Palabras clave: Teatro
UNA RENOVADA COMEDIA A LA ANTIGUA
A partir de una pieza teatral de Aleksei Arbuzov, el grupo santiaguero Teatro A dos manos propone situaciones dramáticas, personajes, acciones y conflictos arraigados en la tradición escénica que, desarrollada desde el siglo XIX y básicamente apoyada en la dramaturgia stanislavskiana, ha sabido recorrer los siglos con éxito.
Reconocemos no haber tenido nunca la oportunidad de sentarnos ante la puesta en escena de una obra de Arbuzov, manteniendo solo nociones referenciales de este autor. Sà hemos tenido la buena suerte de hacerlo ante obras de Chéjov, diversas y con montajes asimismo muy variados (además, por supuesto, de las que nos ha ofrecido el cine que, claro, no es lo mismo).
No sabemos en qué medida exacta Chéjov influyó en Arbuzov, aunque no cabe duda de que la huella chejoviana ha impregnado todo el escenario ruso que le sucedió. No solo el ruso, sino el de todo el mundo. Y, además, también se conoce el gran prestigio y el perenne regusto que Chéjov ha hallado siempre entre cubanos, entre los teatristas y los cinéfilos (aunque se vuelve a decir que no es lo mismo). No queda al margen, para nada, todo lo contrario, también el regusto e influjo por la cuentÃstica chejoviana.
Todo ello hace que nada extrañe el sabor chejoviano de la puesta en escena de Comedia a la antigua, dirigida y con adaptación textual a manos de Orlando González y actuada por Dagoberto GaÃnza y Nancy Campos. Pensamos en muchas obras, incluyendo TÃo Vania, pero más aún en La Gaviota y la cuentÃstica de este autor, La dama del perrito, por ejemplo.
Los comentarios sobre Arbuzov y Chejov son, en este caso, más bien circunstanciales y motivadores para otras reflexiones, quizás aquellas interesadas en autores, influjos entre ellos, adaptaciones y vaivenes entre una u otro obra.
Lo que nos interesa comentar aquà se centra en el mundo de imágenes escénicas que se produce, de hecho, en nuestra expectación de esta puesta en escena muy concreta; y, aunque seguimos manteniendo el comentario sobre su sabor chejoviano, lo hacemos para recalcar precisamente eso que Chéjov tiene de universal, en tiempo y espacio –su mundo de personajes, sentimientos, situaciones y desenlaces o no desenlaces, tan lleno de matices e impresiones conceptuales y sensoriales–; ese influjo del cual, más bien que renegar, cualquier dramaturgo puede sentirse orgulloso siempre que sepa recrearlo, renovarlo, hacerlo auténticamente propio también, como ocurre ahora con este ofrecimiento del grupo Teatro A dos manos.
No cabe duda de las –una vez más luego de miles– excelentes actuaciones de GaÃnza y Nancy, capaces de construir con la mayor precisión y sugestividad sus personajes. En alguna medida también, aunque ya no tanto –le llevará aún algún tiempo alcanzarlos, si lo quiere asÖ la de Orlando González, cuyas intervenciones como narrador- introductor e irrupciones esporádicas en similar función, incluyendo la de cantor, resultan en verdad eficaces y bien concebidas, conceptual y enriquecedoras de una dramaturgia que, sin dejar de ser básicamente stanislavskiana hace muy buenos guiños a dramaturgias del siglo XX, como la más irónica del absurdo.
Una fábula de conocimiento, descubrimientos y amor entre dos seres maduros, hombres y mujer ya entrados en años y llenos tanto de frustraciones como de sentimientos y necesidades afectivas; atrae por su calidez y autenticidad. Una historia de auto-descubrimiento, descubrimiento del otro, confesiones de debilidades que serán superadas, asà como de florecimiento de lo más noble de cada uno y nacimiento de amor; se desenvuelve con eficaz ligereza y gracia a pesar de cuan tormentosas pudiesen ser las emociones imbricadas.
Por ello hay que elogiar el logro de un idóneo ajuste de lo cómico, de esa suave comicidad, quizá más a menudo ironÃa, que se sostiene de principio a fin.
Sin duda, la pieza ha sido bien concebida y realizada, no solo en cuanto se refiere a fabulación y actuaciones, incluyendo su estructuración con intervención tercera del referido narrador y cantor desde fuera y desde dentro del escenario; también en la labor de vestuario, maquillaje, de general caracterización –en el mismo juego de transformaciones y pérdidas de velámenes– donde las luces y la escenografÃa se conjugan muy bien a favor de la totalidad de la imagen escénica.
Al final, Comedia a la antigua ha ofrecido una excelente fábula tan actual como antigua –los seres humanos de ayer y hoy–, de interioridades conflictivas y nuevas esperanzas, de transformaciones hacia el amor y la autenticidad, de justa comicidad moduladora de frustraciones y anhelos, de romántica y moderna ironÃa, con actuaciones francamente disfrutables y siempre bien logradas imágenes teatrales.
RESCATE A FAVEZ
Una mujer no necesita esforzarse para ser médico, para superar la muerte, para ser un hombre. Una mujer no necesita esforzarse, pero si ser más fuerte que cualquier otra mujer que prefiera tejer y estar sentada sonriendo. Una mujer, entonces, necesita ser fuerte para interpretar a esa otra mujer fuerte que fue médico y que fue hombre.
Enrique es un él, aunque en su acta de nacimiento –y en su cuerpo– se diga lo contrario. Enrique tuvo que enfrentarse a los males de su generación, que son los males de mi generación. El espectáculo unipersonal Favez, propuesto por Argos Teatro bajo la dirección de Alberto Corona, trae a Enrique tal cual fue, y sin morbo, lo deconstruye en escena contándole al público (o a un oyente imaginario) toda su vida.
