Matamoros
Quinta Studio ya le da la vuelta al mundo
Un homenaje a la trova, una de las raíces de la auténtica cultura espirituana, resultó la primera transmisión de Quinta Studio, equipo audiovisual del sector cultural de la provincia de Sancti Spíritus,
Poemas que testifican el clamor de las piedras (+Videos)
“Este mosaico no pretende ser una antología ni un panorama, sino un sondeo desvelado sobre poemas cubanos contemporáneos que presentan, de forma más o menos evidente en el propio texto, los numerosos temas íntimos, familiares, sociales y culturales relacionados con la experiencia vivida por la comunidad y los individuos LGBT+ tanto en Cuba como en el resto del mundo”, aseguran Jesús G. Barquet y Virgilio López Lemus, compiladores de Las piedras clamarán. Poesía cubana contemporánea de temas LGBT+, publicada por Ediciones La Luz, sello de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín.
El libro —perteneciente a la colección Capella de La Luz, con edición de Luis Yuseff, diseño de Robert Ráez y Armando Ochoa, y cubierta e ilustraciones interiores de Zaida del Río— se promociona en estos meses por las diferentes redes sociales de la casa editorial, principalmente mediante lecturas de poesía enviadas por los autores antologados en formato audiovisual.
“De ninguna forma es esta una colección de autores con tales orientaciones o condiciones personales: es una colección de textos cuyos sujetos líricos se abren a la expresión palmaria de dichos temas, los cuales incluyen tanto lo erótico-afectivo como otros aspectos generales de la vida y la sociedad humanas. (…) Con esta compilación no pretendemos reducir, compartimentar o etiquetar la poesía de los autores incluidos —ni la poesía en sí misma—, sino recoger con énfasis prioritario lo que de sus respectivas y diversísimas obras cumple con los objetivos de esta muestra”, leemos en el prólogo.
Las piedras clamarán reúne poemas enfocados en el “tratamiento de las identidades no solo homosexuales y bisexuales masculinas y femeninas, sino también de género, transgénero e intergénero”, así como “textos que registran formas transgresivas de homosocialidad”, añaden. Además de ser el primer libro de poesía cubana de este tipo, resulta continuación y complemento —a través de numerosas variaciones y adiciones, especialmente de una buena cantidad de autores residentes en la Isla— de la publicada bajo el título Todo parecía (2015), en Las Cruces, Nuevo México, Estados Unidos, por Ediciones La Mirada, también bajo el cuidado de Jesús G. Barquet y López Lemus.
“No nos interesa definir la orientación sexual de los autores, en su mayoría provenientes de diferentes promociones y tendencias estéticas desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. Nos interesa observar directamente en los poemas aquí agrupados cómo el sujeto deseante LGBT+, celebrado o denostado desde la más remota antigüedad, se revela textualmente con menos aprensiones —e incluso contra estas— en una nueva etapa de la comprensión del ejercicio pleno de la personalidad”, se lee en el prólogo de volúmen poético.
Con antecedentes —algunos directos y otros de forma “sospechosa”— que se remontan a textos de Mercedes Matamoros, Regino Boti, José Manuel Poveda, Emilio Ballagas, José Lezama Lima, Virgilio Piñera, José Mario, Reinaldo Arenas, Antón Arrufat, Severo Sarduy y César López, los temas LGBT+ comienzan a ser tratados en la década de 1980 con mayor frecuencia y explicitud, tanto dentro como fuera de Cuba, mientras que en el consiguiente decenio se convierten en algo sistemático no solo en nuestras letras.
El libro inicia con el especial homenaje (“In memoriam”) a Alberto Acosta-Pérez (1955-2012), uno de los precursores de la nueva mirada lírica homoafectiva en Cuba, y a Alina Galliano (1950-2017), quien desde Nueva York participó en Todo parecía. Durante el proceso de impresión del libro falleció la poeta Lilliam Moro, quien vivía en Estados Unidos.
Le siguen, en orden cronológico, reconocidos autores de nuestras letras residentes en Cuba y fuera del país, así como jóvenes bardos, entre ellos: Miguel Barnet, Antón Arrufat, Delfín Prats, Lina de Feria, Gerardo Fulleda León, Abilio Estévez, Odette Alonso, Norge Espinosa, Achy Obejas, Alfredo Zaldívar, Anna Lidia Vega Serova, Lourdes González, Luis Manuel Pérez Boitel, Pedro de Jesús, Reinaldo García Ramos, David López Ximeno, Nelson Simón, Frank Padrón, Mae Roque, Ghabriel Pérez, Luis Yuseff, Abel González Melo, Elaine Vilar, Legna Rodríguez, Milho Montenegro y Yunier Riquenes.
