Eduardo Sosa
¡A destrabar la trova, compay!
Desde la Secundaria viene con la guitarra bajo el brazo, pero el arte le llegó de cuna. En un tránsito de El Jobo, Tumba Siete, a Santiago, luego La Habana, y hace algunos años llega a Holguín en las Romerías de Mayo.
Eduardo Sosa, durante varias ediciones, ha conducido el espacio Destrabando la Trova, uno de los que integra al gran evento de trova. Con su puesto principal en el Club Siboney, también se mueve hacia otros sitios culturales como la Casa de la Trova de la ciudad, El Rincón de Romerías, y durante las tardes y las noches se animan los conciertos en el Callejón de Los Milagros.
En el Destrabando…, Sosa conversa con sus invitados, los acerca al público desde una desde una manera bien cubana de compartir y estos muestran parte de su obra trovadoresca al público romero. También aprovecha para tocar sus temas junto a los de la nueva y la trova tradicional, improvisa dúos y propicia el diálogo. Sobre este espacio y los creadores que ha invitado para la XXX edición de las Romerías de Mayo, conversamos aprovechando la conexión de Internet.
En realidad, me encargo solamente de la parte de Destrabando la Trova que es un espacio que fundé hace seis o siete años; no tengo claridad ahora con exactitud. Ahí nunca hemos tenido invitados internacionales porque, de manera general, eso es del comité organizador. Hasta ahora no ha venido alguien que sea del mundo de la cancionística para involucrarlo en este proyecto.
Este año, hasta ahora, están confirmados Ray Fernández, José Aquiles y Augusto Blanca. Creo que se reúnen tres generaciones distintas y tres maneras bien interesantes de hacer la canción.
Ray, toda irreverencia, un tipo polémico, con el que resulta interesantísimo conversar. A veces la gente se hace una idea de él a partir de sus publicaciones en las redes. Pero hay que conversar con él, hay que verlo de frente y ojalá que la gente, el público de las Romerías se anime, vaya, participe porque esa es la idea ¿No? Que la gente también participe, haga preguntas…
Aquiles es uno de mis puntos de partida en la trova, porque en los años noventa fundamentalmente, cuando comencé a consolidarme en el mundo trovadoresco, era un referente importantísimo en Santiago de Cuba. Un hombre que hace unas canciones preciosas, con una historia de vida interesantísima y que además va a mostrar parte de su obra, que como verán, es bien hermosa.
Y Augusto Blanca, bueno, qué decir de Augusto. Fundador del Movimiento de la Nueva Trova, holguinero por demás, de ahí de Banes, aunque comenzó a desarrollar su trabajo trovadoresco con más fuerza en Santiago de Cuba ¡Mucha gente cree que es santiaguero! Augusto es uno de los de los grandes referentes vivos de la Nueva Trova y con él realmente la conversación va a ser un manjar porque es un es un tipo excelente, buen conversador y simpático con el que se puede pasar un rato muy interesante.
Esos son los tres eventos principales de Destrabando la Trova, aunque habrá también un espacio con Raúl Prieto, en este caso sería la presentación de un disco reciente. Cada uno de estos invitados luego hace su concierto en la noche. Eso le da otro colorido al Callejón de Los Milagros, que es como el complemento de la conversación que se tiene en las tardes.
Conjugar la creación artística con las presentaciones y la organización de eventos me pareció una cuestión interesante para abordar, sobre todo con un creador que aparenta llevar una vida cultural intensa. También me interesó saber cómo llegó a integrar el equipo de organizadores y cómo se siente con este evento.
La idea del Destrabando…, era algo que tenía hacía rato dándome vueltas en la cabeza para las Romerías y finalmente logramos iniciarlo. Creo que era una cosa diferente porque consistía en poder conversar con los trovadores antes de escucharlos en las noches. Por ahí pasaron desde Frank Delgado, Pedro Luis Ferrer, Polito, William Vivanco, Gerardo Alfonso…, por ahí han pasado muchos artistas.
Entonces, digamos que imponía una forma de hacer. Esto lo organizaba de tal manera que los del comité organizador de las Romerías me pidieron que también diera ideas en cuanto a todo lo que era el evento de trova. Y hemos quedado así: digamos soy como una especie de asesor y les voy dando ideas. Pero no es que organice el evento de trova, digamos que soy parte del grupo que lo piensa y me siento muy cómodo haciéndolo.
No solo hago el “Pepe Sánchez”, también meto las manos un poco en la Jornada de la Canción Política en Guantánamo, en el Entre Música que se hace en Las Tunas, y otros espacios por ahí de trova que se organizan y la gente me llama para que colabore un poco con ellos.
Entonces las Romerías son muy importantes para mí, y poder formar parte del equipo que echa pá lante la parte de la trova, que es la que realmente a mí me corresponde, me pareció bien. Aparte de que es una cosa que sucede una vez al año y no es tampoco que me robe mucho tiempo; es intenso, pero es una vez al año. Por eso accedí a participar y a formar parte de ese equipo que prepara el evento de trova.
Del 2 al 6 de mayo las juventudes artísticas del mundo se volverán a reunir en Holguín y la canción cubana animará esas jornadas de jolgorio y cultura. El Destrabando la Trova volverá con sus invitados, y Eduardo Sosa volverá a la ciudad con la guitarra al brazo.
Culmina Festival de la Trova Pepe Sánchez entre bardos y arpegios
La edición 58 del Festival de la Trova Pepe Sánchez, que comenzó el miércoles último de manera online, conectando el mejor quehacer trovadoresco de su sede habitual, Santiago de Cuba, culmina este viernes con los bardos del resto del país y más allá de fronteras.
¿Cómo se obtuvo el aroma a trova en Ciego de Ávila? (+Tuit)
El aroma es un elemento capaz de activar recuerdos. El olor a jazmín puede ser asociado al cariño de la abuela, el olor a lluvia a una triste despedida o el aroma de café al encuentro esperado entre amigos, en fin…, tan inverosímiles como experiencias podamos tener. Esta conexión se alcanza cuando el suceso o persona ha sido significativa en nuestras vidas. La música también activa ciertas zonas en el cerebro y algunas tienen que ver con la memoria, siendo posible una conexión muy semejante a la anterior.
Pensando así, como sin aparente lógica, el mes de marzo tiene un inconfundible aroma a trova en Ciego de Ávila. No es un aroma antaño, de esos que se encuentran olvidados entre Júcaro y Morón, o de aquellos casi extintos del sector gastronómico que antes inundaban las zonas céntricas de mi ciudad, sí, porque hace alrededor de una década la provincia avileña era reconocida a nivel nacional por su Gastronomía. Ahora tampoco tenemos ese exquisito aroma a piña, cultivo que nos identificaba; los aromas también han sufrido sus crisis. Sin embargo, existe uno que ha venido impregnándose en las calles de mi ciudad desde hace 16 años, ha variado los meses donde está de moda, pero desde hace varias ediciones, su mejor fijador, se encuentra en marzo.
