Marta Abreu
Feminista, comunicadora y sin frenos
Si a algo no puede renunciar la espirituana Lisandra Gómez Guerra, Doctora en Ciencias de la Comunicación, es a la madrugada sustanciosa en ideas y a la palabra lista para ser expresada sin tapujos ni dobleces. Son dos hábitos que forman parte de su personalidad, como su modo desinhibido de vestir y de hablar. Por eso, si alguien le pide una opinión, no puede esperar menos que la verdad pura y dura (si lo es); y si le solicitan ayuda con la revisión de un artículo, un proyecto de tesis o, incluso, que responda un cuestionario, ella —que nadie se explica cómo logra cumplir con tantas responsabilidades— dirá que sí, que claro, pero que tienes que esperar hasta mañana.
«A las 6:00 a.m. lo tendrás en tu buzón» —escribirá la noche anterior antes de irse a dormir, poco más de seis horas, para que le alcance el tiempo. Un tiempo que parece estar cronometrado, pues está dedicado a cumplir con sus múltiples obligaciones como corresponsal de Juventud Rebelde, periodista de la página cultural del semanario Escambray, profesora de la carrera de Comunicación Social en la universidad de la central provincia; reportera y directora del noticiero Al día, de Radio Sancti Spíritus; y también investigadora y vicepresidenta de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en ese territorio.
Ella dice que sí, que llevarlo todo a la vez «es muy complicado. Intento acomodar las tareas por prioridades en el tiempo. Me levanto todos los días a las 5:00 a.m. y eso me permite adelantar, sobre todo, en los procesos de escritura. Aunque si pudiera ponerle más horas al día, lo hiciera con sumo placer».
De cada uno de sus empeños diarios enumera lo que le enamora o le reta, y aunque ha recibido numerosos reconocimientos en cada área en la que labora, Lisandra asegura que no está satisfecha: «y creo que jamás lo estaré. Soy extremadamente autocrítica, tanto que a veces voy al extremo de la inconformidad».
Quizás de ahí haya nacido una obra periodística tan prolífica que ni ella misma sería capaz —si se lo propusiera— de recordar cada uno de los textos publicados tanto en radio, periódicos, revistas, sitios web o televisión, en los 12 años de experiencia laboral acumulados, luego de graduarse de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central «Marta Abreu», de Las Villas. No obstante, confiesa que es el mundo de las ondas sonoras el que la tiene totalmente atrapada.
«Desde el segundo año de la carrera, la prensa radial me enamoró. Contar mediante los sonidos y las palabras es tan intenso que cuando intento hacer una obra compleja me deja sin aliento. Además, la adrenalina de la inmediatez es una de las mejores sensaciones experimentadas como profesional —dice, totalmente segura de su elección—. Radio Sancti Spíritus me ha posibilitado hacer casi todo lo que me he propuesto.
»La dirección de programas es otro placer y mucho más el noticiero Al Día, porque me permite crear un gran producto con la obra de otras muchas personas. Por eso siempre digo, ante cualquier reconocimiento, que no es solo mío, sino de todo un colectivo. Además, he logrado crear una empatía y complicidad con el equipo más pequeño (grabador, redactora, realizador de sonidos y locutores), porque hablamos un mismo idioma. Basta una sola mirada para saber lo que queremos. Y eso, cuando se dirige, es fundamental».
Entre los primeros retos que la profesión le puso delante estuvo el periodismo cultural, una tarea inesperada que se convertiría en pasión, al punto de que hoy lo toma como trabajo, pero también como placer.
«Cuando me gradué, en Radio Sancti Spíritus no había quién asumiera los temas cul-turales; así que fue una imposición, más que una elección. Pero estuve súper agradecida porque desde adolescente intentaba estar presente en cuanto suceso cultural ocurría en la ciudad. Desde ese instante, aprendo de la mano de artistas e intelectuales. Creo fiel-mente en la idea de que lo primero que hay que salvar es la cultura, porque es el sostén del resto de los procesos. Por eso, interpretarla y analizarla me desvela». En esa suerte de vigilia alerta, su posición como vicepresidenta de la AHS le sirve de puntal, porque le ha permitido «estar del otro lado del escenario cultural, mucho más cerca de los creadores —explica—. Eso ha contribuido a que comprenda mejor los procesos culturales espirituanos, lo que incide directamente en cómo hacer un periodismo más cercano a las luces y sombras de la vida sociocultural de la provincia y de Cuba».
