Literatura caribeña


«Que mi literatura pueda llevarlos a otros mundos»

Aunque no nos hemos conocido personalmente, desde hace un tiempo su literatura y yo solemos encontrarnos en los vericuetos de las redes. Elizabeth Villaman es una viajera de la escritura. Le obsesiona la belleza, no aquella que tan bien conocemos a través de los arquetipos estéticos de siempre, sino la propia del camino literario, con sus luces y sombras. En ese claroscuro particular, Elizabeth nos cuenta de su experiencia como escritora caribeña, mujer y mestiza.

¿Cómo comienza tu recorrido por el mundo de las letras dominicanas? ¿Cuándo descubriste tu vocación?

Para mí es difícil imaginar mi vida sin la literatura. Desde niña fui una lectora ávida de poesía, también me gustaba crear historias, imaginar otros mundos, la investigación, el descubrir, me sentía como Harriet la espía. Pero mi contacto directo empezó con la poesía, escribía y tenía muchos libros pequeños de poemas. Eran como seres mágicos y yo quería lograr alcanzarlos.

¿La experiencia como viajera se hace presente en tu literatura? El nomadismo, ¿hasta qué punto sostiene tu discurso literario?

cortesía de la entrevistada

Viajar es necesario. De hecho, uno de mis lugares favoritos son los aeropuertos. En ellos, puedo sumergirme en el mundo que trae cada persona: hacia dónde van, de dónde vienen, qué buscan, quiénes son. Es el lugar donde nacen muchas de mis historias.

Pienso que el viaje alimenta a un escritor, le permite conectar con otros mundos, otras culturas, crecer y hacer más verosímil su escritura. El viaje y la literatura son para mí la forma más honesta de conectar con la esencia de las cosas. No digo que me considero nómada del todo, pero no imagino vivir sin viajar o escribir.

¿Crees que los propios escritores tienen un conocimiento verdadero de la literatura que se gesta en el área caribeña, más allá del contexto regional limitado en el que viven?

Falta conocimiento y visibilidad. Muchas veces conocemos más de lo que sucede afuera que de lo que está pasando dentro, de lo que se está gestando aquí, el rumbo que está tomando la literatura caribeña, y en ocasiones nos quedamos en los estereotipos ya establecidos. Todavía hay muchas barreras entre escritores, entre géneros y formas de contar.

Pero más allá del contexto regional donde te haya correspondido vivir, el artista tiene que sentirse en plena libertad de crear, aunque se sienta como oveja negra frente al resto. Debe buscar su esencia, que siempre esta alimentada por sus raíces de una u otra forma.

Hablar de lo regional, ¿es necesariamente sinónimo de universalidad? ¿Hasta qué punto tu identidad como mujer mestiza, dominicana y latinoamericana, marca de alguna forma tu creación literaria?

Hablar de lo regional no es siempre sinónimo de universalidad, pero sí da un paso a que esos elementos de nuestra cultura y tradición puedan de alguna forma atravesar otras culturas. Entiendo que la literatura busca establecer un diálogo que permita trascender y llegar a otras fronteras. Desde mi punto de vista y mi identidad, creo que mi obra refleja —desde mis condiciones y más allá de hechos puntuales— conceptos universales como la frustración, la injusticia, el sentido de la búsqueda, la carencia, no necesariamente vivida desde mi punto de vista, pero que sí emerge del entorno social.

¿Es más difícil para una mujer abrirse paso en el mundo literario?

Anteriormente, la mujer en la literatura había sido olvidada, pero pienso que ahora ha adquirido mucha fuerza. Desde mi punto de vista no me he enfrentado a esas barreras del todo, pero sé que existen y cada día más mujeres tenemos que trabajar para que las intervenciones patriarcales, donde la mujer quedaba en silencio, sigan cambiando.

Lo oscuro, la belleza incomprendida, ese ángulo de sombra que todos poseemos a veces de manera secreta, son algunos de los temas que tu obra aborda. ¿Por qué te interesan de forma particular? ¿Qué importancia les confieres a los personajes?

