El Mejunje
El arte, para cambiar circunstancias
Viste el color de la pureza. Lleva su cabello corto resguardado bajo un pañuelo de encaje. Tiene otra manta de la misma tela cubriendo sus hombros. Aunque el verano se adelantó, lleva una camisa de mangas largas, igual que su falda. Su blanca tez hace resaltar los tatuajes de sus brazos. Llama la atención un mangle rojo en el antebrazo que comparte con la persona que escogió para compartir su vida.
Está en casa, sentada junto a sus flores favoritas, unos girasoles tan vivos que contrastan con el frasco de pierdas que tienen a su lado. Colgados en la pared azul cielo hay pinturas y dibujos, unas de muchos colores, otras a blanco y negro, unas con guitarras, otras que parece que hablan de luz en la oscuridad.
Pareciera que todo eso es Yeni Turiño, la muchacha que describen intranquila, la “hormiga loca de El Mejunjeâ€, la trovadora, y más que eso, porque no solo melodÃas y acordes habitan en ese ser, sino las artes, diversas.
Es una mujer que rÃe mientras dice lo que piensa y se nota la sinceridad cuando suelta a bocajarro los pensamientos que le vinieron de pronto.
La primera guitarra que tuvo Yeni se la compraron sus padres a los nueve años después de demostrarles que habÃa aprendido a tocar La Guantanamera. El interés por conocer y aprender del instrumento la llevaron a la casa de cultura y luego a estudiar guitarra clásica con un profesor particular de Santa Clara.
“A lo mejor no estudié todo lo que debÃa. Cuando hago una canción, el resultado no es lo que tenÃa en mi cabeza y eso pasa cuando no se estudia música. Aprender guitarra clásica me permitió ganar en cuanto a técnica, formación de acordes y otros elementos que necesito para tener más libertad a la hora de crear. Fue mi primo quien me impulsó siempre a estudiar, quien me la sugirió a pesar de que me parecÃa un poco aburridoâ€.
Graduada de Gestión sociocultural para el desarrollo, en duodécimo grado preferÃa estudiar FilosofÃa, aunque en el año que se presentó a las pruebas de ingreso no se incluyó en el programa universitario.
“Es una carrera que me ayudó muchÃsimo porque tiene un espectro tan amplio, que es también lo que querÃa hacer. A mà me cuesta estar en un solo lugar. Un error mÃo, pero necesito estar en varias cosas a la vez porque eso es lo que me alimentaâ€.
El rock fue lo primero que la atrapó: “Yo era una friki; iba todos los martes a El Mejunje a ver a Adictos, hasta que descubrà la trova, que era realmente a lo que estaba destinadaâ€.
Su primo, Yatsel RodrÃguez, fue el puente hacia el mundo de esta música de autor, el que la llevó por primera vez a peñas y luego al mayor festival de trovadores que se desarrolla en el paÃs, el Longina. Para ese entonces aún no tenÃa sus propias canciones.
“Cuando llegué al Longina y vi que no hacÃa falta que cantara las canciones de los demás trovadores porque ellos estaban ahà para defenderlas, me di cuenta que necesitaba las mÃasâ€. De allà nacerÃa su primer tema, “Espejismoâ€.
Cuando una persona emprende un nuevo rumbo tiene referentes que lo guÃan. Yeni tiene muchos. Habla de los trovadores de Santa Clara, de La Trovuntivitis, de su primo Yatsel, y se detiene en la única mujer que conocÃa implicada en el universo de este estilo musical.
“Cuando la vi con esa forma de cantar, con ese Ãmpetu; cuando vi ese respeto que se le tiene a YaÃma Orozco, supe que querÃa ser asÃ. Es mi referente musical más cercano, a pesar de que todos los trovadores que he conocido para mà son especiales, porque cada uno me ha ayudado a su manera con acordes o consejos.
La autora de “Volar†encuentra la inspiración fuera de ese espacio, que es su casa, en festivales, lugares nuevos, con nuevas experiencias; quizás porque necesita la libertad de quien sale de su entorno para crear.
Sus canciones las escribe para ella, el público, sus amigos. Siempre que haya una persona que quiera escucharlas, a esa persona está dedicada la canción: “A veces soy un poco egoÃsta y la escribo para mà porque lo necesito, como terapia personal. Evidentemente desde el punto en que uno decide ser artista sabe que está trabajando para mostrar algo; tiene esa necesidad.
“Hacer música siempre es un reto porque es hacer arte. No me veo como trovadora, sino como artista. Sé que en esta ciudad lo que decida hacer lo voy a lograr. Si decido montar un caballo, lo haré, si decido montarme en un cohete, lo voy a hacer aquÃ, porque he logrado cosas que nunca en mi vida pensé y han salido súper naturalesâ€.
La música también es un refugio y un camino para llegar a otras manifestaciones del arte. Y es que, definitivamente, los encierros no aportan partituras o letras, tanto que durante los dos años de pandemia le fue imposible componer algún tema musical. Sin embargo, buscó espacios en los que, con la música que tenÃa, pudiera acompañar a las personas en los momentos tan complejos que se vivieron.
Los conciertos de Telegram fueron uno de estos caminos que la enlazaron con su público a la distancia. “Fue muy bueno para los que decidimos hacerlo. Entre tanta desesperación e incertidumbre, los conciertos virtuales resultaban sanadores; eran la escapatoria -por un rato- de tanto dolor y hastÃo.
“Jesús Pérez, de Las Tunas, y yo, decidimos hacer una peña virtual, y eso nos salvó de volvernos locos, al no poder presentarnos. Me di cuenta en ese tiempo que necesito la calleâ€.
Ramón Silverio, el fundador de El Mejunje, la invitó –cuando estaba despuntando en la mayorÃa de edad– a organizar y conducir una peña en ese sitio que tanto valor guarda para el arte villaclareño. El encuentro, que ya tiene ocho años, se llama Peña de la hormiga loca, precisamente, porque eso mismo parece Yeni; incansable va de un lugar a otro, haciendo varias cosas a la vez.
“Cada vez que pasa un año más me doy cuenta de lo difÃcil que es mantener un espacio porque las circunstancias son muy complicadas. A pesar de que sea una vez al mes resulta complicado ser quien canta y, además, quien debe encargarse de la producción, el sonido…
“Cuando empecé mi relación amorosa con Yasmani, ya tenÃa su ayuda. Hacerlo sola no es una opción, porque tengo dos que organizo. En la galerÃa de arte tengo otra que se llama Peña sin nombre. Cada una tiene su dinámica; tienes que estar el mes entero trabajando en eso para mantener el público. No es simple.
“El Mejunje es una casa dentro de otra casa. Esa peña ha sido como mi laboratorio. Lo que se me ocurra lo hago ahà porque también es el lugar para soñarâ€.
Gracias a Silverio, a este refugio de todos, llegó Yeni Turiño a la actuación: “El Mejunje te lleva a hacer cosas que no te imaginasâ€. Es asà que incursionó en el arte de las tablas. Allà se llenaba de brillos para interpretar “Cabaretâ€, de Liza Minnelli, y acompañar con la música el show de transformistas.
En este tipo de espectáculo Yeni es lo más parecida a ella fuera del escenario porque, paradójicamente, cuando canta y toca su guitarra suele ser su versión más tranquila.
“Luego de eso, Silverio nos invitó a Yasmani y a mà para una nueva obra titulada El Retorno del maestro, basada en la vida y obra de Raúl Ferrer, con música de Miguel Ãngel de la Rosa, la cual heredé cuando él se fue para España. Asà que en la obra, mientras canto, también soy la niña mala. De ahà mi interpretación en el Teatro Guiñol de Santa Claraâ€.
***
“El sistema de becas y premios de la Asociación Hermanos SaÃz (AHS) son muy necesarios porque, si bien en otros paÃses más desarrollados es complicada la grabación de un disco o una canción, aquà encontramos más dificultades. Llegar a un estudio es costoso y también lo es hacerte de los equipos necesarios para grabarte tú mismo.
“La AHS ayuda a que los jóvenes creadores tengan la posibilidad de tener sus discos, sus videoclips. Si no fuera por la Asociación, evidentemente no iba a tener ninguno. Mi primera experiencia grabando uno fue con el proyecto Tocadiscos. Tengo la dicha de que lleve el nombre de una canción mÃa porque fui la primera beneficiada con ese proyectoâ€.
Tocadiscos ha significado mucho para la joven cantautora. A partir de entonces comenzó en el mundo audiovisual. Su primera vez en un estudio de grabación fue gracias a este proyecto, en el Guaycán de Pepe Ordaz. Ahà aprendió, con el asombro de una niña, las mañas que hay detrás de la filmación.
“Fue una experiencia lindÃsima de la que han surgido otros proyectos. Agradezco muchÃsimo todo lo que se hace en la Asociación.
“Creo que son necesarias las becas y premios. Ojalá duren mucho tiempo por el bien de los jóvenes artistas cubanos.
“En la AHS de Villa Clara aprendà lo necesario que es el arte en tiempos difÃciles. Yo misma me he cuestionado si sea prudente llegar a comunidades que han sufrido desastres naturales, como el paso de un ciclón, a cantarles a personas que han perdido mucho. Asà fue en Isabela de Sagua, a donde no fui, pero tengo amigos que me contaron que cuando la brigada artÃstica llegó, los pobladores dijeron que no necesitaban artistas, sino personal para trabajar porque habÃa muchas casas destruidas.
“Los artistas fueron por su cuenta, no porque alguien los mandó. Llevaron martillos, herramientas… Durante el dÃa se doblaban el lomo junto a los demás y, durante la noche, actuaban. Mientras pasaron los dÃas los miembros de la brigada se convirtieron en parte de la comunidad.
“A veces nosotros vamos para las lomas. Allá la situación está muy dura, ya sea en El Escambray o en Oriente. Hemos ido como parte de las cruzadas. Son de las cosas que he aprendido con la AHS, de la realidad en distintas geografÃas del paÃs y cuán necesario resulta el arte para cambiar circunstancias o, al menos, la espiritualidad de las personasâ€.