El aroma a trova en La Ciudad de los Portales, gracias a proyectos personales, comenzó a comercializarse digamos en un envase bajo el nombre de Encuentro Nacional de Jóvenes Trovadores, para eficientes acciones de marketing: Trovándote. Ciertas bases herbales del perfume trovadoresco lo constituyeron las peñas PM Record, de los artistas Clodoaldo Parada y Héctor Luis de Posada; y Flor de Marabú, de Pavel Poveda. En este punto, la selección no fue compleja, pues el territorio no tenía muchas experiencias que funcionaran como aceites esenciales. Aunque sí decidió agregarse un componente importante, las presentaciones de algunos trovadores de otras provincias que visitaban la nuestra, fundamentalmente en eventos de la Asociación Hermanos Saíz.
Los perfumistas de nuestro aroma, Jorge Luis Neyra, Héctor Luis de Posada, Yoan Zamora y Javier Jorge Zaavedra, se encargaron en los inicios de moldear la idea e iniciar todos los procesos de obtención. Lo que comenzó siendo una peña entre amigos en el jardín del Museo de Artes Decorativas, fue sumando cada vez más público y entusiasmo, y para la celebración del primer año entre cuerdas y voces bardas, surgió el Encuentro y nuevas responsabilidades para asegurar la calidad del producto.
Había que destilar muy bien para encontrar la verdadera esencia del nuevo aroma, y aunque pareciera fácil por no existir competencia en la provincia, el objetivo era obtener siempre lo mejor, y comprometer a otros artistas con el evento. No existía una contundente tradición trovadora, así que el objetivo era incentivar el cultivo, creación y consumo aquí, a partir del intercambio creativo entre artistas jóvenes y consagrados.
Dos de los extractos jóvenes indispensables para pensar Trovándote desde la oportunidad para crecer profesionalmente, son Santa Massiel Rueda Moreno y César Brown. Jóvenes que encontraron en el propio proceso el escenario para darse a conocer, y Ciego de Ávila ganó en dos nuevas voces, decantadas y filtradas a partir de Trovándote y con excelentes aromas independientes, fuera de los encuentros.
También hubo ocasiones en que a los perfumistas les era imposible no experimentar, había tantas fragancias ya probadas, preferidas por el público, Nelson Valdés, Ray Fernández, Freddy Laffita, Ariel Barreiros, Eduardo Sosa, por solo citar algunos, se encontraban allí una vez al año, al alcance de las manos; la tentación era demasiada. Así encontrábamos en las notas, días donde una vorágine de artistas se mezclaba entre sí y creaban un nuevo aroma exquisito, pero en el disfrute y absortos por la música, les resultaba insostenible el protocolo y ¡Adiós notas!, sólo el que estuvo allí, puede terminar las historias.
La encomienda más difícil fue adaptar a los consumidores a ese aroma una vez obtenido, porque para su fabricación necesitaban asegurar un número de ventas. Por suerte, desde un inicio hubo quien confió en aquella propuesta, quien devoraba las horas esperando la próxima peña, concierto o recital, y le hablaba al amigo, convidaba al hermano y susurraba al oído de todo aquel que añoraba construir dulces memorias al escuchar canciones y acordes.
Trovándote probó que nunca puede ser una justificación para negar un proyecto, no contar con los aceites necesario al alcance de la mano o no poseer una tradición en perfumería. Todo comienza con una primera vez y siempre que hay voluntad, el aroma a trova se impregna y cada año marzo regresa para recordarnos que, en su compañía, construimos singulares momentos y cantamos con amor, a la vida.
Festival de la Trova dedicado al inmenso Alejandro Almenares
La edición 58 del Festival de la Trova Pepe Sánchez se realizará de manera online entre los días 17 y 19 del presente mes, luego de que el correspondiente a 2020 fuera cancelado ante la detección de los primeros casos de COVID-19 hace un año.
José Martí, razones para la música (+ video)
- Cuando proscrito en extranjero suelo/ La dulce patria de mi amor, soñé/
- Su luz buscaba en el azul del cielo/ Y allí su nombre refulgente hallé./
- Perpetuo soñador que no concibo/ El bien enajenado que entre sueños vi./
- Siempre dulce esperanza va conmigo,/Allí estará en mi tumba junto a mí.
( El Proscrito, José Martí)
Preludio
Tal vez sea José Martí el cubano a quien más se ha cantado. Ya en 1906 y 1909 Antonio Morejón, de quien se dice fue el primero en grabar puntos cubanos, dejó registrado para los sellos Edison y Columbia el tema Al Apóstol Martí. Otros títulos musicales y autores del periodo clamaban la resurrección martiana. Particular tratamiento reciben las figuras de los próceres en la primigenia trova, y Martí ocupa eje principal en estas composiciones.
Surgen obras como tributo que rinde el trovador a los héroes de las gestas recientes, en admiración y añoranza por la esperanza perdida. Títulos como Los tres Patriotas (1919) de la firma de Manuel Corona brindan fe de ello. Dos figuras descuellan en estas composiciones: Antonio Maceo y José Martí. Los títulos Dos patrias, de Salvador Adams, y Pobre Cuba, de Manuel Corona, son una síntesis de la vastedad de canciones que al respecto emergieron.
Sindo Garay aseguró en testimonio para Carmela de León que conoció a Martí en Dajabón en 1895, momento a partir del cual y en más de una ocasión le dedicó su poética. Así lo atestigua entre otros, el título Martí.
Canción a Martí (1901), con letra de Francisco Eligio y musicalización de Alberto Villalón, fue cantada en el teatro San Carlos, de Tampa, Cayo Hueso, por la contralto Susana Mellado, el bajo Santiago Lima, y otros músicos.
Recuerdos de Martí, también de Villalón, Clave a Martí, de Emilio Billillo, constituyen unos pocos ejemplos de la vastedad de títulos con temática martiana aportados por los trovadores en la primera mitad del siglo XX.
También, aunque menos conocidos, llega el Apóstol en canción desde los códigos de los soneros. Es el caso de Arsenio Rodríguez en el tema Adórenla como a Martí, en clara referencia a la tierra cubana.
En lo adelante el canto a José Martí es un punto de encuentro entre los cantautores cubanos y otros hacedores del pentagrama. La musicalización de la poesía martiana y otros textos llegó con la Nueva Trova de la guitarra de Pablo, Sara y Amaury. Teresita Fernández brindó sus acordes para el Ismaelillo. Las sucesivas promociones de jóvenes trovadores además de musicalizar textos martianos, entregan temas donde Martí deviene sujeto lírico; en otros, la esencia de su pensamiento deviene motivo textual y paratexto.
La música coral y sinfónica en Cuba cuenta con sendas composiciones, musicalizaciones y arreglos a la obra del universal cubano.
Post-vida: esto nos dice en sus palabras mágicas la música
Pretexto me resultan las canciones que lo evocan.