Cinco años después de salir de las aulas universitarias, otra sorpresa le esperaba a la apasionada periodista de temas culturales: la comunicación desde la perspectiva de género.
«En 2013, mi jefe me envió a un taller sobre género, pensando que era sobre géneros periodísticos. Le agradeceré eternamente aquella equivocación. Bastó el primer encuentro con el tema para impulsarme a buscar información, en el afán de aprender más de lo que desconocía. Eso me ha servido para crecer como ser humano, al dejar a un lado prejuicios, estereotipos e intentar entender a quienes me rodean desde la multiplicidad.
»Al llegar la posibilidad del doctorado, muchas personas me dijeron que para la aprobación del tema debía ser algo poco estudiado y que me motivara, pues exigiría de mí horas de entrega. Pensé enseguida que solo existía una tesis doctoral sobre Género y Comunicación, referente para cualquier investigación: la de Isabel Moya. Se unieron así dos cosas: pasión y objetividad, ingredientes que me acompañan siempre».
-¿Cuánto se transformó tu vida profesional y personal luego de obtener el grado científico de Doctora en Ciencias de la Comunicación?
-He sentido que las personas intentan probarme, a veces con intención y otras no, como si tener el grado de Doctora me hiciera experta en todo o incapaz de equivocarme. Para mí es solo el inicio de un gran proceso en mi vida: superarme como profesional y persona. Cuando la Doctora en Ciencias Literarias Yanetsy Pino Reina aceptó ser mi tutora, me dijo que lo asumía si le aseguraba que ayudaría a otros, luego de obtener mi grado. Y con mucho placer lo hago. Alumnos, amigos, desconocidos… siempre intento guiar desde mis saberes, eternamente abiertos a nuevos horizontes.
Hago periodismo de a pie, ese que intenta auscultar la vida de una provincia. Claro que, más allá del título que guardo con cariño y orgullo, hoy soy una mejor persona y profesional por la experiencia adquirida en la investigación del Género y la Comunicación en Cuba.
-¿Carece el periodismo cubano de un enfoque ajustado a las corrientes, paradigmas y estudios de género en Latinoamérica y el mundo?
-Sí, predomina la ausencia de la perspectiva de género en nuestro periodismo. Se debe, en buena medida, a que en nuestras redacciones están hombres y mujeres herederos de una milenaria ideología y cultura patriarcales. Que no reproduzcan en sus materiales periodísticos sus roles y estereotipos es muy difícil. Transformar esas representaciones sociales implica sensibilizar y recibir educación desde la perspectiva de género, y eso debe comprenderse y hacerse cumplir como política nacional. Hay muchas intenciones, hemos ganado conocimientos en cursos y talleres, pero aún son mayoría quienes reproducen las diferencias entre hombres y mujeres, ancladas en el patriarcado, y se niegan a comprender la multiplicidad de las feminidades y masculinidades.
-¿Te ha traído sinsabores esa postura inclusiva, democratizadoramente feminista, con la que defiendes tus ideas?
-Muchos. Recuerdo que varios colegas espirituanos me cuestionaron el por qué dedicarme a realizar un doctorado sobre el tema y otros (no pocos) aún me dicen que son «exquisiteces» mías, cuando les explico cómo logramos mejores productos comunicativos si asumimos la perspectiva de género. De forma general, no se concibe como importante y vital para el ejercicio de un periodismo más comprometido con su contexto.
-Y a ti, como mujer, ¿cuánto te ha aportado y transformado ese conocimiento?
-Soy una mujer mucho más fuerte, confiada, resiliente, segura y capaz de comprender conductas, pensamientos, actitudes desde la multiplicidad misma de los seres humanos.
-¿A quiénes tienes como paradigmas de mujeres periodistas?