- TAMBIÉN PUEDE LEER
Yeni Turiño: «La guitarra como arco y la canción como flecha»
Santa Clara y su bohemia costumbre de trovar
Hace más de 50 años, jóvenes influenciados por temas de Silvio RodrÃguez, Pablo Milanés y Noel Nicola forjaron, guitarra en mano, lo que poco a poco se convirtió en un hito de la trova cubana. Cuando ya este género era parte indisoluble de la cultura santaclareña y no resultaba extraño ver a algún aficionado entonar canciones de su propia autorÃa en cualquier sitio aledaño al parque Leoncio Vidal, Ramón Silverio brindó a esos artistas bohemios un lugar propicio para el intercambio y el disfrute: El Mejunje.
Fue entonces cuando, en septiembre de 1997, surgió la Trovuntivitis, un colectivo de autores que luego devino en proyecto cultural y, según ellos, hasta familia. Entre los primeros en impulsar este genuino movimiento se encuentran Raúl Marchena, Alain Garrido, Leonardo GarcÃa, Diego Gutiérrez y el TrÃo Enserie (Roly BerrÃo, Raúl Cabrera y Levis Aliaga).
Según Yamila González, trovadora avileña, la trova santaclareña sobresale, entre disÃmiles proyectos similares, por su carácter renovador y libre. «En otras provincias de Cuba no existen tantos espacios, tanta persistencia ni tanto apoyo entre los trovadores como existe en Santa Clara».
Ese carácter desenfadado y espontáneo ha permitido que se hayan incorporado nombres a la lista: YaÃma Orozco, Yatsel RodrÃguez, Yordan Romero, Irina González, Karel Fleites, Michel Portela, Yunior Navarrete, Yeni Turiño, Migue de la Rosa…
Todos los jueves del mundo
«Cuando vi una noche de Trovuntivitis me quedé loco. No podÃa creer que en Santa Clara ocurriera algo tan grande y que en el resto de Cuba la gente no lo supiera», cuenta Juan Pablo Palmero, camagüeyano recién graduado de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas.
Para Yatsel RodrÃguez, trovador santaclareño que presidió durante varios años la Asociación Hermanos SaÃz en la provincia, las noches de jueves en El Mejunje resultaban insólitas, «al punto que cambié mi forma de vida para adaptarme a eso».
En tiempos en que la crisis económica ha afectado incluso el arte, las noches de trova prevalecen, pero ya las gradas no se llenan como antes. Sin embargo, los músicos y el público entrevistados coinciden en que la razón principal que convierte a Santa Clara en una ciudad tan trovadicta es su juventud tan cambiante y apasionada, tan renovadora y tradicional.
Michel Portela, autor de canciones populares como Será ayer, Ese tequila y Todo lo que se dice, afirma que siempre le sorprende que sean los jóvenes quienes le piden muchas de sus canciones más antiguas.
Santa y clara canción
«Quizá la forma en que hemos hecho nuestra música también nos ha ayudado a prevalecer en el gusto juvenil —explica Yordan Romero, músico y compositor—, pues cultivamos una canción que no se aleja de la estética y el lirismo trovadoresco, pero que, además, ha sido disfrutable, bailable… Dentro de la misma Trovuntivitis vemos la mezcla de ritmos oriundos de nuestro paÃs y una pizca de rock.
«Además, contamos con el Festival de Trovadores Longina. Cada enero la gente espera a los trovadores que vienen de todo el paÃs y de distintos lugares del mundo; aunque durante el año por aquà pasan artistas de todas partes. Eso ha ayudado a cautivar un público conocedor del género, amante de la canción trovadoresca y uno de los más exigentes del paÃs».
La caña santa
En los duros años 90, cuando escaseó todo menos las ganas de crear, en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, jóvenes de la carrera de FilologÃa se reunÃan por las noches para compartir infusión de caña santa y talento.
La Caña Santa atrae a los pasillos de la Facultad de Humanidades, en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, a centenares de estudiantes y profesores universitarios (Foto: Tomada del perfil de Facebook de La Caña Santa).
Cuentan que la poesÃa, la narrativa y la música hacÃan tan atractivos esos encuentros que, poco a poco, se volvieron costumbre. La peña, que tuvo sus altas y bajas durante estos casi 30 años, adquirió el nombre del brebaje, y hoy constituye un importante espacio para el intercambio entre artistas aficionados de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
Juan Pablo Palmero cuenta: «Pedrito O’Reilly era el encargado de organizar la Caña Santa, pero no tenÃa mucho tiempo para dedicarle. Nosotros tenÃamos más y el contacto directo con la juventud universitaria, y sabÃamos bien lo que querÃan y necesitaban para divertirse. «Empezamos a crear. Tomamos ideas de otras peñas y buscamos alternativas para comunicarnos más con el público. Al inicio, no contábamos con más de diez personas, muchos de ellos eran amigos nuestros; pero los esfuerzos no fueron en vano».
Dagmar Albelo, estudiante de segundo año de Comunicación Social, asegura que en la Caña Santa encontró el lugar perfecto para desempeñarse como cantante aficionada: «Al principio pensé que tendrÃa que enfrentarme a alguna prueba, pero lo que encontré fue algo totalmente libre. Me dijeron: “Ven a la peña y canta, que esto es para disfrutarâ€.
«Esas influencias trovadorescas de la Caña Santa, de los muchachos tocando guitarra en el afamado Parque de las Mentiras, de la Trovuntivitis y de tantos otros espacios en toda la ciudad forman parte de la identidad de Santa Clara».
La trova seguirá inundando los espacios santaclareños, porque tanto para Yatsel RodrÃguez, como para otros trovadores de todas las edades, el desafÃo consiste en «cantar, luchar por estas burbujas donde podemos respirar un poquito de arte, que es nuestro aire limpio».
«Santa Canción» y las encendidas manos del recuerdo
Las palabras son atletas en una interminable carrera de relevos. Una te lleva a la otra, la segunda te conduce a una tercera. Por eso me gustarÃa empezar esta presentación con una… Bueno, ya que estamos, mejor con dos: Santa Clara. Y cuando decimos Santa Clara, decimos Longina. Cuando decimos Longina, decimos canción. Cuando decimos canción, decimos trova, que es la canción artesanal, la canción que no tiene, o al menos no deberÃa tener, condicionamientos e imposiciones.
Al hablar de trova también se está hablando de una práctica tan antigua como la literatura. Fernández Retamar solÃa establecer un paralelismo entre la llamada lÃrica y una disciplina futura que, bajo el nombre de guitárrica, estudiarÃa esta expresión en sus vertientes más contemporáneas. Para Yamil DÃaz Gómez, los movimientos trovadoresco y poético integran en Santa Clara dos caras de una misma moneda, o dos monedas de una misma cara, y muestra de esa complementación ha sido el mayor encuentro de su tipo en el paÃs: el Longina Canta a Corona.
Pensar en el Encuentro Nacional de Trovadores de Santa Clara es recordar descargas, confluencias, descubrimientos; es evocar los nombres de quienes han decidido compartir su obra con el público de la provincia (de Cuba, del mundo entero); es lamentar el manto de silencio que se extiende como un sudario sobre festivales verdaderamente valiosos. Pensar en el Longina es recordar la locura de nadar a contracorriente en tiempos que nos lanzan por el barranco de las candilejas.
Todo eso es el Longina, y mucho más, porque la unidad supera a la suma de sus partes. Juan Carlos Travieso y su muy diligente equipo de trabajo lo saben mejor que nadie. Por eso, cuando llega el encuentro, aprovechan cualquier rincón de la ciudad de Santa Clara para grabar entrevistas y conciertos que luego disfrutaremos en el imprescindible espacio televisivo Entre manos. Y quién mejor que Travieso y su equipo para romper (otra vez) la barrera del silencio, para contarnos la historia completa de un encuentro que ha sido escuela de los trovadores del paÃs.
Sucede que no todos los realizadores audiovisuales dedican parte de su obra a divulgar, investigar y hacernos entender el fenómeno de la trova cubana. Quizás por eso no existÃa, hasta hoy, un material que en una hora pudiera mostrarle al espectador la historia completa de lo que realmente ha sido el Longina. Y no el Longina como espada de Damocles que cuelga de vaya usted a saber qué techo, sino un encuentro que se ubica en un contexto determinado y, por tanto, padece muchos de los males que afectan o que son el resultado de su entorno. Un encuentro, en fin, que nos convida a creerle cuando dice futuro.
“El dÃa que se cuente con un poquito más de seriedad, el Longina va a tener que ser Patrimonio de la Cultura Cubanaâ€, dice el trovador Ariel Barreiros en la obra que intentará saldar una deuda ya histórica. Santa canción, además de repasar los momentos más significativos de esta fiesta, se propone diseccionar el presente a partir de las ideas de quienes viven, sueñan, analizan y, sobre todo, defienden la trova, en sentido particular, y la canción cubana contemporánea en sentido general.
Porque ha sido el Longina, con su intención de mejorar los vÃnculos generacionales de los trovadores de nuestro archipiélago, con su tenacidad para organizar un festival en medio del caos de la circunstancia, con su mirada amplia que abarca un paÃs, un continente, un universo de canciones; ha sido el Longina, repito, el evento que ha logrado mantenerse en pie durante más de un cuarto de siglo. No es el único, por fortuna, ni tampoco el primero. Sin embargo, nos abrió un camino.
Pues cuando se habla de trova, hay que hablar de Santa Clara, hay que hablar del Longina. Y ya que vamos a dejarnos arrastrar por las palabras, mejor será que lo hagamos con propiedad después de disfrutar Santa Canción, la historia que Juan Carlos Travieso logró arrancarnos de las oscuras manos del olvido.
Eternamente, Longina
Al recientemente fallecido trovador Pablo Milanés y los cuarenta años del centro cultural El Mejunje estará dedicada esta XXVIII edición del Encuentro Nacional de Trovadores Longina Canta a Corona, que tendrá lugar del 11 al 14 de enero en la provincia de Villa Clara. Asà lo confirmaron en la mañana del pasado viernes, 5 de enero, los miembros del comité organizador Elizabeth Casanova, escritora y actual presidenta de la Asociación Hermanos SaÃz en la provincia, y el trovador Yatsel RodrÃguez.