¿Qué cantos tocaron la sensibilidad de Julián? ¿Cuáles acordes se replicaron en su tarareo? ¿Dónde hallaron musical remanso sus angustias en tiempos de exilio? ¿Quiénes fueron los músicos cubanos en cuyos acordes visualizó Martí la patria a la distancia de una nota? ¿Cómo se trueca música la prosa y la poética martiana? ¿Qué paralelismos acontecen entre el romanticismo literario de Martí y los compositores del homónimo periodo musical?
¿Cuáles sitios frecuentó para asistir a las presentaciones de las que gustaba? ¿Qué compositores e intérpretes hoy considerados “clásicos” conmovieron la pluma del crítico, poeta y periodista?
Estas y otras interrogantes quedan satisfechas a la lectura de José Martí y la música, un volumen del Centro de Estudios Martianos (2014), cuya selección, introducción y ensayo corresponde a la autoría de Salvador Arias, en suma con textos complementarios que indagan en el criterio martiano ante hechos musicales.
Los autores en convite ofrecieron sus estudios y criterios en diversos momentos que van desde la tercera década de la República, a una Cuba reciente y que, desde la diferencia de enfoques evidencia el interés de los estudiosos por la obra martiana y en particular en relación a la temática musical:
De Gonzalo de Quesada y Miranda se acude al título Martí y la música, el que apareció en la revista Bohemia en 1935. Pasión de la música en Martí, es la conferencia que pronunciara Orlando Martínez en conmemoración al centenario del natalicio martiano en La Habana, la que por su extensión solo se presenta para la oportunidad en fragmentos. También de 1953 es la publicación de Alejo Carpentier en El Nacional, de Caracas, en la que el autor descubre al Martí, estudiante de música. De 1972 data uno de los más bellos análisis que guarda la relación martiana con el arte sonoro, de la autoría de Cintio Vitier es el título Música y razón. Este decenio, pero dos años después ve la publicación en el Anuario Martiano, Música en el periódico Patria, por Zoila Lapique. En 1978 la revista moscovita América Latina, publicó de M.A. Sapónov el trabajo José Martí y la música, la versión al español para el Anuario del Centro de Estudios Martianos, 1981, corresponde a Eduardo Heras León. La Gaceta de Cuba, dio luz en el no 3 de 1985 a Referencia martiana al jazz, de Armando Caballero. De las páginas del periódico Granma fueron seleccionados los títulos Martí en la música, cuya autoría responde a Omar Vázquez, 1985, y de Sonnia Moro, Mozart en Martí, 1991. Concluye el volumen con José Martí y la ópera italiana, en la firma de Diana y Rodolfo Sarracino, tomado del Anuario del Centro de Estudios Martianos, 2001.
En síntesis, los principales aspectos que guían estos acercamientos al interés martiano por la música se refieren a la musicalidad inherente a la poética y la prosa martiana en consonancia a ciertas características del Romanticismo literario y algunos paralelismos con el impresionismo pictórico. Otros, versan acerca del periodismo y la crítica musical que ejerció Martí tras su asistencia a presentaciones musicales lo mismo de coterráneos en el exilio norteamericano, que en grandes Salas de Europa con el apogeo de la ópera. Varios autores coinciden en la significación que cobraron las reseñas a las presentaciones de compatriotas cubanos en el exilio, no solo en tanto suceso artístico sino como forma de acercamiento al suelo patrio. Algunas de estas páginas se acercan al Martí cuyos oídos se entregaron a las esencias musicales de los pueblos.
Lapique brinda un acucioso estudio acerca de la presencia de la temática sonora en emisiones del Patria. Aunque era un periódico fundamentalmente político, Martí no se sustrajo a escribir sobre otras cuestiones. Legó numerosas páginas sobre artistas cubanos y extranjeros de su época: Ruiz Espadero, White, Díaz Albertini…, y en especial, de aquellos comprometidos con la causa independentista como el tenor Emilio Agramonte y Piña, y Ana Otero, notable pianista puertorriqueña. Se trata de la primera publicación que dio a conocer La bayamesa, himno patriótico cubano, y la danza La borinqueña, por tradición, himno de los boricuas. Estos dos himnos son las únicas piezas musicales que publican, acompañadas de textos históricos que exaltan el patriotismo y la unidad antillana de esos dos pueblos, entonces bajo el yugo español.
Hermosas son las páginas que coinciden en presentarnos a José Martí en su faceta como autor de un texto para canción. Su liderazgo político y el interés por la música cubana le llevaron a escribir la letra de El proscrito, que musicalizó el tabaquero emigrado Benito O’Hallorans. Llegó a conocerse entre los cubanos de la Florida como La canción del Delegado.
Omar Vázquez recrea en la publicación del Granma correspondiente al 28 de enero de 1985 el relato de cómo 20 años antes, en la entonces popular Peña de Sirique, se le escuchó por primera vez a María Granados, quien la interpretó acompañada por el guitarrista Rafael (Nené) Enrizo.
María —quien falleció en La Habana, el 30 de enero de 1971, a los 91 años de edad, pocas horas después de participar en varias actividades con motivo del aniversario 118 del natalicio del Maestro— gustaba de contar la historia de El proscrito, que por primera vez se la cantara a Martí cuando apenas contaba 11 años de edad.
La canción se redimió para la posteridad gracias al interés del investigador, compositor y apasionado martiano Hilario González. Hoy puede disfrutarse la grabación en las voces del dueto que a tal fin conformaran Eduardo Sosa y la maestra Digna Guerra.
En sus valoraciones, Arias toma como elemento importante los espacios de las presentaciones y divulgación del hecho sonoro a finales de la decimonónica centuria, sobre todo con escenario en el Nueva York entre 1881 y 1895. Sitios diversos cuyo centro según la ocasión se ubica en un teatro, lo mismo que en salones de baile, fiestas populares, paradas militares, circos y parques. Asimismo, la existencia del piano en varios hogares definió momentos importantes al interior de las familias y en el intercambio de éstas con amigos según los intereses sociales. Es Nueva York una ciudad a la que las oleadas de inmigrantes aportan su folclor.
El siglo XIX, con el triunfo del romanticismo, es escenario de intensas y nuevas relaciones entre la música y la literatura. Para Arias Martí se siente atraído por las deslumbrantes sonoridades. Los conocimientos musicales de Martí fueron, si no los de un profesional, si de un fervoroso oyente.
En este sentido, Sapónov atribuye especial interés a aquellos aspectos del sistema creador de Martí en los que se interpreta de manera original las influencias de la estética romántica con su culto a la música, y la aspiración a sintetizar los elementos del arte musical con la literatura. En su prosa, plantea, el romántico descubre en el conjunto de ruidos del paisaje campesino, un legítimo encanto en las leyes musicales.
Un ejemplo de lo anterior lo halla Vitier en tierra cubana, un mes justo antes de caer Martí en Dos Ríos:
La noche bella no deja dormir. Silba el grillo; el lagartijo quiquiquea, y su coro le responde (…) entre los nidos estridentes, oigo la música de la selva, compuesta y suave, como de finísimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa, titila y se eleva, siempre sutil y mínima –es la miríada del son fluido; ¿qué alas rozan las hojas? ¿qué violín diminuto, y oleadas de violines, sacan son, y alma, a las hojas? ¿qué danza de almas de hojas?
