Guion
Soñar despierto
En Soñar con los ojos abiertos, todos giran alrededor de la joven soprano Lucelsy Fernández, quien acaba de ser distinguida con el Premio de Actuación Adolfo Llauradó 2020, de la Asociación Hermanos Saíz. Rubén Darío Salazar ha creado para ella un concierto que, de la mano del director de Teatro de Las Estaciones, resulta, por supuesto, un espectáculo teatral.
«Los escritores somos esclavos de las historias»
El inicio del cuento fue el primer libro de Sigrid Victoria Dueñas que leí. En aquel entonces aún no conocía el rostro de la escritora, ni había tenido la oportunidad (el privilegio) de compartir con ella las páginas de una antología. Me acerqué a Sigrid como una lectora más, una lectora enamorada de la historia que aquella muchacha había contado. Desde entonces, y con igual intensidad, he seguido las otras historias de Sigrid. Me sigo considerando, como en aquel primer encuentro, una de sus fieles lectoras.
¿Crees que es útil, más allá de una intención valorativa o crítica, las definiciones genéricas en cuanto a literatura se trata?
Hmmm… Qué buena pregunta. El problema sería para quién resulta útil. Puede que un lector agradezca saber de antemano a qué género pertenece el libro que va a leer, si está dentro de sus preferencias o no… Para determinados autores, moverse a conciencia dentro de un género les permite utilizar los recursos del mismo, recurrir a la intertextualidad con otras obras afines. Pero también existen libros que cruzan alegremente las fronteras de toda definición y que se apropian de aquello que contribuye a contar la historia. Creo que la utilidad de las definiciones está sujeta a muchos factores, demasiados como para ser categórica al respecto.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo? ¿Cómo piensas la estructura de tus libros?
No los pienso. Ellos llegan, tocan a la puerta y a mí lo único que me queda es abrirla. A veces, muy educados, se presentan de principio a fin y me advierten cómo va a ser nuestra relación. Otras veces empiezan por el final y esperan, desconfiados, a que yo demuestre ser digna de la historia antes de contármela por completo. Los escritores somos esclavos de las historias. Nada que hacer al respecto, ellas mandan.
¿Existe, en la actualidad, un lector más preparado para entender la ciencia ficción y la fantasía, o ese lector existió en todos los tiempos?
Siempre ha existido un lector capaz de asumir ese “qué pasaría si…” De lo contrario, la ciencia ficción y la fantasía no habrían llegado al lugar en que están hoy en día. Ahora, sí me parece que ha aumentado la cantidad de lectores con gusto por lo fantástico y con la capacidad de comprenderlo. Sobre todo en nuestro país, cada vez son más los lectores amantes del género que pueden apreciar una obra fantástica, criticarla, valorarla… Sí, hay más lectores listos para el fantástico en la actualidad.
Cada vez que una crítica negativa amenaza —con menos o más razón— al campo nacional de la ciencia ficción y la fantasía, los autores tienden a unirse para defender el género. ¿Existe un coto de protección mutua, donde el diálogo con escritores y críticos (quizás provenientes de otros campos de escritura que no sean el propiamente fantástico) se hace casi imposible? ¿Cómo podrían abrirse las mentes de uno y otro lado para conciliar opiniones?
No puedo negar que hubo un momento en que los amantes del fantástico sentíamos algo de desprecio o animosidad por parte de la crítica y la postura editorial en Cuba. Ignoro si ese fenómeno sigue dándose, hoy que tantos espacios se han abierto a la ciencia ficción y la fantasía. Es de esperarse que el escritor/lector del fantástico se ponga a la defensiva si escucha críticas mal fundamentadas de personas que solo han tratado de leerse a Bradbury y Asimov, y cuyas opiniones se basan mayormente en el cine, el peor enemigo de la ciencia ficción. Eso hicimos muchos de nosotros, que no entendíamos por qué el lector de fantástico podía leerse, además, a Cortázar y disfrutarlo, mientras que el crítico que prefería el mainstream no lograba abstraerse lo suficiente como para leer Hyperion y se atrevía a opinar sin una verdadera base.
Hoy en día, me parece que lo mejor que pudiera pasarle al género sería tener una alianza con la crítica profesional. ¡Nos haría tanto bien tener la visión externa, acertada, oportuna, de un crítico para nuestros libros! En general, siento que en Cuba hace falta más crítica literaria, no solo para el fantástico.
Seguro que si pudiéramos encontrar buenas reseñas de libros en la prensa, escritores y lectores mejoraríamos en conocimiento y criterio de selección. En cuanto a cómo lograrlo, me parece que lo primero que se necesita es buena voluntad. El resto vendrá solo.
Durante mucho tiempo, se defendió en el gremio del fantástico la idea de no cerrar premios, de conceder lauros incluso a obras con determinados grados de deficiencia escritural, para así proteger las pequeñas y muy soñadas búsquedas que nos costaron años ver materializadas. En la actualidad, ¿debemos seguir premiando a obras con deficiencias, o el género ha ganado la calidad suficiente como para valorar, en igual proporción, el valor del riesgo y la responsabilidad con el lector? ¿Premiar o no premiar, sin importar consecuencias? ¿Dar un premio desierto: es una pérdida para el género o una ganancia?
