Periodismo narrativo
Mairyn Arteaga: «Creo que las historias me buscan a mû (+poemas)
“Mairyn habla poco y hace muchoâ€; asà definen sus compañeros de la Agencia Cubana de Noticias (ACN) a una de las voces jóvenes del periodismo cultural en Villa Clara.
Desde que se graduó de la Universidad de La Habana, Mairyn Arteaga DÃaz ha reportado el acontecer cultural de esta central provincia para la ACN, el Grupo Guamo, donde trabaja actualmente, y otros espacios.
Si bien la frescura de sus 29 años se traduce en su hacer y su persona se aviene con la sed de los imberbes que le entran con ganas a la profesión, quienes la conocen o la leen coinciden en ese algo más que habita a la reportera.
Y es que detrás de sus espejuelos ocasionales, su andar casi en solitario, su joven apariencia y su discreción a prueba de bala, emergen en ella la autoexigencia y el olfato de los periodistas viejos. Quizás porque a Mairyn la noticia comenzó a quemarle los dedos desde la infancia.
“En quinto grado decidà que querÃa ser periodista, porque me gustaba mucho escribir, incluso cuando tenÃa que redactar composiciones largas trataba de imitar la estructura de los textos de los periódicos. Y eso fue algo que mantuve todo el tiempo hasta la vocacional.
“Al principio lo que me atraÃa era el hecho de no estar encasillada en una oficina ocho horas, pero el periodismo para mà ha sido mucho más que esto. Es una profesión que te exige casi estar en constante movimiento, además de que te permite vivir otras vidas ¡Eso es lo que más me atrae aún! Ponerme en el lugar de otras personas y a veces vivir un poco a través de ellos para poder contar sus historiasâ€. Â
Trabajos suyos han sido replicados por diversos medios como la revista Bohemia, Radio Habana Cuba, La Jiribilla, Cuba SÃ, Adelante, Periódico de Mayabeque, Tiempo 21. Varios medios nacionales y extranjeros, impresos y digitales, entre ellos Cubadebate y La Calle del Medio. También se ha desempeñado como escritora del programa radial Hablemos, de la emisora CMHW. Egresada del Taller de Técnicas Narrativas del Instituto Internacional de Periodismo José MartÃ. Mención en el Concurso de Periodismo Cultural de la revista Caimán Barbudo del año 2016, con la crónica Abuelo Risei. Pero el primer momento importante de su carrera estuvo marcado desde el dÃa que eligió su tema de tesis.
“Yo fui con un grupo de amigos a conocer la Isla de la Juventud en abril de 2012, cursaba el tercer año de la carrera. Una de las salas que sirven hoy de museo en el Presidio Modelo está dedicada al encierro de los japoneses, alemanes e italianos durante la Segunda Guerra Mundial, algo que yo no sabÃa, que se me quedó archivado. Cuando me pidieron un tema de tesis, aquel recuerdo me halaba. Al principio tuve mis dudas porque tenÃa que entregar una estrategia de fuentes para que me aprobaran el tema y yo no tenÃa ni idea de cómo encontrar a los descendientes vivos de esas personas. HabÃa pasado mucho tiempo del holocausto, pero no me importó, sentà que debÃa hacerlo, y como soy testaruda…â€
«En la Isla de la Juventud hubo un samurái». Asà comienza la primera crónica del libro La Isla de los Confinados, Ediciones Sed de Belleza, 2016, en el que la joven periodista de Villa Clara narra, con intimidad y elocuencia, la triste epopeya de nipones confinados en el Presidio Modelo durante la Segunda Guerra Mundial.
“Fue un poco difÃcil el hecho de tocar un montón de puertas, de tratar temas sensibles y hurgar en momentos de sus vidas que a lo mejor ellos no querÃan contar y más a una extraña, pero fÃjate, aunque al principio me recibieron un poco recelosos, todos me abrieron las puertas, sà hablaron y me contaron hasta donde sabÃan, y yo les agradezco muchÃsimo que confiaran en mÃ.â€
En el libro aparecen 20 crónicas y 19 familias niponas, de una se narran aparte la historia de la madre y del padre, pero Mairyn entrevistó a muchas más personas. “Algunos conservan recuerdos mÃnimos de aquellos momentos porque eran muy pequeños o no habÃan nacido aún, otras fuentes se negaron a contar las historias completas, o al menos a que fueran publicadas, pero ayudaron a entender un poco más todo el hechoâ€.
“Con muchas historias me conmovÃa, incluso lloraba, ¡uno se siente como más viejo después que pasas por algo asÃ!
“Pero cuando salió La Isla de los Confinados ellos se quedaron agradecidos de que hubiese decidido mirar hacia esa parte de la historia que al menos para ellos es importante.â€
Este, el primer libro de Mairyn Arteaga, nacido de su tesis de diploma, no solo ha sido acogido con beneplácito por crÃticos, lectores y protagonistas; sino que resultó una marca en el estilo de futuras entregas para La Jiribilla, Bohemia, La Calle del Medio o el Caimán Barbudo. Periodismo investigativo que prefiere exponer los hechos, asà como quien cuenta desde los artilugios de la literatura la realidad misma, ¿y por qué no? si al fin y al cabo estas vidas que ella nos relata, superan por mucho la ficción.
“Es que yo creo que a mà las historias me sorprenden, un poco. De pronto estoy en un lugar y permanezco muy atenta a las cosas que puedan surgir en los alrededores. Si voy a una cobertura no me encasillo en la cobertura, sino que intento ver lo insólito. Pero no es que ande buscando un tema para escribir, sino que yo creo que ellas, las historias, son las que me buscan a mÃ.â€
¿Además de tu libro te ha pasado esto en otras ocasiones?
“Bueno, yo soy de un pueblecito en las montañas de Artemisa, llamado Niceto Pérez (Rancho Mundito); pasé toda mi infancia escuchando hablar de los acuáticos que creen en los poderes curativos del agua. Se sustentan con lo que sean capaces de producir con sus manos y no beben agua que no sea del arroyo.â€
“Llegó el momento en que yo dije, ¡ya, esto lo tengo que hacer!â€
“Los acuáticos viven en un pueblo mucho más intrincado, donde el carro entra cada tanto, cuando no está roto. Sin las cosas que traen el desarrollo y que según ellos llevan a la destrucción del hombre, como, por ejemplo, la electricidad. Fui hasta allá y conté un poco de su historiaâ€.
“Para mà es el mejor modo de hacer un periodismo más ameno, más cercano y de que la gente se reconozca en mis textos. Impacta más el hecho de que cuentes la historia como una historia y que no te lo pongas asà como muy lejos de ti, sino que hagas que la gente se sienta cerca de esos hechos, tocar la piel de las personas más que quedarte en cifras y en la mera información.â€
¿Qué aportó tu pueblecito a tu sentido social?
