Fidel y la AHS
Resaltan legado de Fidel en el espacio Dialogar, dialogar
Participantes en el espacio Dialogar, dialogar resaltaron la importancia de mantener vivo el legado de Fidel, en ocasión de cumplirse este 25 de noviembre el aniversario cuatro de su desaparición física.
Conducido por el vicepresidente nacional de la AHS Yasel Toledo Garnache, en el encuentro de más de dos horas, el intelectual Iroel Sánchez, la periodista Arleen Rodríguez Derivet, el investigador Alejandro Gumá y jóvenes creadores intercambiaron sobre “Fidel en el contexto actual, imaginarios y desafíos”, con reflexiones sobre la historia y el presente cubano.
Derivet, ganadora de diversos premios periodísticos y conductora del espacio televisivo Mesa Redonda, compartió anécdotas de momentos junto al Líder Histórico de la Revolución, y destacó su capacidad para vencer los obstáculos, con apego a la verdad y una inteligencia y valor que todavía siguen cautivando a muchos en gran parte del mundo.
Aseguró que Fidel simboliza también la síntesis de Cuba, como continuador de las ideas de otros grandes de la historia nacional, como Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo y José Martí.
Sánchez, director del programa La Pupila Asombrada, expresó que una de las enseñanzas de Fidel es jamás sentirse derrotado por complicadas que sean las circunstancias.
“Él es fundamental en la cultura de resistencia y victoria del pueblo cubano, la cual debe ser renovada constantemente, siempre de manera consecuente con su dimensión ética”, manifestó el también editor, analista y autor del blog La pupila insomne.
Gumá refirió que por su dimensión Fidel será siempre también un símbolo en disputa, con el cual todos intentarán legitimarse, incluidos quienes intentan debilitar la Revolución.
Agregó que forma parte de la mística imprescindible de la nación cubana, la cual deberá mantenerse fuerte siempre como elemento esencial del alma del proyecto cubano.
Desde el público, varias personas resaltaron también la pertinencia de no olvidar jamás la manera de Fidel de hacer Revolución y ser revolucionario verdadero.
El joven Iramís dijo que el Comandante en Jefe contribuía de manera permanente a la unidad, por su manera de hacer política, por su pedagogía al analizar fenómenos diversos y capacidad de dialogar con el pueblo.
El intercambio formó parte del homenaje en todo el país al Líder Histórico de la Revolución Cubana, hombre de pensamiento y cultura, que siempre impulsó la obra de los jóvenes creadores, en quienes confió para analizar y sugerir propuestas sobre aspectos esenciales de la nación.
Cada año, la AHS efectúa varias acciones dedicadas a ese profundo humanista, que desapareció físicamente el 25 de noviembre de 2016, incluidas la Jornada 13 de agosto en Pinar del Río y el ascenso al Pico Real del Turquino, punto más alto del archipiélago, justamente el día de su cumpleaños.
Creado en el 2013, el Dialogar, dialogar se mantiene como una plataforma para el intercambio sincero, valiente y responsable entre varias generaciones de cubanos, con líneas temáticas relacionadas con la cultura, la historia y la sociedad en general.
Este espacio constituye un homenaje permanente al sobresaliente intelectual Alfredo Guevara, fallecido en abril de 2013, quien fue eternamente joven por sus ideas y la capacidad para polemizar y soñar junto a las nuevas generaciones.
Las transcripciones del Dialogar, dialogar pueden leerse en dos libros, titulados Hacia una cultura del debate, en sus volúmenes uno y dos, los cuales fueron publicados también por la Casa Editora Abril.
«Un Fidel que abre una y otra vez los caminos a la más auténtica y libre creación artística»
El martes 17 de octubre de 2018, en el marco del 3er. Congreso Nacional de la Asociación Hermanos Saíz, fue presentado por el intelectual cubano Abel Prieto Jiménez el libro Fidel y la AHS, del historiador Elíer Ramírez Cañedo. El texto recoge dos de las intervenciones del líder histórico de la Revolución Cubana en sus encuentros con los jóvenes intelectuales y artistas: “Esta Revolución tiene que ser buena en todo”, discurso pronunciado el 12 de marzo de 1988 en la clausura de la reunión del Consejo Nacional de la Asociación, y “Sin cultura no hay libertad posible”, alocución del 18 de octubre de 2001 en la última sesión del Primer Congreso Nacional de la organización.