Estos poemas —subrayan en el prólogo los antologadores— permitirán al lector “descubrir entre ellos un metaforismo peculiar, redes compartidas de confraternidad y autorreafimación con figuras icónicas internacionales (Safo, Tennessee Williams, Anne Sexton, Oscar Wilde, Virginia Woolf, Pier Paolo Pasolini, Yukio Mishima, Jean Cocteau, Miguel Ángel) y cubanas (Ballagas, Piñera, Arenas, Sarduy), así como recurrentes motivos y vivencias afines a estas orientaciones sexuales y manifestaciones de género”.
Ya circulan en las redes sociales —alojados en el canal de Youtube de Ediciones La Luz— videos con varios de los autores incluidos en Las piedras clamarán, entre ellos Norge Espinosa y su icónico “Vestido de novia”, Yoandra Santana, Norge Luis Labrada, Arlen Regueiro, Gleyvis Coro, Frank Padrón y Alfredo Zaldívar. Estos se mantendrán los próximos meses como parte de la campaña de promoción de la lectura “Leer nos acerca, leer sana”, que desde las plataformas digitales acerca al público lector, principalmente a los jóvenes y adolescentes, a una parte del catálogo del sello.
Las piedras clamarán. Poesía cubana contemporánea de temas LGBT+, libro hermoso en su hechura y en su cuidado editorial, resulta además de una selección necesaria, como subrayan Barquet y López Lemus, un “documento de atención y reflexión sobre estos diversos grupos minoritarios cuya visibilidad ya no penalizada y su expresión honesta dentro de la sociedad forman parte también del diverso desarrollo de la humanidad”.
*Publicado originalmente en La Jiribilla
Lo más genuino de nuestra trova
Desde 1964, ha sido siempre el mes de marzo la fecha escogida para la realización, en Santiago de Cuba, del Festival Internacional de la Trova Pepe Sánchez, considerado el más antiguo de Cuba. Siempre en celebración del Día de la Trova y los Trovadores, 19 de marzo, fecha de nacimiento de José Sánchez (Pepe Sánchez), maestro de la trova y creador del primer bolero grabado en 1883 “Tristeza”, en esta edición el Festival está dedicado al aniversario 35 de la Asociación Hermanos Saíz y al destacado músico Alejandro Almenares.
Decir Alejandro Almenares trae a mí recuerdos muy lindos de una infancia feliz. El acercamiento a la buena música, mi primer pentagrama, la emoción de mis acordes en una guitarra hecha con sus propias manos, las improvisaciones en las descargas familiares. Y aunque después de los estudios musicales el periodismo me atrapó, agradeceré siempre su guía y paciencia. Es un enorme placer conocerle, así que le propongo acercarnos a sus orígenes.
Músico “santiaguerísimo”, portador de un estilo peculiar de interpretación en la guitarra, el tres y el requinto, Alejandro Almenares siempre afirma que de su padre lo aprendió todo, del gran músico Ángel Almenares Guirola –importante guitarrista y compositor santiaguero de mediados del siglo XX–. Cuenta con orgullo que a menudo su casa se llenaba de músicos que iban a compartir con su padre: Sindo Garay, Miguel Matamoros, Ñico Saquito; “crecí en ese mundo, donde se hablaba todo el tiempo de música”.
Varias veces escuché las anécdotas de los 13 de marzo de cada año, cuando le hacían serenatas a su padre para esperar el cumpleaños: “casi siempre se amanecía, y yo sin pegar un ojo, con miedo a perderme algo, escuchando atento a esos inmortales”. Crecí en ese mundo, en mi hogar conocí a otros grandes”.
Jocosamente dice que cree haber nacido con una guitarra debajo del brazo, y es que a los siete años fabricó su primera guitarrita con caja de tabaco: “me llamaba la atención un poco la carpintería, así que agarré un buen día un cuchillo, una segueta, reutilicé los pedazos que quedaban de las cuerdas que se le reventaban a mi padre, y con mucha paciencia y dedicación la armé”. A partir de ese momento sus dotes como diestro lutier crecieron, al igual que la fama que lo persigue hasta hoy.
