Poesía
«Phalaenopsis»: todo lo que un cuerpo se permite concebir…
Imagine que se encuentra una casa en medio de cualquier bosque del mundo. Percibe el olor a yerba. El olor de la yerba fresca, pero también el olor a desecho vegetal, el de la pérdida, el olor de la tristeza.
La casa tiene mucho que decir, pero sus paredes están dormidas. Nadie sabe lo que han tenido que escuchar, los daños que su antiguo dueño—si tuvo dueño alguna vez—pudo haberles provocado.
Pasaron los meses, salieron las mariposas y la casa, esa casa llena de historias que alguien quizás recuerde, ahora es habitada por las plantas. Los árboles empinaron sus ramas hacia las ventanas. Las pencas, el filo de la yerba, los pétalos frágiles de cada flor encontraron su hogar, efímero, en medio de aquel bosque. La vida en su más silvestre posición.
María Karla Larrondo quiso mostrarnos el interior de la casa. Sabe, quizás, que alguien podría descubrirla, pero ha querido ser ella quien abra las puertas del salón. Su primer libro, Phalaenopsis, (Sello Editorial Coup the chance, Lima, 2024), es el hogar de todo lo que un cuerpo se permite concebir.
Se trata de un poemario que agrupa veintiún textos; breves, en su mayoría. El mayor mérito del libro es, creo, el temperamento de la voz, que se logra percibir desde que comienza la lectura. Una voz que ya no puede contenerse: ‹‹Abro la boca, intento vomitar el silencio››
Cuando la poesía logra decirte algo, cambiar algo, entonces sus alas han llegado al mundo y podrán volar; y estas páginas han sido escritas para ser y hacerse libres.
‹‹Espero en silencio a que llueva››
María Karla, que también es periodista y promotora cultural, consigue unir en este libro hábitos emocionales y recientes. Intuyo que sería capaz de quedarse bajo la lluvia, inmóvil, y no decir ni una palabra. Solo entonces, cuando el agua haya pasado y seguido su camino, la autora permitiría que las gotas cayeran sobre el papel. Esa contención se nota en estos versos.
Y cuando digo contención no pienso en la incapacidad de contar, sino en la habilidad y en la madurez que se necesitan para abrir las manos y dejar que el agua haga todo lo que quiera, porque el cuerpo será capaz de defenderse e imprimir su silueta en un libro como este.
El lenguaje es cuidado, pero no está cargado de excesos ni tecnicismos. La estructura, en cambio, es sencilla, a tono con la propuesta estética y funcional del libro.
Como lector, pude imaginar el color de la cubierta mientras leía cada uno de los textos que lo conforman. Esto es un detalle noble y enriquecedor.
Con la familia en los ojos, en el borde de las mejillas y en la voz, esa voz que nos acompaña durante toda la lectura, la autora nutre las raíces de estos textos. Extiende sus vulnerabilidades al reino de las plantas; es una metáfora recurrente. Ambas imágenes se acompañan para hacer de la propuesta un elemento más interesante.
En cuanto al poder simbólico: las plantas. Órganos como las hojas, las raíces…, devienen partes de un cuerpo que una vez fue fragmentado, pero luego encontró, en su crecimiento, la necesidad de levantarse.
Un aire urbano cubre los poemas, aunque es menos perceptible. Lo cierto es que la autora, habanera de naturaleza, no puede desprenderse del espacio que la alberga, y donde también transcurre su experiencia como mujer y como humana.
Si bien el trabajo con los objetos no es vistoso en Phalaenopsis, destacan propiedades inusuales, como no es infrecuente en la poesía.
La autora responde, en su relación con el medio, con sus emociones ante determinados atributos. Pudiera notarse, incluso, siendo muy minuciosos, un sutil soplo de literatura infantil, si analizamos el libro como un habitáculo de experiencias—algunas bastantes íntimas—que tienen su base en lo familiar, en la infancia. He aquí otro elemento interesante: la necesidad de reconciliación con el pasado.
Hay, además, espacio para el amor, la superación, el entendimiento…; y la renuncia se expone limpia y tranquila, como si ya estuviese todo claro y la autora lista para hablar de ello.
Es un libro conmovedor, sí, pero no dulce: ‹‹las tumbas no asustan como me han hecho creer››. Dejar libre el miedo, la muerte y el dolor no llena de flores el camino. Todo lo contrario. Estas páginas, que son también hogar, asumen la vida con astucia y madurez. Aquí ya no hay pudor detrás de la tristeza.
Los “Rituales de la culpa” de José Luis Laguarda
Se pondrá viejo el siglo y los investigadores preguntarán cómo eran las interioridades de la sociedad cubana en las primeras décadas del dos mil. Querrán detalles acerca de cómo fluían las noches, las transfiguraciones en algunos parques donde faltaba la luz, en qué parte hacían el amor esos seres sin casa ni dios que los soporte. La prensa carecerá de estos detalles, o los tratará de modo solapado. Para llenar ese vacío existirá Rituales de la culpa. Lejos de ser pensado como notas historiográficas, este libro representará un referente ineludible a la hora de describir las problemáticas de la sociedad actual.
Rituales de la culpa es el primer libro de José Luis Laguarda. Un autor que, de no haber nacido poeta, tenemos que mandarlo a hacer. Y esto lo digo porque, desde Vanessa Springora con “El consentimiento” o el francés Jean Marie Roughol, no leía (fíjense que esto es una afirmación muy personal) sobre las temáticas que este libro aborda. Con el valor añadido de ser tratado íntegramente desde la poesía y describir situaciones que han sucedido (suceden) en la Cuba contemporánea.