Este libro resulta esencial para interpretar mejor las contribuciones de Fidel a la política cultural cubana en Revolución. Si bien es cierto que “Palabras a los Intelectuales” ha sido catalogado como un texto fundacional para el diseño y la ejecución de políticas encaminadas a la defensa y el desarrollo de la cultura cubana; es preciso estudiar, con mayor sistematicidad, las intervenciones realizadas por el líder en etapas posteriores. Sirva este texto de motivación para seguir profundizando en los aciertos de Fidel en la comprensión de la cultura cubana.
¿En qué circunstancias percibiste que era necesario compilar las palabras dirigidas por Fidel a los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz? ¿Cuándo tomaste la decisión de emprender este proyecto?
En el momento en que concibo la idea de realizar una compilación de las palabras de Fidel a los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz yo integraba la Dirección Nacional de la organización y recuerdo que, en no pocas ocasiones, había escuchado referencias a través de antiguos miembros sobre los intercambios del líder de la Revolución Cubana con los jóvenes artistas e intelectuales cubanos en dos años cruciales de la historia del proceso cubano: 1988 y 2001; sin embargo, al realizar búsquedas con la idea de poder leer los discursos de Fidel en ambas reuniones, me percaté de que no eran públicos y que solo contábamos con el testimonio de los que habían participado en aquellos trascendentales encuentros.
Como historiador al fin, me di entonces a la tarea de tratar de lograr acceder a estos documentos imprescindibles para la propia historia de la AHS y de la política cultural de la Revolución.
Para publicar las intervenciones del líder de la Revolución debías tener su consentimiento. ¿Puedes contarnos cómo fue el proceso para obtenerlo? ¿Qué sentiste al contar con su aprobación?
A través del historiador Rolando Rodríguez García, Premio Nacional de Historia y de Ciencias Sociales y con el que he trabajado durante más de una década, se le envió una solicitud al Comandante en Jefe para poder acceder a estos dos discursos inéditos, planteándole la posibilidad de publicarlos y que constituyeran un regalo especial para todos los miembros de la AHS en el 30 aniversario de la organización, que se cumplía por esos días del mes de octubre de 2016.
Días después, el 25 de noviembre, se produce la partida física del Comandante y lejos estaba de imaginarme que él hubiera podido leer y atender nuestra solicitud. Sin embargo, la sorpresa y emoción infinita llegó poco después, cuando supe que precisamente el día 7 de noviembre, apenas 18 días antes de su fallecimiento, había expresado y dejado constancia de estar totalmente de acuerdo con la idea de hacer públicas estas dos intervenciones.
De inmediato, la emoción que sentí se expandió al resto de los compañeros de la Dirección Nacional de la AHS cuando conocieron la noticia. Comenzó entonces el proceso que dio lugar al libro Fidel y la AHS, publicado por la editorial Abril y, sin dudas, un regalo especial del Comandante a los miembros de la AHS de hoy y del futuro.
¿Sentiste un mayor compromiso con este proyecto después de ese 25 de noviembre?
Por supuesto, se convirtió para mí en una misión hermosa y honorable, cuyo final se materializó en el tercer congreso de la AHS, cuando el libro fue presentado y entregado a cada uno de los delegados.
Cada una de las ideas expuestas por Fidel en estas intervenciones son una invitación a la reflexión, al pensamiento crítico en relación a nuestra cultura, a nuestra nación. ¿Cuánto crees que pueden aprender los jóvenes, miembros o no de la Asociación, de sus valoraciones?
Creo en primer lugar que estas intervenciones son parte de lo más preciado de la historia de la AHS, que es importante que sea conocida por todos sus miembros, al igual que la vida y obra de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, ahí hay banderas sagradas para defender, luchar y seguir haciendo historia en el presente por la vanguardia artística e intelectual joven de Cuba.
El hecho de que la Asociación lleve el nombre de esos dos jóvenes, prácticamente adolescentes cuando fueron asesinados, profundamente martianos y seguidores de Fidel, que dieron su sangre por la causa revolucionaria y cuya obra artística e intelectual a tan corta edad aun nos estremece y asombra, constituye un compromiso inmenso para todos los que pertenezcan a esta organización, al igual que el hecho de ser una organización en la que Fidel depositó toda su confianza, al punto de llegar a decir: “Esta institución se justifica ahora y siempre, ¡ahora y siempre¡
Los argumentos de Fidel en esas dos intervenciones, el 12 de marzo de 1988 y el 18 de octubre de 2001, aunque respondieron a un contexto determinado, se proyectan hacia el presente y el futuro, contienen ideas que parecen dichas hoy, como si Fidel nos estuviera convocando y movilizando para la gran batalla que en el campo de la cultura debemos seguir librando.
