Díaz-Canel


Díaz-Canel en el Congreso de la AHS: «Pongámonos a amar a Cuba»

«Pongámonos a amar a Cuba en momentos tan difíciles como estos», convocó hoy Miguel Díaz- Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la clausura del IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, en el Palacio de las Convenciones de La Habana.

Los mayores aportes de la AHS son ayudar a buscar ese pensamiento crítico para encontrar soluciones, defender la espiritualidad, precisó el mandatario cubano ante más de un centenar de creadores, representantes de todas las provincias y manifestaciones artísticas.

«Estos tiempos no son duros porque hay Revolución en Cuba, sino porque el imperio no quiere que haya», apuntó.

Instó a aportar contra la colonización cultural que trata de imponer el capitalismo en la mayor de las Antillas; porque se trata «de una colonización colonial, capitalista y neoliberal», añadió.

«Hoy más que nunca es imperativo la unidad, y la quieren fracturar», señaló Díaz-Canel.

Tras un debate en el que se enfatizó el rol de la organización en estar a la altura de estos tiempos, desde el quehacer de cada integrante, el mandatario cubano llamó a trabajar más en las comunidades como vía para resolver una parte importante de los problemas de la nación.

«Ustedes representan genuinamente a un sector de vanguardia artística, que son nuestros jóvenes», consideró luego de un debate que calificó como crítico, comprometido y aportador.

Exhortó, asimismo, a defender la identidad nacional, sin dejar de reconocer lo que puede aportar el mundo en materia de ciencia, arte, innovación, nuevas tecnologías, entre otros.

Instó a la formación del pensamiento crítico en las primera edades, desde el seno familiar, las comunidades y las escuelas; que sea capaz de discernir lo que vale, emancipa y enaltece.

Destacó que la mejor atención a la AHS radica en el apoyo institucional, en conceder espacios para crear y participar; «con menos financiamiento cómo somos creativos, y debemos seguir el debate en ese sentido con las instituciones, no solo las culturales «, dijo.

El periodista y escritor Yasel Toledo Garnache resultó electo presidente de la AHS para los próximos cinco años, periodo que el joven aseveró se trata de una oportunidad de ser útiles a la sociedad cubana.

También, como vicepresidentas, fueron elegidas por votación, Ana Irma Pérez Pereyó, Gemay Castillo López, y Santa Massiel Rueda Moreno.

Otros nuevos miembros de la presidencia nacional son Leivan García Valle, Yusley Izquierdo Sierra, Elizabeth Casanova Castillo, Claudio Pérez Sordo, Armando Ruiz Olivera, Yanetsy Ariste Pita, Juan Edilberto Sosa Torres, Brian Pablo González Lleonart y Marcos David Fernández Brunet.


AHS: estar a la altura de este tiempo

Estar a la altura de este tiempo constituye el principal desafío que hoy tiene la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y para ello la preservación de la cultura cubana es prioridad, coincidieron hoy los delegados al IV Congreso de esa organización en la sesión final, efectuada en el Palacio de Convenciones de La Habana.

   En la clausura, a la que asistió Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Yusley Izquierdo Sierra, realizador radial y presidente de la AHS en Pinar del Río, aseguró que pese a las insatisfacciones que puedan tener con la organización, han demostrado madurez en los momentos más complejos.

   La realidad económica de Cuba nos lleva todos los días a pensar cómo seguir haciendo, por más imposible que parezca; pero nuestras casas del Joven Creador no han cerrado sus puertas y hemos aportado a la espiritualidad del pueblo cubano, indicó Izquierdo Sierra.

   Estos tiempos reclaman unidad de cada institución, porque la cultura es una sola, y no deben primar criterios económicos sobre propuestas de calidad, apuntó.

   Abordó, asimismo, la necesidad de acercar la ciencia a los procesos artísticos y culturales, con estudios que permitan conocer mejor a los públicos; y si en realidad estamos poniendo los presupuestos en los lugares donde son más necesarios, dijo.

