Muestra Joven del ICAIC
La enfermedad sobre la enfermedad: el testimonio fotográfico de una realidad (+Galería)
El distanciamiento social al que forzó la COVID-19 a nivel mundial resultó ser una de las medidas más importantes para hacer frente y prevenir el contagio de una enfermedad que puso en jaque al mundo y en tela de juicio nuestra propia condición existencial. Esta situación afectó en todos los niveles la dinámica social y personal de la Humanidad. Desde lo individual, lo colectivo, lo social, lo económico, lo cultural, los artistas del mundo tuvieron que reconducir su quehacer en función de estimular la creatividad, la generación de nuevos proyectos y reformular visualidades diversas para nada alejadas de la realidad propia, interpretada y construida de acuerdo a los horizontes de cada uno.
Desde los predios de la fotografía, creo que no ha quedado un artista del lente que, de un modo u otro, no haya registrado la crisis que trajo consigo esta enfermedad. Para algunos, los balcones y las ventanas se convirtieron en los espacios de trabajo más demandados. Para otros, fueron directamente los hospitales o centros sanitarios los espacios desde donde documentar esta situación. Y para muchos otros la motivación ha partido desde el espacio privado, desde el ambiente social de la vecindad. Incluso, la motivación en ellos ha transcendido los límites de lo personal y hasta de lo geográfico, y artistas de diversas partes del mundo se han congregado en diferentes proyectos artísticos colectivos.
Aun en medio de un ciclo obligatorio de distanciamiento social, la narrativa visual de la fotografía y las potencialidades y alcance de las tecnologías, han permitido que los fotógrafos narren, desde sus experiencias, las circunstancias que la COVID-19 ha generado, así como el impasse que domina hoy la realidad de la Humanidad. Desde el momento mismo en que esta pandemia forzó a un cambio radical en la vida de todos, innumerables imágenes han circulado por la plataforma virtual, en tanto espacio de socialización por excelencia ante tal realidad, como muestra de los comportamientos, de la situación de cada región y de estados de ánimo que fluctúan entre lo esperanzador y lo fatídico: historias que comportan una carga visual y discursiva en las que se conjugan lo social y lo humanitario.
En tanto manifestación que se vale de la instantaneidad de su ejercicio, de la veracidad de su registro y de la facilidad para su circulación, la fotografía ha estado ahí, en la línea de fuego, reflejando a través de las diversas miradas de sus creadores no solo lo que sucede al interior del confinamiento, en la intimidad familiar, en ese complejo ambiente de convivencia al que todos hemos tenido que recurrir sin siquiera tener más opción. También, la fotografía ha registrado lo que sucede al exterior del confinamiento, evidenciando las huellas de un enemigo invisible que se mueve a la velocidad de la luz, y que deja a su paso una catástrofe mundial.
De diversas maneras posibles, los fotógrafos cubanos se han sensibilizado y comprometido con la situación sanitaria que desde un principio provocó esta enfermedad. Y es que, cuando se genera una suerte de ansiedad en el interior del artista es el momento en que surge la fiebre de la creatividad, esa necesidad de decir a través de imágenes lo que siente. Respetando las singularidades de cada creador, es la condición humana, su drama actual, la inseguridad y la voluntad de sobrevivencia los temas que unifican, curatorialmente si se quiere, todo ese enjambre de fotografías que circulan hoy sobre nuestra realidad.
El joven fotógrafo cubano Manuel Almenares (La Habana, 1992) ha venido desarrollando, desde el momento justo en que la COVID-19 impusiera un nuevo ritmo de vida y angustias en nuestro país, el ensayo fotográfico La enfermedad sobre la enfermedad, donde resume en blanco y negro, no por gratuidad sino por el matiz dramático y refinado que le ofrece a la imagen, escenarios reveladores del impacto de la enfermedad en su ciudad natal. La fuerza potente que encierra este ensayo le permitió a su creador ser galardonado con el Gran Premio de la Fototeca de Cuba y la Beca de Creación Alfredo Sarabia in Memoriam, en su edición de 2020.
Las imágenes que conforman este ensayo resultan una minuciosa crónica social y visual sobre el paso, evolución e impacto del coronavirus en los barrios de Centro Habana y Habana Vieja, así como sobre las consecuencias que facturó para el decursar cotidiano de su gente. Y me refiero a una crónica social no con el interés de anclar su discurso en el compromiso abnegado de un artista para con el momento que vive, sino desde la mirada de un joven fotógrafo que se debate a través de imágenes urbanas los modos de representación de la ciudad que habita. Son sus obras testimonios de una realidad que lejos de olvidarse, quedará perpetua en la memoria y en el pensamiento de todos aquellos que nos ha tocado experimentarla y, con buen tino, sobrevivirla.