Para Vitier, la música en el poeta es “sustancia de su propio estilo. Musical en alto grado, tanto como pictórica, fue la palabra de Martí”. Lo describe como al “irreprimible músico de la palabra”, que apoyaba su prosa en octosílabos y endecasílabos.
Otro aspecto relevante para Arias y varias de las voces aupadas en el concierto martiano lo constituyen las cartas a María Mantilla. En este epistolario las alusiones a la música aparecen en repetidas ocasiones, incitándola a estudiar y tocar el piano. En carta escrita desde alta mar, el 2 de febrero de 1895, identifica a la música como alta expresión del afecto, y define la de su preferencia: «A mi vuelta sabré si me has querido, por la música útil y fina que hayas aprendido para entonces: música que exprese y sienta, no hueca y aparatosa: música en que se vea el pueblo, o todo un hombre, y hombre nuevo y superior.»
A las atenciones por su formación cultural y humana, la conduce por primera vez a la ópera cuando María era apenas una adolescente de 12 años. Representaban Carmen, del francés Georges Bizet en la interpretación de Enma Calvé. Se afirma que era vasto el conocimiento que José Martí poseía sobre el argumento y los pasajes musicales.
De estos afectos Gonzalo de Quesada extrae algunas conclusiones de las músicas que pudieron interesarle a José Martí.
Entre las piezas que la niña Mantilla interpretara al piano y que a Martí proporcionaban tanto placer se citan Evening Star de la ópera Tannhauser de Wagner, una Gavotte, de Nebvin, la Rapsodia no.2 de Lizst, y la música de la ópera Carmen, de Bizet.
Por testimonio de María Mantilla se conoce que a él le gustaba tararear El negro bueno, de Francisco Valdés Ramírez. Se presume debió atraerle que esa guaracha se cantó en el Teatro Villanueva de La Habana, el 22 de enero de 1869, hecho que trasciende hasta unos conocidos versos de Martí. Aquella célebre guaracha, cantada en todas partes con más o menos disimulada intención, era una especie de canto de guerra.
Según lo que aportara María a Gonzalo de Quesada, a Martí le gustaban mucho las danzas y también una pieza de Gonzalo Núñez, La mariposa y Las campanillitas del cubano Pedro Fuentes.
El Delegado participó en veladas hogareñas de amigos en las que entre otras músicas se conoce se interpretó al piano La borinqueña, danza típica de Puerto Rico, y la canción cubana La bayamesa. Alguien recordó tarareando, los versos iniciales de esa antigua canción del oriente de Cuba:
No recuerdas, gentil bayamesa,/ que tú fuiste mi sol refulgente…
Al encontrarse en los años de la emigración con destacados músicos cubanos que se encontraban en el exilio, como Ignacio Cervantes, pianista y compositor y uno de los fundadores de la corriente romántica nacional de la música cubana, y con el eminente violinista José White, escribió Martí varios artículos en los que expone las ideas sobre el arte de sus coterráneos, sobre la naturaleza del arte musical y sobre la música clásica europea.
Nicolás Ruiz Espadero también mereció la admiración y el entusiasmo de Martí. De él dijo que puso en música el gemido del alma cubana, y a veces su majestad y su tormenta. En una crónica publicada en Patria, en mayo de 1892, Martí habla del famoso acto celebrado en los talleres de tabaco de Tampa, en el que tomaron parte Ignacio Cervantes y Rafael Díaz Albertini
Muchos de los juicios expresados por Martí sobre compositores están vinculados con sus apreciaciones de intérpretes, incluidos numerosos cantantes de ópera italiana y francesa. Para Diana y Rodolfo Sarracino “la opera ítalo-francesa, escuchada por Martí tanto en La Habana como en Madrid y México, tuvo mucho peso en los inicios de su formación musical. Sobre los contactos del joven Julián con las funciones operísticas en La Habana por la década de los 60, los autores aducen la posibilidad la probabilidad de que las haya presenciado al impulso del preceptor Rafael María de Mendive.
Martí es testigo de cómo las óperas de Wagner ganan terreno en la gran ciudad, incluso imponiéndose a las italianas o francesas. En consecuencia dedica el mayor número de referencias a este compositor. Del concierto sinfónico de fines de mayo de 1882 en Nueva York, encontramos la vivencia de un testigo presencial, particularmente cuando habla de la ejecución de Los troyanos de Berlioz. Otros músicos, como Brahms aparecen en sus textos.
Descubre “las melodías inefables” de Chaikovsky. A la música de Schubert le dedica una sutil definición y de Mozart los elogios. Un músico por quien parece haber sentido indudable empatía fue el polaco Federico Chopin. Su “música vívida”, con “melodías dolientes o rápidas polonesas”, lo lleva a pensar que “solo ama y entiende a Chopin quien le conoce a la música lo más fino y misterioso del alma”, esto fue quizás lo último que escribió públicamente sobre un asunto musical, el 26 de enero de 1895. La empatía tenía una raíz extramusical, al ser el compositor polaco un ardiente defensor de la independencia de su patria.
Mientras convierto este libro en relecturas escucho las mismas músicas que el Apóstol. Su fe de vida inunda los silencios. Cada una de estas páginas da la posibilidad de conocerle un poco más. En sus expresiones se ven identificados con la música a los que aman y fundan, para conseguir ese ideal suyo de Cuba como “futura universalidad americana”.
Destrabando la trova I
Salud pá tus ojos, ashé pa tu herrumbre
que el sol brinde para todos su justa lumbre
mucha fortuna y salud pido sobretodo en amores
que a golpe de labios tibios me nazcan flores.
(Nelson Valdés)
Para destrabar la trova no hay manuales. Esencia de la cultura musical cubana los trovadores legan la guitarra y la voz, el pensamiento en síntesis de las generaciones. Un país necesita de sus trotamundos, de esos que ensillan las ideas y con furia las cantan, otras veces, con dulzura desenfundan la verdad. Las ideas trascienden los límites y las molduras. Por eso el mundo y sus heridas resultan insuficientes para detenerles. No son estas las Romerías de siempre, nada lo es. El set puede ser tu casa, o la mía, el teléfono móvil, una Pc, o la TV. La trova se desentiende de obstáculos. Las guitarras levantan sus manos.
Tecnología mediante y ganas de sobra se obra el milagro. La cita está pactada casi a las tres. El anfitrión es Eduardo Sosa, trovador en cuyas cualidades musicales habita un hermoso ser humano, lo he dicho ya, vacilador, jocoso de espléndida carcajada, alguien para quien la trova es su casa.
