Procesos creativos
El arte se niega a encerrarse dentro de un diccionario
Conocà a Fernando Fernández Tito gracias a las redes sociales y a una persona a la que quiero mucho, la cual fue la primera en llamarme la atención sobre su trabajo. “Estoy segura de que te va a encantarâ€, me dijo, y no se equivocaba ella. La obra de Fernando es una búsqueda de sentido, una exploración mágica sobre los sentidos y las cosas, un giro de tuerca al mundo que nos ha tocado vivir. Este joven artista, graduado de la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, se niega a encerrarse dentro de un diccionario, pero nos abre las páginas de su libro de vida a través de estas preguntas.
¿Cómo llegas a la creación? ¿Tuviste siempre claro que ese serÃa tu camino?
No sabrÃa decir con exactitud, creo que desde pequeño sentÃa comodidad dibujando e interactuando inconscientemente con las artes. Es decir, todo provenÃa del instinto y el ocio; supongo que dibujaba no para ser dibujante sino más por la simple distracción de hacerlo. Considero que es algo común para casi todos cuando evocamos la infancia.
Decidir mi camino hacia la creación es algo que lleva poco tiempo conmigo, a pesar de no haberme dedicado a nada más en estos últimos años. La decisión ha sido gradual y principalmente ha estado motivada por la diversión que encuentro al crear. De niño estuve muy influenciado por los dibujos animados, el baile y la música; con esta última aún tengo un vÃnculo bastante especial.
Me gustaban mucho las canciones que se ponÃa mi abuela en la radio, al punto de llegar a reinterpretar muchas de ellas. Artistas y bandas como Soda Estéreo, Maná, Charlie GarcÃa, Polo Montañez y Shakira son de los que más recuerdo; e incluso hoy, muchas veces, sus letras me sirven de apertura para nuevas ideas. Por aquel entonces, cuanta cosa veÃa era un detonante a la curiosidad y por consiguiente al aprendizaje. Considero que los perÃodos en mi vida han transcurrido con evidentes diferencias: en la niñez y la adolescencia existió mucha incertidumbre, pero el tiempo es quien crea patrones y nos define a través de aquella idea que se repite en nuestra mente, a veces sin explicación, a veces por pura pasión. Entiendo que me era imposible tomar otro camino distante a la creación, de haber sido asÃ, ahora mismo no podrÃa sospechar siquiera qué hubiera sucedido conmigo. Aseguro haber confiado en esa verdad que está dentro del instinto de cada uno y he podido ver como se ha vuelto algo más grande que cualquier conocimiento.
¿Con qué palabras defines a las artes visuales?
Si tuviera que definir a las artes visuales con una sola palabra, sin duda usarÃa “juegoâ€. Opino que en general lo que ocurre en las artes y en casi todos los aspectos de la vida se puede equiparar a un juego. Ya lo que existe se nos presenta con una serie de reglas establecidas y las artes visuales no son una excepción, sus esquemas dependerán de lo que nosotros mismos seamos capaces de hacer con lo ya establecido. Cada artista puede desempeñar su propio arquetipo, con lo cual se puede llegar a influir sobre el rumbo que tomen las cosas desde nuestra propia mentalidad. Es un ámbito tan versátil y dinámico que definirlo serÃa igual que matarlo. Justo pensaba en el jugar porque es un espacio donde caben nuestros propios códigos, lo cual siempre está sujeto a reflexión o adaptación. A veces es tan abarcador que resulta hasta fácil perder el control, por eso creo que el discurso de un artista debe poseer un grado importante de responsabilidad y constancia a la hora de conectar con un público; ya que, dentro de todo juego, hay atajos para subir rápido de nivel, hay trampas y evidentemente muchos caminos, que más que nada, obtendrán sentido según nuestras propias decisiones. Un artista debe ver sus propios actos como una gran pieza para sà mismo y tratar de mantener su obra en evolución, más que todo. El arte se niega a encerrarse dentro de un diccionario, incluso para los más escépticos, aquà se juega con lo que cada uno diga que es arte.
Por estos motivos, intento no descartar ninguna posibilidad a la hora de crear. Claramente tengo predilecciones, la poesÃa, la música y las conversaciones son ingredientes fundamentales en mi proceso de creación, pero trato de mantener mi mente disponible a todo cuanto me rodea. De hecho, después de cada dÃa, tengo un espacio conmigo mismo donde repaso lo ocurrido, a veces subordino hechos a ideas que conservo ya dentro de mi obra, otras veces exploro nuevos caminos que rozan la utopÃa, la reflexión, la crÃtica y, en especial, cosas que no he experimentado; en un principio todo aplicado a mi persona.
En su mayorÃa entiendo el arte como la traducción de lo explÃcito de la vida, a una posición metafórica que puede hacernos ver los momentos más oscuros a lujo de claridad, los dÃas más felices a lujo de sus colores, la realidad más cruda a lujo de todo un manjar, a veces más visual o intelectual, da igual. Para los sensibles es un escape, para los no tan sensibles, un paso más para moldear una sensibilidad.
Citando al escritor de comics Allan Moore: “No es el trabajo de los artistas darle al público lo que quieren. Si el público supiese lo que quiere, no serÃan el público, sino serÃan el artista. El trabajo del artista es darle al público lo que necesitaâ€. Me atrevo a afirmar que necesitamos jugar a aprender, a reflexionar sobre lo ya reflexionado y a divertirnos con el conocimiento a favor de una constante superación.
¿Qué es, para ti, lo trascendente en el arte? ¿Importa en realidad la trascendencia?
Entiendo lo trascendente en el arte como la vida que puede llegar a adquirir una obra dentro de una generación, aquellas pautas que pueden marcar la memoria colectiva a punto de ser referentes para nuevas obras. En todos los tiempos queda mucho arte bajo las sombras de los hitos y esto no significa que sea de mayor o menor calidad. Creo que es misión del artista adentrarse a descubrir más allá de lo trascendente. Qué más distinguido que La Fuente de Marcel Duchamp, qué más notable que los estudios anatómicos de Leonardo Da Vinci, a dÃa de hoy seguimos enlazados a su sombra, desde lo filosófico, hasta incluso en otros campos, como la medicina y la sociologÃa. Considero que lo trascendental es una condición que puede adquirir cualquier obra de arte según el contexto que la rodee.
De cierto modo todo artista busca trascender, entiendo que es algo necesario para dejar constancia, o bien de un artista, o bien de un momento. Abre muchos caminos para las nuevas generaciones, para que existan nociones de todo aquello que se ha hecho y del papel que deben jugar los artistas a partir de eso. Personalmente no creo que tampoco la trascendencia deba limitar las ideas, decir que “ya todo en el arte está hecho†me parece que es negar el propio acto de la creación, con lo cual se debe concebir la trascendencia como un desafÃo hacia la propia creatividad.
¿Sientes que el llamado “arte joven†es joven por su naturaleza o espÃritu artÃstico, o solo por la condición biológica de los creadores?
Realmente creo que el llamado “arte joven†es eso que representa el arte en sà mismo. Si un artista con varios años de experiencia es capaz de afrontar riesgos conceptuales y visuales en su obra; creo que su arte es joven por igual. Para que exista un arte joven basta con trabajar sobre lo que aún desconocemos. Por consiguiente, los jóvenes artistas toman referencia de los más experimentados para simplemente conocer, y muchas veces habrá tiempo antes de dar a luz una idea novedosa. Creo que a lo que llamamos arte joven hoy dÃa es a la condición biológica de los creadores, existen artistas con varios años de experiencia que aun poseen el arrojo hacia lo desconocido y están en constante búsqueda de nuevas formas de llegar a su público. Es precario pensar que un artista debe ser solo un instante, cuando puedes renacer con tu arte en todo momento.
¿Tienen los jóvenes suficientes oportunidades de llegar a un mercado nacional o internacional?
Creo que el mayor desafÃo en Cuba parte de cómo el artista debe insertarse dentro del medio. A veces es más importante tener también buenas relaciones que obra y ganas. Es una verdad que todos conocen, pero que a la vez no se expone a diario. SerÃa bueno arriesgarse un poco más con aquellos artistas que muchas veces quedan en silencio, asà sea por introspección o porque simplemente el mismo medio ya establecido los inhibe. Creo que la creación cubana debe tener en cuenta que también hay obra más allá del espacio de las galerÃas, de San Alejandro y el ISA. Considero que no se debe caer en la saturación de un pequeño grupo de creadores y por consiguiente en la marginación de otros. La historia del arte a cada rato nos da lecciones sobre esto, cuando reconocemos la obra después de la muerte de su creador, algo que en mi opinión debe ser desmitificado a favor de un mayor interés sobre lo que está pasando a diario con cualquier tipo de autor.
Por otra parte, está el tema del mercado, creo que todo artista busca vivir de su arte en algún momento y, siendo honesto, aquà en Cuba el mercado no es algo que tengas a la vuelta de la esquina. Definitivamente es un circuito cerrado, donde se mueven piezas con nombres consagrados y acceder a él tal vez no sea imposible, pero sà es algo engorrosamente afortunado. Normalmente quienes se dedican a mantener su obra deben tener otra ocupación que le genere algún tipo de ingreso. En este punto el artista se vuelve autogestor en cuanto a fondos y promoción de su trabajo. Es algo que igual he tenido que ejercer: mantener siempre actualizado el dossier de obra, mover el trabajo por las distintas galerÃas e indagar a su vez por las claves del mercado internacional. Por otro lado, las oportunidades son de quien permanece en el medio, un arqueólogo descubre algo inédito cuando trabaja a diario para ello, no hay muchas diferencias en el arte. Siempre las oportunidades exigen eficacia y una entrega a tiempo completo. Citando a Picasso: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajandoâ€.
Entonces, ser un artista joven, ¿es un hándicap o una oportunidad en los tiempos que corren?
En estos tiempos ser un artista en evolución es todo un privilegio. El canalizar opiniones a través de la creación es algo que para mà posee un valor cultural gigantesco, de alguna forma todo cuanto hacemos es el reflejo de lo que se vive, tanto a nivel mental como real. Considero que la parte de hándicap es el momento donde existe la lucha entre los dogmas de la realidad y lo que realmente podemos querer. Depende de uno mismo la tolerancia y la motivación que se pueda tener. El arte exige mucho de sus creadores y por muy adversas que sean las circunstancias, como creador, siempre trato de enfocarme en los detalles que de una forma u otra pueden brindar una imagen más optimista de las cosas. Siempre me funciona como apertura al conocimiento, es un espacio para decir la verdad y plantear nuevas ideas, nuevas visiones, esa utopÃa que cada uno puede formular a su manera y que nadie nos puede quitar. Hoy en dÃa debemos saber evolucionar, no solo como artistas, sino más como personas, entender que todo viene con matices y equilibrar la dificultad todo cuanto podamos.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo?
Intento generar ideas prácticamente a tiempo completo, cosa que a su vez me resulta bastante ambiciosa y algo que no he podido conseguir del todo. Muchas veces repaso experiencias, conversaciones, instantes que por retentiva se han quedado en mi mente, lo mismo personas, canciones, escritos, pelÃculas y a veces hasta otras obras. Pienso que, si han quedado en mi mente entre tantas, ha sido por algún enlace en especial. Desde ese inconsciente nace el punto de partida para la mayorÃa de mi trabajo. Me resulta imprescindible experimentar cualquier tema en cuestión mucho antes de trabajarlo, y de no conocer ni siquiera una parte, pospongo el trabajo para otro momento. De igual manera me dedico a escuchar todo tipo de respuestas de la gente sobre cualquier cosa y a experimentar con lo que percibo. Soy muy fan a trabajar por las noches, encuentro ahà un espacio de meditación bastante curioso, e incluso prefiero andar las calles cuando la gente se va a dormir, me asienta aún más las ideas y puedo concentrarme mejor. Pero entonces aprovecho la luz del dÃa para hacer eso que pensé en la noche, principalmente en forma de fotografÃas y dibujos. Me he dado cuenta que ambos momentos están en perfecto equilibrio y trato de obtener partido de ello: de dÃa ocurren cosas que no me dejan indiferente, me he inspirado mucho en el comportamiento rutinario de las personas, lo que esto genera y en especial cómo afecta en la vida de otros.
A rasgos generales, mi proceso creativo es algo que tengo en constante reinvención, está integrado a mi persona. A veces vivo a tope con el tiempo y mucho después revivo todo en recuerdos como si fuera un filme en cámara lenta. De igual manera no es mi objetivo únicamente hablar de mÃ, al final busco poder empatizar con las personas, lo mismo a través de poesÃas que escribo para canalizar un momento determinado, que a través de cualquier otra obra. Debo decir que en ocasiones tengo la sensación de estar escribiendo un libro junto con cada obra que hago, entiendo el llamado statement como un spoiler de todos los trasfondos que pueden quedar plegados dentro.
¿Qué valoras, por encima de todo, a la hora de crear?
Realmente a la hora de crear cualquier obra lo que más valoro es ese acto de empatÃa que puede existir con el público. De pronto, a través de nuestra obra, tenemos pues la gran posibilidad de conectar con muchas personas al mismo tiempo, de dialogar con ellas y de algún modo intercambiar experiencias. El acto de comunicación se vuelve un instante donde puedes hacer llegar al espectador a muchas reflexiones, como artistas podemos dirigir esa conversación a caminos estéticos y conceptuales. Esto es, para mÃ, toda una cualidad extraordinaria del arte. También es bastante difÃcil encontrar a un público que no reaccione y permanezca indiferente hoy en dÃa; tal vez no se exponga a los cuatro vientos, pero confÃo en que el arte cambia internamente al público que lo aprecia. Esa comunicación es el mayor objetivo que persigo a través de mi obra, pero al mismo tiempo, valoro mucho la capacidad que puede tener el acto de creación para utilizar todo tipo de situaciones para procesarlas y mucho después devolverlas a las personas que tal vez forman parte de ellas, con un giro de diferencia, asà sea respondiendo a patrones estéticos, utópicos o poéticos. El hecho de brindar ese nuevo acercamiento a algo que percibimos prácticamente a diario es un proceso que, para mÃ, ha adquirido un valor incalculable: me mantiene activo saber que por difÃcil que pueda ser cualquier situación, siempre que existe un espacio para dirigirse hacia ella con otros ojos. Esa retroalimentación con las adversidades es lo que me hace crear a través de ellas, enfrentarme a ellas y encima hacer que la gente empatice con ellas.
¿Hay temas o motivos que obsesionen tu creación, o estos fluyen y mutan en ti?
SÃ, considero que mi obra es una completa obsesión, o sea, yo mismo estoy obsesionado todo el rato con el acto de estar generando ideas. Me interesa mucho la imagen cotidiana, sus estéticas e improntas, y he concluido en una serie de constantes que a cada rato evolucionan según mis propias motivaciones. Traduzco de esa cotidianidad, de las mismas texturas en las calles, de los ambientes de barrio, de los comentarios en el argot popular, fenómenos que están inscritos en la identidad y que muchas veces pasan inadvertidos. Ya ninguno de nosotros deberÃa poder pintar un escenario de rosas cuando realmente debemos concientizar ciertas realidades y avanzar a partir de ellas. Tal vez no a modo de denuncia, ni a modo de un extremo crÃtico, sino más bien a las puertas de una reflexión que nos ayude a crecer, en principio desde la individualidad y, por qué no, a abstraernos en ciertas ocasiones. Es innegable que mi principal obsesión radica en las problemáticas sociales que nos inundan, en ese segundo mundo que existe en los ojos del cubano más común y corriente; y muy en especial el mundo religioso. Ya es algo que llevo investigando desde hace varios años y se ha convertido en el centro de atención de mi obra. Me he dedicado a consultar fuentes orales, contrastar información, documentar mucho de sus cultos más comunes, coleccionar inclusive varios de sus artilugios y en especial corroborar cómo, desde, ahà se desprende otra infinidad de temáticas.