Enrique, interpretado por Liliana Lam, espera todo el tiempo. Espera a que Juana regrese con la noticia de que nadie levantará cargos contra él por haber nacido mujer y vestirse como hombre; llueve. La noticia que llega es que Juana lo ha acusado. Espera sentencia en una cárcel, se superpone el juicio. Recibe 10 años de condena. Aparece en una prisión en la que no deberÃa estar. Como si no fuera suficiente estar presa en su cuerpo. Veintidós años después Enrique es de nuevo Enriqueta. Es monja. Ahora Enrique-ta espera regresar a Cuba. Regresar a Juana. Se cierra el ciclo. Juana ha muerto y Favez se queda en el bucle de la espera interminable. De la pérdida interminable. Él perdió a sus padres, a su hija, a su tÃo, a su amada. Queda el dolor, que es lo que deja la escena. Proyecciones y parlamentos en off complementan el desenvolvimiento del monólogo. Faltó una catarsis arrasadora. Sobró sensorialidad y conexión propiciada por el rompimiento de la cuarta pared.
Alberto llama a Lili. Lili sale aún emocionada. Me cuenta que retoma la historia de Enriqueta porque no es posible que, doscientos años después, se luche por lo mismo, que ya es hora de que todas las personas tengan los mismos derechos. Alberto y Liliana son pareja, escribieron el texto a cuatro manos encandilados por la magia de Favez. La investigación se basó en el libro Por andar vestida de hombre, de Julio César Pagés, que cuenta con documentación la historia. “Ella es uno de los primeros casos transgénero reconocidos. Es como un sÃmbolo. Es nuestra misión como artistas obrar en pos de una sociedad más justaâ€. Lili es una mujer fuerte que interpreta a una igual, en una especie de rescate de su memoria, de la espera porque algún dÃa Enrique pueda ser Enrique y no muera en el intento.
SOBRE CÓMO SEMBRAR
El Festival de Teatro Joven de HolguÃn comienza, luego de dos años de intermitencia, de sinsaber. La sala Alberto Dávalos se oscurece para dar paso al nacimiento del Bonsái. El espectáculo se estructura desde la poesÃa: “Nido de auraâ€, poemario inédito de Juan Edilberto Sosa, es quien da pie a la obra, desde donde se comienza a construir el lenguaje escénico.
Es Bonsái “matriz de otros procesos creativos que superan lo teatral (exposiciones, videoarte)†para luego reformarse, escapar de lo epidérmico que puede llegar a ser el gesto sobre la escena, a veces. Existe un texto escénico que se reforma, el performance teatral, si se quiere llamar asÃ, es pie y prueba de fuego para cada actor que llega a formar parte del colectivo santiaguero de La Caja Negra; asimila sobre la escena nuevas coreografÃas, gestos que deforman al propio ejecutante, quien solo cuenta con el cuerpo como arma narrativa sobre la escena. Bonsái se vuelve una búsqueda que traspasa la naturaleza de los actores; busca, dice Juan, destruir el ego del autor, preparar un espectáculo único donde los personajes interpretan una pluralidad de personajes frustrados por la no evolución de la sociedad. La función 71 del espectáculo se reinventa en este Festival.
Es eso lo que busca el teatro de La Caja… volver a dialogar con el público, volverse una mueca desde lo heterogéneo, desde el gesto puro, el espectador debe ver por los actores que “no ven en escena y se debaten en esa lucha casual, simbólicaâ€. Más allá de contar una historia intentan decodificar ideas donde se debe “morir con el cubo en la cabeza†e instituir la permanencia. “A través de los capÃtulos podemos apreciar un ciclo perfecto en el cultivo del bonsái. En este contexto, el bonsái representa al individuo como resultado de los moldes sociales, el individuo que es un bonsái también es un cultivador de bonsáis, es responsable por multiplicarse.
El escenario está repleto de cubos, se utiliza la reiteración de objetos como componente estético, los elementos de la puesta yacen sobre el escenario por alguna razón, primero crear el jardÃn, luego hacer del jardÃn el gran proyecto. Todo esto es interpretado por actores que no conoceremos jamás. Actores sin rostros, con no más identidad que la ofrecida por la obra…
Nunca sabremos a quien le regalamos nuestros aplausos por tan hermosa obra tras la imagen final. Aquà está el tratado contra el ego…[1]â€. Entonces la obra es un tratado de estrechamiento de relaciones sociales donde la referencialidad es prácticamente obligatoria para establecer un diálogo consciente con la escena. “Bonsái es una obra difÃcil de hacer y de consumir. Si las puestas anteriores hacen dudar al espectador sobre las nociones de teatro y teatralidad, en esta obra el espectador se paraliza, hace malabares con los conceptos y los principios pre-establecidos que utiliza para ejercer la interpretación[2]â€.
La Caja Negra es un nuevo sino en el teatro joven cubano, busca crecerse dentro de las viejas y nuevas generaciones y planta un bonsái que no requiere poda, nos regala una lección sobre cómo sembrar la verdad.
JUGANDO CON RECEPCIONES, IMAGINACIONES Y SECRETOS BAJO LA LUNA
Cuando hay inventiva y sensibilidad, hay siempre buenas posibilidades para el teatro, y para todo arte, sin necesidad de contar con grandes recursos escénicos ni actorales. Por supuesto, aquà “grandes†se refiere a cantidad porque “grandes†en calidad si han de ser, no pueden escasear.
Bastan dos o incluso un actor, algún pequeño escenario, algunos pocos “mecanismos†(muñeca, fuente con agua, algodón…) y, eso sà es imprescindible, una considerable dosis de imaginación y creatividad para lograr una auténtica “obra escénicaâ€.
Lo de “obra escénica†es un concepto que también hay que remarcar como susceptible (y conveniente) de consideración en su más amplio sentido, porque claro que en Secretos bajo la luna, del grupo La Chimenea, hay “escenario†(basta que haya un actor, es decir, un ser en movimiento dirigido a la expectación para que haya espacio escénico, creado por este mismo ser) aunque no el escenario de la más tradicional edificación teatral.
Con imaginación, basta un pequeño rincón para un complejo escenario de danza y riesgosas contorsiones nocturnas, y otro pequeño, al fondo, para los auxilios convenientes.