-Es difícil, porque son varias. Todas las que de forma ética y valiente defienden en sus creaciones sus puntos de vista con la responsabilidad social que exige esta profesión, no siempre bien comprendida.
-Defiendes con vehemencia tus criterios y gustas de imponerte desafíos constantemente… ¿Te consideras una periodista libre de tabúes?
-Intento. A veces choco con alguno y me obligo a sacarlo del camino, pero es difícil. Por eso cuando estudias sobre género, lo primero que aprendes es que estás en un constante aprendizaje.
-¿Qué te retiene en tu terruño, aun cuando te han invitado a cruzar fronteras interprovinciales?
-Nunca he pensado en irme de Sancti Spíritus. Aquí crezco como profesional. Los medios solo tienen la condición de municipal, provincial y nacional para el sistema de pago. Desde que conquistaron Internet, ya el mundo rompió esas fronteras. Aquí he escrito sobre lo que he querido; mientras que, por ejemplo, en Juventud Rebelde más de un tema me ha sido censurado porque nacionalmente no es considerado acertado. Aquí también está mi familia y tengo mi comodidad. Quizás en eso último deba trabajar para que no se convierta en un freno en mi vida.
Dice «freno» y la palabra suena fuerte, como si no estuviese hecha para ella, una mujer de 35 años a la que ni los más duros rigores de la profesión le han podido imponer límites.
Esa seguridad que se proyecta hasta en su forma de mirar está asentada en la búsqueda constante de un modo de hacer que es unas veces impetuoso y otras, más reflexivo, pero nunca un freno.
*Tomado del libro El compromiso de los inconformes. Entrevistas a jóvenes periodistas cubanos (Ocean Sur, 2021)
«En las obras dejamos más que carne y sangre»
Michel González Basnueva acaba de obtener el Premio Calendario 2021 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil con su novela El canto de la ballena azul. Más allá de los matices y las luces que un premio puede otorgarle a la vida creativa de un autor, Michel escribe sus libros desde la honestidad, desde su verdad que le permite dejar en la obra más que carne y sangre.
Primero, hablemos un poco de tus procesos creativos. ¿Cómo le das vida al hijo-libro? ¿Sientes una relación de paternidad con los textos que creas?
Pienso que cada escritor considera a sus obras de ese modo. En realidad, dejamos en ellas más que carne y sangre… dejamos una parte del alma que, en ese momento creativo, se transforma de imaginario a letras. ¿Cómo nacen mis libros? Podría contestar de mil maneras, pero por respeto a mi obra seré sincero: mis novelas nacen de la nada, ellas me escogen a mí, yo soy un simple instrumento. Una notica, un comentario, lo que pueda producir un sonido, una imagen… sí, la inspiración ayuda. Ahora, de dónde y cómo nace lo que escribo, no lo sé.
En los tiempos que corren, ¿quién es el escritor?, ¿qué lugar tiene en el mundo?, ¿por qué escribir?
Soy graduado de Sociología de la Universidad “Marta Abreu” de Las Villas. Comencé mi carrera sin imaginar que dedicaría una parte de mi tiempo a escribir. Desde pequeño siempre amé la lectura y escribía, sí, las epifanías de todo niño y adolescente. Ahora, dedicarme a esto con conciencia: hace cinco años; por lo que mi formación como sociólogo ha sido, indiscutiblemente, una herramienta de caos y de creatividad. ¿Por qué caos? Porque saber cómo se articula cada factor, precepto, filosofía de cualquier tipo de sociedad te brinda herramientas para pensarla y tratar, desde la literatura, de mostrar eso que está frente a nosotros, pero no logramos, o no queremos, comprender.
¿De qué manera han influido en ti las redes sociales? ¿Piensas que el público lector del futuro estará tan intervenido por la medialidad y la hipermedia que la escritura tendrá que adaptar su lenguaje para poder comunicarse con los receptores?
