Literatura infantil y juvenil
«En las obras dejamos más que carne y sangre»
Michel González Basnueva acaba de obtener el Premio Calendario 2021 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil con su novela El canto de la ballena azul. Más allá de los matices y las luces que un premio puede otorgarle a la vida creativa de un autor, Michel escribe sus libros desde la honestidad, desde su verdad que le permite dejar en la obra más que carne y sangre.
Primero, hablemos un poco de tus procesos creativos. ¿Cómo le das vida al hijo-libro? ¿Sientes una relación de paternidad con los textos que creas?
Pienso que cada escritor considera a sus obras de ese modo. En realidad, dejamos en ellas más que carne y sangre… dejamos una parte del alma que, en ese momento creativo, se transforma de imaginario a letras. ¿Cómo nacen mis libros? Podría contestar de mil maneras, pero por respeto a mi obra seré sincero: mis novelas nacen de la nada, ellas me escogen a mí, yo soy un simple instrumento. Una notica, un comentario, lo que pueda producir un sonido, una imagen… sí, la inspiración ayuda. Ahora, de dónde y cómo nace lo que escribo, no lo sé.
En los tiempos que corren, ¿quién es el escritor?, ¿qué lugar tiene en el mundo?, ¿por qué escribir?
Soy graduado de Sociología de la Universidad “Marta Abreu” de Las Villas. Comencé mi carrera sin imaginar que dedicaría una parte de mi tiempo a escribir. Desde pequeño siempre amé la lectura y escribía, sí, las epifanías de todo niño y adolescente. Ahora, dedicarme a esto con conciencia: hace cinco años; por lo que mi formación como sociólogo ha sido, indiscutiblemente, una herramienta de caos y de creatividad. ¿Por qué caos? Porque saber cómo se articula cada factor, precepto, filosofía de cualquier tipo de sociedad te brinda herramientas para pensarla y tratar, desde la literatura, de mostrar eso que está frente a nosotros, pero no logramos, o no queremos, comprender.
¿De qué manera han influido en ti las redes sociales? ¿Piensas que el público lector del futuro estará tan intervenido por la medialidad y la hipermedia que la escritura tendrá que adaptar su lenguaje para poder comunicarse con los receptores?
No solo pienso que la escritura debe adaptarse a las redes y al llamado Big Data que, es innegable, globalizará (si no es que lo ha hecho ya) toda y cada una de nuestras prácticas. La literatura, el proceso creativo, debe saber adaptarse, sin temor, a cada cambio social. Es como la Teoría de la Selección Natural de Darwin: se adapta, lucha y sobrevive para ser entendida o perece. Esto no niega las teorías, los criterios o el estilo clásico que brindaron, y brindan aún, los cimientos de este arte; pero los escritores contemporáneos debemos avanzar, caminar con la tecnología, con las corrientes (religiosas, sexuales, filosóficas, psicológicas, sociológicas, técnicas) para hacer llegar una visión clara de lo que somos.
¿Cuáles son los temas que abordas en tu literatura dedicada para los niños y los jóvenes?
Desde mi formación como sociólogo me siento atraído por problemáticas y fenómenos sociales que no están ajenos a ningún contexto: migración, pobreza, estereotipos, marginalidad… El deconstruir un imaginario a raíz de una literatura —ficticia o no— para niños, jóvenes, adultos, permite al lector la desmitificación de tabúes y prejuicios.
Obtienes el Premio Calendario 2021 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil con la novela El canto de la ballena azul, ¿qué búsquedas artísticas específicas te llevaron a la creación de este texto?
La ballena azul, como se le conoció en las redes, fue un sórdido y retorcido plan creado por un exestudiante de psicología ruso que buscaba purgar de la sociedad a las personas débiles, diferentes… a aquellos que no creían encajar en los “moldes” establecidos. Esta información me llegó por amigos, cadenas de noticias, la red… Y comencé a investigar sin mirar mucho al abismo —como diría Nietzsche—, para que el abismo no mirase mucho en mí. De mi investigación conocí los retos que conformaban La ballena azul y una psicóloga me ayudó a entender cómo el individuo se despersonalizaba del yo y se convertía en eso. De la recopilación de datos, fuentes y mi imaginación nacieron Helena, Marcos y Lucas: tres adolescentes que se ven envueltos en este juego de manipulación.
