Gibara
De la superficie, el brillo
Sin ser asiduo a la cámara, incluso la mayoría de las veces evitándola, al poeta cubano Delfín Prats, reconocido con el Premio Nacional de Literatura 2022 y Maestro de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz, le han dedicado más de un material audiovisual, entre ellos Delfín Prats: entre el esplendor y el caos (2008), documental de Carlos Y. Domínguez, y el más reciente Saldo, de la también holguinera Alejandra Rodríguez Segura, obra basada en el poema homónimo de Lenguaje de mudos, libro con el que Delfín ganó el Premio David en 1968.
Además de cápsulas promocionales, Delfín ha participado, como entrevistado, en otros documentales y algunos pasajes de su vida han motivado abordajes desde la ficción cinematográfica. Dayana Araujo suma su acuciosa y curiosa visión, la de la joven realizadora —jovencísima, incluso cursa el segundo año de la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual, en la Filial de Holguín de la Universidad de las Artes-ISA— interesada en conocer la cotidianidad del poeta, adentrarse en las “pequeñas cosas” que componen no solo el ambiente doméstico entre las paredes de su casa, sino su vida actual: sus perspectivas, pensamientos, dudas y alegrías. El Delfín Prats que hoy, frente a la cámara, confiesa sus puntos de vista, nos dice sus verdades. A esas se acerca El brillo de la superficie, documental presentado en la Selección Oficial del XVIII Festival Internacional de Cine de Gibara.
¿Cuál fue la motivación para realizar El brillo de la superficie?
Vivo muy cerca de Delfín y sentí que tenía que hacerle algo por toda la historia detrás de él, pero irse al pasado era absurdo porque, como dices, a Delfín se le han hecho otros materiales. Lo que tenía sentido, entonces, era explorar en su vida actual, cómo es la vida de Delfín Prats ahora.
¿Cuál es la tesis? O sea, el objetivo que te planteas, lo que, de alguna manera, te propones…
La tesis está detrás de ver las cosas con una perspectiva distinta, salir del atolladero y proyectarse. Que quiere decir eso: mostrar un estado actual desde una forma íntima, más en interacción con el personaje.
¿A nivel audiovisual qué recursos utilizas y cómo los pones en función de una estética que se mueve entre lo observacional y la metáfora, entre la intervención de los realizadores frente a cámara y la imagen poética, entre la cotidianidad y cierto matiz social?
Pongo la cámara en función totalmente de Delfín; es otra extensión, por lo tanto le corresponde tratar de acercarse lo más posible a él y reaccionar como tal. Incluso me valgo de algo que a veces es delicado tocar: el enfoque. En los primeros planos trato de jugar mucho con el enfoque, porque va de la mano con la proyección actual de Delfín, que a veces es ambigua y difusa.
¿Qué fue lo más difícil del proceso de rodaje?
La incertidumbre de que en cualquier momento Delfín se parara y dijera que no aguantaba más, porque le era sumamente complicado permanecer frente a la cámara.
Algún referente que utilices o sea importante para ti en la realización de El brillo de la superficie.
Mi referente mayor a la hora de tratar esto, incluso en la idea del enfoque-desenfoque, fue Alejandro Alonso. En el documental Brouwer el origen de la sombra (Khaterine T. Gavilán y Lisandra López Fabé, 2019), él pone este recurso en función de la vista de Leo. Fue algo que me encantó y esta misma forma se explora en Diario de la niebla de Rafael de Jesús Ramírez.
Eres estudiante de Famca, de la Filial del ISA de Holguín. Y es primera vez, si no me equivoco, que un estudiante de la Filial integra la selección oficial de FICGibara. Coméntame sobre ambas experiencias: la de participar y la de hacerlo siendo estudiante aún.
No tenía idea de qué es la primera vez. Alucino. Casi siempre mando con la idea de que no pasarán del envío y cuando me llegó la noticia la felicidad fue inmensa. Como estudiante es más loco, porque no esperas tener el nivel suficiente para entrar en festivales así. Es algo lindo.
Algún poema o verso de Delfín que te sea digamos que especial…
«“No quemes la paloma”, tanto silencio no puede soportar…». Es un verso que pertenece a Gestos.
Algo más que desees añadir…
Esperar que lo divino ocurra a más personas y les llegue lo que quise aportar con el documental. Aunque sea un 0.5% de lo que yo sentí haciéndolo y estando frente de la realidad de una persona tan grande como es Delfín Prats, que a pesar de la memoria, el tiempo y las mil cosas que van dejando daños colaterales y quitando privilegios, en lo que siempre fue bello, belleza quedará y la idea era esa, buscar lo bello por encima de todo lo que ha dejado la historia, exaltar el brillo que sigue estando en Delfín a pesar de los años y el dolor.
De la luz y el observador
La luz y el observador, exposición del proyecto Ciprés, integrado por jóvenes artistas formados en la Academia Profesional de Artes Plásticas El Alba, de Holguín, con piezas relacionadas al séptimo arte, a manera de homenaje, apropiación y cita, se exhibe en el Hotel Ordoño de Gibara, como parte del programa del 17 Festival Internacional de Cine de la Villa Blanca.
¿Qué es el proyecto Ciprés y quiénes lo integran? Su directora, Yudit González, explica que es “una exploración artística que busca rescatar y revitalizar las tradiciones académicas en el campo del arte contemporáneo. En un mundo donde la experimentación y la innovación son valoradas, se ha vuelto cada vez más importante reflexionar sobre nuestras raíces artísticas y encontrar formas de mantener vivas las técnicas y los enfoques clásicos”. Pertenecen al proyecto, además: Alain Velázquez, Cristhian Escalona, Harold Peña, Ignacio Rodés, Leduart González, Osvaldo Santiesteban, Raudel Sentmanat, Roger David Remón y Sarisbel Probance.
Tienen en común –además de este interés por el rescate de las tradiciones académicas– una misma escuela, donde se forman jóvenes de varias partes del Oriente del país, y que ha potenciado esta búsqueda, pues cada escuela, sabemos, influye decisivamente sobre en la línea de trabajo de un creador, al aportar las herramientas, tanto técnicas como teóricas. Los autores de estas obras trabajan, mayormente, el óleo sobre lienzo, pero también la xilografía, el óleo sobre tabla y el grafito sobre cartulina. Las obras dialogan, de manera más o menos explícita, con determinados filmes; algunas reproducen fotogramas, otras reinterpretan escenas, se apropian de personajes, los citan. Ahondan en el celuloide para crear una nueva pieza.
