Maikel RodrÃguez
Teatro para niños, por Reina del Mar Editores
Entre los diversos tÃtulos para el lector infantil que las editoriales cienfuegueras aún tienen disponibles en librerÃas se encuentra Las sobras de la buena pipa, siete textos para niños y jóvenes publicado en 2015 por Reina del Mar Editores, sello de la Asociación Hermanos Saiz (AHS) en el territorio que constituye plausible aproximación a la escritura teatral infanto-juvenil cubana reciente.
Cuando acabe de pasar la pandemia, la vida cultural sea retomada y reabran las instituciones, usted ganará si adquiere en las librerÃas territoriales este tÃtulo para sus hijos, y de paso también lo lee.
Constituye una recopilación de obras escénicas, dedicada al público más pequeño y también al juvenil, cuya selección corrió a cargo de Rafael González Muñoz, actual presidente nacional de la AHS. Son obras estas donde se intenta dialogar a través de sus destinatarios primos, mediante temas y tonos no usuales en la proyección autoral de los dramaturgos de esa parcela en tiempos pretéritos. Corre el siglo XXI, han pasado Selick y Burton, por solo mencionar el cine, y se entiende que los receptores de dicho sector demográfico están más curtidos para apreciar otras gradalidades, al margen de que tampoco resulten los más pequeños el blanco central de atención.
En el prólogo, la investigadora y profesora Yudd Javier considera que “las obras están dirigidas a niños más grandes, se ha extendido el radio de edad del receptor que les interesa a los dramaturgos. Desaparecen los paisajes bucólicos. Con ello se corrompe la idea de los lugares idÃlicos poseedores de situaciones monolÃticas. Se establecen ya en estos textos otras instancias de conflictos. Deja de ser la escuela un recinto inofensivo en el que todo ocurre según las reglas y para el bien común. La propia casa, el rÃo, la corte, el hospital, el jardÃn incólume, todos se convierten en lugares ‘peligrosos’ y beligerantes para mutar como espacio de evoluciones para su happy end. El final feliz está en todas estas obras, porque el héroe termina su viaje con éxito, aunque lo realiza con experiencias dolorosasâ€.
Los textos para la escena recopilados en el volumen de la casa librera local son Balada para Jake y Mai Britt (Yerandy Fleites Pérez, Ranchuelo, 1982); El gato de Lilio (Maikel RodrÃguez de la Cruz, Santa Clara, 1979); Pedro Épico (Yorelbis Toledo González, Sancti SpÃritus, 1979) y Siddartha y el cisne (Marcel Méndez Fariñas, La Habana, 1985).
También figuran en la recopilación los materiales Adonde van los rÃos (MarÃa L. Germán Aguiar, Matanzas, 1989); Aventura en Pueblo Chiflado (Maikel Chávez GarcÃa,Villa Clara, 1983) y la pieza Un reino medio(ocre) (Rafael González Muñoz, Cienfuegos, 1987).
Desde el punto de vista editorial, Las sobras de la buena pipa, ha sido uno de los volúmenes más ambiciosos de Reina del Mar, tanto por su cantidad de ejemplares –cuatro mil— como por el número de páginas, superior a las 200.
La edición y corrección correspondió a Melba Otero del Sol, actualmente en el equipo de nuestro periódico 5 de Septiembre. El diseño e ilustración de cubierta, que conforman un atractivo continente, estuvieron a cargo, respectivamente, de Arnaldo Morán López y Alain R. Cuba.
«El teatro es ante todo acción»
Por esas tantas coincidencias de la vida nos conocimientos en los dÃas difÃciles de las pruebas de actitud para el Instituto Superior de Arte, entre los exámenes para las carreras de Dramaturgia y la FAMCA, en esos dÃas extraños en los que la complicidad crea lazos de amistad para toda la vida y hace que en cada reencuentro vuelvas a tener 19 o 17 años y la misma frescura y los sueños tatuados sobre el rostro. Desde esa época me llamaba la atención su forma de acercarse al proceso creativo, de percibir la vida, de observarla, con la certeza de haberla vivido intensamente y, al mismo tiempo, con la sonrisa limpia de quien no conoce nada todavÃa.