A dÃa de hoy me obsesiona entender cómo ha funcionado la fe sobre la mente del ser humano; más aún me domina conocer cómo en un momento dado se puede llegar a radicalizar ese pensamiento. Me refiero a este último punto ya que me ha llamado mucho la atención cómo a lo largo de la historia hemos sido vÃctimas de nuestros propios dogmas, asà sean polÃticos, o asà sean puramente religiosos, todo cuanto hacemos está iniciado por un sentimiento de fe… es entonces donde no podemos perder el criterio ante el fanatismo. Está muy de moda en la polÃtica moderna propiciar el no cuestionar, la escasez de sentido crÃtico y callar ante la imbecilidad del prójimo; personalmente opino que sin crÃtica y cuestionamiento no puede existir avance. Los mecanismos de control y la mentalidad de rebaño son cosas difÃciles de admitir para cualquiera; y pienso que la mayorÃa de los problemas que hoy padecemos están derivados de ahÃ. Aun asÃ, me motiva mucho saber que existe el dÃa a dÃa y que lo podemos usar como una gran oportunidad para hacer que las cosas cambien.
¿Crees que las redes sociales pueden impactar en el futuro a corto o mediano plazo en la forma en que consumimos arte? ¿Impactarán también en la forma en que se crea?
Opino que las redes sociales forman parte de un mecanismo de control, que ya a estas alturas es algo que está implÃcito en la vida de todos, desde las altas esferas hasta el ciudadano más común. Es ya prácticamente imposible escapar de su alcance. En polÃtica, los twists han ganado peso mediático, en el arte los perfiles de Instagram casi se han convertido en la certeza de existencia de un artista, la compra y venta existe ya dentro del ambiente digital; y todo eso me hace pensar que el uso de la red trae consigo una gran responsabilidad.
A través de las redes, una vez más nos ponen a prueba los extremos. No podemos remplazar el ir a una exposición, por ir a un sitio web de la exposición, a pesar de sus facilidades, nos estamos perdiendo de un sinfÃn de detalles que existen y solo son perceptibles con el contacto directo. Dentro de todo este instrumento mediático intento hacer prevalecer mi propio proceso de creación, es decir, no trabajo con el fin de llenar un perfil en primera instancia y mucho menos soy sincero con las redes. Fácilmente puedo postear una imagen del proceso de una obra ya realizada y encontrarme trabajando en una nueva serie completamente diferente. Si soy franco, manejo las redes con el cinco por ciento de lo que realmente hago, e incluso me gusta pensar que lo que se ve en las redes de mi obra es solo una de las visualidades de la misma. Al mismo tiempo creo que cada artista puede lidiar con las nuevas tecnologÃas a su gusto, pero es importante ser consciente de cómo esto puede llegar a incidir sobre su persona y sobre su propia obra.
Me resulta curioso como tristemente hoy en dÃa vivimos envueltos en sociedades machistas, racistas, clasistas, muy atrasadas culturalmente, pero con tecnologÃas muy avanzadas que se han encargado de propagar las ideologÃas enfermas de nuestra cultura a través de un tipo de arte; es entonces donde las redes pueden hacer sombra sobre esa mayorÃa que ignora la importancia que tiene el arte en sus vidas. Toda obra de arte refleja la cultura que la creo y la cultura que la consume. A través de las redes esto queda más que claro cuando vemos cómo los artistas, en esta era de extrema comunicación, pueden ser distinguidos como influencers cuyo valor radica únicamente en cuantas cosas te pueden llegar a vender. Debemos saber convivir con este fenómeno y hacer que nuestro trabajo prevalezca, moldeando la cultura con los nuevos medios a favor.
En materia creativa, ¿qué te da miedo y qué te enciende?
Bueno, en cuanto a la creación debo decir que mi mayor temor es el tiempo en sÃ, el hecho de por algún motivo no poder crear más, o peor aún, no poder cumplir todo lo que quisiera cumplir. Creo que eso serÃa muy frustrante ya que, hasta el dÃa de hoy, en su mayorÃa, mis ideas por muy disparatadas o atrevidas que resulten en un momento determinado, las he conseguido llevar a cabo con todo tipo de experiencias guardadas en ellas. Pero a la par estoy constantemente motivado, en especial cuando encuentro empatÃa con mi trabajo, cuando sé que no estoy completamente solo en esto y puedo acceder a compartir puntos de vistas con mis amistades. El debate en sà me mantiene activo, el contraste con opiniones que no necesariamente deben estar al corriente con las mÃas son detalles que me encienden a la hora de seguir adelante. Le debo mucho a mis amigos y familia, que han sido siempre el primer público al cual me he tenido que enfrentar.
Nácar en los dedos de los libros
Solo hay que conocer su obra para saber cuánto esplende Lisett D. Páez Cuba. Y en este esplendor no incluyo solo el talento, sino también su humanismo, su capacidad para la fe y el asombro, su infinito abrazo a la poesÃa de la vida cotidiana. Lisett D. Páez Cuba (Lisy para sus amigos) es una voz que, sin duda, cantará en los oÃdos de los lectores para dejar en ellos el recuerdo de la música de sus palabras.
¿Cuándo decidiste que la literatura iba a ser el camino que acompañarÃa tus pasos? ¿Por qué elegiste la literatura como vÃnculo de comunicación con el otro?
Desde niña siento pasión por la escritura. A los 12 años escribà un cuaderno de versos rimados que solÃa leer a mi abuelo paterno. Y aunque pensé optar por FilologÃa como carrera universitaria, matriculé Derecho por razones de fatalismo geográfico: soy una pinareña que no quiso irse a estudiar a La Habana. No obstante, el deseo de escribir siempre estuvo latente en mÃ, hasta que en diciembre de 2019 ingresé al Taller Baragaño, de la Casa de Cultura en Pinar del RÃo. A partir de entonces comenzó mi era escritural.
Escogà la escritura porque es una forma de compartir las ideas que pueblan mis sueños. Reconozco que esta es mi verdadera vocación y mi refugio. Incluso, he confesado antes que el Derecho es mi esposo, el padre de mis libros, mis artÃculos; el hombre con el que estoy casada, mas no el amor de mi vida. Ya he advertido en ocasiones que, por suerte, el Derecho y la PoesÃa tienen algo en común: el poeta intenta hacer justicia a través de sus versos.
¿Cuáles son tus principales influencias creativas?
En narrativa prefiero a GarcÃa Márquez, Isabel Allende, Cortázar, Galeano y Fleur Jaeggy. En poesÃa, aunque crecà declamando versos de Buesa, Neruda, Sor Juana y otros poetas latinoamericanos (que eran mis preferidos en la adolescencia), con más tiempo de lecturas descubrà que mi genealogÃa poética la he encontrado en autores como César Vallejo, Rainer MarÃa Rilke y Wislawa Szymborska. En el caso cubano, los que más han calado en mà y me llevan a un estado hipnótico resultan ser José MartÃ, Dulce MarÃa Loynaz y Sergio GarcÃa Zamora.
¿Qué te mueve a escribir? ¿Qué, en el mundo real, te sirve de material para alimentar la ficción?
El mundo en sà mismo. Cada proceso cotidiano es mi fuente de inspiración. Estar frente al espejo desenredándome el pelo me llevó a escribir El enredo, texto con el cual empieza el poemario premiado, a través de un sÃmil: “Escribir poesÃa es como desenredar un cabello húmedo…â€. Asimismo, estar esperando el ómnibus una mañana para ir a la Universidad me hizo pensar en un poema como Parada de autobús, que ofrece un paralelismo metafórico con el proceso editorial, tal cual esos libros que esperan (sentados) por la publicación que ha de llegar.
Mi profesión es otro incentivo constante para escribir. El Derecho es una fuente inagotable de temas y motivos. De la influencia jurÃdica y de esa confrontación entre la jurista y la escritora que soy, nacieron textos como Judicatura y AbogacÃa, declarando mi devoción expresa por la literatura cuando escribÃ: “Ya no soy la abogada litigante. Soy lectora en privación de libertad. Busco un verso inocente que me salveâ€.
¿Cómo definirÃas tu estilo?
Eso mejor lo dejo a la crÃtica. Soy pésima para autodefinirme. Grosso modo pudiera adelantar que en narrativa me siento surrealista y en poesÃa, ultra romántica. Suelo tener un tono reflexivo y en ocasiones pasional. Pienso que he sido más bien una escritora emotiva con tendencia marcada a la poesÃa intelectiva. Â
Y tu proceso creativo, ¿cómo transcurre?
La narrativa, el teatro y otros géneros (no poéticos) requieren más dedicación: sentarme en el buró de mi cuarto, estar muy concentrada, exprimir neuronas. Sin embargo, la poesÃa infantil y la poesÃa para adultos surgen más espontáneas: ideas que me invaden de repente y tengo que correr a anotarlas. A veces hasta me he levantado de madrugada con versos estructurados ya en la mente y debo escribirlos para no olvidarlos.
Una curiosidad propia es que al crear poemas generalmente empiezo por el último verso. Casi siempre es el primero que se me ocurre. SÃ, empiezo los poemas al revés, de abajo hacia arriba, como si la sentencia final ya estuviera predeterminada, como si supiera de antemano a dónde quiero llegar. Y raramente termino un texto la primera vez. Como mÃnimo mis poemas requieren tres sesiones: las ideas repentinas sobre el papel, el pensamiento articulado para dotar de estructura lógica ese campo semántico y la revisión detallada tras la cual nace, finalmente, el poema.
A tu criterio, ¿un escritor tiene que ser necesariamente un buen lector o basta con que sea un buen intérprete de su propia realidad?
En absoluto: un buen lector. No basta con interpretar la realidad propia, necesitamos leer cómo otros la han interpretado, nutrirnos de la savia poética precedente. Justo cuando descubres que en la lectura está el secreto empiezas a avanzar como poeta. A mÃ, por lo menos, la lectura me contagia de escritura. En verdad mientras más leo, más quiero escribir. Es curioso porque en el poemario La de abajo constantemente defiendo esta tesis, a tal punto que declaro: “SolÃa devorar trozos de nácar en los dedos de los libros. Hace un tiempo dejé la tentación de onicofagia, el mero conformismo a los exergosâ€. Este sentido lúdico entre el proceso escritural y el nutritivo continúa más adelante cuando afirmo: “La energÃa que el estómago transforma en energÃa. La lectura que la mente transforma en escritura (…) Un desnutrido nada podrÃa escribirâ€.
¿Cuál es el lugar que ocupa el escritor en el mundo contemporáneo?
A decir de GarcÃa Márquez, el oficio de escritor es el más solitario del mundo. Asà lo percibo yo: como un solipsista que se aÃsla de sà mismo para terminar acompañando las soledades ajenas. Gracias a él, “Un lector es el blanco de la refracción. Recibe toda la luz que proviene desde el fondo de una sombraâ€. Asà también declaro en otro de mis poemas, que el escritor no trabaja propiamente para sÃ, porque la obra no es propiedad suya: “Pertenece a los lectores, a los más necesitadosâ€. Por tanto, a mi juicio, el escritor tiene ante todo una función social, una especie de compañÃa anticipada a esas almas que necesitan recrear, resemantizar o evadir la realidad.
¿Qué tipo de colaboraciones con otros artistas te interesarÃan en tu vida creativa?
Me encantarÃa musicalizar poemas, escribir textos para canciones. Es algo que ya he sentido de manera espontánea al tatarear en voz baja canciones que se han quedado escritas en el bloc de notas de mi teléfono móvil. Me ilusiona también la idea de libros ilustrados para los poemarios infantiles que ya tengo listos; y de manera especial me llama la atención la poesÃa ecfrástica, tener un cuaderno propio al estilo de Los Rembrandt L’Hermitage de Fina GarcÃa Marruz. Estas son algunas de las imágenes que ya me han conmovido alguna vez.
Por último, confieso otra de mis quimeras. Sueño con una Academia Cubana de PoesÃa. Imagino un espacio de confluencia de jóvenes de todo el paÃs, un escenario formativo donde la escritura de poemas sea un proceso consciente y guiado por profesionales con experiencia y experticia, donde sesionen talleres frecuentes de creación y crÃtica literarias. A su vez, pudiera pensarse en un Centro de Estudios sobre la PoesÃa Cubana, dedicado por ejemplo, entre otros temas, a uno de los conceptos que hace algún tiempo aguza mis sentidos: las comunidades poéticas. De tal suerte, se brindarÃa la oportunidad de formación académica a aquellos que, con dificultad, avanzan desde la empiria.
Eres una autora que juega con disÃmiles géneros (la poesÃa, el teatro, la narrativa, la literatura infantil, etc.), ¿por qué te interesa cruzar esas fronteras genéricas?, ¿qué nuevas visiones otorga ese cruzamiento a tu escritura? ¿Existe algún género que no te interesa o que no te atreverÃas a abordar?
Nadie ama lo que no conoce. Por tanto, un primer paso para saber si algo nos interesa de verdad, es acercarnos. De ahà que las pautas creativas (orientadas en cada clase del Laboratorio de Escrituras al que pertenezco) me ayudaran a encontrarme verdaderamente como autora, a descubrir y también a desechar. Por ello confieso que me interesan las fronteras genéricas como mismo me interesan las fronteras espaciales, y que conste: adoro viajar. Toda exploración en la escritura creativa es enriquecedora, es una forma de entender los vasos comunicantes entre el verso y la prosa, lo interesante que puede resultar el empleo de una didascalia en poesÃa o la inserción de un poema en una obra de teatro. Y para responder a la tercera pregunta: el género con el que menos me identifico es la ciencia ficción. Honestamente es el único en el que me cuesta imaginarme.
¿Cuáles son las principales ventajas que el mundo contemporáneo le puede ofrecer a un artista, y cuáles los principales hándicaps?
¿Ventajas? MuchÃsimas: divulgar obras con celeridad a través de las redes sociales, publicar en cualquiera de los sitios y revistas disponibles en la web, diversificar formatos de libros digitales (Epub, audiolibros, podscats) y optar por las múltiples convocatorias de certámenes nacionales e internacionales.
¿Hándicaps? El riesgo de la publicación prematura sin la suficiente madurez literaria, la preferencia por los premios antes que por los libros valiosos, las ofertas tentadoras de “los editores canÃbalesâ€, el saldo que supone la mercantilización de la literatura: el sello del mercado por encima del sello de la calidad.
El a veces difÃcil recorrido de los premios literarios ha comenzado a abrir sus puertas para ti. Acabas de obtener el Premio David de PoesÃa en su más reciente edición. ¿Cuáles son los beneficios puntuales que un premio puede otorgarle a un autor novel como tú?
Primeramente he recibido el beneficio de la crÃtica especializada: pasar esa prueba de fuego que implica ser juzgada por reconocidos escritores como Rafael Acosta de Arriba, Carmen Serrano Coello y MarÃa Liliana Celorrio Zaragoza. En segundo orden, advierto la gran oportunidad de publicar mi poemario por Ediciones Unión y socializarlo en lo adelante por toda Cuba. Ahora me falta el beneficio más gratificante y a la vez el más complejo: el de ser leÃda por mis contemporáneos y someterme al verdadero juicio, el juicio del lector.
¿Puedes adelantarnos un poco de los temas que pueblan el imaginario de tu libro ganador del David?
El poemario La de abajo no constituye una referencia vulgar (como pudiera parecer), sino un tÃtulo elegido como intertexto con la novela de la revolución mexicana Los de abajo, de Mariano Azuela. Fue un amigo filólogo y maestro zamoriano quien me ayudó a descubrir que la poética del espacio atraviesa todo el conjunto: drones que “observan como espÃas desde arriba los sueños que se duermen desde abajoâ€, un testamento conmovido porque “el espÃritu del testador se eleva al cielo mientras la tierra empieza a descomponer la carneâ€, o aquel Hiperión que “sueña cada noche con la sola compañÃa de lechuzas, aunque las lechuzas no vuelen tan altoâ€.