Apreciable creatividad –pero no desde otras artes al cine sino desde el cine a la pintura y el grabado– es la que aflora en esta exposición, comenta el investigador y ensayista José Rojas Bez en las palabras del catálogo. “El universo de imágenes filmadas ya existentes ha inspirado imágenes pictóricas y del grabado que adjuran del «traslado» o la «traducción»; logrando auténtica creación plástica bajo motivaciones de filmes muy específicos. El ciudadano Kane, Alicia en el País de las Maravillas, Gran Hotel Budapest, Los sobrevivientes, Juan de los Muertos y otros filmes han fecundado el imaginario de estos jóvenes artistas para la creación de obras visuales que, sin negar patentes vínculos con las imágenes motivadoras, no dejan de ser creaciones muy propias, con autenticidad e innegable valía”.
El objetivo del proyecto –añade Yudit y es algo que palpamos al recorrer la muestra– es “generar un discurso entre lo clásico y lo contemporáneo, fomentando la apreciación de las técnicas y los valores tradicionales en el arte actual”. A través de exposiciones, talleres y charlas, “los artistas involucrados en Ciprés buscan educar y sensibilizar al público sobre la importancia de mantener vivas las tradiciones académicas en un contexto artístico en constante evolución”. Además, se “espera que Ciprés inspire a otros artistas a explorar las prácticas y perspectivas clásicas en sus propias experiencias artísticas, creando así una comunidad comprometida con el rescate y la preservación de los mismos”, subraya en sus palabras.
Veinte años junto al sueño de Solás
Luces, cámara…
Tras las curvas de la carretera, las montañas en el horizonte y el mar abriendo su azul, Gibara celebra el 20 aniversario de su Festival Internacional de Cine, creado por Humberto Solás en 2003.
Del apelativo inicial de pobre –humilde en su elaboración, pero actuante y movilizador, estético y ético–, amplió su diapasón para convertirse en una amplia cita internacional que permite el encuentro del cine institucional, alternativo e independiente; además de ser una apuesta por la democratización del audiovisual a partir de la utilización de las nuevas tecnologías, como pedía Solás.
Este año, del 1 y el 5 de agosto, FICGibara realizó su 17 edición, con el cine como epicentro pero en un “mar de artes” con la plástica, la música, la danza, el teatro… en ebullición constante, pues el gibareño espera el Festival, como Remedios sus Parrandas, Holguín sus Romerías de Mayo, Santiago su Fiesta del Fuego. Como parte ineludible de una identidad construida en el accionar diario. Por eso acompaña el desfile inaugural a lo largo de la calle Independencia. Toma fotos, sonríe… Sabe que el Festival ha sido un motor del desarrollo local de la región y, al mismo tiempo, un modelo de animación cultural; sabe que la ciudad –que aún mucho puede crecer y desarrollarse, por sus varias potencialidades– no sería la misma sin esta cita del cine y las demás artes.
El desfile, como es tradición, reunió a invitados, Comité Organizador, autoridades políticas y gubernamentales y el pueblo gibareño, su principal protagonista. La presencia del Teatro Guiñol de Holguín y la Compañía La Colmenita, dirigida por Carlos Alberto Cremata, aportó el colorido y la Banda Municipal de Concierto, los compases rítmicos y la alegría visible en esa calle de la villa.
Gibara tiene magia, mística, dicen muchos. Y en los días del Festival Internacional de Cine, los parques y la Plaza Da Silva van llenándose de vida. Humberto Solás se enamoró de ella. Filmó aquí escenas de varias de sus películas e inició la aventura artística que ha hecho que esta villa marítima de la costa norte de Cuba –la más próspera de la región en buena parte del siglo XIX e inicios del XX– cada año se llené de artistas de varias partes del mundo. Jorge Perugorría, que será nombrado en esta edición Presidente de Honor y recibirá el Lucía de Honor, continuó el sueño al tomar las riendas del evento en 2016. Hoy Sergio Benvenuto, su director, mantiene y potencia las búsquedas de su tío, el autor de filmes clásicos como Lucía, Celicia y Miel para Ochún. Por eso, en las cercanías de la Estatua de la Libertad, y con la música del Himno de Gibara, dejó inaugurada esta cita que celebra los veinte años del sueño fundacional de Humberto Solás.
El contraste de un cine humilde, de bajos recursos, independiente, con producciones de circuitos internacionales, convierte a FICGibara en una de las citas más importantes para el cine cubano. El Festival –que ha articulado una programación sólida– invita, sobre todo, al cine, a ver películas.
Gibara, acción…
Como en ediciones anteriores, un cine Jibá repleto de público fue sede de la gala de inauguración de la edición 17 del Festival. El espacio, con conducción del actor René de la Cruz, recordó especialmente la figura de Humberto Solás en estas dos décadas y la importancia de un evento así en la localidad; mientras la Orquesta de Cámara de Holguín, dirigida por el maestro Oreste Saavedra, interpretó temas vinculados a la memoria sonora del cine cubano y a la obra de Humberto.
Entre los momentos esperados de la gala –a la que asistieron las principales autoridades políticas y gubernamentales de la provincia, así como representación del Ministerio de Cultura y el Icaic, entre otros invitados– estuvo la entrega del Premio Lucía de Honor a la diseñadora de vestuario Violeta Cooper y al actor Luis Alberto García. Violeta ingresó al Icaic en 1965 y se formó con las diseñadoras María Elena Molinet, Diana Fernández y Miriam Dueñas. Fue asidua colaboradora de Solás, en filmes como Lucía, El siglo de las luces y Miel para Ochún. Además trabajó en películas como Los días del agua (Manuel Octavio Gómez), La bella del Alhambra (Enrique Pineda Barnet), El premio flaco (Juan Carlos Cremata) y José Martí, el ojo del canario (Fernando Pérez). Por su parte, Luis Alberto García es uno de los actores más conocidos y versátiles de la escena cubana. Graduado en el ISA en 1984, ha trabajado con directores cubanos como Tomás Gutiérrez Alea, Juan Carlos Tabío, Rolando Díaz y Fernando Pérez. Entre sus muchos premios y reconocimientos destacan los entregados por mejor actor en Cartagena de Indias por Clandestino (Fernando Pérez) y Zafiros, locura azul (Manuel Pérez), en Amiens por En la puta calle (Enrique Gabriel), en Viña del Mar por La vida es silbar (Fernando Pérez) y en La Habana (Coral en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano) por Ya no es antes (Lester Hamlet).
Además le obsequió, por parte del Comité Organizador, un proyector al promotor gibareño Domingo Leyva y se presentó el jurado oficial. El de ficción está presidido por el director cubano Alejandro Gil e integrado por el promotor francés Xavier D’Arthuys, la actriz cubana Mirtha Ibarra, la productora Gabriela Maire (Bolivia-México) y la italiana Milena Fiore, editora y especialista en conservación. El jurado de documentales y animación lo preside la directora y productora Catherine Murphy, de Estados Unidos, la documentalista cubana Gloria Rolando y el productor Dermot Begley (Escocia-Estados Unidos). Mientras que el jurado de Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (ACPC) lo integran Rafael Grillo, Berta Carricarte y Erian Peña. Además existen dos jurados colaterales, el de Cineclubes y un jurado joven, con 12 miembros.