   Todo esfuerzo que se haga es válido para que los jóvenes sintamos que es posible concretar nuestros sueños en Cuba, precisó Izquierdo Sierra.

   Para Eduardo Pinto, de Santiago de Cuba, la colonización cultural es un proceso que va más allá de la cultura y se centra en cambiar hábitos de vida.

   Por eso nuestras programaciones tienen que estar dirigidas a ofrecer productos culturales autóctonos; y hay potencial en la cultura cubana para enfrentar eso y ofrecerles símbolos culturales propios a los jóvenes, refirió.


Asiste Díaz-Canel a clausura del IV Congreso de la AHS

Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Presidente de la República, asiste hoy a la clausura del IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el Palacio de Convenciones, de esta capital. 

   Acompañado por Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y secretario de organización del Comité Central del PCC; Inés María Chapman, vice primera ministra; entre otros; participa en una cita que ha convocado a más de un centenar de delegados representantes de todas las provincias y manifestaciones artísticas, quienes han dialogado sobre la creación artística en el contexto actual y los desafíos de la joven vanguardia. 

   Durante la mañana, los debates en seis comisiones de trabajo giraron en torno al quehacer de la organización, el panorama cultural del país y la sociedad de manera general.

   La cita, con el lema «Únete al reto», pretende convertirse en un espacio de transformación para revolucionar el arte joven, todo en favor de una mejor nación. 

   Este domingo, en la jornada inicial del Congreso, los delegados aprobaron las modificaciones a los estatutos y votaron por la dirección nacional.

   Asimismo, la Biblioteca Nacional acogió la presentación del libro Camino de herejías, del escritor y periodista Yasel Toledo Garnache, que cuenta la historia de la AHS a partir de entrevistas a sus presidentes, un resumen de los tres congresos anteriores, una referencia a la obra literaria de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca y la relación de todos los maestros de juventudes de la organización. 


Díaz-Canel visita exposición colectiva Estado de Espíritu en el Pabellón Cuba

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, apreció hoy en esta capital la exposición colectiva Estado de Espíritu, en la cual convergen más de 60 creadores de la nación caribeña.
 

Durante una visita al Pabellón Cuba, el mandatario constató detalles de la iniciativa dedicada a los 35 años de la Asociación Hermanos Saíz, organización que agrupa a la joven vanguardia artística.

Según la cuenta en Twitter de la Presidencia, la propuesta forma parte de la 14 edición de la Bienal de La Habana, mayor certamen de las artes contemporáneas en la isla mayor de las Antillas.

Al decir de los organizadores, Estado de Espíritu retoma “los viejos escenarios -sin obviar las plataformas online- para mostrar en el espacio presencial muchas de las obras creadas desde la virtualidad”.

Diaz Canel pabellon cuba La exhibición, abierta al público hasta el 10 de enero de 2022, pretende generar una microcartografía que permita comprender las transformaciones en el panorama artístico contemporáneo, develar derroteros y dialogar en paralelo, señalaron los gestores.

El proyecto se inserta en el ciclo Preámbulo de la Bienal, la cual sesiona desde el pasado 12 de noviembre pese a los intentos de boicot que intentaron negar su respeto y prestigio.

Bajo el lema Futuro y Contemporaneidad, el evento completará su ciclo con las experiencias La Habana de la Bienal y Regreso al porvenir, previstas del 6 de diciembre al 24 de marzo y del 25 de marzo al 30 de abril del próximo año, respectivamente.

El certamen propone la muestra colectiva de creadores procedentes de España, México, Francia, Perú, República Dominicana, Jordania, Argentina, Sudáfrica, Brasil, Bolivia, Reino Unido y el país anfitrión.