“Yo creo que es eso que los pueblitos tienen, todo el mundo se conoce, la gente es más cercana, y el hecho de no creerte por allá arriba de las personas, de sentirte parte de la gente, de diluirte en inframundos y capas, ser una más. Yo creo que sà tiene que ver.â€
Sin embargo, cuando te graduaste comenzaste a trabajar en la Agencia Cubana de Noticias y allà permaneciste durante seis años haciendo un periodismo que exige inmediatez, productividad, lenguaje informativo…
“No sé si es una virtud, pero me gusta desdoblarme, sentirme como el agua que se adapta a los recipientes y a sus formas. Y asà llegué a adaptarme al ABC de la Agencia como mismo hacÃa un reportaje con vuelo literario, servicio especial para Bohemia. ¿No sé si es que no soy buena en ninguna de las dos cosas?â€
Se rÃe casi nerviosa, “¡bueno!, la verdad es que cuando chiquita era gaga y tartamuda –un poco–, pero cuando cantaba no se me trababan las palabras y asà descubrà que hablando rápido tampoco. Asà que se me convirtió en un hábito y por eso siempre he sido de leer muy rápido, también escribo muy rápido, ¡ah!, y hablo rápido. Quizás esto me ha sido útil para procesar información, hacer transcripciones… y cumplir con las normas mensuales de medios como la ACNâ€.
Se vuelve a reÃr, bebe del té rosado –de flor de Jamaica– con miel que ha preparado para ambas y continúa.
“Además, en Cuba escasean mucho los medios para hacer periodismo narrativo. Y en la agencia, aunque tiene las caracterÃsticas propias, muy delimitadas y bastante especÃficas para cada género, el hecho de tener varios clientes –revistas y periódicos–, te da la oportunidad de estos servicios especiales.â€
También te permite ser testigo de momentos importantes en la historia cultural de la provincia.
“SÃ, por ejemplo, después del paso del Huracán Irma por Isabela de Sagua fui con una brigada de la AHS a brindarles apoyo, y bueno, una vez allà era imposible no reportar lo que vivimos esos tres dÃas. Fue una experiencia bonita y triste porque Isabela de Sagua estaba devastada, la gente allà se quedó sin nada y uno lo poco que podÃa hacer era conversar con ellos, dejarlos que se desahogaran y que contaran la experiencia.â€
“También cubrà La Feria del Libro en La Habana en 2015, porque desde la Agencia Central pidieron apoyo de las CorresponsalÃas. Otra experiencia que me gustó mucho fue el Festival de Cine Latinoamericano en 2017, que nos dio la oportunidad de entrevistar a realizadores latinoamericanos, de hablar, de interactuar, de vivir la atmósfera del festival, y también es como que te foguea, te ayuda. TenÃamos que hacer como tres o cuatro coberturas en el dÃa, incluido el matutino y resúmenes. Después se te nota el cansancio de trabajar asà contra cierre, pero en ese momento estás con otro tipo de gasolina.
“Me gusta mucho el cine, lo prefiero a las series. Sobre todo, el latinoamericano.â€
¿Cómo repercute en ti el hecho de interpretar la vida cultural de Santa Clara?
“Cuando yo estaba en la universidad decÃa que iba a ser periodista de internacionales. El periodismo cultural lo veÃa como fácil, erradamente. Hasta que llegué a Santa Clara. Que tiene una vida cultural muy rica y un púbico muy exigente. Muchos artistas que vienen a Cuba quieren pasar. Las personas que llevan adelante la cultura son muy comprometidas con el arte, y no te queda otra que comprometerte y vivir un poco por eso.
 “Yo creo que nos falta muchÃsimo porque siempre nos quedamos en cubrir de un evento lo que pasa o lo que va a pasar y no vemos más allá, a las implicaciones que puede tener interpretar la vida cultural, hacer crÃtica, porque casi siempre lo que se hace es para ensalzar un producto no para ver lo mejorable que pudiera tener otro, y me hago la autocrÃtica, por supuesto.â€
¿Cómo te ves en Guamo?
“Llevo redes sociales, es algo que voy aprendiendo porque es un mundo dentro de la comunicación relativamente nuevo, que tiene otros códigos para llegar a la gente y para ganar visibilidad.â€
Mairyn practica yoga, cultiva plantas, toma té rosado con miel, y cuida dos perras enormes que se llaman Nala y Lluvia. Su sensibilidad y su sencillez se la deben quizás a la niña que nació entre lomas, allá por los munditos pródigos de Artemisa y que desde entonces se las agenció para andar con un libro a rastros, casi todo el tiempo.
“Si estoy en un lugar que no quiero estar o con gente que no conozco, pues yo abro el libro, me meto ahà y ya. Es como mi capa de invisibilidad. Sobre todo, si se trata de GarcÃa Márquez.â€
¿Prefieres al Gabo periodista o al escritor?
“Creo que es difÃcil separarlos.â€
Me decÃas que además del cine te gusta la trova.
“SÃ, yo creo que a mà me gusta un poco de todo.â€
¿Algún sueño pendiente con respecto al periodismo ahora mismo?
“Tengo un libro de crónicas de viaje, inédito, contiene historias de lugares donde he ido y me han asaltado las historias.â€
¿Si no hubieses sido periodista o escritora, qué hubieses querido ser?
“Ingeniera, aunque mi mamá hasta el último momento para elegir carrera querÃa que me pusiera la bata blancaâ€.
Alguien me dijo que escribes poesÃa.
“En momentos muy especÃficos me salen, en reuniones, por ejemploâ€.
¿Unos dicen que eres laboriosa, otros que lacónica, que si tÃmida… qué cualidad te define mejor?
“La honestidad es mi arma fundamentalâ€.
También eres perseverante.
“Más bien testarudaâ€.
Nostalgias
Por Isla
¿Y qué queda de los amigos que se van?
Una sandalia rota por tu perra,
una cama recién tendida, y azul,
la casa vacÃa,
una que otra foto subida en la nube,
un puntico verde en esa red social.
El sabor extraño de la añoranza,
la esperanza de verlos por ahÃ, algún dÃa,
en algún sitio, que puede ser el tuyo o el de ellos,
o simplemente cualquier otro.
La certeza de lo efÃmero,
y estas letras que te saltan de pronto,
cuando tratas de llenar,
con el trabajo que debes,
una página en blanco.
Afortunada
He visto una herradura en el cielo,
una herradura hecha de nubes blancas,
en un cielo azul.
Luego, por andar mirando hacia arriba,
he puesto el pie derecho
sobre una pila de excremento.
 SÃ, hoy debe ser mi dÃa de suerte.
Ganadores del «Villena» opinan sobre el periodismo cultural en Cuba
Tres holguineros acapararon reconocimientos en prensa escrita y televisión, de los premios de Periodismo Cultural “Rubén MartÃnez Villenaâ€, anunciados recientemente.
Narrar, ante todo, narrar
Ella estaba sentada al fondo de la sala, expectante, como los demás, cuando de la voz de Magda Resik emanó su nombre. Desde que la presidenta del jurado comenzara a enumerar las razones que le habÃan hecho merecer el premio, en su rostro se habÃa dibujado una sonrisa que no se irÃa en toda la tarde.