Convocado por el Ministerio de Cultura de Cuba, el Icaic, el Gobierno de Holguín y el propio Gobierno de Gibara, junto a su director, Sergio Benvenuto Solás, el Festival contó con Suiza, Francia, España, Italia, Argentina, México, además de Cuba, entre los países participantes y se presentó una decena de largos de ficción, además de documentales, animados y cortos. El discurso de género atravesó muchas de las actividades, y junto al tema del patrimonio y otros asuntos pertinentes, aportaron la cuota teórica que ha sido también uno de los sellos de este Festival.
Además de la tradicional sala Jibá, se ha previsto que el cine regrese a la plaza pública gracias a una pantalla gigante facilitada por el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Un homenaje al 50 aniversario de la Nueva Trova, con intérpretes de la canción de autor de muchos puntos del país, entre ellos los trovadores holguineros, fue uno de los momentos en una programación musical diversa, que aspiró a llenar las noches con agrupaciones y voces destacadas, jóvenes jazzistas y hasta la música clásica y el canto lírico, junto a presentaciones de la propia Codanza, la Orquesta Sinfónica de Holguín y varios colectivos teatrales invitados al evento.
Con el sostén del Icaic y el apoyo inestimable y mayoritario de las distintas instancias del gobierno y las autoridades provinciales y municipales de la cultura en Holguín y en la Villa Blanca, el Festival Internacional de Cine de Gibara cumple su aniversario 20 y celebró su edición 17, una cita cargada de sorpresas que se realiza desde y por el cine.
FICGibara arriba a su XVII edición
El Festival Internacional de Cine de Gibara regresa a esta ciudad de Holguín del 1 al 5 de agosto, con un programa que refuerza su carácter de encuentro de las diferentes manifestaciones artísticas con el cine como eje central y celebrando los 20 años de su creación.
En conferencia de prensa realizada en la Villa Blanca se conoció que se entregará en esta XVII edición el Premio Lucía de Honor al actor, productor y realizador cubano Jorge Perugorría. Perugorría, quien a partir de esta 17 edición se convierte en su Presidente de Honor, estuvo al frente del evento de 2016 a 2022 y fue clave en su relanzamiento y reanimación, de manera significativa desde 2019, durante la crisis sanitaria por la Covid-19.
Los temas de género tendrán este año una presencia especial que trasciende la filmografía, pues se abordarán en el evento teórico, exposiciones, obras teatrales y otras actividades. La inauguración –comento Josué García, su productor– contará con la presencia de Toques de Río, y entre los músicos invitados estará Luis Barbería y Fígaro Jazz Club. La compañía infantil La Colmenita se presentará por primera vez en este municipio costero y realizará presentaciones en los barrios; y el Festival mantiene la costumbre de llegar con las diferentes personalidades invitadas a la comunidad, para compartir con los gibareños.
Además regresarán las proyecciones al aire libre y en dos tandas nocturnas se proyectarán películas que forman parte de la selección oficial, gracias a una pantalla gigante facilitada por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, y el Festival de Cine de La Habana.
Asimismo, tras el cierre del resto de las actividades, se celebrarán cada noche espectáculos musicales, una cita habitual que mantendrá la interacción con los habitantes de Gibara y el público asistente, en el que se realizará un homenaje especial a la Nueva Trova.
En la conferencia, el director del Festival, Sergio Benvenuto, dialogó sobre las posibilidades de un evento que estimula la creación con bajos presupuestos, iniciativa de su fundador, el cineasta, productor y guionista cubano Humberto Solás, quien falleció en 2009.
Leyber Gómez: «Ser locutor es un compromiso para toda la vida»
Ser locutor no es un juego, implica esfuerzo y muchísima preparación para poder defender una profesión tan necesaria y útil, como bella y seductora; eso bien lo sabe Leyber Gómez Caballero, un artista que desde la radio y la televisión defiende su amor por la locución.
Escuchas su voz dulce, melódica y ortográficamente correcta y reconoces en él a una persona atenta y gentil, algo que compruebas cuando tienes la suerte de conocerle e intercambiar.
Como es naturalmente de buen hablar, aunque se cataloga como tímido, es fácil descubrir a Leyber como un joven tranquilo que le gusta disfrutar del calor de la familia y los amigos, leer, escuchar música, ir al teatro y hacer ejercicios físicos; pero sus pasiones realmente se desatan cuando le preguntas por la locución.
Su historia es la de un profesional que ha luchado por crecer, un enamorado de lo que hace, un artista que sin mutar la afabilidad y naturalidad que lo caracteriza desde sus inicios, ha sabido ganarse espacios cada vez más visibles en la radio y la televisión cubana.
La génesis
“Prácticamente toda mi familia se dedica a la agricultura, mi papá es campesino y mi madre ama de casa, no había vínculo alguno con la cultura. Cuando era un niño en Gibara, mi pueblo holguinero natal, no existían la emisora de radio o el canal de televisión, que llegarían luego, ya siendo un adolescente.
“No obstante, debo admitir que mis abuelos maternos me inculcaron el amor hacia la lectura y siempre tuvimos radio en casa. Mi familia era amante de este medio y crecí escuchando a Eduardo Rosillo, Franco Carbón, Julio Alberto Casanova, Ana Margarita Gil, Gladys Gouzueta y muchas otras grandes voces. Recuerdo con nostalgia como me ponía a imitar voces y a imaginar que entrevistaba a grandes artistas o presentaba espectáculos. En ese momento solo era un sueño prácticamente imposible de cumplir. Imagino que ahí comenzó todo.
“Siento que soy un hombre muy afortunado, pues siempre he contado con el apoyo incondicional de mi familia. Imagino que al principio creerían que era solo un juego de adolescente, pero luego comprobaron que iba en serio y no pararía hasta alcanzar mis sueños”.
“Precisamente escuchado radio conocí que existía en la Uneac (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) de Holguín un taller de locución, actuación y sonido, y decidí matricular en el mismo. En ese primer encuentro tuve la suerte de contar con excelentes profesores como Alicia González Diéguez y Carlos Roseau, que motivaron aún más mi pasión por la radio y la televisión. Pero ahí solo comenzó un largo camino, pues seguidamente matriculé en todos los cursos o talleres que aparecieron. Fueron varios y con distintos profesores.
“En uno de esos cursos que ofrecía la emisora provincial Radio Angulo tuve la oportunidad de habilitarme como locutor, lo que me dio la posibilidad de comenzar como colaborador en la emisora municipal Radio Gibara. Más tarde tendría la suerte de conducir varios espacios de esta emisora como De Cuba son, Sintonía, La Clave del Mediodía y 107.9 Joven, por solo mencionar algunos.
“Poco tiempo después mediante un casting comencé en el telecentro Gibaravisión. Allí también tuve la suerte de transitar por varios espacios como Dejando Huellas, que marcaron mi vida y me permitieron crecer profesionalmente y ganarme el cariño del público televidente.
