La Pupila Archivada
La Pupila Archivada celebrará sus 15 años
La jornada de performance e intervenciones públicas La Pupila Archivada celebrará sus 15 años, entre los días 11 y 13 de abril, con la participación de jóvenes artistas de diferentes provincias.
Según se informó en Tocarte, la revista promocional de la filial de la Asociación Hermanos Saíz, institución que auspicia el evento, la cita abrirá con un desfile motorizado desde el reparto Buena Vista hasta el museo provincial Mayor General Vicente García, frente al cual tendrá lugar la actividad infantil Fiesta de los Abrazos, en la que intervendrán la actriz Yaima Guerrero (Tonguita), la compañía infantil Teatro Tuyo y D’seos Teatro.
En general, en la jornada se insertarán colectivos como Teatro de la Totalidad, de Guantánamo, que compartirá Pan para la fe, obra con la que su intérprete Fermín Francel Figueredo mereció el Premio de Actuación Masculina Adolfo Llauradó 2022, en teatro para adultos. También se sumará el grupo de experimentación teatral La Caja Negra, que presentará Polio, además del grupo audiovisual La Caja, de Camagüey (ganador de la beca El Reino de este Mundo), y el proyecto Underground, que esta vez rescatará el mural que otrora hiciera en el patio La Guarida, de la sede de la vanguardia artístico juvenil.
Asimismo, nos acompañará Yanoski Suárez Rodríguez, actor y bailarín santiaguero que representa la compañía Ad.Livintum, quien continuará con los talleres de artes escénicas que desarrolló en diciembre pasado en la provincia. Además, en esta oportunidad compartirá los performances Cubo y Anónima.
«Dentro de nuestros eventos, La Pupila Archivada es el que más nos acerca a las calles y a la población, en general. Por su importancia, desde el año pasado decidimos rescatarlo. Ahora lo concebimos a modo de homenaje, invitando a personas que nos han acompañado en algún momento durante la cita y presentando -además de novedades- obras de pasadas ediciones, pero que continúan en la memoria de la gente. Por otro lado, el sábado en la noche, en el espacio La Musaraña, le entregaremos el carné de nuestra organización a 12 nuevos afiliados y proyectaremos audiovisuales relacionados con las artes escénicas», expresó Ana Margarita Arada Clavería, presidenta aquí de la AHS.
En la agenda también figura el performance D’Manos, interpretado por la actriz Liusmila Díaz y con la autoría del escritor Andrés Borrero, y Work in progress, a cargo de Danza Contemporánea Seres. Sobre esta última invitación, Erik Nazir, líder de esa cofradía, expresó: «Está inspirado en el cuento ‘El triángulo escaleno’, que forma parte del libro Grunge, del escritor local Alejandro Rama. Versa sobre la vida de una persona en diferentes etapas de su existencia, unido a cuestiones como la solución de problemas y la toma de decisiones».
Asimismo, otros elencos del territorio participarán en el programa, como es el caso de D’Seos Teatro, que compartirá su popular Ciudad en movimiento. Por su parte, Lía García nos regalará la intervención Papel, y Lázaro Rojas, el performance Autopsia. En tanto, Total Teatro exhibirá el viernes a las 8:00 pm, en la sala Blanca Becerra, y el sábado a las 10:00 am, en el parque Vicente García, El último bolero y La gula, en ese orden.
En el programa figurará igualmente la exposición de pintura Generaciones, protagonizada por artistas de la plástica de diversas edades, que se inaugurará durante la noche del jueves 11 de abril, en la Casa del Joven Creador. Otras iniciativas también tendrán lugar por esos días, desde descargas, un salón de tatuajes, hasta intervenciones variadas en diferentes sitios de la ciudad.
Performance, una voz aguda (+fotos)
En estos tiempos el arte cubano encuentra menos asideros para sustentarse, las constantes crisis van relegando sus expresiones a niveles ínfimos, suelen ser menos los acontecimientos que transcienden; a ello se añade que desde los círculos de la crítica y los estudios culturales se suele lanzar teorías sobre límites del arte, jerarquías artísticas o lenguaje contemporáneo, menospreciando algunos intentos legítimos.
Si bien la academia es importante para el entendimiento de símbolos, conceptos y técnicas, el arte no necesita de tanta armazón epistemológica, solo precisa dejar enseñanza, mensaje; o sea, comunicación entre artistas y espectadores. Así genera diálogo, reflexión y aporta elementos cognitivos, cuestión intrínseca también al performance.