Hace mucho tiempo que perdió la cuenta de los instrumentos que ha fabricado, ajustado o reparado. Confiesa que su secreto está en la utilidad y no en la belleza: “quienes los han tocado, siempre opinan que no saben cómo me las arreglo para que mis instrumentos estén al quilo”. Hace aproximadamente 50 años lo acompaña su requinto, y sigue intacto, como el primer día: “sabes que ni lo pulimento ni nada, pero ha caminado el mundo y no se desafina”
Con mucho cariño recuerdo su insistencia porque estudiara, solía decirme que no se había graduado de nada por falta de tiempo, que “aquella etapa estaba dura y había que lucharse los quilos”.
En el tiempo que su padre trabajaba la barbería, él aprovechaba su instrumento para acercarse y aprender. Eso lo fue entrenando, además, gustaba de escuchar radio y estar muy pendiente de los arreglos musicales de su padre y las consultas de sus amigos.
Ya con 13 años se hizo un guitarrita de cuatro cuerdas, y un día sorprendió a su padre pidiéndole que lo acompañara con la suya: “toca cualquiera de tus canciones, papá”. Emocionado, siempre cuenta, que en aquel momento su madre se echó a reír primero y luego rompió a llorar cuando descubrió su talento para tocar la guitarra prima. A partir de ahí despegó su carrera musical, acompañando a su padre o en sus propios grupos.
Ha recorrido muchos países defendiendo la música tradicional cubana e incentivando a la nueva generación a acercarse, escuchar y aprender. Músico inigualable, de fama internacional, sin perder la simpleza de su andar y lo peculiar de su sonrisa, sin verle diferente atravesar las calles de su Tivolí querido.
Hoy asegura que su segundo hogar sigue siendo La Casa de la Trova y agradece a Santiago de Cuba por el amor que desde siempre le ha profesado su gente. Gracias a ti, Alejandro Almenares, por ser lo más genuino de nuestra trova.
Fiesta de la Cubanía: la cultura como escudo y espada de la nación.
“Sin cultura no hay libertad posible”
Fidel Castro Ruz
La XXVI Fiesta de la Cubanía que tuvo lugar en la patrimonial urbe bayamesa ha sido génesis de un nuevo capítulo en la celebración tradicional, convirtiendo la atípica edición en un trascendente espacio que desde escenarios virtuales, desafió las limitaciones por la actual crisis sanitaria que enfrenta el país.
Dedicada al aniversario 125 de la caída en combate de José Martí, al centenario del natalicio de las cubanas Celia Sánchez Manduley y Alicia Alonso, y al primer aniversario de la desaparición física de la Prima Ballerina Assoluta, el festejo incluyó como espacio principal la realización de la XXVIII edición del Evento Teórico Crisol de la Nacionalidad Cubana.
Sirvió también la festividad como homenaje al aniversario 40 de la instauración del Día de la Cultura Cubana, a los 126 años del natalicio de Miguel Matamoros, los 30 de la fundación del Consejo Provincial de las Artes Escénicas de Granma y la creación de los Centros Provinciales de Cine, al 90 cumpleaños de Omara Portuondo y al aniversario 60 de la creación del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC.
Durante la apertura se realizó el recorrido del revólver Colt 38 –utilizado por Celia Sánchez Manduley y el pelotón femenino Mariana Grajales– desde el Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes hasta el Teatro Bayamo. El objeto patrimonial tuteló la ceremonia inaugural que contó con la presencia del Primer Secretario del Comité Provincial del PCC Federico Hernández Hernández; Francisco Alexis Escribano Cruz, gobernador de la provincia; Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de Las Américas; Ernesto Limia, vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de la UNEAC, y Lorianne Rodríguez, directora de Cultura en Granma.
La conferencia inaugural “Cultura y nación ante los desafíos del presente”, estuvo a cargo de Abel Prieto, que refirió claros elementos de la crisis cultural y la industria hegemónica del entretenimiento como enemigos viscerales de cubanía. El culto a lo pueril, el desinterés por la historia y la política, la cultura chatarra, el dilema de las redes sociales y la sutil manipulación de sus usuarios han creado un espacio de negación de la ciencia, sumado a la actual pandemia y el efecto en los núcleos de resistencia cultural.