“En Radio Gibara y Gibaravisión alternaba prácticamente de lunes a lunes, lo que me permitió transitar por diferentes espacios juveniles, variados e informativos. En mi formación le debo muchísimo a estas dos instituciones. Es difícil llegar a los medios nacionales si no tienes una buena base y siento que la adquirí en mi Gibara natal. Agradezco infinitamente el apoyo de los técnicos, directores y colegas con los que trabajé en aquella etapa; recuerdo con especial interés a Lissete Piferrer, Dalgis Fonseca, Siria Díaz y Yocelis Ramírez”.
De Gibara a la capital
“Estaba a punto de cumplir los 30 años cuando sentí que allá en Gibara, desde el plano profesional, había conseguido en poco tiempo todo lo que me había propuesto. Tenía aspiraciones y sueños que quería materializar y sobre todas las cosas mucha sed de disfrutar de esos grandes espectáculos y acontecimientos culturales del país que existen en la capital y tristemente, por la fatalidad geográfica, muchas veces no vivimos en el interior. Fue así como empaqué mi mochila y salí sin mirar atrás, dispuesto a cumplir mis sueños.
“Todos los inicios son difíciles y en mi caso no fue diferente. En La Habana no tengo familia y en ese momento tenía unos pocos amigos. El tema de la vivienda y la adaptación fue tremendo. Vengo de un pueblo muy tranquilo, donde todo el mundo se conoce o es familia. Fue bien traumático llegar a la capital y verme solo en una ciudad tan cosmopolita.
“El estar lejos de mis seres queridos siempre ha sido lo más difícil. Soy muy familiar, muy apegado a mis padres y abuelos y por eso me costaba muchísimo estar alejados de ellos. Tengo que admitir que la distancia me afectó bastante y fue una etapa bien compleja para mí.
“No obstante, gracias a DIOS y a gente buena que confiaron en mí, a la semana de haber llegado a predios habaneros logré comenzar a trabajar en Radio Cadena Habana en un espacio maravilloso llamado 7 y 30 Juventud, por donde antes habían transitado otros locutores que admiro como Magdiel Pérez y Pedro Pablo Cruz. Luego llegó en esa misma emisora el programa Cantalo pero bailalo, junto a la carismática Vivian Loyola. Más tarde llegaron Visión y Sorpresa, en Radio Rebelde.
“A la Asociación Hermanos Saíz, de la cual soy miembro, y en particular a su equipo de comunicación, también le debo bastante desde el comienzo. Con esa organización he conocido y me he mantenido muy cercano a la nueva vanguardia artística del país. La AHS es una gran familia en donde todos aportamos y de la que todos nos nutrimos”.
El salto a la pantalla chica
“Una gran amiga y colega a quien también le debo mis inicios en Gibaravisión, Yanela Bauza, me avisó de un casting en el Canal Educativo para un programa nuevo que saldría en el verano y que buscaba homenajear al canal en su aniversario 17. Allí me presenté y así comencé a trabajar bajo las órdenes de un ser increíble y maravilloso como Rafael González en el programa Tres Veces Más.
“Son muchas las oportunidades que he recibo en este canal, desde Tres Veces Más hasta el curricular Ciencia y Vida, sin olvidar Desde el lugar, que regresó este verano gracias a la buena aceptación del público. Y para completar mi alegría ahora estoy en De Tarde en Casa, junto a la inigualable Raquel Mayedo; un espacio con más de 17 años en pantalla”.
De todo se aprende
“Cada espacio de Radio Rebelde es diferente y en cada uno de ellos he podido aprender y crecer profesionalmente. En Visión y Sorpresa tengo la suerte de trabajar con un equipo maravilloso que dirige Luis Ríos Vega. En tanto, en MB Caribe estoy bajo las órdenes de Ramón Espigul, un maestro de la radio y quien me ha ayudado muchísimo.
En la radio actualmente tengo la dicha también de formar parte de los equipos de Parada de éxitos, Todo Música y En Clave, este último gestado y coordinado por la Asociación Hermanos Saíz. En el Noticiero Nacional de Radio y Música Viva he alternado en algunas ocasiones cuando ha faltado algún colega.
Por su parte, en televisión Conexión Cuba me ha permitido conocer más de cerca el proceso de informatización que vive Cuba, incluso a manejar mejor mis redes sociales, que ahora mismo son vitales para las personas que trabajamos en los medios. Por su parte, De Tarde en Casa es mi primera experiencia en un programa de televisión en vivo y estar al lado de Rakel Mayedo, una excelente profesional que siempre he admirado, es un sueño convertido en realidad que agradezco sobre todo a su director Yeidel Hernández.
“Además, en el caso de la televisión, ahora mismo tengo la oportunidad de conducir Sorpresa XL, por Cubavisión, y Estación Caribe, del Canal Caribe.
“Estos espacios me han hecho merecedor del cariño del público y permitido crecer profesionalmente al tener la oportunidad de coincidir con colegas que admiro y con directores increíbles que se han convertido en mis maestros y más que eso, en mi familia.
“No sabría escoger entre un medio y otro. Comencé en la radio, donde actualmente estoy de lunes a lunes, y es lo que más hago. ¡Por algo será! Ahí comenzó todo; en una cabina de radio espero estar por el resto de mi vida. La televisión tiene su magia y encanto, te hace más popular y se disfruta muchísimo también.
“En el caso de la conducción de eventos, es un momento de mucha adrenalina donde tienes que tratar de complacer al público que tienes delante. Sabes que no puedes cometer un error y lo tratas de hacer bien todo el tiempo porque si te equivocas no lo puedes repetir.
“Me costó mucho trabajo al inicio, pues aunque parezca raro, soy bastante tímido. No obstante, he logrado transitar también por esta modalidad. Gracias al maestro Efraín Sabás he podido conducir eventos muy importantes en vivo como los Premios Esperanza, los Carnavales de La Habana y el Jazz Plaza, por solo mencionar algunos”.
El arte de hablar
“Creo que como locutor me define la naturalidad y el respeto; no me gusta fingir quien no soy, lo que ves es lo que soy y me gusta mucho respetar al público que me ve o escucha. Estos dos aspectos siempre están presentes en mi desempeño profesional. Trato también de cuidar mucho la dicción y la técnica, que siempre son importantes.
“De la locución me gusta todo, desde la constante superación a la que prácticamente estas obligado, hasta la adrenalina que sientes en el momento en que sabes que te están escuchando o viendo miles de personas, pasando por la satisfacción que se siente cuando sabes que lo que haces resulta útil para mucha gente.
“El público viene siendo para mí el mejor aliado y el más exigente juez. Es el que está ahí para aplaudirte cuando siente que lo has hecho bien y para juzgarte cuando te equivocas. Me nutro mucho de las opiniones que recibo mediante las redes sociales y también en la calle, porque el público cubano es muy sincero y directo. Una de las cosas que más valoro de mi profesión es ese vínculo que se logra entre el artista y su público”.