Cuba, para pensarla

Dos imágenes, cual rostros de Jano, nos interpelan más allá de cualquier juicio de valor sobre el curso de nuestra civilización y su huella en la tierra. Luego de la caza furtiva más despiadada e irracional posible, los elefantes hembra del Parque Nacional de Gorongosa, en Mozambique, nacen sin colmillos. Durante los 15 años de guerra civil desplegada entre 1977 y 1992 el marfil fue utilizado como fuente de riqueza para el suministro bélico, hecho que provocó una reducción drástica del 90% de la población. Como respuesta a la masacre se produjo una mutación del genotipo que expresa, entre otros elementos, la violencia descomunal ejercida y la fuerza telúrica del más grande de los mamíferos terrestres por sobrevivir.

No obstante, la realidad advierte en la mutilación el camino de las almas que devienen desnudas e inermes ante la determinación del nuevo e inequívoco hegemon. Mas otra vez el elefante se yergue en su decoro perseverante. El mismo que había elogiado el hombre solar de la nación cubana a fines del siglo XIX ante la negativa biológica a reproducirse en estado de cautiverio.

Del otro lado, la dolorosa súplica de ayuda de aquel que mientras moría por la presión aplicada de la rodilla del policía sobre su cuello, sus tenues exhalaciones apenas le permitían decir, no puedo respirar. George Floyd fue asfixiado por un agente de policía que debía protegerlo, ampararlo, cuidar de su seguridad pública, mientras una audiencia, aún más culpable, presenciaba casi inalterable el acontecimiento. Su único delito probado en los marcos de la discrecionalidad institucional norteamericana había sido su propia condición de hombre negro.

Estas dos tragedias, rostros de la infecundidad del nuevo dios de las puertas, se encuentran estrechamente ligadas por un mismo núcleo. Se trata de la producción y reproducción de la vida que a escala universal determina y apuntala el capital. Ante su voracidad no existe condición o situación geográfica de excepcionalidad posible. El capital es una –falsa– divinidad todopoderosa que invierte la jerarquía de valores, impone su código moral y cosifica todo cuanto encuentra a su paso. Oponerse a esta lógica o pretender una alternativa implica desafiar fuerzas en apariencia omnipotentes que vigilan y se organizan para ampliar la aniquilación del otro que ha logrado pensarse como agente de cambio, o simplemente como vehículo de la vida.

De ahí toda la estructura imperial diseñada para castigar con dureza la herejía imperdonable de la revolución cubana. Sin embargo, no se trata simplemente de hacernos desaparecer, de erradicar de un golpe la utopía de vivir sin cadenas, sino más bien de una muerte lenta, extremadamente dolorosa, consciente, que nos mutile por todas partes y a cada instante hasta que no nos lleguemos a reconocer y la asfixia termine absolutamente con la memoria de lo que somos. No es otra cosa que una condena ejemplarizante que no dé lugar a dudas sobre las consecuencias nefastas que podrían acarrear solo por la voluntad de trascender la estandarización que borra nuestras identidades y nos concibe como autómatas al servicio irrestricto del mercado.

La única opción que nos depara la realidad histórica, para ser al menos tan decoroso como el elefante, es profundizar y afianzarnos en el camino de la diferencia; en la vida íntima, informe, heterogénea y auténtica de Caliban. Pero su aún incompleta liberación definitiva, que constituye la dignificación plena de la vida cotidiana del cubano, es mucho más compleja de lo que a simple vista puede percibirse. En Cuba se desarrolla una lucha que trasciende lo local, que va más allá de sus fronteras culturales y territoriales. Consiste en un enfrentamiento de mayor envergadura que adquiere forma bajo el aspecto material y simbólico de oposición y negación radical entre dos occidentes.

A fuerza de sacrificios, que pueden también llegar a desgarrar, el cubano sostiene sobre sus hombros una lucha civilizatoria entre una civilización que puja, que pretende nacer y establecerse en el respeto y la libertad de la diferencia, de otra que aún no muere, que se sabe en peligro pero que posee todos los resortes de los poderes económicos y militares a nivel global. Este proceso se torna más enrevesado a partir del hecho de que todos los occidentes en pugna nacen o son atravesados por un mismo tronco y patrón de poder moderno, sostenido sobre la ilusión del desarrollo infinito de las fuerzas productivas y sobre la falsa necesidad de control y dominio absolutos del ser humano sobre la naturaleza.