¿Crees en la autocensura? ¿Las has sentido alguna vez?
Claro que existe la autocensura. Pero, ¿sabes?, no es propia del ser humano, es una enfermedad creada por la censura y el poder de establecer lo “correcto”. Esto hace que el artista, no solo el escritor, mutile lo que piensa o no quiera hacerlo público en su obra por temor a no encajar. ¿Qué si lo he sentido? No, digo lo que pienso. Y para ilustrarlo mejor te contaré algo: El canto de la ballena azul, la novela que obtuvo el Calendario 2021, fue finalista en el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara; mereció ese lugar y no el premio, entre otras cosas, por la crueldad que se manejaba para con los jóvenes. Podía haberme autocensurado y prescindir de la sangre y los retos macabros, pero… ¿era eso lo qué quería contar? No, lo que quería contar ganó el Calendario 2021 sin alterar una sola palabra o frase.
¿Es mesurable la calidad de los libros que hoy se escriben en Cuba? ¿De qué manera contribuyen, a una cosa o a otra, el sistema de premios de nuestro país y los jurados que lo integran?
En Cuba existe una cantera literaria exquisita. No mencionaré nombres que admiro, idolatro y me sirven, y servirán, de guía. Estas personas hacen una literatura increíble, ajenas al género o temática que sea, y estas obras, rebosantes de calidad, forman y transforman indiscutiblemente lo que somos: ese lector que llevamos dentro. El sistema de premios, como lo son los talleres literarios de la AHS y UNEAC, es un trampolín que brinda visibilidad y reconocimiento a escritores que, por su corta edad, inexperiencia o invisibilidad del gremio, no consiguen ser publicados o leídos por editoriales nacionales. El jurado que conforma los premios, como los profesores que integran sus talleres, hacen una labor titánica, pedagógica, maternal —¿por qué no?— que ayuda y encamina a quien una vez soñó con escribir.
La posibilidad de que el escritor establezca contacto con otras realidades más allá del contexto geográfico que habita ha sido, desde siempre, un motivo presente en los debates culturales. ¿Las limitantes que condicionan la realidad del escritor joven cubano —al menos a la mayoría de estos— son también limitantes para la creación?, ¿es posible gestar otras estrategias que faciliten el acercamiento de la obra a lectores de otros países?
Como dije antes: la literatura, el arte en general, no debe enclaustrarse, politizarse o reconcentrarse en un mismo contexto, realidad, país, cultura, etnia… No debemos mirar solo lo que alcanzan nuestros ojos, hay más mundo ahí afuera, con fibra rica y virgen que espera ser contada, que espera por un narrador que se atreva a decir “yo voy a hablar de esto y si tengo que estudiar idiomas, modos de vestir, religiones, costumbres, lo haré, porque quiero que los míos, aquí, conozcan esa brecha por dónde me colé yo y descubrí nuevos mundos”.
¿Te obsesiona la perfección? ¿Crees que es posible lograr la obra perfecta? ¿Hay alguno de tus libros que pase ese proceso de “puesta en dudas” que todos los escritores vivimos?
Soy bastante perfeccionista, aunque a la hora de escribir me dejo llevar y fluyo… Te imaginarás la cantidad de hojarasca que se escapa por estos dedos en ese flujo creativo. Entonces me sirvo de amigos y profesores que me ayudan a limpiar, a pulir… Como dice Liliana Herker: “Corregir —y en este caso se refiere al trabajo, una y otra vez, sobre una obra— no es otra cosa que ir encontrando a Moisés dentro del bloque de mármol”. Una obra nunca se termina, somos nosotros los que decidimos abandonarla a su suerte después de revisiones, transformaciones y crítica.
¿Los escritores somos criaturas en busca constante de un nuevo estímulo o meta? En ese sentido, ¿eres de aquellos autores que para de dialogar con sus libros previos para concentrarse en los proyectos presentes y futuros, o prefieres a menudo revisitar lo ya escrito?