Tu pregunta pone de relieve uno de los problemas de las publicaciones en Cuba. Para mí, el mal está en que vemos el concurso como un aval de calidad. En una competencia de patinaje, pongamos por caso, puede que todos los atletas se caigan, pero el premio se lo lleva el que mayor puntaje logre, aunque todo el mundo sepa que existen mejores atletas que no se presentaron a esa competencia. En un concurso no se premia al mejor libro jamás escrito, se premia al mejor de los que participaron. En mi opinión personal, un jurado siempre debe ser capaz de escoger la mejor obra entre las que están participando. ¿Dónde está el problema? En que al no existir un premio de la crítica, un premio de la popularidad, un premio al más vendido, o al más leído… ganar un concurso es la manera de publicar, de obtener reconocimiento, etc. Y, por supuesto, si es un premio que incluye publicación, recae sobre el jurado la responsabilidad hacia el público, lo cual tampoco me parece adecuado.
Si un premio significara solo una sugerencia de publicación, los editores quedarían en libertad de rechazar el libro, o de trabajar con él y mejorarlo, en lugar de imponer a las editoriales obras cuestionables. Así que pienso que está muy bien no dejar un premio desierto, y que la batalla por la calidad del género debe darse en otros terrenos. En el de lograr una crítica profesional que avale los libros, por ejemplo.
Escribes ciencia ficción, fantasía y literatura infantil, géneros que han sido erróneamente tildados como literatura menor o géneros menores, ¿crees que el autor decide en serio qué escribir o cómo hacerlo, o cada obra llega con un empaque previamente dispuesto, al que el autor debe solo amoldarse?
Creo que varía, según el libro y el autor. En mi caso, ya te dije, soy esclava de las historias. Nunca me frenó lo que se opinara del género de estas, debían ser contadas de esa forma, jamás traté de adaptar ninguna a otro género. Pero conozco autores que planifican el libro desde el título hasta el punto final y logran obras maravillosas.
Ni siquiera creo que para un autor todas las obras sean iguales. Algunas se impondrán, otras se dejarán moldear y las habrá que surjan a conciencia, para cumplir con los términos de un concurso o de una publicación, y esas no valen menos si el resultado final es digno. No he conocido a nadie para el que todas las experiencias creativas hayan sido iguales.
¿Hasta qué punto tu trabajo se vio marcado o influido por la coexistencia, en tiempo y espacio, de otras voces jóvenes a las que, como a ti, les interesaba el mundo de lo fantástico? ¿Cómo crees que un escritor joven puede encontrarse a sí mismo y a sus historias en un contexto tan marcado por la comparación y las conexiones con el otro/los otros?
Oh, para mí… No puedo menos que pensar que mis amigos y colegas fueron una bendición. Me guiaron, me alentaron, me criticaron y ayudaron a mejorar. No sería quién soy como persona, mucho menos como escritora, sin esos grandes compañeros de viaje en la literatura y en la vida.
Un buen grupo, interesado en lo mismo que tú, dispuesto a soñar contigo, a retroalimentarte, a reír y llorar con tus historias, a decirte claramente que no lograste contar lo que pretendías, a leerse una y otra versión de lo mismo hasta que nace el libro definitivo… Una experiencia así solo enriquece.
Creo que el verdadero escritor no es débil, ni se pierde entre las voces de los demás. Los otros, sobre todo si son afines, como me ha pasado a mí, son un tesoro que agradecer. ¿La comparación, la conexión? No he tenido mayores incentivos en mi vida. Cada uno de mis libros publicados, y los que permanecen inéditos, han sido forjados en esa fragua.
¿Los premios influyen en la carrera de un escritor? ¿Ralentizan su camino si le dan exceso de ego?, ¿paralizan?, ¿dinamizan?, ¿cuál sería el punto medio?
Sí, los premios influyen, por lo que hablábamos antes de que son uno de los escasos avales con que cuenta un escritor en Cuba. Las editoriales y el mundo literario en general te prestan más atención, los lectores leen la contracubierta de tu libro y al ver que ha ganado premio se deciden a comprarlo… En cuanto al exceso de ego, es un riesgo que se corre ante cualquier forma de reconocimiento. Depende más de la calidad como persona del escritor que de la cantidad de premios que reciba.
Has estado en contacto con varios grupos, proyectos y talleres literarios, ¿su saldo es, a la larga, positivo en la vida y la trayectoria de un escritor? ¿Existe un punto en el que el taller se convierte en un lastre o esto puede ser evitado por el autor mediante alguna estrategia o intención?
Los buenos talleres son un refugio, una escuela y un lugar de crecimiento para el escritor. Y por un buen taller me refiero a un espacio donde haya buena intención hacia la historia, donde la crítica acertada no se detenga ante una falsa noción de amistad, donde todos se enfoquen, no en la historia que yo hubiera contado con tu idea, sino en la mejor forma de contar la historia que tienes tú. Encontré algo así en el Taller Espiral, que después pasó a llamarse Convergencia. Todavía hoy no me atrevo a considerar un libro terminado hasta que Anabel Enríquez o Javier de la Torre le dan el visto bueno. No creo que un buen taller se convierta nunca en un lastre. ¿Cuál es el escritor que ha llegado tan alto que no necesita crecer más? Y están los nuevos. ¡Se aprende tanto cuando enseñamos!