“Tristemente no tuve la dicha de conocer a Cepero Brito, Germán Pinelli o Consuelito Vidal, pero sí de nutrirme del ejemplo y la profesionalidad de grandes referentes de la locución como Franco Carbón, Luis Alberto Casanova, Eduardo Rosillo y otros colegas más cercanos en el tiempo como Marino Luzardo, Raquel Mayedo, Edith Massola, Eduardo Ferrer, Magdiel Pérez, Pedro Martínez Arcos y Jorge Luis Ríos, por solo mencionar algunos.
“Una escuela de locución en Cuba sería un sueño hecho realidad para colegas y profesionales del medio; muchos somos los que consideramos que debería existir desde hace rato. Como carrera sería lo ideal, porque la gran mayoría de los locutores somos graduados de otras especialidades, aun sabiendo que lo que nos gusta o interesa profesionalmente es la locución. Es un reclamo de muchas voces que lamentablemente aún no termina de concretarse.
«Sin duda son muchos los retos de la locución en Cuba, comenzando porque debe parecerse más a las nuevas generaciones sin abandonar a las anteriores. Es necesario que nuestro trabajo se convierta en plataforma para la participación ciudadana, donde todos se vean reflejados. Las nuevas tecnologías han abierto una gran brecha entre los medios de comunicación digitales y los tradicionales. Es importante intentar ir a la par si no queremos perder a los nuevos públicos; no obstante, soy del criterio de que cada medio tiene su público y en el caso de la radio siempre ha tenido seguidores fieles.
“Algo que considero afecta actualmente al gremio es el gran intrusismo profesional que existe. Locutor no es cualquiera. Considero que se ha ido desvalorizando poco a poco nuestro trabajo. Algo que me entristece mucho.
“Existe una mala selección de profesionales del lenguaje para programas de televisión y de radio, responsabilidad que recae en los directores. No siempre, por ejemplo, los mejores actores o cantantes conocen las técnicas de la locución o el cómo proyectarse en un espectáculo. Ser locutor va más allá de la buena imagen y está muy lejos de aquellas grandes voces que nuestros abuelos disfrutaron en los años cuarenta y cincuenta.
“Ser locutor es un gran compromiso para toda la vida, por tanto debe valorarse un poco más nuestro trabajo. Muchas veces ante un suceso extraordinario mientras todos están con su familia, somos nosotros los que estamos ahí en una cabina o estudio informando o entreteniendo al pueblo. Eso tiene un valor agregado que casi nunca se reconoce. Falta mucho aún por hacer desde y para el gremio”.
Horizontes
“Mi meta siempre será ser feliz haciendo lo que disfruto y estando al lado de las personas que más amo. En eso se resume todo. Retos tengo muchos: quiero seguir superándome, poder ayudar un poco más a mi familia y crecer profesionalmente en el medio. Me gustaría realizar un gran proyecto televisivo o radial y quiero estudiar más idiomas, tener más tiempo para poder hacer yoga, en fin son muchos los retos que ahora mismo rondan mi cabeza, pero casi todos tienen a la locución como base; es lo que amo”.
Agradezco a mi familia, colegas y amigos, a los directores que han confiado en mi trabajo y al público maravilloso que me sigue y me apoya en cada uno de los proyectos que asumo. Les debo lo que soy actualmente.
Teatro del Mar, online desde Gibara
El Festival Nacional Teatro del Mar, que se realiza en el municipio costero de Gibara, en la provincia Holguín, retomará sus espacios este año, luego de varios años sin desarrollarse, pero con la particularidad de hacerlo desde las plataformas digitales, del 10 al 13 de septiembre.
¡Este certamen, que llega a su cuarta edición, tiene como propósito revitalizar esta manifestación artística en el territorio y en esta ocasión lo hará a través de las diferentes redes sociales, debido a la actual situación epidemiológica causada por la propagación de la Covid-19 en el país!, explicó el joven actor Jaroguy Fraga Méndez, organizador del mismo.
“Las puestas en escena en vivo no se realizarán, precisó, para evitar innecesarias aglomeraciones, pero la meta es crear una plataforma para el intercambio, la sensibilidad y la cercanía de las personas al teatro, y convertir esta edición en un puente para otra cita, en 2021.”
Un variado programa de actividades pretende rememorar las tres jornadas anteriores, donde se incluirán charlas, programas de televisión, paneles y conferencias, dedicando especialmente este encuentro a los niños con enfermedades oncológicas y al aniversario 130 de la fundación del Teatro Colonial de Gibara, importante institución cultural, añadió.
Surgido en 2012, el Festival Nacional Teatro del Mar tiene como finalidad el rescate del arte de las tablas en la Villa Blanca –como también se conoce esta localidad costera, anfitriona del Festival Internacional de Cine de Gibara– e impulsarlo, además, al resto del país.
“Con la realización de tres certámenes hasta el 2014, comentó Jaroguy Fraga, en Teatro del Mar se han presentado varias compañías y artistas de todo el país, entre ellos Roberto Sala, Norma Arencibia, Oasis Teatro, de Guantánamo, y Teatro Lazos de Papel, de Matanzas.”
Un coloso para las artes decorativas en Gibara
“El Museo de Artes Decorativas de Gibara y sus colecciones son fieles evidencias y testimonios de valor incalculable, del contexto histórico donde surgieron y sus diferentes utilidades”, así, a grandes rasgos y por vía telefónica, define María de Jesús Chacón, directora del mismo, la impronta de esta institución, orgullo de los gibareños y de todo el público que se acerque a sus salas.
A pocos metros de la plaza principal de esta ciudad costera, en medio de la transitada calle Independencia, se erige este majestuoso edificio con estilo neoclásico, que además es Monumento Local. El inmueble fue construido en 1866 por orden del comerciante español radicado en Gibara, Atanasio Calderón Villa; y en 1910 pasó a manos del millonario gibareño José Beola y Valenzuela, hasta 1961, cuando fue nacionalizado por la Revolución. Me comenta María, con seguridad de museóloga apasionada (se nota en su conversación y en los detalles de cada uno de los datos que me ofrece) que la familia Beola y Valenzuela era descendiente de españoles y venezolanos; y José fue propietario del 80.9% de las acciones del Ferrocarril Gibara-Holguín.
María se conoce cada historia que habita las paredes del Museo, entre ellas que la edificación alojó por varios días, en 1898, al Mayor General Calixto García, y me pone al tanto del repertorio de celebraciones, fiestas y otras actividades sociales de la familia Beola, donde sobresale la recepción ofrecida al primer presidente de la República de Cuba, Tomás Estrada Palma, en abril de 1902, cuando llega a Cuba procedente de Estados Unidos, por el puerto gibareño, lo que denota la gran influencia socio-económica de la familia Beola, lo cual influye en las colecciones de mobiliario y piezas domésticas que hoy se exhiben en las salas de la institución. Aunque, me explica, que la cena propiamente en sí no fue ofrecida en este inmueble, sino en una engalanada vivienda, propiedad de la acaudalada familia, convertida después del triunfo de la Revolución en cuartería, y conocida por los gibareños como “la casona”.