También está, ya mencionado, el factor “espectadorâ€, porque toda obra teatral (toda obra escénica y, en fin, toda obra de cualquier arte o espectáculo) quiere tener espectadores y, como se sabe, al menos una mayorÃa de ellas quiere muchos espectadores, si es posible una ingente cantidad de espectadores en cada momento; pero muy pocas son las que, como esta, más que simplemente conformarse, quieren… y les conviene tener… un solo espectador.
Cuenta mucho la calidad de este receptor; no ya que sea buena o mala calidad como tal, no hay por qué enjuiciarla y catalogarla, sino sus diversas posibilidades, “calidad†como sinónimo de “cualidadâ€, es decir de modalidad porque se exige y juega bien con las perspectivas y distinciones con que el “espectador†asuma lo que muestra “el escenarioâ€.
EconomÃa de recursos, pequeño y nada convencional escenario, soledad del espectador y perspectiva de recepción, entre otros factores donde importan mucho la música y las luces; todo ello aparece muy bien confabulado bajo la dirección artÃstica de Heidy Almarales.
Como quiera que se asuma, o sea, cualquier clase de receptor y cualquier perspectiva de recepción (incluso una variable u oscilante en cada momento); el espectador llegará a ofrecerse como “participante†de un espectáculo que puede muy bien asumir como el espacio personal de una danza erótica desde una barra a una piscina, pecera o un lago según imaginaciones (y el nivel de erotomanÃa y necesidades) o como un juego irónico y burlesco (no nos atrevemos a llegar hasta la enunciación de lo “farsescoâ€, aunque no impugnarÃamos a otro que lo hiciese) de tales clases de “distracciones y placeresâ€, nivel de suave y sutil comicidad que depende, por supuesto, del humor del espectador particular.
También puede recepcionarse, como se hace con el guiñol o las marionetas, con el doble juego, doble perspectiva de muñeca y personaje: la excelencia del medio–muñeca y la excelencia del personaje construido.
De cualquier manera el resultado es placentero, ya sea que el espectador asuma irónicamente la sensual y atrevida danza de una muñeca vicaria (y la esbelta e impresionante figura de quien la manipula) o ya sea que el espectador (u otro espectador) se transporte e imagine en un erótico salón, aspirante a ulteriores servicios ya nada “espectatorialesâ€.
Para ambas recepciones cuenta también como auxiliar el “vinoâ€, estimulante de sentidos y recordatorio de lugares, porque cualquiera de los espectadores podrá disfrutar, no como simple espectador sino como espectador–participante una copa en la mano para algunos sorbos de vino.
SobrarÃa decir, dÃgase de todos modos, que tal clase de propuestas implica no solo la buena manipulación de los “artefactos†mencionados, sino también de las luces adecuadas y una canción que favorezca tanto a la atmósfera general de la “representación†como, muy en particular, los movimientos de la bailarina. Jazz, blue, blue-jazz… “Sky Criyng†de Coleman es idónea.
Haber visto Secretos bajo la luna significa el disfrute de una propuesta creativa que ha sabido realizarse con precisión y buen juicio, manejando elementos mÃnimos pero altamente sugestivos, capaz de mover diferentes ánimos valiendo para cada uno de ellos y siempre favorecedora del suave placer propugnado por la poética horaciana, mejor que la chabacana risotada de empresas menos refinadas.
Cinco minutos de canción, cinco minutos de vino, cinco minutos de bailarina sensual, cinco minutos de introspección sobre uno mismo, cinco minutos de humor o ironÃa, cinco minutos de admiración por el juego ofrecido a vista, oÃdos y gusto, cinco minutos de participación… significan un completo juego y rejuego que, inspirado y realizado mediante el teatro, alcanza más allá del teatro estrechamente entendido.
HISTORIAS DE VUELOS, MEMORIAS Y SUEÑOS
¡Prohibido venir solos al teatro! Aquà hay que llegar en tribu, traer a la familia toda y observar, escuchar, sentir atentos cómo se deshojan las margaritas en la escena cuando el Teatro Guiñol Guantánamo trae estas Historias de muchachas complicadas.
Contemple la danza de los sÃmbolos, cuelgan en el telón de fondo objetos, sustantivos abstractos que se concretan en el gesto, en el acto, pero remiten al vuelo, al sueño, al recuerdo.
Desde la llegada a la sala vemos sobre las tablas a tres protagonistas femeninas, tres actrices que manipulan muñecos y aprovechan los recursos que el ingenio de este talentoso equipo ha puesto en una escena que se transforma a la vista del espectador, y que se articula al relato basado en un texto de Eldys Baratute, Deshojando margaritas, para narrar lo que se resiste a pasar inadvertido, darle forma, colores, un sentido a las angustias, soledades, preocupaciones que, a veces, parecen solaparse ante la idea de que un niño o un adolescente no tiene ansiedades, que estas son patrimonio exclusivo de los mayores.
Ante nosotros aparece un actor que remarca las esencias, aquello que no debe perderse de vista, el Ãcono que irradia sentidos plurales al relato, si se quiere el hilo conductor, la brújula: un atrapasueños, un cohete de papel, un cuaderno…
Palmira es sonámbula y su historia es un canto a la libertad, a escuchar el silencio, a interpretarlo. Palmira insta a los adultos a respetar los desvelos de las infancias, a permitir el diálogo, a desechar las jaulas que la sobreprotección arma sobre la libertad individual de cada niño o niña.
Llama la atención cómo por el temor de la pérdida terminamos abandonando aquello que buscamos atesorar. Bien lo aprenderá la madre que, bajo su falda, intenta resguardar el sueño inquieto de una hija que ha inventado un mundo más allá de la vigilia donde reencontrar a los ausentes, donde invocar afectos perdidos.
Cuando marcharse para velar el descanso de la madre es un sÃmbolo demasiado fuerte para dejar de estremecerse, vuela Palmira y deja un regusto que invita a abrazar, a abrir la jaula, a respetar el sueño.