En consecuencia, no es suficiente negar la progresión del capital en tanto totalidad sistémica. Es preciso acotar, sin embargo, que esta negación no representa descalificación vulgar o rechazo mecánico irreflexivo de esa totalidad, sino la asunción crítica y selectiva del conjunto de creaciones que en su producción humanizan la vida y de la eliminación de todo aquello que enajena y esclaviza. De todas formas, la negación dialéctica del capital constituye, aunque extremadamente difícil, solo la mitad del desafío. Es imprescindible, del mismo modo, negar todo lo que dentro de la alternativa reproduce y conserva elementos del mismo patrón de poder que sobrevive no solo como fundamento del orden en tanto raíz común. Asimismo, es de vital importancia erradicar los vicios y sedimentos prácticos-culturales ortodoxos que aparecen en el proceso; sobre todo las conductas defensivas institucionales que si bien juegan un rol determinante en un momento específico su permanencia e inalterabilidad pueden llegar a no permitir la incorporación del cambio como racionalidad fundante del otro y como estática social.

La alternativa solo puede permanecer como tal si niega los fundamentos sociometabólicos y reproductivos del capital y logra adquirir la capacidad de negarse a sí misma en tanto necesidad de transitar hacia estados diferentes –superiores– de mejoramiento y dignificación de la vida cotidiana. Las experiencias de alternativas europeas fracasaron no solo por el acecho y la subversión capitalista sino y fundamentalmente porque no fueron capaces de superar sus propias contradicciones. Se percibían aparentemente como una opción que superaba al capitalismo, clausurando casi absolutamente la posibilidad de constituirse en una alternativa para sí misma al extender el mismo patrón de poder que encubría por todas partes la presencia del dios-capital.

Crear nuevas formas de producción de la vida y de socialización entonces no es opcional. Representa una condición sine qua non para establecer una sociedad próspera, feliz, libre y sostenible. De ahí la permanencia del llamado del Presidente de la República de Cuba Dr. Miguel Díaz- Canel a crear, a sostener la unidad, la resistencia y la creatividad como fundamentos de la nueva sociedad. Pero crear nuevas formas colectivas de producción de la existencia demanda de esfuerzos de inteligencia nunca antes vistos por la humanidad, que solo podrán satisfacerse desde el ejercicio y la voluntad consciente de la inteligencia colectiva y de su diversidad enriquecedora.

De ahí el papel trascendente de la participación popular protagónica en el socialismo, pues no debe reducirse al rol residual o de adorno en el que la sumergen el capital y todas las formas de autoritarismo que han existido. Para ello se ha de retornar a nuestras raíces humanistas y desalienadoras que dieron origen y los primeros pasos de nuestra nación. Pues hemos creído casi con total e impune ingenuidad el dogma incuestionable de que la sociedad nueva –en nuestro caso socialista– tiene como fin construir los sujetos históricos necesarios para el cambio social, capaces de dar forma y permanencia a una nueva realidad; que a veces se nos extravía en el horizonte y parece diluirse en las fauces del postmodernismo.

El fin del socialismo –en cuanto a sociedad alternativa a la cosificación de todos los sistemas sociales y políticos que ha creado la humanidad–, consiste a nuestro juicio en crear las condiciones estructurales de existencia para una vida que haga posible la felicidad y plenitud de los seres humanos, y no a la inversa. Puede llegarse a ser sujeto y no ser feliz, y no reconocerse en la plenitud de sus potencialidades humanas. Sin embargo, no es posible alcanzar la felicidad y la plenitud sin constituirse como sujeto de su propia realidad, de su propia historia.