No solo pienso que la escritura debe adaptarse a las redes y al llamado Big Data que, es innegable, globalizará (si no es que lo ha hecho ya) toda y cada una de nuestras prácticas. La literatura, el proceso creativo, debe saber adaptarse, sin temor, a cada cambio social. Es como la Teoría de la Selección Natural de Darwin: se adapta, lucha y sobrevive para ser entendida o perece. Esto no niega las teorías, los criterios o el estilo clásico que brindaron, y brindan aún, los cimientos de este arte; pero los escritores contemporáneos debemos avanzar, caminar con la tecnología, con las corrientes (religiosas, sexuales, filosóficas, psicológicas, sociológicas, técnicas) para hacer llegar una visión clara de lo que somos.
¿Cuáles son los temas que abordas en tu literatura dedicada para los niños y los jóvenes?
Desde mi formación como sociólogo me siento atraído por problemáticas y fenómenos sociales que no están ajenos a ningún contexto: migración, pobreza, estereotipos, marginalidad… El deconstruir un imaginario a raíz de una literatura —ficticia o no— para niños, jóvenes, adultos, permite al lector la desmitificación de tabúes y prejuicios.
Obtienes el Premio Calendario 2021 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil con la novela El canto de la ballena azul, ¿qué búsquedas artísticas específicas te llevaron a la creación de este texto?
La ballena azul, como se le conoció en las redes, fue un sórdido y retorcido plan creado por un exestudiante de psicología ruso que buscaba purgar de la sociedad a las personas débiles, diferentes… a aquellos que no creían encajar en los “moldes” establecidos. Esta información me llegó por amigos, cadenas de noticias, la red… Y comencé a investigar sin mirar mucho al abismo —como diría Nietzsche—, para que el abismo no mirase mucho en mí. De mi investigación conocí los retos que conformaban La ballena azul y una psicóloga me ayudó a entender cómo el individuo se despersonalizaba del yo y se convertía en eso. De la recopilación de datos, fuentes y mi imaginación nacieron Helena, Marcos y Lucas: tres adolescentes que se ven envueltos en este juego de manipulación.
¿Crees en la autocensura? ¿Las has sentido alguna vez?
Claro que existe la autocensura. Pero, ¿sabes?, no es propia del ser humano, es una enfermedad creada por la censura y el poder de establecer lo “correcto”. Esto hace que el artista, no solo el escritor, mutile lo que piensa o no quiera hacerlo público en su obra por temor a no encajar. ¿Qué si lo he sentido? No, digo lo que pienso. Y para ilustrarlo mejor te contaré algo: El canto de la ballena azul, la novela que obtuvo el Calendario 2021, fue finalista en el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara; mereció ese lugar y no el premio, entre otras cosas, por la crueldad que se manejaba para con los jóvenes. Podía haberme autocensurado y prescindir de la sangre y los retos macabros, pero… ¿era eso lo qué quería contar? No, lo que quería contar ganó el Calendario 2021 sin alterar una sola palabra o frase.
¿Es mesurable la calidad de los libros que hoy se escriben en Cuba? ¿De qué manera contribuyen, a una cosa o a otra, el sistema de premios de nuestro país y los jurados que lo integran?
En Cuba existe una cantera literaria exquisita. No mencionaré nombres que admiro, idolatro y me sirven, y servirán, de guía. Estas personas hacen una literatura increíble, ajenas al género o temática que sea, y estas obras, rebosantes de calidad, forman y transforman indiscutiblemente lo que somos: ese lector que llevamos dentro. El sistema de premios, como lo son los talleres literarios de la AHS y UNEAC, es un trampolín que brinda visibilidad y reconocimiento a escritores que, por su corta edad, inexperiencia o invisibilidad del gremio, no consiguen ser publicados o leídos por editoriales nacionales. El jurado que conforma los premios, como los profesores que integran sus talleres, hacen una labor titánica, pedagógica, maternal —¿por qué no?— que ayuda y encamina a quien una vez soñó con escribir.
La posibilidad de que el escritor establezca contacto con otras realidades más allá del contexto geográfico que habita ha sido, desde siempre, un motivo presente en los debates culturales. ¿Las limitantes que condicionan la realidad del escritor joven cubano —al menos a la mayoría de estos— son también limitantes para la creación?, ¿es posible gestar otras estrategias que faciliten el acercamiento de la obra a lectores de otros países?