QuerÃa ser escritora y cuando preguntó dónde podrÃa estudiar, en su casa le dijeron que la carrera para eso era Periodismo. Entonces se lanzó a ello, y luego de un par de años en su natal HolguÃn, emprendió el tan recurrido viaje a La Habana.
Con menos de un año de graduada, Dailene Dovale se ganaba el Premio Nacional de Periodismo Cultural Rubén MartÃnez Villena, que otorga Asociación Hermanos SaÃz, con perfil de Natalia BolÃvar publicado en la revista El Caimán Bardudo.
«No entiendo por qué ahora me hacen tantas entrevistasâ€. Se asombra de la repercusión del premio y la preponderancia que le dan los medios. A juzgar por las reiteradas solicitudes de entrevistas luego de acuñarlo con su nombre, es más importante de lo que ella misma creÃa. No se siente del todo cómoda estando al otro lado, suele sucedernos a muchos, y más cuando se es joven y la experiencia es corta.»
Lleva ya un tiempo colaborando con El Caimán…, desde su época de estudiante. «Ahà ya existe tradición de participar en este premio, que al final es uno de los más importantes en la temática cultural, en la que se especializa El Caimánâ€. Por eso cuando DarÃo Alejandro Escobar le sugirió participar ella no demoró en escoger los trabajos que enviarÃa, “con la esperanza de tener alguna oportunidad, si no ganar, aprender de esa experiencia.»
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Me has dicho que prefieres el periodismo narrativo…
«SÃ, desde pequeña soñé con ser escritora. Quizás como me gusta mucho leer, tanto narrativa como poesÃa, eso influye en que mi estilo sea más narrativo, sobre todo por la incidencia de profesores como Rafael Grillo.»
Sin reparo alguno me dice que no se siente cómoda escribiendo notas informativas, un género que respeta mucho, eso sÃ, pero que asegura, no es para ella. “Admiro a las personas que lo escriben con facilidad y en menos de media hora casi, pero en mi caso me siento más cómoda en géneros como el perfil, crónicas, reportajes, un poco el comentario, donde se pueda “narrar, narrar en el sentido amplio, no solo escritoâ€.
El nombre de Rafael Grillo, profesor y editor de El Caimán…, no escapa a las conversaciones con ella si de periodismo se trata. Él le “pasó la mano†a sus primeros trabajos cuando ella aun cursaba cuarto año de la carrera y debió escribir un perfil para la asignatura de Periodismo Narrativo. En ese momento la “vÃctima†fue el polémico escritor devenido director de televisión Eduardo del Llano, autor de los también polémicos cortos de Nicanor. Luego, con ganas de repetir la experiencia, tocó la puerta de Natalia BolÃvar.
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¿Por qué Natalia?
«Natalia BolÃvar es una mujer excepcional. Ya habÃa publicado un perfil de Eduardo del Llano y tenÃa ganas de publicar otro en El Caimán, que es como mi medio de prensa favorito. Me encontré de casualidad con Rafael Grillo y le dije que cuándo harÃamos el próximo trabajo. Él me sugirió que si era un perfil, fuera de una personalidad que representara un poco el espÃritu de La Habana, pero que no fuera en la primera persona que se pensara cuando se hablara de La Habana. Pasé un tiempo pensando, preguntando, hasta que una compañera del Grupo de Comunicación, Aline Marie RodrÃguez, me sugirió a Natalia BolÃvar. Entre más información busqué de Natalia más me enamoré de ese personaje, le hice una entrevista de dos horas y algo y me quedé encantada con ella, yo sentÃa la responsabilidad de escribir y narrar a la altura de una vida tan interesante, llena de conflictos y peripecias, pero también de sabidurÃa, inteligencia, perseverancia, orgullo. Me agradó y me impactó tanto que DarÃo Alejandro me dijo “cálmateâ€, porque cuando uno se enfrenta a un personaje que te impresiona tanto se puede incurrir en el error de en vez de escribir un perfil o una entrevista, escribir una oda en prosa, entonces eso también fue el reto en este caso, mantener la admiración y que no llegara a adular ni a construir un mensaje que nadie creyera ni apreciara.»
Su interés era narrar, pero este estilo, a su juicio, abunda más en la rama cultural que en cualquier otra. El espacio por excelencia para narrar en la prensa cubana, dice, es El Caimán Barbudo, y esta revista se especializa en temas culturales. Eso, unido a la casualidad de que en cada práctica laboral fuera a parar a las redacciones culturales, hicieron que ella empezara a escribir de cultura.
“Un trabajo con estilo de periodismo narrativo quizás en otro tema lo vean mal porque va en contra de la objetividad, pero dentro del periodismo cultural se ve muy bien. Yo creo que esas son alianzas que están formadas y que se pueden seguir entrelazando para que ganen unos y otrosâ€.
Aún está empezando, pero hay cosas que ya parece haber aprendido: a no quedarse con la primera impresión, sino ir más allá; y sobre todo, a no ver solamente el arte sino al artista, no solo ver lo que esa persona crea sino el ser humano que está creando esa obra.
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¿Tu objetivo final es ser escritora?
«Eso es una aspiración, ahora mismo estoy en el centro de formación Onelio Jorge Cardoso, pero está claro que no todo el que pasa por el centro consigue ser escritor, entonces por eso mantengo las expectativas como al mÃnimo, leo mucho, escribo, pero ya de ahà a llegar a publicar hay una distancia considerable.»
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Si lo hicieras, ¿serÃa escribiendo ficción?
«Me gustarÃa los dos, me gusta leer y escribir ficción, pero también adoro leer y escribir periodismo narrativo».
Lee mucho, escribe, pero también imparte clases en las mismas aulas de las que acaba de salir. Es profesora de Periodismo hipermedia y trabaja en el Equipo de Comunicación Institucional de la Facultad de Comunicación.
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Si te gusta escribir, ¿por qué quedarte como profesora en la Facultad?
«A mà la facultad siempre me ha parecido un espacio de aprendizaje para aprovechar en todo momento, desde el proceso de las investigaciones, hasta la profundidad de dar clases. Cada clase que uno brinda es un tema del cual se tiene que documentar, tiene que analizar las experiencias nacionales e internacionales. Si te interesa también hacer periodismo, vas aprendiendo de la teorÃa y vas ejerciendo la práctica, que es lo ideal.»
Prefiere ambas, dice, tal vez para evadir compromisos. «Adoro hacer periodismo –bueno, mis primeras incursiones periodÃsticas, porque aún estoy empezando– y al mismo tiempo ir aprendiendo de los grandes profesores que hay en la facultad.»
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Ganaste un premio importante y también estaban los talleres, ¿qué te llevas además del reconocimiento?