Por estos días Las Tunas fue escenario de propuestas interactivas, a pesar de su ubicación geográfica, distante de las capitales culturales. Como sucede en Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Matanzas y La Habana, aquí los artistas exhiben sus deseos y móviles discursivos sea cual sea el contexto.
Basta con ver el efecto de los performances acontecidos durante La Pupila Archivada de la Asociación Hermanos Saíz en Las Tunas, para entender que el arte se hace haciéndolo y para quienes, como yo, no pudieron asistir a todas las presentaciones, están los testimonios fotográficos de Yoandry Sardiña, con su excelente factura desde el trabajo con el lente, el oficio perceptual y -sobre todo- su peculiar modo de observar las cosas.
Los escenarios fueron calles del centro de la ciudad, locaciones que embellecen cualquier propuesta artística porque el Balcón de Oriente es una especie de escenografía con muy buena imagen para la fotografía.
Las condiciones estaban creadas, el escenario ideal, la primavera como atmósfera temporal, jóvenes y talentosos actores, músicos, bailarines…, más un público ávido de interacción y espiritualidad. Y en ese universo alineado para las buenas cosas, Andrés Borrero Ricardo (Las Tunas, 1981) lanzó sus guiones o argumentos para conceptualizar algunos performances.
Andrés es escritor (yo lo llamo creador) y la escritura es el medio comunicante. Quizás este desenvolvimiento en la expresión visual está alimentado por la cercanía al mundo de la escena, pues es hermano de la actriz Elizabeth Borrero (no lo sabía, lo obvio es desconocido a veces para mí).
Andrés presentó Nothing else masters, interpretada por la estudiante de ballet Alejandra López Peña; Concierto a cuadros, desarrollado por el concertista Danilo Lozada Lazo, y Ciudad, por la actriz Leonor Pérez Hinojosa.
Cuando vi estas obras me dije: ‘qué bueno, los artistas piensan y dicen’. Y recordé algo importante sobre nuestro pasado artístico, sobre esa variante contestataria que nada ni nadie puede callar. Les contaré y, luego, volvemos al performance de Andrés Borrero.
Esta pequeña ciudad, que exhibe la sencillez de pueblos rurales, fue en la década del 80′ del siglo XX ubicada en el panorama cultural cubano con las propuestas del grupo La Campana. Jóvenes artistas, apoyados en el manifiesto conceptual de Armando Martínez Rueda que arremetió contra los curadores e instituciones. El grupo quizás tuvo un surgimiento casual, estaba integrado por algunos que fundaron la cofradía y otros que se fueron sumando en la medida que el espíritu de él se apoderaba de los espacios. Entre ellos, Oscar Aguirre Comendador, Manuel Martínez Ojea, Carlos Pérez Vidal, Lázaro Estrada, Eduardo Lozano, René Peña Carbonell.
Su obra fue contundente en medio de un ambiente de pasión por los héroes y todo lo que estuviese referido al tema «Patria». Cada época tiene sus códigos y vehículos comunicativos, aunque la obra de La Campana fue efímera y 35 años después quedan pocos testimonios gráficos, su mensaje está latente.
Terminé admirándolos por el valor de llevar la disyuntiva hasta sus límites y consecuencias, desde la voz grupal y su obra individual. Me atrevo a asegurar que tenemos deudas con los artistas de nuestra tierra. Luego de despojarnos de prejuicios debíamos reconocer a los que inscribieron -y aún lo hacen- el nombre de Las Tunas en revistas especializadas y la pusieron en boca de muchos que -incrédulos- no pueden calcular el potencial que desde esta tierra se expande por el mundo.
Y en eso del performance, los artistas de aquí han sido pródigos. En los primeros años del siglo XXI, el grupo Demos & Kratos, integrado por jóvenes, entre ellos Osmanys González Vargas, recorría las calles con un cuerpo ensangrentado, llevado en vehículo alternativo, en este caso una carretilla de albañil. Por mucho que el público quisiera abstraerse, generaba conmoción, pues cada cual ponía su experiencia para completar la propuesta.