Es bueno para el alma poner un granito de arena en la formación de un nuevo talento y leerte un libro de alguien a quien conociste cuando novato, al que has ayudado y que te ha llenado el correo con sus ensayos, y sentir ganas de haberlo escrito tú… Los buenos talleres literarios no solo forjan libros, también dan forma a amistades genuinas y te hacen mejor persona.
Como guionista, ¿qué retos entraña este oficio que no habías enfrentado antes en la escritura tradicional de un libro?
Ah, el guion… Ahí donde somos amos de las historias, no sus esclavos… para terminar siendo esclavos, nosotros y el guion, de la productora. Es, en efecto, un mundo totalmente distinto de la escritura de un libro. Para mí, el guion es algo que se planifica, que se analiza, que se estudia hasta en sus más mínimos detalles. Tienes que estar pendiente del tiempo, de no narrar imposibles, escribes con las necesidades de producción en mente… El guion ha sido una lección de disciplina, por encima de todo lo demás. Y trae sus propias alegrías y decepciones. El actor que es justo como imaginaste al personaje, que se te acerca entusiasmado a comentarte cuál fue su escena favorita, que te pide que añadas algo a su papel, y al que ves repitiendo tus diálogos con tanta entrega.
La escena que no se filmó según tus instrucciones, y que luego escuchas criticar en la calle (siempre el responsable es el guionista), con ganas de gritar de frustración, de imprimir lo que escribiste y dejar caer las copias desde un helicóptero para que todos vean que no fuiste tú, ¡que no es tu culpa, caramba! Pero el saldo final de retos superados y fallidos ha sido bueno. Hacer guion me enseñó humildad, paciencia, trabajo en equipo… Ha sido una gran experiencia.
De todos tus libros, ¿podrías escoger alguno, el perdurable, acaso el más querido?
Supongo que sería el primero, Los noseniqué tienen la panza rayada. Era el primero en todos los sentidos: el primer premio literario, la primera publicación… Nada volvió a ser igual después de ese librito, ya estaba ese sentido de la responsabilidad hacia lo que escribía, la posibilidad de que algún día otra persona leyera esa página, que ya no era solo mía… Y ese primer libro está lleno de sueños, sueños del futuro que quería tener, de la vida que quería llevar, del tipo de escritora en que quería convertirme… Es un libro ingenuo, escrito por una niña que no sabía nada y se lo imaginaba todo. Y todavía amo las cosas que imaginé en ese tiempo. Son sueños que disfruto compartir con las personas que lo leen.
Piel de burdégano, una propuesta conmovedora
Como parte de la Jornada por la Cultura Nacional y como cierre a estas festividades, el Centro Provincial de Cine en Holguín invitó al cortometraje del joven realizador Juan Carlos Domínguez en el lobby del cine Martí, en el corazón de la Ciudad de los Parques. A pesar de la intensa lluvia que comenzó justamente a la hora planificada para la exhibición de la muestra, los invitados asistieron y quedaron conmovidos con el mensaje que supo transmitir este joven estudiante del ISA que recién comienza su carrera.
Entre luces y sombras
Sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba
A Frank Lahera O`Calaghan, presidente de la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba uno lo ve siempre con cámara en mano. Esa eterna amiga que deja instantáneas de lo hermoso a través del lente no lo abandona, como la guitarra a un trovador. De los momentos difíciles salen las grandes soluciones dijo un gran pensador y al parecer los jóvenes creadores utilizaron muy bien esta frase para repensar la Asociación desde diversas miradas. Frank no siente miedo de decir verdades del funcionamiento de su sección, resultados y debilidades.
“Teníamos varios objetivos trazados, entre ellos lograr comunicar la creación santiaguera en festivales nacionales y extranjeros; incentivar la creación individual de los asociados para potenciar el intercambio con colegas de otros lugares y espacios, lo que posibilita nuevas formas de animar, despertar otras inquietudes artísticas. Esto se venía trabajando desde el año anterior con la creación de un Festival Nacional de Videoarte, que se logró gracias al apoyo del Festival FAENZA de Colombia y sirvió de enriquecimiento creativo y espiritual a los realizadores de la ciudad.
“Además, teníamos la intención de generar diálogo con otros creadores, por ejemplo, queríamos proyectar una retrospectiva de la edición anterior del Almacén de la Imagen, eso sumado a conferencias. Logramos traer, lo que fue un experimento, una retrospectiva de la Muestra Joven del ICAIC en noviembre de 2019 durante cuatro días. Después se pensó que la Muestra podía presentarse en diferentes partes del país, pero esa idea surgió aquí en Santiago. Buscamos la manera de traer realizadores nacionales e internacionales para que impartieran conferencias. Nos había confirmado su presencia Jorge Molina con un taller intensivo de guion durante cuatro días; Alejandro Alonso, ganador en el Festival de Cine de Lima, Perú, nos iba a dar un curso de fotografía, pero llegó la COVID-19 y se pospuso todo.
“Esto surgió gracias a la relación que tenemos con la Muestra Joven de que importantes creadores vengan a Santiago a ofrecer sus conocimientos. También queríamos traer a realizadores de Camagüey, Granma, con muy buen trabajo en lo audiovisual.”
–¿Cómo logras establecer un vínculo con la Muestra Internacional de Videoarte FAENZA?
