Media Luna
De Media Luna a La Habana, por los caminos del periodismo y de la AHS (+Fotos y videos)
Por Yaicelín Palma Tejas
Cuando niño soñaba con ser pelotero, incluso practicó béisbol y estuvo en competencias provinciales. En esos juegos, medio que en broma, se ponía a narrar. Así fue naciendo la pasión por el periodismo de Yasel Toledo Garnache. Cogió la carrera con la aspiración de dedicarse al periodismo deportivo.
“La etapa en la Universidad de Holguín me cambió muchísimo como persona. Era bastante tímido. Fue en Holguín donde por primera vez fui al teatro, donde disfruté por primera vez del ballet. Tuve allí muy buenos profesores, incluidos algunos escritores como Rubén Rodríguez, Premio Nacional de la Crítica. Ahí fue naciendo el amor por la literatura.
“Comencé en algunos eventos del movimiento de artistas aficionados, premios a nivel provincial, a nivel nacional. En el 2013 entro a la Asociación Hermanos Saíz (AHS.
“Al graduarme comienzo entonces en el semanario provincial La Demajagua, en Bayamo. Ahí estuve casi un año. Luego pasé a la corresponsalía de la Agencia Cubana de Noticias en mi provincia. Ahí también obtuve varios reconocimientos, incluido el Premio Nacional de Agencia en el año 2017, y me desempeñé como director o corresponsal-jefe. Luego, pasé a ser subdirector nacional de la ACN.
“La etapa en la Agencia me aportó muchísimo en el crecimiento profesional y fue una experiencia que valoro. Estando en la Agencia, a propuesta de la dirección nacional de la AHS y con la aprobación del Consejo Nacional, comienzo a desempeñarme como Vicepresidente de la Asociación desde mayo de 2019. En Granma había sido vicepresidente de la Asociación y antes fui jefe de la sección de literatura, o sea, que ya había estado vinculado al trabajo de la organización”.
¿Cómo tomaron tú y tu familia el cambio de rutina, tu traslado hacia La Habana?
A mí me suelen decir que soy demasiado soñador, y un poco raro también para algunas cuestiones. En verdad soy muy apegado a la familia y a las raíces, o sea, a ese ambiente de Granma y de Media Luna, municipio bastante alejado de la capital provincial, pero para mí tiene algo muy especial, quizás esa mezcla de mar, de montañas, playa y conocer la historia de ese lugar donde nació Celia Sánchez, allí fue el reencuentro de Fidel y Raúl en Cinco Palmas…
No quería venir para La Habana. Cuando me insistieron, dije que venía solo por dos años.
Sé que a mi familia también le dolió que viniera para acá ,como les ha dolido que estemos distantes durante varios años. Mi mamá también es muy apegada, con decirte que en toda su vida ella solo ha salido de Granma dos veces, cuando era una adolescente que estudió en Isla de la Juventud y cuando fue a mi graduación en la Universidad de Holguín. No obstante, siempre me ha dado mucha libertad, y no cuestiona mis decisiones.
Cuando hablamos de la posibilidad de venir para La Habana, me dijo que hiciera lo que yo deseaba, aunque vi la tristeza en sus ojos. En esta etapa de Covid hemos sufrido varios golpes duros en la familia, algo que no vamos a olvidar jamás, y cuando perdemos seres muy queridos nos duele más no poder despedirnos de ellos, ni siquiera verlos en los últimos días…
Me siento afortunado por la familia que tengo y siempre trato de ser lo mejor posible por ellos, como persona y como profesional, porque además nunca olvido los esfuerzos que ha hecho mi mamá para nosotros.
¿En qué te ayudó y te ayuda la AHS?
La etapa en la Asociación ha sido especial, y me ha ampliado la visión sobre temas y aspectos diversos. Creo que si en algún momento vuelvo otra vez a los medios de comunicación más directamente lo haré siendo mucho mejor como profesional y también como ser humano, con una visión más creativa.
La AHS me ha enseñado a debatir casi con fiereza, con mucha profundidad. Nosotros en la dirección nacional somos 13 personas y allí debatimos de manera muy fuerte; muchas veces votamos entre nosotros, eso nos obliga a tener en cuenta muchos aspectos, más allá de las decisiones personales.
La AHS tiene algo que encanta. Cuando uno la conoce por dentro, a profundidad, uno se enamora completamente de ella. Eso hace que algunas personas con 50 o 60 años se sigan sintiendo parte de la Asociación.
Primero me ayudó como joven creador, como miembro, con sus más de 150 eventos y jornadas de programación en los cuales uno puede participar y compartir con otros creadores de su generación, de todo el país, incluidos algunos relacionados directamente con el periodismo como es el caso de los eventos de radio, el taller y concurso Rubén Martínez Villena, el Almacén de la Imagen en Camagüey, el Antonio Lloga in Memorian en Santiago de Cuba…
La organización también tiene un sistema de becas que te permite soñar con hacer un documental, exposiciones, videoclips, discos, publicar libros, concretar obras de teatro…
Ya en la vicepresidencia nacional tengo la posibilidad de sentirme útil y ayudar a que todo lo anterior crezca lo más posible. Aquí tengo muy claro que mi función fundamental es ayudar a los demás, por eso es que uno quisiera tener a veces la capacidad de no dormir. En muchas ocasiones me critican eso, que mi número de teléfono se lo doy a todo el mundo, que me puedan llamar a cualquier hora del día…
Con mucha humildad, creo que mi aporte a la Asociación es voluntad, muchísimos deseos de que la organización siga creciendo, de que todos sus miembros sientan que la organización está viva y es consecuente con el espíritu creador.