Creo, no exagero, si digo que estos dos discursos pueden considerarse las Palabras a los Intelectuales de Fidel dirigidas a los más jóvenes, palabras a las que tenemos que volver una y otra vez para no perder la ruta en la defensa de los principios de nuestra política cultural y en una creación artística e intelectual de profunda vocación social.
¿Crees que la publicación de estos discursos puede ampliar la mirada en relación a las contribuciones de Fidel a la política cultural cubana?
Por supuesto que sí. Considero que son útiles no solo para los miembros de la AHS, sino para todos los artistas e intelectuales cubanos y el pueblo en sentido general. Las ideas y visión amplia de Fidel sobre la cultura y su centralidad en el proceso revolucionario están muy claras en estos discursos y hay que analizarlas de conjunto con otras de sus cardinales intervenciones, como las propias Palabras a los Intelectuales, sus discursos en los distintos congresos de la UNEAC, sus encuentros con la Brigada de Instructores de Arte y su propia obra fundadora, como principal artífice que fue del sistema institucional de nuestra cultura, teniendo siempre al pueblo, al ser humano, como la meta principal de todos los cambios revolucionarios.
Estos discursos nos muestran una vez más a un Fidel que es el antidogma por excelencia, pródigo en el diálogo franco y directo con los jóvenes, un Fidel que abre una y otra vez los caminos a la imaginación y a la más auténtica y libre creación artística, un Fidel que convoca, une y se adelanta al futuro, un Fidel martiano que defiende la idea de que sin cultura no hay libertad posible, un Fidel que sin caer en el idealismo voluntarista, se muestra enemigo de las ideas y métodos tecnocráticos o del pragmatismo economicista, que pueden atentar contra nuestra política cultural y con la sobrevivencia misma del proceso revolucionario cubano.
Al leer estos discursos, se pueden entender con más profundidad por qué en los momentos más difíciles del período especial Fidel planteó que la cultura era lo primero que debía ser salvado.
La AHS en jornada homenaje a Fidel y a los hermanos Saíz
Un variado programa de presentaciones de libros, lecturas de poesía, exposiciones, y puesta en escena de obras de teatro en comunidades de difícil acceso, integrará la Jornada 13 de agosto, en homenaje a los jóvenes poetas Luis y Sergio Saíz Montes de Oca y al Comandante en Jefe Fidel Castro (1926-2016).
Organizadas por la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que agrupa a la joven vanguardia artística del país, las actividades se desarrollan desde este lunes y hasta el 13 de agosto próximo, fecha de los aniversarios 94 del natalicio del Líder Histórico de la Revolución Cubana y 63 del asesinato de los hermanos Saíz, cuando se disponían a realizar una acción por el cumpleaños del Fidel.
Una vez más, el programa acogerá el ascenso al Pico Turquino (el punto de mayor altitud de Cuba con mil 974 metros sobre el nivel de mar) y la visita la casa natal de Luis y Sergio en el actual municipio pinareño de San Juan y Martínez.
El propio 13 de agosto las acciones llegarán hasta Artemisa, donde en el espacio La AHS y su historia, conducido por la Lic. Mabel Martínez Deulofeu, directora del Mausoleo Homenaje a los hermanos Saíz, se realizará la entrega del carnet a los nuevos asociados, y a las cinco de la tarde en la Sala 3D, tendrá lugar un concierto de Pancho Amat y la agrupación Tiempos de sí.
Asimismo, en Mayabeque se inaugurará la expo personal Humanites, del artista Lázaro Reinier Tamayo, en la Galería AHS; y en Matanzas se realizará la presentación del libro Fidel y la AHS, en el Patio Colonial, sede provincial de la organización y una descarga de trova con Silvio Raúl Torres, Javier Alejandro, Rey Pantoja y Carlos Fidel Taboada de invitados.
Según la nota de prensa, Villa Clara acogerá en la fecha una gala artística del proyecto Coronavida, en el municipio Cifuentes, con la actuación del trovador Yatsel Rodríguez y el grupo Café Pilongo, y los poetas Sergio García Zamora, Ernesto González y el trío Palabras.
Por otra parte, en Cienfuegos se realizará el concierto de Ariel Barreiro e invitados; y en Sancti Spíritus tendrá lugar la inauguración de la muestra colectiva Convergencias II y una lectura de poesías a cargo de Ariel Fonseca, premio Calendario 2019; mientras que en Ciego de Ávila se proyectará, en el Café Barquito, el documental Por qué luchamos, dedicado a los hermanos Saíz.