El cuaderno en general ofrece una especie de paralelo entre la literatura y la vida, al exhibir binomios tales como la mujer-palabra o el amante-libro, pretextos escogidos para develar pasiones humanas a través de la escritura. Pudiera exponer temas abordados en el poemario como la lectura, la poesÃa, la muerte, la soledad, y a su vez motivos elegidos en su correlato, tales como la luz, una niña, la clonación, los pájaros, entre otros. Debo reconocer además una constante referencia (que abordo, a criterio de algunos, de manera sensual o erótica): la de una mujer de ciencias que es constantemente emplazada por una mujer de letras. Tal es asà que uno de los poemas nació justo la noche que debÃa arbitrar un artÃculo cientÃfico, pero un hombre de papel me sedujo y terminé describiendo un servicio de lavanderÃa a su favor; a tal punto que: “Casi amanece cuando empiezo a doblar los uniformesâ€.
En tu vida como artista, ¿existe algún momento significativo que haya marcado un antes o un después?
DefinirÃa dos momentos clave en mi vida como artista. Ambos se asocian a la incursión en nuevos géneros y coincidentemente corresponden al año 2021. Justo ahora descubro que este es un año crucial en mi vida como escritora.
El primero de estos momentos data del mes de marzo, cuando llegué al “Laboratorio de Escrituras Encrucijadaâ€. Allà te conocà (vÃa WhatsApp), Elaine Vilar Madruga, a ti que hoy tienes la dualidad de profesora y entrevistadora. Fue asà que, al cumplir los ejercicios de tarea semanales, empecé a diversificar mi producción literaria más allá de la poesÃa: me abalancé sobre el teatro, la crónica, e incluso la novela, que para algunos es el gran amor de los escritores. El Laboratorio representa en mi caso una gran escuela y a la vez un fraterno equipo de amigos, una suerte de complicidad lÃrica.
El otro punto de inflexión en mi vida como escritora lo ubico en octubre de 2021, cuando me acerqué a la obra de Sergio GarcÃa Zamora. Leer La Canción del Crucificado, Los conspiradores, Los uniformes, Diario del buen recluso y Los maniquÃes enfermos, cambió mi forma de sentir y de entender la poesÃa. Inclusive, confieso que anteriormente yo solo habÃa escrito verso rimado; de hecho, me creÃa incapaz de hacer verso libre o prosa poética. Sin embargo, al leer y estudiar a Sergio me animé por estas nuevas formas y sobre todo por esa especie de poesÃa con ingenio que él logra de manera excepcional. Pudiera decir que en este poeta del centro de la Isla encontré mi verdadera serendipia literaria.
¿Cuál es el libro que te falta por escribir?
A tÃtulo personal tengo pendiente “La historia de mi infanciaâ€, los relatos de la niña que soñaba ser bailarina, daba clases a sus muñecas guiada por un atlas de GeografÃa y pasaba noches en un portal junto a su abuelo paterno, esperando ver las lechuzas en el tejado.
A tÃtulo profesional me falta incursionar en un libro de ensayos. Como investigadora de Ciencias Sociales es una deuda que tengo conmigo misma, algo que en verdad me llama la atención y creo poder asumir sin grandes pesares.
¿Cuál es el libro que ya has escrito y que sientes que aún no le ha llegado su tiempo?
“El hombre sin ombligo†es un libro que terminé desde 2017. Es un poemario autobiográfico y esa es la razón por la cual aún no me animo a compartirlo. Además, es un texto muy incipiente, un cuaderno escrito en verso rimado, dividido en dos capÃtulos que no rebasan los 60 poemas. Quizás lo publique algún dÃa, siempre alegando la ingenuidad de haberlo escrito como una poeta novel.
¿Qué libro preferirÃas nunca escribir?
La profecÃa de mi muerte o un libro por encargo.
Más allá de la página en blanco, ¿quién es Lisy?
Una niña consentida en casa y, paradójicamente, una consagrada Vicedecana en la Universidad. La profesora de Derecho que alterna sesiones con la escritora sentipensante. Ambas viven dentro de mÃ. Y de todas las mujeres que me habitan, la que más me domina es aquella que tiene una gran fe en Dios, esa que suele repetirle con frecuencia a sus amigos: “El cielo gobiernaâ€.
Una mujer que se desnuda ante la realidad imperfecta
Anisley Fernández DÃaz es la poeta salvaje, la niña terrible que juega entre los versos, la mujer desnuda en las metafóricas calles de una ciudad en vilo. Se abre paso en el mundo a golpe de poesÃa limpia. Cuando se dialoga con ella, a pesar de la distancia, se siente el aroma de algunas palabras indispensables.
En la escritura, en la creación, ¿qué consideras sea esencial o indispensable?
El escritor debe ser egoÃsta consigo mismo en cuanto a exigencia, transparencia y sentir. Hay que replantearse constantemente el «yo sensorial», el «yo biopsicosocial» porque la vida consiste en movimiento. Todo se mueve, se trastoca, muta, evoluciona. En la literatura de hoy dÃa no es diferente. Ese completo desorden de todos los sentidos debe ser una máxima, o la rebelión al mirar la rosa hasta que se pulvericen los ojos, nos dirÃa Rimbaud, el poeta maldito que revolucionó su tiempo.
¿Consideras la poesÃa el epicentro de tu vida creativa?
Muchos escritores de la «generación de oro» observan a los poetas noveles como un insumo más de la actual «generación androide» o «de la Internet». En cambio yo me cuestiono diariamente el funcionamiento y accionar de los talleres literarios, los concursos y las editoriales en Cuba. ¡Y ese antagonismo también es poesÃa! La poesÃa nos rodea, nos inunda en escenarios reales y ficticios, consciente o inconscientemente. Es una ironÃa la vida, mi poesÃa también. Existe un Plan Divino, una Ley de Atracción. SerÃa poeta de cualquier manera, hoy, antes y después. Amo la textura, el color y el olor de los libros de poesÃa de cualquier época. Amo tomar una hoja en blanco con ese impulso divino que nos lleva al clÃmax más visceral, más sentido.
¿Cómo descubres la vocación hacia la literatura?
No sé explicarlo. Puedo decirte que con tres años les declamaba a mis vecinos los Versos Sencillos de José MartÃ. A los 10, construà muchos poemas rimados, cada uno con un dibujo, mientras mi infancia transcurrÃa en el coro de Belkidia López Fundora, y más tarde en la Escuela Provincial de Arte «Benny Moré», en mi querida Cienfuegos: moraba junto a mis cuadernos de música otra libreta con apuntes personales y frases de autores. Creo que fue mi profesor de Español Literatura del pre, Tomás Aparicio, quien me descubrió. Yo le enseñaba mis textos (sin la más remota idea de lo que escribÃa) y él sonreÃa, me decÃa «la erótica» y que debÃa estudiar Periodismo. Me dio además el norte amigo que diagnosticó lo que en aquel entonces era una prosa poética: Jesús Candelario Alvarado, gran poeta y narrador cienfueguero.
¿Tiene la literatura/la poesÃa la capacidad de transformar lo real, en lo micro o lo macro?
Siempre. Hay una triada de oficios indisoluble en toda creación artÃstica: poeta/pintor/escultor. Yo la extenderÃa a una cuarteta con la parte musical que le corresponde a la poesÃa. Y a la coraza del humanismo. Somos artÃfices todos los seres humanos pero no todos somos artistas. El escritor/poeta es un restaurador (pintor o escultor) que talla, pule, perfila, acomoda, ensancha, embellece, limpia y ordena desde la espiritualidad una hoja en blanco hasta convertirla en una obra de arte. Desde la intención de tomar la hoja hasta la cumbre de la realización hay un proceso mágico que llegó a deslumbrar al mismÃsimo psicoanálisis freudiano. Un escritor/poeta es un ente creador de mundos (de lo macro y lo micro). Desde la especialidad que estudié como médico, lo macro es el órgano, pieza fresca evidente, normal o patológica. Y lo micro es la imagen al microscopio en toda su gama multiforme y multicolor de procesos y estructuras increÃbles. Lo macro se expande sobre la base de lo conocido. Lo micro, a mi entender, consume la abstracción y responde a lo macro pues deviene en el don de la imaginación, en el juego de las invenciones que pretende convencer y hechizar al lector.
Para llegar a ese lector que mencionas, ¿cuáles son tus principales herramientas?
La intriga y lo confesional: puedo moverme en ambos lÃmites, pero con ironÃa. El escándalo poético desde cualquier temática. El erotismo. La sátira. Casi siempre pretendo engañarlo o jugar con su imaginación. Pasar inadvertida, impredecible, o semi dicha. Este tipo de escritura me apasiona.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo? ¿Existe alguna singularidad de él que puedas contarnos?
Me sucede algo muy eruptivo, como si la fibra cardÃaca se abriera literalmente o me saliera un repentino «rash encefálico». Mi mente se torna muy revolucionaria: me llegan palabras muy rebeldes, como desobedientes, desde lugares mágicos, incluso términos que desconozco y tienen que salir. Cuando voy al diccionario… ¡funciona! ¡Eran esas las palabras que iban justo ahÃ!
Cuando dialogas con escrituras previas a la tuya, por ejemplo, con los clásicos de todos los tiempos, ¿de qué manera te acercas a ellos? ¿Hay que desmitificar a los clásicos para poder tocarlos? ¿El respeto hacia lo creado anteriormente es un freno o sirve como motor de impulso?
Respeto bastante a los llamados «clásicos u obras clásicas» aunque no soy asidua a lecturas volumétricas. Respeto a los escritores de todo tipo y época. Tú y yo podrÃamos ser «las clásicas» en el siglo XXX y está bien. No creo, por tanto, en los frenos. Todo tiempo es valioso, difÃcil y limitado. Todo buen escritor siempre tendrá algo que decir y no pasará sin dejarnos algo: por pequeño que sea, es lo mejor que pudo dar.
¿Cómo valoras la competitividad en el plano artÃstico: un mal necesario, un bien necesario?
Es parte del proceso creativo. Hay demasiada selectividad y jueces por doquier: ojos, lenguas, manos… Lo importante es superarnos, crecer, divertirnos y divertir. Perdonarnos y perdonar. Ofrecer el espacio oportuno al talento de cualquier edad, al estudio, al trabajo en equipo. Transformar la idea de los concursos en espacios para aprender y compartir me resulta más necesario y provechoso que lanzarse al estrés de los concursos inventados por «algo» o «alguien» para la estratificación de los autores, como si fueran clases sociales. Quisiera que los autores regalaran sus libros. Leonardo da Vinci murió y La Gioconda es prácticamente invaluable. Los buenos libros deberÃan ser asÃ, sagrados.
¿Sientes que los premios transforman, por necesidad, la vida de los creadores que los reciben?
Ciertamente, los premios marcan un estatus, un mejoramiento, e incluso ciertos poderes, pero no definen el talento o conocimiento de un creador. La personalidad polimorfa de los jurados que otorgan influye más en ese sentido. Depende del creador en cuestión: puede disfrutar el premio consciente de su esfuerzo y labor o puede disfrutarlo engañado de sà mismo.
¿Qué resulta, a tu criterio, lo más interesante de la creación joven en estos momentos?
Es interesante la tendencia a replicar un estilo, un esquema de brevedad y concisión, cuando los libros actuales de teorÃa abogan por que no existen reglas absolutas al escribir. Sin embargo, hay jóvenes (me incluyo) que descartan estos patrones de procedencia más bien editorial y defienden su poema/borrador, se resisten a eliminar palabras, continúan seducidos por el lenguaje coloquial y de alguna manera lo preservan. Esto nos da autonomÃa, una voz propia y que pretende conservar aún la creatividad. No hay por qué «recortar» un poema. ¿Acaso puede recortarse una canción, un cuadro? El arte es belleza. La belleza es muy libre ante el ojo apreciador, pero será arte cuando se combinan talento y la más sincera introspección del artista.
Si tuvieras que definir tu poesÃa en pocas palabras, ¿cuáles eligirÃas?
Lo harÃa precisamente como en «METAPOIESIS», poema ganador en los Juegos Florales Cienfuegos 2021:
«La noche, el mar, mi cuerpo/
y en mi mano un licor, un pan mohoso, un cigarro/ es mi poema…»
¿Qué palabra te parece la más poética del mundo?
El primer nombre de mi hijo: ¡Allen!
En tu poesÃa, ¿cuáles temas viajan a bordo?
Me fascinan las metáforas sensoriales, esas que erizan la piel. Trato de sentirlas desde temas como el amor/ desamor/ erotismo, vinculando imágenes de la naturaleza y términos médicos. Tengo un cuaderno en construcción que también refleja la mujer que soy, la mujer cubana de estos tiempos bajo el influjo de la violencia doméstica y psicológica. Desde lo confesional suelo ser la erótica o la niña maldita. A veces «una anciana frágil/ una anciana que observó las calles reciclando las energÃas…â€
Más allá de la página en blanco, ¿quién es Anisley?
Anisley se promete salvaje, como dirÃa una amiga. Es la mujer que se desnuda ante su realidad imperfecta. Madre soltera, dolida por las leyes y estigmas de la sociedad y el tiempo que vive. Dramática, intensa, coqueta. Es la mujer que pretende más que trascender dejar una noción de su voz, su escritura muscular, el olor de su cuerpo por alguna calle de la isla que conduzca al mar.
Buscar una pizca de oscuridad en la belleza
Si digo su nombre completo, Silvia MarÃa Becerril Guillermo, quizás no tengas ninguna referencia que te permita saber de quién hablo. Pero si vas a las redes sociales, fundamentalmente Instagram, y buscas a @draw_my_journal, te aseguro que quedarás extasiado ante la belleza, las sombras y luces de la obra de Silvia. Ella es una joven artista visual cubana y una fabulosa ilustradora que vale la pena conocer. ¿Me acompañas en este viaje?
¿Hasta qué punto han influido en tu concepción de hacer arte el uso de las redes sociales? ¿Cuán útiles pueden resultar para un creador?
Las redes sociales brindan posibilidades que están al alcance de la imaginación de un artista. En mi caso constituyen una herramienta fundamental de inspiración, interacción y difusión de mi arte. Me considero una persona introvertida, que hasta cierto punto le cuesta establecer una relación interpersonal de la manera tradicional y, en ese sentido, la pantalla de mi móvil me facilita esa comunicación. Por otra parte, las redes permiten que se establezcan relaciones con otros ilustradores y que se gestionen ofertas de trabajo. Sin embargo, tienen en mi opinión un lado oscuro, pues muchos llegan a desanimarse si no llegan a conseguir suficiente apoyo o seguidores. Por esta razón es importante estar centrado e ir creando una propia comunidad que se identifique con nuestra obra, saber hacia dónde nos dirigimos y ser constantes.
¿Cuáles son tus principales influencias creativas?
Me inspira casi todo lo que me lleve a mi infancia, a las memorias y los sueños que tenÃa en la etapa más inocente de todo ser humano. Entre los artistas de la animación que más tomo como referente puedo destacar a Don Bluth, Tom Moore, Satoshi Kon, Tim Burton y las producciones del Estudio Ghibli. Recuerdo los primeros libros ilustrados que mis padres me leÃan y por los que sentÃa gran fascinación, los cuentos folclóricos y con referencias a sirenas y otras criaturas formaron mi identidad como creadora. Por aquel entonces también llegaba mucha mercancÃa a Cuba proveniente de Rusia, incluso a nivel audiovisual, por lo que las ilustraciones a acuarela de Nika Goltz u otros ilustradores soviéticos influyeron en mi estilo. Pero sin lugar a duda fueron los cuentos de Andersen y de Oscar Wilde los que claramente me llegaron al alma: esa pizca de oscuridad en la belleza o ese destello de luz en la sombra forman parte de la identidad que he logrado crear como ilustradora.
¿Cómo definirÃas tu estilo?
Nostálgico, narrativo y onÃrico. En los comienzos me enfocaba en realizar ilustraciones estéticas, en tomar muchas referencias de otros artistas o tendencias del momento, creo que con el fin de aprender nuevas técnicas digitales e ir ganando popularidad. Afortunadamente siempre existÃa una esencia en la mayorÃa de mis primeros trabajos como ilustradora que fueron imponiéndose a todo y lograron fusionarse en un estilo más propio. Formas anatómicas muy sencillas, el énfasis en la iluminación y en el uso del color son de suma importancia en la conformación de mi estilo de ilustrar. Con el tiempo he creado una paleta de colores propia que toma como referencia los contrastes y destellos sutiles de la ilustración tradicional al óleo y que se focaliza en los detalles de la iluminación presente en la naturaleza. La presencia femenina es casi una constante en mi obra.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo?