“Nos hemos propuesto un programa bastante acorde con los tiempos que corren… Igual va a ser un Longina como se acostumbra: bien organizado, bien pensado desde la canción de autor y los espacios más importantes que tiene la ciudadâ€, comentó Casanova en rueda de prensa.
Como ya nos tiene acostumbrados, este año el Longina contará con invitados de reconocimiento nacional como Gerardo Alfonso, William Vivanco, Inti Santana, Adrián BerazaÃn, Erick Sánchez, Ariel Barreiros y Marta Campos. Entre los jóvenes destacan los ya habituales Amaury del RÃo, Jesús Pérez y Leodanys Castellón, asà como Ernesto DÃaz, Yordano Corrales y Mario Sergio Mora. Este último presentará su espectáculo “Para despertarâ€, que incluye el acompañamiento musical del escritor y periodista JoaquÃn Borges-Triana.
En representación de los artistas del patio, participarán los integrantes del colectivo La Trovuntivitis, algunos de los cuales se presentarán individualmente en peñas y descargas, asà como Pedro O´Reilly, VÃctor MarÃn, Yeni Turiño, Yaily Orozco y Alejandra del Risco.
Serán el propio Borges-Triana y la investigadora Yorisel Andino, al decir de Yatsel RodrÃguez en la conferencia de prensa, quienes se encargarán de los espacios teóricos de esta edición del Longina. Estarán dedicados a las figuras de Pablo Milanés y Manuel Corona, aunque todavÃa no se ha precisado el tÃtulo de cada conferencia.
La exposición “Sedimentosâ€, del artista visual Andrés Castellanos, inaugurará el evento en la tarde del jueves 11 de enero. El domingo a las 9:00 p.m., poco antes del concierto de Gerardo Alfonso, se proyectará en la Luna Naranja el documental Santa canción, del realizador Juan Carlos Travieso, en el cual se abordan profunda y crÃticamente los casi treinta años de este Encuentro Nacional de Trovadores, el más importante de su tipo en el paÃs.
Sin contar a Santa Clara, el evento llegará hasta siete municipios de la provincia. Especial relevancia tiene la peregrinación a la tumba de Manuel Corona, que se realizará en Caibarién el martes, 9 de enero, a las 3:00 p.m. Poco después se develará una tarja en la casa natal de quien fuera uno de los máximos exponentes de la trova tradicional cubana, a quien el Longina rinde homenaje desde su fundación.
Entre las principales sedes de la cita en la cabecera provincial, los miembros del comité organizador mencionaron el patio de la Casa del Joven Creador, la sala Margarita Casallas (en El Mejunje), la Luna Naranja y el Museo Provincial de Artes Decorativas.
En Santa Clara, nueva edición del Festival de Rock «Ciudad Metal»
Santa Clara vuelve a ser,  una vez más, escenario de Rock y Metal, cuando se  celebre desde este 14 y hasta el 18 de noviembre, la vigésimo sexta edición del Festival de Rock de la Asociación Hermanos SaÃz «Ciudad Metal».
A propósito, Hamlet Antonio Garnier, miembro del comité organizador del evento, informó que durante cuatro jornadas, los escenarios fundamentales serán la Casa del Joven Creador, el Centro Cultural El Mejunje y el Parque Tristá esquina Central, de la capital provincial.
«No importa», un paÃs en una obra (dosier)
No Importa: Un teatro en tránsito
Por: Isabel Cristina López Hamze
Las puestas en escena van cambiando, como todo en la vida. Cuando uno ve un espectáculo varias veces en lugares distintos, y rodeado de públicos diferentes, no está asistiendo a la misma obra aunque los actores sigan las mismas pautas. Eso me ha sucedido con No Importa, puesta en escena de El Mejunje, sobre textos del libro de crónicas ¿Quién le pone el cascabel al látigo? de Rodolfo Romero Reyes. Es una obra nacida en pandemia, en medio del enclaustramiento y el miedo. Un proceso que comenzó a gestarse a hurtadillas en Santa Clara, cuando no se podÃa salir a la calle y los actores se reunÃan para ensayar desafiando al virus y a las autoridades sanitarias. Asà nació esta puesta, de la desobediencia y la necesidad profunda del reencuentro, de las ganas de comprender esta Isla a través del teatro. Â
Dirigida por el novel Adrián Hernández, la puesta en escena tiene su origen en la lectura comprometida de un libro de crónicas, un género bastante preterido por las editoriales, pero que, históricamente, ha sido del amplio gusto popular. Con el pretexto de una reunión de amigos se va perfilando un espacio para el diálogo, la diversión, los cruces sentimentales e ideológicos de una generación que hoy se encuentra ante la disyuntiva de irse o quedarse. Tres de los amigos, que pasaron juntos su adolescencia y primera juventud, se fueron a otros paÃses y uno se quedó en Cuba. Se encuentran en una fiesta privada y recuerdan momentos de sus vidas que se corresponden con algunas de las crónicas del libro. Cada cuadro se concibe con una estructura interna propia, que posee un inicio, un desarrollo y un cierre y la situación dramática de base, que serÃa la fiesta de los amigos, va hilvanando toda la acción de la obra.    Â
No importa surge como una suerte de premonición, pues en el momento en el que se estrena, a finales de 2021, aún no se habÃa desatado en su mayor intensidad la oleada migratoria que estamos viviendo. Es una obra que se adelanta a los acontecimientos. A pesar de su tono de inmediatez y la velocidad de esta época, la puesta sigue estando a la par de la realidad cubana más actual. Esa conexión directa con el momento está determinada, en gran medida, por el carácter evocativo del espectáculo y sus transiciones al aquà y ahora. Los personajes recuerdan episodios de sus vidas y como estrategia escénica se representa esa memoria trayéndola al presente.
El juego del teatro dentro del teatro que se advierte en la estructuración de los diferentes cuadros es el recurso que soporta la teatralidad de la obra. También se advierte un ligero matiz de metateatralidad sugerido a partir de las reflexiones sobre el propio hecho teatral. Esta dimensión se hace muy evidente en el prólogo que recuerda un estilo de obras especÃficas en las que se le explica al espectador lo que va a ver. Lo interesante es que este rasgo didáctico no se vuelve tedioso, sino que adelanta eficazmente el tono y el color del espectáculo.
No importa es para mà como un Work-in-Progress. Desde que vi la puesta por primera vez me llevé esa impresión. Me reafirman esa idea la estructura sencilla y la conformación del relato escénico a partir de unos pocos elementos; el recurso de la pizarra sobre la que se van colgando los objetos como residuos de esa historia compartida y el carácter vivo, espontáneo, sujeto a variaciones que tiene el espectáculo. Por eso prefiero las primeras dos funciones a las que asistÃ: una en la Casa del Alba en agosto, y la otra en el Café Teatro Bertolt Brecht en septiembre de 2022. En aquellas ocasiones los actores vestÃan con ropa negra similar a las de entrenamiento y sobre ese vestuario neutro que da la impresión de visualidad inacabada, se iban incorporando elementos que caracterizaban a los personajes. Esa propuesta de vestuario tenÃa mucho que ver con la noción de trabajo en proceso, de búsqueda, de experiencia teatral en tránsito. Con el paso del tiempo los actores incorporaron vestuarios más apegados a lo realista y decoraron las maletas de madera con motivos pictóricos. Esta segunda propuesta, a mi juicio, es menos atractiva que la anterior, desde el punto de vista conceptual, aunque no le resta fortaleza, ni emotividad a la puesta, dos de sus mayores virtudes. Â
Los actores logran algo tan difÃcil como estar en una misma cuerda, mantener un mismo registro a pesar de tener diferentes condiciones fÃsicas y un nivel distinto de organicidad. Uno de los valores de la interpretación es el juego que se establece entre el actor, el personaje del presente y el personaje que se recuerda. Los cuatro actores consiguen un equilibrio perfecto y son partes de una especie de personaje grupal en el que muchos del público se ven representados como grupo generacional. Al mismo tiempo, cada personaje mantiene su identidad propia y juega un rol diferente en el espectáculo.
El tema de la emigración está abordado de manera seria, aunque se trate de una comedia. El problema que tanto afecta a la familia cubana y que tiene tantas aristas se trata sin romanticismos y sin medias tintas, aunque el acento final está puesto sobre el que se queda en Cuba y la felicidad que ha alcanzado aquÃ. En el largo proceso de la obra que ha implicado su montaje, funciones y cambios en su interior y en el paÃs, han visto partir a amigos, colegas y familiares. Como un ejemplo de ironÃa dramática el actor que interpretaba al personaje que es el único que se quedó en Cuba, se fue «en la vida real». Ese dato no tan escondido redimensiona el personaje que ahora es interpretado por otro actor.
Quizás uno de los momentos más insólitos de la puesta es el intermedio en el que los actores hacen video-llamadas con amigos que viven fuera y de una forma muy motiva los incluyen en la función. Esa mezcla de la realidad y la ficción está presente en todo el espectáculo y es uno de los ganchos más fuertes para el público. Me resulta muy significativo que el material sobre el que parte la obra, no es un texto teatral, ni siquiera de literatura de ficción, sino un libro de crónicas. La génesis de la puesta está en una fuente que parte de lo real y de experiencias narradas en primera persona. Ese espÃritu se conserva en escena y es muy atractivo para los espectadores quienes tienen una participación activa en toda la representación aunque no tengan que hablar, o subir al escenario en ningún momento.    Â
Cuando la obra está por comenzar, los actores saludan a la gente del público, conversan y abrazan a algún santaclareño ausente, mientras la música nos hace sentir en un lugar cómodo e informal. No están concentrándose tras la pata, no terminan de ajustarse el vestuario, no repasan el texto en su cabeza, sino que fluyen como si se tratara de una fiesta Ãntima que es en realidad el escenario ficcional del espectáculo.
El ambiente de fiesta que la obra genera y del que enseguida el espectador se hace parte, permite esa condición a la que los griegos llamaron parresÃa, que significa “decir todoâ€. Como los comediógrafos antiguos, los jóvenes de No importa asumen el concepto de parresÃa y lanzan las verdades más duras, otro gesto polÃtico y genuino que el público de estos tiempos agradece hasta las lágrimas.