Su quehacer como cantautor, intérprete y gestor de eventos lo lleva por disímiles contextos de la geografía nacional. Cuando indagué para lo que escribo, esa es mi ventana abierta, sobre las incidencias de esos trasiegos me respondió:
«He aprendido muchísimo porque tengo un espacio que se llama “Destrabando la Trova”, es, según por quienes llevan las encuestas, uno de los más importantes hoy en las Romerías. Suceden entrevistas a camisa quitá, desde Pedro Luis Ferrer hasta Tony Ávila, Buena Fe, Polito Ibáñez, Willian Vivanco, Raúl Torres. Abogo por el respeto que deben tener las nuevas tecnologías para con la posición de las personas. Este espacio ayuda a conocer más a quienes hacen las canciones que yo respeto, quiero y admiro, a confrontar su pensamiento y conocer la persona detrás de las canciones.»
El espacio que comenzó en la Casa de la Cultura holguinera con posterioridad se trasladó al Club Siboney. Otras ediciones de manera excepcional, como el protagonizado por Buena Fe, aconteció en la Casa de la Música. Este es el quinto año, y acoge en la primera emisión al cienfueguero Nelson Valdés como invitado.
La poética del joven juglar marca un punto de encuentro de la cancionística con eje al centro de la isla. Su hoja de trovas se habilita desde las entrañas mismas de la Asociación Hermanos Saíz, presentaciones y premios organizados por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, las ediciones de la Feria del libro en varias provincias cubanas, el Longina, las Romerías de Mayo y otras celebraciones donde la guitarra y la voz se entrelazan. Varios fonogramas registran la autenticidad de canciones que se aferran a crecer justo Al sur de mi mochila.
En la opinión de Nelson, las romerías son parte de la célula cultural cubana y es imprescindible que se siga haciendo evento tan importante para la creación y el arte joven. El ambiente, el suceso cultural y el protagonismo de casi todas las manifestaciones del arte, es un lujo.
Sus ojos cantan en libertad, confiesa el trovador, las cuerdas van a donde la reina de los mares:
Si alguna vez tú fuiste río, llévame al mar/ si alguna vez tu amor fue mío, Yemayá venlo a buscar.
A la interrogante del anfitrión acerca de la relación de Nelson Valdés con la AHS y en particular con la organización del evento Al sur de mi mochila, el agasajado aportó:
«Al sur de mi mochila es un evento que ha ido creciendo, lleva el título de una canción de nuestro emblemático Lázaro García, fundador del Movimiento de la Nueva Trova y uno de los hombres más importantes dentro de la canción de autor cubana y cienfueguera. Es un evento que trata de hacer alianzas entre los jóvenes cantautores y los consagrados. Hemos logrado que sus propuestas lleguen a la comunidad, por los diversos espacios donde se hacen los conciertos y descargas. Pasamos a compartir con la EGREM el centro cultural Julio A. Mella, y eso propició que el festival creciera. Han pasado por cantautores muy importantes, han salido de ese escenario jóvenes para la canción de autor cubana. Es un evento que hoy es puntera dentro de la AHS en Cienfuegos. Es de los que mantienen viva la obra de muchísimos amigos, como otros que hay a lo largo y ancho del país.»
Y es que para salud de la trova en Cuba la parada en Cienfuegos es uno de los eslabones que hoy signan una especie de red de eventos trovadorescos en el país, en su mayoría con el protagonismo de la AHS.
Sal a caminar porque el tiempo se nos va casi siempre a indiscreta velocidad, es la segunda invitación musical de la tarde. Quien ahora le escucha sentirá la avidez por otras de sus canciones. Una palabra, santa caricia bastaría para borrar todas tus desdichas. El vínculo añejo de los trovadores con el panteón afrocubano aparece junto al eros, el deseo por la salud, el retorno de los amores y otras humanas causas:
Si el mar se te alarga junto a Yemayá moja tu camisa/ bastaría para borrar todas tus desdichas/ si yo te beso muchacha oye y te devuelvo la risa/ bastaría…/ abuelo no, abuelo no, la tarea difícil déjesela a Changó/ Santa Bárbara bendita/ la tarea difícil déjesela a Changó/ Santa Bárbara bendita …/ la tarea difícil déjesela a Changó siete rayos…
Eduardo Sosa reconoce en la obra del amigo una coherencia artística que contra los pronósticos de vivir a kilómetros de la capital, logra una presencia en los medios desde Cienfuegos. Un grupo de proyectos ocupan la creación de Valdés:
«Yo creo que la gente agradece el que hayamos homenajeado a Santiago. Y yo feliz porque pienso que homenajear a quien te ha dejado un legado y que ha sido importante en tu obra pues forma parte de lo mínimo que podemos hacer. También hicimos un tema que se llama Querido viejo con los arreglos del maestro Emilio Vega que es un homenaje a Lázaro García con la dirección de Omar Leyva; terminamos también con la dirección de Omar un video dedicado a los doscientos años de la ciudad de Cienfuegos que estrenamos en el cumpleaños 201. Ha sido parte de este trabajo en conjunto. Muchos amigos han puesto su mano para apoyar las cosas que a veces se me ocurren y que creo pueden contribuir a aportar un grano de arena a lo que somos y a lo que pretendemos crecer como nación, como país.»
Desde Graciano Gómez, Sindo Garay, María Teresa Vera, Miguel Matamoros y una amplia representación de trovadores de éstas y sucesivas generaciones le han cantado a la Virgen de la esperanza, mambisa, morena, Imagen Protectora.
Por estos anclajes en el repertorio de la canción cubana y por la trascendencia como símbolo de religiosidad y cultura cubanas, Nelson decidió destrabar la tarde con una canción con remedos vocal-instrumentales de conga que estará en su nuevo fonograma y que a su decir tiene mucho que ver con tu identidad, las raíces, porque es una canción que le hice a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de todos los cubanos:
Madre no me lleves a la conga oriental/ mira que después yo no puedo parar/ qué no que yo no voy a mirar/mira que después yo no puedo parar/ piensas demorar mis ojos/ mira que ya se respira tu necesidad de bailar/ sin que nos toque luna, hoy nos compondrá la lluvia/ paso por reír atento cuando apareces madre/ (…)
Estribillo. Pero no me lleves a la conga oriental/ mira que después yo no puedo parar.
Un abrazo a Cuba abrió los caminos a las trovas de mayo en Romerías, a la trova toda, espíritu de la nación cubana.
Cartografía de mayo para gorriones reincidentes
(A:) Mis amigos, los pocos, los tantos/ marineros de mis travesías/
tan impuros y mortificados/ desertores de todas las filas.
Que prefieren vuelos de gaviotas/ mientras llegan los clásicos
sueños/ pecadores eternos, que cambiarán las cosas/
mis amigos serenos y faunos/ elegidos en tierras remotas.
(Mis Amigos, Willian Vivanco)
No sé si se cumplieron los deseos, solo recuerdo que dábamos vueltas alrededor de la cruz. Bárbara, ¿qué hacíamos esa mañana de escalar peldaños? Casi pierdo los huesos en el empeño. Aquellos italianos desfallecían de sol. Ni siquiera recuerdo a qué vinieron, solo sus banderas y que eran lindos. David estremece la loma. ¡Pop and roll, pop and roll! La muchachada salta en posesión.