El Presidente de Casa de las Américas subrayó además, que el poder de las plataformas privadas es mayor que el poder de los estados, actualmente la estética del show ha contaminado la información, los medios hegemónicos han maquillado sus modelos para seducir y crear un esquema de amnesia inducida en la cultura. El papel que antes jugaban grandes literatos como Émile Zola, Tolstói, Jean-Paul Sartre, está siendo sustituido por youtubers e influencers que inducen a una inevitable hipnosis mediática.
Sobre estas amenazas al binomio cultura-nación, el ciberbullying, la fragmentación del conocimiento, el consumo cultural y los imperativos de formar consumidores críticos y conscientes reflexionó el público presente en interacción directa con el prestigioso intelectual, y en el que se destacó la significación de la Fiesta de la Cubanía como espacio que salvaguarda la memoria histórica en medio de una guerra mediática que pretende fragmentar la cultura cubana.
Abel Prieto también intercambió con participantes del Evento Teórico Crisol de la Nacionalidad Cubana durante la segunda jornada del festejo, y se presentó el libro de su autoría Símbolos, fogatas y hechizos infernales.
El evento propició un aguzado debate científico que tuvo como premisa la impronta de la mujer en los procesos históricos y culturales en Cuba y Latinoamérica, enfatizando en las luchas independentistas y revolucionarias hasta la actualidad. Se realizaron conferencias virtuales del Dr.C Pedro Pablo Rodríguez, investigador titular del Centro de Estudios Martianos; la Dra. Luisa Campuzano Sentí, quien dirige el Programa de Estudios de la Mujer en Casa de las Américas y Miguel Cabrera, crítico de danza e historiador del Ballet Nacional de Cuba.
Se desarrolló un panel online a través del Canal Videos Crisol –habilitado para transmitir en redes sobre lo acontecido en la fiesta– con representantes del Frente Feminista de ALBA Movimiento en Venezuela, Argentina y Colombia, profesoras de la Universidad de Granma y la directora de la Casa de la Nacionalidad (institución que auspicia el evento).
La XXVI Fiesta de la Cubanía –que aconteció del 17 al 20 de octubre– contempló también la inauguración de la XXXII Jornada de Cine Cubano e Internacional con la presentación de audiovisuales realizados por el Proyecto Picacho, y se agasajó asimismo a miembros de la filial de escritores de la UNEAC que cumplieron aniversarios cerrados de creación literaria.
En estricto cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias que exige el actual contexto epidemiológico del país, se realizaron presentaciones teatrales, inauguración de exposiciones de artes plásticas, se develó –como es habitual cada año– una escultura en cera policromada del músico y compositor cubano Miguel Matamoros, y durante el acto se amplificó un mensaje de voz de Martha Beatriz Matamoros Audinot, nieta del trovador santiaguero.
Las jornadas de celebración concluyeron tras haberse lanzado la convocatoria de la XXIX Edición del Evento Teórico Crisol de la Nacionalidad Cubana, próximo a celebrarse en 2021 y dedicado esta vez al centenario de Cintio Vitier, bicentenario de Francisco Vicente Aguilera y a los aniversarios 60 de la Campaña de Alfabetización y de “Palabras a los Intelectuales”. En la mañana del 20 de octubre, en homenaje a los 152 años de la interpretación por vez primera del Himno Nacional, se rememoró en acto solemne el patriótico suceso con la habitual Ceremonia de las Banderas.
La Fiesta de la Cubanía, en singular edición, llevó su eclecticismo artístico a su máxima expresión. La Ciudad Monumento, ícono de rebeldía, reafirma su identidad cultural y su compromiso con los más genuinos valores sociales. El desafío al recrudecimiento del bloqueo y el enfrentamiento a una epidemia global no han provocado sino el fortalecimiento de la unidad, el hacer de la cubanía nuestro baluarte principal, el patriotismo como esencial arma, y la cultura como escudo y espada de la nación.
Protagonista de un regalo especial (+Video)
Bastó que llegara a sus manos la invitación de la maestra Daria Abreu, directora del Orfeón Santiago, para que el espirituano Sander Morgado Cabrera tomara celular en mano y, tras varios ensayos, se sumara al regalo de paz para el resto del mundo.
“Convocaba a todos los cantores del país a unirnos en una misma interpretación de Juramento, tema de Miguel Matamoros con arreglo de Electo Silva”, cuenta.
Un tiempo después de aquella jornada en la etapa veraniega, quien labora también como locutor y director de programas en Radio Sancti Spíritus, agradece haber pedido el favor a una amiga para que le enviara vía WhatsApp su video-selfie.