Todos los seres humanos buscamos eso: un nuevo estímulo, una nueva meta. Aquellos que se limitan a la simplicidad de los días y la rutina también tienen eso: esa es su meta, ese es su estímulo. Ahora, el escritor es una criatura extrañísima, los conozco de todo tipo y es imposible clasificarlos en su búsqueda espiritual. Yo soy diferente en cada obra que escribo: me transformo, crezco o no (pues recaigo en errores del pasado); pero siempre soy otro. Cuando echo la vista atrás, pues me gusta ver mi evolución o involución, aprendo, aprendo de todo lo que observo.
Si tuvieras que recomendar el libro de un autor joven cubano para que fuera leído en estos tiempos de restricciones sociales y de movilidad, ¿cuál sería? ¿Y qué libro tuyo recomendarías con este mismo propósito?
Todas las ovejas van al cielo, obra simpática, tierna, emotiva, de la escritora y amiga santaclareña Leidy González Amador. Es una narración fresca, graciosísima y esperanzadora para cualquier público que se aventure con dos ovejas transportadas, por error, desde Jerusalén.
¿Cuál de mis libros recomendaría? Pues: ¿Alguien vive en este asteroide?, novela que será publicada este año por Reina del Mar Editores, la cual ganó su premio de narrativa. Es mi primera novela que, si bien ha sido examinada muchas veces, la sigo amando. Si a los lectores les gusta El principito tanto como a mí, puede que se hayan preguntado también cómo es que la zorra no decidió acompañar a su amigo y… ¿qué tal si ahora emprende un viaje en su búsqueda?
Más allá de la página en blanco, ¿quién es Michel González Basnueva?
Un muchacho un poco raro: que trata a su perro como si fuese otro de sus hermanos; cuida celosamente sus libros, hace yoga, intenta reinventarse y defender lo que piensa a costa de todo… No sé. Soy un muchacho un poco raro, sí, pero feliz, sinceramente feliz.
De paseo por La Mancha: otra lectura a la obra Don Quijote
Hace 415 años, a comienzos de 1605, salía a la luz la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Diez años después comenzaba a circular la segunda entrega de este magno libro, considerada como la verdadera, pues un año antes se imprimió una versión apócrifa con el objetivo de atacar a su autor, debido a que algunos personajes de la época se sintieron agraviados en la primera. Don Quijote, como habitualmente se alude a ella, fue escrita por un soldado, al que por tener inutilizada su mano izquierda, se le conoció como “Manco de Lepanto,” que a decir del filólogo y escritor español José Manuel Lucía Megías,“si hubiera nacido en el siglo XXI, habría sido viajero. Probablemente capitán de vuelo”, lo cual nos describe a un hombre predispuesto a la aventura.
De nombre Miguel, que pudiera llamarse Don Quijote de Cervantes y Saavedra, porque entre él y su personaje se desdibujaron las fronteras, nació en un lugar de España, Alcalá de Henares, un 29 de septiembre de 1547, y falleció un 23 de abril de 1616, día referencial para celebrar el idioma español.
La obra, un gran paso en el camino hacia la creación de la novela moderna, revolucionó la literatura de tal modo que, según se dice, es la más leída después de La Biblia. Y algo de cierto debe de haber en ello pues desde entonces hasta la fecha todas las artes, los medios de comunicación y la propia literaria, no han dejado de recurrir –volver– a ella, reinterpretarla; tiene la misma un mensaje latente, vivo, perceptible, de resistencia, libertad, honor, fidelidad y amor (el ideal) disponible para dialogar con muchos y diversos públicos. Incluso aquellos que no han pasado de la portada del libro emiten juicos y valoraciones como los que han dejado el hueso en el papel. El cine, la radio, la televisión, el teatro y la danza son los queridos culpables.