Me siento ante la computadora o el papel con un café y música, esta última casi siempre expresa mis estados de ánimo. Intento pensar en qué quiero transmitir y voy bosquejando infinitamente hasta que llego a un resultado que, aunque para mi sea un garabato, lo visualice como una imagen. Luego pienso en el aura cromática y comienzo a dibujar sobre ello y a dar detalles directamente, pues soy un poco impaciente y caótica y me gusta ver resultados inmediatos en algunas de las partes, es un proceso que hago de manera desenfadada.
Como dibujante e ilustradora tienes una formación autodidacta, ¿sientes que existen iguales oportunidades para los creadores formados en academias que para aquellos que llegan al mundo del arte por sus propios medios de aprendizaje?
En nuestro contexto nacional creo que no, y esto precisamente está propuesto por el tipo de sociedad que tenemos. Como autodidacta me ha resultado muy complicado darme a conocer, y cuando lo he logrado, en ocasiones confunden mi formación con la del Instituto Superior de Diseño o piensan que mis méritos los tengo porque me formé en alguna academia; simplemente lo asumen. Igualmente, el acceso a medios de trabajo o exposiciones personales, incluso al mundo audiovisual o editorial es juzgado por la procedencia del artista o por sus contactos, en mi opinión, muchas veces sin valorar la calidad del trabajo. Aun asÃ, nada de esto me detiene.
¿Por qué has encauzado tu vida creativa hacia el dibujo y la ilustración? ¿Cómo descubriste que este serÃa tu camino como artista?
Desde pequeña nació esa admiración por todo lo visual, inspirada por los dibujos animados y también por el hábito de la lectura, cosa que agradezco a mis padres. Ellos sin saberlo fueron de cierta manera mis primeros referentes, aunque sus profesiones nada tienen que ver con el arte (mi madre es microbióloga y mi padre ingeniero eléctrico), ambos tienen habilidades para el dibujo y muy pronto se percataron de las mÃas y las incentivaron. Desde que logro recordar, fui creciendo como una persona que plantea sus ideas y pensamiento a partir de las imágenes. Como suele suceder en muchos casos, las personas cercanas a mà lo veÃan como un simple pasatiempo, la idea de no ser práctico o no tener una formación universitaria, la presión del exterior, me hizo poco a poco tomar ese pensamiento. Estudié informática en el preuniversitario y luego comencé la carrera de arquitectura, en la que tenÃa espacios donde podÃa seguir refugiándome dentro de la creación, pero no era suficiente.Â
Entre el momento en que el artista descubre el llamado de la vocación y ese otro momento en el que el artista sigue sin frenos su llamado puede transcurrir un buen tiempo. ¿Sucedió asà en tu caso?
Efectivamente. Luego de mi graduación como arquitecta estuve un buen tiempo desarrollando mi labor como profesora en la disciplina de diseño. Inspirar los primeros años de los estudiantes, que en mi opinión es la etapa más importante de cualquier profesión, me hizo descubrir que faltaba esa chispa en mi vida. Una serie de trabajos técnicos y de situaciones complejas a nivel personal sucedieron en los siguientes años, tiempo en el que prácticamente cualquier bosquejo que salÃa de mi mano era para fundamentar un trabajo, hasta llegar a un momento de reflexión, de ser impulsiva.
Volver al dibujo fue casi un acto de auto aceptación y una lección crucial sobre la importancia de ser honesto con uno mismo en el arte. Un amigo me prestó mi primera tableta digital hasta que pude comprar la mÃa propia y asà recomenzar algo que nunca debÃa haber terminado. Convertir la ilustración en una carrera de tiempo completo requiere aprender a personalizar nuestro enfoque creativo.
¿Qué tipo de colaboraciones con otros artistas te interesarÃan en tu vida creativa?
Me encantarÃa tener la oportunidad de colaborar con cineastas y escritores. El mundo de la animación requiere de una etapa de diseño conceptual que se adecua a mi estilo, que es más desenfadado. También me gustarÃa trabajar ilustraciones para el ballet.
¿Has pensado en la ilustración de libros?
Realmente mis deseos radican en esta interrogante. Crecà en un mundo lleno de historias, leà muchÃsimo en mi adolescencia y aunque actualmente lo hago menos, porque el dibujo ocupa gran parte de mi tiempo, siempre me doy una escapada y al menos busco algún escrito que me motive. En muchos de mis trabajos pueden verse algunas frases que los inspiran o acompañan la ilustración, lo cual para mà es el comienzo de todo, como lo son esas imágenes que hice para el #folktaleweek2020. Ilustrar libros y crear mis propios álbumes ilustrados es mi sueño futuro, transmitir esa sensación que me hizo enamorarme de este universo artÃstico.
El mundo de lo fantástico y lo onÃrico forma parte indiscutible de tu trabajo como dibujante, ¿por qué sucede asÃ? ¿Qué es lo que más te atrae de esa mirada a lo extracotidiano y a lo extraordinario?
Al principio de mi incursión en la ilustración digital traté en vano de ser más comercial, entonces quizás mi trabajo llegaba o gustaba más al público, pero yo quedaba rara vez satisfecha con el resultado. Las escenas cotidianas, los autorretratos son imágenes que están presentes en mi vida, pero que no me definen como persona. Como dicen mis amigos, estoy siempre en la luna. Fue asimilar este concepto y comenzar a dibujarlo lo que realmente me hizo desbloquear ese mundo de sueños. Cuando dibujo soy yo y al mismo tiempo soy quien quiera ser, me refugio en mi mundo de historias y personajes, viajo a todas partes desde mi silla de escritorio.
El mundo de Instagram ha sido una plataforma donde expones, a modo de nuevo tipo de galerÃa, tu trabajo como dibujante. ¿Son las redes sociales nuevos espacios de exhibición del arte?
Lo son. ¿Qué mejor manera de mostrar tu trabajo que cuando puede ser accesible a todos? Aun asÃ, desgraciadamente encontramos personas que en ocasiones quieren adueñarse de tu arte y no tienen reparo en hacerlo, por eso es importante establecer lÃmites y con el tiempo poder crear nuestra propia plataforma independiente donde podamos hacer valer nuestro derecho de autor.
Más allá del dibujo, ¿quién es Silvia?
Silvia es una mujer soñadora que intenta vivir el presente sin descuidar sus propósitos futuros. Hija, hermana y sobre todo amiga. Ilustradora comprometida con su trabajo y en ocasiones artesana. Amante de los simples placeres cotidianos como la lectura, el café y el té, los animales, la cocina y los audiovisuales. Caminante urbana empedernida. Curiosa incansable de nuevos desafÃos.
“El arte de escribir es un salvavidas para muchosâ€
Jackeline Rojas A. escribe desde la soledad y el silencio, pero también desde el bullicio de las calles donde encuentra material para sus historias. En su creación se mezclan la poesÃa, la narrativa y la crónica: asà construye ese acto imprescindible en la existencia humana que es el arte de la comunicación con los lectores. Esta entrevista es una invitación a conocer la obra de esta autora novel que, sin duda, establece puentes de conexiones visibles entre su realidad y la del público.
¿Cómo nace en ti la inclinación hacia el mundo de la palabra? ¿Por qué elegiste la literatura?
Desde pequeña me gustó leer, y disfrutaba mucho las sesiones de biblioteca que estaban incluidas en el programa escolar. Aún recuerdo a mi primera bibliotecaria, América, quien tenÃa tal magia al contar fragmentos de libros que era casi imposible salir de la biblioteca sin haberte leÃdo al menos un pasaje. En mi casa también recibà libros: regalos preciados que he cuidado con mucho cariño hasta el dÃa de hoy. No creo que yo haya escogido a la literatura; ella me escogió a mÃ. Desde la infancia, sin darme cuenta, he estado garabateando ideas y sentimientos en un papel.
¿Cómo definirÃas tu estilo?
No soy amante de los encasillamientos y clasificaciones, porque creo que limitan la visión que el público pueda tener sobre el artista. Pero si he de responder a la pregunta dirÃa que soy de una autora que posee un estilo elegante y sobrio en ocasiones.
En tu proceso creativo, ¿optas por la rutina, por los ritos o por la improvisación? ¿Puedes hablarnos más de cómo transcurre dicho proceso?
Adoro escribir en las mañanas, bien temprano, antes de que salga el sol. Disfruto el silencio y el susurro de la naturaleza que despierta lentamente. Prendo una vela y después de unos minutos de meditación estoy lista para llenar la página en blanco. En muchas ocasiones me hago acompañar de música instrumental, la cual selecciono según el tema sobre el que voy a escribir.
¿Sientes que la literatura rinde más frutos cuando hay un método de trabajo que la dirige o apuestas por la libertad creativa en su más amplio registro?
He aprendido que sin metodologÃa y organización el camino se hace más difÃcil. En mi caso, antes de desarrollar una metodologÃa, yo escribÃa unas veces más que otras, pero no creo que fuera muy regular. Sin embargo, desde que comencé en Laboratorio de Escrituras “Encrucijada†soy mucho más disciplinada y he podido afrontar retos en diferentes géneros que jamás pensé abordar anteriormente.
¿Cómo le das vida al hijo-libro? ¿Sientes una relación maternal con las historias que creas?
Por supuesto, mis historias tienen una parte esencial de mà o me han sido cercanas. Darle vida al hijo-libro es un proceso que disfruto mucho, incluso llego a tener palpitaciones en disÃmiles momentos del proceso. Existe también un proceso de investigación que adoro porque es como nutrir tu alma y llenarla de diferentes elementos. Mi relación personal con las historias es estrecha, pero a la vez que doy a luz, dejo ir a mi hijo-libro, que sea libre y recorra otros caminos.
Eres una autora que se mueve en diferentes registros y géneros literarios, ¿crees que ese eclecticismo creativo le aporta al proceso escritural del autor?
En mi experiencia, le aporta muchÃsimo, porque este eclecticismo te hace buscar otros lenguajes, otras visiones para que tu obra no se haga repetitiva, incluso te permite ponerte en la piel de diferentes actantes, imaginar diversas situaciones que, de encasillarse en un solo género, con probabilidad nunca explorarÃas. Â
Para un autor novel, ¿cuán difÃcil es abrirse paso en la selva de las palabras?
Es muy difÃcil. Hay todo un entramado preestablecido que a veces, y aunque lo desees con pasión, no te permite llegar a las puertas correctas. O tu trabajo no cae en las manos apropiadas y se duerme entre otros manuscritos. Pero no por eso hay que abandonar; al contrario, no debemos dejar de perseverar.
¿Dónde encuentras material para escribir tus historias?
Me encanta escuchar a las personas cuando camino por la calle, cuando se acercan a ti sin conocerte y te cuentan su vida. A veces simplemente escucho. Me alimento de todo lo que se mueve a mi alrededor y hasta de lo que no se mueve. Encontrarme una ceiba en el medio del campo puede tener una importancia vital para mÃ. Cuando observo su forma, las ramas, su majestuosidad, estas me hablan tanto como una persona.
En los tiempos que corren, ¿quién es el escritor?, ¿qué lugar tiene en el mundo? ¿Existe salvación en el acto creativo?
El escritor es un mensajero. En estos tiempos convulsos, llenos de apatÃa y desesperanza en ocasiones, el arte de escribir es un salvavidas para muchos y un acto de esperanzas para otros. Un poema puede cambiar la percepción de un hecho, te sientas identificado o no con este. Crear es imprescindible para la existencia humana. Es el enorme porciento de espiritualidad y de amor que debe seguir acompañando nuestras vidas. No debemos renunciar al gozo y el asombro que puede provocarnos la más mÃnima brizna de arte.
¿Quiénes son tus principales referentes creativos?
Me nutro de los clásicos y también de los contemporáneos. No tengo un referente en particular, porque temo caer en la influencia indirecta que puedes recibir cuando lees mucho del mismo autor. No obstante, si lees, si contemplas obras de arte en una galerÃa o vas por la calle andando, de alguna manera tu obra va estar influenciada por ese fluir de la vida.
Ser mujer, negra, madre y cubana, ¿define tu escritura? ¿Son la racialidad y lo femenino temas que directamente impactan en tu creación?
Por supuesto que define mi escritura. Mi poesÃa no es la misma desde que soy madre. Y sÃ, el hecho de ser afrodescendiente y vivir en una isla me hace ver la escasez de personajes en la literatura nacional que sean como yo, y entender incluso que los estereotipos con respecto a personas negras se perpetúan aun hoy: por eso he decidido crear personajes que dejen una huella, que se conviertan en héroes negros con valores, virtudes y, por supuesto, defectos.
¿Hasta qué punto la literatura tiene el deber de impactar o cambiar la realidad? ¿Debe acaso apostar por otro camino u otras rutas de sentido?
En esta realidad tan ausente de asideros y de rumbo, pienso que la literatura es una fuente de cambio que debe apuntar a ganar, para influir positivamente en un mundo tan bombardeado de informaciones superfluas. SÃ, la literatura no debe aislarse de otras manifestaciones artÃsticas; al contrario, debe estar siempre en juego con ellas para poder llegar de una manera u otra a más público y no quedarse anquilosada en viejas estructuras.
¿Qué, a tu criterio, es esencial para que un texto literario tenga calidad y llegue a los lectores?
A veces la calidad no va de la mano junto al éxito literario, pero considero que un texto debe ser escrito con el alma y sin grandes pretensiones de fondo. Si es bueno, ese texto solo se abrirá camino en el complejo mundo de las letras. No puedo dejar de mencionar que el trabajo editorial es importantÃsimo. No debemos conformarnos, sino intentar llegar siempre a lo más alto de nuestra escritura.
Más allá de la página en blanco, ¿quién es Jackeline Rojas A.?
Soy una mujer muy espiritual que adora escribir, estoy llena de sueños. Me encanta reÃr y pasar bellos momentos. Detesto la rutina. Adoro caminar. La vida cultural es parte esencial en mi vida: ir al teatro, disfrutar de un concierto en la salita del Museo de Bellas Artes, ir de la mano de mi pareja mientras contemplo el mar. Considero que disfruto tanto el pasar tiempo con mi familia como el silencio sonoro de una mañana.
La vida de las palabras
Jeiny Caridad Ãlvarez Valdivia es un espÃritu veloz, creativo, que en su poesÃa habla de piezas cerradas y de las múltiples caras de múltiples dioses. A través de las redes sociales he podido conocer, poco a poco, algunas de las aristas que conforman a esta mujer creadora, fotógrafa, teatrista y poeta. ¿El pretexto para este viaje a través de la vida de las palabras?: su más reciente reconocimiento en el campo de la creación literaria.Â
Tu libro Dios era el susto de mi pieza cerrada obtuvo recientemente Mención en el Premio David de PoesÃa 2021. Háblame un poco de sus temas y del proceso de creación de este poemario.
Siento que mi cuaderno es muy agradecido. Nace de las interpretaciones que me hice durante todo el proceso de creación. Lo concebà como un poema único en el que iba recorriendo todas las partes de mi ser Ãntimo. La ciudad como lugar de pertenencia, el agua que llega a limpiarlo todo. Las luces y las sombras que me abrazan. Ahà están mis inquietudes, el tratar de comprender de dónde vengo, dónde estuve antes y hacia qué parte se dirige este camino recién descubierto. El gesto de querer cortar el simbólico cordón umbilical que me ata todavÃa a este plano fÃsico sigue siendo un doloroso grito y representa al mismo tiempo el nacimiento y la muerte.
¿Concibes el proceso creativo poético como una sumatoria de todas las artes a las cuales has dedicado gran parte de tu vida?
