Jesús Ricardo Pérez
Jesús Ricardo Pérez, quien hace de la canción, poesía
Para Jesús Ricardo Pérez, cada canción es la excusa perfecta para expresar desde un lenguaje poético todo lo que siente y percibe. Este joven trovador continúa el amplio legado de esa manifestación cultural en esta isla del Caribe y forma parte de la generación continuadora de la canción de autor cubana.
A raíz de su reciente participación en los festivales Longina canta a Corona, Trovándote y Al sur de tu mochila, el Portal de Arte Joven le realizó una entrevista a este joven artista para hablar sobre sus proyectos artísticos en especial la peña Luna creciente y sus perspectivas con vistas al IV Congreso de la AHS.
¿Qué significa para ti ser trovador cubano?
Ser trovador cubano significa una responsabilidad para con el tiempo, la historia, la espiritualidad, el alma esencial de este país, la tradición musical y sobre todo con las personas.
En la Cuba actual, ¿qué desafíos impone ser trovador y tener una peña como Luna creciente?
En la Cuba actual, en el mundo actual, el principal desafío de este trovador, en particular, creo que es observar. Observar todo lo que está pasando, observar el tiempo, analizarlo, no juzgarlo; entender qué está pasando y luego ser consecuente con eso desde mi visión, mi sentir, mi criterio. Formar un criterio, pero no a partir de lo primero que se me pasa por los ojos, porque es muy fácil que te digan una cosa y a partir de eso que tú quieras responder; pero es poco inteligente, porque tenemos mucho de eso, y uno tiene salvarse de eso, un trovador tiene que salvarse de eso y un artista en general.
Entonces asumir un proyecto como Luna creciente, que es mi peña –a la que dedico muchísima atención y muchísima energía–, yo creo que también es otro de los desafíos más importantes, porque no solo es mi espacio donde canto mis canciones, la de otros autores y las que me hacen feliz, sino también es un eje que me hace –de alguna manera–, funcionar y saber que tengo tierra firme en algún sitio a pesar de que yo puedo estar perdido –incluso de mí mismo– en algunas ocasiones o puedo estar buscando en otros lugares digamos información, conocimiento, experiencias de vida, o esto mismo que te decía, observar. Luna creciente siempre es el momento de hacer catarsis, de comunicar, de ser yo mismo, y yo creo que ser uno mismo y ser sincero es también un desafío, así que todo tiene que ver.
La tradición trovadoresca en Cuba es amplia. ¿Qué significa y qué sello distintivo tiene Jesús Ricardo Pérez? ¿Cuáles son tus referentes y tus objetivos a lograr en tu música?
La canción trovadoresca cubana es una fuente inagotable de luz y de mucha calidad musical y poética. Realmente no sé si tenga un sello, a partir de mi experiencia, solo puedo decir que trabajo desde la sinceridad y por supuesto, desde la poesía. Siempre mi música habla a través de la poesía, y no solo en la letra, sino también en la música, que tiene un ritmo, un tiempo, y eso lo trasmito en los versos, en los ritmos que utilizo, en las melodías. Siempre trato de que mis canciones sean un poema; para mí son un poema y así me gustaría que sean vistas. Poemas que cuentan historias. Este podría ser mi estilo, aunque nunca me lo había planteado.
Mis referentes son toda la trova y toda la música. Yo escucho bastante música. No escucho todos los géneros como tal, pero trato de escuchar la gran mayoría de ellos y, esencialmente, escucho mucha trova actual, de la que se está haciendo ahora en Cuba, y eso es importante, ver lo que está pasando al lado, después de conocer los referentes digamos que históricos. Me gusta mucho Santiago Feliú (que es de los trovadores que más me gusta), Ariel Barreiro, y trovadores de mi tiempo como Yeni Turiño. No sé, te podría mencionar bastantes, pero esencialmente ese es el camino que sigo.
¿Qué significa para un joven trovador un disco? ¿Cómo utilizas las redes para promocionar tu obra?
Todavía no tengo un disco, pero estoy trabajando a mi ritmo para lanzarme en la búsqueda de ese proyecto. Creo que es un regalo y una buena forma de cuidar el trabajo que uno hace y de también hacer que eso tenga una forma tangible de llegarle a las personas porque uno no puede estar en todas partes, y menos si lo que haces es una música que no es la más promocionada, y eso no es un secreto para nadie.
El tema de la promoción en redes es algo que he descubierto poco a poco, pero me ha dado muchísimas oportunidades maravillosas de conocer personas, de que las personas conozcan mi obra y que gracias a eso se abren puertas que realmente no se abren de manera natura, y que gracias a las redes mi obra ha podido navegar por otros horizontes tecnológicos. Te mencionaba anteriormente de parecerse al tiempo y de observar qué está pasando, es por eso que he encontrado mecanismos a partir de los memes, de las cosas que están pasando a nivel mundial, a nivel de país, y todas las traigo a modo jocoso, para ganarme la atención y la visión de las personas. Incluso hay jóvenes que no conocen que existen más propuestas musicales, solo lo que escuchan en el celular; hay personas mayores que no conocen, que creen que la trova se quedó en Silvio y Pablo, y entonces, ¿qué siguen las personas en las redes sociales?.