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El puerto de Gibara, entre 1860 y 1930, fue uno de los atracaderos preferidos del litoral norte de Holguín para el comercio marítimo con firmas consignatarias tanto locales, nacionales y extranjeras.
Este tráfico comercial posibilitó que los descendientes de españoles, principalmente, se enriquecieran e hicieran una cuantiosa fortuna para levantar muchas de las construcciones coloniales que se alzaron en el pequeño poblado; de este modo se requerían mobiliarios, objetos utilitarios y decorativos para ambientar y ser utilizados en los diferentes espacios de dichas casas.
Por tanto, Gibara tuvo un fecundo desarrollo de las artes decorativas, con gran variedad de objetos utilitarios y decorativos, que poseen un valor excepcional para la cultura local. Por otro lado, fue una de las ciudades cubanas por donde penetró el estilo art nouveau, principalmente en piezas del ámbito doméstico, no así en otras como Cienfuegos, donde la arquitectura sobresale con rasgos de esta corriente artística, distinguida por la elegancia y las formas curvas que realzan las calidades de los materiales, en perfectas unidades de estructura y decoración.
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Luego del triunfo de la Revolución Cubana, en enero de 1959, el gobierno comenzó a nacionalizar toda una serie de negocios y propiedades de las familias ricas en la isla y con ello, pasan a mano del pueblo, entiéndase a instituciones con fines públicos que iban surgiendo, diversos objetos que componían estas edificaciones.
De esta manera entre 1961 y 1962, aproximadamente, surge la idea de fundar un museo en lo que había sido la casa de la familia Beola y Valenzuela, dado los elementos arquitectónicos, artísticos e históricos del inmueble, y los objetos que poseía la casa. Sin embargo, no es hasta el 25 de julio de 1972 que se inaugura oficialmente como Museo de Artes Decorativas, impulsados por la idea de Antonio Lemus Nicolau, reconocido historiador de Gibara. Este fue instalado en la parte alta de este edificio de estilo neoclásico, convertido en una de las construcciones más significativas de la segunda mitad del siglo XIX en la Villa Blanca.
En sus inicios se catalogaron para su exposición más de mil piezas de las artes decorativas y mobiliario, y fueron donadas otras de las instituciones de Instrucción y recreo, de la antigua Colonia Española de Gibara y de la Unión Club. “Este proceso de recuperación de piezas patrimoniales se extendió hasta mediados de la década del 70, incluso una vez abierto el museo”, comenta María con exactitud.
A partir de 1972 y hasta la actualidad, “el museo ha salvaguardado, cuidado, gestionado e interpretado de diferentes maneras, las riquezas de ese patrimonio que con el transcurso de los años hemos obtenido a través del concepto, fundamentalmente, de transferencia de piezas de La Habana y donaciones de los gibareños, además mediante la compra-venta, por el cual se completaron las colecciones que hoy se exhiben en el Museo”. Pero lo más notorio, destaca, es que el 95 por ciento de los objetos museables han sido recuperados en la propia Gibara.
Uno de los primeros directores y gestores del patrimonio de la institución fue Lemus, cerca de 20 años cuidando celosamente el Museo, destaca, haciendo énfasis en el papel de este sabio historiador a la cultura de Gibara. También sobresale el trabajo de rehabilitación del acuarelista Luis Catalá Maldonado, quien tuvo a su cargo la restauración de cada recinto del edificio: paredes, muros y falso techos de cada espacio, así como la labor de la pintora y museóloga Liliana Caballero (en este momento hace una pausa, María piensa para decirme el nombre de cada uno de los trabajadores que han pasado por sus salas y han dejado una huella importante, pero se rinde, dice que su memoria a veces falla y no quiere dejar de mencionar a todos los que han contribuido a la impronta del Museo, y además agradece al equipo que actualmente le acompaña).
En el año 2008 el Museo fue cerrado al público por acciones constructivas, hasta el 2017 que se reinauguró, para suerte de sus pobladores y de los foráneos que agradecen su existencia. En su reapertura estuvieron presentes, entre otros, del escritor y etnólogo Miguel Barnet, entonces al frente de la Uneac y hoy su presidente de Honor, y Gladis Collazo, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. “Yo vine aquí hace muchos años y siempre admiré esta ciudad, este pueblo y esta villa maravillosa. Aquí tuve algunos amigos que ya no están, porque han pasado los años, pero siguen los monumentos presentes con colores radiantes. Esta ciudad era la villa blanca, ahora es la ciudad cromática, la ciudad de colores”, comentó Barnet.
El autor de Biografía de un cimarrón, Oficio de ángel y Canción de Rachel expresó además: “Estoy muy feliz de haber venido. Desde que llegué sentí un calor humano con cierto olor marino muy agradable y muy sensual que lo hace a uno enamorarse de nuevo de esta ciudad. Este es un viejo amor que yo tenía que cumplir y dicen que un viejo amor nunca se olvida ni se deja”.
“Todas sus salas y colecciones se desactivaron y en esos momentos fue un reto para sus especialistas proteger y conservar cada una de las piezas. Fueron casi 10 años de trabajo intenso”, añade María. Hoy esta institución es su orgullo, de sus trabajadores y de los gibareños, que observan su pasado tangible en cada espacio de esta renovada y hermosa edificación.
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El Museo de Artes Decorativas de Gibara figura entre las instituciones culturales más importantes del país, pues atesora una gran colección de obras del siglo XIX y XX, entre los que destacan piezas de cerámica, cristal, esculturas y muebles de estilo, oriundos principalmente de Francia, Inglaterra y Alemania.
Una visita al majestuoso edificio es como revivir la vida doméstica de la época de esplendor gibareño, entre 1870 y 1930. En sus 14 salas de exposición y cinco almacenes se conservan más de dos mil 500 objetos de las artes decorativas de esta época, con gran valor patrimonial y de conservación. Dentro de las colecciones más importantes se encuentran la de cerámica francesa, integrada por más de 700 objetos, donde sobresalen los conjuntos de servicio de manufactura Limoges, otras de manufactura inglesa, resaltando los servicios de mesa.
Al otro lado de la línea María insiste y me pasea por cada uno de los espacios que componen el Museo; aunque lo he frecuentado en otras ocasiones, esta, su visita dirigida vía telefónica, fue única, pues destaca, entre otros sitios, el salón principal, ambientado con muebles estilo medallón, un piano de cola estilo Pleyel, pasando por un sillón de enamorados, expresión de los cánones del período, piezas de cerámica alemana, austriaca y francesa y arcos de medio punto, que aporta singular belleza a un inmueble bien estructurado.