Creo que es expresar cómo la vida se pone de manifiesto en la escritura Ãntima del poeta. En mi caso, el teatro me permitió tener otras vidas, trabajar con los miedos, miradas, sueños y fracasos de los personajes. Todo este descubrimiento de lo cotidiano lo he vuelto a ver en la fotografÃa: adentrarse en el mundo que existe debajo de las piedras y en los grandes espacios, guardar ese momento, eternizarlo en una imagen. Luego aparece el reto de llevar ese idioma de los gestos y del paisaje a un universo de sÃmbolos que conforman la vida de las palabras.
FotografÃa, teatro y ahora poesÃa, ¿es este un tránsito hacia una forma siempre mutable de creatividad?, ¿una pausa?, ¿un silencio o un grito permanente?
En todo habita la poesÃa. En su silencio está su grito, leà una vez. Es una rebelión interna que se activa en cada palabra, en cada constante búsqueda de uno mismo. Quiero lograr que la circunstancia de mi poesÃa venga desde ese fenómeno curioso.
¿Tiene la poesÃa un papel en el mundo real que vivimos?
Hay que volver a ser cómplices de los sÃmbolos que conforman la esencia de esta realidad, de su música y su memoria. Reconocer nuevamente que hay un gozo profundo ante los milagros. Caminar de vuelta hacia la belleza de vivir. Participar del proceso desde ambos extremos. Se trata del «éxtasis de la vida y el horror de la vida», al decir de Baudelaire.
Sé que existe también una figura poética que quiere aparentar ser elitista y pretende proyectar conceptos muy antiguos como si fueran novedosos y que, a la postre, no es más que una forma heredada. Lenguaje digerido que se separa mucho de la esencia primigenia.
Muchas palabras mal intencionadas separan, hunden y lastiman, es cierto. Pero existen millones más que generan sentimientos de profundo regocijo, aun en épocas oscuras. HacÃa ahà debe caminar la poesÃa.Â
¿La poesÃa reestructura la realidad, cambia esa realidad, o se contenta con hacer de la realidad su objeto de contemplación?
La conciencia social es inevitable. No somos seres aislados y en todo proceso creativo debe existir una indagación psicológica de la realidad. A la poesÃa no le es ajena esta contemplación, al contrario, ha venido siendo parte activa de la génesis que representa cada cosa en relación con el tiempo cotidiano del hombre.     Â
¿Cómo defines tu estilo? ¿Crees que el poeta necesita definiciones o le basta la poesÃa para definirse?
Soy una persona en formación, estoy en el camino de la búsqueda. Estudio mucho. Trato de ser muy disciplinada y respetar las palabras y su simbologÃa. No mentirÃa con ellas por los códigos que las habitan y por las proyecciones que generan. Creo que definir a un poeta dentro de un estilo creativo es cerrarlo. La poesÃa fluye, levita, no pertenece a “estilos de creaciónâ€. SÃ, los teóricos escribieron: modernismo, post y todos los “ismos†que han venido “definiendoâ€. La poesÃa no es circuito cerrado, es rÃo, magia que en la nada crea relaciones mucho más complejas, porque si las encasillas con un nombre resultarÃan esfumadas o remotas.
A tu criterio, ¿cuál es el principal temor de los poetas jóvenes?
Solo voy a hablar por mÃ. Existe el miedo de no llegar, de quedarse varado en un solo sitio, en llenarse de distracciones que te alejen cada vez más de la palabra. Por eso leo en demasÃa. Me obligo a disciplinarme diariamente. A respetar este camino que elegÃ. Buscarme un equilibrio que me ayude a comprender, a padecer las circunstancias externas y tratar de recrearlas luego dentro de los sÃmbolos que se han venido acercando.  Â
La poesÃa, ¿define certezas o incertidumbres?
La poesÃa define todo. Desde las certezas y las sensaciones que se adivinan en el proceso poético y que pueden llegar como un desprendimiento de la realidad, hasta la incertidumbre que se pueda sentir al no poder descubrir nunca la luz o la sombra que habitan desconocidas.
Amén de las lecturas, ¿de qué manera se forma un poeta hoy en dÃa?
No creo que exista para un escritor un mejor método para crecer que no sea la lectura. Si no lees, no te retroalimentas. Es simple. Las palabras no son perfectas por como suenan, sino por lo que significan y la lectura ayuda muchÃsimo a la comprensión de la escritura.
Investigación. Descubrimiento. Constancia. Humildad y disciplina son algunas de las claves para la formación creativa en general.  Â
¿Cuáles sientes son los “siete pecados capitales†de un autor?, ¿qué entorpece la creación?
Creo que te he dado algunas respuestas desde las primeras preguntas. Si no trabajo, no soy disciplinada y no me proyecto, el resultado se verá muy lejano. Y sé que no tengo ni experiencia ni camino recorrido pero es lo que yo hago. Es mi método de trabajo. Si nadando tomas mucha agua, terminas hundiéndote por tu mismo peso. Si las distracciones logran ganar al final del camino, entonces ya no quedarÃa nada.Â
¿Existen conexiones entre tu poesÃa, la que escribes hoy mismo, y la realidad cubana; o al menos la realidad de aquellos con los que compartes creación, tiempo y espacio?
Siempre trato de buscar una nueva lectura dentro de mi contexto social, más personal, más desde el fluir interior de mis proyecciones. Vivo rodeada de lo cotidiano y mi realidad no creo que difiera mucho de la de aquellos con los que comparto mis dÃas. Mis escritos, por la lógica de convivir un mismo tiempo y a pesar de todo el trabajo simbólico, reflejan muchas veces ese entorno. Â
¿Quién es Jeiny más allá del verso?
Alguien que se desafÃa a diario. Sufre, se desespera, pero logra vivir. Simplemente eso.
Experimentar piel a piel la necesidad de decir
Lisbeth Lima HechavarrÃa experimenta en piel propia la necesidad de dar cuerpo al arte. Su creación late y se construye sobre en un puente que enlaza memoria y realidad. Bien sabe que cada escritor es, a su manera, un cronista de su tiempo. Hoy les invito a conocer un poco más de esta joven autora santiaguera que ya ha conquistado, con su literatura, un fértil terreno editorial más allá de las fronteras nacionales.
En la escritura, en la creación, ¿qué consideras es esencial o indispensable?
Libertad. Un creador se debe ser fiel a su ideal, a defender su posición, sea cual sea. Todo es un proceso de pensamiento, de conclusiones conceptuales a las que se arriba tras poner en práctica lo único que no se le logra arrebatar a un artista nunca: la capacidad de transfigurarse e ir experimentando piel a piel la necesidad de decir.
¿Puede ser mesurable la calidad de un libro, o esto depende de las sensaciones, emociones, experiencias, referencias y del mundo estético personal de cada uno de los lectores?
Es un poco de ambas cosas que planteas. Aunque la apreciación de lo “bueno†o “malo†es subjetiva y está completamente estribada en las concepciones individuales de cada quien, es cierto que la calidad de un libro sà es mesurable y puede ir desde la propia conformación de este hasta el estilo, la complejidad lingüÃstica, recursos, el cómo se desarrolla la temática, la edición, por citar algunos ejemplos. Pero sucede que más allá de esos criterios se encuentra el tema de las emociones que produce el texto: cuánto nos transmite, nos contextualiza, nos incita a la reflexión, cuánto provoca, todo esto resulta de gran peso a la hora de evaluar una obra. Pienso que es parte indispensable también en esa mensuración. Porque, ¿de qué sirve la literatura si no es capaz de transmitir y comprometer al lector por más limpieza estilÃstica que tenga?
¿Es posible definir qué es la creación? ¿PodrÃas aventurar tu definición personal?
La creación es exorcismo para el alma. Libertad. Casi siempre mi proceso creativo está unido a la imperante necesidad de desfogarme, de liberar a los demás. Me transfiguro en rostros ajenos y los desato. Con el tiempo ya es oficio, y aun estando en paz logro crear, pero debo admitir que nunca con la facilidad, fuerza y prontitud que logro cuando algo me perturba. También es magia. No creo que algo que no lleve magia sea capaz de salvar.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo? ¿Cómo piensas la estructura o arquitectura de un libro?
No la pienso, la verdad. Por lo general eso es algo que analizo después, cuando de poesÃa o cuentos se trata, claro. No logro condicionar mi creación a esquemas. Ya es suficiente con lo menguado que se ve el proceso ante las peripecias de esta vida tan convulsa y precaria que llevamos.
Y en cuanto a mi proceso creativo, lo cierto es que ya no sé trabajar de otro modo que no sea bajo presión. Es una condición impuesta ante la cual no me ha quedado otra que adaptarme, pero irónicamente lo disfruto porque en medio de tanto alboroto que hay siempre en casa con el niño, mis madres aclamando a Dios cada dos por tres, los gritos adolescentes de mi hermana y la tristeza tremenda que nos invade, pues yo escapo, escapo y es como un momento de abstracción febril. Calor, horas sin corriente, muchachos desde los portales vecinos enchuchando a los perros, Mateo de un lado a otro tirando de un carrito viejo sin ruedas y yo ahÃ, en ese vaivén que logro entre ficción y realidad. Pocas veces tengo paz para escribir, leer o estudiar, pero esas son también mis acciones vitales, como tragar, asà que me adapto para sobrevivir.
¿Es el escritor un cronista de su tiempo? ¿Tiene el escritor deber con el tiempo que le ha tocado vivir?
Creo que sÃ, somos cronistas de nuestros tiempos, de los momentos históricos que nos han tocado vivir, lo queramos o no. Es difÃcil escapar de nuestra realidad. Es contraproducente querer luchar frente a ello, serÃamos esclavos de cada frase escrita mientras huimos de nuestro entorno.
Pero no serÃa “deber†el término. A fin de cuentas, como ya expresaba anteriormente, creación es libertad y donde empiezan los deberes, comienza la atadura de alguna forma, y crear siempre debe estar por encima de todo eso. La cronicidad viene inmersa en el propio proceso de creación, fluye de modo natural, muchas veces sin que seamos conscientes de ello. Cuando lo condicionamos entonces estamos dejando de ficcionar nuestros planos y ahà sà surge ya el deber a ser fehacientes con nuestras circunstancias.Â
¿Tiene el escritor un deber con la obra que ha elegido escribir?
Aquà sà considero que el término “deber†se impone. Si el creador no es capaz de sentirse comprometido y deberse a su obra, entonces nunca le debió ser otorgado el don. Porque una cosa es imponerse requisitos que entorpezcan el nacimiento de la idea, atarse a concepciones estilÃsticas para complacer a eruditos o sentir presión ante la realidad que se impone y otra muy distinta es no ser fieles a nuestra condición de creadores. Cuando estoy en el proceso de culminación de un texto, no estoy tranquila hasta que ha quedado listo y el deber sigue, porque engavetarlo no sirve de nada, hay que darle luz a esa idea, velar que llegue a todos cuantos puedas, nunca se sabe cuántas buenas emociones seas capaz de generar.
¿Rutinas o manÃas a la hora de escribir? ¿Inspiración o método?
No tengo manÃas ni rutinas. Son tiempos donde el pragmatismo se impone. Aunque sin perder ni una pizca de pasión, sà debo acogerme y aprovechar donde me llegue la musa para escribir. A veces es mientras dejo que se sofrÃa un quimbombó con carne y hago apuntes en el blog de notas, o en una cola. Juego con mi niño, de pronto algo dice que me suena divertido y acopla bien en una escena, pues allá voy corriendo a escribirla: esos son mis mecanismos. Pero puedo hablarte de cuáles fueron, y todavÃa son de vez en cuando (no por elección propia sino porque no me queda de otra) esas rutinas que disfruté en mi proceso de escritura: escribir a partir de las once de la noche, en la madrugada, perÃodos de noctambulismo creativo, taza de café en mano. Pero si de preferencias se trata, elijo un ambiente limpio, agradable. Sueño con lo que pudiera ser en una casa grande, ventilada, donde se respire paz, y yo sentada en mi escritorio, nada sofisticado sino más bien artesanal, frente a un librero inmenso. Entonces poder escribir toda la mañana, desde bien temprano hasta medio dÃa, es el horario que considero se aprovecha mejor.
Inspiración: vivir y leer, leer y vivir. No se puede crear sin vivir, vivir mucho, que no es lo mismo que llevar a cabo nuestras funciones vegetativas.
¿Qué resulta, a tu criterio, lo más interesante de la creación joven en estos momentos?
Siento que lo más interesante en la creación de estos momentos, no solo a nivel nacional, sino también internacional, es el riesgo. El arte que está moviendo el mundo hoy es un arte experimental, y sÃ, esto no viene de ahora, ya ha sido una constante desde décadas, pero no es que ahora se trate de novedad, sino de traer a los planos actuales, a nuestro momento histórico, el arte que tiempo atrás también cumplió su objetivo. Experimentar complementándolo con elementos vigentes y evaluar los resultados, ver lo que provoca. Hoy son muchos más los creadores que apuestan por el riesgo, son más los que aspiran a revolucionar los dogmas y corrientes de pensamientos. El arte ha sido puente, mecanismo, eso es inmutable e imagino que lo será siempre… los que no somos estáticos en nuestro modo de comprender y hacer somos nosotros, de ahà que hoy se perciba distinto ese mismo arte y por ende pueda generar el cambio inminente.  Â
Entonces, como artistas, ¿qué valores nos salvan y cuáles nos hunden?
La humildad es una virtud que admiro. La sencillez. El saber ser agradecidos es algo que engrandece y salva, siempre salva. Nos hunde el sobreponer el ego antes que la tolerancia y la empatÃa.
¿Cuáles son los temas que resultan, para ti, obsesiones o leitmotivs en la escritura?
La muerte. La muerte y su relación con los demás procesos de la vida: el amor, la soledad, la psicosis. Siempre he asumido la muerte con una especie de… no sé si “naturalidad†sea la palabra correcta, pero me enfrento a ella con desapego. Quizá porque la asumo y concientizo como lo que es: un proceso inevitable, al que por más intentos que hagas no lograrás frenar llegada la hora; entonces aferrarnos a la negación solo entorpece el devenir del ciclo.
A los nueve años murió mi abuelo materno, el único que realmente tuve. Recuerdo que mi madre fue a buscarme a casa de la veterinaria amiga de la familia, la cual vivÃa a unas pocas cuadras. Estaba lloviendo. Al bajar las escaleras tropecé y casi caigo, mi madre procuró que me fijara bien dónde pisaba, que ya estaba bueno de desgracias ese dÃa, dijo. No mostró muchas objeciones en que fuera al velatorio. Llegué y sin pensarlo fui hasta el cuarto y me subà en la cama donde yacÃa mi abuelo muerto. Ahà pasé rato acariciándole el pelo lacio y sedoso, recordando los cuentos “de nunca acabar que siempre hacÃaâ€. Mi madre se asombró y cuentan mis tÃas que quiso sacarme de allÃ, pero ellas lo impidieron. Fue uno de mis primeros encuentros con la muerte. Agradezco el que mi familia se mostrara siempre también presta a asumirlo sin tabúes, sin inventar historias para ocultarme las ausencias de los que morÃan. Luego partió mi bisabuelo paterno, con el cual también de niña establecà un vÃnculo.
En 4to año de la universidad cambié de bióloga de campo y estudios sobre Biodiversidad a interesarme por la AntropologÃa FÃsica, Forense, la TafonomÃa (técnicas de enterramientos), campo en el que hoy desarrollo mis estudios cientÃficos. Trabajé durante casi cuatro años con cadáveres humanos, en la morgue y cementerios. Creo que esta pasión que siento por mi especialidad tiene mucho que ver también con mi forma de enfrentarme a este fenómeno y, como válvula de escape que es al fin y al cabo la literatura, pues forma parte de mi universo creativo.Â
¿Cuán difÃcil es para un autor joven abrirse paso en el terreno nacional y, luego, un poco más adelante, en el campo internacional?