Somos como una especie de subsede de esa muestra. Surgió en Bogotá, Colombia, y al ser participante le hablé de la posibilidad de insertarnos y ellos aceptaron, vinieron al Festival del Caribe y decidieron hacer algo fijo. Por la pandemia queríamos hacer este encuentro ahora en octubre, pero lo pospusimos para abril de 2021.
Queremos incluir un salón de artes visuales en Bogotá y que Santiago de Cuba funja como puente, con el fin de dar a conocer el trabajo de los jóvenes artistas. Si lo logramos hacer, trataremos de hacer una muestra itinerante que pase también por Camagüey y La Habana.
–¿Qué soluciones encontró la sección de audiovisuales para continuar creando en medio de la COVID-19?
Trabajamos en las redes sociales. Ahí realizamos ciclos de cine experimental, videoarte, a través de secciones llamadas Ventana Cine, Ventana Perfomance. Presentaron materiales Yuri Seoane, Carlos Gil Calderón, Yunior Frómeta y yo. Cuando se flexibilizaron las medidas hicimos una jornada de cine santiaguero La Mirada Inquieta, realizada en el Cine Cuba como sede principal.
Fueron cuatro días con encuentros teóricos, cine más convencional, documental, animación, y luego se insertó el cine experimental. El objetivo principal con esta jornada fue crear más adelante un festival de cine en Santiago de Cuba, con una buena organización, sin favoritismos, potenciando la creatividad, la experimentación y el buen arte.
–¿Cómo valoras la producción audiovisual de los jóvenes miembros de la AHS en este territorio?
“Te puedo decir que la producción es bastante pobre. Ahora, quizás de 20 asociados están produciendo cuando más tres. Al parecer están en la AHS por estar y ya lo hemos hablado en el ejecutivo. Estamos buscando que se activen, que se inquieten por su realidad y hagan arte. Hacia esa dirección va nuestro trabajo.”
Con luces y sombras la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba necesita encontrar caminos para la creación. No por gusto se potencia los concursos y becas de la Asociación, con el objetivo de visibilizar el quehacer artístico de los jóvenes creadores. Definir quiénes desean ser parte de esta organización y hacer que su conducta se corresponda como artistas, es uno de los objetivos de esta sección. Frank Lahera no se muerde la lengua y nos traza un camino. Hay que buscar esos puentes y no esperar a que alguien los haga.
Premios Antonio Lloga in memoriam 2020 (+ Videos e Infografías)
Los jóvenes Dailene Dovale, radicada en La Habana, y Rolando Limonta Blázquez, de la emisora holguinera Radio Banes, fueron los ganadores del Gran Premio del concurso Antonio Lloga In Memorian 2020, principal evento organizado cada año por la Asociación Hermanos Saíz para jóvenes radialistas en el país.
Limonta obtuvo, además, los premios en Guion, Dirección, Locución Masculina, y el colateral concedido por la Dirección de la Radio en Santiago de Cuba y la Fundaciòn Caguayo. En su caso, Dovale alcanzó también un Premio Especial y el colateral que otorgó el Centro de Estudios Antonio Maceo, de esa provincia.
Otros de los galardonados fueron Carlos Rojas Veliz en Musicalización; Oscar Quintana en Grabación y edición; e Iviana Ortiz en Locución femenina.
Este domingo también fueron otorgados premios colaterales a la periodista Lisandra Gómez, de Radio Sancti Spíritus (Otorgado por Claustrofobias Promociones Literarias), a Leanne Garvey (Universidad de Oriente), a Javier Labrada (Asociación Cubana de Comunicadores Sociales).
A continuación compartimos todos los reconocimientos:
PREMIADOS DE LA TRIGÉSIMA EDICIÓN DEL TALLER Y CONCURSO DE LA RADIO JOVEN ANTONIO LLOGA IN MEMORIAM 2020:
El jurado del 30 Taller y Concurso de la Radio Joven Antonio Lloga in Memoriam decidió otorgar premios a las siguientes especialidades:
Grabación y edición: Oscar Quintana, por la obra “El órgano de la alegría”, de Radio Siboney.
Musicalización: Carlos Rojas Veliz, por la obra “El arte del transformismo”, de Radio Banes.
Guion: Rolando Limonta Blázquez, por la obra “El arte del transformismo”, de Radio Banes.
Locución femenina: Iviana Ortiz, por la obra “Confidencias”, de Radio 8SF.
Locución masculina: Rolando Limonta Blázquez, por la obra “Permiso, llegó la radio”, de Radio Banes.
Dirección: Rolando Limonta Blázquez.
Premio Especial: Dailene Dovale por el podcast “¿Se puede contagiar la valentía?, del apartado “Más que papel” del multimedio Juventud Rebelde.
Gran Premio Compartido: Rolando Limonta Blázquez por la obra «El arte del transformismo» y Dailene Dovale, por la obra «Se puede contagiar la valentía».
PREMIOS COLATERALES
Claustrofobias Promociones Literarias otorga su premio a la obra » Réquiem», de la realizadora Lisandra Gómez de Radio Sancti Spíritus.
La Universidad de Oriente otorga su reconocimiento a al programa «Tu futuro hoy», de CMKW Radio Mambí, de la realizadora Leanne Garvey.