De acuerdo con la información, en Camagüey tendrá lugar una siembra de árboles en el Jardín botánico; en Las Tunas la develación del identificador de la sede provincial de la AHS, a cargo de Amaury del Río; y en Holguín un concierto de música electrónica con DJs de la organización.
En Santiago de Cuba, por su parte, se realizará la actividad central por la conmemoración en el municipio Palma Soriano, en un encuentro con autoridades del territorio y un panel sobre el quehacer de la AHS, talleres de apreciación–creación a niños de la comunidad y al Parque Central llegará Ventana performance, un programa de intervenciones públicas con la participación del grupo de experimentación escénica La Caja Negra.
Las acciones de la Jornada 13 de agosto se extenderán también hacia los días 14 y 15 por todo el país, inmerso en la celebración de la vida y obra del Comandante en Jefe y los valientes jóvenes patriotas Luis y Sergio Saíz, destacados combatientes contra la tiranía batistiana en la década del 50 del siglo pasado y militantes del Directorio Estudiantil Revolucionario.
Soluciones nuevas a problemas viejos
Notas sobre el libro Fidel y la AHS
El 25 de noviembre del 2016, cercana la medianoche, conocimos sobre la muerte de Fidel. El timbre de mi teléfono no se detenía. Consternado, el rostro grave de Raúl, su voz entrecortada, confirmaban al pueblo y a los amigos de la Revolución dispersos por el mundo la noticia mediante una breve comparecencia televisiva. El sencillo despacho desde donde se transmitía la alocución estaba apenas habitado por los retratos de Maceo, Gómez y Martí.
Guardo la impresión que ayudaban, en alguna medida, a soportar el dolor entero de la Isla. Es mi recuerdo más nítido. Puedo sumarle una sensación de terrible desamparo. También mi dosis de irritación al constatar cómo continuó la programación televisiva durante la madrugada. Los que permanecimos en vigilia decidimos mudarnos a la señal de TeleSur.
Por voluntad propia la ciudad más bulliciosa de Cuba enmudeció. El sábado fue esencialmente silencioso. La Habana resultó sobrecogedora. Cuando intento volver sobre ese día recupero, sin embargo, la imagen repetida, el coro respetuoso de los universitarios marchando sin convocatoria oficial por la céntrica calle 23 en El Vedado. Llegando por decenas a la Escalinata. Regresa también el metal desahogado de los discursos que no fueron planificados. Un acto de hondura insospechada que encumbró la vivacidad de una juventud para muchos extraviada y apática ante la sombría y desoladora presencia de la muerte. Algún participante decidió colocar una foto de Fidel en los brazos del Alma Mater. Aquel, era territorio fidelista.
Los nueve días de duelo oficial sumergieron a la Isla en una angustia absoluta. Un amigo periodista, Wilmer Rodríguez, recogió el testimonio gráfico y la fuerza espiritual del tributo de un país. Viajó junto a la Caravana. Atrapó y supo convertir en palabras la mística que observábamos con el filtro de la televisión. Tras la voluntad de rechazar cualquier manifestación de culto, quedaba ahora la construcción del más difícil de los monumentos a Fidel, el que se funda en el estudio y el enriquecimiento en la práctica de un pensamiento como el suyo.
Unos 18 días antes de aquel viernes 25 de noviembre –el 7 de ese mes, para ser exactos–, la inconfundible caligrafía de Fidel autorizaba, en una breve nota, a Elier Ramírez Cañedo a publicar dos intervenciones hasta entonces inéditas. Eran resultantes de sendos encuentros sostenidos con miembros de la Asociación Hermanos Saíz en los años 1988 y 2001. En las oficinas de la presidencia de la AHS coincidí con Elier cuando lleno de entusiasmo organizaba el proyecto que se alejaba de la fantasía para convertirse, no sin pocos obstáculos, en un hecho editorial.
El camino fue fatigoso. La Comisión Organizadora del III Congreso luchó contra los atrasos editoriales, los problemas de poligrafía y las soluciones de diseño que a algunos siguieron sin entusiasmarnos. Finalmente, en octubre de 2017 la Editora Abril obsequió a los delegados que asistimos al Congreso el volumen. Los discursos de Fidel se acompañaron de un prólogo del intelectual cubano Abel Prieto, unas breves líneas a modo de epílogo del entonces presidente de la AHS, Rubiel García, y una introducción, también breve, en la que Elier expone algunos aspectos generales y evoca la “concepción totalmente revolucionaria en la manera de relacionarse el líder de la Revolución con los artistas e intelectuales cubanos”.