Si alguien duda todavía de su impronta y trascendencia, recuérdese que en nuestra geografía insular, heredera del idioma castellano, que hoy se prestigia de ser una nación potencialmente de lectores, El Ingenioso Hidalgo… fue el primer libro encargado a la Imprenta Nacional de Cuba, fundada en 1959, con una tirada de 100 mil ejemplares, con ilustraciones, al precio de 25 centavos. Era una propuesta sugerente, de emprendimiento, del nuevo proyecto cultural cubano en revolución, para dar a conocer a la mayoría los valores humanistas de la obra, para luchar contra todos los obstáculos, y en los que se reflejaron no pocos de nuestros próceres como Martí (“Como Cervantes, con el pie en el estribo”)[1] y el Che (“Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo”).[2]
Acerca de lo anterior, la excelsa poetisa Dulce María Loynaz en su discurso de recibimiento del Premio Cervantes 1992 diría:
“No sé (…) si la obra cervantina ha sido comentada, absorbida con tanto amor en otros países como lo ha sido en Cuba (…). Pero de lo que sí estoy cierta es de que en ninguna parte hemos puesto tanto amor en sacar a la luz de nuestro siglo (…) el talento y la imborrable huella que esta pluma ha dejado en todos los que de ella nos servimos para expresar nuestros sentimientos.”[3]
No es de extrañar entonces que en este universo de las publicaciones nos sorprendan algunas novedades cuyo tema gire en torno a…, alrededor de…, a propósito de…, la obra referida. Dígase obras intertextuales vinculadas, explícita o implícitamente, con el texto aludido que influyen, de un modo u otro, en la comprensión de su discurso, hecho plausible, incluso, como metodología didáctica.
La 29na edición de la Feria Internacional del Libro de la Habana, que se extenderá a las provincias hasta el mes de abril próximo, donde se clausurará en Santiago de Cuba, fue escenario idóneo para colocar, al alcance del público visitante, el más reciente ejemplo de un texto que reafirma la necesidad de leer a Cervantes. Lleva por título El libro de La Mancha (Editorial Oriente, 2019) poemario perteneciente a la Colección Ala y Espuela dedicado a niños y adolescentes. También, por qué no, dedicado a los jóvenes y a los que fuimos niños, pues la literatura destinada a ese grupo social tiene mucho que comunicarnos, de modo que no debemos subestimar tales propuestas.
Su autor se nombra José Manuel Espino, nacido en 1966 en un lugar de Matanzas conocido como Colón. Es, por más señas, dramaturgo, narrador, poeta, promotor, crítico literario y Presidente del Comité Provincial de la Asociación de Artistas y Escritores de la Atenas de Cuba. Además, es considerado por la crítica especializada como uno de los más importantes escritores de literatura infantil y juvenil en nuestro país, quien en 2012 comenzó a cabalgar junto a Alonso Quijano y su escudero con el libro De las sin par andanzas del Guajiriquijote y su escudetero Calvipanzón, publicado por la Editorial Gente Nueva y reeditado en 2014.
Espino, en De las sin par andanzas…, considerado como texto dinámico e hilarante por transitar por diferentes géneros –leyendas tradiciones y campesinas, poemas, teatro y exquisitas recetas–, recreó las aventuras del El Quijote en un escenario campestre, sello este distinguible que puede observarse también en El libro de La Mancha.
Cabe mencionar que otros autores cubanos que escriben para niños y jóvenes ya habían hecho suyas las historias del Caballero de la triste figura, como el repentista Alexis Díaz-Pimienta con En un lugar de la mancha. (Don quijote en verso, quien sitúa su versión en tiempo y geografía de Cuba guajira y agreste, contada en cuartetas, décimas, octavillas, entre otras formas estróficas de la lírica española.
Acerca de la propuesta del autor matancero, si este no lo sabe (o quizás sí), sirvan estas líneas para trasmitirle –y participarle al público lector- que el poemario que construyó con un elemento fundamental denominado “sensibilidad,” luchó junto a Hospital para gatos locos (Mildre Hernández Barrios) y Une los puntos y verás (Ariel Fonseca Rivero), las otras novedades de la citada Editorial Oriente, contra los molinos de vientos del déficits de materia prima (sobre todo papel) para la producción de libros, que afecta al sector e industria editorial nacional hace más de un año. No obstante, gracias a la gestión institucional de la editorial, el Instituto Cubano del Libro y la Unidad Empresarial de Base Gráfica Caribe, hoy podemos disfrutar y compartir las buenas nuevas de un libro impreso.