“Nos mandaron la línea melódica para que nos guiáramos en cuanto a ritmo y armonía. Al devolver las grabaciones se mezclaron las 109 voces que aceptamos el reto”, añade.
Idea que honra al reconocido músico Electo Silva, a los aniversarios 60 del Orfeón Santiago y al Coro Nacional, así como a los 45 años de la Maestra Digna Guerra frente al Coro Nacional y a todo el pueblo de Cuba por este período de tan intenso bregar.
Desde la Ciudad Héroe, cuna del movimiento coral de esta nación, se unieron cantores de La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Holguín y Guantánamo, gracias a la corrección de sonido hecho con teléfonos y montajes de video por el santiaguero Aldo Medina.
“Esta pandemia nos ha permitido a los artistas de todo el mundo alzar nuestras voces en las redes sociales para no perder la relación tan necesaria con nuestros públicos que al final es nuestra razón de ser”, acotó quien por varios años ha laborado en la enseñanza artística.
Sander Morgado Cabrera, miembro de la sección de Música de la filial espirituana de la Asociación Hermanos Saíz, integra el coro provincial Vocal Imago, agrupación que no ha depuesto las armas en tiempos de pandemia.
“Nos hemos mantenido vía WhatsApp, ensañando las obras de nuestro repertorio para estar listos cuando la situación epidemiológica permita subir a los escenarios físicos”, concluyó.
Este joven músico, el único espirituano que forma parte del regalo coral de Cuba al mundo. nos confirma que el arte siempre llega como bálsamo a pesar de los tiempos complejos.
Puertas infinitas y una orquesta de papel
¿Quién está en casa?
¿Cuántas puertas puedes abrir con tres llaves? Te aseguro que no hallarás una respuesta matemática. Solo permítanme confesar que con esa cantidad de llaves me apresté a varias travesuras. Es cierto, no siempre hallé el camino correcto, incluso ante sencillos laberintos. Víctima de la ansiedad, extravié mis ojos más de una vez. No me arrepiento, es divertido ponerse en el lugar de los niños aunque sea por unos instantes. Aunque sé que los más pequeños de casa de seguro encontrarán todas las puertas con mayor facilidad.
Este no es solo un libro destinado solo al público infantil y adolescente. A primera vista sería cierto pero tras cruzar la entrada cualquier lector disfrutará de la belleza y el conocimiento a su disposición. No crea que si el volumen llegara a sus manos será un lector apacible. En todo caso será quien le otorgue a estas páginas la dinámica para la que se concibió. Siéntase entonces coautor, y alístese al corretaje, ya con la vista, ya con el lápiz.
Para Puertas a la Música (Ediciones Santiago, 2014) encontrarás las llaves de entrada pero solo un acertijo no podrás resolver. Seas niño o adulto quedarás atrapado en su orquestación, en el hechizo músico-visual. Cuando llegas a la última página no encontrarás la salida y retornas a cualquiera de las anteriores.
Si bien mis palabras parecieran lanzar un conjuro, perdonen damas y caballeros que yo no he sido, fueron el autor José Orpí y el ilustrador Raúl Gil, los atrevidos.
Pase usted, la casa es suya
La interrogante, en apariencias ingenua, de una niña a su madre, dio lugar en las primeras décadas del pasado siglo a que del genio popular brotara el son inmortal en el célebre Mamá, Son de la loma en la autoría de Miguel Matamoros. Razón que corrobora el acierto de aproximar a los infantes a las tradiciones musicales, autores e intérpretes. No por casualidad en el portal del libro se apela a la antológica pregunta, a continuación de un diálogo entre un nieto y su abuela, en el cual se cita el tema musical en cuestión. La pieza afina la orquesta y prepara a los asistentes al concierto que sus páginas ofrecen.
Con un lenguaje asequible a las primeras edades, sin que se apele a ñoñerías del verbo o el adjetivo, Orpí coloca a su lector ideal frente a una síntesis de nuestro acervo musical. Juego y aprendizaje se intercalan y coinciden en idéntico espacio con el fin de dialogar en torno al patrimonio sonoro intangible, o como se escucha en voz de un personaje, el tesoro musical.
Puertas… es un válido ejemplo de cómo obrar para que las presentes y futuras generaciones de cubanos conozcan el acervo de su cultura musical sin que se apele a la queja ante los presuntos demonios audibles que nos atormentan. Sospecho de quienes solo se conforman con la crítica a lo que entienden nocivo. Resulta cómodo señalar el rincón sucio desde el sofá. ¿Por qué no atreverse a llevar a término las ideas?