«Me llevo el encuentro entre jóvenes talentosos de toda Cuba, de los cuales aprendÃ, con sus observaciones, sus apuntes, el debate. Me llevo el espacio de reflexión, sobre todo por ser tan joven y no tener tanta experiencia práctica en periodismo. Me llevo las vivencias de otras personas sobre todo como Reinaldo Cedeño, José Luis Estrada, todos esos profesionales ya reconocidos de la prensa que compartieron sus experiencias. También el ambiente agradable que se formó entre todos, el espÃritu de camaraderÃa, de conocer nuevas personas, intercambiar números, no solo es espacio de taller como de aprendizaje y de conocimiento, que fue asÃ, sino más allá de eso los lazos que se pueden establecer y las alianzas que saldrán luego a partir de esos contactos.»
Cuando uno gana un premio tan joven, pueden suceder varias cosas: que te sirva de impulso para seguir haciéndolo bien; o pensar que ya todo está hecho, y llegar a “creerse cosasâ€. «No creo que el riesgo sea tanto de creerse superior por un premio, porque al final eso te evalúa, te distingue, pero en cierta medida. No va más allá de reconocer que entre las obras concursantes y a juicio del jurado este fue el mejor trabajo. El premio es un reconocimiento en el camino para que uno sienta que su incursión en el periodismo cultural dio frutos. Es un incentivo, una distinción a un trabajo logrado, pero nunca va a ser una categorÃa infinita ni ya lo has conseguido todo dentro del periodismo.»
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¿Te presentarás de nuevo?
“Claro, si hay algún trabajo que me enorgullezca, que me complazcaâ€.
Cuando 2020 parece despuntar como uno de los peores años del siglo, Dailene podrá recordarlo con felicidad cuando mire atrás en el futuro. Por un lado, el “Villenaâ€, y por otro la complacencia de cursar uno de los talleres literarios más prestigiosos del paÃs, el del Centro Onelio Jorge Cardoso.
Ella dice ser consciente de que su habilidad más desarrollada es la escritura y pretende seguir perfeccionándola. Espera, algún dÃa, añadir a su catálogo tÃtulos de cuentos, novelas, poemarios. “Ese es el sueñoâ€. Pero no está ajena a la realidad, quiere incorporar otras habilidades, otras narrativas que imponen tendencia en los tiempos que corren, y no solo lo dice, también lo aplica. Asà lo constatará quien haya escuchado sus podcasts narrativos en el diario Juventud Rebelde.
Esta conversación empezó un poco más tarde de lo previsto. Dailene estaba en una conferencia de prensa que después plasmarÃa en la revista Somos Jóvenes. Dice que hizo su mejor intento, que se esforzó por mantener un lenguaje informativo y sin muchos adornos. Ya me habÃa dicho que no le gusta escribir diarismo, pero qué le vamos a hacer, es periodista.
«Cuando escribo tengo los senos abiertos y canto las tinieblas de su edad»
Confieso que la quiero. Diana Castaños es una criatura especial. Tan especial que otras calificaciones serÃan redundantes. He seguido su literatura desde el primer dÃa en que tuve el placer de leer uno de sus textos. Escribe desde el riesgo y desde su verdad. Es una viajera, una nómada del arte, y sus libros parten desde esa realidad que no es una, sino plural, sencilla y hermosa.
¿Te consideras una escritora que demora sus procesos creativos? ¿Cuál es la perfecta manera de concebir un libro?
No tengo una sola manera de crear. Es un proceso que viene desde muchas partes y constantemente. Y de vez en vez desaparece también (lo cual está bien y acepto como venga). Llevo mucho tiempo con la literatura entre los huesos y sé que ella siempre regresa. La manera perfecta de concebir un libro por estos dÃas no es la que ha sido para mà y, estoy bastante segura, no es la manera que será: cambio mucho, a veces caóticamente.
Pero mi respuesta es esta: con Riesgo… uno que vaya desde cómo vivo mi vida personal a lo que, finalmente, se pone sobre la página en blanco. El infierno es despertarme un dÃa sabiendo la persona en la que pude haberme convertido y nunca llegué a ser.
Ahora tomo todos los riesgos del mundo: confÃo en extraños; estudio los nuevos requisitos para escalar el Everest y el Annapurna; invierto mi dinero en disulfuro de molibdeno (porque es más eficiente que el grafeno para convertir agua salada en agua potable). Y amo, por primera vez, con mucha fuerza, a todo lo vivo. (Y tomo como asiento el canto de los pájaros; y cuando caigo, lo hago como el viento sobre la luz).
Después de pasar 30 dÃas de meditación en voto de silencio en una de las islas de Las Maldivas —que sufrieron falta de agua potable a mediados de este año—, poco importa si cumplo o no lo que se espera de una cubana fuera de Cuba: si escribo sobre las putas de La Habana, o si le arreglo o no un poco los detalles imaginativos de la historia que nos contó la Revolución. Poco importa sobre qué, siempre que escriba desde la certeza que todo en la vida es impermanente.
El único riesgo es el riesgo de no hacer nada.
¿Existe el libro ideal? ¿Existe la utopÃa creativa? ¿Cuál serÃa la tuya?
El libro que escribes, el que sea, es el ideal. No hay nada que lograr excepto ser lo que eres, en este momento. Nada es para ser entendido o logrado. Lo que hay, es para ser escrito. Por alguien. De vez en vez.
Como escritora, ¿cuál es tu apuesta más arriesgada?, ¿qué buscas contar?
No hay necesidad de hacer apuestas porque no hay necesidad de llegar a ningún punto. La literatura es una manera de expresar lo que soy, una forma de vivir. Como amar a tus padres, como mirarte el cuerpo desnudo frente al espejo, también desnudo. La literatura es lo que es. Ya está en el punto en que tiene que estar en este momento de mi vida, en este momento de la vida de todos. No hay nada que lograr excepto ser. Uno cuenta lo que necesita en ese momento. Lo que sea que se cuente es lo que habÃa necesidad de ser plasmado.
¿Crees que la paciencia y la voluntad están infravaloradas en nuestra profesión?
La vida lleva paciencia y lleva voluntad. No separo la literatura de la vida. Para mà son la misma cosa.
A tu criterio, ¿qué es lo esencial que un escritor debe poseer?
Un escritor se caracteriza por tener una necesidad imperiosa, que viene desde todas partes y hacia todas partes va, de usar la literatura como medio de expresión.
¿La literatura es un proceso sagrado o profano, o quizás una mezcla de ambos?
La literatura es lo que el escritor defina que sea, si es que le interesa definirla. Y lo que el lector que la está leyendo sienta, asuma, piense que sea. Si es que le interesa sentirla, asumirla, pensarla.
No sé qué tan cercana o alejada esté mi literatura de los templos de Dios o de los hombres. Sé que cuando escribo tengo los senos abiertos y canto las tinieblas de su edad. Y soy hermosa como un cielo bajo una paloma.
¿Se publica demasiado en los tiempos que vivimos?
Si lo comparas con otros tiempos, seguro. Pero no tengo quejas del mundo en que vivimos. No digo que sea perfecto, ni el mejor de los mundos posibles, como dirÃa Leibniz. Pero es parte de la Gran Pintura, parte de lo que ES —o está siendo— en estos tiempos. Y no hay nada que juzgar al respecto.