El acierto de Manuel Almenares con su ensayo La enfermedad sobre la enfermedad radica, en mi opinión, en cómo el creador logra transgredir los límites del registro documental hacia un ejercicio de reflexión sobre una realidad que afecta a todos. Logra así que la mirada del espectador se detenga, que indague en esos ambientes urbanos, los cuales, aun cuando parecieran ángulos harto conocidos de la ciudad, se nos presentan desde una nueva sensibilidad coyuntural. Precisamente, ese anclaje circunstancial viene denotado por la presencia constante en el ensayo de la mascarilla o nasobuco, accesorio de primera necesidad y obligación que adherimos a nuestra cotidianidad producto de la pandemia, a lo que se le suman las expresiones de incertidumbre, angustia y desolación de los individuos captados por el lente de Almenares.
El artista “testimonia dinámicas de convivencias vecinales, pasillos sombríos y vetustos, interiores que abruman, solares que guardan todo tipo de historias, verjas que limitan el contacto mas no el saludo, exteriores de una ciudad que intenta sobreponerse a la enfermedad, zonas de fe autoconstruidas como escudo para soportar al emisario de la muerte. Es un testimonio enfocado en sujetos anónimos, héroes de su cotidianidad, superhéroes de sus familias, supervivientes de carne y hueso que intentan no flaquear ante lo espinoso, que encuentran una alternativa para deslizarse tangencialmente por el infortunio, para batear alegremente toda clase de bolas malas.”[i]
En líneas anteriores me refería al dramatismo y la elegancia que comportan las imágenes de Almenares, potenciado por el empleo del blanco y negro como recurso técnico y visual para su ensayo. Esa aclaración me permite introducir ahora un discurso más prolongado sobre la exquisitez de la técnica de este joven fotógrafo. Se advierte aquí una cuidadosa elaboración de la imagen, no en el sentido de una posproducción digital o en la preparación de una escenografía determinada. Ninguna de ellas tiene cabida en la praxis que revela este ensayo. Manuel Almenares traduce en arte fotográfico lo que se le presenta en la realidad inmediata; escoge meticulosamente las escenas, cuyo resultado visual pareciera como si estas estuvieran ahí, esperando por él para ser capturadas por su lente. Además, manifiesta un gusto por el enrarecimiento del ángulo a fotografiar, por complejizar la visualidad de la escena, en consonancia con cada situación reflejada. Así, le otorga a su trabajo un halo expresionista, dramático y hermoso al unísono, que remueve algo en el interior del que se acerca a observar.
Me atrevo a afirmar que para el proyecto South Florida Latin American Photography Forum (SoFLaFoto) y su fundador, el fotógrafo cubano radicado en Estados Unidos desde 1995, William Riera, el ensayo La enfermedad sobre la enfermedad comporta un potencial loable y necesario de visualización, motivo suficiente para compartir con la comunidad artística fotográfica que promueve SoFLaFoto.
Esta es una plataforma que nació a raíz del confinamiento que trajo consigo la pandemia, cuyo esbozo del proyecto fue desengavetado por su creador con la pretensión de crear un espacio que potenciara “la visualización y promoción de la fotografía latinoamericana y de aquellos trabajos de artes visuales basados en la fotografía que reflejan la vida de la comunidad latina (…) teniendo en cuenta la ausencia de espacios aglutinadores y de promoción e investigación del arte fotográfico en un área tan cambiante como el sur de la Florida. De esta forma, el proyecto SoFLaFoto surge como una plataforma que asume el desafío de localizar, recopilar, organizar y compartir la información relacionada con las obras de los fotógrafos que han documentado la vida de la comunidad latina, el decursar de la región latinoamericana (Hispanoamérica, Brasil y Haití), además de la variedad de temas que son relevantes para la sociedad como la memoria, la historia, la diáspora, la inmigración, la identidad, la familia, la religión, las cuestiones de género, el racismo, la adicción, la desigualdad, los derechos LGBTQ: todo esto dentro del ámbito de la fotografía latinoamericana, documental y callejera.”[ii]
SoFLaFoto, como proyecto de promoción y visualización de la fotografía contemporánea, acertó en auspiciar el ensayo fotográfico La enfermedad sobre la enfermedad como ejercicio expositivo disponible en la plataforma virtual The Exhibit. De esta manera, se traduce del lenguaje ensayístico que ofrece Manuel Almenares con su trabajo al lenguaje de la curaduría digital, herramienta actual en vigor en tanto dinámica de circulación y movilización de las prácticas artísticas contemporáneas en tiempos de pandemia.