Cuando empezamos en la Universidad teníamos el susto de la primera semana. Entonces la palabra se replicó: Romerías. Alguien nos habló de aquello en tono solemne, de la tradición cultural y de las prácticas pre-profesionales. Otros, la mayoría, esperaban la fecha lo mismo que bacanal.
Al reto de los cuerpos la lluvia por fin cantó. Las vidas se contorsionan. En Holguín hay sed y Codanza cita al conjuro. ¿Tú crees en la casualidad? ¡Habrá sido tal vez performance de las aguas! Esa tarde regresamos sonrientes por la avenida.
Todo es deprisa, confuso… no sé si finalmente debo guiar al grupo de bolivianos o a la delegación de Pinar del Rio. Voy a donde otros pasos.
No lo veía desde aquel concierto de Postrova en la Sala Dolores. Reencontré a Eduardo Sosa guitarra en ristre en la Casona de Patrimonio, allá por el Parque San José. Usurpé sus canciones. Varios mayos desfilaron cuando en diálogo que compartimos para este sitio confesó: “Y entonces ahí comenzó el asunto con Postrova que desde que salió fue (gesto de avión), a la gente le encantó. Fue tremendo, muy bonito. Yo recuerdo que nosotros teníamos cuatro temas montados nada más cuando fuimos a las Romerías de Mayo, y aquello fue apoteósico. Todo el mundo pedía otra y otra y nosotros decíamos que nos interesaba promocionar sólo esos cuatro temas. Fue bien interesante y se produce el despegue a nivel nacional.”
Esa tarde quedamos con Ilianita y Rafael de encontrarnos en la pizzería “Los Álamos”. Nos hartamos de chistes. La sobremesa quedó para el Calixto García. Los chicos holguineros y su furia por los patines me daban náuseas. El “Yori, tenemos planes” fue el mazazo. Cuando recobré el sentido ya tenía en la bandeja de entrada fotos desde Ecuador.
Aquel mayo de 2011 fui a dormir a las pupilas de Miguel. Nos quedamos para el Memoria Nuestra. Yo trataba de confundirme entre las muchachas de Manuel Corona. Él, con sus barcos y la bahía de Nicaro.
Ay qué voy a hacer si tú te vas, chiquito mío que a mis ojos le quitó la oscuridad. A Iliana le encantaba el cubaneao flamenco de Reynier Mariño. Rafa atraviesa en bicicleta la ciudad para alcanzarla. La noche taconea. Vamos a la Casa de Iberoamérica, al Mestre, los parques y a donde quiera que llevan los puentes a la Península.
Llegar a Holguín es lo mismo que a mí. Años más tarde en el cuarto de hotel, con la maternidad desparramándose recopilo pensamientos. Iliana, ¿y qué hago ahora que la geografía internacional engulló tanto buen amigo? Irina va en pasarela con sus ojos color Turquía. La recuerdo esbelta en los desfiles del Fondo de Bienes Culturales con la mirada hacia el mundo.
Mejor, comamos aceitunas. Todos las preferían sin hueso. Él y yo estamos a ras de piso, no alcanzamos para las gomas del Caligari. Tenemos vasos con néctar de la noche y besos. Miriela coarta la voz, “Una de cal y otra de luna, un Deja vú y el miedo alcanza al ángel”. Dejamos los frascos en el fondo. Los pepillos gozan. El desfile es intenso. Quería darte un solo de mis canciones… florero, flores, Azucenas, Girasoles. Willian, Telmarys y Francis juntos, hago selffie a la memoria. Los sonidos se revolucionan al teclado. No quedó canción con etiqueta.
No lo pareces y aunque nadie me crea, la verdad que de vez en cuando te habita el rockero. La noche se extingue en nuestros zapatos. ¿Quién nos entiende? El Parque de las Flores es un hervidero. Observo tu metamorfosis. Te pierdo entre el furor. Creo que en cualquier instante te convertirás en Metal. Sonrío, hago trabajo etnográfico. Prefiero la humedad del Bosque, los gusanitos del césped entre sandalias y guitarras. Los muchachos comparten el humo y las canciones.
Este es un barrio de adoquines, nena/ aquí los negros rayan un tambor/ los caracoles te hablarán,/ la hierba es una ciencia/ la rumba baile de salón/ y en esa esquina universal/ se hace el cigarro y el amor. (…) Yo soy de un barrio barroco/ que tiene tanto sabor/ y tan real, que a flor de piel/ lleva su madera, su folklor.”
Santiago me alcanza, algo de sus tejas con su francés pedigrí mezclado con arrabal. Desde la hierba se pueden alcanzar las utopías. No hay tiempo para escondrijos, ya casi es mañana. En una noche triste te alegrará, la conga se te sube a la cabeza. La conga se nos sube y con ella nos vamos hacia los coches. ¡Pop and roll, pop and roll! Nasiri canjea las monedas, una generación lo acompaña.
Nosotros partimos a donde Síntesis, primero en el parque Calixto, luego en el San José. Ele sacude las banderas, no distingo entre Carlos y el bajo. Los ancestros nos escoltan. Diana, Eme, la danza y la voz ahogan el tiempo. ¡Despierta!, no me lo puedo creer.
“Debo salvar a mi perro de la llovizna/ Pronto vendrán los gorriones a restregarle n nubarrón de migajas en el hocico/ tirarán con saña y alevosía de sus instintos/ Ya chapotean las plumas en colonia mortuoria/ reparten los desperdicios de su ilusión/ les veo tramitar cuestiones de linaje/ papeleos de rutina/ Van a corretearlo/ los más veloces se sitúan en la línea delantera/ en pocos minutos picotearán sus pasos/ sofocan su mirada/ sucumbe el cuerpo/ ¡Ha sido un infarto!/ Sentenciará la amante del gorrión en jefe/ La muerte toma por sorpresa a mi perro sin legítima defensa/ mas primeramente le harán beber la orina/ con que cada día bautizara el patio/ al fin y al cabo/ los gorriones también son seres territoriales/ Hacen lo suyo, dirigen el vuelo donde un ladrido vecino/ En el acta de defunción reza:/ El pobre ha sido víctima de un resfriado/ Debo salvar a mi perro de la llovizna/ Antes de que los gorriones vengan a ponerle flores.”
La Isla se reclama verso. El periplo de mayo de 2012 encuentra a la poeta que tal vez seré otro día. La Casa de Iberoamérica cobija a Poetas del Mundo, alquilo un pasaporte, soborno a la felicidad. Yuricel y Kiuder me abrazan.