Laguarda se adentra en el subsuelo de la sociedad para desmontar un entramado espiritual que escapa a los ojos de la mayor parte. En sus páginas mostrará escenas de la prostitución infantil, el apreciar de los que mendigan en la ciudad por pura costumbre o de aquellos que acuden a ella a intervalos para aplacar alguna que otra necesidad del cuerpo o del espíritu. Pondrá su poesía a relatar los deseos sexuales y la experimentación en ascenso propio de la juventud, pero en un maestro de escuela, en un director de empresa, en un extranjero.
El cuaderno consta de veintitrés poemas que el autor separa en dos secciones: “Rituales” y “Pecados capitales”. Al ir leyendo notarás un equilibrio interno y no precisamente por estar acomodados ateniéndose a un orden lógico, sino por aparecer al mismo ritmo de cualquier conversación secular, llena de ramificaciones, pero en este caso, sin alejarse del hilo conductor entre temáticas.
CUCHILLAS DE AFEITAR
Este es un poema que muestra una sala de urgencias en un pequeño hospital de campo. El personaje que aquí se describe ha llegado con heridas auto-flageladas. Para él la sangre es un modo de estar sucio y limpia el cuerpo a través de las heridas. Cuchillas de afeitar que hace años conserva en sus bolsillos y acaricia en busca de un escape. Está el doctor suturando sus aberturas. Lo mira con detenimiento hacer su trabajo, para lo que estudió durante muchos años. Mira el hilo verde de la sutura, el ajetreo de sus manos. Y nota, ahí donde limitan sus guantes, las marcas de viejas heridas similares a las suyas.
En este libro se va a repetir con acento la esencia de este texto: al frente de un aula, vestido de policía, ingeniero, intelectual, ministro, turista… o lo que desees imaginar como lector, están esos secretos, esas penas, deseos por los que tú puedes estar transitando y esto, a su vez, afectará (o no) el ejercicio de sus funciones.
REMINISCENCIAS
Aparecen en este cuaderno dos textos que nos transportan específicamente a Buenaventura. Y este, Reminiscencias, es uno de esos. Aquí se habla de una tierra entre ríos donde la gente, venida desde el fondo de la isla para ocupar el lugar de los que se fueron, vive sus penas, su triste realidad. La gente ha olvidado las razones por las que en ese lugar fueron felices los jóvenes de la pasada generación. Prefieren negar y permanecer. Y permanecen como atados por una maldición.
En este texto se anota, para no morir jamás, una de las principales causas del deprimente estado emocional de una parte de nuestra sociedad: dejar de sentir como propio el suelo que se pisa, negar la identidad, porque la identidad se confunde con las causas de la pobreza.
ENGAÑEN, FINJAN, COBREN
Aquí se describe una de las escenas más difíciles para sociedad: la prostitución infantil. Veremos una casa convertida en burdel, una madre que usa el cuerpo de sus hijos para mitigar el agujero económico que ha dejado la partida del padre. La historia está contada en primera persona del singular: es el afectado, con toda la niñez que puedas ser capaz de soportar, quien relata una a una las situaciones a las que se enfrenta. Por muy desgarradora que pueda representar este tipo de lecturas, es un texto necesario para la literatura de este siglo, a la que no debería escapar la más baja condición humana.
RAMAS EN CRUZ
Aquí vemos al poeta detenerse en la miseria de la ciudad. Conversa con los mendigos, los que buscan debajo de la mesa de dios migajas para entretener el hambre. Se describe forastero. Y ya con forastero podemos entender a alguien desprovisto físicamente de su patria, con limitados derechos civiles. El término forastero va a recoger el sentir del autor en la mayor parte de este libro. Veremos a alguien venido desde lejos, tan lejos como Buenaventura o algún rincón de la memoria, para buscar en la ciudad satisfacer alguna que otra necesidad que impone el cuerpo o la poesía. Forastero en su propia casa, cuando los suyos pongan a un lado su condición de poeta. Forastero en el sentido bíblico del término, como los prosélitos, que muchas veces se acogían al sistema de leyes judías, pero no asumían la fe y los rituales que esto conllevaba. El poema hace evocación a la emigración del campo hacia las ciudades en busca de la supervivencia.
ROBOS
José Luis afirma: “Somos una especie que vive del hurto/ del robo sutil a otros.” Aquí se describe una sociedad donde predomina el hurto: la lengua que roba los sabores de otras bocas, el transeúnte que esquiva el pago del transporte público, la música que se roba el aire. Al caminar el autor siente que también es un ladrón: roba la vida a las hormigas. Roba el olor a los otros. Es un profesor y ahí está la pizarra robando su vida, fría como el mismísimo invierno.
“Por estas tierras caminó Ballagas buscando lavar sus culpas en la cañada”, sentencia. Y es la manera sutil que tiene Laguarda para hacernos notar que la situación se ha extendido generación tras generación, poeta tras poeta. Emilio Ballagas, hoy prestigiosa figura de nuestras letras, en algún momento de su existencia, cuando no era más que un transeúnte en las calles de Buenaventura, busca en los rezos, en la cañada de Juana Pérez (como describe en su poema Agua medicinal) lavar sus culpas porque también se siente ladrón o sencillamente porque le están robando su vida. En una acotación José Luis nos anuncia: “yo no lo intento”. Parece que el desánimo ha ganado la pelea. El poeta ha dejado de buscar una transformación. Sin embargo, el final es otra vez inesperado: “Una vocecita inquieta me increpa:/ ¿Maestro, por qué ha faltado hoy?”.