Este cambio de perspectiva significa rechazar y expulsar radicalmente la lógica del capital que hace del ser humano un medio canjeable, desechable si es preciso para alcanzar sus propósitos. En necesario, en este ámbito, insistir en el hecho de que tanto los medios como los fines deben estar y articularse como una misma totalidad armónica no contradictoria. Con medios coyunturales que aumenten la desigualdad social, la discriminación y la precariedad material y espiritual no se alcanza una sociedad de seres humanos felices, paritarios, participativos y plenos.

Cada medio ha de ser irremediablemente consecuente con la lógica y las aspiraciones del proyecto de sociedad emancipada, hecha de individuos prósperos, libres, plenos y felices. Que cada estrategia, curso de acción o movimiento contenga y aumente de manera gradual, en pequeñas proporciones, el buen vivir para nuestras familias, comunidades y territorios. Pues solo así los proyectos individuales podrán tener un lugar y afianzarse en una totalidad definida como proyecto global de nación socialista. De lo contrario, acudir a los mecanismos del capital supone incorporar en el metabolismo de la entonces aparentemente nueva ecología los pivotes que necesita para su reificación el dios-profano. El mismo que para su reproducción no dudará en morder nuestra tierra, perforar nuestras certezas, y asfixiar lenta y brutalmente a los seres humanos, tal y como hizo por medio del artefacto policial a George Floyd.

Esto implica, entre otros aspectos, que la felicidad y la plenitud para el cubano no nos caerá del cielo, o vendrá por correspondencia como un paquete salvador de fuera. Se ha de forjar aquí y con nuestros propios esfuerzos, con todo lo que seamos capaces de pensar y de hacer por nosotros mismos. Esta es una idea que nos constituye ontológicamente como nación, como cubanos y como seres humanos. Su materialización no es otra cosa que el devenir de este pueblo en el camino de la libertad, de la justicia social y de la soberanía. No es casual que emergiera a través de aquella figura enjuta hecha virtud, de crucifijo, toga negra y espejuelos marcados, que enseñaría primero a pensarnos como una realidad posible e independiente. Y que adquiriendo densidad por todos los tejidos de nuestro espíritu nacional alcanzara forma de juicio para apuntalar el concepto de revolución que nos acompaña, retorna a lo que somos, y a lo que podemos ser como cubanos dignos.

El desafío mayor ante todo este panorama, que la humanidad sin embargo no ha dado solución definitiva y espera atenta, se encuentra posiblemente en el trato que seamos capaces de dar y en la forma de metabolizar en una unidad orgánica la diversidad constituyente de lo real. Sobre todo, la parte más contradictoria y conflictiva, que en nuestro caso particular segmentos de esa porción se manifiestan desde el siglo XIX como hijos avergonzados de lo que somos, como sietemesinos que se niegan y desnudan al servicio de la anulación de su propia identidad y liberación, de su propia existencia. Con estos o a pesar de estos, el socialismo en Cuba tendrá que seguir transformándose significativamente, despojarse de dogmas y de malas prácticas, regenerarse con el esfuerzo y la voluntad creadora de los nuevos actores.

Solo podrá reproducirse y afianzarse con todos y para el bien de todos los seres humanos que de buena voluntad contribuyan conscientemente a la dignificación plena de nuestras condiciones de vida. A la erradicación de la desigualdad, de las injusticias, de la discriminación y a todas las formas de mutilación y cosificación que degradan la condición humana. Pero ha de volver con todas sus fuerzas y trabajar contra el desencanto, la apatía y la mediocridad, contra el nihilismo juvenil y el escepticismo irracional que asume el dejar hacer como una conducta adecuada de los no tan jóvenes. Para que nuestro socialismo continúe y sea próspero y sostenible tiene que ver, en palabras de Cintio Vitier, en cada ser humano desmoralizado, escéptico político, marginal o antisocial, un innegable y doloroso fracaso. En trascender esta condición y refundar una nueva ecología de oportunidades crecientes a partir de una integración en la diversidad que dignifique la vida reside la meta del proceso revolucionario cubano, el fundamento para su paz pública y el goce de sus ciudadanos.