Entonces llega Alicia, y se habla de identidad en su historia. Es un juego de espejos el suyo, el de ver un reflejo otro, el de reconocerse distinta a como quieren los demás que sea. Alicia también quiere escapar, y lo hace hacia el interior, en un viaje introspectivo, va como aquella otra Alicia, hacia el espejo, donde puede verse tal como quiere, asumirse, ser. “Te regalo el nombre que me gustarÃa tenerâ€, le dice a quien desde el otro lado tiende un puente entre su realidad y su deseo, y lo llama Ãlex.
Ahora es Aitana la que entrega su historia. Su memoria se ha tomado el dÃa libre y ella debe descifrar cuál de los niños del aula es su novio. Nada recuerda, y las margaritas, lo sabrá tarde, pueden ser engañosas. Aitana es romántica y sueña con idÃlicos amores. A muchos adultos les vendrÃa tan bien usar su memoria y recordar aquellos primerÃsimos amores, platónicas cuitas que emergÃan cuando florecer era el único encargo dado al alma, esos años puente entre la niñez y la juventud: la pubertad convulsa y hermosa, intensa e inolvidable (aunque aquà Aitana no pudiese contar con sus recuerdos).
Hay una delicadeza en esta puesta, una forma de abordar temas tabúes, o poco frecuentados por las obras de teatro donde los niños son público meta, especialmente memorables. Persiste en la representación una voluntad estética que remite a la belleza entendida como la transparencia en el abordaje temático, en la honestidad de los sÃmbolos, que no espanta, sino que invita a replantearse miradas a lo cotidiano. Y otorga la música un caudal de sensaciones que nutren el discurso visual; es sinestesia. En Historias… nada es gratuito.
Las soluciones escénicas que propone el Guiñol Guantánamo, bajo la dirección artÃstica de Yosmel López, dan valor plural a un mismo objeto para reconfigurar la escenografÃa y arman un eficaz texto (entendido como todo aquello de lo que se pueda realizar una lectura, en tanto código impregnado de significados), que va calando, con sutileza y poniendo allÃ, en el espectador, una semillita que conduce a la reflexión, una simiente que puede germinar en margarita o en la comprensión de estas Historias de muchachas complicadas que lo son más, acaso, por la incapacidad de algunos de ver, de entender o recordar cuánto necesitan las infancias oÃdo atento, abrazo seguro, acompañamiento respetuoso, libertad, sustantivos abstractos que edifican amor.
ENTRE MUÑECOS Y TÃTERES… A 50 AÑOS DEL TEATRO GUIÑOL DE HOLGUÃN
En la calle MartÃ, justo en uno de los laterales del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, tiene su sede el Teatro Guiñol de HolguÃn, compañÃa que celebra en este 2022 su aniversario 50 en pos del desarrollo del arte titiritero y sus expresiones en la provincia y el paÃs.
Antecedentes…
Los orÃgenes del Guiñol holguinero se relacionan con los antecedentes inmediatos de esta manifestación en la provincia, no tan fecunda en el arte del tÃtere como otras, pero sà necesaria a la hora de historiar el panorama teatral cubano y sus múltiples convergencias. A lo largo del siglo XIX e inicios del XX, en las ciudades de HolguÃn y Gibara, sobre todo, eran comunes las representaciones teatrales y musicales, en cines y teatros como el “Wenceslao Infante†y el Teatro Colonial de Gibara, de zarzuelas, operetas, vodevil, danza…
Respecto al arte titiritero, uno de los primeros referentes conocidos es el quehacer del gibareño Modesto Centeno (1913-1985), quien realizó la adaptación del cuento popular La Caperucita Roja en 1943, gracias a un concurso efectuado en la Academia de Artes Dramáticas de la Escuela Libre de La Habana (ADADEL). Tiempo después, una de las figuras tutelares de esta manifestación artÃstica en Cuba, Pepe Carril –nacido en el central Preston, MayarÃ, en 1930– crea en el propio poblado holguinero, el Teatro de Muñecos de Oriente, en 1952. Luego Carril serÃa uno de los fundadores en 1963 del Teatro Guiñol Nacional, junto a los hermanos Camejo (Carucha, Bertha y Pepe) y el joven Armando Morales, director de ese colectivo hasta su reciente fallecimiento (La historia de Carril y los Camejo difuminada en el tiempo y en consiguientes periodos, ha sido rescatada gracias al trabajo de creadores como Norge Espinoza, Rubén DarÃo Salazar y el propio Morales).
No fue hasta inicios de 1959 cuando comienza a gestarse en la ciudad de HolguÃn la idea de hacer teatro para niños con el tÃtere, y sus diversos formatos y estéticas, como protagonista.
Nacimiento: las luces del dÃa del Teatro Yarabey
El 17 de mayo de 1959 los hermanos Arturo y Carlos Ricardo fundaron el Teatro de tÃteres para niños Yarabey –en voz aborigen “luz del dÃaâ€â€“, creando asà la primera compañÃa teatral que se gesta después del triunfo revolucionario en la ciudad y pilar del actual Guiñol de HolguÃn. Aunque hoy no se encuentra en activo por problemas de salud, Arturo Ricardo, uno de los fundadores del entonces Teatro Yarabey, cuenta con más de 37 años dedicados al arte de los tÃteres en la provincia, una impronta que no ha sido estudiada y que se va perdiendo, inexorablemente, con el paso del tiempo: “El Guiñol de HolguÃn se funda por iniciativa del director de Cultura, Silvio Grave de Peralta. Después del triunfo de la Revolución inician las primeras actividades culturales, entonces mi hermano y yo nos presentamos, y allà hicimos imitaciones de voces, humor teatral, y otras cosas. A Silvio le interesó mucho las voces que hacÃamos, voces de niños, viejos, animales… que formaba parte de un programa que tenÃamos montado. Entonces nos dijo que él tenÃa pensado crear un proyecto y ya que nosotros tenÃamos esas cualidades de hacer voces podrÃamos hacerlo… Nos dijo que crearÃa un teatro de tÃteres para los niños, pues aquà no habÃa nada parecido, solo el cine con las pelÃculas de Tarzán y otras más de entoncesâ€, comenta Ricardo.