En el gremio literario existen, como en todo gremio, polémicas. ¿Cuánto crees que aporta el debate al crecimiento de los autores, y al reconocimiento de sus trabas y sus valores?
No sé cuánto aporta un debate al crecimiento de los autores. HabrÃa que ver el debate, y el autor. HabrÃa que ver cada caso en especÃfico. Y supongo que cada persona tendrÃa su propia visión sobre si el debate le aportó o no. Y qué le aportó.
La verdad es que no pienso mucho en este tema. En otras palabras: no sé cuánto —ni qué— me ha aportado el debate sobre mi literatura.
¿Cómo se encuentra una voz propia para contar? ¿Es una búsqueda de toda una vida o llega un momento que, por necesidad, oficio y circunstancia, se cimienta ya un estilo?
… cuando eres la voz. Si tienes que encontrar la voz, si tienes que sentarte durante horas con la mirada en la página en blanco, o raspar ideas de la cabeza, o robarle ideas a otro, o si quieres cimentar un estilo, o tener el oficio de escritor, o cualquier otra ignorancia relacionada con el ego, entonces no tiene sentido. Puede que salgan incluso textos relativamente buenos, pero no tiene sentido.
Solo tiene sentido escribir cuando no puedes hacer otra cosa. La historia, las letras, salen rugiendo de adentro tuyo. Salen disparadas, las escupes y caen sobre tu mano. Y tu mano teclea o dibuja las palabras (en dependencia de qué edad tengas y en qué siglo te muevas). Solo tiene sentido escribir cuando sabes que si no escribes, te suicidas, te tiras del décimo piso del edificio con diez pisos más cercano. Cuando sabes que dentro tienes algo —un trauma, un desgarre, un lobo comiéndote las entrañas— y, o escribes o te consumes. Entonces eres la voz.
No hay nada que encontrar. Si tienes que encontrar algo, entonces no lo eres.
¿Piensas que existe en la actualidad una crisis de la literatura?
Uno ve lo que quiere ver.
¿Los propios escritores, leen?
HabrÃa que preguntarles a los propios escritores. Yo leo. Ahora mismo casi exclusivamente en inglés.
¿Qué limita nuestras miradas como escritores y la mirada de nuestra literatura?
Los lÃmites de mi lenguaje son los lÃmites de mi mundo, decÃa Wittgenstein.
Algunos de tus libros han cruzado ya la frontera de las publicaciones nacionales, ¿qué esperas de este cruce?
Más lectores, por supuesto. Mi principal sueño en la vida sigue siendo el mismo de cuando era pequeña: que un niño (no importa qué edad tenga, entre 9 y 99 años está bien) sea más feliz porque leyó uno de mis libros. Aunque sea por un instante. Aunque no me lo diga nunca.
¿Cuánto del periodismo narrativo está presente en el resto de tu creación?
Dado que soy una escritora que se graduó de periodismo, el periodismo narrativo es el género que fluye más vehementemente de mÃ.
Ahora que vivo cada mes en un paÃs distinto, todos los géneros que escribo —poesÃa, narrativa, periodismo literario— tienen parte de esa pluralidad de religiones y modos de vida de los últimos 15 paÃses que he visitado. De alguna manera, las personas, paisajes y animales que he conocido cohabitan pacÃficamente dentro de mÃ, como el mar cuando la luna se mira ahogarse, o como el mar que ha mordido todas las playas.
Mientras más paÃses y culturas visite y habite, más soy ese mar que se desborda y cae en el vacÃo en los tiempos de abundancia.
En tu reseña biográfica hay una lÃnea que me ha llamado mucho la atención. La cito: “Desde diciembre de 2018 vive en un paÃs distinto cada mes.†¿Cuánto ha cambiado tu visión como ser humano creador, esa posibilidad de estar en contacto con otros saberes, culturas y geografÃas?
¡Oh, me ha cambiado tanto!
En Qatar, mujeres musulmanes se compadecieron de mà porque mi clÃtoris está intacto.
En Japón, apliqué para un asiento en la primera nave que llevará artistas a visitar La Luna, en el 2023.
En Nueva Zelanda ayudé, como voluntaria, en el nacimiento de dos osos pandas rojos.
Estuve mar adentro (perdida y sin rumbo) por dos semanas en las costas de Australia, mientras aprendÃa a navegar una goleta.
En Nepal estudié los nuevos requisitos para escalar Annapurna, montaña del Himalaya.
En la India enfrenté mis sancaras en un centro de meditación vipassana.
En Indonesia ayudé a restablecer el equilibrio del sistema de los arrecifes coralinos de la islita de un kilómetro de diámetro de Gili Air, con lo que (después supe) fue dinero que los indonesios lograron gracias a la venta de hongos alucinógenos a turistas europeos.
En Europa hice inversiones en la Bolsa, con una suerte tremenda.
En Perú hice una peregrinación (caminé, literalmente, tres dÃas) para visitar Machu Pichu.
Estudié alemán en Serbia; depuré mi francés en Marruecos.
Apliqué para el proceso de congelación de óvulos en Rusia, porque los deseos de ser madre me han nacido, pero no lo seré todavÃa: tengo antes muchos paÃses a los que viajar, y mucho que escribir, incansablemente.
11 años venciendo obstáculos
Con un hablar pausado, casi como un dulce susurro al oÃdo, escuché atentamente las palabras de la ensayista, investigadora y Miembro de Honor de la Asociación Hermanos SaÃz, MarÃa Antonia Borroto, cuando presentara en el Café Literario La Comarca, la revista cultural en formato digital “La Ligaâ€, como parte de las actividades de la XIII Feria de Jóvenes Creadores “Golpe a Golpeâ€, el evento más aglutinador de la filial camagüeyana de la AHS que promociona las creaciones de los noveles artistas del territorio, sin distinción entre profesionales y aficionados.
Con 11 años de creada, “La Liga†se ha convertido en un espacio necesario para el debate. Es un medio de expresión que aborda los problemas culturales tanto de Camagüey como de Cuba toda y los expone con la mirada audaz, oportuna y crÃtica de la literatura y el arte.
Y precisamente, con la periodista y escritora MarÃa Antonia Borroto, conversé para saber más sobre esa revista que nació de la improvisación y del deseo de un puñado de amigos que apostaron por una ciudad con vida literaria.
––¿Por qué crear una revista de arte y literatura?        Â
Inicialmente éramos cuatro personas, Osvaldo Gallardo, poeta y editor; Lionel Valdivia, ensayista y narrador; Yoan Manuel Pico; poeta y ensayista; y yo. TenÃamos unas ansias inmensas por devorarnos el mundo y con muchos deseos de hacer y de participar en el entorno cultural camagüeyano.