El Centro de Estudios Antonio Maceo reconoce a la realizadora Dailene Dovale, por el podcast “¿Se puede contagiar la valentía?”
La Asociación Cubana de Comunicadores Sociales y la familia Lloga coincidieron en reconocer al realizador Javier Labrada, por la obra «Venciendo el silencio».
Por su parte, la Dirección Provincial de Radio en Santiago de Cuba y la Fundación Caguayo reconocen la obra «El Arte del transformismo», de Rolando Limonta».
Claustrofobias Promociones Literarias entrega Premio Colateral en concurso de la radio joven cubana
Claustrofobias Promociones Literarias entrega un Premio colateral en el Taller y Concurso de la Radio Joven Antonio Lloga in memoriam desde 2016. Claustrofobias reconoce el poder y valor de la radio cubana que acompaña la promoción de libros y autores cubanos y universales.
Una mirada inquieta al séptimo arte santiaguero
Santiago de Cuba posee un enfoque cinematográfico que se revela y se diferencia de otras producciones del resto del país. Su estética, las diversas formas de producción que se alternan según las realidades imperante en cada momento, las temáticas que imprimen cada metraje que sale a la luz sin importar el medio, sino los deseos de poner en la pantalla una mirada, una interpretación, una forma de ver su contexto en imagen y movimiento, son su modo de existencia. Pruebas suficientes existen en un sinfín de realizaciones desde el mismo universo creativo, donde confluyen realizadores autodidactas y egresados de la Facultad de Medios de Comunicación del Instituto Superior de Arte y de talleres de la Escuela Internacional de San Antonio de los Baños.
Lamentablemente muchas veces estas producciones carecen de una distribución, tal vez porque en el camino se van perdiendo los ánimos y quedan recluidas en el ostracismo por sus propios creadores o simplemente por su misma característica informal y alternativa de ver el cine y sus realidades, divorciándose en muchos casos de las convencionalidades que miden las selecciones en muchos eventos nacionales que recogen el séptimo arte y sirven de plataforma de difusión, condenándolas al silencio.
No es la primera vez que muchas de estas son rechazadas de festivales porque no son identificadas como “adecuadas” en su forma o porque carecen de una calidad. ¿Pero qué es el cine? ¿Es un buen sonido, una buena fotografía solamente o es también la historia que saca a flote, la intención de su director, la verdad hecha arte, el contexto tomado por un lente pendenciero? ¿El cine es solo lo técnico o las miradas al entorno? ¿El cine es solo filmar o proponer nuevas poéticas, sinceras, con lo que se tiene a mano sin limitarse a lo técnico, invitando a una evolución creativa? Muchas de estas preguntas siempre se vienen realizando en el llamado “interior” del país y no se hallan respuestas.
Aun así, el cine en Santiago sigue progresando con nuevos creadores que no se frenan y continúan interpretando su realidad con los medios que tienen a la mano. Hoy es mas fácil, cualquier dispositivo sirve para ello: desde una DSLR hasta un modesto celular posee la capacidad de captar en imagen y sonido, no discrimina, se deja llevar por un guion que va mutando tras estudios constante en un café o en intercambios paulatinos entre colegas en el transcurso de tiempo. Muchas obras existen y piden a gritos un diálogo con el público/protagonistas de sus escenas.
De ahí la necesidad de constituir un espacio idóneo para cumplir con la misión de recuperar los aires que siempre han caracterizado la creación cinematográfica en la ciudad y sus alrededores. Por eso, desde el día 5 hasta el 7 de agosto estará aconteciendo en Santiago de Cuba la primicia: la Primera Jornada de Cine Santiaguero La Mirada Inquieta. Nacido por el interés de la Asociación Hermanos Saíz y ProbetaFilms, una productora independiente junto al apoyo eternamente agradecido del Centro Provincial de Cine, con el objetivo de construir ante todo un lugar de encuentro y socialización de ese cine que viene surgiendo desde hace varios años y que muchas veces siquiera ha sido imaginado su existencia. Varias generaciones de realizadores se darán cita, desde aquellos que ya hoy son cátedra del cine independiente hasta aquellos jóvenes contemporáneos que los tienen como guía e inspiración.
Una muestra de la mayor curaduría del cine santiaguero jamás realizada donde cortometrajes de ficción y documentales, junto a lo experimental y las nuevas narrativas, servirán de espejo de esa realidad que en la urbe acontece. Directores como José Armando Estrada, uno de los pioneros del cine underground santiaguero, al lado de otros como Emmanuel Martín Hernández, Demián Rabilero, Carlos Melián, Rubén Aja Garí; y otros más jóvenes como Yunior Frómeta, Frank L. O´Callaghan, Yuris Elias Seoane; y artistas visuales que experimentan nuevas formas de expresión como Carlos Gil Calderón y Nazim Guerra, serán algunos de los presentes en las diferentes tandas de las tardes en el Cine Cuba.
Para poder servir de soporte y acompañamiento, en los horarios de la mañana habrá paneles teóricos y conferencias en torno a estos materiales y temáticas: como el cine en Santiago de Cuba, su producción independiente y las nuevas narrativas que van impregnando de nuevos aires el audiovisual en el territorio, con intervenciones de testigos y especialistas como Carlos Lloga, Daylenis Blanco y algunos de los creadores presentes, todos con experiencias y conocimientos para compartir e iluminar al público asistente.