Son múltiples las razones que cada uno de nosotros encuentra para enfrentar la vida, con todas sus asperezas. Este texto no es más que una reflexión muy útil sobre el tema. Y me parece oportuno en estos tiempos donde sentimos robada nuestra estabilidad emocional. Es urgente encontrar qué nos motiva a seguir, qué nos mantiene vivos, cuáles son los pilares de nuestra felicidad.
Mientras leía anoté muchísimo de lo que me pareció importante. Sin embargo, he procurado mostrarles una panorámica de lo que es Rituales de la culpa sin que esto represente leerles el libro. Queda a su encargo el disfrute, verso a verso, del constructo de esta obra que llena, con poesía, un vacío sustancial que la mayoría de las veces se deja a la narrativa o las notas historiográficas.
Tomás Escobar: «Médico y escritor por vocación»
Su voz enérgica y una mirada intuitiva captan rápidamente la atención. Mas, sabemos que las primeras impresiones son importantes pero no definitivas. Por eso de su voz nacen versos pujantes que laceran o cicatrizan. Porque Tomás habla del hombre, de su dolor y sus heridas, pero también habla de salvación y auxilio. Médico y escritor por vocación, como se define, no puede ser de otra forma. La suya es una voz profundamente humanista, que va a las esencias y de ahí su inexorable fuerza.
Tomás Eugenio Escobar Avila (Jesús Menéndez, Las Tunas, 1997) es un joven poeta y narrador, miembro de la AHS. Ha publicado Una línea de mercurio, Editorial Primigenios, Poesía, 2023. Poemas suyos aparecen en la antología Conteo Regresivo: antología poética de jóvenes tuneros. Recibió en 2023 menciones en el Concurso David de poesía y una especial en el Eliecer Lazo. Fue además finalista en el evento literario Mangle Rojo del pasado año, y ganador de la XXIII edición de “El Árbol que Silba y Canta”.
Leerlo es la certeza de que sus versos empiezan un camino en el que ha de cosechar muchos frutos, pues como lo definiría el también escritor Armando López este autor, en pleno apogeo creativo, en plena ascensión, en pleno dibujo de una cosmogonía de reconocimiento, imprime a sus textos la frescura de un oleaje tácito, pero a la vez la gota desafiante de los huracanes que cobran vida desde el trópico.
Médico de profesión, escritor por vocación, ¿cuánto hay de un oficio en el otro?
Médico y escritor por vocación. No podría hacer algo que no me apasione, que no me motive. Han sido los caminos en los que he hallado mi esencia y que mantengo a pesar de ciertas separaciones. Visión común, en las que se complementan y mantienen la premisa de salvar (me). Respondiendo cómo influye uno en el otro, diría que es un proceso inconsciente. A la hora de crear (que puede ser en cualquier momento) suelen venir imágenes propias de la Medicina, lo que equivale a decir: humano, dolor, cura. Mirando entonces desde el otro extremo no he podido dejar de contemplar al paciente con la sensibilidad añadida del arte. Incluso el arte como parte de la terapia.
Eres un escritor joven de los más recientes crecimientos de nuestra Asociación. Sin embargo, tus resultados en los eventos literarios son evidentes en este año.
Tuve la sorpresa de ingresar a la Asociación a inicios de este 2024. Cuestión que agradezco al escritor y amigo Armando López, quien me apoyó a lo largo de este tiempo y fue de los primeros en creer en mi obra. Ingresar en la AHS, por su parte, me ha posibilitado acceder a un torrente de voces a las que he ido incorporándome, poco a poco. Creo que el mejor resultado ha sido ese.
Cómo valoras el sistema de promoción de eventos y premios literarios de la organización?
Creo que son una ventana para exponer las nuevas voces, los nuevos rostros de creación literaria. Existe mucho talento dentro y fuera de la misma, pienso siempre en esto. Los premios lo impulsan, lo validan.
Recientemente ganaste el evento “El árbol que Silva y Canta”, impulsado por la AHS de Báguanos. Coméntanos sobre el poemario ganador.
Concursé con “Los límites de la cicatriz”, un cuadernillo con 13 poemas. Extracto de uno más amplio, en el que hago un recorrido por eventos que han dejado marcas, heridas, separaciones. Un intento por delimitar el dolor, dejarlo fuera o interiorizarlo. Sobreponerme.
Vives en una provincia de una tradición y vida literaria notable. ¿Encuentra Tomás sus referentes literarios en Las Tunas?
En el preuniversitario descubrí a escritores tuneros como María Liliana Celorrio y Nuvia Estévez Machado. Y mucho antes a Mayda Elena Arias. El deslumbramiento que produjeron en mí me ha llevado a vivir de una manera más poética. Sus obras me indujeron a buscar un camino, a expresar mi propia voz. Luego fui conociendo a otros autores. Su lectura ha sido tremendamente necesaria.
¿Cuáles son los proyectos futuros?
Pues vivir para crear, espero… Me mantengo trabajando en algunos poemarios inconclusos. Siempre dándole un significado o propósito a este tiempo que compartimos.
Premian en Camagüey a jóvenes creadores en concurso Un Kpricho Creativo (+ Fotos)
Jóvenes artistas agramontinos resultaron premiados como parte del concurso Un Kpricho Creativo, organizado por el Dúo Dulce Kpricho, integrado por los trovadores Ada Naranjo González y Harold Díaz Pedraza, con el auspicio del Centro Provincial del Libro y la Literatura y la Asociación Hermanos Saíz de Camagüey.