Manuel Hurtado López (La Habana, 1993) se graduó en 2013 de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, en la especialidad de Escultura, pero sus inquietudes artÃsticas lo impulsaron a continuar estudios en la Universidad de la Artes (ISA) en el perfil de Dramaturgia, especialidad que culminó en 2019. Para este muchacho el arte es en sà un proceso de constante movimiento y búsqueda, donde lo visual, lo poético, lo extraño, lo genuino, lo vivido, lo absurdo, lo inevitable, lo atrevido, lo efÃmero… se conjugan siempre para dar forma a eso que él llama sus “obsesionesâ€, en el espacio multiforme de una mente sin fronteras que navega siempre entre las diversas aguas de la creación.
Recientemente has culminado tus estudios en el Instituto Superior de Arte en la especialidad de Dramaturgia. ¿Cómo recuerdas esta importante etapa de tu vida? ¿Qué aportó a tu visión como escritor?
El ISA es ante todo un contexto, más allá del sÃmbolo académico que representa. Es un lugar para encontrarse con personas que comparten tus intereses, de ahà que sienta que es un espacio vital para todo creador joven. Por eso lo recuerdo con un amor celoso –como de familia mal llevada–, por las personas que habitaron ese espacio conmigo, y no solo compañeros de facultad, no solo alumnos.
Y sobre mi visión como escritor… ahà entra la parte académica. En primer lugar, entender el teatro es un ejercicio complejo, que precisa deslindarse de ideas que uno trae fijadas, sobre todo si se viene desde una práctica narrativa o poética. Y es que el teatro es ante todo acción, y en un primer momento la metáfora o la descripción pueden atentar contra el ejercicio dramático ya que la “narratividad†es sustituida por la representatividad, y la lÃrica por el drama. Claro que esto es totalmente violentable, y debe serlo –de ahà la narraturgia y el teatro posdramático– pero genera un nivel de conciencia en las etapas de aprendizaje… te permite saber qué debe quebrarse para innovar.
La misma lógica se aplica en las artes visuales respecto al arte abstracto, expresionista, naif, etc… Hay que conocer las reglas antes de romperlas. Es un poco cognocentrista, pero tiene lógica. Y este proceso es bien entendido por los maestros del Seminario de Dramaturgia: Roberto Viña, Yerandy Fleites y Maikel RodrÃguez de la Cruz; que son por demás excelentes escritores.
Ellos, desde sus visiones particulares, te ayudan a crear una voz propia, y más importante aún, crean en ti un oficio y una estrategia para enfrentar el papel en blanco (el viejo trauma del escritor). Y para mi vieja obsesión con lo teórico aportó especialmente tener excelentes pensadores como José AlegrÃa y Eberto GarcÃa como maestros.
Además, eres egresado de la Academia de Bellas Artes San Alejandro… ¿Qué lugar ocupan las artes visuales en tus procesos creativos?
Creo que en general yo sigo pensando como artista visual. Es lógico, puesto que dediqué toda una vida a ello, y comúnmente encuentro en el arte mis referentes más ágiles. Pero no tengo conciencia, al menos a la hora de la escritura, de hacer un uso eficaz de esas herramientas. Sobre todo, tomando en cuenta que hice mi especialidad en escultura y que el uso del espacio teatral en mis textos nunca ha sido particular, sino más bien evasivo.
En cambio, a la hora de pensar “escénicamente†soy incapaz de desligarme de la experiencia del performance, el happening, la instalación, etc. Lo cual se traduce a que mis pocas creaciones “escénicas†(valgan las comillas) funcionen esencialmente como dispositivos –extraño hÃbrido útil al teatro. Claro que en términos dramatúrgicos soy bastante dado a reflejar mi experiencia con el arte conceptual; la necesidad de un statement, un concepto, un referente. Estos procedimientos –inconscientes en gran medida– puede que generen la extrañeza y lo poético de mis obras, pero no son ajenos de ninguna manera al proceder de cualquier escritor.
¿Cuáles son tus referentes artÃsticos y literarios?