  • *El autor es Máster en Ciencias Políticas. Miembro de la Sección de Crítica de la AHS en Sancti Spíritus. Profesor de Filosofía Marxista y de Teoría Sociopolítica en la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, Cuba.


Por la cultura, por Cuba, la AHS siempre acompañará

*Palabras del Vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz a propósito del Día de la Cultura Cubana

Compañero Alpidio Alonso Grau, Ministro de Cultura

Queridos compañeros:

Es un altísimo honor estar aquí en esta celebración dentro de la Jornada de la Cultura Nacional, acompañando este justo reconocimiento a figuras imprescindibles para el imaginario espiritual de la nación. Todos los distinguidos hoy son maestros, son la savia que nutre y sustenta el proyecto soberano de país que desde aquel 1868 venimos defendiendo sin reposo.

La cultura cubana recuerda hoy con alegría aquel hermoso 20 de octubre en que, por primera vez, se entonaron en la recién liberada ciudad de Bayamo las notas del Himno Nacional de Cuba. A la clarinada heroica del 10 de octubre, la siguió el gesto hermoso de un pueblo cantando su libertad.

Las naciones son más que el espacio físico que ocupan. Son imágenes, lealtades, emociones. Ser cubano, nos decía el gran Fernando Ortiz, es amar y aceptar todo lo que hace de lo cubano una condición en sí. Es asumir las glorias y aspiraciones de un pueblo y amarlo y defenderlo en cualquier lugar en que se esté.

El proyecto imperial que nos adversa, sabe que la forma más efectiva del desarraigo y la derrota es aquella que vacía al ser humano de las raíces que lo fundan: quitarnos lo cubano y llenarnos con la vacuidad que promueven las industrias culturales hegemónicas, cambiar el culto a Martí por el culto edulcorado a héroes cinematográficos vacíos, aceptar el anexionismo, el pasado, como único destino posible, asumir la heroica resistencia de más de 60 años como un absurdo, arriar todas las banderas que hemos defendido por la promesa del consumismo, que no es más que la expresión máxima de la enajenación y la soledad del individuo contemporáneo.

Hoy el mundo está viviendo tiempos difíciles. Las derechas asesinas han vuelto al poder en numerosos países de nuestro continente y se prestan al juego sangriento e inhumano de rendir por hambre a la hermana República Bolivariana de Venezuela, como desde hace décadas se prestan al de rendir por hambre a la Revolución cubana. El mayor imperio de la historia vive una etapa de tensión social inédita desde los años de la guerra civil, y en el proceso, canaliza todo su odio contra las fuerzas progresistas del continente y el mundo. Su poderoso aparato militar y de manipulación de la conciencia está enfocado en subvertir y desmontar los procesos que de una forma u otra cuestionan su predominio. Por si fuera poco, una pandemia ha venido a trastocar la normalidad establecida, llevándonos a cuarentenas, aislamientos y nuevas normalidades, planteando retos inéditos para el mundo y para Cuba.

La agresividad contra los intelectuales y artistas que, valientemente, respaldan a la Revolución cubana y su obra va en ascenso, alimentada por los mismos intereses históricos y por la desesperada campaña electoral de un magnate.

Ante el odio, erigimos la certeza de que los artistas e intelectuales verdaderamente valiosos, dentro y fuera de la isla, permanecen al lado de la Revolución. Son a esos a los que ponen en espurias listas y a los que amenazan y sabotean constantemente. Pero nuestros artistas cuentan con un arma inigualable, con el arma que ha sustentado las luchas de un pueblo durante generaciones: la vergüenza. Con la vergüenza respondió el Mayor General Ignacio Agramonte, cuando en una de las desesperadas jornadas de la Guerra de los Diez Años, alguien le preguntara con qué contaba para continuar la guerra. La vergüenza de las mujeres y hombres de bien, de los mejores artistas e intelectuales, es nuestra mayor garantía de continuidad.