El diseñador Luis Omar Ãlvarez también formó parte de los dÃas iniciales, y es el autor de la imagen que aún conserva la revista. Geovanys GarcÃa Vistorte y José Rey Echenique formaron parte del equipo en otros momentos. Ahora somos apenas tres: Yoan Manuel Pico asume la dirección del proyecto, Raudel DomÃnguez el trabajo como webmaster, y yo las labores de redacción.
La idea fue crear una revista con un perfil amplio, muy intensa, que permitiera publicar narrativa, poesÃa, textos de corte ensayÃstico, entrevistas… y espacios para el debate como “El dÃa de La Liga†y “La Liga en Facebook.
Inicialmente nació como una revista de literatura y arte, pero constantemente traicionábamos esos lÃmites porque nos preocupan muchÃsimas cuestiones sociales, por lo que creamos “La vida públicaâ€, una sección donde resumÃamos la vida cultural camagüeyana, incluso muchas de las cuestiones apenas tratadas en la prensa.
Paulatinamente nos dedicamos a abordar temáticas sociales vistas con un sentido cultural mucho más amplio.
––¿Cómo aborda la revista los problemas culturales actuales?
Para mà la “La Liga†fue un espacio de transición y con ella descubrà una faceta de mi trabajo intelectual que hasta ese momento no habÃa explorado. A Yoan Manuel Pico le pasó otro tanto: formado como profesor y con libros de ensayo y de poesÃa publicados, descubrió en “La vida pública†su vocación por el periodismo cultural, ampliada luego gracias a la realización de entrevistas.
Se ha diversificado el espectro de colaboradores de la revista que aunque está asentada en Camagüey no publica únicamente a autores del territorio. Un ejemplo de ello es el escritor villaclareño Yamil DÃaz Gómez, con un ensayo incluido en el número 23, que cuestiona magistralmente un criterio que se sigue a la hora de catalogar la poesÃa martiana. En “La Liga†han publicado escritores como Lina de Feria, Yanira Marimón, Herson Tissert, Eldys Baratute, Geovanys Manso, por solo citar algunos nombres.
Hemos publicado un anticipo de los libros premiados en el concurso Emilio Ballagas en sus últimas ediciones, lo que ayuda a la promoción de esos libros y autores —residentes todos en otras provincias— y nos conecta con las dinámicas editoriales.
Tenemos trabajos de jóvenes periodistas de la zona centro oriental del paÃs y de autores que residen en el extranjero. En el número 23, en particular, sobre el fenómeno del reguetón o las diferencias entre los supuestos centros urbanos y la periferia, visto con las herramientas del periodismo narrativo, lo que te brinda una pluralidad a la hora de asumir la vida cultural y sus problemáticas.
 Se han realizado varias entrevistas a personalidades de la danza, dÃganse los coreógrafos José Antonio Chávez y Tania Vergara, la bailarina Siuchén Ãvila y Regina Balaguer, directora del Ballet de Camagüey, quien nos ofreció una entrevista muy profunda sobre lo que implica dirigir una compañÃa de ballet en una ciudad del mal llamado interior del paÃs.
Estos trabajos han permitido profundizar en las interioridades de la danza, como también lo hace un valioso texto de Rosario Cárdenas incluido en el número 23.
––Maratonista en una carrera de resistencia…
A lo largo de estos 11 años hemos vencido obstáculos desde el propio nacimiento del proyecto. En Cuba existe una tremenda necesidad de discutir problemas que nos competen a todos, y ese es el objetivo de “El dÃa de la Ligaâ€, debates que organizamos, grabamos y transcribimos para publicar luego en la revista en la sección homónima.
En muchos de los llamados “eventos culturales†la agenda es muy restringida. De pronto, cuando pretendes abordar temas como cuentapropismo y cultura, el concepto de ciudadanÃa —mucho antes del referéndum constitucional—, las relaciones culturales Cuba-Estados Unidos, los problemas de la educación o los que debatimos este año en la revista como: “Pueblo chiquito: desconocimiento grandeâ€; “El racismo, cortina de humoâ€, entre otros, provoca en muchas ocasiones cierta duda respecto a que el espacio pueda convertirse en algo dañino con crÃticas destructivas. Nada más lejano de la realidad.
Otra de las trabas es no poder pagar el derecho de autor, lo cual hace que publicar en la revista sea puramente por un compromiso ideo-estético con el proyecto, siempre renovado. Con ello crecen también las demandas. En estos momentos lamentamos mucho no estar en lÃnea, no tener una buena conexión a Internet, pero aun asà hemos buscado maneras para que la revista no se quede estática o congelada en el tiempo.
––¿Cuáles son las expectativas y los retos de “La Liga†para el 2020?
Seguir trabajando en la visualización de la revista. En este sentido nos ha sido muy útil el perfil y la página en Facebook, que nos ha conectado con muchas personas, muy autónomo respecto a los contenidos mismos de la revista. Es curioso, porque aunque surgió como un espacio para socializar los contenidos de la revista ha ido ganando protagonismo. Allà hemos organizado debates sobre temas muy puntuales —la promoción cultural, por ejemplo— que han implicado a muchos internautas y que luego hemos publicado en la más nueva de nuestras secciones “La Liga en Facebookâ€.
 Hemos convocado a concursos de reseñas, por ejemplo, y también vivimos una experiencia muy linda en los preuniversitarios. Fuimos a unos cuantos para promover un certamen en el que los estudiantes debÃan escribir sobre la obra literaria que más les hubiera gustado entre las estudiadas en el preuniversitario. Fue un espacio para acercarnos a ellos y lograr que ellos, a su vez, supieran de la revista.
En estos momentos trabajamos en una selección de textos publicados en los 23 números de La Liga, que debe publicarse el próximo año.
Quisiéramos ser vistos como una plataforma para el debate de ideas, para la discusión respetuosa entre diversos actores de la sociedad cubana, con una agenda cada vez más amplia y más inclusiva.Y seguir venciendo los obstáculos.
––Para finalizar, qué opinión le merece la XIII edición de la Feria de Jóvenes Creadores “Golpe a Golpeâ€.
Me ha parecido excelente, en la Feria de Jóvenes Creadores, la inclusión de la peña “Acercando Espaciosâ€, posibilidad de diálogo con personas con una obra amplia, seria y rigurosa, no siempre conocida ni seguida por los medios, como suele pasar con la investigación literaria y hasta con el propio periodismo cultural. El mensaje que ellos han transmitido ha sido de perseverancia, trabajo y compromiso; lo cual ayuda a desmitificar la imagen que a veces los más jóvenes tienen de quienes son mayores que ellos.
Hay tanta energÃa en los invitados como en el más lozano veinteañero. Y entender eso siempre es muy estimulante, téngase la edad que se tenga.
Una voyeur irreverente de las letras
Darcy Borrero Batista conjuga, en su hacer literario, poesÃa y periodismo narrativo. Es una joven voz que cuenta desde la hibridez y el mestizaje, desde lo coral de una generación que lucha por no definirse y la experiencia individual.