Desde siempre el tema de la dualidad del ser es un tema que me interesa mucho. La luz y sombra, lo bueno y lo malo. Los objetos y seres extraños. Visualizar la belleza desde otras perspectivas que rompen lo establecido. Escudriñar en las emociones humanas de una forma más pura y real, sin juzgar, poner otro foco en las perspectivas.

Creo que eso siempre está presente en mi obra y es una manera de desafiar al ser humano para llegar a la luz, aunque también debe abrazar su oscuridad, en vez de reprimirla, para poder transmutar sus emociones. Todos estos son conceptos que me gusta explorar en mis personajes. Mi literatura es muy de personajes, son ellos quienes me cuentan, me dan información de sus vidas.

Como lectora especializada y como escritora, ¿qué buscas en un libro?, ¿a qué calificarías como uno realmente bueno?

cortesía de la entrevistada

Son tantos elementos… pero creo que lo fundamental es que un libro me sumerja, que tenga la capacidad de entrarme en la historia, ya sea por la prosa, los detalles, descripciones, los personajes. Si me aleja del momento presente y me traslada, ya tiene relevancia para mí. Las atmósferas… soy amante de este elemento, el cómo me hace sentir, el cómo interactúan mis sentidos con la obra.

¿Sientes que tu historia personal camina sobre tus letras, o se filtra en ella de manera menos o más silenciosa?

Se filtra de una forma silenciosa. Es evidente que todo escritor pone su piel en sus escritos. Muy rara vez he hablado de cosas que me hayan sucedido puntualmente, pero sí he trasladado cómo me he sentido o se han sentido otras personas en mis historias y así las he transformado en otras.

Háblame de tu libro Las Islas Rotas…

Es mi primer libro de cuentos, mi esencia más pura en este momento. Está en proceso de publicación. Diecisiete relatos, todos narrados en primera persona, que cuentan historias intercaladas de mujeres y niñas rotas, voces descarnadas que ahondan en la soledad, la represión, la obsesión, el odio, el amor, emociones que en medidas extremas rompen y quiebran.

¿Cómo se manifiestan y sintetizan, en tu obra, diferentes manifestaciones artísticas como el performance, la pintura, el teatro o la música? ¿Por qué integras diversas artes en el cuerpo de lo textual?

Desde siempre tuve interés en la forma en la que se cruzan e interactúan las artes. Veo la literatura como imágenes, imágenes que luego se transforman en música, música que se transforma en movimiento… y así se va enlazando un mundo donde confluyen todas. Mi proceso creativo es a veces también físico, me gusta experimentar la creación, sentir, utilizar mis sentidos: son elementos fundamentales para la creación del escritor. También me desarrollo en la actuación y eso ha logrado que le de un enfoque distinto a mi creación y a mi búsqueda personal.

Por ejemplo, te comento que en este momento de mi vida me encuentro desarrollando el proyecto Escribir es HOY, un proyecto que nace con el objetivo de acompañar a escritores y guionistas a desarrollar el pensamiento creativo.

Pienso que muchas veces los escritores se enfocan tanto en las técnicas narrativas que se olvidan de la importancia de la creatividad, de trabajar las estrategias creativas, que como todo músculo necesita entrenamiento. Así, de forma digital, comparto técnicas, conocimientos, experiencias, imparto talleres, asesorías, coaching, como parte de mi oficio de escritora y docente. Me encanta enseñar y compartir conocimientos, y sobre todo aprender de las personas, del contacto con ellas.

¿Qué impresiones te gustaría que tus lectores se llevaran de lo que escribes?

Espero que lo que lean los confronte, que los haga sentir y cuestionarse, ser un poco más empáticos y ponerse en la piel de mis personajes. Que mi literatura pueda llevarlos a otros mundos y seducirlos durante el tiempo que decidan permanecer conmigo.