Véase en este ensayo el nervio social de una ciudad que atraviesa la enfermedad sobre la enfermedad: una, de índole social, de una cotidianidad tensa que intenta sobrevivir ante los obstáculos que sobrevienen; otra, de matiz sanitario, que sobrepasa toda voluntad humana y se impone con voz cantante en el decursar del planeta.
Biografía del artista:
Manuel Almenares Estrada (22 de enero de 1992. La Habana. Cuba)
Email: almenaresmanuel@gmail.com
IG: @manuelalmenares_visual
FB: manuel.almenaresestrada
Teléf.: (+53) 58417385
Fotoperiodista de la Revista Opus Habana, de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana (OHC) (2017-2019) y fotorreportero de Carnival Corporation, Fathom (línea de cruceros) (2016). Ha expuesto sus obras tanto en muestras personales como colectivas en países como España, Ucrania, México, Estados Unidos y Cuba. Ha participado en diversos eventos de arte, entre ellos la Bienal de La Habana, la Muestra Joven del ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), la Bienal de Fotografía Alfredo Sarabia in Memoriam, Fotofest International & Foundation for Culture and Society y PhotoESPAÑA 2019. Entre los reconocimientos obtenidos se encuentran el Gran Premio de la Fototeca de Cuba y la Beca de Creación Alfredo Sarabia al ensayo La enfermedad sobre la enfermedad; el Premio Jóvenes en el Lente (4ta edición); el Premio del Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño de La Habana 2016; y la Mención de la Fototeca de Cuba en la Beca de Creación Raúl Corrales al proyecto Vida interior. Es además miembro del colectivo internacional de fotógrafos Jibaro Photos.
Notas:
[i]Fragmento del texto curatorial de la exposición virtual La enfermedad sobre la enfermedad en La Habana, del fotógrafo cubano Manuel Almenares, en la plataforma online de exposiciones The Exhibit. Abierta al público desde el 15 de enero hasta el 28 de febrero de 2021. Muestra auspiciada por el South Florida Latin American Photography Forum (SoFLaFoto). Link de la exposición: https://theexhibit.io/exhibition/hold-still-pandemic-in-havana
[ii] Fragmento del statement del proyecto SoFLaFoto, fundado en 2020. En Facebook e Instagram: @soflafoto.
Entre luces y sombras
Sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba
A Frank Lahera O`Calaghan, presidente de la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba uno lo ve siempre con cámara en mano. Esa eterna amiga que deja instantáneas de lo hermoso a través del lente no lo abandona, como la guitarra a un trovador. De los momentos difíciles salen las grandes soluciones dijo un gran pensador y al parecer los jóvenes creadores utilizaron muy bien esta frase para repensar la Asociación desde diversas miradas. Frank no siente miedo de decir verdades del funcionamiento de su sección, resultados y debilidades.
“Teníamos varios objetivos trazados, entre ellos lograr comunicar la creación santiaguera en festivales nacionales y extranjeros; incentivar la creación individual de los asociados para potenciar el intercambio con colegas de otros lugares y espacios, lo que posibilita nuevas formas de animar, despertar otras inquietudes artísticas. Esto se venía trabajando desde el año anterior con la creación de un Festival Nacional de Videoarte, que se logró gracias al apoyo del Festival FAENZA de Colombia y sirvió de enriquecimiento creativo y espiritual a los realizadores de la ciudad.

“Además, teníamos la intención de generar diálogo con otros creadores, por ejemplo, queríamos proyectar una retrospectiva de la edición anterior del Almacén de la Imagen, eso sumado a conferencias. Logramos traer, lo que fue un experimento, una retrospectiva de la Muestra Joven del ICAIC en noviembre de 2019 durante cuatro días. Después se pensó que la Muestra podía presentarse en diferentes partes del país, pero esa idea surgió aquí en Santiago. Buscamos la manera de traer realizadores nacionales e internacionales para que impartieran conferencias. Nos había confirmado su presencia Jorge Molina con un taller intensivo de guion durante cuatro días; Alejandro Alonso, ganador en el Festival de Cine de Lima, Perú, nos iba a dar un curso de fotografía, pero llegó la COVID-19 y se pospuso todo.