La necesidad de encuentro, de conocimiento y de sacar de la oscuridad el cine de la ciudad ha dado como resultado esta jornada de cine santiaguero, no como una forma egocéntrica, sino como ensayo para lo que podrá constituir en tiempos venideros un festival nacional para visualizar y contribuir a las nuevas formas de hacer y pensar el cine, más allá de los medios a disposición, un espacio transparente donde los realizadores puedan dialogar a través de sus obras sin poses y limitaciones de producción. Un evento donde el fin esté por encima del medio, rompiendo las barreras existentes en otros festivales semejantes y le dé riendas a la experimentación.
La creación cinematográfica no puede dejar de estar. Y para ello debe tener un paralelismo: un espacio donde muchas miradas se fundan en una sola Mirada Inquieta.
Rendir homenaje desde la utopía…
Cuando Thomas More, el pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés escribió en el siglo XVI su obra más famosa Utopía, sabía que conceptualizaba el término: plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización. Y a esto se enfrentaron los realizadores Carlos Gómez y Manuel A. Rodríguez Yong en su reciente puesta Romerías, la utopía.
El largometraje a cargo de las productoras independientes WajirosFilms y i4films, ha rendido merecido homenaje a este evento de multitudes que no ha sido fácil definir.
Mi comentario parte desde la experiencia. La posición de enfrentarse a una película que he vivido desde fuera y hace varios años desde dentro. Quien ha trabajado en las Romerías de Mayo, solo así puede emitir un criterio acertado, porque el espectador, de las Romerías o de la película posee, sin temor a decirlo, lagunas de información que lo harían ser injusto o demasiado halagador.
No me dedico cabalmente a la crítica cinematográfica, mi acercamiento a esta muestra es basado en principios técnicos, meramente razonables, y una mirada oficiosa que en gran medida trata con optimismo la obra del otro, porque cualquier acción donde medie el arte, es bien recibida, aunque exista una fina línea divisoria entre el bien y el mal.
Si de recursos visuales se trata, creo que la muestra representa con veracidad la estética de tratar de absorber el espíritu de fiesta y el poder de atracción, un evento que revoluciona y pone a toda la ciudad a su disposición.
En conversación privada con Ana María González, quien estuvo a cargo de la dirección de fotografía, me explica que para lograr ese efecto se usaron entre tres y cinco cámaras simultáneamente, con la idea de que se visualizara la cantidad de eventos dentro de un mismo evento, que satisface varios públicos a la vez. Fundamentalmente persiguen la algarabía, porque ese sin dudas es el espíritu romero, una especie de catarsis colectiva, donde los jóvenes confluyen en las plazas y se avisan de las presentaciones y las horas, porque el Programa, a veces impreso y escaso, pierde veracidad, al punto de infartar a un inglés. Obviamente estos detalles de los planos, un plano americano y un fondo difuso, un plano medio corto, que resalta en varias ocasiones la figura de su fundador o padre de las Romerías de Mayo, Alexis Triana, propone una mirada polémica y apasionada de su organización.
Otras veces, cuando el lente se abre y resalta a la ciudad desde la cima, siento, como holguinera al fin, que este pueblo es demasiado grande culturalmente para poder abordar todas sus aristas en apenas siete días. Vemos también, esas zonas de claroscuro, donde se desvanece la imagen con la sensación, de que esta fiesta, tiene sus momentos de muerte, de desgaste.
Hay un abanico de entrevistados, los imprescindibles, y otros que debieron estar y no voy a mencionar por tratarse de subjetividades. Hay una diversidad de criterios que se contraponen como en las Romerías mismas. Y si a usted, que me está leyendo le parece exagerado, como dijera otro romero fundador, que haya que tener en determinado momento cierta “masa testicular” para no salir dañado de unas Romerías, créame que no exagero. Hay opiniones en boca de sus interlocutores bastante sinceras, otras no tanto, pero el documental viene siendo una verdad, y los protagonistas dejan entrever sin esfuerzo alguno de qué está hecho un evento que trata de aunar y no de dividir.
Obviamente sus directores estarán en tela de juicio por mucho tiempo, esto garantiza que el material posee las características que requiere el arte, la polisemia a la que nos han expuesto, a la controvertida aparición para muchos de una actriz superflua, para mí tan necesaria, porque me vi retratada en su piel, fugándome de la Universidad de La Habana justo en el mes de mayo, deseosa de ver a los míos en ese mes donde todos confluyen; quizás la dramaturgia de ese personaje se centre en la visión de que no todo es desorden y desenfreno, tratándose de una madre que conjuga todas sus pasiones, al mismo tiempo queda aislada, no logra concomitar el discurso poético de su imagen con la historia que se narra, y mucho menos el final, dejando al espectador más allá de un suspenso, en una duda, careciendo de un significado semiótico.
Otros puntos pudieron ser abordados con más intensidad, pero habría que ver la real intención de sus realizadores porque se trata de un largometraje que exhibe y enamora una vez más a los artistas de Cuba y el mundo. No estamos ante un panfleto politizador. El mensaje de amor se transmite y llega con fuerza mediante un guion, que si bien es cierto que tiene mucho de principiantes, resume y concisa la tradición de un pueblo confinado a ser capital del arte joven.