Buscando las repercusiones del espectáculo a casi dos años de su estreno, noto un escaso interés de la crÃtica especializada en esta puesta. Asumo que, lo que a mà me resulta valioso, que es precisamente esa precariedad de la escena, lo inacabado de la puesta, la asimilación de una estética convencional estructurada en cuadros, a otros les parece un fallo de la dirección o quizás una pobre proyección escénica. Considero que no hay por qué temerle a lo sencillo cuando existe una hondura en lo que se quiere compartir. Aunque cada persona y especialista tiene su propio criterio, lo que nadie puede negar es que la puesta ha sido un suceso de público y eso es digno de analizar. El público rÃe, llora, canta, regresa una y otra vez.
No Importa es coherente y genuina, eficaz en sus proposiciones escénicas. Siento que seguirá mutando con el tiempo y se harán nuevos hallazgos. Es otra de las tantas obras cubanas que abordan el tema de la emigración. La maleta vuelve a ser el sÃmbolo del viaje, del regreso, del escape, de la vida misma del que nació en una Isla. Esta vez, no es un maletÃn de rueditas “pá que no te peseâ€, sino cuatro maletas de madera, como las que llevábamos a la escuela al campo. Una maleta pesada, incómoda de cargar, fea, tosca, pero resistente e irrompible.
Yo volverÃa a ver No importa tres veces más y sé que cada vez será distinta, porque le hablará a un paÃs distinto, a una yo distinta. No se puede augurar la esperanza de vida de una obra que está tan pegada a la realidad y en eso también radica su honestidad. Gracias a Lisandra MartÃn, Duviel Gutiérrez, Leisy DomÃnguez, Yuniesky Bermúdez y Adrián Hernández por aventurarse a dar su propio testimonio del paÃs que somos. Gracias siempre al gran Silverio por acompañar a los jóvenes y saber dialogar con ellos desde su altura. Los aplausos de esta puesta son también para él, un lÃder que ha sabido cobijar muchas maneras de pensar, de ser, de entender esta Isla bella que nos duele, nos alegra, nos oprime, nos libera, pero sobre todas las cosas: nos necesita a todos.   Â
***
El Mejunje Teatral: Reinventarse por todo lo que importa
Por Claudia Amanda Betancourt Torres
Entrevista a Adrián Hernández Hernández, director de la obra No importa
No importa es la obra más reciente de la compañÃa teatral Mejunje de Santa Clara, bajo la dirección general de Ramón Silverio. Una obra que ha tenido una repercusión significativa en los públicos de la Cuba de hoy y más aún en los jóvenes. Trata temas como la migración, el respeto hacia la diversidad, la amistad.
La puesta en escena fue ganadora de la Beca El Reino de este Mundo (2020), que otorga la Asociación Hermano SaÃz. Han tenido la oportunidad de presentarse en diferentes festivales, sedes y eventos escénicos del oriente, centro y occidente del paÃs. En La Habana ha estado en varias ocasiones con el apoyo de la AHS, de la Articulación Juvenil del Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), del proyecto de cooperación internacional “Juntarte: la cadena creativa que hace la escena inclusivaâ€, la revista Alma Máter de la Universidad de La Habana (UH) y de Casa de Las Américas.
Con cincuenta funciones realizadas hasta el momento, No importa cuenta la relación de cuatro amigos que se reúnen en un hotel después de un tiempo sin verse, tres de ellos no residen en Cuba, todos tienen puntos de vista diferentes sobre la realidad social que viven, sobre los sentimientos humanos, la polÃtica de nuestro paÃs y de los recuerdos que forjaron esa amistad inseparable entre ellos. Una puesta en escena que surge a partir del libro ¿Quién le pone el cascabel al látigo?, de Rodolfo Romero Reyes, que cuenta con cuarenta y cinco crónicas sobre la realidad cubana de las últimas décadas.
¿Cómo surge la idea de llevar a la escena algunas de estas crónicas de Quién le pone el cascabel al látigo?
La idea del montaje de No importa surge en medio de la pandemia. Nosotros regresábamos de un festival en Matanzas, se empezaba a anunciar que se iba a cerrar todo el paÃs y comenzó el confinamiento. Nosotros tenÃamos la necesidad de trabajar, de seguir haciendo cosas porque salimos muy embullados de aquel festival y ya habÃamos colegiado la idea de trabajar juntos un grupo de actores. Creamos un grupo de WhatsApp, que llamamos “La Mejunjancia†y empezamos a cocinar la idea de que debÃamos ponernos a trabajar en función de algún espectáculo. Silverio nos convoca y nos orienta que cada cual desde sus casas fuera escribiendo, fuera proponiendo algún montaje para cuando existiera la posibilidad empezar a trabajar, pensando que toda esa situación pasarÃa rápido y no fue asÃ.
Cuando yo era vendedor en la plaza de artesanÃas Plaza Apolo de Santa Clara, habÃa comprado en una feria del libro ¿Quién le pone el cascabel al látigo? porque muchos jóvenes que pasaban por el quiosco donde trabajaba hablaban sobre el libro y me llamó la atención. Lo compré en la mañana y en la tarde cuando recogà el quiosco, me habÃa leÃdo el libro casi completo y me gustaron mucho las crónicas porque me vi reflejado en muchas de ellas, fue lo que yo vivà en mi etapa del preuniversitario, del servicio militar, de la universidad. Me pareció interesante lo que se contaba en este libro y llevé la propuesta a nuestro grupo. Con todos los reencuentros que se relatan en el libro, pensé que la idea para la puesta en escena podÃa ir por ahÃ, sobre un reencuentro.
Cuando tuvimos la oportunidad de vernos, de manera indisciplinada, escapándonos de nuestras casas y cuando Silverio nos permitiera alguna vez utilizar el espacio de El Mejunje, tomando todas las medidas de seguridad, seguimos trabajando para que resultara el espectáculo y también aliviar ese mal rato de confinamiento en las casas. Los muchachos se leyeron el libro y también les gustó mucho. Empezamos hacer un trabajo de mesa con la idea central de un reencuentro de cuatro amigos, de los cuales tres no vivÃan ya en Cuba. De hecho, la idea inicial era de cinco amigos, lo que hubo uno que nunca pudo llegar a ese reencuentro por razones diversas y no pudo estar. En el trabajo de mesa, éramos pegados al teléfono móvil como medio principal en esos dÃas de pandemia para comunicarnos y me surgió una preocupación. Entre nuestros propios cÃrculos de amigos se desataban discusiones, habÃa desacuerdos sobre algunas de las cosas que estaban sucediendo en el paÃs en cuanto a leyes y polÃtica. Era algo que me molestaba mucho y fuimos incorporándolo en la obra.
¿Por qué el nombre de la obra es No importa?
En un principio la obra no tenÃa el nombre final, se iba a llamar igual que el libro. Seleccionamos los cuentos, aunque por mà hubiesen estado todos los del libro, pero los muchachos y Lisandra, que fue mi asesora, me hicieron entender que habÃa que ajustar todo al lenguaje teatral. Trabajamos el plano de los movimientos, el diseño escenográfico y todos los demás elementos de la puesta. Ahà fue donde me di cuenta que este trabajo podÃa tener otro objetivo, acercar a un público joven a la sala de teatro de nosotros en la ciudad de Santa Clara, provincia Villa Clara.
La sala de nosotros es pequeña, pero estaba perdiendo a ese público joven, ya el público que asistÃa a la sala y al festival que hacemos acá, era un público asiduo más adulto, sin embargo, el público joven no conocÃa la sala de teatro ni nuestra compañÃa dentro del Mejunje y eso fue otro de los objetivos que nos planteamos de rescatar ese público joven. Como actores también tenÃamos la necesidad de experimentar incluir en la puesta otros modos o expresiones, buscar un texto para reflexionar, hacer reÃr, bailar, cantar. Luego contacté a Rodolfo el autor del libro por Facebook y le comenté que nuestra compañÃa iba a llevar a escena su texto. Él nunca se lo creyó hasta que estuvo con nosotros el dÃa del estreno y realmente aportó muchas ideas, también hizo las notas al programa sin que empezáramos a ensayar, sin ver algún fragmento de la puesta y asà reflejó lo que nosotros realmente querÃamos que el público se llevara de la propuesta. Ha sido una quÃmica perfecta entre los cinco que iniciamos el montaje, incluyendo a Rodolfo, los seis.
El nombre final surgió consultando a Freddys Núñez Estenoz como referente para nosotros y nos dijo que el nombre original del texto estaba muy largo, ya era el nombre del libro y nos incitó a que buscáramos otro más reducido. Un proceso de una mañana y media en la que a Lisandra se le ocurrió el nombrar la obra: No importa, y todos estuvimos de acuerdo. En el diseño del cartel también se refleja porque es parte del cubano pensar “no importaâ€, si esto está malo seguimos, si pasa esto o aquello, hacia adelante… Como una forma de tomar las cosas y de cómo hemos vivido nosotros. Con el tiempo nos hemos dado cuenta que este tÃtulo parece algo irónico, pero realmente es bien serio.
¿Cómo fue el desarrollo del proceso de montaje de la puesta en escena?
Fue un proceso muy divertido, lo disfrutamos muchÃsimo. Se comenzó a trabajar en pandemia y se estrenó en pandemia, fue realmente un proceso muy bonito. Los cinco que nos involucramos habÃamos trabajado juntos, pero no con la quÃmica que logramos en este proceso de montaje. En esa idea central de reencuentro, se planteaba que no hubiera diferencias si no aceptar a cada cual como era y como pensara, defendiendo que lo que tenÃa que prevalecer era la amistad. Esa fue la premisa que querÃa llevar a escena y a partir de ahà empezamos a construir los personajes, que no están en las crónicas, sino que fuimos poco a poco colocando las crónicas en las vidas de estos personajes y asà fuimos creando al amigo que se queda en Cuba y tomamos como referente al mismo Rodolfo que se quedó aquà trabajando, haciendo lo que le gusta, escribir. Asà buscamos puntos de contacto con muchas de las personas que viven en el paÃs con otros que ya no viven aquÃ. Aquel que se fue sin querer irse, el que se fue en busca de un futuro mejor arriesgando mucho y sigue vagando por el mundo dejando atrás a su tierra y a su familia, etc.