(Reto aceptado): Me fui con Leydis a casa de otra conciudadana residente en Holguín. Bárbara no consiguió con quién dejar a Cristopher, el niño de dos años. ¿Qué árbol sembraron después de izar la ilusión? Dormimos, o al menos se hizo el intento, tres santiagueras y un niño en la misma cama. A ratos crecía el río o alguien atentaba contra la vida de la abuela. Eso decían los gritos que lanzó la señora toda la madrugada. Nunca como esa noche añoré que dieran las seis de la mañana. Arreglamos la fuga. El maquillaje se transfiguró mueca. No hubo tiempo para despedidas, Bárbara desaparecía entre su hijo y el vaho.
Primeros planos de las Romerías de Mayo 2020
Cuando el río suena piedras no siempre trae
Cuando el tiempo haga de las suyas, los registros históricos anotarán que la edición del Festival de la Trova Pepe Sánchez, correspondiente al 2020, aconteció del 18 al 22 de marzo.
Sin embargo, me atrevo a asegurar que su celebración primera acaeció en horas de la mañana el pasado 28 de febrero. Cuando finalizaban los ensayos previos a la gala por el aniversario 60 del Conservatorio Esteban Salas, y el plantel era todo jolgorio al calor de los acordes de la Orquesta Sinfónica Juvenil y sus invitados, desembarcaron en el Salón Principal ciertos personajes.
Este año, entre otras dedicatorias, el “Pepe Sánchez” rendirá tributo a la obra del juglar santiaguero Alejandro Almenares, quien en compañía de troveros como Gabino Jardines, Coralito y el vocalista Tony Rondón, desde hace algunas semanas desarrollan talleres trovadorescos en la institución de la enseñanza artística. Pues el referido viernes tuvo la particularidad de que a los creadores mencionados se unieran el trovador Eduardo Sosa y el viceministro de cultura Abel Acosta.
El primero con la jovialidad que le es inherente declaró que se presentaba en calidad de aprendiz de los maestros santiagueros que prestigiaban el espacio, y también de los propios estudiantes a partir de la formación académica a la que tienen acceso. En tanto Acosta, desde su anterior experiencia como presidente del Instituto Cubano de la Música mantiene un estrecho vínculo con la enseñanza artística, y de modo especial con el “Esteban Salas”. Los que son cercanos a la cultura desde lo institucional conocen la obsesión de Abel por el entorno musical cubano.
Que la trova trascienda los límites que imponen los festivales y otros calendarios es el empeño de Eduardo Sosa y otros hacedores por estas tierras. No siempre se logra, ya sabemos que las festividades obedecen más bien a sets que con mayor o menor alcance de una a otra edición, tras su conclusión, como el eco diluyen sus efectos. La Casa de la Trova ha de ser la catedral de esta sapiencia musical de origen popular lo mismo para entendidos, estudiantes que amantes de dicha musicalidad. ¿Dónde podrían aprender mejor materia los educandos de música que entre sus salones y sus protagonistas? No hay que aguardar porque llegue algún “descubridor” para reconocernos en esas joyas cotidianas que habitan la gran Casa y nuestras calles. Por eso ningún escenario tan propicio como el Conservatorio para trazar caminos de doble vía entre lo popular y la academia o a la inversa.
Fue una clase magistral, es cierto, eso sí, desde el lenguaje jocoso de los trovasoneros que en su modestia atesoran una fonoteca errante. Y no lo digo porque por ejemplo Almenares y Coralito atesoren tantas canciones como años y el tiempo de vida fuera patente de corso. Lo digo porque ellos y otros muchos son historia viva de la música cubana sin hipérboles que valgan.
Eduardo es el sobrino consentido de todos los viejucos, y primo hermano de los más jóvenes como el trovador y sonero vocalista Tony Rondón. Mutuamente se enorgullecen y se reconocen los unos en los otros. Sosa aprovecha el momento para incluir el relato de cómo se inició en las andanzas trovadorescas cuando siendo apenas un muchacho estudiante de la Vocacional se escapaba a la Casona de Heredia para nutrirse en la savia. En lo personal admiro la forma en que el trovador ha creado alianzas profundas entre su hacer y la historia musical. Creo que ya lo dije en otro momento; el creador se alió al maestro Lino Betancourt y supo hallar en sus conocimientos buena cobija. Por eso Eduardo, asistido por su formación pedagógica, a pocos segundos de su presencia tiene al estudiantado, el claustro y artistas concurrentes sumergidos en un capítulo de la Historia de Cuba.
Toman la escena Francisco del Castillo, Carlos Manuel de Céspedes, José Fornaris en la noche del 27 de marzo de 1851 cuando dedican a Luz Vázquez la canción La bayamesa. La lección remite al contexto sociohistórico con matices de anécdota y una comunicación cercana a los jóvenes, quienes en más de una ocasión acompañaron el proceso de aprendizaje con sonrisas y ovaciones. Adriana del Castillo, portadora de la bandera cubana en las tropas de Céspedes, emergió también en el coloquio. De inmediato la voz y guitarra sellaron la página en la evocación cantor.
Entre corales emergió un clásico de la trova cubana, Perla Marina. Muchos músicos en Cuba incluyen la pieza en su repertorio, mas la particularidad propuesta por Sosa es que Alejandro Almenares la interpreta a la usanza musical de Sindo Garay, pues siendo muy joven tuvo la oportunidad de conocer al decano trovador. El discípulo se vale de la ocasión para explicar la estructura músico-poética de las primeras piezas trovadorescas. Alumno y maestro exponen cuestiones técnicas inherentes a la armonía de este cancionero y el rol de la primera y segunda voz, así como sus particularidades en intérpretes de la región oriental.
Por su parte Tony Rondón dialogó en torno a las dinámicas que se generaban alrededor de las denominadas descargas y lo trajo a contexto. Ilustró una modalidad casi en desuso, la confluencia de dos duetos de voces y guitarras en la misma interpretación. Así se unieron en Cajón de muerto, otro referente de la trova primera santiaguera, los dúos compuestos por Coralito y Almenares y el propio Tony junto a Gabino. Este momento en particular ofreció toda una lección de campo de la historia de la música. En el caso específico de Rondón es uno de esos vocalistas que bien encarna la simbiosis del sonero-trovador tan usual en Santiago de Cuba como núcleo geocultural. Esas distinciones fueron comprobables en la interpretación realizada al tema A una coqueta, de la firma de Manuel Corona.
El autor de Retoño del monte y muchas hermosas canciones conversó acerca de la necesidad de despojar lo trovadoresco del encasillamiento como banda de momentos lúgubres y conmemoraciones luctuosas. Si bien la trova cubana protagoniza desde nuestras gestas de independencia hasta la construcción del presente cubano, integra un amplio diapasón temático. Más que un género, para Eduardo el trovar brinda la posibilidad de asumir una actitud y una forma de entender la Canción desde diferenciados postulados estéticos que reclaman de cantautores, intérpretes y receptores un caudal de información. Es la trova entonces un espacio de oposición al facilismo discursivo que proponen otras espacies sonoras. Significa el decir trovadoresco una gama de oportunidades para el regocijo espiritual.