Los propósitos de El libro de La Mancha se revelan desde el propio título e ilustración de cubierta, esta última a cargo del artista de la plástica Javier Dueñas (1969), nacido en Cárdenas, Matanzas. Reconocido dibujante, pintor e ilustrador de libros, miembro de la UNEAC, cuyos trabajos se adscriben a la pintura paisajística y abstracta moderna.
Y serán precisamente los motivos paisajísticos, presentes en cada página y aderezados con una imaginería colorida y ostensible, elementos dialógicos para ir redescubrimiento los personajes principales de la obra matriz, véase, Sancho, Dulcinea, Don Quijote, Rucio, Rocinante.
Este libro, divido en tres partes: Los poemas de Sancho Panza (12), Los poemas de Dulcinea (12) y Los poemas del Quijote (13), para un total de 37 trabajos poéticos, cuyos títulos se repiten en cada sección y donde se trabaja con acierto el verso rimado, las coplas, los refranes, trabalenguas, entre otras composiciones, es un producto bellamente ilustrado, donde cada pincelada aporta elementos a la narrativa poética. Véase especialmente los tres retratos, que ofrecen una particular descripción de los protagonistas no tan alejados del referente cervantino. En su conjunto, estos poemas están cargados de ingenio, se alejan de rebuscamientos y por momentos en ellos asoman ribetes de la picaresca, el humor inteligente y la sapiencia de nuestros cantores de la campiña, lo que le añaden valor al libro.
Grosso modo, El libro de La Mancha, como publicación, tiene méritos suficientes para transitar felizmente por la red de librerías y por los diferentes espacios de promoción y comercialización que en lo adelante tiene el –apretado– calendario de eventos del sistema del libro en Cuba. Si queremos que el público más joven lea en el futuro al Ingenioso Hidalgo…, debemos de situarle textos de esta naturaleza y probamente lo hagan con satisfacción.
Por sus singularidades, podría emular para ser incluido –por supuesto, considerándose a los otros libros infantiles anteriormente aludidos– en una nueva edición Del donoso y grande escrutinio del cervantismo en Cuba, si existiera esta posibilidad, que bajo el sello Editorial de la Universidad de La Habana, proyecto iniciado en el 2005 –continuado posteriormente en 2015–, conmemorando los 400 años de la publicación de la primera parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha.
En sus páginas bien cabría un epígrafe dedicado al cervantismo en la literatura infantil, en el que algún trabajo crítico colocará, en perspectiva, lo que Espino entendió pertinente ilustrar con la palabra para el público más inteligente: el público infantil.
Notas y referencias bibliográficas:
[1] José Martí: Obras Completas. Tomo 20 (Epistolario), p. 38.
[2] Carta de despedida del Che a sus padres (1 de abril de 1965). Disponible en http://www.americas-fr.com/es/historia/guevara-padres.html
[3] José Antonio Baujín: “De la cabalgata cervantina por los caminos de la cultura cubana”. Centro Virtual Cervantes. Disponible en https://cvc.cervantes.es/literatura/quijote_america/cuba/baujin.htm
Narrador de inocencias
“Elección de un universo narrativo que acude a un lenguaje sabiamente manejado, así como su capacidad evocadora para recrear un universo aparentemente costumbrista, pero que se empeña y logra los espacios de la memoria… La sencillez es, quizás, el valor fundamental de esta obra, porque entraña un dominio de los recursos empleados, y una escritura donde no tienen lugar el ocultamiento, ni la simulación”, son algunos de los reconocimientos plasmados en el acta del Premio Casatintas de literatura infantil y juvenil, convocado por la filial espirituana de la Asociación Hermanos Saíz en Sancti Spíritus.
Halagos que coronan con un lauro, olvidado durante 10 años en predios espirituanos, a No meolvides, del joven holguinero Erián Peña Pupo, quien se confiesa aún sorprendido porque resulta ese texto su debut en el mundo infanto-juvenil.