Esas historias que nos rodean y se ven reflejadas en algunas de las crónicas. Tuvimos claro hacerlo por bloques. Una primera parte del reencuentro, la segunda parte que cuenta todo lo que pasó en el preuniversitario, en el servicio militar y universidad y el desenlace final de la obra que es cuando cada cual cuenta cómo le va en el presente después de tanto tiempo y cómo piensa en la actualidad. Son muchas crónicas y las fuimos descartando, tomando solo aquellas relacionadas a la idea central para llevarla a escena en frases, adaptando la historia en un proceso de improvisación. TenÃamos claro el personaje de la actriz Lisandra MartÃn iba a ser ese personaje reaccionario, sin miedo nada, que lo iba a criticar todo, algo radical. También la historia del muchacho que se fue del paÃs por una de las crónicas que se llama “Amante por cuenta propia†que cuenta la historia de cómo se junta con una extranjera, una historia de prostitución por la que muchos jóvenes han pasado en la realidad para salir de Cuba. No tenÃamos clara la historia de Leysi y buscamos en las crónicas algunos elementos, como la enfermedad de cáncer que tanto golpea nuestra sociedad actual, un tema sensible en nuestro paÃs para seguir luchando por la vida a pesar de sufrir esta enfermedad mortal, aunque no lo utilizáramos como gancho.
Cuando hicimos los primeros ensayos con público y le presentamos la obra a Silverio no le gustó para nada, fue un choque tremendo, pero nos replanteamos muchas de las notas de Silverio y analizar su punto de vista nos sirvió para desde su punto de vista a utilizar en la obra en frases como “esto se parece aâ€, “esto es igual aâ€, “y si esto es más de lo mismoâ€, frases de Silverio que utilizamos para la puesta.
La obra también fue la graduación de Lisandra como actriz en la Universidad de las Artes (ISA), creo que la única estudiante de actuación que pudo presentarse presencialmente en su año para graduarse. Hubo una pequeña apertura en esa etapa pandémica, comienza un éxodo masivo en el paÃs. Ahà nos dimos cuenta que la obra habÃa tocado otra zona de nuestra realidad, algo que venÃamos rondando desde el trabajo de mesa, pero no la tenÃamos como fuerte de la obra y era el tema de la migración. Irse y volverse a encontrar, irse y ver qué pasa con esa ida o asumir quedarse. Muchas personas que asistieron a los ensayos y presentaciones en ese momento nos decÃan después que veÃan la obra: “mañana me voy y si yo pudiera rompÃa el pasaporte y no me ibaâ€. Nos dimos cuenta que la obra estaba tocando una fibra que estaba sucediendo dentro de la sociedad pospandemia y en la juventud cubanas.
La migración en un inicio no era el tema central de la obra, sino cómo los amigos se disgustaban y peleaban por temas polÃticos y a veces por temas sin relevancia. Nunca tuvimos claro de que No importa reflejara la migración en la Cuba actual, ni que destacara el respeto hacia la diferencia de pensamiento. De cuestionarse si somos felices aquà o fuera del paÃs, si lo tenemos todo o no, si hay cosas que realmente deben cambiar. Las formas de pensamiento deben abrirse, pensar en los que se quedan, también en los que se van y quieres seguir apoyando o ayudando a los de aquÃ. Muchas personas cuando ven No importa tienen otras formas de ver la vida al salir de la sala. Muchas fueron a ver con esta obra, teatro por primera vez en su vida. La obra ha ayudado a través de los temas que trata, con el trabajo de los actores y de la puesta en escena, a que un público que desconocedor de teatro sienta curiosidad e interés por acercarse al teatro. No sé si será una obra que quede como referente por sus caracterÃsticas, pero hemos tenido experiencias múltiples como presentar la obra en la escuela nacional del PCC a un proyecto del Centro Martin Luther King, para que los allà presentes entendieran la realidad actual y cómo respetar los pensamientos diferentes, convivir con las diferencias y escuchar todo tipo de pensamiento. Fuimos también la obra invitada a un evento en la Casa de las Américas sobre la migración. Y todo esto ha sido muy bueno. Ha llevado a que las personas reflexionen sobre la diversidad de colores, de pensamiento y cómo esa diversidad hace el desarrollo. Yo creo que No importa ha ayudado a cambiar vidas, a unir familias, a entender estos temas de la separación, de los reencuentros. También ha sido un reto tocar y profundizar en estos temas, el cómo reacciona el público y cómo nos ha cambiado a nosotros también todo este proceso.
¿Cómo se plantearon el diseño escenográfico y toda la visualidad de la puesta?
La escenografÃa de la obra siempre pensé que fuera minimalista. Cuatro maletas bien teatrales, que se pudieran mover, que se pudieran crear imágenes con ellas porque me gusta mucho el teatro de imagen, pues una imagen a veces dice más que mil palabras. Me gusta también el teatro de corografÃa, la limpieza de las escenas y eso se fue trabajando poco a poco con las canciones, coreografÃas, construyendo las historias de los personajes.
Nos basamos en una gama de colores básicos para la visualidad del espectáculo y nos fuimos dando cuenta de que cada color tenÃa sin querer su significado respecto al personaje que usaba ese color. Asà hemos tenido muchas experiencias, los espectadores han pensado que los colores fueron a propósito por la historia de Harry Potter, o porque el color define a tal personaje por su rebeldÃa o porque el otro personaje es más pacÃfico y eso también lo fuimos incorporando al montaje. La banda sonora es de la generación de nosotros los actores, la única música original de nosotros es el último tema que es la canción de los amigos que salió el mismo dÃa del estreno oficial de la obra. Se compuso una semana antes del estreno, el mismo dÃa de este en la mañana se grabó y en la tarde se puso para la función. Muchos amigos nos ayudaron en todo el proceso de montaje dando sus ideas, opinando en los ensayos y presentaciones.
¿Qué fue lo más complejo del montaje?
Que fue durante pandemia. Algo que ayudó, pero también nos limitó de algunas cosas que tuvimos que acelerar cuando ocurrió la apertura. También lograr que los actores involucrados en el montaje se respetaran y entendieran que cada cual piensa diferente, que habÃa que respetar eso. Que cada idea que se propusiera y discutiera, habÃa que llevarla a un consenso entre todos. Lo otro es que como la obra toca temas complejos, actuales y sensibles, podrÃa traerme algún problema a mà como director artÃstico, pero realmente lo que defiende la obra es la diversidad de pensamiento y la amistad principalmente. Con respecto a la escenografÃa, vestuario y diseños no fue tan complejo porque logramos ganarnos la beca de El Reino de este Mundo que otorga la AHS y nos aliviamos un poco con respecto a los gastos de producción y todo fue saliendo, fluyó bien.
Según tu experiencia durante las presentaciones, ¿cómo ha sido la recepción del público?
Si No importa ha llegado hasta donde hemos podido llegar y ha logrado gran aceptación, ha sido por el público. Para nosotros ha sido “el fenómeno No importaâ€. Siempre nos planteamos que fuera una obra que gustara y atrapara al público joven pero no pensábamos que fuera a esta magnitud. Hay personas que han visto la obra más de cuarenta veces de las cincuenta que se ha realizado la función, se mueven con nosotros a ver la obra. Ha habido público que se ha movido de una provincia a otra a ver la obra.
Un muchacho fue en tren de Ciego de Ãvila a Santa Clara para grabar la obra y poder mandársela a la novia que se habÃa ido dÃas antes del paÃs y no pudo ver la obra con él cuando la presentamos en su provincia. Hemos tenido muchas más experiencias. La recepción del público ha sido muy buena, hay gente que han ido a despedirse yendo a ver la obra. Hemos tenido en el público familias completas, familias incompletas, personas que han llamado por videollamada a sus hijos para que a través del celular vean la obra. Hemos tenido que marcar tres filas en el suelo para que las personas alcancen a entrar y ver la obra. La gente te abraza, llora, se sienten identificados por vivencias personales similares a las que se muestran en la puesta. Esos intercambios con el público te demuestran que estás haciendo un trabajo que realmente ese público necesitaba. También tenemos experiencia con crÃticas favorables que han marcado un antes y un después para la compañÃa. Hemos tenido quienes están en contra de No importa porque les ha molestado el discurso y han salido furiosos de la sala y a veces hasta reconociendo los valores de la obra por su vigencia. Esa diversidad de públicos ha hecho que la recepción sea buena en este año y pico de funciones, porque cuando se cuestiona o se piensa censurar algo, llama aún más la atención de todos.
¿Cómo se han sentido ustedes como protagonistas del proceso creativo de No importa?
Nosotros podemos estar cansados como en un viaje que fuimos a La Habana para presentarnos en el Bertolt Brecht donde llegamos a las 4:00 p.m. y a las 7:00 p.m. era la función. Pero cuando estamos en la sala, hacemos ese calentamiento extraño de nosotros de reÃrnos haciendo chistes, mirarnos, conversar de cualquier otra cosa, un ritual que tenemos de abrazarnos para empezar a actuar y allà se olvida todo el cansancio, todo lo que puede haber pasado antes de que empiece la música de “Isla Bellaâ€.
Realmente nos hemos sentido muy bien, hemos tenido funciones maravillosas, donde hemos experimentado muchas cosas, siempre he tratado de sorprenderlos en cada función. En el momento de las video-llamada, a veces contactaba con un amigo allegado de nosotros mismos, alguien conocido que se habÃa ido del paÃs. El dÃa de la graduación de Lisandra, por ejemplo, a Freddys Núñez fue quien hicimos la video-llamada. Cuando se me fue uno de los actores en medio del montaje y a los quince dÃas tuvimos la función, la llamada fue con él. Ese proceso que sucede cuando el que ve la obra `duda si somos nosotros mismos o los personajes los que están en escena, no es nada improvisado, sino que es parte del montaje. Disfrutamos cada función, porque siempre sale algo nuevo, un texto nuevo, una imagen nueva, cada función se disfruta como la primera. Cada vez que tenemos función es un reto nuevo, primero porque hay que tomarse una botella de Havana Club completa durante la obra, pues es la marca que nos ha patrocinado y no podÃa ser otra porque es el ron cubano más reconocido internacionalmente. Cualquier cubano que se tome un sorbo de Havana Club aunque no viva aquÃ, enseguida le viene recuerdos de su vida en Cuba y asà hemos participado también en la campaña de promoción de la bebida. Es una hora y veinte minutos donde no se para, solo para cambiarnos de ropa, algo que logramos por el entrenamiento y la preparación de tantos dÃas de trabajo, pero que disfrutamos a plenitud.
