épica
La épica de los hermanos SaÃz es la épica de la nación cubana
Dijo José Martà que “la sangre de los buenos no se vierte nunca en vanoâ€, y en vano no brotó del pecho de Luis y Sergio SaÃz Montes de Oca un agosto de 1957, cuando un verdugo intentó acallar a un pueblo y hacer que los jóvenes durmieran el sueño eterno del olvido.
Este agosto, San Juan y MartÃnez, su tierra, amanece diferente… El homenaje trasciende el sencillo acto de la flor en el sepulcro, del verbo enardecido y la canción comprometida; el homenaje llega de un pueblo y hacia él regresa convertido en obra realizada.
“La épica de la Asociación Hermanos SaÃz es, indudablemente, la épica de la nación cubana; y lo digo porque son enormes los desafÃos, porque son enormes los retos que hay en la actualidad. Pero nosotros confiamos tremendamente en la inteligencia colectiva, confiamos tremendamente en que saldremos adelante.
“En el futuro, los libros tendrán que hablar de lo que estamos haciendo, tendrán que hablar del pueblo cubano de hoy, del sacrificio, pero sobre todo de cómo saldremos adelante. Indudablemente ese será uno de los mejores poemas de nuestras vidas como nación, y en los textos de Luis y Sergio, en sus ejemplos, en sus ideas, hay muchas luces, hay muchas ideas a las que debemos volver una y otra vezâ€.
Yasel Toledo Garnache. Presidente nacional de la Asociación Hermanos SaÃz
Luis y Sergio no yacen como dos cuerpos dormidos, abrazados al asfalto. No, un grupo de jóvenes artistas se niega a ello.
Desde hace más de tres décadas una organización abrazó su historia y la defiende en estos tiempos.
“Con mucha frecuencia los sentimos junto a nosotros. Uno los imagina escribiendo, hablando, soñando, criticando; los imagina con esa capacidad tremenda que tenÃan de enamorar, de convertir en realidad la poesÃa y, además, aplicar la poesÃa a su vida cotidiana, que es cuando más útil esâ€.
Hoy Luis y Sergio son talento multiplicado, son arte que alegra y hace soñar, son voluntad de escalar las cimas más altas con guitarra a cuestas, son semilla y fruto, corazón del cantor.
Luis y Sergio reclamaban un despertar de conciencias. Disparos tristemente certeros dieron más fuerza a su ejemplo. Con su muerte, despertaron a la vida; despertaron a la historia.