Hace años que vengo trazando la misma respuesta, y es en cierto modo tramposa. Yo coloco en el edificio de mis referentes dos columnas principales: Marcel Duchamp y Heiner Müller. Por una razón esencial: el gesto. Estos artistas son quizás los culpables de la revolución del siglo XX en las artes visuales y la dramaturgia, fundamentalmente por haber borrado las fronteras en ambos medios.
Sobre ellos es fácil pisar y emancipar tu creación artÃstica, lo cual no lo hace automáticamente algo bueno (sobre todo pensando en resultados), pero sin dudas es útil. En ese edificio multifamiliar también viven otros nombres como Cabrera Infante y Joyce, Luis Britto y Cortázar, Sergio Blanco y Rodrigo GarcÃa, Nara Mansur y Dulce MarÃa, Beckett y Virgilio, Calderón de la Barca y Shakespeare, Piero Manzoni y Rauschenberg, Charlie Kaufman y Tarantino, Agamben y Harold Bloom. Es un solar, como puedes ver.
¿Qué temáticas prefieres abordar desde tu obra?
Como decÃas, recientemente me gradué del ISA, y fue en mi obra de tesis donde volqué gran parte de mis obsesiones. Una de ellas se resume en la siguiente frase de Lyotard: “Para hacer visible que algo es representable es necesario martirizar la representación, llevándola a sus lÃmitesâ€, y es este cuestionamiento a la representación y la teatralidad, de conflicto entre el ejercicio de representar y el dramatúrgico el que interesa a gran parte de mi trabajo, y pienso, debe ser implÃcito a todo acto teatral.
Las temáticas varÃan, incluso las estrategias textuales, pero los intereses son los mismos: las obsesiones con el Yo; con el teatro documental –como dice Barrientos: de fricciones más que de ficciones–; con la narraturgia y lo posdramático como herramientas. Elementos todos que forman parte de una experimentación y una búsqueda que no pretendo se divorcien de una tradición aprehendida, sino que se sume a esta.
A partir de tu participación en el Festival de las Artes y en otros proyectos comunitarios. ¿Qué espacios consideras adecuados para tus puestas en escena?
Yo vivo enamorado del teatro como espacio arquitectónico y de comunión. Mi primera y única obra teatral representada fue en la Sala Adolfo Llauradó y fue una experiencia desgarradora, sobre todas las cosas por la humildad que genera la relación público-escena. De ahà en adelante mis proyectos han ido a explorar otros espacios: habitaciones de hotel, derrumbes, garajes, almacenes, barrios, galerÃas.
Ha sucedido asà porque estos proyectos, sin dejar de aspirar a la “teatralidadâ€, se han acercado al ámbito del performance y el dispositivo escénico. En estas tres obras que refiero, *99 (cobro revertido), Ãrea de Meditación Escénica (A.M.E.), Oleyloleyloleylole Oleyloleyloleylolay, he tenido la suerte de trabajar también con dos amigos, SofÃa Arango y Luis Carricaburu, de los que he aprendido mucho sobre esta otra interrelación donde el material hace “ejecutor†al espectador. Por eso pienso que todo espacio es útil, solo depende del proyecto, él es el que elije.
Recientemente estuviste escribiendo para el espectáculo C.C.P.C (La República Light), temporadas I, II y III de Teatro El Portazo. Háblanos de esta experiencia.
C.C.P.C es una obra que es coral en todo sentido. Yo apenas escribà tres pequeños textos por encargo para el espectáculo, escrito en su mayor parte, y dirigido por Pedro Franco y MarÃa Laura Germán. Lo más importante de esta experiencia fue participar de una dinámica de grupo, ver el proceso de construcción del espectáculo desde los cimientos y acercarme a una agrupación que admiro y sigo desde sus inicios. Ha sido una escuela, sin dudas, y el resultado principal de esta experiencia es estar trabajando con ellos actualmente y tratar de aportar lo recibido.
Muchos consideran que en los tiempos actuales las puestas en escena han sido desplazadas por el cine y la televisión ¿Cómo definirÃas el estado actual del teatro cubano?