A mà me ha sucedido al revés y no sé hasta qué punto pueda ser eso favorable o no, pero encontré espacio primero en medios internacionales. Mi primera publicación fue traducida al alemán en una antologÃa de joven narrativa cubana, llevada a cabo por la editorial PODIUM, de Viena. Tuve el placer de ver publicado mi cuento Fototaxia negativa, uno de mis primeros textos, hoy contenido en el libro Matices de vida. Luego otros tres fueron traducidos al francés y publicados por la Revista Literaria Especializada de la Universidad de Poitiers, Francia, después en una antologÃa en Polonia, y asà fueron llegando las primeras publicaciones, felizmente de la mano también de traducciones.
En los últimos dos años no han sido pocas las oportunidades de publicación en revistas literarias extranjeras, las cuales he utilizado como vÃa de promoción y mecanismo para establecer contacto con personas del mundo editorial. En este año han visto la luz dos de mis libros, ambos publicados por editoriales del exterior y un tercero ya aceptado que corrió con igual destino.
Nada me harÃa más feliz que comenzar a ver los frutos de estos años de trabajo echar raÃces en mi terruño, pero he de admitir que se vuelve un proceso engorroso, desde la presentación del texto hasta con suerte ver el libro publicado. Cierto que desde hace unos meses, tras el proceso de informatización que viene atravesando el paÃs, ya al menos pueden presentarse a evaluación las obras en formato digital; aun asÃ, sigue quedando un arduo camino. En un contexto donde, por cuestiones obvias hay crisis más inminentes que resolver que la del papel y descongestionar los planes editoriales de años de retrasos, pues entonces sÃ, es difÃcil, no sé mesurablemente en cuánto, pero lo es, para los jóvenes autores y para los no tan noveles también.
¿Crees en el fatalismo geográfico? ¿Existe aún para los jóvenes autores cubanos, pese al avance paulatino que han tenido las redes sociales en nuestro paÃs?
SÃ, claro que sÃ, es un fenómeno que ha afectado a través de la historia a no pocos artistas, buenos artistas. Tal como mencionaba en la respuesta anterior, no basta tener la llave si no sabes encontrar qué puerta abrir. Hay procesos que no pueden llegar a cuentagotas. “Por algo hay que comenzarâ€, nos resignamos muchos, pero ¿avanzamos realmente? El universo “Internet=posibilidades reales†no es un camino que se sondee fácil. Lleva tiempo de estudio, fracasos, riesgos y pérdidas. Â
Al diseñar tus personajes, ¿en qué fijas primero tu atención? ¿Qué debe tener, esencialmente, un personaje para ser inolvidable?
Autenticidad.
Nunca es una sola o la misma cosa la que fijo para comenzar a darles vida a mis personajes. A veces simplemente llegan y se presentan: “Hola, soy fulano/a de tal, y esta es mi historiaâ€. Esto suele pasarme con frecuencia, se me relevan, toman autonomÃa. Yo solo me vuelvo entonces el medio para un fin. Ellos viven dentro mÃ, esa es la gran verdad. Como mencionaba, no suelo tener esquemas, ni bosquejo, eso lo hago internamente; sin embargo, considero que a veces es necesario, puede ser un hábito sano. ¡Mira que lo he intentado!, pero no me sale, y eso que soy de las que llevan agenda y pegan papelitos en el frÃo y van tachando listas, pero a la hora de crear no me sirve. Las ideas me llegan hasta de un tÃtulo que se me ocurre, de ahà voy hilando trozo a trozo la historia y conforme avanzo van llegando ellos, se amoldan. En mi obra no busquen héroes, al menos no hasta el momento. Son personajes habituales, sin finales felices, llenos de cotidianeidad. También los hay marcados por la perturbación, la soledad, el miedo. A veces pienso que encuentro una especie de regocijo en crearlos y hacerlos transitar caminos que yo nunca elegirÃa, esa es la magia de este oficio: transmutarnos constantemente, ser todos y nadie a la vez, vivir cientos de vida, ¿quién dice que no sabemos de inmortalidad? Que le pregunten a Macondo.
¿Qué autores te han marcado?
Me resulta difÃcil responder porque me han marcado muchos autores y obras, desde los más desconocidos y rechazados por el gremio hasta algunos de los más aclamados y reverenciados. Con los clásicos, siempre lo admito sin pena, me pasa algo raro, no me siento libre, despojada a la hora de leerlos y eso me perturba. El medio crea demasiado ruido respecto a sus obras, unas expectativas que luego no logro y por eso llegan las decepciones. No me pasa con todos, claro está, pero me pasa. Â
José Soler Puig, sin dudas es un autor que marcó su impronta en mÃ, Montenegro con Hombres sin mujer, Carpentier me encanta, Juan Rulfo con El llano en llamas sobre todo, a quien a la vez en los últimos tiempos asocio mucho con el cantautor argentino Jorge Fandermole, otro que también llegó para quedarse; Clarice Lispector y Camus. ¿Más contemporáneos?, me gusta siempre mencionar autores cubanos cuya obra marcó una etapa que defino como mi primera fase escritural: MarÃa Liliana Celorrio con Mujeres en la cervecera, Ena LucÃa Portela con Cien botellas en una pared y Pájaro pincel y tinta china, Pedro Juan Gutiérrez, Daniel ChavarrÃa y Ana Lidia Vega Serova. Mildre Hernández es otra autora que también me brinda matices interesantes desde su LIJ. Muchos otros.
¿Tienes miedo a lo rutinario en tu oficio como escritora?
Mi respuesta puede tener varias lecturas. Por un lado, no, para nada, no creo que la rutina o el agobio me invadan nunca. Este es un oficio tan rico en materia de hacer que será la vida lo que no me alcance para crear todo cuanto quisiera. Habrá momentos de silencio escritural pero pienso que esos también cuentan dentro del proceso, es tiempo para estudiar nuevos estilos, géneros, reinventarnos como creadores.
Por otro lado, rutina puede ser también disciplina, focus, y eso, para un autor que ya ha descubierto su sello, puede ser la clave del éxito. Ahà quisiera verme un dÃa, no en el éxito, sino en el focus total de mi estilo creativo. Por el momento toca seguir descubriéndome, asà que no le temo a la rutina.
Tus dos obras más recientes son Rostros, Editorial Primigenios, en Estados Unidos y Matices de vida, del sello editorial Libros Duendes en Ecuador, en colaboración con la Editorial Italiana TekTime. ¿En qué se diferencian ambas propuestas y cuál eje común las une o ata?
Rostros es mi primer libro publicado. Siempre me será infinitamente grato volver a sus páginas y redescubrirme en ellas. Los cuentos compilados en este volumen llevan mucho de mÃ, la mayorÃa tienen más de seis años. Significan inicio, crecimiento y, por qué no, también escuela. Rostros tiene la magia, dirÃa yo, de hacer que nos miremos desde adentro. A fin de cuentas, sus personajes no son más que el reflejo de nosotros mismos en situaciones cercanas, situaciones que escuchamos en boca de unos, de otros, que nos llegan y nos conciernen a veces más de lo que creemos o queremos admitir. Erotismo, sexo, amor, desamor son el convite que existe entre esas páginas, donde pongo fin a una etapa creativa inicial de mi carrera como escritora y doy paso, feliz ante lo concebido, a una nueva fase escritural.
Matices de vida igual es el resultado de varios años de trabajo. Algunos de sus textos fueron concebidos en paralelo a los del libro Rostros, otros son más recientes como es el caso de “Cifrasâ€, “El despertar de Aliciaâ€, “Nece(si)dadesâ€. Es un compendio de historias que sin grandes ambiciones deja entrever los roles que asumimos en el transcurso de eso que llamamos vida, es la sumatoria de cuanto enfrentamos: muertes, pérdidas, resignación…
A ambos los ata el hecho de que están compuestos por historias-espejos. Sin proponérmelo persiguen los mismos objetivos: hacer que mutemos de piel y nos veamos transitando de pronto por las páginas de un libro. Creo que el ponernos en situación de vez en cuando nos ayuda a comprendernos y tolerar a los demás.   Â
Volvamos a hablar de Matices de vida… ¿Escribiste este libro con el propósito de antologar tus cuentos bajo en eje temático o fueron textos que nacieron paulatinamente, sin un propósito de homologación? ¿Qué puede esperar el lector de esta propuesta?
No hubo tal propósito en la concepción de este libro. Siempre me cuesta armar los cuadernos, debo admitir, ya que al menos en estos dos primeros, que han sido más bien compilaciones, no hay un mismo hilo temático o una intencionalidad común hacia cada uno de los textos. En Matices de vida están básicamente aquellos cuentos que no cabÃan en Rostros, pues en ese último tÃtulo al final logré que el sexo y el amor o desamor fuesen de alguna forma el eje. Luego surgieron otros cuentos que comenzaron a encajar y pues… voilá, salió.
No obstante, nuestros procesos creativos van madurando y, aunque sin camisa de fuerza, ahora tengo en marcha otro libro de cuentos cuyas historias sà guardan relación. Es un proyecto que me está produciendo mucho placer ya que requiere un profundo estudio y yo amo estudiar.
Más allá de la página en blanco, ¿quién es Lisbeth Lima HechavarrÃa?
Una apasionada de la AntropologÃa FÃsica que sueña con trabajar en algún yacimiento arqueológico y viajar a Egipto. Vivo enamorada de la genética y las aberraciones cromosómicas. Madre de un niño divertido y ocurrente. Miembro de una familia pequeñita y sufrida pero con una fuerza increÃble.
«Cuando se hace arte hay que exponerse en cuerpo y alma»
Grisell Monzón sabe que el teatro es arte viva, que su esencia le acompaña en todos los espacios que esta joven actriz recorre. La actuación le apasiona, es su modo de vida, una forma de supervivencia en este mundo tantas veces hostil en el que vivimos. Aferrada a su creencia, Grisell acepta contestar estas preguntas y reencontrarse consigo misma.
¿Entiendes la actuación, el hecho de enfrentarte al público desde una plataforma de diálogo y acción escénicos, como un disparo de adrenalina?
SÃ, es un disparo total. Es increÃble ver cómo minutos antes de entrar a escena los nervios inundan todo tu cuerpo, por lo menos en mi caso; nervios que no son más que adrenalina pura que te carga para salir a comerte el mundo.
Una de las imágenes que me acompaña en esos minutos, es que soy una locomotora de vapor que poco a poco se va calentando para arrancar y, una vez en marcha, va aumentando su velocidad mientras hace sonar su silbido. Justo asà es como me siento. (Esta imagen me acuerda mucho a mi abuela, me remonta a cuando montaba con ella el tren que iba de Pinar Del RÃo a San Juan, algo que me hacÃa muy feliz). Â
El público también es un generador de mucha adrenalina. Mientras más público hay, mejor. Es increÃble saber que hay público esperándote, pero no sabes de qué tipo será: lo descubrirás como mismo ellos harán contigo.
¿Cómo y cuándo supiste que la escena serÃa un imán para tu vida?
Yo siempre he sentido que ese es mi lugar. Desde niña, mi mamá siempre me apuntaba en cuanta cosa artÃstica existÃa: ballet, música, etc. (sobre todo para controlar mi energÃa). Era el arte o el deporte, y ella siempre eligió el arte.
Mi tÃo es actor. Creo que su referencia también ha sido importante.
En la primaria siempre estuve muy vinculada a todo lo que se hacÃa en cuanto a actividades artÃsticas. En la secundaria también: ahà fue donde conocà a mi instructor de arte Luis Manuel Valdez Llaugert, hoy mi amigo del alma, que fue quien me hablo por primera vez de la ENA y quien comenzó a ayudarme con las pruebas de captación. Ese fue el inicio de todo.
Cuando te enfrentas a un nuevo personaje, ¿de qué manera te aproximas a él? ¿Cuáles son las herramientas, tanto espirituales como fÃsicas, que más útiles te resultan a la hora de intentar ese primer acercamiento?
Todos los procesos no son iguales, como mismo no van a ser iguales los métodos. A lo largo de nuestra profesión, una comienza a aprender de muchas fuentes que más adelante utilizarás o no. Yo creo que el actor debe estar en un constante proceso de búsqueda y no conformarse con lo que siempre le funciona.
Hay preguntas claves que siempre me hago en cualquier proceso: ¿por qué lo estoy haciendo?, ¿qué deseo trasmitir con eso?, ¿qué hay de mà en eso que estoy haciendo? Me gusta fluir en mis procesos creativos, la intuición tiene especial importancia para mÃ. Le doy mucha importancia a las circunstancias que rodean a mi personaje: familia, lugar de nacimiento, su trayectoria de vida hasta el momento en que se encuentra. Como mismo nos acercamos a nuestra vida, tenemos que tener clara cuál es nuestra historia pasada para entonces entender el porqué de nuestros actos y de la supuesta personalidad que ven los demás. No me gusta juzgar a ningún personaje; al contrario, trato de entender el porqué de cada acto que comete. Me gusta mucho trabajar con imágenes y a cada proceso le construyo una banda sonora.
El diálogo con el público o el diálogo con el director: ¿cuál te parece más importante?
Los dos por igual: somos parte de un todo, somos trabajo en equipo. Cuando trabajas con un director, de alguna manera tú eres ese instrumento con el que él cuenta para expresar su visión del mundo al público, visión que por supuesto va a estar atravesada por la tuya. El director es como el mago, tú eres el acto de magia y el público es el que recibirá la sorpresa y se sorprenderá si el acto les convence.
La actuación es una profesión que exige la versatilidad del intérprete, ¿qué proceso, entre los muchos que conforman una puesta en escena, te parece que es el que más influye en el rol del actor?
Todos. El trabajo de mesa es extremadamente importante porque es el primer acercamiento que vas a tener a la creación, es donde comienza la investigación que rodea a ese personaje que vas a desarrollar y a habitar. Es un proceso donde empiezan a aparecer elementos que luego probarás en escena, es allà donde surgen las preguntas: algunas las responderás en esa parte del proceso, otras irán respondiéndose con el tiempo. Cuando ese proceso está terminado, entonces empiezas a probar todo ese estudio en la escena.
Soy muy partidaria de las improvisaciones, porque es un lugar donde exploras todo, donde no hay lÃmite y donde la equivocación no existe. Luego empiezas a elegir qué es lo realmente importante para conformar tu personaje y para ayudar a contar la historia.
En el caso del teatro, una vez que la obra está estrenada, empieza un nuevo crecimiento para el actor, pues te enfrentas al público y a medida que haces funciones tanto la obra como tú ganan en madurez, seguridad y entendimiento.
¿Con qué tipo de directores prefieres trabajar? ¿Qué textos te parecen los más interesantes o desafiantes?
Del arte me gusta todo y siempre estoy abierta a trabajar con varios directores. Eso te ayuda mucho a crecer como artista pues probar varios métodos y varias maneras de hacer y de dialogar es muy saludable porque te hacen evolucionar.
Mientras más alejado esté de ti el personaje, pues mejor, ya que supone un reto… y a los actores nos encantan los retos. Hablábamos de versatilidad, cualidad maravillosa del actor: lograr borrarte a ti y en cada nuevo personaje volver a construir algo nuevo que no tenga nada que ver con lo anterior, que incluso a ti misma te sorprenda, eso es algo muy estimulante.
Llevo un tiempo tratando de incursionar un poco más en un trabajo independiente como actriz en cuanto a necesidades muy personales que tengo, con temas como la herencia, nuestra niñez, la condición humana, la realidad en la que vivimos. Trasmitir eso que llevamos dentro que no sabemos cómo expresar con palabras, pero sà con imágenes o sensaciones.
Me interesan mucho las ARTES VIVAS.
En no pocas de las obras en las que has actuado —pienso en “Hembras†y en “Ubú sin cuernosâ€â€” se dialoga con diversos ángulos y fraccionamientos de la realidad cubana actual. Esta experiencia, tan necesaria para el encuentro con el público, es también una forma de atrapar, en el acto efÃmero pero a la vez perdurable de la escena, una instancia de sentido de la realidad. ¿Cómo asumes, desde el cuerpo, esta idea? ¿Qué puede aportar el actor, desde su oficio, al reflejo de esa realidad?
Los artistas tenemos una gran responsabilidad, pues de alguna manera nuestro trabajo es tomar un pedazo de realidad y ponerla en escena, tanto en un cuadro, en una danza, en el cine… eso hace que el público vea sus necesidades, miedos, alegrÃas, carencias, realidades reflejadas a través de ti.