Compay confieso que a mí la trova no me gusta, a mí la trova me encanta. Razón por la que, lo mismo que aprendiz en el taller, aproveché cada una de las enseñanzas. Esta sección matutina concluyó con la descarga a son de trovadores y sinfónica juvenil de una pieza emblemática del repertorio Sosiano, A mí me gusta, Compay. Anécdota mediante, de paso nos enteramos cuáles fueron las vivencias profesionales en ámbitos internacionales que propiciaron los motivos para la creación.
Minutos después Abel Acosta protagonizó el taller impartido a estudiantes de guitarra y Tres de los niveles elemental y medio de la enseñanza musical. Entonces el músico que le habita dio golpe de guitarra. Acosta escuchó el desempeño de cada uno de los jóvenes instrumentistas en formación. Elogió a quienes alcanzan ya un alto nivel técnico-interpretativo y realizó sugerencias en aquellos aspectos necesarios. Cuando la pasión le desbordó él mismo empuñó ambos instrumentos con el fin de ilustrar las exhortaciones. Importantes autores del repertorio para guitarra clásica latinoamericana ocuparon esta sección. Y entre los aspectos más interesantes vale resaltar el cómo a través de elementos históricos conceptuales se comprende los modos en que se difuminan los ámbitos académico y popular y más bien cada uno incide en el otro.
En lo particular debo expresar mi deseo de que en un futuro cercano fructifique en Santiago de Cuba la creación del nivel medio para la enseñanza del Tres. En la actualidad los egresados del nivel elemental deben continuar sus estudios en las ciudades de Guantánamo o Las Tunas. Con el cariño y respeto que ambas urbes merecen por su desarrollo artístico-cultural, creo que con el Tres los santiagueros tenemos esa asignatura pendiente. Hace poco dediqué mis teclas al monumento al Tresero y me resisto a conformarme con la idea del herrero y su domicilio. La Escuela Vocacional de Arte cuenta con el nivel elemental de este instrumento vital en nuestras trovas y sones. En estos momentos el músico Radamés González funge como profesor de dicha esfera, a la par que se recibe asesoría de personal especializado procedente de Las Tunas, lo cual habla de una importante gestión. Aun así, el Tres clama por su continuidad en la formación de profesionales en el territorio.
Llegado a este punto creo que lo medular no reside en si una celebración comienza tal o más cual día. Lo valeroso será que cada jornada, por cotidiana que parezca, se revierta en 24 horas de aprendizaje. Ojalá y la buena música toda sea una celebración constante de nuestras esencias cubanas. Por lo pronto les aseguro que los del “Esteban Salas” llevan altas cuotas en ello.
Un Trovándote de homenajes
El Trovándote 2020 pasó lleno de presentaciones musicales con artistas de puntería a la vanguardia. Artistas alternativos que demostraron tener un público en Ciego de Ávila, seguidor de las artes en sus expresiones más tradicionales como en otras totalmente alternas. Menos visibles, pero constantes, se presenciaron durante la jornada otros pintorescos elementos que han contribuido al festival: momentos honoríficos, conversatorios y artes visuales.
Conversatorio: Cantoras Ella y Yo. Mujeres cantoras. Dirigido por Heidi Igualada, fue un destello teórico de lo que acontece en su jornada anual celebrada en La Habana con la invitación a Cecilia Concha, cantautora chilena, primera invitada internacional exclusiva del Trovándote, anteriormente invitada de Ella y Yo. Un desglose de objetivos, aconteceres y producción que se vio argumentado la noche del sábado en el patio de la UNEAC en el homenaje a María Teresa Vera, con las interpretaciones de Motivos Personales, Yeni Turiño, Marta Campos, Cecilia Concha y la misma Heidi Igualada, entre las que sobresale «Para que te recuerdes de mi» en versión de María Teresa Vera.
Entre honores y distinciones fueron galardonados Eduardo Sosa por el Centro Nicolás Guillen de Morón, con el reconocimiento «Cuerda Rota». A la obra de los 25 años de trabajo en la Jornada Nacional de Jóvenes Trovadores se le obsequió a Yoanni Soriano, productora del festival, una pieza artesanal de plata de confección Pauyet y DeDos. De otra forma, con una presentación oficial, fue aplaudida, en público, la presencia de cinco representantes que han ostentado el puesto de presidente en la filial AHS provincial.
El audiovisual fue materia de exposición con el work in progress «Trovadores» de producción conjunta de «Mi nombre es Anlly Sardiñas, cineasta a pepe» (Cámaras, en H2O, de Leonardo Pérez) y Jorgito Kamankola. Un trabajo independiente de dos horas realizado durante la gira autofinanciada, en 2019, del intérprete alternativo antes mencionado. El documental recoge lo más profundo de la trova provincia a provincia, según expresa Sardiñas, y el producto está destinado a un público cinéfilo, con corte más de autor y poco comercial, como lo son quienes se exponen en él.
Sardiñaz: «Yo hice una pequeña investigación, porque estoy viviendo fuera de Cuba y cuando estás lejos empiezas a apreciar cosas que antes no notabas. Y me di cuenta que la trova forma parte fundamental de nuestra cultura, de hecho, la trova llega a Cuba antes de las religiones africanas, los trovadores llegaron en las tres calaveras de Cristóbal Colón, y no resulta nada raro que también haya estado vinculada al proceso independentista cubano.
«La idea surge de Jorgito, quien quería filmar toda una serie de conciertos por todas las AHS de la isla donde se le permitiera cantar. Ahí fue donde se me ocurrió algo más grande y le dije «Compadre, sería bueno no solo tú, sino todos aquellos que permanecen ocultos en su terruño», me dijo, y fueron 17 días intentando intervenir a aquellos que no pertenecen a la palestra comercial y pública». De Ciego de Ávila aparecerán en el producto final Santa Massiel, joven mujer, y Héctor Luis De Posada.
«Mientras más avanzamos, nos dimos cuenta que también queríamos hacer un fonograma con todos estos cantautores, material ya en producción, y mientras seguimos, pues lo único que faltaba era un cancionero, todavía no sabemos quién lo va a hacer, pero va». Con el objetivo final de distribuir el producto como un regalo en todas las sedes de la asociación en el país. «Lo hemos mantenido totalmente independiente, mientras podamos, queremos que el proceso creativo tenga la menor intervención externa posible.»
Artes visuales corrió por la mano de Eric Mario Hernández Figueredo, expositor fotográfico y artista de la imagen, asociado de la AHS de Cienfuegos, alguien que, de seguro notaron quienes presenciaron el evento, de un lado a otro con su cámara o colocando GoPros como campo minado. Su quehacer se centra en la compilación de fotografías de trovadores en la escena, como Rolo Rivera.
En la XV edición de Trovándote fue invitado con el objetivo de realizar para la sede avileña un archivo fotográfico y audiovisual, contribuyendo a la realización del próximo documental a realizar por el organizador y realizador audiovisual Jorge Luis Neyra con presupuesto de la beca de creación El Reino de este Mundo. También tendrá lugar el trabajo fotográfico en una exposición que planificará el artista en su provincia natal.