“Esto surgió gracias a la relación que tenemos con la Muestra Joven de que importantes creadores vengan a Santiago a ofrecer sus conocimientos. También queríamos traer a realizadores de Camagüey, Granma, con muy buen trabajo en lo audiovisual.”
–¿Cómo logras establecer un vínculo con la Muestra Internacional de Videoarte FAENZA?
Somos como una especie de subsede de esa muestra. Surgió en Bogotá, Colombia, y al ser participante le hablé de la posibilidad de insertarnos y ellos aceptaron, vinieron al Festival del Caribe y decidieron hacer algo fijo. Por la pandemia queríamos hacer este encuentro ahora en octubre, pero lo pospusimos para abril de 2021.
Queremos incluir un salón de artes visuales en Bogotá y que Santiago de Cuba funja como puente, con el fin de dar a conocer el trabajo de los jóvenes artistas. Si lo logramos hacer, trataremos de hacer una muestra itinerante que pase también por Camagüey y La Habana.

–¿Qué soluciones encontró la sección de audiovisuales para continuar creando en medio de la COVID-19?
Trabajamos en las redes sociales. Ahí realizamos ciclos de cine experimental, videoarte, a través de secciones llamadas Ventana Cine, Ventana Perfomance. Presentaron materiales Yuri Seoane, Carlos Gil Calderón, Yunior Frómeta y yo. Cuando se flexibilizaron las medidas hicimos una jornada de cine santiaguero La Mirada Inquieta, realizada en el Cine Cuba como sede principal.
Fueron cuatro días con encuentros teóricos, cine más convencional, documental, animación, y luego se insertó el cine experimental. El objetivo principal con esta jornada fue crear más adelante un festival de cine en Santiago de Cuba, con una buena organización, sin favoritismos, potenciando la creatividad, la experimentación y el buen arte.
–¿Cómo valoras la producción audiovisual de los jóvenes miembros de la AHS en este territorio?
“Te puedo decir que la producción es bastante pobre. Ahora, quizás de 20 asociados están produciendo cuando más tres. Al parecer están en la AHS por estar y ya lo hemos hablado en el ejecutivo. Estamos buscando que se activen, que se inquieten por su realidad y hagan arte. Hacia esa dirección va nuestro trabajo.”
Con luces y sombras la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba necesita encontrar caminos para la creación. No por gusto se potencia los concursos y becas de la Asociación, con el objetivo de visibilizar el quehacer artístico de los jóvenes creadores. Definir quiénes desean ser parte de esta organización y hacer que su conducta se corresponda como artistas, es uno de los objetivos de esta sección. Frank Lahera no se muerde la lengua y nos traza un camino. Hay que buscar esos puentes y no esperar a que alguien los haga.
Lisandra Duran: «A veces siento como si las imágenes me hablaran» (+Videos)
Apenas se graduó con Título de Oro en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas en 2013, y ya esta joven comenzaba debutaba en el escenario del audiovisual cubano, con propuestas documentales de gran madurez estética y conceptual. La frescura propia de su edad y un sentido de la elegancia aprehendido entre pasarlas; oxigenan, sin embargo, su obra.
Lisandra Duran Gutiérrez comenzó su carrera como radialista para adentrarse también en el mundo televisivo, vocación que actualmente ejerce dentro del colectivo del Noticiero Cultural de la Televisión Cubana, pero que ha tenido momentos de gran esplendor como reportera, conductora y directora de programas en el canal Telecubanacán en Villa Clara.

“Cuando estaba estudiando la carrera supe que había elegido bien, porque me seguía gustando mucho el periodismo; pero no tenía claro en qué medio quería desempeñarme. Aunque en mi etapa estudiantil realicé en conjunto con algunos compañeros, una serie de cortos que fueron llevados además al lenguaje radial, los cuales abordaron temas como la moda, y el humor en Cuba.
“Al graduarme me ubicaron en la FM Estereocentro en Santa Clara, un medio donde crecí mucho. Recién graduada trabajé como presentadora para una serie de documentales sobre deportes extremos. Me involucré mucho en el proceso postproducción, lo cual me acercó al mundo de la imagen. ¡Y también enfrenté el miedo a las cámaras!, pues durante mi etapa de estudiante me veía a mí misma como una joven introvertida.