Lo que hoy conocemos como Teatro Guiñol de HolguÃn sufre por largos años las mudanzas y fusiones con otros proyectos de la provincia. En la aun inédita cronologÃa cultural de HolguÃn, realizada por el investigador Zenovio Hernández, se sitúa la culminación del primer curso de Instrucción del Teatro el 4 de noviembre de 1963, y además, refiere del inicio del cursillo de teatro de tÃteres impartido por Arturo y Carlos Ricardo, el 4 de abril de 1964, en los estudios de la emisora provincial CMKO Radio Angulo. Los hermanos Ricardo se mantienen trabajando solos en Yarabey hasta 1965, cuando incorporan alumnos de secundaria básica y forman una brigada artÃstica que actuaba dentro y fuera de la ciudad. Con esta brigada montaron obras de payasos, cuentos con muñecos y actores con máscaras: Las bodas del ratón Pirulero, La bruja que no era bruja y El hacha de oro.
Desde 1972 –fecha que marca el aniversario del Guiñol pues pasa a la categorÃa profesional– hasta 1983, asumió la dirección Felipe Betancourt del RÃo, quien contribuyó notablemente a la preparación del elenco, cuestión que conllevó a la calidad artÃstica de muchas de las obras: Para reÃr y aprender, Lo que nos cuenta Din Don, La paloma Blanquiperla, Un dÃa en el zoológico, De cómo la astucia venció al perro jÃbaro, Las tres semillas, El conejo valiente, Armandito y las vacaciones, El rey del corral, Felo JutÃa y El perro burlón.
En 1983, tras el fallecimiento de Betancourt, la dirección del Guiñol pasó por un perÃodo inestable hasta 1991: Alejandro Hiralda, Armando Vielza, Rubén Mulet, Gilberto Gil y Marisela Espinosa, estuvieron al frente de la compañÃa en una época donde el teatro de tÃteres en Cuba se caracterizó por su marcado carácter didáctico y el reflejo de matices sociales, apoyado en adaptaciones de cuentos populares clásicos e historias cubanas, ubicadas, en su mayorÃa, en la campiña insular y sus delimitaciones. En esta nueva etapa presentan obras como Quién puede más, El conejito Blas, El pájaro feo, La cucarachita Martina, El cocodrilo Tato, El caballito enano, Pedro y el Lobo, Un dÃa en el teatro (Premio en guion en el I Encuentro Nacional de Guionistas de Espectáculos Infantiles, en 1986), El león hambriento y El chivo patijovero coliamarillo, obra que obtuvo el Premio en la categorÃa de música en el Encuentro Territorial Profesional de Teatro Infantil, en Ciego de Ãvila, 1983, por el trabajo de Maricela Miranda, asesora musical del Guiñol desde 1982 hasta 2013.
Años de esplendor, la estética de Miguel Santiesteban
En 1992 asumió la dirección del grupo, por breve tiempo, la instructora de arte Grecia Lemus, y luego Marisela Espinosa hasta 1993, año en que el grupo se fusionó con Talismán, dirigido por Ãngel Cruz. Ambos elencos acuerdan que Talismán serÃa un proyecto dentro del grupo fundacional; luego continúan trabajando con el nombre de Girasol. En esta etapa representaron piezas que caracterizarÃan nacionalmente el trabajo del Guiñol de HolguÃn: La Caperucita criolla, dirigidas por Ãngel Cruz; PelusÃn frutero, Un rayito de sol, La calle de los fantasmas, La muñeca de trapo y El sol negro, dirigidos por Miriam Suárez, pieza que obtuviera en 1997 el Premio de la Ciudad de HolguÃn en Teatro en mano de los actores Marisela Espinosa y Mario Brito; y Los sueños de Verdolina, unipersonal de Marisela Espinosa, Premio de la Ciudad 1999 en actuación femenina, entre otras.
En 1998 asume la dirección artÃstica Miguel Santiesteban, hasta el 21 de marzo de 2012, fecha de su fallecimiento. Bajo su dirección se abren nuevos y amplios horizontes en el teatro de tÃteres en HolguÃn, imprimiéndole mayor fuerza profesional con la lÃnea espectacular y el trabajo con esperpentos en calles y teatros. Asà se pusieron en escena obras clásicas en el repertorio del Guiñol: La cucarachita Martina, Historia de una muñeca abandonada (Premio de la Ciudad 2000, en actuación femenina, a Magali Mola), Sancho Panza en la Ãnsula Barataria, obra del español Alejandro Casona, Espantajo y los pájaros, El chivo patijovero coliamarillo, El majá de Santa Manigua, El Conejito Blas, Las tres semillas, Galápagos, del holguinero radicado en México Salvador Lemis (Gran Premio del Festival de Teatro Máscaras de Caoba 2008, y Premio de la Ciudad 2009 en actuación femenina a Dania Agüero), El Ogrito, de la canadiense Suzanne Lebeau, y La calle de los fantasmas, del argentino Javier Villafañe (1909-1996). Quizá sea esta la obra más premiada del colectivo holguinero: Premio de la Ciudad 2002 en manipulación; Premios Avellaneda en actuación masculina y femenina, a Dania Agüero y Jorge del Valle, respectivamente, y en diseño a Karel Maldonado, en el Festival Nacional de Teatro de Camagüey, en 2002. Además, el Premio Caricato 2003 en actuación masculina y femenina, a los mencionados actores y los Premios en el Festival de Teatro para niños y jóvenes (Guanabacoa, 2003) en manipulación colectiva, música y diseño, asà como los premios especiales de la revista Tablas, de la Unión Nacional de la Marioneta (Unima) y de la Asociación Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud (ASSITEJ). Por estos años el Guiñol realiza, además, una gira por México donde muestra parte de su repertorio.