Un Kpricho Creativo premia las mejores obras en las categorías de Poesía, Composición Musical y Narrativa, para ello se convocó a un jurado de expertos dividido por comisiones en correspondencia con cada categoría.
En el apartado de Poesía el jurado integrado por Olivia de la Caridad Casanova Blanco, Yadira Troche Nerey y Leoneski Buquet Rodríguez decidió otorgar el Gran Premio a la obra ¿Qué más que la vergüenza?, de Alejandro Muñoz Aguilera; la primera mención a Soy fragmentos de la brisa de Rosabel Pi González; una segunda mención a la obra Cantos Silvestres, a cargo de Christian Muñiz Anido, la cual destaca por el rescate de lo tradicional en la décima; y una tercera mención a la obra Alas, de Lixiel María Riverón Cardona.
En el caso de Composición Musical fueron galardonadas con tercera mención la obra Tonada libre habanera del joven Christian Muñiz Anido; segunda mención la pieza Espejuelos oscuros a cargo de Lixiel María Riverón Cardona; tercera mención a Penas de bohemio, de Carlos Rafael Gonzáles Caballero y el Gran Premio para Champions como Izzy, por Irán Díaz Gómez.
En tanto en la categoría de Narrativa premiaron las obras Último abrazo a la realidad, de Aracelis Fonseca Batista, con tercera mención; Laura, a cargo de Rosabel Pi González, con segunda mención; ¿Cuántos Jaimes no habrá?, de Edián Domínguez, con primera mención, y el Gran Premio en este apartado quedó desierto.
A decir de la artista Ada Naranjo, el certamen busca incentivar la creación y propiciar que noveles artistas canalicen sus creaciones hacia un perfil profesional consolidado.
En ese contexto José Xavier Guerra Carmenates, presidente de la filial camagüeyana de la Asociación Hermanos Saíz, invitó a los jóvenes creadores a participar de la entrega de 2024, que se desarrollará durante la Feria de Jóvenes Creadores Golpe a Golpe. (Idaylen Rodríguez Rodríguez/Radio Cadena Agramonte) (Fotos: perfil en Facebook de la AHS Camagüey)
Entrega sus premios “el árbol que silba y canta”
Con la entrega de los premios del concurso El árbol que silba y canta, en trova y poesía, concluyó en el municipio holguinero de Báguanos el XXIII evento Del verso y de la miel, organizado por la AHS y dedicado al trovador Raúl Prieto y al poeta Rolando Bellido.
En la gala de clausura del encuentro se realizó un homenaje a Bellido, investigador, promotor y profesor, creador en 1993, en el central López Peña, del proyecto sociocultural del que parte el evento, con el objetivo de elevar, con gestión participativa y equidad, la calidad de vida de los vecinos del central azucarero.
El jurado de trova, integrado por Ivette María Rodríguez, Freddy Laffita y Amaury del Río, entregó el Premio El árbol que silba y canta a Yanco León, de la provincia Granma.
Mientras que en poesía, el jurado integrado por Alfredo Zaldívar, Senén Orlando Pupo y Erian Peña, decidió por unanimidad «celebrar la realización de esta nueva convocatoria de un concurso necesario que estimula la creación poética entre las nuevas generaciones de autores de diversos intereses y estilos; agradecer a los organizadores del mismo y subrayar la necesidad de su fomento y preservación; y destacar la calidad de gran parte de las obras presentadas, lo que demuestra el interés por el Premio y resulta una sui generis cartografía de las búsquedas y miradas de los jóvenes autores», leemos en el acta.
Así como entregó una Mención al cuaderno «El lado convexo», de la poeta holguinera Idania Salazar, por «moverse con facilidad en los terrenos de la prosa poética y el verso libre, logrando un discurso coherente donde el yo asume búsquedas, diálogos y dudas; y por reafirmarnos, además, “la sospecha de mirar al cielo y pensar en si nunca más nos llueve”». El pasado viernes, Idania recibió, por su cuaderno «Foramen», el Premio Nuevas Voces de la Poesía 2023, certamen organizado por la sección la AHS en Holguín, la emisora provincial Radio Angulo y el Centro Provincial del Libro y la Literatura.
Finalmente el Premio El árbol que silba y canta 2023 fue para el poemario “Los límites de la cicatriz”, del joven Tomás Eugenio Escobar Ávila, de Las Tunas, por «lograr, a través del manejo de diferentes recursos poéticos asumidos, una voz original que se (nos) sumerge entre pasillos de hospitales e instrumentos del dolor, entre pérdidas y cicatrices, y que hace de su cuerpo (¿acaso el cuerpo poético?) un sitio para el corte, la interrogante y la sobrevida; por mostrarnos “constantes signos” por los que el poeta camina para convencerse de que, aún, posee (poseemos) humanidad», nos asegura el jurado.
El evento contó con recitales de poesía; conferencias; intervenciones artística-literarias en las comunidades La curva y La pelota; una gala homenaje, en el cine de la localidad, a Raúl Prieto, recientemente fallecido, con Ivette María Rodríguez, Freddy Laffita y Amaury del Río; la presentación del poemario Traducción apócrifa de Mailín Castro ganador del pasado concurso, publicado en la colección Analekta de La Luz, entre otras acciones que acercaron a esta comunidad azucarera de Holguín la trova y la joven poesía.
Entregan en Holguín Premio Nuevas Voces de la Poesía
El Premio Nuevas Voces de la Poesía 2023, organizado por la AHS en Holguín, Ediciones La Luz, la emisora provincial Radio Angulo y el Centro Provincial del Libro y la Literatura, fue entregado este viernes al cuaderno «Foramen», de la joven poeta holguinera Idania Salazar.