“Después de esta experiencia tuve la oportunidad de dirigir un documental sobre el concierto de los Rolling Stone en Cuba, y más tarde presenté otro proyecto a la AHS que obtuvo la Beca El Reino de Este Mundo.”

Estos productos audiovisuales recibieron lauros en eventos importantes de la UNEAC y de la Asociación Hermanos Saíz. ¿Cómo llegas a esos escenarios y qué significan en tu formación como realizadora?
Debido a mi inexperiencia como productora, el documental de los Rolling lo tuve engavetado casi un año. Hasta que en noviembre de 2016 una amiga que trabaja en la UNEAC en Villa Clara me comentó acerca del Festival Santamariare, en la ciudad de Caibarién. A los pocos días me llamó Jorge Gómez, presidente de la sección de audiovisuales de la UNEAC, para comunicarme que había obtenido el premio en Dirección de Programas en la categoría de documentales. Me sorprendí mucho.

Esa experiencia me permitió el intercambio con otros realizadores del país, además me motivó para poner el documental a consideración de la Muestra Joven del ICAIC y el Festival Internacional de Gibara. Para mi sorpresa resultó seleccionado para una exhibición paralela en estos festivales y, además, recibí la invitación de la AHS para presentarlo en Sancti Spíritus, Guantánamo y Baracoa.
Fue una experiencia enriquecedora. Me permitió mostrar mi obra en un espacio de lujo y para un público diverso, pero con gran representación de especialistas y productores del audiovisual. También participé del evento «Voces Cruzadas» en Sancti Spíritus. Pero guardo con mucho cariño una exhibición que tuvo lugar en las ciudades de Guantánamo y en Baracoa. Fue lindo ver la acogida que tuvo entre los seguidores de este género musical, además del intercambio con un público conocedor y ávido de estos temas. ¡Hasta me regalaron un pulóver de los Rolling!
Por aquella época también me entrevistaron para el programa Lente Joven, pero solo se trasmitió en su versión online; y no fue hasta el año 2019 que el Canal Clave lo estrenó en la televisión nacional. De cualquier modo, fue el documental con que me di a conocer como realizadora, y lo agradezco mucho, me dio mucho placer.
Cuéntanos, por favor, acerca de la experiencia de rodaje del corto «Los Rolling en Cuba».
Llegamos a las dos de la tarde a la Ciudad Deportiva dos camarógrafos, un sonidista y yo, con el objetivo de entrevistar la mayor cantidad de personas posibles. Esto no fue difícil pues la gente estaba eufórica con el concierto y recogimos criterios muy diversos, de jóvenes y ancianos, extranjeros y nacionales, figuras públicas como el Guille Vilar – una autoridad–… como medio centenar de entrevistas representativas del público que estuvo allí aquella tarde noche. Para el día siguiente teníamos coordinadas las entrevistas a Frank Delgado y a Juanito Camacho; y como ellos son los especialistas, los escogí como hilo conductor del reportaje. Muchas personas lloraban emocionadas.
Me han hecho críticas, como, por ejemplo, algunos realizadores que trabajan más la experimentación consideran que es un reportaje ampliado; pero considero que lo más importante fue captar la energía del momento, ¿cómo lo ve mi generación?, pero sobre todo, llevar el concierto a las personas que no pudieron disfrutarlo.
Obtienes la Beca de creación El Reino de este Mundo con un proyecto diferente, sustentado en un solo testimoniante y con una estética de lo conceptual ¿Por qué este giro en tu obra?
Evidentemente la formación académica a uno lo marca. Y aunque es algo que a mí me parece muy bien, en algún modo quise asumir el reto de hacer un producto artístico en el que no fuera tan evidente que es un periodista quien está detrás de las cámaras.

Hacía tiempo que tenía en mente realizar un documental sobre el racismo, pero no tenía claro cómo abordarlo, por la complejidad del tema. Había pedido al cantautor Yuri Giralt Barrios sus canciones para la banda sonora del documental que estaba soñando. Pero un día, conversando con él, tuve claro que lo necesitaba como protagonista, porque tiene una obra muy seria al respecto. Se identifica, por supuesto, con la lucha antirracial, porque él mismo y su familia son de raza negra. Además, Yuri Giralt es una persona que constantemente le sale al paso a las actitudes racista que se manifiestan en la sociedad, consciente o inconscientemente. Narrar esta historia de vida, desde su punto de vista, fue muy interesante.