No quiero decir que es un tiempo extraño para el teatro, porque siempre lo es. Y sin dudas el cine y la televisión son el epÃtome de su caÃda a un arte de minorÃas cuando hasta principios del siglo pasado era El arte de masas, y hasta la llegada del romanticismo, el género literario por excelencia desde el siglo IV a.C.
Pero recientemente leà un artÃculo sobre teatro contemporáneo que comentaba que en la última década ha habido un resurgir de asistencia a las salas en comparación a la última mitad del pasado siglo, lo cual habla de un creciente interés hacia las propuestas novedosas en el ámbito internacional. Y sobre Cuba, no soy quién para dar un parte médico.
Puedo decir que los grandes directores como Celdrán, Carlos DÃaz, Raúl MartÃn, Nelda Castillo y Rubén DarÃo Salazar continúan haciendo grandes obras, y que jóvenes agrupaciones y directores, como Pedro Franco, José Ramón Hernández, Yunior GarcÃa y Jazz MartÃnez-Gamboa siguen demostrando la calidad de sus propuestas.
Sin embargo, pienso que la salud de nuestro teatro se mide en las obras que asaltan inesperadamente las salas, y en los últimos tiempos hemos disfrutado mucho estas experiencias. Como la más reciente obra teatral dirigida por Osvaldo Doimeadiós, Oficio de Isla, uno de los ejemplos más certeros de un teatro inteligente, vivo y profundamente cubano.
Perteneces a la generación de escritores nacidos en los 90. ¿Qué rasgos crees que definen a tu generación?
La tecnologÃa es gran parte de nuestra identidad, eso es un hecho. Incluso en Cuba, donde hemos llegado tarde al mundo del Internet y las redes sociales. Recientemente he descubierto, en un espacio tan frÃvolo como Instagram, una comunidad de poetas jóvenes de gran calidad, los cuales seguramente sean más leÃdos a través de estos medios de lo que podrÃan con impresiones a papel. Claro que el papel es la validación de esos esfuerzos, pero es un espacio que nuestra generación ha sabido aprovechar.
Casi cualquier cosa que nos defina se podrÃa relacionar con esto, la referencialidad, la intertextualidad, la hipertextualidad, incluso, más profundamente: la muerte de los metarrelatos justifica mi sospecha de que somos una generación dada a hablar frÃamente de y desde la intimidad, pero no tanto como que esa intimidad ya no exista puesto que se exhibe de antemano en nuestras redes.
¿Cuáles son tus aspiraciones en el plano creativo?
Seguir escribiendo, ante todo. Pero me interesa también dirigir teatro, dedicar mis esfuerzos futuros a eso y entrar a esa larga lista de dramaturgos-directores.
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La Asociación Hermanos SaÃz entregó, este miércoles, en el marco de la Feria Internacional del Libro de La Habana, los Premios Calendario 2018; un estÃmulo a la joven creación literaria en Cuba.Â
Febrero literario: anuncios (II)
La casa editora Abril, fundada el primero de julio de 1980, tiene en su haber un conjunto de publicaciones periódicas asà como un departamento editorial con una producción in crescendo de libros cada año. Se ha especializado, generalmente, en cubrir las necesidades formativas de los niños, adolescentes y jóvenes cubanos. Además, la casa editora también se dedica a la publicación de los Premios Calendario.
Mozart entre sombras
Los clásicos, generalmente han alcanzado relevancia por ser una mezcla entre una esencia sencilla y una ejecución compleja. Basta usar un ejemplo que sirve como base a la obra que comentaré más adelante, Bastián y Bastiana. Una ligera obrita pastoral del siglo XVIII escrita por J. J. Rousseau que recrea el amor de dos pastores sirve de base para que años más tarde JustineFavart y su amigo Harny de Guerville relaten una obra llamada Los amores de Bastián y Bastiana. Luego, tres músicos alemanes escriben un libreto y basado en este último un adolescente conocido como W. A. Mozart y muy famoso en Austria compone una ópera en un acto. Está claro que la sencilla historia de los pastorcillos ha viajado mucho y de muchas maneras. Pues a esta jornada titiritera llega en versión de Teatro El Arca.
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