En su 28 edición, el concurso fundado por el promotor Joaquín Osorio en 1992, tuvo como jurado a los poetas Alberto Peraza (Pinar del Río), Maylan Álvarez (Matanzas) y Reynaldo Zaldívar (Holguín), quienes valoraron cerca de treinta cuadernos presentados a concurso y otorgaron, por unanimidad, el Nuevas Voces al libro de Idania por ser un «poemario con un alto vuelo poético desde lo cotidiano. Alta poesía, golpe certero hacia las cosas comunes, como para dar fe de que el acto de la creación poética encuentra en ellas una fuente vívida de universalidad; espontaneidad en el discurso, y una honda necesidad de ser, por sobre todo».
El jurado decidió otorgar menciones a los cuadernos «Metástasis de un poeta», de Eduardo Daniel Rosell Herrera, «por la unidad temática de sus textos, lo bien pensado y escrito, el equilibrio formal y de contenido, y el ánimo de rendir homenaje a la poesía y a la cultura en general, desde un discurso referencial que conduce a las esencias humanas» y a «Kalashnikov», de Erick Gálvez, «libro de décimas con una variedad en su hechura, ambiciones palpables de trascendencia de la poesía desde una modalidad que ha despertado gran interés en los escritores jóvenes, el deseo de abarcar, desde un universo sonoro con métrica y rima, en la mayoría de los casos, pero nada apegado a la estrofa tradicional, un mundo que trasciende el mero paisaje natural, para adentrarse en la naturaleza del ser», añade.
Además, el jurado quiso «destacar la alta calidad de varios de los cuadernos presentados, la diversidad formal y estilística, la valiosa cantera de poetas jóvenes que se han venido desplegando a lo largo y ancho de la isla» y que sumaron sus voces a este concurso en Holguín.
Idania Salazar recibió de manos de Joaquín Osorio, el diploma acreditativo del Premio Nuevas Voces de la Poesía, diseñado a partir de una pieza del artista visual Alejandro Zaldívar.
La peña «Abrirse las constelaciones», donde ocurrió la premiación, esta vez realizada en el lobby del Cine Martí, acogió también la presentación del audiolibro Corte angosto, de Rebeca Torres Serrano. El cuaderno, merecedor el pasado año del Premio Nuevas Voces de la Poesía, ahora podrá ser escuchado en una versión sonora, que conforma volumen 15 de la colección QuemaPalabras, en la que participaron el Dj Acid Seduction y el realizador Amalio Carralero, este último en la grabación y mezcla de sonidos en los estudios de Radio Angulo.
La editora Liset Prego hizo las palabras de presentación y aseguró que «este libro podría ser la crónica del oprobio, o del agobio del sujeto lírico, de la autora, sus memorias, las memorias ajenas, la desmemoria; podría ser un libro sobre la avidez, el hambre de ciertas palabras, el apetito por decir ciertas verdades; ya lo sabrá el lector-oyente, este pudiera ser un libro escrito a voces, como en una acrobacia, un clavado con giro que provoca otro big bang».
Asimismo, refiriéndose al trabajo sonoro, destacó que esta producción «cuenta otra vez con DJ Acid Seduction, el joven creador se ha vuelto experto en este otro acto de traducción. Lleva a los códigos de su lenguaje propio el discurso de otros. Las máquinas traducen la poesía, o son el canal para un mensaje diseñado por el hombre que hila estos versos electrónicos de sonidos mezclados. La poesía y la música siempre se han buscado, aquí se encuentran».
Con el trabajo de diseño de Robert Ráez, a partir de una fotografía realizada por la propia autora del libro, Prego percibe en su cubierta «un grito amordazado, ojos que exclaman, un ejercicio intelectual, atrevimiento, apretar el obturador y codificar desde la imagen el poema ya escrito. Rebeca Torres Serrano ensaya un tríptico basado en su poesía, la asisten mujeres que se encontraron en el verso para este acto de traducción intersemiótica, así lo llama ella. Aquí se muestra la foto de igual nombre que el cuaderno. Es elocuente, poderosa y definitivamente una traducción muy precisa de lo que clama el texto», leyó en la presentación.
El audiolibro puede ser escuchado en el siguiente enlace: https://go.ivoox.com/sq/2343475
La peña culminó con una lectura de los jóvenes poetas de la sección de Literatura de la AHS: Idania Salazar, Ana Ramos, Liset Prego, Erian Peña, Andrés Cabrera y José Luis Laguarda.
Del verso y de la miel arriba a su edición 23
La XXIII edición del evento Del verso y de la miel, organizado por la célula de la AHS en el municipio holguinero de Báguanos y dedicado a la trova y la poesía, se realizará del 15 al 16 de diciembre y estará dedicado al trovador Raúl Prieto y al poeta Rolando Bellido.
El evento se inaugurará en el central Ramón López Peña y tendrá, en su primera jornada, un gran recital de poesía y una intervención artística-literaria en la comunidad La curva; así como una gala homenaje, en el cine de la localidad, a Raúl Prieto, recientemente fallecido, y al también investigador, promotor cultural y profesor Rolando Bellido, merecedor el pasado octubre del Premio Nacional de Poesía Adelaida del Mármol. En esta participarán Ivette María Rodríguez, Freddy Laffita y Amaury del Río.
En el segundo día se acometerá una intervención artística-literaria en el central Fernando de Dios, en el poblado de Tacajó; se presentará el poemario de Mailín Castro ganador de la pasada edición del concurso El árbol que silva y canta, publicado en la colección Analekta de Ediciones La Luz, sello de la AHS en Holguín; el escritor Youre Merino impartirá una conferencia y se efectuará otra intervención en la comunidad La pelota.