En realidad, los tres textos que acompañan los discursos formulan una evidencia en relación a las caracterizaciones, interpretaciones y proposiciones sintéticas que han acompañado al pensamiento de Fidel. Por mi parte intentaré esbozar algunos comentarios que pueden facilitar otros acercamientos. No poseen en sí mismos un alcance reflexivo. Siento, sin embargo, pueden contribuir al contrapunto con las ideas más importantes que trasladó en sus palabras. Son apenas apuntes para un debate. Lo más significativo queda a buen resguardo para cuando se produzca el encuentro del lector con esta obra.
Por el destinatario que recibe por vez primera estos textos, quisiera comenzar. Si lo acompaña una voluntad crítica Fidel y la AHS puede estremecer sus certezas, inquietar sus sentidos y dejar abierta una vía para repensar todo lo que entendemos en los marcos de la política cultural. Puede también, en dirección contraria, ofrecer argumentos bastante útiles para perpetuar el absurdo. Esto último, si nos aferramos a parábolas que descontextualicen, o decidimos negar el terreno polisémico y útil de la contradicción en la que Fidel aprendió a moverse con toda holgura.
Timoneadas desde un ejercicio polémico, que guarde como denominador común la responsabilidad intelectual, estos discursos terminan desalojando los sillones que nos mantienen cómodos. Retoman, en un ángulo de admirable dimensión, el espacio central que por derecho propio corresponde a la cultura en la Revolución. Las palabras de Fidel destruyen los tabiques falsos entre estos dos universos tan conflictivos. Instalan a su vez una representación que hincha la necesidad de retomar lo que Armando Hart desesperadamente defendía como “la cultura de hacer política”.
La mayoría de los planteamientos, debemos señalar como segundo aspecto, se inscriben en el centro de una condición cultural reforzada por el mundo social que emergió con la Revolución. Genuinamente liberadora y resistente. Una condición que hubo de someter y someterse a la reconfiguración sistemática de los mecanismos, alcances y plataformas que crecieron junto al nuevo sujeto revolucionario. Plantearse relaciones de poder más horizontales e interpretaciones osadas. Luchar por fijar un estatuto antropológico y una visión procesual de sus componentes. En esencia, de acuerdo con Fanon, sentirse obligada a encarnar y corresponderse con todo el cuerpo de esfuerzos hechos por el pueblo, en la esfera del pensamiento para describir, justificar y alabar la acción mediante la cual ese pueblo se creó a sí mismo y se mantiene en existencia.
Los dos discursos son portadores de un lenguaje coloquial y a veces de estilo pedagógico. Reunido con creadores, esencialmente artistas y escritores, Fidel dedica el grueso de sus reflexiones a insistir en el “estado político de pueblo”, en “las condiciones excepcionales de la masa”, en “la necesidad de mezclarse con el pueblo y sus problemas”, en la actitud del ciudadano común. ¿No sería útil preguntarnos por qué?
Los emplazamientos, que no son pocos ni ligeros, tocan las fronteras de la institucionalidad de la cultura, su poder real de representación de los gremios, los mecanismos de concertación, la participación orgánica de los creadores en el entramado de decisiones que mueven la maquinaria. Con todo desprendimiento Fidel habla de los problemas tangenciales que reproduce el funcionamiento de feudos aislados en la política cultural y que son eficaces para profundizar el océano de incoherencias que tiende a lastimar este ecosistema.
Replantea el papel de la AHS y la UNEAC. Las define como organizaciones sociales. Subraya el hecho de que las organizaciones sociales no están subordinadas al aparato institucional, de ahí la necesaria coordinación entre ambos actores. Deja explícitamente formulado un problema hasta hoy desatendido: dónde quedan, quiénes representan a los que hoy no son miembros de la AHS y la UNEAC. Con todos los énfasis posibles respalda la preferencia de “los errores de tener mucha libertad, a los inconvenientes de no tener ninguna.”
Ambas intervenciones tienen lugar en momentos muy particulares de nuestra historia. El 12 de marzo de 1988: un año antes de su importante discurso del 26 de julio de 1989 cuando vaticinó el desmerengamiento de la URSS corría ya el proceso de rectificación de errores; es un hecho el viraje estratégico en las discusiones y la concepción en torno al modelo de desarrollo. Fecha en que Fidel mismo está aceleradamente rescatando al Che y se intentaba retomar el diseño de un socialismo con características propias.