“No soy lector de ese tipo de literatura. Escribo narrativa para adultos, así como crítica e investigación y ensayo. El texto tiene como orígenes tres cuentos, que, en su momento, cogieron un lauro y eso me dio el impulso para construir el libro. Lo dejé reposar dos años y al conocer la convocatoria del Casatintas lo envié”, dice, mientras sospecho que escribe cada palabra en su mente por su formación y labor como periodista.
Tras varias llamadas telefónicas y correos electrónicos, No meolvides no dejó titubear al trío de gran prestigio nacional: Yunier Riquenes, Idel García y Dariel Enrique, quienes, sin dejar de reconocer la calidad del resto de los concursantes, dictó sentencia en favor de una historia que mueve el pensamiento, desde la propia inocencia infantil.
“Mi mayor alegría es que un jurado de voces autorizadas me haya dado el premio. A ellos le resultó familiar la propuesta con estilos de Dora Alonso y Juan Ramón Jiménez. Hoy te confieso que jamás los he leído y me los pongo de asignatura pendiente. Quizá en otra vida sí. Deben ser referencias en el subconsciente”, añade.
–¿Qué podremos “no olvidar”?
La historia transcurre en un pueblo que fue próspero, en un momento, porque su vida transcurría alrededor de un central azucarero, pero hoy es ya un pueblo fantasma con los restos del gran ingenio. En ese lugar vive un niño con sus abuelos, quienes, constantemente, hablan –ante la nueva realidad que es la cotidianidad del niño– con melancolía de lo que tenían. Está presente esa constante contradicción.
–¿Cómo lograr atrapar al público lector infanto-juvenil con un tema que pudiera resultar denso?
No sé cómo será su reacción, pero quizás la presencia del narrador en primera persona y, como decía el jurado, la inocencia de la historia que hace guiños a otros contextos, sea su valor. Vamos a ver cuándo salga.
–¿Por qué apostar por un concurso que había estado tanto tiempo sin convocar?
Este concurso lleva publicación y sabemos que una de las vías más seguras para lograr esa aspiración de todo escritor son los certámenes. Te reitero que no confiaba en mí como narrador infantil. Probé y mira qué gran sorpresa.
–¿Qué esperas del libro bajo el sello de la Editorial Luminaria, de Sancti Spíritus?
Los libros que conozco son interesantes, aunque no sé cómo es su colección infantil. Ojalá pueda presentarlo en Sancti Spíritus y Holguín. Siempre un libro resulta una alegría y, en este caso, un punto de partida para seguir escribiendo para niños y niñas.
–¿Qué opinas de las posibilidades que ofrecen estos certámenes y becas que auspicia la AHS?
Son muy necesarios. Hay muchos jóvenes escribiendo y necesitan socializar. Esa misma pluralidad de voces construye un contexto rico. La AHS con sus editoriales y el resto que aporten a visibilizarlos, sin dudas, contribuye a que crezca como movimiento. El Casatintas puede incentivar, incluso, a los propios autores locales.
–¿Qué guardas en el tintero para el próximo año cuando este lo cierras por todo lo alto, además de este lauro: Mención en el Premio Celestino de Cuento y el Primer lugar del IV Premio Casa Víctor Hugo de Estudios e Investigaciones (2018-2019)?
Tengo por ahí proyectos de poesía y varias cosas sobre periodismo. Las mismas rutinas de la profesión me han frenado, un tanto. Guardo dos proyectos de libros: uno dedicado a crónicas y otro de entrevistas a personalidades imprescindibles a la hora de historiar la cultura cubana y que no residen en el país. Por esos caminos, intentaré transitar.
«Todo un universo” en la literatura
En la premiación de la más reciente convocatoria de La Edad de Oro coincidí con Yilian Morfa Quevedo. Esbozamos apenas una conversación donde los saludos se mezclaron con ciertas noticias literarias y un rápido, agitadísimo, diálogo sobre nuestras respectivas obras. No tuvimos más tiempo. Luego quedó el vínculo y así nació esta entrevista que busca seguir ciertas pistas de una joven creadora que escribe para los niños (quizás, también, para el recuerdo de la niña que un día fue).