En la noche se realizará la gala y la premiación de la actual edición del concurso El árbol que silva y canta, en trova y poesía, en el parque Locomotora de este municipio azucarero.
El evento parte en sus inicios del proyecto sociocultural “El árbol que silba y canta”, creado en 1993 en el central López Peña por Rolando Bellido. Su objetivo era elevar la calidad de vida integral en los vecinos del central azucarero, con gestión participativa y equidad. Continuarlo es hacer que el verso y miel existan por mucho tiempo: el árbol en Báguanos, alimentado por el arte joven en la provincia, sigue silbando y cantando para todos.
Premio Nacional Reina del Mar Editores para el tunero Raúl Leyva Pupo
El tunero Raúl Leyva Pupo resultó ganador del Premio Nacional Reina del Mar Editores 2023, en el género poesía, con el título Los secretos del fuego, en el marco de la celebración por el aniversario 27 de la editorial.
«Estoy muy feliz por el premio, doy gracias a Dios porque todos los premios dan fuerzas para continuar, nos dicen que eso que estás haciendo vale la pena», confiesa el escritor.
«Son tiempos difíciles y aunque sabemos que no validan sí te dan un poco de aliento. Este viene a reconocer la palabra y a los que la hacen, gracias a la Asociación Hermanos Saiz porque es un premio de la organización.
«Los secretos del fuego es un libro de poesía conversacional, que tiene algunos toques místicos porque habla de Aleister Crowley y de Madame Blavatsky y de los secretos que puede esconder alimentar el fuego».
Integraron el jurado la narradora y poeta Kryster Álvarez; el poeta, narrador y dramaturgo Atilio Caballero Menéndez, y el director de teatro y escritor Juan Edilberto Sosa Torres, ganador de la edición anterior, quienes además otorgaron mención al cuaderno Inquilinos en el motel Transtromer, del matancero Brian Pablo González Lleonart.
Auspician el certamen la Asociación Hermanos Saíz y el Centro Provincial del Libro en Cienfuegos. El premio consta de diploma acreditativo, ejemplares de libros publicados por la editorial, 10 mil pesos Moneda Nacional y la publicación de la obra con el respectivo pago por derecho de autor; asimismo será invitado como parte del jurado en la próxima edición que el sello convoque en poesía.
Raúl Leyva Pupo se desenvuelve entre los géneros poesía y narrativa, ya con varios textos publicados por editoriales nacionales y foráneas, sobresalen en su quehacer los títulos Cucarachas verdes, Figuras en cruz, Avenida 99, Casa roja y El árbol de los vientos.
Convocan al Concurso Nuevas Voces de la Poesía 2023
La sección de Literatura de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y su sello Ediciones La Luz el Centro Provincial del Libro y la Literatura en Holguín (CPLL) y la emisora provincial Radio Angulo, invitan a participar en el Concurso Nacional “Nuevas Voces de la Poesía” 2023.
En el certamen, que se dedica en esta ocasión al 120 aniversario del nacimiento del José María Heredia y al 115 del camagüeyano Emilio Ballagas, pueden participar autores inéditos residentes en Cuba, menores de 35 años, sean miembros o no de la AHS. Para ello deberán enviar un poemario de tema libre que posea una extensión entre las diez y las quince cuartillas.
Los trabajos serán enviados al correo electrónico alaluzseleemejor@gmail.com y será imprescindible añadir el asunto “Nuevas Voces 2023”. Los participantes deberán usar seudónimo, por lo que enviarán dos documentos independientes, uno con el cuaderno en concurso y otro a modo de plica con sus datos y modo de localización.
Un jurado, integrado por prestigiosas figuras de las letras cubanas, dará a conocer el fallo el día 1 de diciembre de este año. El plazo de admisión vence el 20 de noviembre próximo. Un diploma acreditativo, una colección de libros y la publicación de la obra ganadora por el sello Ediciones La Luz, de la AHS en Holguín, en su colección Analekta, además de su versión electrónica y un audiolibro en la colección Quemapalabras, constituye el premio del Concurso.
Fundado en 1992 como Concurso Nuevas Voces de la Poesía en Holguín y coordinado por el promotor literario Joaquín Osorio, Premio Nacional de Promoción de la Lectura Raúl Ferrer, este contribuye a la promoción de poetas que aún no son visibles en el panorama literario.
Desde 2018 extendió su convocatoria al territorio nacional con el nombre de “Nuevas Voces de la Poesía Cubana”, incorporándose al sistema de premios de la AHS en el país. Lo han obtenido escritores como José Luis Serrano, Luis Yuseff, Moisés Mayán y Rubiel G. Labarta.
La literatura como salvación
Shabely Botello ha encontrado salvación en la literatura. En la creada por otros, en la que nace de sus propias entrañas. Tomar la decisión de enfrentarse al oficio creador no fue una decisión simple: llevó tiempo, paciencia, dedicación y un enorme salto al vacío. Desde entonces, Shabely Botello construye su voz sin temer al alcance de sus palabras. Espera que, con el susurro y el grito, el mundo se transforme.
¿Hasta qué punto una información vocacional puede encauzar la vida de un joven artista?