Cuando trabajé en el Ciervo Encantado, utilizamos muchos referentes que para mà hoy son la base de mi hacer: Reinaldo Arenas, Severo Sarduy, Virgilio Piñera y Eliseo Diego. De este último guardo una frase que repito siempre: “No es por azar que se nace en un lugar y no en otro sino para dar testimonioâ€. Creo que ese es el sentido humano del arte. Como artista doy testimonio de mi realidad, tanto social como personal, eso hace que mi arte esté vivo, porque es inmediato. Por otro lado, me gusta pensar que hay personas necesitadas de verse reflejadas y de alguna manera esto hace que no se sientan solos, que yo puedo estar sintiendo lo mismo que ellos, que sus miedos son iguales a los mÃos, asà como sus necesidades, porque cuando se hace arte hay que exponerse en cuerpo y alma.
Con Ludi Teatro y bajo la dirección de Miguel Abreu se ha consolidado buena parte de tu carrera como actriz. ¿Cuán desafiante resulta para una joven actriz abrirse camino dentro del espacio teatral cubano? Â
Las condiciones están creadas, es solo decidir hacerlo. Creo que el teatro en Cuba te permite tener tiempo para hacerlo, amén de todas las carencias que tenemos como paÃs. El teatro tiene la bondad de que puedes hacer todo el que quieras. Eso sÃ, como creadores carecemos de libertad, de recursos y eso es lo que no nos permite hacer un mejor teatro… aunque incluso asà se hace.
En efecto, junto a Miguel Abreu y a la gran familia que conforma Ludi Teatro se ha desarrollado gran parte de mi carrera. A mà me encanta trabajar con Miguel. Él es un director que no para de trabajar, que respeta mucho lo que hace, todo lo que brinda y enseña lo hace desde el amor. Es una persona con la cual el diálogo es fundamental. Como director está abierto a todo lo que quieras ofrecerle en el escenario, sin censura alguna.
¿Cuál es tu personaje más perdurable, el que recordarás siempre?
En estos momentos de mi vida no puedo hacer ese recuento. Quizá de aquà a 30 años te la pueda responder con mejor exactitud. De todos he aprendido y de todos tengo un pedazo, porque todos tienen un pedazo de mÃ. Pero ahora que me haces revivirlos, el primero que me viene a la cabeza es Ofelia de “Hamlet interviewâ€, una versión que le hizo Miguel Abreu a Hamlet Machine, de Müller. Con Ofelia y con el proceso en general de la obra, Miguel y yo conectamos definitivamente como actriz y director. Ofelia me hizo crecer como actriz.
Algunas de tus principales herramientas técnicas como actriz las adquiriste no solo de tu formación académica, sino también en el ejercicio vivo de la actuación. ¿Cuánto de ese aprendizaje has luego transmutado en nuevas maneras de entender el teatro?
Yo estudié en la ENA y me gradué en el Ciervo. El Ciervo Encantado fue lo que me hizo ser la actriz que soy hoy. Me abrió ese tercer ojo que es el arte en todo el sentido de la palabra. Me enseñó que no era necesario contar una historia para transmitir una emoción o una sensación. Me liberó del miedo de descubrir si elegà bien la profesión que tengo hoy.
Cuando entré en el Ciervo casi estaba a punto de dejar la actuación. Me acababa de graduar (esa burbuja que era la escuela se rompió) y realmente ese mundo idÃlico que yo pensaba que era la actuación se desmoronó, ya que lo único que encontraba eran paredes que poco a poco destrozaban mi autoestima.
En ese afán de encontrar el sentido de todo (desde una visión de joven artista casi frustrada, la inmadurez de tener 18 años no ayudaba en nada y la afición que tenemos los actores por el sufrimiento tampoco, todo al mismo nivel de intensidad) apareció la oportunidad de pasar un taller con Nelda Castillo junto a Arnaldo Galván, Daniel Romero (ambos actores) y Abel Rojo (bailarÃn) quienes, como yo, necesitaban encontrar el camino nuevamente.
En el Ciervo, junto a Nelda Castillo y a Mariela Brito entendà por qué querÃa ser actriz, entendà que es la manera que yo elegà en esta vida para expresarme, porque el arte es mi terapia y porque me salva. Entendà también que donde yo esté siempre haré teatro, porque depende de mà y de nada más que mis deseos de hacer y de crear. Aprendà también a mirarnos como parte de un todo, cuerpo, mente y espÃritu, entendà el valor del esfuerzo del trabajo, la necesidad de ser profundos en lo que se hace, de siempre encontrar más y más.
En 2020 obtuviste el Premio de Actuación Adolfo Llauradó en la categorÃa teatro para adultos. ¿Acaso los premios marcan un antes y un después en la vida y la carrera de una actriz?
Siempre es bueno que reconozcan tu trabajo. Los premios yo los veo como motores impulsores que te obligan a hacerlo cada vez mejor, pero realmente lo mejor es no esperarlos, sino que te sorprendan. Los premios existen porque somos seres que necesitan reconocimiento para saber que lo estamos haciendo bien. No digo que eso esté mal, pero no es algo que defina nada. Es un paso más en una escalera de la cual uno no para de subir o de bajar, todo depende del concepto con el que se miren las cosas y el ojo que las mira.
¿Quién es Grisell Monzón una vez que se apagan las luces de la escena?
Me encanta montar bicicleta, soy la verdadera pionera exploradora, me gusta mucho descubrir lugares nuevos, adoro estar con mi perra hija Emilia y me fascina el campo. Cada vez que puedo me escapo en bicicleta junto a mi novio en busca de la naturaleza.
Me gusta sentir que nacen ideas nuevas. Mis amigos son mi familia, me encanta Selena, las pelÃculas de magia me privan, sueño algún dÃa con poder trabajar en una pelÃcula musical. Me fascina aprender. Yo siempre fui muy mala en la escuela, me aburrÃa, y como me tocaron los teleclases y los maestros emergentes aprendà muy poco, la verdad; entonces en la actualidad trato de llenar todos esos huecos de tiempos pasados, por lo cual leo mucho y todo lo que no sé lo pregunto o lo googleo. Mi vida es un eterno proceso creativo, del que soy totalmente adicta.
La intransigencia de los lectores salvará tu libro
David MartÃnez Balsa confÃa en los lectores: en su libertad de elegir, en su intransigencia, en su mirada crÃtica. Solo los lectores son capaces de salvar los libros y, por tanto, también a sus hacedores. Para David, un lector es más que un aliado; forma parte también de la estructura propia del texto y, sin ellos, las palabras no son más que hilo unido a otro hilo semejante. Conversar con David es también un pasaje al mundo de la fabulación…
En la escritura, en la creación, ¿qué consideras sea esencial o indispensable?
Persistir, no desfallecer ante los retos que imponga el acto creativo. No negaré el rol esencial que juega la inspiración en todo creador, pero si algo aprendemos es que la musa no siempre nos acompaña al abordar nuestras obras. Súmale a ello las desilusiones, los tropiezos y las dudas, todos obstáculos siempre al acecho. Por eso, encuentro indispensable la voluntad del creador para construir su obra; enfrentarse a la página en blanco, el lienzo, la partitura, aunque cada partÃcula de su ser intente llevarlo en la dirección opuesta. Arrancar, sin detenerse a esperar la inspiración. Esa fuerza, el Ãmpetu de seguir batallando, lo lleva grabado todo creador en su ADN, sin dudas.
¿Puede ser mesurable la calidad de un libro de poesÃa o de cuentos, o esto depende de las sensaciones, emociones, experiencias, referencias y del mundo estético personal de cada uno de los lectores?
Me encanta esta pregunta, pues a mi juicio, tiene un poco de trampa. Yo, en lo personal, siempre aspiro a llegarle a los lectores, provocar una sonrisa, una lágrima o al menos la satisfacción de haber disfrutado el libro al que eligieron dedicarle su tiempo. No existe mayor alegrÃa que se te acerque alguien que haya leÃdo tu novela o libro de cuentos y te diga cuán placentera le resultó la experiencia. Claro, siempre existirá una dualidad de opiniones, habrá apoyo y detractores, y eso lo encuentro igual de bien; pues, como creador, te pones a disposición del juicio del público al entregarles tu trabajo. Si la mayorÃa de las opiniones te favorecen, pues celébralo; de lo contrario, levántate, aprende y sigue.
Por supuesto, existen estándares literarios, crÃticos especializados, jurados de concursos, quienes abordan el tema desde una perspectiva más imparcial. No obstante, por muy frÃos que intentemos ser a la hora de evaluar una obra para emitir un dictamen, a veces el lado humano prevalece; la parte que siente y se conmueve ante un cuento que, tal vez, otros hallaron falto de elementos que sus contrincantes sà poseen. Estos detalles hacen difÃcil llegar a un consenso a la hora de premiar o reconocer un texto (hablo en caso de un concurso literario). Todo libro necesita una estructura sólida, fuerza en las técnicas narrativas, un lenguaje limpio (pues no vamos a pedirle a quien nos entregue un poco de su tiempo que se lea un libro en el que no hayamos dejado hasta la sangre con tal de construirlo lo mejor posible) pero, en mi opinión, no puede faltarle ese ingrediente que lleva al lector a brincar, casi sin darse cuenta, de la acción de leer a la de sentir. Eso es magia y quien pueda provocarla, no sé si su obra tendrá calidad en el más estricto sentido de la palabra, pero para mà merece aplausos.
¿Es posible definir qué es la creación? ¿PodrÃas aventurar tu definición personal?
DifÃcil, pero déjame intentarlo y ser lo más breve posible: te dirÃa que es una adicción saludable. Placer y al mismo tiempo tormento. Es una necesidad que llevas dentro, que no para de perseguirte; incluso cuando estás creando, sientes ese apremio, una especie de frenesà que disminuye, pero no cesa del todo.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo? ¿Cómo piensas la estructura o arquitectura de un libro?
Por lo general, escribo de noche o en las mañanas, aunque prefiero las noches: hay más tranquilidad. En ocasiones escucho música, otras no (depende de lo que me pida el cuerpo); eso sÃ, no puede faltar la compañÃa del café y el cigarro. A veces arranco una historia sin saber en qué acabará la cosa. Todo empieza por una escena, un personaje, o algo tan simple como una frase. Llegan de golpe y enseguida me siento frente a la computadora y trato de llevarlo todo a la página, sin saber bien el rumbo que se va dibujando mientras avanzo. Hay otros momentos en los que la historia cae completa y anoto enseguida los detalles, no vaya a ser que la musa me traicione si la descuido mucho. Siempre escribo tres versiones de un libro: la primera es un desastre, un rompecabezas armado a todo tren. En la segunda, abordada desde una perspectiva más frÃa, estructuro el libro lo mejor posible; trabajo los personajes y las escenas al detalle, elimino los excesos innecesarios, intento darle coherencia y realismo al texto. En esta versión invierto más tiempo, pues es la que entrego a mis lectores de confianza. Ya con las crÃticas que recibo, pulo una tercera versión hasta dejarla lo más digna posible de ser leÃda.
¿Cuánto valoras el contacto crÃtico con los creadores de tu propia generación?
Si algo aprendemos todos los que pasamos el Onelio es lo esencial que puede llegar a ser la comunicación con los creadores, ya sea de tu propia generación como de cualquier otra. El beneficio del contacto crÃtico es mutuo y para nada debe desestimarse; se obtienen lecciones vitales y que pueden ayudarte muchÃsimo en tu proceso creativo, asà como incentivarte a crear.
Recientemente acabas de obtener el Premio Boti por un libro escrito para niños y jóvenes…
Amarrados al puerto, el libro que mereció el Premio Regino E. Boti, es un cuaderno de cuentos escrito en el 2020, durante los momentos más difÃciles que se vivieron ese año por el coronavirus. Los cuentos que lo componen tratan precisamente este tema, vistos desde el lente de sus personajes, todos niños que viven las vicisitudes propiciadas por la pandemia, sin escapar también a las implÃcitas en el tránsito de la niñez a la adolescencia. En el libro se abordan temas como la soledad, el abuso fÃsico y emocional, la inseguridad y el temor a no ser aceptado por tus caracterÃsticas, todo fundido con las dificultades impuestas por la pandemia y lo que ello conlleva para un niño. Te confieso que nunca esperé que obtuviera premio y el galardón ha sido una muy grata sorpresa. Ahora mi anhelo es que el libro termine su viaje y llegue a los lectores lo más pronto posible, para que ellos den la última palabra.
Como escritor, siempre he preferido el realismo, aunque en ocasiones abordo el fantástico y la ciencia ficción (géneros que disfruto y respeto muchÃsimo). Creo que, como escritores, nunca debemos dejar de experimentar, de atrevernos, de probar nuevos horizontes y géneros y demostrarnos a nosotros mismos que sà se puede. Salir del área de confort, arriesgarse. El estilo propio se cultiva mediante la lectura y sobre todo, la escritura constante. Yo, en lo personal, aunque tengo mis preferencias de estilo, sigo en la búsqueda. Este libro fue mi segundo intento de alejarme del género que usualmente practico. El primer intento llegó con Los Caciques, una novela juvenil que obtuvo mención en el Edad de Oro 2020 y que la Editorial Gente Nueva me hará el honor de publicar, contando con la edición de la excelente Gretel Ãvila. Y ahora este librillo. Ambos han sido muy importantes, pues han marcado un cambio en mi forma de abordar la literatura y me han hecho comprender lo complicado que es el género infanto-juvenil y con cuánta delicadeza debe recorrerse ese terreno, pues escribir para niños y jóvenes se las trae… SÃ, mi escritura está en constante cambio y ojalá sea para mejor.
¿Crees que el oficio del escritor es el más solitario del mundo? ¿Por qué?
El oficio en sÃ, en su núcleo, es y debe ser solitario. Necesitas estar solo para dar vida y orden al cúmulo de ideas que tienes en la cabeza, pidiendo a gritos que las lleves a la página en blanco delante de ti. Esa tarea requiere concentración, disciplina y soledad. Ahora, ya culminado el proceso creativo, el escritor, como todo ser humano, debe escapar de esa burbuja y socializar: en esto incluyo el diálogo crÃtico con otros creadores, compartir su obra con lectores de confianza que le ofrezcan su opinión. El oficio es solitario, quien lo practica no necesariamente tiene que ser una persona solitaria.
En los años que llevas de carrera literaria has recibido no pocos premios, ¿cuánto importan estos en la vida de un autor? ¿Son acaso un tránsito más, uno necesario, si se quiere publicar con algo de facilidad?
No negaré la importancia de los premios literarios, pues además de atraer el foco sobre tu obra y elevar los ánimos, te permiten la realización del sueño de todo escritor: la publicación de su trabajo. Ahora, no debemos convertirlo en el Santo Grial, pues se corre el riesgo de una innecesaria decepción cuando no ganamos y ello vuelve más difÃcil el levantarse tras la caÃda. Te lo digo por experiencia, pues me he quedado al fly en muchos concursos (y todavÃa me faltan unos cuantos ponches más). De los premios debemos llevarnos dos cosas muy importantes. Primero: si ganas, celébralo, disfruta cada segundo del privilegio que le han entregado a tu trabajo. Y segundo: si no ganas, no te atrevas a menospreciar ni a tu obra ni a ti como escritor. Rendirse no se vale, le debes a tus libros seguir insistiendo en publicarlos y, sobre todo, seguir escribiéndolos.
Para dialogar con el lector de su tiempo, ¿la obra debe parecerse a ese tiempo, a esa realidad, o debe poetizarla, transformarla en algo más? ¿Cuál es tu apuesta?
Prefiero una mezcla de las dos opciones que ofreces. No hay motivo para que una novela o cuento, con sus transformaciones, embellecimientos y detalles que puedan resultar hasta fantasiosos, no guarde relación con su tiempo; eso sÃ, el escritor debe entregarle al lector las herramientas para hallar la conexión entre ambos.Â
¿Crees en el fatalismo geográfico? ¿Existe aún ese fatalismo para los jóvenes autores cubanos, pese al avance paulatino que han tenido las redes sociales en nuestro mundo?