Canciones del Muro: «Trova en formato de banda» (+Video)
Canciones del Muro es una joven banda de la ciudad de Villa Clara que apuesta por llevar la canción de autor en ese formato a las nuevas generaciones. Conformada por Ernesto Fabián (vocal), Rafael Pérez (percusión), Flavia Moreno (bajo) y Gustavo Fabregat (guitarra).
La primera vez que supe de ellos fue en la propia peña “Trazos de ciudad†de Ernesto Jiménez Fabián, también director y fundador de Canciones del Muro. ParecÃa un jueves tranquilo en El Mejunje de Silverio, hasta que comenzó a llenarse de rostros muy jóvenes, y el anfitrión les propuso hacer la peña en uno de los espacios bajo techo del Centro Cultural.
No fue solo la media luz, siempre acogedora de la sala Margarita Casallas, ni la presencia de tantos jóvenes que disfrutan la canción de autor (público habitual de los espacios trovadorescos de El Mejunje), tampoco se reducÃa a la novedad de una banda emergente en la ciudad. Lo que más trascendÃa de aquella tarde, al menos para esta reportera, era encontrar la música de autor tan bien interpretada por noveles, casi adolescentes.
Impresionaba la energÃa que desbordan sobre el escenario, sus composiciones que transcurren por diversos géneros de la canción, asà como la visualidad del grupo. ¿Qué los motivaba? ¿Cuánto habÃan trabajado en solitario, en medio de una pandemia y de exámenes escolares, para regalarnos a los presentes esta grata sorpresa?
Anoté un par de teléfonos, les pedà que me pasaran al móvil sus canciones y, cuando el confinamiento hizo un pequeño oasis, nos volvimos a encontrar. Ellos, tenÃan el sueño de realizar algunos conciertos en el Bar Revolución, la Peña de la Caña Santa en la Casa del Joven Creador de la Ciudad y en otros espacios; a los que me prometà seguirlos.
Pero la pandemia se hizo sentir otra vez, y cuando creà que de Canciones del Muro quedaba apenas un recuerdo de su debut (aquel) en El Mejunje, las redes sociales me devuelven la oportunidad de disfrutar el talento de estos cuatro mosqueteros. Ahora desde el canal en Telegram y sus páginas en Facebook y Twitter, vuelven a impresionarme piezas como “Abrir los ojos†y «Pirata de Galeónâ€, además de algunas piezas de compositores como Noel Nicola, Santiago Feliú, Aute y Sabina.
Gustavo
Fue en la peña de La Caña Santa, una tarde de viernes en la Casa del Joven Creador. Ernesto y Gustavo hicieron los primeros planes para tocar juntos.
“Le pedà uno de sus temas para probar, “Sentenciaâ€, y nos gustó mucho el resultadoâ€, afirma Gustavo Fabregat, estudiante de la Universidad Central de Las Villas, un muchacho delgado, de frente amplia y mirada inteligente, “pero necesitábamos más instrumentos, un percusionista, por ejemploâ€, y mira a su otro amigo, para que continúe la historia.
Rafael
 Estuve con Gustavo en una banda de rock en la Secundaria, luego comencé otro proyecto en el que tocaba la baterÃa. Cuando me reencontré con Gustavo me invitó a la peña de un tal Ernesto Fabián “Trazos de Ciudadâ€; Rafael se rÃe con picardÃa, Ernesto también.
Rafael Pérez es técnico medio en Electricidad y en el momento de esta entrevista se encuentra cursando el servicio militar. Continúa el relato:
“En ese momento ellos estaban sin percusionista asà que le dije a Ernesto: —Mira asere, yo nunca en mi vida he tocado un cajón, pero si te hace falta yo me busco uno y aprendo a sacarle algo. Y asà fue, le saqué algo, comenzamos los ensayos y aquà estoy, me quedé.â€
Estamos sentados a modo de cÃrculo en lo que muchos llaman el Malecón de Santa Clara y que no es más que los portales del Teatro “La Caridadâ€. La ciudad semidesierta parece agradecer este aliento de vida joven, de creatividad, pues nos regala una brisa húmeda que, matizada con la alegrÃa de los muchachos, resulta muy agradable.
“Al principio la idea era acompañar a Ernesto, después él fue hablando con varios músicos para darle formato a la bandaâ€, asegura Gustavo, pero esta vez, tiene los ojos fijos en Flavia, una jovencita rubia y de aspecto delicado.
Flavia
“A Flavia la tenÃa prevista como tecladista hasta que la vi con un bajo y le dije: ¿qué tú haces tocando el bajo?â€, afirma Ernesto, abraza a su amiga que se encoge de hombros, y continúa: “Me dijo que estaba aprendiendo. Comenzó a incorporarlo a mis canciones y me pareció genial.â€
“Asà fue como la cara bonita de la banda de pronto se convirtió en la chica “dura†del piqueteâ€, interviene Rafael. Flavia se sonrÃe también, aparece una lloviznita intermitente como si llegara a participar de aquellas bromas juveniles. Se hace silencio y comienza su parte de la historia la estudiante de fagot de la Escuela Provincial de las Artes.
“¡ImagÃnate! A los quince años pedà de regalo un bajo y comencé a aprender sola. Estuve como seis meses buscando personas que me ayudaran, conseguà algunas plataformas digitales, hasta que di con Andrés Olivera de La Trovuntivitis, y luego con Ernesto, quien me ha ayudado mucho.â€
“Me llamaba la atención sus letras y la música que hace Ernesto Fabián, que es fuera de lo común porque en la actualidad no hay muchos jóvenes que puedan salirse de lo popular. Es un muchacho que rompe con muchas reglas de todo lo tradicional, de la armonÃa del solfeo, por ejemplo, que son cosas teóricas que uno las ve en la escuela, pero es emocionante ver que en la práctica suena bien.â€
—¿Por qué el bajo?
“El fagot es un instrumento armónico que, en formatos grandes, los demás instrumentos le quitan importancia y eso es lo que yo busco en el bajo que es un instrumento que sirve de colchón a las otras melodÃas, pero sà se siente. Me gusta sentirme importanteâ€.
“Yo soy la representación femenina, ellos dicen que soy la cara del grupo, con un instrumento que generalmente lo tocan los hombres, aunque ya no es tan raro ver a una mujer bajista.â€
Se escucha un ladrido a mi espalda. Un perro muy bonito nos ha perseguido y también se sienta en el coro, tan cerquita de mi vasito con café que me da miedo acariciarlo porque si estira las patas delanteras…
—¡Canelo! —le dice Ernesto Fabián y me tomo el café de un gesto, antes de que se levante y empiece a restregar su cuerpo peludo con los presentes.
Ernesto
“A los 14 años compuse mi primera canción, y los 16 me atrevà a cantar en público, o sea, ante mis padres, quienes me dieron el visto bueno para presentarme en escenarios más grandesâ€.
Afirma Ernesto Fabián que fue precisamente, “Sentenciaâ€, la primera pieza que considera digna de divulgar entre sus amigos y familiares. La primera también que hizo acompañar por la guitarra de Gustavo.
Desde entonces se ha presentado como cantautor en diversos espacios de la ciudad. Integra la Peña de La Caña Santa de la AHS, fundó su propio espacio en el Centro Cultural “El Mejunjeâ€; y entre las presentaciones más recientes figura el Festival RomerÃas de Mayo de este año, en HolguÃn. Sin embargo, Canciones del Muro parece ocupar sus sueños y su tiempo creativo, en modo muy especial.
“En mi mente la música que hago estaba diseñada a sonar como banda, con más instrumentos…â€
“Yo escucho un disco a guitarra y voz de arriba abajo y es como que me aburro, como que no estoy disfrutando y a veces me pasaba eso con mis propias canciones.†Hace un pequeño silencio, mira en derredor y afirma: “¡Hasta que los fui encontrando a ellos!â€
Canciones del Muro
“Son las canciones de un trovador, arregladas en un formato de guitarra eléctrica, bajo y percusiónâ€, comenta Gustavo, quien agrega que los arreglos los hacen entre todos, pero estos son mÃnimos, “es un acompañamiento en base a lo que hace Ernestoâ€. Por su parte, el compositor considera que desde que empezamos mis canciones han tomado un camino que me gusta, ¡ni siquiera sabÃamos que podÃamos lograr esa energÃa!â€
Y es que en sus presentaciones este cuarteto imprime una fuerza a la canción de autor que coquetea con la visualidad de sus integrantes, enjundia de juventud (ninguno sobrepasa los 25 años de edad) y creatividad. Asimismo la sonoridad de la banda está marcada por muchas influencias, o lo que es igual, por las preferencias musicales de sus integrantes:
“Flavia tiene una formación académica en el fagot que, aunque el bajo lo aprendió por sà misma, pues esta formación también influye en la bandaâ€, apunta Ernesto, aunque ella afirma que en su reproductora “puedes encontrar cualquier cosa, lo mismo trova, que rock, que jazz alternativo, mientras que sea buena música.â€
“Tenemos algunos arreglos con fagot, con guitarras, con cuerdas de acero. Somos muy abiertos a lo que llegue y suene bien, desde Santiago Feliú a Sternbergâ€, insiste el cantautor. “Para mà el acompañamiento más grande a la canción de autor es Habana Abierta. Es casi imposible no sonar como ellos.â€
Gustavo por su parte considera que, aunque se siente tentado por el jazz, él y Rafael aportan sus experiencias con el rock “y básicamente la tendencia del grupo es a sonar más fuerte, asà más metalero; aunque sea un son. Por supuesto, siempre hay que tener cuidado con lo que canta Ernesto, que es trovador, y la sonoridad que él le da a los temas, pero es que simplemente hay temas que con poner los instrumentos ya suena fuerte, por ejemplo, Sentencia.â€
“Pirata de Galeón es un guaguancó y yo le cogà miedo. Pero salió bienâ€, argumenta Flavia y atribuye el éxito que han tenido a la libertad creativa que brinda Ernesto Fabián, una vez que les entrega sus canciones: “Nunca nos ha dicho eso lo hacen asÃ, sino que nos da la oportunidad de crear y es como mejor funciona y va a funcionar, porque al final suena como una unidadâ€.