Siempre estuve rodeada de arte, aunque no lo sabía. Desde la música hasta las artes visuales, mi infancia estuvo llena de influencias de las cuales yo no era consciente: las canciones de mi abuelo en el portal, las clases de baile a las que me llevaba mi abuela, los filmes que me mostraba mi papá, las historias que me contaba mi bisabuela o las incontables veces en las que mis padres me acercaron a la lectura. Pero, en algún punto, el arte abrazó mi vida y yo lo elegí como mi salvación. Recuerdo que solía escribir cartas a mis amigos y familiares y que, en la escuela, en las actividades de la mañana, escribía poemas y textos para las presentaciones de alguna fecha importante. Todo comenzó con el baile, luego llegó el canto y escondida, siempre, estuvo la escritura como una sombra.
Yo no sabía que podía ser escritora, sentí muchas veces que era una profesión para pocos escogidos, no por talento, sino por las oportunidades. No encontré información al respecto, nunca fue una opción para mí. Cuando crecemos, estamos todo el tiempo viendo a otros cumplir sus metas profesionales, aprendemos de nuestra familia, de otras familias, de nuestros amigos, de los maestros, de los vecinos. Sin embargo, cuando no vives en un ambiente donde existen artistas, es difícil sentir que es un camino. Hace poco tiempo descubrí que no era una meta inalcanzable y me tocó, en ese momento, enseñarle a mi familia —porque ellos tampoco sabían— que la escritura es un oficio del cual se puede vivir. Sería incorrecto decir que perdí el tiempo, aprendí mucho durante las primeras etapas de mi vida y fui capaz de acumular experiencias increíbles. Sin embargo, la preparación desde edades tempranas hace que las decisiones que vamos tomando estén dirigidas a la meta correcta para cada uno.
El covid marcó un parteaguas en tu vida, tanto desde el punto de vista profesional como humano. ¿Qué saldo te dejó esa época tan difícil para todos?
De todas las preguntas esta es la más difícil. La más amarga. En plena pandemia decidí que iba a ser escritora. Me senté un día frente a mi novio y le confesé que eso era lo que quería hacer. Por primera vez en mi vida, después de mucho tiempo escondida, encontré la escritura. La encontré inocente y penosa, me empujaron hacia ella, me obligaron. Hasta que todos enfermamos. Hasta que pasó el primer año de pandemia y sentimos en carne propia la desesperación de la enfermedad. Lo que había sido un miedo se convirtió en una realidad y para mi desgracia, la inspiración de muchos de mis textos viene de ese dolor. Toda mi familia estuvo enferma a la vez. Gracias a los que estaban fuera del hospital, mi papá desde otro país, mis tíos, mis primos, mis amigos, mis maestros, mis compañeros escritores y mi pareja, logramos salir adelante. Todos menos uno. La muerte de mi abuelo me enfermó más que el covid. No volví a ser la misma persona después de ese momento.
Escribir, ¿un don, una disciplina, o la mezcla de ambas cosas?
El talento es la magia que todos tenemos dentro. Algunos lo descubrimos a los quince años, otros a los ochenta, pero en algún punto nos damos cuenta de que existe algo que sabemos hacer de una manera diferente. Ahora, la pregunta interesante viene después de conocer este talento y es: ¿qué hago con esto? No existe grandeza sin práctica ni experiencia. Para poder escribir es necesario escribir. Así de simple y difícil como suena. El sacrificio está en tomar la decisión de continuar siendo lo que elegimos, aun cuando el futuro se vea borroso. La disciplina es clave para lograr esta voluntad y es la única vía auténtica que tenemos. Para el escritor no existe la suerte. Para el escritor existe la miopía, las horas fijando la vista, tecleando, leyendo, estudiando, escuchando y sintiendo.
¿Cómo defines tu literatura?
Escribo desde lo más profundo y desgarrado de mi ser. Mis textos son cortos. Por lo general, uso un lenguaje directo. Desde la narrativa siempre intento dar imágenes exactas y guiar al lector hasta un punto donde debe elegir, por sus propios medios, qué es lo siguiente que debe pasar en la acción. Por otra parte, en el teatro creo desde la imagen cinematográfica. Siento gran influencia del teatro post dramático en algunos de mis textos y disfruto crear personajes que no se alejen de la realidad que vivo. Cuando creo, lo hago a través de mi entorno. Luego está la poesía, que es mi perdición. Me desbordo en ella, me transformo en ella, me vuelvo esclava de su ritmo y de su imagen. Trabajo con ideas profundas, sin filtros, con palabras que se pueden considerar duras, pero que cuando están acompañadas de versos limpios se convierten en balas disfrazadas de flores.
Los géneros breves forman parte inseparable de tu escritura, ¿qué te ofrece la brevedad que una literatura de más largo aliento no te permite?
Vivimos en un mundo apurado, desesperado, y eso se refleja en muchas de las acciones que realizamos todos los días. Sin embargo, hay sentimientos, etapas e instantes que, aun dentro de la rapidez del tiempo, se sienten como una eternidad. Eso intento mostrar con mi literatura: lo eterno que esconde un punto final, el sabor de un cuento breve que se queda dando vueltas en tu mente, no por lo largo que fue, sino por todo lo que desató en el lector a solo minutos de haberlo leído. Busco esa sensación que es tan humana que no se necesita mucho espacio para describirla, que no se necesita detalle para mostrarla.
Trabajas múltiples géneros literarios, tales como novela, cuento, poesía, crítica, periodismo cultural, teatro, literatura para jóvenes. ¿Crees que la variedad incorpora quehacer a tu vida literaria e impide la búsqueda de la perfección en un género determinado? ¿La ves como un hándicap o como una oportunidad de indagar en nuevas fronteras artísticas?