Como dije antes: la literatura, el arte en general, no debe enclaustrarse, politizarse o reconcentrarse en un mismo contexto, realidad, país, cultura, etnia… No debemos mirar solo lo que alcanzan nuestros ojos, hay más mundo ahí afuera, con fibra rica y virgen que espera ser contada, que espera por un narrador que se atreva a decir “yo voy a hablar de esto y si tengo que estudiar idiomas, modos de vestir, religiones, costumbres, lo haré, porque quiero que los míos, aquí, conozcan esa brecha por dónde me colé yo y descubrí nuevos mundos”.
¿Te obsesiona la perfección? ¿Crees que es posible lograr la obra perfecta? ¿Hay alguno de tus libros que pase ese proceso de “puesta en dudas” que todos los escritores vivimos?
Soy bastante perfeccionista, aunque a la hora de escribir me dejo llevar y fluyo… Te imaginarás la cantidad de hojarasca que se escapa por estos dedos en ese flujo creativo. Entonces me sirvo de amigos y profesores que me ayudan a limpiar, a pulir… Como dice Liliana Herker: “Corregir —y en este caso se refiere al trabajo, una y otra vez, sobre una obra— no es otra cosa que ir encontrando a Moisés dentro del bloque de mármol”. Una obra nunca se termina, somos nosotros los que decidimos abandonarla a su suerte después de revisiones, transformaciones y crítica.
¿Los escritores somos criaturas en busca constante de un nuevo estímulo o meta? En ese sentido, ¿eres de aquellos autores que para de dialogar con sus libros previos para concentrarse en los proyectos presentes y futuros, o prefieres a menudo revisitar lo ya escrito?
Todos los seres humanos buscamos eso: un nuevo estímulo, una nueva meta. Aquellos que se limitan a la simplicidad de los días y la rutina también tienen eso: esa es su meta, ese es su estímulo. Ahora, el escritor es una criatura extrañísima, los conozco de todo tipo y es imposible clasificarlos en su búsqueda espiritual. Yo soy diferente en cada obra que escribo: me transformo, crezco o no (pues recaigo en errores del pasado); pero siempre soy otro. Cuando echo la vista atrás, pues me gusta ver mi evolución o involución, aprendo, aprendo de todo lo que observo.
Si tuvieras que recomendar el libro de un autor joven cubano para que fuera leído en estos tiempos de restricciones sociales y de movilidad, ¿cuál sería? ¿Y qué libro tuyo recomendarías con este mismo propósito?
Todas las ovejas van al cielo, obra simpática, tierna, emotiva, de la escritora y amiga santaclareña Leidy González Amador. Es una narración fresca, graciosísima y esperanzadora para cualquier público que se aventure con dos ovejas transportadas, por error, desde Jerusalén.
¿Cuál de mis libros recomendaría? Pues: ¿Alguien vive en este asteroide?, novela que será publicada este año por Reina del Mar Editores, la cual ganó su premio de narrativa. Es mi primera novela que, si bien ha sido examinada muchas veces, la sigo amando. Si a los lectores les gusta El principito tanto como a mí, puede que se hayan preguntado también cómo es que la zorra no decidió acompañar a su amigo y… ¿qué tal si ahora emprende un viaje en su búsqueda?
Más allá de la página en blanco, ¿quién es Michel González Basnueva?
Un muchacho un poco raro: que trata a su perro como si fuese otro de sus hermanos; cuida celosamente sus libros, hace yoga, intenta reinventarse y defender lo que piensa a costa de todo… No sé. Soy un muchacho un poco raro, sí, pero feliz, sinceramente feliz.
Lisandra Duran: «A veces siento como si las imágenes me hablaran» (+Videos)
Apenas se graduó con Título de Oro en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas en 2013, y ya esta joven comenzaba debutaba en el escenario del audiovisual cubano, con propuestas documentales de gran madurez estética y conceptual. La frescura propia de su edad y un sentido de la elegancia aprehendido entre pasarlas; oxigenan, sin embargo, su obra.