Toda historia tiene un motor que la pone en marcha, ¿cuál fue tu circunstancia de arranque?
Descubrí desde muy joven que me gustaba crear e inventar historias, así que a veces escribía. Esto me hacía sentir muy bien. Durante mi adolescencia estuve mucho tiempo hospitalizada y supongo que el compartir con tantos niños necesitados, no solo de atención médica, sino de motivación y sonrisas, pues me hizo querer regalarles esperanza, alegrías y color a sus vidas. Escribía y pintaba para ellos, para mí.
¿Por qué la decisión de ser escritora?
Escribir me hace bien, me proporciona esa felicidad que tal vez sea capaz de brindarle a otros.
En los tiempos actuales se discute sobre la visibilidad del autor; pero esta, muchas veces, depende casi exclusivamente de la propia gestión del creador. A tu criterio, ¿hasta qué punto esta autogestión es válida y dónde se convierte en el mal o bien llamado “autobombo”?
No estoy tan adentro del movimiento literario como quisiera, así que ofrezco disculpas si mi opinión no es quizás la más acertada o apropiada.
No tengo seguridad de que el “autobombo” sea malo o bueno, pero sí sé que gracias a esa autogestión, el autor avanza y logra su propósito: publicar. Para quien ya tiene un nombre reconocido esto es mucho más fácil; el que no, se tiene que enfrentar a diversos obstáculos, como los problemas económicos de la editorial o sucede que, simplemente, su obra pasa desapercibida.
¿Cuáles son los temas que rondan tu imaginario creativo?
Adoro escribir para los niños, porque su mundo e imaginación no tienen fronteras. Me parece sencillamente maravilloso crear para ellos e incentivarlos. Claro que podría y me interesaría abordar otras temáticas, quizás sociales, con las cuales podría llevar al lector a la reflexión respecto a su comportamiento tan nocivo ante sus semejantes y su entorno.
¿Ves la literatura como un arte efímero, condenado a desaparecer luego de un tiempo, o confías en su perdurabilidad?
La literatura nunca podrá ser efímera. Cierto es que en estos tiempos ha sido un poco desplazada por otros medios, pero confío en su perdurabilidad, y confío en que nosotros seamos capaces de lograrlo.
Para ti, ¿qué hace a una obra o a un escritor perdurables?
La obra siempre depende del autor, si uno es perdurable, el otro también lo será.
¿Tiene la literatura alguna utilidad en el convulso mundo contemporáneo?
Por supuesto. Mientras existan imaginación, sueños y emociones que transmitir, habrá quienes escriban, y también quienes lean.
Has trabajado como guionista de radio, ¿qué te ha enseñado ese medio que hayas podido aplicar a la escritura?
La verdad es que la manera de escribir en uno y otro medio son bien diferentes, pero podría decir que la radio me ha enseñado a decir más con menos, lo cual es válido para todas las formas de creación literaria.
Tu libro Gaby y sus distinguidas amigas obtuvo mención en la más reciente edición del Premio La Edad de Oro de narrativa. ¿Puedes contarme un poco del libro y qué planes tienes para él?
Gaby es una niña de unos 12 años, que conoce a personajes tan distinguidos como la Luna y a una Bruja, y junto a ellas vivirá una serie de aventuras, logrando (creo yo) que cada cuento tenga un significado relevante y una enseñanza. No quise, sin embargo, abordar los tan necesarios pero reiterados temas propios de la preadolescencia, ya que preferí recuperar esa infancia tan maravillosa y fantasiosa que aún puede tener una niña de esa edad. ¿Planes? Pues me encantaría que los niños, los más pequeños y aquellos que no lo son tanto, puedan disfrutar del libro.
Un escritor cubano y uno extranjero que hayan marcado tu obra.
Nelson Simón y Edmundo de Amicis.
Un libro indispensable…
El Principito.
Si tuvieras que pensar en la posteridad, en ese vivir más allá de las líneas literarias, ¿cómo querrías ser recordada?
Como alguien que enseñó e hizo reír a los niños.
En pocas palabras, ¿qué es la literatura?
Todo un Universo.