Con Mohamed Roselló Labrada tuvimos lo más avanzado de la tecnología a disposición. Muchos recordarán las proyecciones de diapositivas con la obra de este creador, sobre cuerpos semidesnudos, contra una gran pantalla de cine. Las imágenes resultantes, cientos por cada contorsión del cuerpo, son de las propuestas más acabadas en este género, en cualquier época y sitio que se proponga. Mohamed es dueño de un estilo, uno de esos artistas que echamos de menos en nuestras salas porque -simplemente- con él pensamos y nutrimos nuestro intelecto.
Las esculturas andantes de Yuris Eduardo Bueno Yero son recurrentes hoy en los espacios públicos de la ciudad, muchas veces junto al proyecto D’Seos Teatro, las cuales cuentan con mucha aceptación por el grado de factura de sus personajes. En el caso de Yuri, es loable el tiempo de entrega del hombre artista; horas encapsulado en un vestuario puede resultar pesado o incómodo, pero no limitan la voluntad actoral.
En todos los tiempos el arte fluye según las circunstancias y necesidades sociales. El performance nace en 1916, unido al arte conceptual y bajo la égida del poeta y ensayista rumano Tristán Tzara, inmerso en el movimiento dadaísta. En general, es una vía expedita de interacción con el público, puro arte en acción. Además, como variante atemperada al desarrollo tecnológico, en muchos casos sus costos de producción anulan cualquier intento de representación.
Andrés Borrero enriquece esas memorias del arte interactivo. Su concepción fue inicialmente escénica, convirtiéndose en visual en la medida de la evolución plástica. El autor puede pretender un resultado, sin embargo, el alcance de la obra en el proceso de comunicación con el público es impredecible. Por ejemplo, el performance Concierto a cuadros, en medio de la vía pública, fue elevado a otro grado de resolución por la ecuanimidad de Danilo Lozada al interpretar con el violonchelo, en circunstancias donde los conductores detenían sus autos, aparentemente por la obligatoriedad de una luz roja y la cebra, junto al factor «deseo ver qué está pasando aquí».
Se requiere un trabajo previo para abstraerse del medio o entorno como lo hizo el artista, que ofrecía una escena casi irreal. No obstante, hay un elemento que destacó la capacidad comunicativa de esta obra, esa ni Andrés, ni Danilo, ni Yoandry podían saberla: la presencia de un personaje deambulante, desposeído de sus facultades psíquicas, que rompió los límites del espacio físico para ser parte de la obra.
Fue un mágico momento. Cada uno de ellos supo aprovecharlo, porque la interacción no está solamente en que la música sea capaz de volar lejos, no está en que muchos transeúntes pudieran ver la escenificación -todo ello es lo concebido o pensado-, la verdadera conexión es la confabulación del público con la obra. El performance es un arte que no se concibe en su totalidad porque todo el que se relaciona aporta.
Los actores escénicos conocen la ruta para la expresión plástica, el teatro abraza todas las manifestaciones, incluso, la solución manual de sus propios atrezos. No importa cómo se mueve el arte contemporáneo en el resto del país o en el mundo, hay códigos que han ido evolucionando a la par de la tecnología y los grupos sociales, pero estos, los nuestros, funcionan en un pequeño pedazo de mundo donde el público está ávido de un lenguaje que los haga pensar, interactuar y reconocerse en él. El performance es un lenguaje para el reclamo compartido de artistas y público.
La Pupila…, para que no apague su luz (+ Fotos)
Hace unos años nos entristeció la noticia de que no se haría más la jornada de performance e intervenciones públicas La Pupila Archivada, algo que en ese momento respondía a una decisión nacional. Por eso, que se haya retomado, en primer lugar y sobre todo, por la voluntad de la actual dirección de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el territorio, nos devolvió la alegría, máxime cuando ha sido por tradición una de las citas más releventes de la filial provincial.
Del 27 al 29 de abril, confluyeron aquí artistas de provincias como La Habana, Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín, con multiplicidad de propuestas que llevaron a calles, instituciones y comunidades alejadas del centro histórico.
El performance, a tono con la concepción del evento, fue una de las disciplinas privilegiadas, con variados ejemplos, que abrazaron todas las expresiones artísticas. Iniciativas singulares, signadas -más allá de la actuación- por el llamado a reflexionar sobre tópicos como la calidad o no del quehacer cultural que se promueve, las emociones que pueden acompañar a un embarazo y la importancia de la poesía para el crecimiento espiritual. El cuidado del discurso, el lenguaje extraverbal, el «cómo» transmitir de manera profesional el «qué», estuvieron entre los elementos percibidos por el auditorio.