Según este trovador, el formato de banda les gusta más a los jóvenes: “Santa Clara es una ciudad acostumbrada al trovador con su guitarra, nosotros tenemos un formato que la gente no está acostumbrada a ver y creo que esa es una de las cosas que llama la atención.â€
Todos coinciden en que lo más llamativo de la banda es “la buena vibraâ€. “Nos llevamos muy bienâ€, dice el director, “Cuando hay peña ensayamos una semana entera y, en concierto, dos semanas; y aunque la dinámica del grupo, sobre todo en estos tiempos es que trabajamos mucho a modo individual, nos reunimos por cualquier cosa.â€
“¡Juntos somos una bomba!â€, concluye decidido Rafael, el resto asiente y Canelo comienza ladrar, otra vez.
Sueños, más allá del muro
Entre acordes, lloviznas y ladridos transcurrÃa aquel encuentro, terminábamos de cantar a coro aquel “dato falso†de Noel Nicola, cuando comenzaron a emerger los sueños de la primera juventud, esos que alientan otras preguntas:
—¿Qué les preocupa como generación?
“Abordamos la temática social —dice Ernesto—, por ejemplo, tenemos montado un tema fuerte dedicado a los perros y a los animales callejeros, pero… de mi generación en especÃfico me preocupa que quieren hacerlo todo muy rápido.â€
“Hay que sentarse a meditar, a pensar. Muchos llegan a un concierto y encuentran a un trovador solo, con su guitarra y sus canciones inteligentes, y se van, yo no me voy. Hay que escuchar que nos quiere decir esa persona. ¡Hay que tener paciencia para escuchar!â€
—¿Qué canciones no cantarÃan?
Flavia contesta sin pensarlo dos veces: “Yo no cantarÃa nada que discrimine a la mujer, porque últimamente hay mucha tendencia a eso.â€
“Al ser humano a modo generalâ€, añade Ernesto.
“También hay que tener cuidado con el hecho de hacernos entender, porque hay quien se ubica en un punto superior y hacen una canción, sà muy inteligente, pero no comunica, no me dice nada porque ofrece una enseñanza desde un punto de superioridad,†sostiene Gustavo.
El guitarrista defiende la necesidad de comunicarse con los demás jóvenes, pues considera que el “truco†de atraer tanto público a sus presentaciones radica en “no pretender hacer lo mismo que se hacÃa antaño y lograr los mismos resultados hoyâ€.
“Ahora mismo están las redes sociales, todo te brilla mucho y va muy rápido. Hay que actualizarse, nosotros tenemos el canal de Telegram, YouTube, en WhatsApp. Y una comunidad en Facebook. Allà la gente nos comenta y hay un intercambio.â€
—¿Cuánto sienten que han crecido desde que fundaron Canciones del Muro?
“En lo personal he crecido mucho en la banda, porque hasta al otro dÃa veÃa un cajón y no sabÃa qué hacer con él, y también en cuanto al conocimiento de ritmos cubanosâ€, reflexiona Rafael; le sigue Flavia.
“Ha sido mi debut con el instrumento que me gusta, la oportunidad de tocar el bajo en banda, ni siquiera habÃa salido a la calle con él, nunca. Pero, además, las canciones de Ernesto no son fáciles, tienen muchos cambios, lo mismo en el ritmo, que en los acordes.â€
Sobre esto afirma el compositor: “Cada canción es un reto, no repetirme, tratar de ser original y tratar de darle la fuerza para que la canción llegue más lejos en la sensibilidad de la gente. También he aprendido que se puede lograr la potencia que uno quiere y la que uno no quiere, una visualidad en escena y una energÃa, como usted dijo, cualquier cosa mientras estemos unidos, como amigos, y trabajemos duro por nuestros sueñosâ€.
—¿Cuáles son ahora mismo esos sueños?
“Grabar un disco que llegue a todo el mundoâ€, dice Ernesto, y “tocar en todos los lugaresâ€, añade Rafael. “Ganar una beca de la AHSâ€, apunta con firmeza Gustavo. Estos y más deseos lanzan al viento, en dudoso tono de broma, hasta que discurren hacia la belleza de la música:
Flavia es la primera:
“Como músico me gustarÃa fusionar trova, jazz, música sudamericana. Pero este es un proyecto que realmente tiene futuro. Tú escuchas una canción de Ernesto Fabián sola y la escuchas con la banda, y te das cuenta de que esto es genial. Él nos ha dado oportunidades, pero nosotros también le hemos aportadoâ€.
Ernesto afirma con un gesto el planteamiento de la bajista.
“Realmente quiero que el público cante mis canciones, pero que sepa lo que está diciendo. A mucha gente se les pegan las canciones y no saben qué quieren decir las palabras, por eso siempre trato de hacer el chisme, doy el camino y cada cual lo interpreta.â€
“Seguir siendo amigos, siempreâ€, afirma Gustavo, y las cuatro cabezas asienten convencidas de que nada podrÃa impedirlo. Canelo comienza a ladrarle a su dueño, quizás para avisarle que están por caer los chubascos, pero ellos, al parecer, lo interpretan como un apoyo más a sus metas, porque se han puesto a cantar otra vez. Â
Alcanza otra eternidad la trova santaclareña
Tararee. Cante. Afina su guitarra. Está por comenzar el concierto.
Disfrútelo. Emociónese. Conviva.
¿Quién puede decirnos que no sea la vida una canción…?
                                                                               Geovanny Manso 2011.
Vivir en Santa Clara, a tiempo de ser joven y con el alma abierta a la belleza, te hace susceptible a la trovadicción. Una afección que se adquiere en universidades, escuelas becadas, portales bañados de luz de luna o en los bancos del parque Vidal; pero que se adhiere a tu sistema inmunológico cualquier jueves pasadas las 11 de la noche en El Mejunje de Silverio.
Ese es el “jueves de la trovaâ€, oficialmente bautizado en el “Centro Cultural†como “La Trovuntivitisâ€. Pero ya no es el único espacio institucionalizado para disfrutar y compartir “tragos y trovaâ€; sino que la propia casa de la Asociación Hermanos SaÃz ofrece en tiempos de normalidad (ahora online) “La Hora de la Mameyesâ€, con el talento del grupo de trovadores jóvenes “La Caña Santa.â€
AsÃ, la Trovuntivitis y La Caña Santa son los dos proyectos representativos de la canción de autor en la ciudad (no los únicos, la ciudad cuenta con otros jóvenes cantautores que no integran estos proyectos). Hasta el momento la producción musical de sus integrantes ha devenido especial arsenal de letras y acordes inteligentes que jóvenes y amantes del género tarareaban y se trasmitÃan de memoria, vivos en la preferencia de su público y en el ambiente cultural de la ciudad.
Sin embargo, la editorial Sed de Belleza nos regala este año un nuevo acercamiento a esa poética colectiva. Acompasada en acordes de guitarra, pero ahora también rubricada en papel, para que podamos manosear cada letra; y regodearnos en el lirismo de cada verso. Y es porque en estos tiempos de confinamiento el sello de la AHS en Villa Clara saca a la luz “La Otra Eternidadâ€, un cancionero que resguarda para la posteridad temas inolvidables, representativos ya de la novÃsima trova gestada en el centro de Cuba.
La edición y diagramación de este Cancionero de la Trova Santaclareña corrió a cargo del narrador Alejandro Hernández, Licenciado en PedagogÃa por la “UCLV†y actual director de Sed de Belleza; quien nos propone un viaje por la obra de unos 23 cantautores ordenados según su fecha de nacimiento, desde los consagrados de La Trovuntivitis hasta la joven vanguardia artÃstica que integra actualmente el proyecto La Caña Santa. Para concluir con el dúo CÃrculo de Tiza, porque, aunque son fundadores de La Caña Santa, ellos defienden una lÃnea de interpretación sui géneris que “supone la ejecución de géneros propios del panorama musical de Estados Unidos y Canadá (…) aunque con reminiscencias de la influencia que aportó el movimiento de la Nueva Trova en Cuba.â€
Dicho orden cronológico no es ingenuo ni gratuito en ningún sentido, sino que permite al lector avanzar en el gran relato que puede ser la comunión de dos generaciones de cantautores, los momentos de continuidad y de fractura que ha experimentado la forma de hacer canciones que tuvo su primer momento cumbre con el TrÃo Enserie (Levis Aleaga, Rolando BerrÃo y Raúl Cabrera); y que ha venido enriqueciéndose con nombres ya inscritos en el pentagrama nacional como Leonardo GarcÃa, Diego Gutiérrez, Alain Garrido, YaÃma Orozco, entre otros. Hasta adentrarnos en las apasionantes propuestas de Yeny Turiño, la más joven de los cantautores reunidos en este libro.
Cada uno de ellos aparecen identificados por una breve reseña que antecede a las letras de sus canciones, asà como por la caricatura hecha a lápiz de Stephanie Rivero Toledo, recién egresada de la Academia Provincial de las Artes de Villa Clara.Â
Para la selección de las piezas el compilador confiesa que tuvo en cuenta “ciertos temas imprescindibles por la popularidad y reconocimiento que han alcanzado en quienes escuchan esta música inteligente, y también otros que portan una belleza poética y una factura artÃstica asombrosa.†Asà encontramos temas ya clásicos (incluso entre adolescentes) junto a otros que no por ser poco difundidos son menores, todo lo contrario, ensanchan nuestros sentidos hacia el verdadero gozo estético.
