de acciones que prevé el ministerio durante este año para festejar “por todo lo alto” los 60 años del discurso pronunciado por Fidel Castro en junio de 1961, conocido como Palabras a los Intelectuales.
De acuerdo con el también poeta y editor, este es un discurso fundador, del que se dice nace simbólicamente la política cultural de la Revolución, “ahí están las ideas fundamentales, los principios de todo lo que se ha hecho”.
Según destacó, se quiere que la conmemoración sea una fiesta, “porque tenemos que sentirnos orgullosos de la política cultural que tenemos, que no es perfecta, mucho menos cuando tiene que hacerse en las condiciones que se ha tenido que hacer, que han sido de trinchera”.
Con respecto a los ataques de los que ha sido víctima la cultura cubana y sus instituciones en estos últimos tiempos, el ministro declaró que estos chocan contra ese espíritu de participación, contra el trabajo de los escritores y artistas, del movimiento artístico cubano revolucionario, contra la verdad y la obra cultural de la Revolución.
Se ha estado ignorando lo que ha significado el trabajo de las instituciones culturales, lo que significan la UNEAC y la AHS como canales y espacios para el debate con las instituciones sobre los temas inherentes a la política cultural, manifestó.
Se quiere invisibilizar esa obra, se ha ignorado la complejidada del arte que nosotros auspiciamos y por eso atacan las instituciones, porque sin ellas sería imposible hacer todo lo que hacemos, el nivel de cobertura y de respuesta que se da a las expectativas culturales de la población, lo que significan para mantener una dinámica cultural como la que tenemos, continuó el ministro.
Por eso, enfatizó, se va a celebrar todo el año el aniversario de Palabras… junto a los 60 años de la UNEAC y los 35 de la organización de los jóvenes y artistas.
Sin la cultura sería inconcebible el proyecto socialista nuestro, por eso es que la están atacando, se quiere fracturar la unidad entre nuestros escritores y artistas y las instituciones nuestras, se quiere fracturar la unidad entre la vanguardia artística y la vanguardia política que se gestó durante todos estos años, se quiere fracturar nuestra identidad, resaltó.
Alpidio Alonso dijo que se sabe bien lo que significa la voz de nuestros intelectuales, «la onda expansiva que genera una opinión de un intelectual y por eso están tratando de atacar la cultura».
Pero contamos con la vergüenza de nuestra gente, con el patriotismo demostrado por nuestros escritores y artistas, por el compromiso que se ha visto en este último año de trabajo que ha sido extraordinario, destacó.
«Tienes la palabra» para dialogar en la construcción cultural del presente y el futuro de la Nación
En junio de 2021 se cumplen 60 años de los tres encuentros sostenidos por el Comandante en Jefe Fidel Castro y otros dirigentes del gobierno revolucionario, con artistas y escritores en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. Ese intercambio marcaría el inicio de una larga, continuada y ascendente relación entre las vanguardias política y artística en nuestro país.
Palabras a los intelectuales, como se conocería el discurso con que el líder revolucionario concluyó aquellos encuentros, se constituiría en la plataforma que establece los principios esenciales de la Política Cultural de la Revolución Cubana. La participación de la vanguardia artística y la democratización de la Cultura constituyen pilares esenciales de esta política, inaugurada a pocas semanas de la declaración del carácter socialista de la Revolución.
El Ministerio de Cultura y los creadores cubanos, han organizado un programa conmemorativo para celebrar los sesenta años de aquel acontecimiento. La participación de escritores, artistas y promotores culturales, el diálogo honesto y la crítica responsable, son los atributos principales del razonamiento que se quiere promover en torno a los desafíos actuales de la política cultural cubana. Este intercambio al que convocamos hoy, se extenderá durante los próximos meses y dará continuidad a las acciones que desarrolla el Ministerio de Cultura con el fin de perfeccionar su sistema institucional y articular el Programa Nacional de Desarrollo Cultural hasta el año 2030.
Este abarcador programa será acompañado de una atractiva plataforma comunicacional. Las instituciones más representativas de nuestro amplio y diverso movimiento cultural enriquecerán este esfuerzo con acciones que movilicen al diálogo en diferentes sectores del país, incluidos la educación, la ciencia y los medios de comunicación. La UNEAC y la AHS también se suman al Ministerio de Cultura, mediante programas de actividades que festejan, de manera simultánea, sus 60 y 35 respectivos aniversarios.
El @CubaCultura a través de @AlpidioAlonsoG , su Ministro, en estos momentos presenta la campaña #TienesLaPalabra la celebración de los 60 años de Palabras de los Intelectuales. Ademas de los 60 de la @UNEAC_online y los 35 de la @ahsjovenescuba pic.twitter.com/JRS3MzeCSo
— Cubarte (@CubarteES) February 10, 2021
Como parte de este programa, se promoverán espacios de intercambio, textos y audiovisuales que, desde una perspectiva histórica, dialogarán sobre los problemas actuales de la cultura cubana. Las redes sociales constituirán escenario fundamental de este intercambio constructivo, que concederá especial protagonismo a los jóvenes. Las nuevas generaciones de creadores, como aquellos de hace 60 años, tienen la palabra hoy para intercambiar sobre los desafíos de la cultura y abrir un nuevo ciclo de reflexiones colectivas que se pregunte, una vez más, de dónde venimos y hacia dónde vamos, en medio de las numerosas presiones e intentos desestabilizadores que asedian a la Nación.