Según Martha Proenza, actriz del antiguo bloque dramático del ICRT en HolguÃn y miembro del Guiñol desde 1982: “El problema recurrente que impedÃa una mejor concepción ideoestética del colectivo, recaÃa en que ninguno de los que habÃan dirigido espectáculos en aquella etapa eran egresados de escuela, sin formación académica. Se viene a concretar un cambio positivo cuando dirige Miguel Santisteban y con los diseños de Karel Maldonado. Una estética más encaminada a la calle y al público todo que lo potenciaâ€.
Cuenta, por su parte, la actriz Dania Agüero Cruz, hasta hace poco directora del Teatro Guiñol de HolguÃn, que cuando ella se incorpora a trabajar en 1999, se acerca al experimentado Armando Vielza, actor, director, clown y realizador de sonidos en la radio: “Enseguida me acerqué a él para tratar de alimentarme de su experiencia y tratar de aprender. Armando Vielza cuenta, además, con un carisma especial para el clown. Su payaso era el auténtico payaso de circo. Un payaso diferente al que nosotros tuvimos como lÃnea de trabajo. Desarrollaba situaciones, dentro de otras situaciones, y ahà armaba su historiaâ€.
De aquellas propuestas comenta Vielza: “Lo espectacular primaba en nuestros montajes, asà como el espectáculo de calle y la luz negra como lÃneas ideoestéticas. Dejamos de usar los tÃteres atrezados, y adoptamos a los tÃteres de telas rellenos con polietileno o esponjaâ€. Añade que en el proceso creativo de Santiesteban, “la creación colectiva marcó la lÃnea de dirección del grupo; Miguel seleccionaba las mejores ideas y las ponÃa en función de su idea como director. Él introdujo la espectacularidad y se amplió el uso del esperpento en espacios abiertos, la luz negra, con el uso de los tÃteres de piso, asesorados por mÃ. Maricela Miranda, Maricela Espinosa, Martha Proenza, continuaron con nosotros. Al paso de los años se incorporan nuevos actores y actrices: Dania Agüero, Migdalia Albear Camejo, Roberto Cera, Yuder Ortega, entre otros más, que llegaron después que salà del colectivoâ€.
Al respecto nos contó el maestro Armando Morales, Premio Nacional de Teatro, cuando visitó HolguÃn invitado a la Fiesta del TÃtere, organizada por el Guiñol holguinero: “Yo recuerdo que una vez fui jurado del Premio de la Ciudad en Teatro, y en el aspecto del teatro para niños y de tÃteres se le dio el Premio a Maricela Espinosa, que era una actriz de primer nivel. Después, con la renovación y la llegada de Miguelito Santiesteban, que fue alumno mÃo en el Isa, los espectáculos que montó en el Guiñol, con la imagen de Karel Maldonado, uno de los grandes diseñadores del teatro de figuras, aunque no se diga, llevaron a esa especialización que es el teatro de figuras, a un momento de gran envergadura para el arte y la cultura teatral, sobre todo la cultura que tiene que ver con el tÃtereâ€.
El extraño caso…
Tras el fallecimiento de Miguel en 2012, el Guiñol continúa trabajando en la puesta en escena que el director dejara adelantada: asà se estrena Ruandi, obra del dramaturgo Gerardo Fulleda León, como homenaje a su dirección artÃstica y su legado. Asume la dirección Dania Agüero y estrenan Payasoñar (Premio de la Ciudad a la mejor puesta en escena en 2014) y Los tres cerditos. Igualmente continúan representando obras conocidas dentro de su repertorio, siguiendo la estética de Santiesteban y el trabajo de otro imprescindible para el grupo, Javier Villafañe. Las sonrisas agradecidas de los niños en cada función, aseguran ellos, es el mejor premio posible al esfuerzo y la creación artÃstica teatral.
Dirigido por la joven actriz Karel Fernández, estrenó recientemente El extraño caso de los espectadores que asesinaron a los tÃteres, de Salvador Lemis, puesta que se presentará en esta edición del Teatro Joven. Hoy el Teatro Guiñol de HolguÃn es uno de los colectivos teatrales con una importancia medular en el escenario teatral holguinero y el arte titiritero en sentido general: sus 50 años en escena y la realización de la Fiesta del TÃtere, evento que protagoniza cada año con el objetivo de llevar a las comunidades holguineras y al público variado, el teatro infantil y el arte titiritero en sus múltiples resonancias y estilos, lo demuestran con significativas creces. Enhorabuena, entonces, el hermoso y útil arte del Teatro Guiñol de HolguÃn que celebra sus cinco décadas entregado al arte del tÃtere.
EL SECRETO QUE GUARDA LA CHIMENEA JUNTO A LA LUNA
Me acerqué a la escalera y un joven de bigotes entorchados, vestido de negro, me susurra:
“La función tiene un valor de diez pesos. Por favor, su brazo para ponerle un cuño. Si fuma puede escoger el cigarro de su preferencia, ¿suave o fuerte? Ahora, ponga a girar la ruleta. Usted ha escogido un número maravilloso, el 1 es un número de suerte. Acompáñeme, en breve estará disfrutando Secretos bajo la lunaâ€.
Me dirijo hacia un departamento, con una copa de vino que me ofrece otra joven, y se abre la puerta.
Comienza la función. La Chimenea, compañÃa de teatro que participó en el XII Festival de Teatro Joven de HolguÃn, se presentó en un espacio atÃpico, porque es un grupo que irrumpe con los cánones cuando se habla de teatro. Heidy Almarales, directora y actriz de la compañÃa comenta:
“La compañÃa surge en 2013 cuando cursaba el 2do año del ISA, en Santiago de Cuba. La fundé con Dennys Pérez, otro actor por aquel entonces del Guiñol Santiago. Ahora mismo somos un formato de tres. En el rol de actor está Yunior Vergara; en producción y comunicación MarÃa Carla Suárez, quien es además violinistaâ€.
La puesta está diseñada para un solo espectador. Esta técnica, nombrada lambe-lambe, consiste básicamente en animar pequeños objetos y personajes dentro de una espacio reducido para escasos espectadores, siendo la intimidad del espectáculo la caracterÃstica imprescindible que aporta esta técnica.