“Ahora mismo estoy revisando una nueva obra de teatro”
Novelista, guionista y dramaturgo, mucho ha colaborado Reinaldo Montero con Tablas-Alarcos. La violación, Liz, Áyax y Casandra, y el Teatro brasileño que compiló para nosotros son solo algunas de estas alianzas que compartimos.
Liset Prego Díaz | La NarraTK es una biblioteca sonora, colaborativa y virtual
*Publicado en Claustrofobias
Mamidela solo puede ser una anciana especial, una abuela seguramente. Eso es lo que uno piensa y afirma en cuanto observa en la imagen a la viejita en un sillón, muy cerca un niño, una niña y un gato. Uno se da cuenta que va a encontrar en Los cuentos de Mamidela un universo fabuloso, como es el universo de los narradores de cuentos.
Y estos cuentos tienen otra magia, se escuchan en la propia voz de sus escritores o un lector muy atento lo reproduce en su voz. También tienen la particularidad de ser introducidos por un breve texto jocoso, dulce, de su guionista y directora Liset Prego Díaz. Liset aporta guion y voz. Pero antes de que existiera la imagen, parece que en la misma convocatoria Mamidela enviaba un susurro para que los amigos colaboraran con su nieta de la tercera generación de Adela.
Los créditos de Los cuentos de Mamidela
Liset me cuenta que entre las colaboraciones imprescindibles está la de Alain Romero Cuba, el ilustrador que ya ha puesto su talento al servicio de libros cubanos dedicados al universo infantil, aceptó de inmediato a darle imagen a Mamidela, a quien conoció en la Feria del Libro de Holgúín 2019. Le propuso el proyecto y a él le encantó la idea. En pocos días creó la imagen que sirve de portada al podcast Los cuentos de Mamidela.
Por su parte, Alain me escribe:
“Desde que empezó el aislamiento por la pandemia del COVID-19 vi que muchos artistas contribuían ofreciendo su arte al público para ser disfrutado desde sus casas: canciones, conciertos, libros y lecturas, videos de danzas en las redes, entre otras. Siempre consideré que era una actitud muy noble y me preguntaba, como ilustrador, qué podía hacer yo, cómo aportar a esta causa común y ofrecer algo también. Al recibir la invitación de Liset para hacer la portada de Los cuentos de Mamidela, me sentí muy feliz, pero, sobre todo, útil. Este es mi primer aporte a la campaña para que la población disfrute desde casa y, ojalá, no sea el único“.
Pero en la misma ilustración se lee que la edición corresponde a Marjel Morales Gato y aquí no se sobreentiende ni se piensa que Marjel y Liset tienen una familia: Adela Lucía (otra generación de Adela), y Marjelito; sus hijos.
En los créditos de la música aparecen nombres de creadores cubanos que viven dentro y fuera del país: Edelis Loyola, Rita del Prado, Dúo Karma y el trovador Alito Abad. En cuanto a la música he sido muy dichosa al recibir la autorización de creadores cubanos, escribe Liset, con ellos voy conformando el resto de la sonoridad de los cuentos de compañía. En la ilustración se escribe también el título de cada cuento y el nombre del autor.
El ejercicio de la promoción es mágico, retador, y necesario…
Liset, la directora y madre, es periodista del semanario ¡ahora! de la oriental provincia de Holguín. Máster en Ciencias de la Comunicación y editora de Ediciones La Luz. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Su primer libro La casa de los gatos perdidos, está en proceso editorial y fue incluida en la selección La joven luz: Entrada de emergencia. selección de poetas en Holguín, ambos preparados por Ediciones La Luz.
Desde el 5 de marzo de 2019 emprendió en el portal Cubadebate el podcast Manual para padres impacientes. Pudiera decirse que este trabajo y sus resultados ha sido la confirmación para explorar el mundo del podcast. Recientemente, en la entrevista La escritura como un obstinado ejercicio de expresión vital, que le concediera al periodista Erian Peña para el portal de la Asociación Hermanos Saíz, Liset afirma que ha redescubierto, desde que trabaja en La Luz que el ejercicio de la promoción es mágico, retador, y necesario. Y deja claro:
“…la hipermedia es el presente, no ya el futuro, el mundo se mueve en bits y quien no se adecue a esta realidad simplemente se estanca. No se trata de abandonar al libro tradicional, tan necesario, sino de abrir el abanico de posibilidades para los lectores, la pluralidad de soportes y lecturas desde códigos diversos y el establecimiento de un diálogo con la generación emergente”.
¿Entonces cómo llegan los escritores al proyecto Los cuentos de Mamidela?
Lancé la invitación en Facebook y etiqueté a algunos amigos del mundo literario cubano. Enrique Pérez, Eldys Baratute, Rubén Rodríguez, Maikel José Rodríguez Calviño, Leonel Daimel, Yadián Carbonel, algunos periodistas, amigos, promotores, en fin mucha gente, y a ti. Algunos respondieron encantados, otros han prometido ayudar. Al momento de esta entrevista han salido tres episodios pero tengo en producción al menos cinco más. Han colaborado con sus textos Rubén Rodríguez, Yadián Carbonell, Yunier Riquenes, Lilibeth Alfonso, Leonel Daimel, y Adela Lucía, mi hija, que es otra lectora voraz, leyó poemas de Alexis Díaz-Pimienta.