Muebles cubanos de las primeras décadas del siglo XX, esculturas de bronce y mamparas predominan en la decoración. Las paredes con motivos florales expresan la corriente art nouveau, asentada en la Gibara del siglo XIX, al punto que varios muros del recinto, desde el vestíbulo, la escalera, hasta el sócalo, están rematados con elementos vegetales que son reminiscencia de esta corriente europea.
Se exhiben, además, juegos de salas estilo perillita, lámparas de techo de cristal veneciano, jarrones, pedestales de exótica decoración y motivos mitológicos que realzan la armonía entre la forma y ornamentación de estas piezas Art Nouveau. Allí también se encuentran objetos de estilo rococó, y muebles de firma austriaca Thonet, así como un curioso florero trabajado con la técnica desdorado y decoración floral realizada a mano.
Otra colección importante es la de libros, con más de 300 ejemplares de las sesiones de las Cortes Constituyentes de España y del Congreso español, entre ellas las de Castilla, Bayona y legislaturas que pertenecieron al vicecónsul de España en Gibara, Javier González Longoria.
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Lamentablemente hoy el Museo permanece cerrado al público, como todas las instituciones culturales del país, de manera preventiva ante la propagación de la Covid-19. La misma razón que me llevó a la conversación vía telefónica con María, de no haber sido por este virus que te aleja de tus semejantes por miedo a la muerte habría llegado yo hasta el Museo para recorrerlo con ella (que en su trato me pareció orgullosa de su gente y afable, como todo ser humano que habita ese poblado), mientras me acercaba en su conversación a la historia del Museo.
María, ahora vía Facebook, me dice que están preocupados por la situación que vive Gibara, donde hace solo decretaron recientemente fin de la cuarentena, sin embargo, mantienen su trabajo interno en el Museo, a partir de la documentación e investigación de las piezas, pues a veces se completan datos de época que no se conocían. Además, se verifica el estado de conservación de cada una. Una vez a la semana, precisa, acuden allí para realizar acciones de limpieza, mientras que otros especialistas trabajan desde la casa en otras actividades dirigidas al Museo, que ha trascendido la curiosidad de los apasionados para convertirse en un coloso del arte y la cultura gibareña y cubana, durante 48 años de labor dedicada al rescate de la memoria.
Las Voces del Audiovisual se escuchan en Gibara
Gibara es conocida por ser una ciudad de pescadores, de gente buena y sencilla, y por sus paisajes cinematográficos. Es como si el cine cubano la hubiera escogido para filmar allí algunos de sus emblemáticos momentos. Este fue el poblado de Humberto Solás y de tantos otros directores cinematográficos cubanos para inmortalizar escenas únicas e irrepetibles de la filmografía nacional, pero sobre todo, de Solás y de su Cine Pobre, hoy reconocido como Festival Internacional de Cine de Gibara, que extiende sus fronteras más allá del séptimo arte para convertirse en un mar de artes en ebullición cada año.
Como semilla de la realización joven en la isla y con génesis, hace 10 años, en los talleres que se impartían en el Festival de Cine Pobre surgió allí, el 19 de abril de 2010, el proyecto comunitario Voces del Audiovisual, integrado por niños, adolescentes y jóvenes con intereses en la creación cinematográfica. “Actualmente 17 niños y adolescentes de varias generaciones integran este grupo de creación cinematográfica, siendo protagonistas de sus propias historias y potenciando la no exclusión, el respeto al derecho de cada uno y los espacios que ofrecen las comunidades para su desenvolvimiento profesional”, dice Bárbara López Hernández, coordinadora del proyecto.
Durante estos años han realizado varios materiales, en los diversos géneros del audiovisual: stop motion, documentales, mini documentales, cortometrajes de ficción, noticieros de televisión, lo cuales se visibilizan en las comunidades, en diferentes eventos nacionales e internacionales, y a través de Gibaravisión. “El objetivo fundamental es que sus integrantes tomen empoderamiento profesional y que como grupo, explicó Bárbara López, realicen sus propios productos, a partir de guiones originales y otras técnicas del audiovisual, como la producción, edición y postproducción.”
Como proyecto comunitario han transitado también por espacios socioculturales de conjunto con instituciones como las Direcciones Municipales de Educación y Cultura, Centro Memorial Martin Luther King y la red de Educadores Populares, y se han insertado en la Federación Nacional de Cineclubes, la red Cámara Chica y la red Unial (Universo Latinoamericano para la Infancia y la Adolescencia), patrocinados por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, convirtiéndose en un espacio de confluencias artísticas, de encuentro con las diferentes técnicas de esta modalidad de la creación, para lograr un empoderamiento de la niñez y la adolescencia de cara al futuro.
Este 19 de abril arribaron a su décimo aniversario desprovistos de toda tristeza, pues a pesar de la situación sanitaria por la propagación del Covid-19 que vive Gibara, uno de los territorios de Holguín declarados en cuarentena, sus miembros se mantienen activos y esperanzados, colaborando desde casa en esta lucha constante contra el virus.
Entre las vías para que los integrantes de Voces del Audiovisual socialicen su trabajo en estos días se encuentra la realización de diversos materiales que, desde la pantalla de los gibareños, han llevado mensajes de aliento y responsabilidad, como una manera de acompañarlos desde la casa. Estos jóvenes realizadores han creado diversas cápsulas, a modo de informativos, que difunden esperanzas, consejos sobre qué hacer en el hogar y las medidas higiénico-sanitarias a partir de herramientas alternativas de grabación, para luego transmitirlas a través de las redes sociales y los telecentros Gibaravisión y Telecristal.
“Con esta situación se han buscado opciones para no dejar de crear. Estar en cuarentena no es una limitante para Voces, es una forma de fortalecimiento ante diversos retos que puedan surgir de la cotidianidad, y también la manera de expresar las potencialidades de cada integrante con diversas herramientas”, asegura Lázaro García, estudiante de Periodismo y uno de los miembros de este necesario proyecto en Gibara.
Aunque el Covid-19 imposibilitó el Festival Internacional de Cine Gibara y el Festival Nacional de la Niñez y la Adolescencia este año, con la presencia de estos pequeños creadores, Voces del audiovisual reafirma desde su cotidianidad más prominente que aún hay espacio para creación audiovisual, pues Gibara sigue siendo “un pueblo de película”.
Funk Cimarrón (+ audio)
Un “Dios, negro, americano”, como lo llamase Fito Páez en Festival Internacional de Cine Pobre Gibara 2018. No pudimos tenerlo en 2019, en el evento de música alternativa más grande que vive la provincia Ciego de Ávila cada año; incluso puedo sincerarme, pensé, después que creciese lo suficiente su estándar artístico, jamás podríamos verlo. Muy mal juzgué el poder de convocatoria que tiene nuestro Piña Colada y su organizador, Arnaldo Rodríguez. Pero incluso, lo mejor planificado, comprende margen de error, nadie previó una pandemia, y sí, pareciese en otra realidad una comedia negra.