En parte, sÃ. Las redes sociales y su impacto en el mundo han ayudado a muchos autores jóvenes cubanos a dar a conocer su obra no solo a nivel nacional, sino internacional (el tuyo es uno de esos casos) y creo que es maravilloso cuántos autores cubanos están publicando en revistas extranjeras o son reconocidos por editoriales de España, Latinoamérica, incluso de Estados Unidos. No obstante, ese horizonte recién empieza a expandirse y todavÃa tiene espacio para más. Lo que es digno de celebración es que estén abriéndose poco a poco las puertas para que la literatura cubana sea más reconocida a nivel mundial. Hay que seguir insistiendo.
En tu experiencia, ¿cuáles son los valores de la narrativa actual? ¿Es posible aventurar la opinión de qué sobrevivirá o no al paso del tiempo?
Hay mucho potencial en la narrativa de nuestros tiempos; sobran talento y ganas de trabajar. Creo que la pandemia ha puesto a prueba muchas determinaciones, y entre ellas cuento el afán de la literatura por crecerse ante los obstáculos. El ánimo de los jóvenes autores (y los no tan jóvenes también) es contagioso. Entre el 2020 y el 2021, las redes sociales han cobrado un auge indiscutible y basta darse una vuelta por internet para conocer el interés, el apetito y la promoción que disfruta la literatura hoy en dÃa, la disposición a defenderla a capa y espada. Escritores, editores, casas editoriales, los organizadores de certámenes, jornadas y peñas literarias, nadie ha dejado de trabajar, a pesar de las duras circunstancias; al contrario, se han superado. Asà que me atrevo a decirte que, mientras sigamos escribiendo, leyendo y disfrutando de lo que hacemos, la narrativa sobrevivirá a lo que sea.
A tu criterio, ¿cuáles son las principales herramientas, materiales o espirituales, de las que debe estar dotado un buen escritor?
Las principales herramientas de todo escritor (y me limito a repetir lo que tantos han afirmado) son la lectura y la escritura incansables. Una cosa complementa a la otra. La lectura, otra adicción saludable, te entrega todo un arsenal de herramientas con las que afrontar el oficio. Por otro lado, escribir, asà sea un párrafo al dÃa o si te parece un desastre lo que acabaste de teclear, permite conservar la agilidad en la mano. La perseverancia es también esencial y, por supuesto, la capacidad de escuchar y saber trasladar a tu obra las crÃticas sinceras que recibes de quienes te leen.
¿Cómo serÃa tu lector ideal? ¿Qué le pides a ese lector a la hora de enfrentarse a uno de tus textos? ¿Cómo te gustarÃa ser leÃdo?
Que sea despiadado conmigo, que no me perdone en lo absoluto. Al final, su intransigencia salvará mi libro. Son increÃbles los errores que cometemos los escritores en medio del vuelo creativo y no existe nada más maravilloso que el hecho de que te señalen la barbaridad que eludió todas las revisiones al texto. Gajes del oficio de los que nos salva ese lector o lectores ideales. A ellos les pido lo que me gustarÃa oÃr de todos mis lectores: la verdad. Si no lo disfrutaron, aprenderé. Si les gustó, me doy por satisfecho. De todos modos, siempre agradeceré que le hayan dedicado su tiempo a mi trabajo.
Más allá de la página en blanco, ¿quién es David MartÃnez Balsa?
Quienes conocen a este desconocido saben que es tÃmido, de pocas palabras, aunque cuando le da por hablar, su novia lo manda a tomar agua para que refresque la boca. Tomo café con sed de dragón y echo humo también como uno. Los dÃas trato de repartirlos entre la familia, mi novia, el trabajo y, claro está, la lectura y la escritura, aunque admito que desgraciadamente no siempre de forma equitativa o justa. En pocas palabras, David es un joven que trata de escribir un poquito mejor cada dÃa y busca impulsar sus libros hacia el fin del viaje: el lector, que ojalá disfrute tanto de leerme como yo de escribir ese librillo que logró llegar a sus manos.
«El trato del arte con el universo es de supervivencia»
Nunca me he cansado de escuchar la poesÃa de Eduardo Herrera Baullosa. Quienes lo conocen, saben que habla también con poesÃa, que su lenguaje está matizado por la ironÃa y la belleza de las palabras. Esa, quizás, sea su forma de supervivencia, su trato con el arte, con el universo de la creación. Cuando hecho mucho de menos la poesÃa de Eduardo, le escribo por Instagram o Messenger, ocasionalmente por WhatsApp, y asà nos ponemos al dÃa, justo como hago ahora, a modo de (pre)texto y a través de una entrevista.
¿Sientes que, con tras el paso de la pandemia, las relaciones artÃsticas o el acto comunicativo del hecho creativo variarán significativamente?
Sin lugar a dudas existe un antes y un después que afecta todos los aspectos de la vida; también las “relaciones artÃsticas†o, como defines, “el acto comunicativo del hecho creativoâ€. La nueva realidad un tanto “distópicaâ€, causante de cierta alienación –inevitable y necesaria–, nos obliga a modificar las relaciones interpersonales. A su vez, ese mismo distanciamiento fÃsico y psicológico ha potenciado otras maneras de hacer. Si en la realidad pre-pandemia las constantes eran las ferias del libro, los congresos, las lecturas literarias, tertulias, talleres, etc.; en fin, el tú a tú presencial tan enriquecedor –quedan algunos casos muy aislados que continúan de la manera tradicional–; ahora es Internet quien lleva la voz cantante y en ocasiones –al menos asà lo creo– nos ha permitido ampliar con su cualidad casi “omnisciente†las necesidades de intercambio y comunicación tan inherentes a la literatura. Ojo: no es algo nuevo, pero sin duda se ha potenciado y al parecer no será temporal o inherente a las condiciones actuales.
En estos tiempos de aislamiento, ¿qué lugar ha ocupado la poesÃa para ti? ¿Notas cambios perceptibles en su papel transformador de la realidad? ¿Qué realidad transforma, hoy en dÃa, la poesÃa?
La poesÃa siempre ha ocupado y ocupará un lugar esencial en mi vida. Ha sido asà desde que tomé conciencia de la necesidad del decir poético que obliga bien lo sabes tú–, a ese parto de introspección llevado por la necesidad de sacar “la palabra†a la fuerza de ese lugar oscuro que habita en los poetas. No nos queda de otra, porque sobrecarga la razón y el dominio de uno mismo, probado ya tantas veces.
Más que un papel transformador, la poesÃa determina la realidad: mi realidad. Le da un estado de ambigüedad a la vez que de certidumbre. AsÃ, cualquier cosa que hago –y si lo hago es porque lo pienso– está determinada por ella. Esto no significa que todo en mi vida sea poesÃa –no es poesÃa lo que sale del cuerpo fÃsico por necesidad de vida–; aunque aquà hay una paradoja: “también podrÃa serlo†cuando el hecho es reinterpretado por esa capacidad de relectura de la realidad que es inherente al arte.
La poesÃa sà misma no es un ente estático o disidente del cambio –por poner un ejemplo a tono con el contexto–; pensemos en ella como un virus y su extraordinaria capacidad de mutación. Son muchas las razones que hoy en dÃa coexisten y la hacen evolucionar, por mencionar algunas: por supuesto, la pandemia y su capacidad transformadora de la sociedad, pero sin dudas también la revolución tecnológica y su reescritura del tiempo y de los valores tradicionales en una abierta y dinámica génesis de la nueva generación. No hacemos –mejor dicho, no podemos hacer, por elemental responsabilidad evolutiva– la misma poesÃa que generaciones anteriores, serÃa un sinsentido.
¿Cuáles son los principales dilemas creativos que acompañan a un creador joven que ha decidido establecer su vida más allá de las fronteras geográficas en las que nació? ¿Ha cambiado el mapa de tu poesÃa al variar el espacio dónde vives? ¿Cómo?
Cuando tomé la decisión de vivir fuera de la Isla, incorporé las contradicciones “del mundo nuevo†al acto creativo; fue un hecho consciente, pero también orgánico, inevitable. No dejó de existir el yo traÃdo, simplemente la nueva realidad lo remodeló. Como artista realizo una obra abierta y dinámica –no soy para nada especial por hacerlo–, esto lleva a un análisis transformador que la mayorÃa de las veces ocurre espontáneamente. Sin dudas ha cambiado el mapa, pero también ha cambiado la vida como la conocemos, creo que para mejor.
La humanidad, en especial los artistas, necesitan del otro y de lo otro, del polvo de todos los caminos que sean capaces de pisar; que sean capaces cuestionar para captar y significar la vida. El trato del arte con el universo es de supervivencia. En Cuba se le está vedado a casi todos, no solo a los creadores. En cuanto a los dilemas creativos, se mueven con mi cuerpo a donde quiera que vaya –somos uno, y en el todo, parte–; vivir fuera no cambia significativamente las mediocridades, miserias y recurrentes degeneraciones del mundo literario. Con ellas, y con las propias, hay que cargar y seguir viviendo. Â
La ciudad y su amnios es un tema que afecta y atraviesa toda la estructura de tus libros; con más o menos evidencia. ¿De qué manera la ciudad se transforma en leitmotiv de tu creación?
En Cuba, “la ciudad†tenÃa un alma más arquitectónica: de cemento y ladrillo eran sus formas; ahora es más de carne, ha dejado de ser ciudad observable y externa para ser del hombre, del yo y del ellos. Sigue siendo ese leitmotiv aunque ahora ya no sea tan evidente.
Este es un mundo donde la poesÃa se hace esquiva en tanto cotidianidad. Sin embargo, hay proliferación de creadores, de poetas, ¿por qué ocurre, a tu criterio, esta ecuación si se quiere paradójica?
La poesÃa tiene una cualidad sanadora. ¡MÃstica! Como somos animales de pensamiento abstracto, aun sin darnos cuenta, la necesitamos para vivir; sin importar que se lea menos. Es irónico, contradictorio, polisémico en su ambivalencia que surjan más poetas, o voluntades que intentan serlo. Aunque no siempre con buenas intenciones o buenos resultados, a esa masividad no hay que tenerle miedo –ha ocurrido antes–; ya se encargará el tiempo de hacer lugar a quien de verdad vale. Hoy en dÃa hay mucha gente que no le interesa ser útil a la literatura… a nada. Su única aspiración es la fama: observador/observado, mientras más seguidores más premios, más “popularidadâ€. La creación es un ejercicio de soledad, la introspección se relaciona directamente con el creador: distanciamiento del mundo (distancia de él y de sus existencias). Al perder el individuo la fe renacentista, el intento de preservar sin meretricio las contradicciones a que está sujeta la «aventura de la escritura», es cada vez más difÃcil de lograr.
Has estado en los dos lugares de la balanza: jurado y concursante de un premio; ¿sientes que hay una semejanza en ambos roles?, ¿cómo enfrentas la labor de jurado?
No es una novedad que los grandes y medianos premios son un espaldarazo para la carrera de cualquiera. A casi todos nos ha tocado estar en ambos lugares, jurado y concursante: similitud más allá de que casi siempre el jurado sea un creador, no veo.
Estos roles son por naturaleza dicotómicos, antagonistas, no hay como darle a alguien cualquier autoridad para que automáticamente lo ecuménico desaparezca y, de paso, al placer del poder. Es algo inherente. Lo importante es la justicia, que esta prevalezca sobre los intereses degenerados que lamentablemente son los que priman muchas veces.
Lo que antes te comentaba, nadie es ajeno a esa realidad que se ve a diario en certámenes nacionales e internacionales… si hay dinero de por medio, publicación en una gran editorial o prestigio por la antigüedad y significación del certamen, todavÃa más. De ahà que en nuestro “mundilloâ€, muchos creamos que gran parte de esos premios nacen con “nombre y apellidosâ€, y que de vez en cuando, muy de vez en cuando, tocan a quien de verdad lo merece.
He visto construir en Cuba, pero también en el extranjero, la carrera de más de un escritor o escritora porque asà lo piden las instituciones que lo auspician; incluso por razones mezquinas o poco relevantes en el contexto, como puede ser el hecho de que sean amantes el jurado y el concursante. Como nadie está exento de errores como esos –nadie es perfecto–, en la medida de lo posible trato de distanciarme del individuo para evitar subjetividades. Siempre intento ser justo, aún cuando en algunas ocasiones no me gusta lo que premio (hablo de satisfacciones, no de calidad). Por eso me parecen perfectos los certámenes que son anónimos y no piden curriculares.
Con el paso de los años, al autor prolÃfero –como es tu caso– se le queda una deuda invisible con los tÃtulos que ha escrito y que, por una razón u otra, no se han publicados. ¿ConfÃas en el valor imperecedero de la buena poesÃa?, ¿te preocupa que sus temas o motivos puedan envejecer?, ¿cuáles son tus certidumbres e incertidumbre acerca de esos libros?
No podemos llamarnos a engaño, no con los tiempos que nos corren. La razón de un libro es el lector, y la razón del escritor es la publicación. Me preocupa que algunos libros se queden suspendidos en ese limbo del mal destino, por los inconvenientes de no encontrar una editorial decente. Sobre todo cuando la creación ha estado influenciada de manera particular por el contexto, o más, cuando la intención era reflejarlo o participar de él. No me preocupa el envejecimiento que necesariamente no conlleva decrepitud, me preocupa el no estar presente cuando creÃa que deberÃa estarlo. No es exagerado decir que cada vez es más difÃcil publicar, máxime cuando se trata de poesÃa y no hablo de la auto-publicación complaciente que ofrece Amazon y otras editoriales, donde el libro con toda literalidad nace muerto.
Estoy consciente que muchas cosas que he escrito no merecen ser publicadas, pero otras tantas se acumulan en las PC de los escritores con suficiente valor y sufren el mismo destino. De cualquier manera el buen arte es imperecedero, sobrevive a la vanidad de su autor, ¿pero cómo saberlo sin antes haber publicado?, no hay forma. Si no se expone (públicamente) la creación, el estar vivos y el hecho de ser valorados no existen. Quiero pensar que mi obra es lo suficientemente sincera como para sobrevivir: La que habla es mi vanidad, y aunque en concreto nadie sabe lo que se estará leyendo dentro de un siglo –si es que se lee o de qué manera, si es que logramos sobrevivir el próximo siglo– tengo que ser optimista.
¿Cómo se desarrolla el músculo de la escritura? ¿Tienes una rutina? ¿ConfÃas en el rigor del oficio o prefieres transitar por otros caminos?
De esto se ha discutido largo y tendido. Yo creo que no existe un método mágico-universal para la escritura; menos aún para la poesÃa. Soy bastante vulgar al hacerlo: escribo siempre y cuando siento deseos. Avanzo con rapidez en la poesÃa y la disfruto más. La narrativa me exige mucho, necesita método. Si escribes una oración o dos, un párrafo o dos, una página o dos diarias, estarÃamos hablando de matemáticas; no de calidad, mucho menos de literatura. Por eso creo que es algo idiosincrático. El oficio sin dudas se aprende y se perfecciona. Pero esto no funciona con la poesÃa. En la poesÃa el oficio es una pérdida de tiempo y una burla al lector. No solo hablo de la poesÃa libre; tampoco la poesÃa clásica, rimada, compleja y estructurada, se aprende por oficio en ninguna academia o talleres de Instagram.
¿Cuáles son las raÃces que nutren la teatralidad y el valor performático de tus poemas?
La existencia: mi vida… la de todos.Â
¿Hasta qué punto sientes que la poesÃa, o el lenguaje poético en concreto, transita de manera estructurada en tus textos narrativos?
Todo el tiempo. Soy de los que piensa que ningún género escrito está exento de poesÃa. Una vez dije que “La poesÃa era la MetafÃsica de la Palabraâ€, todavÃa lo creo, pero también pienso que es la gemación del pensamiento hecha con frases; conjunción lúdica entre pensamiento y lenguaje que en el subconsciente colectivo se hace a sà misma como un instinto.