homosexualidad
Serie Madame C. J. Walker, entre ficción y realidades (+ Fotos, video y tuit)
La serie Madame C. J. Walker: Una mujer hecha a sí misma, basada en hechos reales y transmitida los sábados por el canal Cubavisión, rápidamente ha ganado adeptos en el público cubano, por la fuerza de su historia y la buena construcción dramática.
Bridegroom: la sencillez y la honestidad como alegato
Mayo de 2012. Otro video sube al mar de frivolidades de YouTube. Un grito de auxilio con el rótulo It Could Happen To You (Podría pasarte a ti) aparece en el canal de un chico veinteañero, originario de un pueblo conservador al norte de Estados Unidos. Entre lágrimas, Shane Bitney Crone cuenta la trágica muerte de su novio Tom Bridegroom, un año atrás, y el impedimento de la familia de este último de admitirlo en los honores funerarios.
Diez minutos de desgarro e invocación desencadenaron el proyecto documental con el mayor financiamiento en masa (crowdfunding) de la historia hasta ese momento. Más de cuatro millones de visitas difundieron el lamento de Shane por la falta de amparo legal en el estado de California para reclamar los bienes y el espacio que le correspondía en la vida de su amado.
Tres semanas después, Crone recibió una llamada telefónica de Linda Bloodworth Thomason, una reconocida guionista y productora de televisión interesada en expandir su relato. Ese fue el origen de Bridegroom (2013), largometraje que el pasado miércoles la televisión cubana propuso a sus espectadores en el necesario y no siempre bien ponderado programa Pantalla documental, que cada miércoles llena la parrilla nocturna del Canal Educativo.
Este es uno de esos documentales donde el testimonio sobrepasa las apetencias artísticas con deliberada intencionalidad. Dos jóvenes homosexuales, uno retraído y con un historial de bullying y el otro plenamente realizado y exitoso, confluyen en una historia de amor más ajustada a los patrones de una comedia romántica que a las reales expectativas sobre el desarrollo de una relación de pareja.
Formalmente, Bridegroom no ofrece nada nuevo. La realizadora no se desgasta en esconder la muerte de Tom al caer desde la azotea de un edificio cuando realizaba una sesión de fotos; hecho que se nos presenta como el incidente provocador (inciting incident). Luego, una amplia sucesión de videos caseros y fotografías nos adentra en el mundo de Shane, su familia, los lugares y proyectos compartidos con su pareja.
Bloodworth Thomason, experimentada guionista de series televisivas, hilvana con precisión dramática esas evocaciones fílmicas con las entrevistas de amigos y familiares de modo que, presentado ya el trágico final de Tom, no se pierda el interés por conocer la vida de los protagonistas y la resolución del conflicto con matices reivindicativos. Intención sostenida, en gran parte, por la evocación a los cotidianos avatares de una relación entre dos chicos guapos y no desde un enfrentamiento frontal con las causas que desencadenaron el problema.
Un devenir casi cronológico nos conduce a través de la trama y así develarnos un conflicto que a ratos pareciera diluirse entre la sentimental apoyatura de la banda sonora y las emociones a flor de piel de los entrevistados, para luego ponernos frente a un clímax donde –tras la pasiva observación de una fábula modélica– somos apelados a tomar partido ante una clara injusticia.
El audiovisual revela, de igual modo, el contradictorio escenario de las familias involucradas, un camino inverso al modo en que cada uno de los protagonistas había asumido y vivido su sexualidad. Por una parte los parientes de Shane lo apoyaban incondicionalmente pero los de Tom rechazaban por completo su vínculo. De hecho, estos últimos, nunca respondieron a la solicitud de los productores para participar en el filme.
En mi personal encuentro con esta película, más de una vez me cuestioné hasta dónde nuestros límites morales y formativos nos hacen partícipes de otros esquemas de ostracismo; esos que con descarnada certeza nos ubican, muchas veces, en el mismo lugar que a los padres de Tom.
Este no es el primer episodio de desamparo de una persona homosexual ante el fallecimiento de su pareja ni será el último, pero la experiencia de Shane y Tom, aun con el riesgo de parecer un registro parcializado, nos confirma que todavía hay historias de vida que conectan con los valores más altruistas y emancipadores de la humanidad.
Más allá del tema de la orientación sexual, este material nos entrega una historia de amor apta para todas las edades y geografías. Es un manifiesto sin estridencias pero con la suficiente hondura para hacernos reflexionar sobre la fragilidad del lazo amoroso y patrimonial entre dos personas cuando no tienen protección legal.
No se rehúye a la emoción ni se evitan excesos en ese sentido, pues es la historia de Shane y nadie puede cambiar el modo en que él cuenta su infortunio, su dolor. Bridegroom tiene más efectividad pedagógica que cientos de reuniones y panfletos sobre la defensa del amor ante los prejuicios y el odio.
Asistimos a un viaje emocional hasta el espacio íntimo de Shane y Tom, un tránsito de la felicidad a la tragedia hasta llegar a la redención en un cierre desgarrador y ejemplarizante.
Tras cosechar el favor de la crítica y el público en certámenes como el Festival de Cine de Tribeca (donde fue presentado por el expresidente estadounidense, Bill Clinton), el Outfest de Los Ángeles, el Little Rock Film Festival y el Inside Out Festival de Toronto, entre otros, la plataforma Netflix lo incluyó en su servicio de streaming, lo que ha facilitado una difusión más amplia de la que podría preverse para un filme independiente y de temática LGBTIQ+.
El 26 de junio de 2015, tras la sentencia del caso Obergefell contra Hodges, la Corte Suprema de los Estados Unidos declaró que todos los estados federados tienen la obligación de conceder licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo bajo la Decimocuarta Enmienda a la Constitución. Dos años antes el asunto había quedado resuelto en California tras una extensa batalla legal y política.
Queda en el ámbito de la especulación cómo hubieran ocurrido los hechos tras el fatal accidente de Tom si estuviera legalmente casado con Shane, sin embargo, la deriva neoconservadora que se apropia en la actualidad de espacios políticos y judiciales en todo el mundo debería alertarnos que historias como estas no son ni tan distantes ni exclusivas.
Ficha técnica:
Título original: Bridegroom
Estreno: 23 de abril de 2013
Duración: 80 minutos
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Guion y Dirección: Linda Bloodworth Thomason
Producción: Linda Bloodworth Thomason, Shane Bitney Crone, Allen Crowe, Douglas Jackson, Harry Thomason
Música: Benjy Gaither
Fotografía: Víctor Zorba
Género: Documental
Distribución: Virgil Films & Entertainment
Estudio: Orgánica Music Grou