Uno de los que se destacó en el necesario «empuje» que a veces necesitan los artistas para sumarse y salir de su zona de confort fue Andrés Borrero. De hecho, una de las acciones encomiables que realizó la AHS aquí fue buscar asesoría previa en personas con experiencia en el evento como el escritor mencionado y la cantautora Iraida Williams, otrora líderes del gremio.
Leonor Pérez Hinojosa y Yury García Fatela fueron dos de los coterráneos que protagonizaron «escenas citadinas». En diálogo con 26 explicaron cómo la interacción con los públicos, en un entorno marcado por la espontaneidad de las circunstancias y otros factores, motivó a los creadores y resultó «inyección» a su trabajo, pues los «obligó» a superarse, a crecer. Eso es una fortaleza.
Para los espectadores también resultó provechoso, pues el arte se acercó a ellos; los receptores mayormente fueron transeúntes, personas comunes que no siempre asisten a las instituciones culturales. Un vecino del reparto Primero, a raíz de una descarga musical acontecida como parte del programa, me preguntó si tenía «el tipo de música que defendieron unos muchachos en la Plaza de los Recuerdos»; se refería al hiphop. Lo que revela la influencia que pueden tener estos eventos en la población y en la elevación de su gusto estético.
Obras de teatro, conciertos, grafitis, realización de tatuajes y otros aderezos, complementaron la agenda que, por tres días, dio vida a la ciudad desde el punto de vista cultural, con significativos elencos. Y, en ese impacto sobre la gente, más allá de asociados a la AHS, estuvo el éxito real de La Pupila…
Pero detrás de los resultados siempre hay esfuerzo, inventiva, perseverancia y deseo de «no seguir perdiendo cosas», frase que he escuchado mucho últimamente. Sé que no fue fácil, faltó el apoyo de algunas instituciones que, cuando hay un evento de esa naturaleza, deberían recordar que la cultura es una sola y apoyar en lo que se pueda, amén de presupuestos y otras razones.
También hubo excepciones y entre «ellas» figuró la casa de cultura Tomasa Varona, con su proyecto de estatuas viviencias D´Seos Teatro; el centro cultural Luanda, que abrió sus puertas para una presentación ante un cambio imprevisto a última hora; la Universidad de Las Tunas, con el apoyo de estudiantes de Comunicación Social en la promoción del jolgorio, y la Dirección Municipal de Cultura, que costeó el concierto del trovador habanero Oscar Sánchez.
Sin embargo, la mayoría de las cosas corrió a cuentas de la AHS tunera, que tuvo que ahorrar mucho para lograr su sueño de rescatar La Pupila Archivada, principalmente cuando hoy no dispone, para ese evento en particular, de fondo extra por parte de la dirección nacional de la organización.
En general, respondieron amigos e inspiradores, dispuestos a dar batalla a pesar de todo. Y lo hicieron desde la creación, el trabajo en equipo, la búsqueda de alternativas y el aporte personal en algunos casos, porque la logística no siempre se lleva bien con las matemáticas y cuando alguien «de afuera» visita tu casa, quieres ofrecer lo mejor.
Claro, hubo que hablar desde la transparencia con los artistas cuando las opciones no fueron idóneas y «estirar el pie hasta donde dio la sábana». Mas, el evento se hizo, y se hizo con una calidad y variedad decorosa; aunque se atrasara un poquito alguna que otra actividad, todo es perfectible.
Voluntad, alianzas, adaptación…, claves que abrazan la frase de que «cuando se quiere, se puede». Pero pensando en futuras ediciones, fuera inteligente dirigir la mirada hacia la cita desde la provincia; vivimos tiempos difíciles y no podemos darnos el lujo de desperdiciar espacios, talentos ni oportunidades.
Bien lo resumió Yuris Eduardo Bueno Yero, líder de D´Seos Teatro, cuando dijo: “Retomar La Pupila Archivada fue sabia decisión. Intercambiamos experiencias, dimos vida a la ciudad, los artistas nos sentimos realizados… Es lo que hay que buscar: no perder los eventos, sino echarles ganas y que las cosas salgan con calidad. Siempre se pueden ingeniar iniciativas para defender nuestra cultura”.