Bueno… los memes, pues entonces hay que ir a los memes para aprender, los memes son para reírnos, pero también son una herramienta muy útil. A mí me han servido de promoción, y fíjate… yo inicialmente lo hice de manera casual, fue una cosa que se me ocurrió un día de buenas a primeras y me ha funcionado porque gracias a eso y, por supuesto, a las personas que me han apoyado en esta idea, mis peñas se llenan; tengo personas que me siguen y que por la calle me llaman, y entonces veo que tengo un reconocimiento. Y eso no determina si la calidad del trabajo es buena o mala, pero sí determina que realmente uno está haciendo visible su trabajo y eso es un paso importante, que a veces en la trova no está. La trova es un género bastante alejado de la promoción.
La pandemia fue un período de experimentación, en especial los conciertos y encuentros a través de Telegram, cuéntame de esta experiencia. ¿Qué significan eventos como el Longina canta a Corona o el Trovándote para un joven trovador?
La pandemia desde el punto de vista personal en una parte fue triste, pero en otra fue productiva, porque tenía mucho tiempo, como nunca. Tuve mucho tiempo para hacer las cosas que me gusta; cantar, estudiar, tocar la guitarra. Hice muchas canciones desde el punto de vista profesional, unas que sirven, otras que no tanto, y como guía de mecanismo para funcionar.
Luna creciente es un proyecto que llevo todos los meses y no la freno por nada. Nunca he suspendido una Luna creciente, ni espero hacerlo. Yo la pospongo, pero no la suspendo, y en la pandemia sucedió eso. Cuando se dio la noticia de que en La Habana estaban los primeros casos de la COVID en Cuba, el día que se dio la noticia, casualmente coincidió con una peña y se dio una orientación por el Ministerio de Cultura que suspendían todas las peñas y eso a mí me causó mucho ruido, porque realmente no sabía qué rumbo iba a tomar el país y eso también me desconcertaba, el no saber para dónde íbamos. Entonces había escuchado que Fito Páez se había grabado en su cuarto haciendo un concierto y dije, esa misma idea la voy a hacer, y entonces llamé a los chicos, mis amigos de Luna creciente –somos un equipo, los guío, pero somos un equipo–, y desde mi casa cogimos el mejor teléfono que teníamos en ese momento, nos grabamos un video y fue lo primero que hicimos en la pandemia, y a parir de ahí nos empezamos a grabar todos los meses subiendo videos. Hasta que tiempo después, apareció Telegram, como una opción en la que pude hacer recitales y conciertos y tener invitados, y eso me ayudó muchísimo al desarrollo personal como otro mecanismo de mantenerme activo.
Continúo haciendo los recitales por Telegram. Ya hoy no tenemos la pandemia, esto es algo por lo que no cobro, lo hago de corazón, porque a mí me gusta cantar y me gusta lo que hago. Y a partir de Telegram me descubren personas. Una vez de atrevido le escribo a Yeni Turiño, le envié mis canciones, la invité a estar en un recital mío. A ella le gustó mi trabajo y aceptó compartir conmigo. Luego más tarde llegó la invitación al Longina, al Trovándote, y todo eso significó un regalo para mí, porque el desarrollo que tiene un trovador para con su obra no es una escuela, no es un taller, no existe ningún tipo de superación más allá de los eventos y el intercambio con otras personas que también son artistas de la canción, y que ya tienen una experiencia, una obra, un sello, una esencia, un discurso valioso, y te estoy hablando desde los maestros hasta los jóvenes de mi tiempo. El dicho de “no hay mal que por bien no venga”, creo que es bastante aplicable en este caso, en donde los conciertos online fueron una opción.
¿Qué significa la AHS para ti como músico y en tu trayectoria?
La AHS ha sido realmente el apoyo, el puntal imprescindible que he tenido para hacer lo que me gusta, que es cantar y hacer mis canciones. Por ejemplo, la AHS me ha dado, entre otras alegrías, la posibilidad de tener un espacio propio, de participar en espacios de otros trovadores o cantautores, de conocer artistas, no solo trovadores, sino otros artistas que también tributan a mi formación como artista y ser humano. La posibilidad de participar en eventos, eso también es a partir de la AHS.
En este año estamos desarrollando el IV Congreso de la AHS y el slogan es el reto. ¿Cuál es el reto que tiene Jesús Ricardo Pérez?
El reto principal de este trovador ha sido y sigue siendo hasta hoy, hacer arte desde el corazón, con toda la sinceridad y aportar un poco de amor a tanta oscuridad y tanta negatividad que hay en el mundo, en el país; en el mundo y en los pensamientos. Amor, amor desde los matices. Que entendamos que existen matices. Creo que ese es el reto principal que tengo y tenemos.