“… porque ya eres tarde de agua
eres estruendo, aire, lágrimas y recordarte
parece un aguacero.â€
AllÃ, en La Otra Eternidad, nos aguardan Parece un Aguacero, de Levis; Olor de Roly; La Casa, esa canción de Raúl Marchena que describe a El Mejunje; Los Giros, compuesta por Yúnior Navarrete; la belleza exquisita que nos regala Leonardo en su “Mi primer boleroâ€; “El Son de Eliodoro†con que nos despabila Yordan Romero, y más.
La moringa es según Bartolo…
Como la sangre del toro.
La moringa es según la ciencia…
Es salud pa´la consciencia.
La moringa es aquà en Cuba…
Para la enfermedad la cura…
Releemos “La Moringa†que tanto nos hace reÃr una vez que Yatsel RodrÃguez sostiene el micrófono; el vigoroso “Tocadiscos†de Yeni; entre tantas melodÃas populares. Pero también redescubrimos la savia negra (afro) de Yuri Giralt; la ternura con que Amaury Muro aborda géneros tradicionales; la fuerza autoral de Leodanys Castellón desborda imágenes como “le faltan velas al almaâ€; y las letras cargadas de contenido social que defiende CÃrculo de Tiza.
Todo esto lo describe el prologuista, Yordan Romero, al afirmar que:
“Estas canciones recorren disÃmiles géneros musicales, incluso foráneos, y muestran diversidad en cuanto a forma poética, estilo e influencias. Constituyen un ejemplo genuino de la mejor canción cubana contemporánea, que, por supuesto, no se agota en estos textos ni en estos compositores.â€Â
Ante lo cual vale regodearse en los versos de Alain que dan tÃtulo a la presente compilación: ¿Y qué más se necesita para escuchar/ leve el zumbido de un ciclón/ avecinando otra eternidad/?
Antecede a La Otra Eternidad: Cancionero de la Trova Santaclareña, el libro de ensayo La Vena del Centro: Trova Santaclareña, escrito por Alexis Castañeda Pérez de Alejo, también publicado por Sed de Belleza en 2010. Este último parte de las primeras descargas que se realizaron en Santa Clara en los años 40, pasando por la trova tradicional, la nueva trova y aterriza finalmente en La Trovuntivitis. Si bien Castañeda nos devela en su estudio la Santa Clara bohemia destinada a una guitarra y un acorde poético en sus madrugadas, Yordan Romero dota a este cancionero de un prólogo que parece continuar la historia hasta el presente.
Nos preguntamos entonces: ¿qué novedades nos traerá la Editorial en los próximos diez años, si en esta última década tanto ha crecido el movimiento trovadoresco en Villa Clara? Queda la puerta abierta para los ensayistas. Por lo pronto, este cancionero de la trova santaclareña probablemente exigirá nuevas reediciones a Sed de Belleza, una vez que la vida retome su curso, aquà en el centro de la Isla; y los trovadictos oriundos y adoptivos le tomen el pulso a la ciudad.
La diversidad sale a escena en “El Mejunje de Silverioâ€
Mayo, el de las flores que se abren espléndidamente en su variedad de colores con su ternura materna, los dÃas soleados y las tardes húmedas que invitan al romance. El mes de los campesinos que se preocupan más por cultivar la tierra que su propia persona y conviven con el (falso) estigma de lo feo. Â
Pero este mayo de 2021 trascendió en el Centro Cultural El Mejunje de Santa Clara con un especial sabor a teatro aderezando su habitual arcoÃris de la diversidad. Y es que bajo el lema “En El Mejunje Juntos y Revueltosâ€, se dieron cita profesionales y aficionados de las tablas quienes llevaron un mensaje de inclusión y pluralidad a todos los que, distanciamiento mediante, se acercaron al centro. También fueron socializados contenidos y mensajes sobre este tema en la red de redes.
Porque asà de hermoso, bucólico, cándido y florido, mayo es también el mes en que miles de personas de toda Cuba se pronuncian por la aceptación total de todos y cada uno de nosotros, sin que interfiera en esto, por ejemplo, la forma en que nos expresamos sexualmente.
“Tolerar es consentir lo que no me queda más remedio, la batalla es la aceptaciónâ€, afirma Ramón Silverio, quien desde aquà capitanea diversos proyectos en favor de la comunidad LGBTIQ, especialmente por el 17 de mayo, DÃa Internacional contra la Homofobia y la Transfobia (IDAHOT).
Solo que este año la fecha primaveral llegó otra vez aparejada de condiciones epidemiológicas precisas, pero también de una especial circunstancia, ya que hace apenas unos dÃas fue presentada la comisión encargada de elaborar el proyecto de un nuevo “Código de las Familias†para el paÃs.
En este contexto tienen lugar durante todo el mes y más allá de los lÃmites de calendarios, las Jornadas Cubanas Contra La Homofobia y La Transfobia a lo largo y ancho de Cuba, y en el caso de Villa Clara ha tenido como sede principal la Sala Margarita Casallas de “El Mejunje de Silverioâ€.
Allà se presentaron obras de teatro de pequeño formato y documentales para público reducido, siempre en horas de la tarde. En el caso del teatro, entre otras fueron programadas las producciones: No importa, El vendedor, Si puedes tú con Dios hablar, Después del baile y Una quÃmica parodia, esta última generó gran expectativa.
“La quÃmica Parodia es el mismo texto, pero la primera noche lo interpreta una mujer quien expresa problemáticas de género, y la segunda noche le da vida al mismo unipersonal una mujer trans, por lo que la puesta toma otros maticesâ€, explica Silverio.
Según se expone en el programa redactado por Alexis Castañeda, promotor del centro, estas obras integran el repertorio de la CompañÃa Mejunje, “y excepto Después del baile, todas las demás han sido concebidas durante la etapa de confinamiento impuesta por la Covid-19.â€
SobrecogÃa al público el estreno de los audiovisuales: “No te dejes vencer†y “Zona Rosaâ€. El primero –explica el programa– realizado sobre el texto homónimo del poeta Frank Abel Dopico y en la voz de Ramón Silverio.
Zona Rosa por su parte recoge las múltiples presentaciones de este espectáculo de transformistas por diferentes municipios y asentamientos de la provincia, su vinculación con el público y la reacción del mismo ante tan inusitada presentación.
Dos hermosas entregas que logran esa unidad dramática entre texto, imagen y sonido, elevando el alma hasta dimensiones infinitas. O calando tan hondo en nuestra humanidad, que hace resucitar un ser bondadoso y genuino en nosotros mismos. Todo esto sin exagerar la lágrima, desde un ejercicio, por supuesto, dolido y triste, pero consciente.
Cada uno en su poética, No te dejes vencer, con una metáfora de amor bondadoso, de espacio vital compartido, suerte de testamento del poeta querido (Dopico), validado en la voz del Maestro de Juventudes (Silverio), con la música de un trovador tan popular como Roly BerrÃos, y los planos habituales (locaciones) de la Casa (El Mejunje); pareciera un himno ineludible, “No te rindasâ€, o …¿alguien se atreverÃa a transgredir una orden asÃ, con semejantes credenciales?
Zona Rosa, más vivencial, nos convoca, por supuesto, a la no discriminación de personas homosexuales y transexuales, a entender además el transformismo como una forma de expresión artÃstica no exclusiva de homosexuales. Pero más que esto, convida a asumir la vida, a ser valientes, tomar decisiones y encontrar el mejor modo de hacer convivir nuestras diferencias con las del resto, desde una aptitud abierta y, ¿por qué no?, desde la estética y la libertad mental que provee el arte.
Pero otro dato curioso de la jornada santaclareña “Juntos y Revueltos†es que en general, tanto los materiales audiovisuales como las puestas teatrales, abordaron el tema de las diferencias y la discriminación por diversos motivos. Es decir, en ningún modo estuvieron circunscritos a la temática de identidad sexual y de género, sino que el espectro fue amplio y asà lo corroboró en exclusiva para el Portal del Arte Joven Cubano el propio Ramón Silverio:
“Hemos podido hacer muchas cosas por la diversidad. Juntos y Revueltos comenzó con No importa que trata temas de la amistad. Si puedes tú con Dios hablar, por ejemplo, es una mirada hacia los ancianos.â€
También, el actor William RodrÃguez Alemán, quien encarnó a un campesino sabedor de historias en el El Vendedor, dice que esta puesta, diseñada especialmente para el público infantil, tributa a su modo, al pronunciamiento por la aceptación de la diversidad de esta jornada.
“Es la diversidad de culturas y de categorÃas sociales, porque yo me imagino que la guataca y el machete son de cierto rango cada uno, y en ese noviazgo se manifiestan las diferencias. Por otro lado, son pocas las obras de teatro que hoy dÃa abordan el tema de la vida del campesino, que al fin y al cabo son las raÃces de nuestro paÃs, quizás porque ingenuamente les parece poco atractivo a los directores y no es asÃ, o no tiene que resultar asÃ, para el público receptor.â€
Entonces, y a propósito de estas exposiciones puede traerse a colación las palabras de Manuel Vázquez, subdirector del Cenesex: “Las Jornadas entran en sintonÃa con la misión del Cenesex, que por más de 30 años ha generado procesos de erosión de estereotipos que funcionan como obstáculos para la garantÃa de los derechos relacionados con las sexualidadesâ€, dijo en conferencia de prensa (Cubadebate).
Y, por supuesto, ante la coyuntura de un nuevo “Código de las Familias†para nuestro paÃs, “Juntos y Revueltos†invitó a la reflexión sobre el tema con intervenciones del propio Ramón Silverio en un conversatorio realizado en la Sala Kokorioko del Centro Provincial del Libro y la Literatura
Concluye el director de “El Mejunjeâ€: “Si la pandemia nos deja, intentaremos llegar a diversas zonas y lugares buscando la aprobación de este código de familiaâ€. Ese mensaje parece alentador; pienso, veo desfilar los actores que han terminado en sus camerinos. No sé de dónde salen unos acordes que nadie más escucha:
Ãmame como soy, tómame sin temor, tócame con amor, bésame sin rencor, trátame con dulzor, mÃrame por favor…
No sé por qué siento que estos imperativos melódicos de Pablo Milanés acarician la tarde en “El Mejunje de Silverioâ€, la casa de todos.