¿Podrías imaginar que dentro de ti se esconde un gran dramaturgo y no lo sabes? ¿Cómo puedes conocer qué es lo que amas, si no lo has probado nunca, si no has experimentado lo que se siente crear una obra de teatro o un poema? Identificar aquello en lo que podemos trabajar consta de darle la oportunidad a la equivocación de aparecer. Probar varios géneros es necesario. Luego de un tiempo, si decides concentrarte en uno habrá sido por tu decisión propia, pero antes debes saber qué puedes dar y qué no. Tampoco se trata de abarcar todo a la vez, es más bien un camino, un experimento: algunos te darán resultado, otros se contarán como experiencias. El hándicap sería, por el contrario, desde el inicio solo trabajar en un género, sin permitirme la posibilidad de jugar, al menos, con la riqueza de otros caminos de la literatura.
En 2022 fuiste becaria de Can Serrat en Barcelona, ¿qué experiencias aporta, para un joven artista cubano, ser reconocido en una tierra allende a la propia?
Es una oportunidad extraordinaria la de conocer otras culturas y nutrirse de ellas. En Can Serrat pude compartir con artistas muy talentosos que no solo aportaron a mi obra, sino que me mostraron sus procesos creativos y sus influencias, todo lo cual redireccionó mi punto de vista por completo. También fue impresionante el hecho de saber que pude, a través de mi escritura, mostrarme como artista cubana y entregar una parte de mí a cada persona que me acompañó en ese viaje. Es reconfortante encontrarse en un ambiente que te has ganado, con tu esfuerzo y con tu obra. Ese espacio se convierte en un impulso, en un escalón para la creación.
¿Cuáles son los principales desafíos del arte joven en Cuba?
Regresaría a una de las primeras preguntas para responder esta cuando digo que es la falta de información y de caminos a elegir. El sentir que solo existe una manera, que solo a través de ciertas vías puedes llegar al arte, es un obstáculo para los jóvenes creadores. Debemos mostrar que es posible, que no existe una sola manera y que ser autodidacta es también válido. Crear más espacios de desarrollo, hablar más de la profesión desde el punto de vista de la autogestión y no juzgar a otros por no haber conocido a tiempo estas oportunidades.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo?
Escribir es un desafío. Vengo de una familia numerosa, por lo tanto, estoy acostumbrada al ruido, a las habitaciones llenas. Por esta razón escribo donde esté, como esté y en cualquier dispositivo. Puedo caminar por la calle y de repente perderme del grupo porque me quedé tecleando en mi celular alguna idea. Sin embargo, para crear el hábito de escribir sí construí mi propio rincón. Una mesa y una silla cómoda, una iluminación correcta y un poco de música. Suelo dar vueltas antes de escribir y cierro los ojos para concentrarme en el pensamiento. Una vez mis manos están en el teclado, el mundo se hace una imagen borrosa y solo existen las palabras y mis dedos.
¿Existen suficientes oportunidades de inserción y profesionalización para los artistas jóvenes en nuestro país? Desde tu perspectiva, ¿cuáles otras podrían sumarse?
Existen, pero no desde una temprana edad. Creo que la creación literaria es la que menos se desarrolla en talleres, círculos sociales o escuelas. No deberíamos encerrar la oportunidad de escribir solo hasta que seamos adultos y podamos conocer sobre las carreras del ISA o el Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Para desgracia de muchos, esta tardanza hace que se llegue a la decisión de escribir en momentos que pueden ser inadecuados. Si existen otras vías, no las conozco, y este es otro obstáculo: siento que se debe dar más promoción a estas oportunidades y de esa manera romper con el mito de que ser escritor es inalcanzable.
¿Cuáles autores son tus referentes?
En esta pregunta no puedo hablar solo de autores. Existe una influencia muy grande de la literatura latinoamericana en mí: desde la obra de Samanta Schweblin, que logra ahogarme con cada historia que cuenta, o la magia de Gabriel García Márquez, las metáforas de Dulce María Loynaz, Virgilio Piñeira y Fina García Marruz, el teatro desgarrador de Agniezka Hernandez, hasta la nostalgia de Osvaldo Doimeadiós y de la fortaleza de Taimí Diéguez Mallo. Busco mucho en la fotografía de Lisbet Goenaga, la poética de Anyel Diaz Goenaga y el lente de Jennifer Albín Betancourt, mujeres a las cuales considero amigas y también grandes fuentes de inspiración. No puedo dejar de mencionar el trabajo de la artista Erika Ivacson, el actor Arnaldo Galbán y el director de cine Fernando Muraca, a través de los cuales descubrí espacios donde el arte se transforma en espíritu. Libros como Las edades de Lulú, de Almudena Grandes, La novia de Sandro, de Camila Sosa Villada, Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, y Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero.
A tu criterio, ¿qué de nuevo aporta la literatura joven cubana al panorama de la escritura canónica de nuestro país?
Estamos conociendo una generación que cada vez tiene menos filtros, que no teme mostrarse vulnerable, real y diferente. Estamos frente a autores que reciben constantemente información y se interesan por experimentar con la escritura y llevarla hasta límites desconocidos. Artistas con menos pelos en la lengua y con muchas ansias de gritar lo que se esconde en sus almas (y en las de aquellos que no se atreven). La literatura joven se está formando desde el dolor de muchos cambios y pérdidas. Cada vez se siente más la fortaleza de una generación que no le teme a sus lágrimas.
¿Quién es Shabely Botello, más allá de la página en blanco?
Creo que soy por etapas, como todos, de alguna manera. Hoy puedo describirme como una mujer con fantasmas y hojas en blanco. Un baúl lleno de recuerdos y abrazos. Una fotógrafa de lágrimas, de lágrimas de luz, a las cuales no temo.