Lisandra Duran Gutiérrez comenzó su carrera como radialista para adentrarse también en el mundo televisivo, vocación que actualmente ejerce dentro del colectivo del Noticiero Cultural de la Televisión Cubana, pero que ha tenido momentos de gran esplendor como reportera, conductora y directora de programas en el canal Telecubanacán en Villa Clara.
“Cuando estaba estudiando la carrera supe que había elegido bien, porque me seguía gustando mucho el periodismo; pero no tenía claro en qué medio quería desempeñarme. Aunque en mi etapa estudiantil realicé en conjunto con algunos compañeros, una serie de cortos que fueron llevados además al lenguaje radial, los cuales abordaron temas como la moda, y el humor en Cuba.
“Al graduarme me ubicaron en la FM Estereocentro en Santa Clara, un medio donde crecí mucho. Recién graduada trabajé como presentadora para una serie de documentales sobre deportes extremos. Me involucré mucho en el proceso postproducción, lo cual me acercó al mundo de la imagen. ¡Y también enfrenté el miedo a las cámaras!, pues durante mi etapa de estudiante me veía a mí misma como una joven introvertida.
“Después de esta experiencia tuve la oportunidad de dirigir un documental sobre el concierto de los Rolling Stone en Cuba, y más tarde presenté otro proyecto a la AHS que obtuvo la Beca El Reino de Este Mundo.”
Estos productos audiovisuales recibieron lauros en eventos importantes de la UNEAC y de la Asociación Hermanos Saíz. ¿Cómo llegas a esos escenarios y qué significan en tu formación como realizadora?
Debido a mi inexperiencia como productora, el documental de los Rolling lo tuve engavetado casi un año. Hasta que en noviembre de 2016 una amiga que trabaja en la UNEAC en Villa Clara me comentó acerca del Festival Santamariare, en la ciudad de Caibarién. A los pocos días me llamó Jorge Gómez, presidente de la sección de audiovisuales de la UNEAC, para comunicarme que había obtenido el premio en Dirección de Programas en la categoría de documentales. Me sorprendí mucho.
Esa experiencia me permitió el intercambio con otros realizadores del país, además me motivó para poner el documental a consideración de la Muestra Joven del ICAIC y el Festival Internacional de Gibara. Para mi sorpresa resultó seleccionado para una exhibición paralela en estos festivales y, además, recibí la invitación de la AHS para presentarlo en Sancti Spíritus, Guantánamo y Baracoa.
Fue una experiencia enriquecedora. Me permitió mostrar mi obra en un espacio de lujo y para un público diverso, pero con gran representación de especialistas y productores del audiovisual. También participé del evento «Voces Cruzadas» en Sancti Spíritus. Pero guardo con mucho cariño una exhibición que tuvo lugar en las ciudades de Guantánamo y en Baracoa. Fue lindo ver la acogida que tuvo entre los seguidores de este género musical, además del intercambio con un público conocedor y ávido de estos temas. ¡Hasta me regalaron un pulóver de los Rolling!
Por aquella época también me entrevistaron para el programa Lente Joven, pero solo se trasmitió en su versión online; y no fue hasta el año 2019 que el Canal Clave lo estrenó en la televisión nacional. De cualquier modo, fue el documental con que me di a conocer como realizadora, y lo agradezco mucho, me dio mucho placer.
Cuéntanos, por favor, acerca de la experiencia de rodaje del corto «Los Rolling en Cuba».
Llegamos a las dos de la tarde a la Ciudad Deportiva dos camarógrafos, un sonidista y yo, con el objetivo de entrevistar la mayor cantidad de personas posibles. Esto no fue difícil pues la gente estaba eufórica con el concierto y recogimos criterios muy diversos, de jóvenes y ancianos, extranjeros y nacionales, figuras públicas como el Guille Vilar – una autoridad–… como medio centenar de entrevistas representativas del público que estuvo allí aquella tarde noche. Para el día siguiente teníamos coordinadas las entrevistas a Frank Delgado y a Juanito Camacho; y como ellos son los especialistas, los escogí como hilo conductor del reportaje. Muchas personas lloraban emocionadas.