“Secretos bajo la luna es un espectáculo que se tiene pensado desde hace algún tiempo, con el fin de lograr una empatÃa con el público joven y adulto. Debido a que la estética que nosotros trabajamos es la del tÃtere, normalmente no está destinado a este tipo de público. Esta vez apostamos por algo mucho más Ãntimo para acercar al espectador a esta lÃnea de trabajo. Lo que presentamos aquà es un work in progress, ya que este espectáculo está concebido de manera fragmentada. Son tres historias en la cual, al azar, marcado por una ruleta, es quien decide la historia que podrá disfrutarâ€.
La música incidental y los efectos de sonido dentro de la habitación hacen que me transporte hacia un lugar mágico. El cigarro que estoy fumando y el vino que bebo, me hacen disfrutar sobremanera de un espacio diferente y tremendamente acogedor.
“Esta historia está basada en un tema musical, la sonata “Claro de luna†de Beethoven, y guarda cierta relación con el cuento de Eliseo Diego «De las hermanas», donde el personaje, el señor Veranes, es asesinado por las viejitas. En mi caso yo reinterpreto la historia, estas viejas que se creen las parcas lo que logran hacer esta vez no es matarlo sino sacarle uno de los ojos a Veranes; en esta escena Veranes se encuentra en un estado de lamentación, mientras que la luna es un pretexto que se vuelve vÃnculo para poder hacer el ejercicio del tÃtere en su expresión más óptima y ampliaâ€.
Cuando el público repasa la escenografÃa, no puede dejar de apreciar cada detalle que La Chimenea seguramente no ha pasado por alto; se trata de espacios bien pensados, de una fineza inigualable. Las nubes de algodón que aparecen a la altura de los ojos del espectador por momentos llegan a ser el focalizador de la escena creando un ambiente verdaderamente apacible.
“La estética de La Chimenea con este espectáculo habla mucho sobre las posibilidades del tÃtere en escena, como el discurso teatral versa desde la acción y desde la imagen que puedan generar los muñecos, ya que los tÃteres se vuelven como la poesÃa plástica animada y eso nos resulta interesante, usando un lenguaje que sea un poco más universal donde cualquier persona tenga sus propias asimilacionesâ€.
Hace solo dos años que la compañÃa se desarrolla en Camagüey. Entre los nuevos proyectos que se proponen se encuentra El cÃrculo, espectáculo previsto a incluirse en la programación de las artes escénicas en la Ciudad de los Tinajones. Pero tienen, además, espacios alternativos dentro de la AHS, donde regularmente pueden hacer un intercambio desde el diseño escénico, con algunos performance, happening, mientras que el tÃtere sigue siendo el protagonista de sus propuestas.
No cabe duda que a La Chimenea le depara un largo y próspero camino, la astucia e inteligencia de esta joven dramaturga avizora grandes pasos dentro del arte de las tablas. El público que asistió salÃa renovado, sorprendido, por haber pasado un rato agradable pero a decir de muchos, por la polisemia que encontraron en cada detalle de la muestra. Definitivamente, es el vÃnculo mágico, la manera de concebir sus lunas, rodeada de los elementos esotéricos, con la añadidura del agua que exalta la obra.
EL COFRE DE LEYENDAS DE FERNAN Y DINA
Como los dragones y las brujas, los piratas parecen estar de moda entre los personajes favoritos de los niños de hoy. En animados y pelÃculas live action los ladrones del mar dejan de ser fugitivos y timadores para volverse simpáticos aventureros que desafÃan el peligro del mar en busca de tesoros.
Tal vez por eso Fernan insiste en ser un pirata, un valiente marinero. Para ello Dina lo instruye: necesita un garfio, un parche en el ojo y pata de palo. Pero él, que solo cuenta con su fantasÃa, únicamente necesita activarla y se zambulle junto a su amiga en un viaje que puede ocurrir cualquier dÃa, al salir de la escuela, aún sin quitarse el uniforme, en un desván o alguna habitación olvidada de la casa.
Cuando estos niños miran por el “ojo de buey†parece que pudieran viajar en el tiempo. Como vigÃas atisban, su paisaje es la bicentenaria ciudad de Cienfuegos, fértil suelo para las leyendas.
A la Perla del Sur dedica el grupo de teatro Cañabrava la obra Fernandina de la que Rafael González Muñoz es autor y asesor artÃstico. Las peripecias de dos niños aventureros, Fernan (Dayli Morfi) y Dina (Esther Valladares), conducen al espectador por una suerte de tour por las maravillas que el imaginario popular ha creado para explicar sucesos singulares de la bella urbe.
Un cofre como caja de Pandora o portal a la ensoñación, al fantástico universo de los mitos se ubica en el centro de la escena. La pareja de infantes se dispone a la aventura solo con un catalejo, un pergamino y la más rica imaginación infantil.
TÃteres y actrices alternan para divertimento de los niños en el público, que descubre cómo un desván puede ser proa para la embarcación inventada desde la que estos chicos visitan el Caletón de Don Bruno, buscan la explicación para el origen del nombre Pasacaballos, tienen un encuentro con Leonor de Cárdenas, la Dama Azul, y enfrentan al Sur con sus tentáculos gigantescos hasta someterlo.
Cada obstáculo a vencer en esta búsqueda es solo una forma de poner a prueba la amistad. Cualquier tarde volverán a juntarse Fernan y Dina a viajar por mundos irreales, acompañándose en las batallas contra monstruos mitológicos o redescubriendo su ciudad, porque como todos los niños, ellos sin saberlo asumen el juego como ensayo de la vida.
DE VUELTA A PIÑERA O CÓMO SOSTENER SU OBRA EN PESO
Según Abilio Estévez, Virgilio Piñera no era un hombre alto, sà extraordinariamente delgado, con un andar breve, ligero, que abusaba de las puntas de los pies, como quien camina sobre los celajes.