El radar de lo poético tiende hacia ella cierto puente textual que esta entrevista intentará, quién sabe si con éxito, (re)conocer. En todo caso, es una invitación para descubrir a la poeta más allá de los cuadros de la exposición —llamémosla as× del cotidiano artÃstico del patio.
¿Hasta qué punto influye o no el periodismo narrativo en tu mirada sobre lo real poético? ¿Sientes que hay conexiones, menos o más visibles, entre el periodismo y la poesÃa?
El periodismo desarrolla una habilidad que los especialistas gustan de llamar olfato, pero que a la larga a mà me sabe a sensibilidad. Hablamos de algo que probablemente se presente desde antes en las personas que no saben vivir de otra manera que no sea esta de andar como radar, preguntándolo todo, escuchando hasta el sonido de una hoja al desprenderse y caer sobre una cabeza.
Sin embargo, no es hasta que estudias Periodismo y te decantas por algo que se ha venido calificando como periodismo narrativo, que esas herramientas se instalan en tu dispositivo mental a lo Dan Sperberg y lo incorporas a tu rutina.
Prefiero no apellidar de productiva a esa rutina, aunque en periodismo se le llame asà porque el periodismo que intento hacer aspiro a que se desmarque de lo productivo como se entiende tradicionalmente. Y es ahà donde aparece la poesÃa que llevo en mi manera de ver el mundo. Quizás porque entiendo el ejercicio escritural como un rictus que demanda amor y compromiso ilimitados. Yo estoy casada desde ya con la escritura, con el periodismo y con la poesÃa, que vienen a ser otro matrimonio del que participo como una voyeur irreverente a veces, en una especie de triángulo amoroso que prefiero ver como poliamor.
¿Cómo comienzas a interesarte y a escribir poesÃa?
Esto que voy a contar te involucra. El periodismo y la poesÃa, en mi caso, están ligados sin retorno. Digo que entré a la poesÃa por el periodismo, pero en realidad la mirada poética al parecer siempre estuvo sin que yo encontrara la manera de canalizarla. Fui como periodista a una lectura de poesÃa que tú moderabas y allà estaban las poetas Yosie Crespo, Jamila Medina, Zurelys López y Yanelys Encinosa. Yo debÃa entrevistar a Yosie, pero me quedé a escuchar la lectura. Fue como abrir los ojos.
Hasta ese momento mis contactos con la poesÃa, desde la lectura, eran esporádicos. Pero llegué esa noche a mi casa luego de la lectura y de la entrevista, abrà el documento de word para empezar a transcribir, y lo que salió fue un verso, luego otro, y llegó el amanecer mientras escribÃa algo que debÃan ser poemas. Que luego quise llamar poemas, que los vivà y sentà como poemas. Asà nació mi primer cuaderno.
Entonces háblame un poco sobre tu libro Mestiza (Jugando a escribir po-e-sÃ-a).
Como te decÃa anteriormente, nace del contacto con cuatro voces y tonos poéticos contemporáneos. Nace de mi encuentro con la mujer que se va, de Yosie; las sandalias socialistas de Zurelys en un paÃs capitalista y un tanto medieval; el sexo de las lerdas y las lelas, las enanas de Jamila, por si las moscas de Yanelys.
Me quedé con un tono y una voz que empezó a dictarme durante un mes en el que escribà varios poemas por dÃa. Es un libro que quiero muchÃsimo porque habla de mi, de mi entorno, y habla desde otras vidas también, desde las tantas mezclas que llevo: Ãfrica, España, China, América precolombina.
Mestiza nace también como un juego, porque no quise otra forma de escribir que desde la frescura, lo lúdico, sin que por ello se divorciara del intelecto. Hay cierto darwinismo social en el libro, hay cuestionamiento de sÃmbolos, hay reivindicaciones de tono feminista, protesta cÃvica, pero hay una sinceridad a la que quizás no vuelva a llegar nunca.
La identidad femenina, ¿tiene que ver de alguna manera con tu sujeto poético o vas hacia otras búsquedas? ¿Existe en tu poesÃa el concepto de “islaâ€? ¿De qué manera el paÃs se manifiesta en tu trabajo?
En un primer momento tenÃa mucho que ver: mi poemario lleva, gramaticalmente hablando, tÃtulo en femenino. Sin embargo, hay en él sujetos lÃricos que escapan a lo femenino, está la voz de un hombre en algunos poemas, en otros es la voz de una conciencia que pudiera llamarse femenina, o de un nosotros generacional.
 En ese sentido, habÃa cierta intensidad del yo mujer en ese libro, pero no estaba únicamente ese yo. Un poeta santiaguero me dijo que le gustaban mis poemas porque no parecÃan escritos por una mujer, es decir, lo que se construye como literatura escrita por mujeres, lo que la sociedad entiende que escriben o deben escribir las mujeres.
Más adelante, en un segundo conjunto de poemas, sentà que estaba escribiendo como una mujer, una mujer-isla, pero a la vez mujer-continente, y empecé a cuestionarme eso. Me preguntaba entonces si era necesaria esa marca genérica, si debÃa escribir desde el yo femenino, si no debÃa desprenderme de esa segregación a veces involuntaria.
Decidà apostar por la espontaneidad más que por la lógica calculada de la conceptualización artÃstica. Que el yo salga directo al oÃdo, sin filtros tonales. Esto se conecta con el concepto que manejo de la isla imbricada con la mujer y con el paÃs, a lo que tampoco me gusta ponerle filtros, sino que dejo a la voz discurrir. Me gusta pensar que en algunos momentos soy la isla y en otros me siento continente, me siento generación, grupo, circunstancia.
¿Qué aprecias de novedoso o repetitivo en la literatura que se hace hoy en dÃa en Cuba, sobre todo la vinculada al arte joven? ¿Cuáles son nuestras cualidades y hándicaps?
Creo que estamos en un momento de aprendizaje y concientización en algunos espacios de lo que podemos hacer juntos los más jóvenes, como generación emergente, Lxs eMergentes, y aprovecho para nombrarla a mi modo.
 Llegó un punto en que lo que se escribÃa —a mi juicio y desde lo que he leÃdo— era repetitivo. Hace poco escribà que yo era un verso en una anáfora nacional y esa era una imagen retórica para discursar sobre la literatura de jóvenes autores y sobre el paÃs en sà mismo.
No obstante, en el grupo de escritores del que me siento parte por afinidades personales y por decisión también personal, emergen voces que se diferencian mucho entre sà y eso es muy sano. Por otra parte, percibo que en este panorama hay escritores que no se limitan a un género, viajan por el discurso sin acomodarse en un molde, entran y salen de los géneros también en busca de nuevas maneras de decir lo que ya está dicho (nada nuevo bajo el sol). Que compartamos espacios, lecturas, preocupaciones, aun sin pensarnos como generación, es ya una fortaleza. No me gusta juzgar. El tiempo siempre dice la última palabra: lo exaltado sin sentido, cae; lo verdaderamente bueno, trasciende.
¿Cómo calificarÃas los vÃnculos literarios entre los escritores de una generación que lucha por no ser considerada ni definida como tal?