Un primer libro no es un búcaro sin flores
Aunque se llame Abrazo a un búcaro sin flores, un primer libro siempre es ese jardín a que se espera asomar el lector para conocer al novel “jardinero”, que quién sabe si después figure entre los inspiradores necesarios en su estand. Así nace la primera publicación del joven tunero David Montero Figueredo, que vio la luz recientemente por la editorial Primigenios, de Estados Unidos.
Alrededor de 40 poemas en verso libre hablan de su yo interno, “de vivencias con las que se buscan respuestas a insatisfacciones espirituales y materiales, y se analiza si somos útiles porque, si no lo somos, qué sentido tiene la vida”.
Él empezó a escribir cuando yo apenas gateaba, allá por los años 90 del pasado siglo, cuando formaba parte del proyecto La Paliza que, desde la Asociación Hermanos Saíz (AHS), aglutinaba a cultores de varias manifestaciones. Además de poesía, realiza cuentos y novelas, y ha ganado algunos premios como el prestigioso Portus Patris y otros durante el evento La Pupila Archivada.
Thomas Eliot, William Shakespeare y casi todos los escritores norteamericanos e ingleses son referentes suyos en la literatura. En el caso de este texto, tópicos como el vacío interior del ser humano, la soledad acompañada, la muerte real y la llamada muerte en vida, convergen en sus páginas con un halo que conmina a reflexionar, instrospeccionarnos y alejar prejuicios, falsedad y otros lastres.
Muerte y verdugos
tiene la yerba cruda,
el pobre vástago abandonado
a su suerte de morir,
a las indomables espinas,
al paraje baldío cubierto de lágrimas,
(…)
Hacia atrás vuelve mi vuelo zángano,
la nube que vi,
tempestades torcidas de átomos, vientos,
hacia imperiosa torre sin fin.
“Publicar el primer libro es algo increíble”, me dice con sencillez. Y lo es, pero no lo entrevisto tanto por eso, sino porque desde que lo escuché leer poesía años atrás en el espacio La glorieta y la estrella, que conducía aquí la escritora Marina Lourdes Jacobo, reconocí al gran literato que es.
Por su filosofía de vida, más dado a la onda rockera que a la predominante, ha sido marginado alguna que otra vez por personas carentes de alma y de visión, pero el talento se impone y este cuaderno así lo demuestra.
“Para ser escritor hay que ser sincero con uno mismo y las circunstancias. La literatura para mí es catarsis, sentido de la vida y utilidad. Me ha hecho más humano, pues el arte es un antídoto contra los males y un medio de redención”, dice quien se acerca también al performance, la pintura, el dibujo y la música.
“Actualmente trabajo en una novela llamada Ratas, que tiene que ver con la hipocresía y la moral de las personas”, añade este “ser- lobo estepario”, que solo sale de “su guarida” a compartir con verdaderos amigos como los escritores Ana Rosa Díaz Naranjo y Rafael Vilches. Su hija Lena, de apenas 6 años, ilumina sus pasos en las letras, ese hermoso universo que conforma con versos como: «Qué atisbo cruel es la poesía/ para los ojos de quien la sueña /escapatoria a la expiación de los días vacíos. / La poesía de quien la sueña y la viva/ como respuesta a la investigación/ porque en el día o la noche ha sido feliz».
XI Festival Pupila Archivada en Las Tunas
Los transeúntes tuneros serán espectadores y partícipes de un suceso que hace de la provocación y el asombro su razón de ser cunando se inaugure la oncena edición del Festival de Performance e Intervenciones públicas la Pupila Archivada. Auspiciado por la AHS en el territorio, en colaboración con la UNEAC, la editorial Sanlope y la UJC, este año el encuentro se celebrará del 24 al 28 de mayo y estará especialmente dedicado al Tercer Congreso de la Asociación Hermanos Saiz que se desarrollará en octubre de este 2018.
Detente, una Pupila tiene algo por decir
El privilegio del instante, de un breve tiempo exprimido al máximo, todo para inquietar al público, para hacerlo cavilar, para que haga una parada en su rutina diaria y se piense, se vea, se pregunte. [+]
Lo efímero, archivado en la pupila
La posibilidad de apreciar en plena calle diversas manifestaciones desde el catalejo de lo performático, es el norte de La Pupila Archivada, jornada de intervenciones urbanas que impulsa la Asociación Hermanos Saíz en Las Tunas, por iniciar este miércoles 20 de abril dedicada a los 30 años de la organización y los 90 de Fidel Castro. [+]