En tal sentido Puertas… constituye una atractiva propuesta que se enlaza a esa tradición literaria, musical y audiovisual que en diferentes etapas marcan la infancia cubana. No es la primera vez que José Orpí Galí se aveza en proyectos similares, sobre todo cuando a destinatarios tan importante se dirige. Algunos guardarán en sus libreros los títulos Para despertar al duende, por Ediciones Santiago (2003; 2009) o El mundo de los asombros, en la factura de la Editorial Oriente en 2010. Quien atesore entre sus manos Santiago de Cuba: ciudad cantada, otra vez por la de Oriente (2013; 2015), percibirá la vocación del educador que persiste en su obra. En este último texto no solo se sirve de la poesía para comunicar etapas y hechos históricos trascendentales de la Villa, sino que confía la ilustración del volumen a la creatividad infantil volcada en imágenes.
Los primeros 35 compases los dedica a la presentación de varios instrumentos presentes en la musicalidad insular y algunos en la universal. Así, escuchamos la primera tonada a manos de la guitarra, cordófono cuya herencia se debe a las tradiciones hispánicas, cuyo asentamiento es primordial en el desarrollo de nuestros géneros musicales de base. A través de la poesía rimada Orpí nos entrega nombres del cubanísimo pentagrama como Sindo y Matamoros, cuyas obras es imposible de separar de la novia de las seis cuerdas.
¡Cuidado padres dormilones! Este no es un libro para provocar el bostezo y la caída de los párpados a tus hijos. Madre, no será con estos acordes que te quites al niño de encima por un rato. Muy por el contrario, prepárate para sacar punta a los lápices, y con cada partícula de aprendizaje tendrás lista una ráfaga de preguntas. Alístense a formar la orquesta, tomen la libertad de divertirse mientras los instrumentos y la literatura hacen su acople.
Puertas a la Música posibilita la interacción entre sus creadores y destinatarios, a través de diversos juegos y otros caminos serán copartícipes del resultado. De tal fiesta resulta la concurrencia de aerófonos, cordófonos y percusión que entrelazan las huellas de África, España y otras regiones contribuyentes a la formación sonora cubana. Quienes se atrevan al juego de este concierto, enriquecerán de forma amena su saber.
¡Que toquen, que toquen! Yo bailo de todo
¡Ay Mamá Inés tu hijo Bola está frente al piano! Llamó a Lecuona y entre teclas se les ve en el retozo.
Las autoridades de la música pierden el control. Se desordena el pentagrama y la población amanece a todo baile. Cada quien elige un ritmo diferente y otros cantan. Hasta la reina Isabel se sumó a la algarabía, perdón, ¿qué ha tocado ese?
Tras El Misterio de la Unión las puertas se abren y desde la décima nos llegan varios géneros y ritmos surgidos al mismo ajiaco que nuestra identidad nacional. No ha de extrañarse usted mi adulto escucha, si tras este encuentro vuelve en sí su memoria y recuerda que antes de los ídolos de hoy estuvieron los de siempre, que a veces no se llama balada, aunque rejuvenecido, su nombre puede ser bolero. Lo mismo sucede con el son, la guaracha, la tonada, guajira o la rumba, a quienes muchos voltean el rostro como a extraños inquilinos.
Por esta senda de los géneros musicales llegamos a sus cultivadores. Orpí aúpa a varios de los más ilustres en tertulia, las edades desaparecen, y Sindo y Matamoros coinciden en el mismo brindis con Silvio y Formell. Porque la obra de quienes trascienden no se limita a los calendarios o el juego de estar o no a la vista de todos. Quienes por la oreja sueñan, siempre sabrán de dónde y quiénes son los cantantes.
Alguien con más sapiencia que yo, expresó que para saber si un libro para niños está bien escrito, uno de los caminos es que le llegue a un adulto tanto como en su infancia. Gracias a las trampas del autor y el equipo de realización del texto, cada página sonora de Puertas… me hizo olvidar que hay documentos oficiales donde reza el año en que nacimos. Ahora que se desdibujan esas fronteras del espíritu, simplemente abrazo una palabra, humanidad.
P.D: ¡Ah! olvidé decirles, el libro dejó de existir en librerías santiagueras casi al instante de su presentación. Sería una suerte una reedición. Por lo pronto, anímese a encontrarlo en bibliotecas.