Me han hecho críticas, como, por ejemplo, algunos realizadores que trabajan más la experimentación consideran que es un reportaje ampliado; pero considero que lo más importante fue captar la energía del momento, ¿cómo lo ve mi generación?, pero sobre todo, llevar el concierto a las personas que no pudieron disfrutarlo.
Obtienes la Beca de creación El Reino de este Mundo con un proyecto diferente, sustentado en un solo testimoniante y con una estética de lo conceptual ¿Por qué este giro en tu obra?
Evidentemente la formación académica a uno lo marca. Y aunque es algo que a mí me parece muy bien, en algún modo quise asumir el reto de hacer un producto artístico en el que no fuera tan evidente que es un periodista quien está detrás de las cámaras.
Hacía tiempo que tenía en mente realizar un documental sobre el racismo, pero no tenía claro cómo abordarlo, por la complejidad del tema. Había pedido al cantautor Yuri Giralt Barrios sus canciones para la banda sonora del documental que estaba soñando. Pero un día, conversando con él, tuve claro que lo necesitaba como protagonista, porque tiene una obra muy seria al respecto. Se identifica, por supuesto, con la lucha antirracial, porque él mismo y su familia son de raza negra. Además, Yuri Giralt es una persona que constantemente le sale al paso a las actitudes racista que se manifiestan en la sociedad, consciente o inconscientemente. Narrar esta historia de vida, desde su punto de vista, fue muy interesante.
“Cimarrón”, que más tarde obtuvo mención en Concurso Rubén Martínez Villena de Periodismo Cultural, desborda poética y espiritualidad…
Es que cada documental y cada audiovisual, a modo general, tiene su tempo; y yo tenía que hacer un documental que tuviera que ver con su protagonista. Yuri es una persona muy práctica, pero a la vez con un pensamiento profundo, con toda una filosofía de vida y de comportamiento. Todo esto lo expresó en ese conjunto de canciones sobre la temática racial, que, a mi modo de ver, tienen mucho temple, mucha energía. Me esforcé por conjugar la estética, con la música y con el discurso del entrevistado. Por ejemplo, utilizo colores sobrios, planos de detalle.
Hoy día ambos documentales se han transmitido varias veces por el Canal Clave de la TV Cubana.
¿Por qué te interesa el tratamiento de nuestro panorama cultural y, específicamente, temas como la moda, el rock and roll y el racismo, que responden al interés de un público minoritario?
Siempre me ha gustado abordar el mundo cultural porque es muy polisémico, además de que me permite abordar las realidades de mi país de formas muy diversas.
Por otro lado pienso que si voy a emplear recursos y tiempo en la realización de un producto complejo como es el documental, pues lo mejor es abordar temas que tienen menos cobertura en el diarismo de nuestros medios. Además, porque existen hoy día muchos prejuicios, por ejemplo, alrededor de los roqueros, del antirracismo, y del mundo de la moda; y siento que puedo darles la oportunidad a estas personas de hacerse escuchar.
En el mundo del audiovisual te desempeñas, además, como reportera de diferentes medios, conductora y locutora de programas, y guionista de tus propios documentales. En entrevistas anteriores has manifestado que tu trabajo como modelo tributa al resto de tus vocaciones. ¿Te gustaría comentarnos sobre todas estas vocaciones que confluyen en ti?
Lidiar con diseñadores, con fotógrafos y con la industria de la moda en general contribuye al desarrollo del gusto estético, sin lugar a dudas. Que es necesario lo mismo para diseñar ropa, el interior de una casa o un audiovisual. ¡Es crear un ambiente armónico! A esto se suma, por ejemplo, que desde que era estudiante, cuando me hacían fotos a mí o a otra modelo, ponía atención al lenguaje técnico que se utilizaba, el uso de la luz, los encuadres y locaciones.
Todo esto es algo que tú puedes estudiar, pero que con el tiempo lo llevas innato, como una segunda piel. Uno tiene los conocimientos técnicos, pero a veces siento como si las imágenes me hablaran. En un momento determinado me piden cierta música, ciertos planos, determinado tiempo al aire (risas).
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