“Cimarrón”, que más tarde obtuvo mención en Concurso Rubén Martínez Villena de Periodismo Cultural, desborda poética y espiritualidad…
Es que cada documental y cada audiovisual, a modo general, tiene su tempo; y yo tenía que hacer un documental que tuviera que ver con su protagonista. Yuri es una persona muy práctica, pero a la vez con un pensamiento profundo, con toda una filosofía de vida y de comportamiento. Todo esto lo expresó en ese conjunto de canciones sobre la temática racial, que, a mi modo de ver, tienen mucho temple, mucha energía. Me esforcé por conjugar la estética, con la música y con el discurso del entrevistado. Por ejemplo, utilizo colores sobrios, planos de detalle.
Hoy día ambos documentales se han transmitido varias veces por el Canal Clave de la TV Cubana.
¿Por qué te interesa el tratamiento de nuestro panorama cultural y, específicamente, temas como la moda, el rock and roll y el racismo, que responden al interés de un público minoritario?
Siempre me ha gustado abordar el mundo cultural porque es muy polisémico, además de que me permite abordar las realidades de mi país de formas muy diversas.
Por otro lado pienso que si voy a emplear recursos y tiempo en la realización de un producto complejo como es el documental, pues lo mejor es abordar temas que tienen menos cobertura en el diarismo de nuestros medios. Además, porque existen hoy día muchos prejuicios, por ejemplo, alrededor de los roqueros, del antirracismo, y del mundo de la moda; y siento que puedo darles la oportunidad a estas personas de hacerse escuchar.

En el mundo del audiovisual te desempeñas, además, como reportera de diferentes medios, conductora y locutora de programas, y guionista de tus propios documentales. En entrevistas anteriores has manifestado que tu trabajo como modelo tributa al resto de tus vocaciones. ¿Te gustaría comentarnos sobre todas estas vocaciones que confluyen en ti?
Lidiar con diseñadores, con fotógrafos y con la industria de la moda en general contribuye al desarrollo del gusto estético, sin lugar a dudas. Que es necesario lo mismo para diseñar ropa, el interior de una casa o un audiovisual. ¡Es crear un ambiente armónico! A esto se suma, por ejemplo, que desde que era estudiante, cuando me hacían fotos a mí o a otra modelo, ponía atención al lenguaje técnico que se utilizaba, el uso de la luz, los encuadres y locaciones.
Todo esto es algo que tú puedes estudiar, pero que con el tiempo lo llevas innato, como una segunda piel. Uno tiene los conocimientos técnicos, pero a veces siento como si las imágenes me hablaran. En un momento determinado me piden cierta música, ciertos planos, determinado tiempo al aire (risas).


Holguín visto con lente azul
Tomado de Ahora.cu
Por Yaneidis Ojeda Aguilera y Anabel Rodríguez Hidalgo
El espacio cinematográfico “La Cámara Azul”, dentro de la XXIV Edición de las Romerías de Mayo en Holguín, fue inaugurado en la mañana de este miércoles en la sede de la Unión de Escritores y Artista de Cuba (Uneac), con la presencia de importantes realizadores de todo el país e invitados foráneos.
Daniel Chile: El cine es algo muy serio
Daniel Chile habla rápido, le pone expresividad a sus manos y te sigue el hilo conductor del diálogo. Así se convierte cualquier entrevista en una tertulia amena para quien quiera conocer cómo piensa y qué le inquieta.
Se presentarán realizadores de nuevitas en 16 muestra joven del ICAIC
Hugo Navarro Ramírez, miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), junto a Geordanis Santana Avilés y Javier Sánchez Recio son los jóvenes realizadores del Movimiento Audiovisual en Nuevitas (MAN) que representarán al proyecto en la 16 Muestra Joven del ICAIC a desarrollarse del 4 al 9 de abril próximo en La Habana.
Marcos, el niño de los animados
A lo mejor descubrimos que todo es un espejismo. Marquitos no creció. Sigue siendo aquel niño que lloraba a «moco tendido» porque no quería llegar a la adolescencia. El de los video-juegos y la plastilina. El que se sentaba con su papá a ver los «muñes» como ritual sagrado; y Matojo, Elpidio Valdés, Mickey Mouse y el pato Donald, reinaban entre sus héroes. [+]