¿Cómo nació esta idea de la NarraTK?
Hace unos meses le comenté a mi papá que me gustaría hacer un podcast o repositorio de cuentos en audio para los niños que no tenían cerca a sus padres o para que los padres les dejaran a los hijos en su voz por si estaban fuera de casa. En principio era para los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Luego comenzó la cuarentena y fue el momento de hacer algo, por los otros y para mantenernos activos.
Siempre digo que tengo musa hidráulica, las mejores ideas me surgen cuando friego o lavo, tengo mucho tiempo conmigo misma para cavilar mientras corre el agua. Con los cuatro en casa todo el día por semanas hay mucho por fregar. Así sugió la NarraTK, con el propósito de acercarnos con la voz y con el basamento además de la literapia, la literatura como recurso terapéutico. Bajo el principio de la construcción colectiva de sentidos producimos un texto sonoro, en este caso para comunicar la literatura. Es a fin de cuentas una biblioteca sonora colaborativa, virtual y gratuita para los niños que están en aislamiento social o enfermos para los que tienen a sus padres lejos por trabajo o causa de la pandemia y para cualquier amante de la narración oral. O sea, la NarraTK es un proyecto más ambicioso que aún no termino de dimensionar y vislumbrar y el podcast Los cuentos de Mamidela está dentro de él.
¿Cómo fuiste recibiendo los audios, en cuántos formatos los recibiste?
Ha sido una aventura, porque las vías son electrónicas y no todos son muy duchos o tienen saldo y megas, además descargar los archivos de audio que han llegado por WhatsApp, Facebook o Gmail ha sido en muchos casos un reto. Pero hemos buscado alternativas para por fin obtenerlos. Algunos con mejor calidad que otros lo que me ha llevado a seguir el consejo de un amigo realizador de establecer algunas pautas básicas para la grabación y envío, nada complicado solo rudimentos elementales que ayudarán a la calidad del podcast.
¿Quién edita los audios? Es como un ejercicio familiar donde participa la familia. ¿Cómo es el proceso?
Es preciso trabajar en equipo porque no soy machete – bumerán – mortero. Mi esposo, Marjel Morales Gato, que tiene una inteligencia muy diversa, es el editor, diseñador y Comunity Manager del proyecto. Lucía es sujeto de prueba junto a su hermano de 3 años, Marjelito. Aún probamos para diseñar la dramaturgia de cada podcast, porque todo es muy espontáneo y urgente. Por el día escribo los guiones, gestiono los audios de los amigos colaboradores y muevo las cosas en las redes. Edito los libros pendientes de Ediciones La Luz y escribo y gestiono cosas para el periódico ¡ahora! Ah, igual lavo, cocino, friego, recojo regueros infinitos, regaño a los niños que están impacientes por la cuarentena, los acompaño en algún invento y tomo café hasta la gastritis irreversible. Grabo de madrugada cuando los niños se han dormido y sorteo los romances de los gatos callejeros, las serenatas de los gallos de los vecinos, los sonajeros de mi terraza y los perros guardianes dando el parte. Mi estudio es la cocina. Mi equipo la grabadora con la que hago periodismo, una Olympus digital. Nuestra computadora una laptop anciana que comparto por turnos con Marjel. Luego él edita, también de madrugada. Por el día somos zombies, porque los niños se levantan normalmente y nosotros estamos muertos. Por eso a veces me sale la voz un poco cansada.
¿Por qué el nombre? ¿Por qué Mamidela?
NarraTK es obviamente la conjunción de narrar y biblioteca, o sea es una biblioteca de narraciones. El podcast se llama Los cuentos de Mamidela como homenaje a mi abuela Luz Adela Beltrán Sarracén, primera de su nombre, reina del arroz con leche, quién era una extraordinaria narradora y a quien mis primos le acortaron el nombre hasta que comenzó a sonar Mamidela. En este momento su matriarcado llega a las ocho Adelas, yo soy la tercera: Liset Adela. Hace tiempo estaba por hacer como un homenaje a ella, siento que se fue y yo me quedé con muchas deudas. No creo que esa sea la solución, pero creo que es un ejercicio de sanación, de duelo necesario y más allá de eso lo hago a partir de las cosas buenas que me dejó. De ahí salió ese cuento el primer podcast, ahí está todo lo que quería haberle dicho.
Habías tenido antes un trabajo con los audiolibros, con la producción de Ediciones La Luz, ¿cómo ha sido ese recorrido?
En realidad mi trabajo en La Luz con los audiolibros ha sido más de promoción, pues aunque participé en el audiolibro La joven Luz: entrada de emergencias, fue como autora y editora de textos; en Dice el musgo… Lucía hace las presentaciones de las pistas. Donde tenía un poco más de experiencia era en los podcast, en los cuales incursiono desde hace un año en Cubadebate y en ¡ahora! con Manual para padres impacientes. Un podcast utilitario con consejos, recetas de cocina, comentarios y reseñas literarias escritas y en la voz de Lucía, que comenzó a hacerlos con 8 años. Con este podcast ganamos el premio de la ciudad en Comunicación Promocional, en Hipermedia. Ahora también estamos sacando unos podcast de cuarentena del Manual, vamos por cuatro episodios hasta hoy, sale lunes y viernes.