El 18 de octubre de 2001: ya la Batalla de Ideas está en desarrollo, ha iniciado la municipalización de la educación superior, la universalización del conocimiento asume el desafío de la informatización de la sociedad, se intenta reproducir un movimiento de masas en apoyo a un nuevo modelo de transición socialista, en medio de una ofensiva ideológica orientada al rescate de valores revolucionarios y antimperialistas tras las grietas del Período Especial, dando paso a programas concretos de recuperación en todos los órdenes, visibilizando un estamento de vanguardia con la nuevas generaciones e intentando, sobre todo, que la recuperación espiritual se anticipe a la recuperación material y logre contribuir ella.
Un último comentario. Se ha extendido bastante la tesis que subraya la intervención del 30 de junio de 1961 en la Biblioteca Nacional como el texto programático y fundador de nuestra política cultural. Si fuera correcta, omitiríamos el cuerpo de consideraciones contenido en el autoalegato que se convirtió en el Programa de la Revolución. Es una simple convocatoria a pensar en ello.
En La Historia me Absolverá estaba ya vertida la suerte democratizadora, de anchísimo alcance y visión sociológica del movimiento cultural al que aspirábamos. Allí no se habla, es cierto, del racimo de las Bellas Artes ni de las corrientes literarias. Mas se define el concepto de pueblo. Se ahonda en la problemática martiana de la Nación. Se pacta la visión de futuro de una vanguardia que busca compatibilizar el universo de aspiraciones y proyectos individuales, con la moral, la política y los sueños colectivos que anteponía en sus realizaciones prácticas la Revolucion.
Resulta inexacto pasadas seis décadas insistir en la apreciación limitada de que en esa reunión se dilucidaban presupuestos estéticos. La verdad la dominamos hoy. El marco, la convocatoria y los conflictos que desembocaron en la cita de algunos intelectuales con Fidel y otros dirigentes revolucionarios, sacó a la superficie un enfrentamiento por el poder entre dogmáticos, liberales y también oportunistas. Por cierto, en su intervención del 2001 Fidel deja la mesa servida para que nos impliquemos en explorar con profundidad esas dicotomías.
El texto de aquel temprano junio de 1961 es por sí mismo la columna vertebral de la inmensa mayoría de los asuntos que Fidel enfoca en los discursos que esta compilación nos propone. Como es de esperar, él logra, a pesar de nosotros mismos, vencer las descontextualizaciones, las deformaciones que sirvieron de base para la grisácea marca que acompañó a la cultura en los 70 y que de vez en cuando asoma en la gaveta de algún burócrata. No por acostumbrados deja de sorprender la capacidad dialéctica para escapar a los mecanicismos y no dejarse atrapar en las limitaciones propias de todo lo que es iniciador y por ende experimental. Reconoce el valor histórico de aquellas ideas, pero no duda en afirmar que estamos “en una época nueva y tenemos que aplicar a la cultura el principio de soluciones nuevas a problemas viejos, y soluciones nuevas a problemas nuevos”.
En el cuadro de una sociedad es preciso no menospreciar lo indirecto. Las lecturas correctas entre lo fenoménico y lo esencial son imprescindibles. Las interpretaciones complacientes no nos ayudan mucho. La narrativa del presente solo puede autentificarse buceando profundo en las oscuras cavernas de la memoria.
Gracias al trabajo del investigador Elier Ramírez, estos discursos llegan ahora remontando la escala del tiempo. Los que nos vamos incorporando al campo intelectual y sus prácticas podremos recurrir a ellos para mediar en los contextos políticos, materiales e ideológicos, con el único fin de crear nuestra obra. Desde ella hacer retroceder vertiginosamente las fuerzas del conservadurismo, la rutina y la restauración neoliberal que se esconden bajo el manto redibujado de la neutralidad de la cultura, que sabemos no existe.
Las reflexiones de Fidel penetran ahora con fuerza telúrica en esa contradicción. Para dicha colectiva funcionan como recurso de aprendizaje. Plantean un problema inacabado. Sirven de sostén para que completemos nuestra perspectiva irregular de los hombres y las cosas. Sin empecinamientos. Asumiendo que la rectificación siempre puede liberarnos. Comprendiendo que “más que decir nuestras verdades, hay que ir a los lugares a escuchar y aprender de las verdades de los otros.”