Lo que veo ahora mismo es diversidad aunque 10 personas se lean a un mismo autor y lo vomiten luego como los conejitos de Cortázar; es un proceso por el que hay que atravesar, es grotesco, difÃcil, pero a la larga cada quien se percata de que no podemos ser un conjunto uniformado y busca su voz.
Un poeta sin voz propia es una lÃnea en una cebra. Hay quienes vuelven a una tradición neoclásica, más o menos romántica con una apropiación más o menos singular; hay quienes se separan del canon en busca de interpretaciones poéticas para este siglo de redes. A todos los une una lÃnea: la maldita circunstancia, el sol recalcitrante de los 12 agostos que estamos viviendo…
Por otra parte, en cuanto a vÃnculos más personales, de esporádicos van pasando a ser vÃnculos sostenidos. Lo veo in crescendo: un grupo de whatsapp por aquÃ, una exposición por allá, una lectura, una acción poética, un encuentro, hasta un abrazo. Siempre hay vÃnculos.
¿Qué aporta el periodismo a tu visión poética? ¿Y qué cubre, en material de experiencias, que la poesÃa no?
El periodismo me aporta el diálogo, el contacto directo con los demás y eso se vierte luego en mi poesÃa. Mis sujetos poéticos muchas veces vienen de encuentros con personas que he entrevistado o con las que me he encontrado en equis caminos. A veces pienso que he reescrito algo que antes estuvo en mis papeles, en mis agendas de trabajo. Me sucede mucho.
He sentido alguna vez que una historia no me da para un reportaje porque no hice las preguntas que hubiera querido y era porque estaba pensando la escena o el personaje desde la poesÃa. Un poema que le dediqué a una mendiga tiene de eso; aunque luego vino la crónica, que es el género puente, fronterizo con mi poesÃa.
Claro, en materia de experiencias hay un espectro que le es sagrado al periodismo: lo que me aporta la conversación, el placer de investigar, la frustración cuando no puedo llegar a lo que creo es la verdad en un trabajo periodÃstico. En poesÃa, en todo caso, la frustración —que es una experiencia que valoro porque resulta esencial tratar de saltar sobre ella— se da en un contexto Ãntimo, entre las palabras, las ideas y las voces.
¿Sobre qué te interesa escribir, a primera vista, y luego de manera más profunda?
Me interesa escribir sobre cómo se mueve una sociedad, cómo se mueven mis dedos en el teclado de esa sociedad. Me interesa lo inmediato y lo cotidiano y lo moderno aunque también me interesa mucho volver sobre los rastros que deja una Historia nacional poco contada, amueblada con libros de texto que no son todo lo profundos que quisiéramos.
Me interesan mis ancestros. Me interesa contarlo todo, padezco de gula ante la escritura y la investigación, y siento que violo tiempos cuando escribo aceleradamente e investigo para varios reportajes de manera simultánea. Me interesan los espacios, escribir desde cada entorno por el que paso, yo trotamundos… y si me dejas aquà sale un poema.
¿De qué manera transcurren tus procesos creativos y cómo piensas la arquitectura de un libro de poesÃa?
Eso ha variado. Mis mejores horas son las de la madrugada. A esas horas se me ocurren ideas que me parecen la octava maravilla y luego tengo que analizarlas. Un libro es a fin de cuentas un concepto. Lo que hila Mestiza es la sinceridad de una postura cÃvica frente a un orden de cosas. Lo que hila a Lxs eMergentes es una búsqueda de lo que somos, ahora, en un tiempo y espacio compartido, un conjunto de personas que no salen de una producción en serie (¡menos mal!).
En otros géneros, los libros se me dibujan con más claridad: en testimonio, los imagino en cuanto a forma desde que empiezo aunque siempre es sorprendente el contenido porque son los recuerdos y vivencias de otros. El proceso creativo siempre es agónico mientras se busca el modo, pero es a la vez de lo que más disfruto en la vida.
Has incursionado también en la narrativa. Me interesarÃa saber si consideras que aquellos escritores que cultivan pluralidad de géneros tienen ante sà mayores posibilidades de asociación que otros que se decantan por un solo género.
Probablemente sÃ, abrirse a un nuevo género es explorar un universo de posibilidades asociativas, como sucede con los idiomas. El lenguaje creo que se expande, demanda más respuestas creativas si quien escribe no desea acomodarse.
El concepto de la literatura parece muchas veces disociado de la idea de la comercialización, ¿es esto un evento favorable o negativo a largo plazo?
El escritor es escritor y lo suyo es escribir, pero vivimos una época de posibilidades reales de interacción y socialización con quienes no están en nuestro entorno fÃsico inmediato. Hay que escribir y hacerlo con sensibilidad y pasión, pero también hay que socializar y entender que en estos tiempos somos tan buenos como amplia pueda ser nuestra red.
Red de amigos, de contactos, de editores, de lectores. Hay que insertarse en las plataformas disponibles. Solo que eso es decisión de cada cual y habrá quienes prefieran el ritual Ãntimo de la literatura y la vida no publicitada. A largo plazo, creo que es preciso que el proceso creativo esté enlazado con la comercialización. En Periodismo, cuando haces la tesis y esta deriva a libro, debes anticiparte y saber para quién, cuál es tu público meta. Esto no tiene por qué cercenar la espontaneidad de la obra.
Cuba tiene ante sà el reto de insertar su literatura a escala global; reto que, hasta ahora, solo han cumplido algunas puntuales voces. ¿Qué deficiencias acompañan al proceso actual de “dar a luz†un libro en nuestros predios? ¿Cómo podrÃa ser cambiada o transformada esta realidad? ¿Cuánto de conformismo nos queda por desterrar de nuestras concepciones literarias y promocionales?
Nos falta a veces perseverancia; y otras, nos falta ser inconformes. Si creemos que el espectro de publicación se reduce a la isla; que para insertarse en un capÃtulo de la Historia literaria cubana hay que hacer una carrera de circuito David-Pinos Nuevos-Calendario; con el siguiente La Gaceta-CASA-Guillén-Carpentier, que es el circuito 2.0, estamos ante un problema de enfoque.
Realmente sucede que esas son vÃas para publicar, las más seguras. Todos quieren en el momento cumbre el Premio Nacional de Literatura, pero el compromiso tiene que ser con los lectores, no con el lucro social y ególatra de los premios.
La aspiración, creo, debe ser en todo caso multiplicar lectores. No me refiero a escribir bestsellers, pero sà trazarnos estrategias para la promoción, distribución, etc. No es agradable para nadie que su libro, después de publicado, pase meses sin llegar a las librerÃas. Nos falta llegar a los públicos. Y a veces nos falta llegar al papel por procesos dilatados. Nos falta movimiento. ¿Qué podemos hacer?, intervenciones del espacio público, lecturas en las calles o lugares populosos. Lo que no podemos es detenernos. Los jóvenes tienen que publicar. Las editoriales tienen que mirarlos.