En todo ese proceso uno constantemente está creciendo, en los eventos, en los espacios de intercambio. Aquí he aprendido a tener más paciencia, más calma, a pensar mejor las decisiones, a tener en cuenta visiones más plurales de todo, y eso es algo que agradezco.
Nosotros siempre decimos que la Asociación es una especie de ser vivo, que le aporta mucho a sus más de tres mil 500 miembros en todo el país, pero a la vez nosotros mismos con nuestra obra ayudamos a la organización a crecer.
¿Te limita tu cargo como vicepresidente de la AHS para desarrollar tu carrera como periodista y escritor?
Para mí estar en esta responsabilidad significa también abandonar un poco la obra personal. A veces me siento mal cuando pienso que antes escribía muchísimo, pero es una etapa que uno mira desde otro punto de vista, desde la satisfacción personal de ayudar a otros.
Ahora estoy realizando una doble función, como vicepresidente de la AHS y director de la revista El Caimán Barbudo, que constituye un reto muy grande por ser sin dudas una de las publicaciones culturales con más historia en nuestro país, la cual además está cumpliendo 55 años.
Eso me ha obligado a volver con más fuerza al periodismo, y me permite relacionarme con un equipo de personas que admiro y respeto.
La revista y la Asociación están muy relacionadas desde sus orígenes, pues el discurso de fundación de la AHS se publicó por primera vez en El Caimán Barbudo. En esa revista se publicó también la convocatoria a hacer un logo oficial para la AHS, y alguien muy querido por nosotros, Bladimir Zamora, fue miembro de la dirección nacional de la Asociación y era periodista dedicado a la crítica y a temas culturales. Todavía le llamamos “El Caimanero Mayor”. Esta dualidad es un desafío, pero a la vez me despierta mucha pasión.
Desde tu experiencia, ¿qué ha logrado y qué le falta a la AHS?
La Asociación ha logrado muchísimo en sus 35 años. Tiene una plataforma fuerte de becas y premios y también de promoción. Se dice fácil, pero somos jóvenes creadores quienes organizamos más de 150 eventos en Cuba, con todo lo que ello implica, no solamente el diseño artístico sino los aseguramientos logísticos, siempre con el apoyo del sistema institucional de la Cultura.
En cuanto a promoción tenemos programas que coordinamos y realizamos completamente desde la organización, como Paréntesis que tiene ya 15 años, y otros como Una vez al año, Del agua que bebemos, Entre nos, Activos desde casa, De vuelta a La Madriguera… Hace poco nacio En clave, por Radio Rebelde. Varias provincias tienen programas de la AHS, de radio y televisión.
A pesar de todo lo logrado, los desafíos son enormes y siempre será así. Nunca nos vamos a sentir satisfechos, y a la vez los propios asociados siempre nos exigen más. El reto permanente es que la AHS crezca cada vez más, que sea consecuente con sus esencias y que no pierda la capacidad de ser eternamente joven. El alma de la organización depende de nosotros y nuestra obra.
¿Cómo se tramitan los intereses de los asociados?
La AHS es una especie de puente, está también para exigir un mejor funcionamiento del sistema institucional de la Cultura. En sus espacios de debate tratamos de construir desde el consenso, pero también desde la diversidad, sobre todo en los meses más recientes cuando han existido situaciones muy complejas dentro del tejido cultural y social de la nación, la AHS ha sido fundamental en ese proceso de intercambio.
Tratamos de nutrirnos de las opiniones y las visiones de todos los miembros, para proyectar el trabajo.
¿Qué se debe hacer para pertenecer a la AHS?
Las puertas de la Asociación están abiertas para todos los jóvenes creadores del país. Es de manera voluntaria y a la vez selectiva, según la calidad de las obras.
Nos autodefinimos como la vanguardia artística joven del país, eso implica una responsabilidad enorme. Aspiramos a que dentro de la AHS estén los mejores escritores, artistas, investigadores jóvenes… de Cuba, con la capacidad de irradiar a todos.
Ya por último, después de todas estas experiencias, ¿crees que has superado la timidez?
Creo que todavía soy un poco tímido, lo que uno aprende a superar eso. La etapa de la Universidad fue fundamental. Recuerdo las primeras clases, en las cuales me costaba participar, hablar, porque me daba un poco de pena, pero a la vez en la propia Universidad asumí responsabilidades como presidente de la Federación Estudiantil Universitaria en el grupo, como director de la radio base de la Universidad, coordinando también una publicación impresa, dirigiendo una especie de sitio digital o foro que servía para debatir…
Obtuve diversos premios, y participé en varios espacios que me obligaron a ir venciendo la timidez como concursos, eventos, congresos. Dentro de la AHS es casi imposible demostrar timidez. El propio acto creativo y la necesidad de compartir con numerosas personas te obliga a despojarte de cualquier pena.
(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN RADIO REBELDE)