Los jóvenes escritores, artistas y promotores culturales cubanos, con limpia voluntad creativa e irrenunciable compromiso y confianza en sus instituciones, sumarán su palabra a la de todas las generaciones que hoy se dan la mano en el concierto de la cultura cubana, por la transformación revolucionaria de la patria.
“Tienes la palabra” es el mensaje principal de esta conmemoración, que nos invita a volver a la frase final de las Palabras a los Intelectuales y a la plenitud de su espíritu para dialogar con disposición en la construcción cultural del presente y el futuro de la Nación.
¡Más vivo que nunca!
…Al que sirvió a sus hermanos, al que dejó la comodidad impura por el peligro creador, al que puso de raíz a su tierra y dio a su pueblo el derecho de codearse con los hombres, se le quiere, como a cosa de las entrañas, se mima su recuerdo, se le hace hueco en nuestro asiento, se le abre para que por él se entre nuestro corazón.
José Martí.
Resuenan los acordes de la guitarra y se escuchan las voces de aquellos que le cantan a la isla de Fidel, pinceles y carboncillos se deslizan por el lienzo para bocetar la sonrisa serena y el rostro sabio de quien ni la muerte puedo arrancar del corazón latente de cada cubano. Las palabras brotan de la pluma del poeta que sobrevuelan una vez más las plazas que su oratoria inundó, recorre nuevamente tus caminos, surca los mares buscando tu figura y la encuentra viva entre la gente.
Volvió el gigante de barba blanca, el timonel de nuestra gesta, el líder incuestionable, el martiano por convicción, el guerrillero soñador; volvió Fidel para juntar a un pueblo agradecido, continuador de su pensamiento y que hoy lo rememora en cada uno de sus logros y retos.
A cuatro años de su desaparición física, Fidel continúa rompiendo las fronteras de su tiempo para vivir eternamente en cada niño que nace sin la inquietud de cómo será su vida al crecer; en cada joven que ingresa de forma segura y gratuita a una universidad; en cada médico que arriesga su vida en tiempos de crisis; en cada artista creador comprometido con su obra y protagonista de su tiempo; en hombres que defienden bajo cualquier circunstancia a esta nación independiente, una Patria que se construye orgullosa e indoblegable con nuestra verdad e ideales.
Con tributos y ofrendas de amor desde el Camagüey legendario se multiplican sus fotos admirables en el podio, en la trinchera, en el deporte, en la salud, en los campos de caña o con un simple casco de constructor. Los jóvenes creadores celebran su vida –sin lamentos por su pérdida– porque Fidel no se ha ido, está hoy más presente que nunca, porque no hay cabida para la muerte cuando la meta es Cuba, y esta Cuba es el reflejo de Fidel.
Fidel Castro fue un baluarte en el impulso de las amplias garantías que tenemos las nuevas generaciones, bondades que se edificaron sólidamente con la Revolución y las ideas que nos inculcó desde 1952. Ejemplo y guía permanente para las más disímiles generaciones, donde el arte, la cultura y sus hacedores siempre calaron y prevalecieron en los peldaños más altos de su pensamiento, vida y proyecto social.
Hablamos de un hombre que hasta el fin de su existencia siguió siendo joven por sus ideas, por su espíritu revolucionario y por su perenne voluntad de transformación propia, por estar siempre alerta ante cualquier manifestación de quebranto de la independencia nacional.
Desde el canto, el óleo, la poesía y la música, los miembros y artistas de la filial principeña de la AHS ofrecieron respeto y homenajearon la vida de quien redimensionó el papel de una juventud comprometida con el arte y la cultura de la nación.
La velada en la Terraza Arte Joven de la Casa del Joven Creador de la provincia, contó con la participación de trovadores de Las Tunas, Granma, La Habana, Guantánamo, Santiago de Cuba y de Camagüey, y con ella concluyó la VIII Edición del Festival de Trova Canto Adentro, un evento que estuvo dedicado a la vida y obra del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y al personal de la salud que enfrenta los avatares de la Covid-19 en el país y en el mundo.
Cuatro noches de Festival cargadas de sentimientos donde artistas como los camagüeyanos Harold Díaz y su grupo Punto de Giro, Reinaldo Rodríguez, los Dúos Dulce Capricho y Mi otra Mitad, el santiaguero Pedro Sánchez Zapata, el habanero Jorge Kamankola, Miguel de la Rosa, del Proyecto La Trovuntivitis, los tuneros Jesús Pérez y Daniela de la Caridad, entre otros, demostraron que la memoria se mantiene despierta en cada rinconcito de esta isla antillana que aún recuerda con orgullo las palabras de un titán, pronunciadas un 25 de noviembre, pero del año 1959, a los 82 expedicionarios del yate Granma: “si salimos llegamos; si llegamos, entramos y si entramos, triunfamos.”
El destino quiso que ese mismo día, pero 57 años después, gran parte del mundo llorara su partida, pero con la absoluta certeza de que no hay un adiós ni un final para uno de esos hombres que brillaron con luz propia y que será siempre el guía y creador de una gran obra de arte del siglo XX, que es la Revolución cubana.
Fidel depositó toda la confianza en los jóvenes porque la Revolución la hizo siendo joven. Confió hasta el último momento en las nuevas generaciones, en su rebeldía, en su deseo de hacer, de crear, y es hoy lo que nos toca defender; porque somos escudo y espada de esta nación y desde la cultura seguiremos dando el apoyo necesario para y por la Revolución que tanto amó.