“Por las fotografÃas se conocen bien la frente amplia, la nariz curva, la barbilla exigua, los labios carnosos, que creaban los que suponemos un perfil de halcón peregrino, un perfil dantesco. A su lado todo se volvÃa literatura, brillo inteligencia, agudeza y humorada (o boutade, como él habrÃa preferido decir)â€, comenta en su artÃculo “Retrato de Virgilio en el infiernoâ€.
De Virgilio nos llega su obra y sus realidades rescatadas de los designios del olvido y la soledad. Electra Garrigó, Cuentos frÃos, La isla en peso, Aire frÃo, Dos viejos pánicos… Virgilio Piñera, el frÃo que se repite, y el miedo… Testimonio vÃvido de una soledad inexpugnable.
A 110 años nos llega un Virgilio rescatado. Gracias a Antón Arrufat, y un grupo de piñerianos cubanos y extranjeros que no lo dejaron morir en el año de su centenario, en 2012. En su 110 cumpleaños, Virgilio Piñera regresa a este XII Festival de Teatro Joven.
“Virgilio Piñera, 110 años escupiendo al Olimpo†fue el panel dedicado en este espacio a reconocer su impronta, destacando su cubanÃa auténtica, su inconformidad, sus facetas creativas, sus tantas rupturas, sus modos de asumir la realidad, el teatro, la literatura.
“No podemos decir que Virgilio fue solo dramaturgo; Piñera fue un gran lingüista, poeta, narrador, crÃtico y promotor cultural. Un creador que logró una ruptura creativa, que sentó nuevas pautas por encima de lo establecido anteriormente en el teatro comercial y tradicional cubanoâ€, comentó el profesor e investigador José Rojas Bez.
Conocedor de las vanguardias, que aún no habÃan tomado auge en la isla, el autor de La carne de René, innovó y modernizó el teatro cubano con Electra Garrigó. Un teatro, con antecedentes del absurdo, existencialista y estremecedor, añadió el escritor Erian Peña, moderador del espacio.
Mientras que el crÃtico, poeta y dramaturgo Norge Espinosa Mendoza volvió sobre los papeles, la literatura rescatada, el esfuerzo de los seguidores de Virgilio por mantener viva su obra toda, tan necesaria para la cultura cubana.
Cuanto hizo, en obra y vida, es loable para su investigación y estudio, pues, inscrito como uno de los autores más importantes en la historia de la literatura cubana, debe ser contada y salvada de los costados sombrÃos que la entorpecen.
En este sentido Norge sugirió el texto El estruendo de Ciclón, de Dayneris Machado Vento, que describe los momentos más elocuentes de la publicación de la revista Ciclón (La Habana, 1955-1959), coordinada por el propio Piñera y José RodrÃguez Feo. Un libro que puede leerse como documento o crónica, catálogo de nombres y textos, anecdotario, registro historiológico, relato y dibujo de las vanidades intelectuales, guerrillas estéticas, pasos y poses de toda una época.
Del extenso epistolario que mantuvo Virgilio con el escritor Humberto RodrÃguez Tomeu, encontradas en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, habló también Norge. Cartas que narran los últimos dÃas del dramaturgo cubano. Un Virgilio olvidado y obstinado. El Virgilio que andaba para arriba y para abajo con su javita de yute en busca de dulces de guayaba. El que se pasaba doce dÃas sin agua en su apartamento, al que le dio la gripe vulgar, el que agradeció un cepillo de nylon traÃdo desde Londres, el que tenÃa el corazón en el piso y más abajo, y lloraba hasta parecer idiota, al que le dolÃa el peso cada vez mayor la isla a sus espaldas… Esta vuelta a Virgilio Piñera en el 110 aniversario de su natalicio, es otra evidencia que, como la vida, su obra asume un estado cÃclico y natural que se reinventa, y encuentra siempre espacios justos, sentimientos, motivos y necesidades para florecer entre los rescoldos de una época traumática.
CLOWNESCAMENTE TUYO
Teatro Tuyo encuentra un refugio en el Ismaelillo, arman un Parque de Sueños donde la primera promoción de la Escuela Nacional de Clown de Las Tunas se estrena. Ernesto Parra, director y actor, comenta que “ese es el regalo para sus alumnos, traerlos por su graduaciónâ€, en el contexto de la XII Edición del Festival de Teatro Joven de HolguÃn.
Soñar es permanecer también, volver al teatro y a una obra estrenada en 2005. Donde Papote pone su luz nacen cinco payasos (Dayana Leonardo Rondón, Luis Carlos Pérez Cedeño, Denis Juan Portillo RodrÃguez, IvelÃn Roque Rondón, Betsy Pérez Plá) capaces de ejecutar desde la más limpia coreografÃa de mimo a volverse funambulista de oficio. El espectáculo se mueve sobre lo onÃrico: unos payasos que recogen basura sueñan con irse al circo luego de encontrar un cartel que rotula CIRCO de Payasos.
El uso de la luz negra, la máscara, la hiperbolización del gesto escénico, el humor, hacen de la puesta un ejemplo del buen uso del espacio y los objetos, asà como la partitura gestual; no se necesita decir palabra cuando la codificación simbólica se expresa con claridad y sencillez ante un público que no necesariamente es conocedor del método o el lenguaje espectacular y estético que proponen; no existe ambigüedad ni reiteración en el discurso.
Siempre es hermoso tener a Teatro Tuyo en el Festival y disfrutar tanto de la propuesta como de sus integrantes. Un teatro para la familia que se renueva y continúa transmitiendo la disciplina heredada de Oleg Popov, Marcel Marceau, Charles Chaplin, Trompoloco; se queda con la sonrisa y las lágrimas de quien sueña otra obra y participa en el retorno de la conciencia a la niñez.
Quiero pensar otra vez en el refugio martiano, su hijo Ismaelillo, quiero creer que dos años no nos han cambiado el alma para mal; necesito creer que Teatro Tuyo también busca la permanencia y la necesidad de hacer la verdad sobre la escena, por eso regresan a HolguÃn, al teatro con nombre de niño útil. Nos regalan el paseo eterno de la felicidad más allá de inventarse una reverencia.