Este 2020, después de intentar seguirle a Romerías de Mayo, al Festival Internacional de Cine Pobre en Gibara en su edición 2019; y pensar que no sentiría más angustia, el Covid-19 no permitió la celebración del Piña Colada 2020 y con él, tampoco su apertura, en voz de CimaFunk. Sigue la provincia más al centro de la isla careciendo de un buen funk cubano. Nos conformaremos por ahora con una vista digital de su obra y la esperanza de que la AHS en Ciego de Ávila, como la de Holguín en sus Romerías, nos acerque en un futuro próximo, posible, al cimarrón que ha demostrado compromiso con la institución, a la cual se asocia.
En 2018 no existía más que de Los Boys y «Me Voy… pa’ mi casa» no era una frase tan popular entre el cubano común como ¡Ay, dios mío!, efecto adverso al de los dos años siguientes, el fenómeno del funk cimarrón había electrificado no solo La Habana, sino desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí. Destacando en sus siguientes audiovisuales, una saga de Daniel Arévalo conectada por la dirección de arte y la aparición de personajes recurrentes, con una selección de vestuario acorde con la tendencia de su música. Dicha saga comprende las canciones «Me voy pa’ mi casa», «Ponte pa’ lo tuyo» y «El potaje».
El Café Barquito de la sede avileña –a propósito, sería un buen lugar donde podría replicarse la presentación favorecida por NPR Music en su modalidad audiovisual llamada Tiny Desk Concert–, donde tuvo la posibilidad de estar el artista junto a su grupo, con el estreno de futuros sencillos como «Cocinarte». En un espacio que han compartido Sting, exvocalista de The Police; el rapero Shaggy y la británica Adele. Con el proyecto de patio que labora la Asociación en Ciego de Ávila, o, la no primeriza coordinación con el Hotel Rueda o Patio de Artex, tomaría la ciudad dos bocanadas del intérprete, con la posibilidad de dos presentaciones de distinto formatos.
En el «negocio» de un amigo emprendedor, negocio de esos que pluralizan la audiencia de nuestra cultura, copiando información a memorias flash, discos duros y CD; puedo recordar a un señor de avanzada edad, que aparte del reguetón quería copiar, a pedido de su nieto, esa canción «…y si tú quieres me voy pa’ la tuya». El señor era del municipio Florencia. Para que sepan, este municipio no tiene ni discoteca y cuenta con una sola entrada a Ciego de Ávila y otra a Sancti Spíritus, mediante carreteras que conectan con otros municipios, además, no comprende vías directas a ninguna de las cabeceras municipales, ni a la Carretera Central, ni Autopista, ni Circuito Norte. Y hasta ahí ha llegado la música de Cimafunk.
El cantante ya es internacional y Billboard lo recomendó como música para ser música escuchada en 2019. Al primer trimestre de 2020 ha colaborado con figuras de los más altos estándares de la cultura musical cubana como Omara Portuondo, Chucho Valdés, La Orquesta Aragón, Juana Bacallao, “El tosco”, Pancho Amat, Roberto Carcassés, director de Interactivo; Alexander Abreu; y con otros de la cultura internacional, como el Latín Grammy, peruano-americano, Tony Succar, la banda soul de New Orleands The Soul Rebels, Tarriona Tank Ball y el argentino Fito Páez.
Han sido tres Trovándote, peñas de ocasiones especiales. Y recuerdo, desde el concierto de Kamankola en marzo de 2019, motivo de su gira nacional, que Michel Pérez Abreu, conductor habitual de los eventos de la Asociación, rifaba el CD «Antes que lo prohíban» a quien adivinase que Cimafunk era el artista alterativo más promocionado del momento.
Muchos los estábamos esperando, pensando que ese momento… ya venía llegando.
De Gibara al mundo: Un mar de artes (+Fotos)
Este ocho de julio quedó oficialmente inaugurada la 15 edición del Festival Internacional de Cine (FIC) de Gibara. Hasta el sábado 13 de julio, este espacio multicultural tendrá propuestas cinematográficas en concursos, presentaciones escénicas y danzarias, exposiciones de artes visuales, paneles, talleres y los concurridos conciertos nocturnos.
El tradicional desfile popular por la calle Independencia, que sumó a varios unidades artísticas de la provincia de Holguín y a los invitados de esta gran fiesta de la artes, fue el aviso de que la aventura del cineasta Humberto Solás, creador fundador de este festival, ya se vive en la también conocida como la Villa Blanca de los Cangrejos.
“Los gibareños son los protagonistas. Este año nuestro gran objetivo es que vayan al cine. Ya las calles de Gibara están llenas de arte. Solo en la cultura está la libertad y en la cultura está el desarrollo. Esto es para ustedes, y sobre todos, para los jóvenes de las provincias orientales, porque es un privilegio tener acá, una muestra tan importantre de lo que es el arte contemporáneo”, afirmó en las palabras de apertura el presidente de su Comité Organizador, Jorge Perugorría.
Las jornadas continuaron en el Cine Jibá, donde se entregaron dos de los premios Lucía de Honor en esta edición. Por su impronta en el séptimo arte le fueron conferidos al director de cine Fernando Pérez y la actriz Daisy Granados, a ellos se sumará el actor y productor puertorriqueño Benicio del Toro, quien lo recibirá en la noche de clausura del Festival.
En esta gala también se reconoció al actor Rubén Darío Salazar, por su trabajo durante 25 años con Teatro de las Estaciones, grupo que regaló, en el programa dedicado a la niñez y adolescencia, la puesta Niña con alas, acompañados por la cantautora Rochy Ameneiro.
Más de 50 propuestas cinematográficas y 15 guiones optan porpremios Lucía en las categorías de Largometraje y Cortometraje de Ficción, Largometraje y Cortometraje documental, Cortometraje Animado, Cine en Construcción y Guion inédito.
Nido de mantis, por Arturo Soto, El juego de la silla, de Ana Katz y Los días que vendrán, por Carlos Marqués-Marcet son algunos de los largometajes en competencia. El filme cubano Insumisas se presentará de manera especial dentro de las actividades y como un clásico restaurado la gustada Fresa y Chocolate.
El primer día del Festival cerró con la actuación, en la Plaza da Silva, de los cantautores Kelvis Ochoa y David Torrens, acompañado por el pianista Rolando Luna, en una presentación homenaje a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés y al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Seguidamente subió al escenario Isacc Delgado, en una presentación que llenó de energía y salsa la madrugada.
Para las próximas noches se tiene previsto conciertos del español Fermín Mugurza, Nøgen, Zeus, Telmary y Habanasana, Toques de Río, Cucú Diamantes, Kba Libre, Nube Roja, Santiago Auserón (Juan Perro), Pancho Céspedes, Eliades Ochoa y el grupo Patria. En la clausura actuarán Habana Abierta y Cimafunk.