Ante este panorama, la batalla que debemos librar como nación ya no es solo económica, sino que es también una batalla de símbolos. Es la batalla por un universo de representaciones. Por qué modelos de ciudadano y de nación queremos para el futuro. Es también la batalla por qué arte debemos privilegiar.

Todos los aquí reunidos y muchos más, muchísimos más, edifican con su labor cotidiana, con las ideas y la belleza que constituyen sus obras, esa defensa esencial, primera, que debe edificar cualquier pueblo contra la avasalladora ola neoliberal. Y lo hacen sin renunciar al pensamiento crítico, ese que, desde el compromiso, no duda en denunciar todo lo mal hecho y cambiar todo lo que debe ser cambiado.

Soy de los que cree, firmemente, que en la cultura se decide hoy el destino de nuestra nación. Que es la cultura, como nos indicara Fidel en múltiples ocasiones, lo primero que hay que salvar. Defender nuestra cultura es defender la Revolución, ese hecho cultural superior, como lo definiera el Presidente Miguel Díaz-Canel. No importa que tengamos la propiedad sobre los medios de producción fundamentales, que demos la pelea a brazo partido contra el poderoso enemigo que nos persigue y ataca, si descuidamos por un segundo el necesario proceso de formar, permanentemente, a todo un pueblo en lo bueno, en lo bello y en lo justo. El socialismo no es una utopía, es el único camino posible ante el absurdo del capital. Como advirtiera hace más de un siglo Rosa Luxemburgo, el dilema hoy sigue siendo entre socialismo o barbarie.

Ayer, 18 de octubre, celebrábamos el aniversario 34 de la Asociación Hermanos Saíz. Todos los jóvenes de esta organización, la juventud toda del país sabemos el inmenso deber que pesa sobre nuestros hombros y aceptamos gustosos el reto de permanecer y continuar la obra de los que aman y fundan. Es un gran deber también el de continuar por la senda que ustedes han abierto.

¡Feliz Jornada de la Cultura cubana para todos!

¡Muchas felicidades por el merecido reconocimiento!

¡Abrazos grandes!

¡Muchas gracias!


¡A bailar con Failde! (+Fotos)

–Tal día de octubre se presentan en el Pabellón Cuba.

La huella de asombro se posó en el rostro de Ethiel Failde. Era el año 2013 y el olor a cascarón no espantó a Luis Morlote, entonces Presidente Nacional de la Asociación Hermanos Saíz, para en el medio de una reunión con los afiliados matanceros soltar aquella papa caliente.

Ethiel Failde apuesta por la promoción constante y coherente de los verdaderos exponentes del arte cubano./ Tomada de su perfil de Facebook.

“Unos meses después estábamos ofreciendo nuestro primer concierto allí. Como si eso fuera poco, en aquel escenario conocimos al maestro Guillermo Rubalbaca, quien ante la emoción de vernos tocar el danzón se subió a improvisar en el piano junto a nosotros. Además, aprovechamos el viaje para grabar nuestra también primera aparición en Paréntesis, rostro televisivo de la organización. Justo esa presentación la asumimos como la génesis de nuestro contacto como profesionales en ese medio con carácter nacional”, regresan esos primeros pasos con total emoción a la memoria de Ethiel Failde.

Habían pasado escasos tres años del roce inicial del joven matancero con la AHS. Desde entonces, no ha necesitado regresar a las fotos del día en que le entregaron el carné de asociado, para que cada instante llegue con nítidos flashazos. Lo resguarda con celo en su memoria, tal y como sucede con la fecha de fundación de su mayor pasión: la Orquesta Failde, el 14 de abril de 2012, cuando Rubén Darío les abrió las puertas al novel colectivo en el Festival Internacional de Títeres, en la Atenas de Cuba.

“Desde entonces, los espacios de la AHS (talleres, reuniones, consejos) y los de la Dirección Provincial de Cultura en Matanzas han sido los primeros a donde llevo mis propuestas. De la beca El Reino de este mundo salió nuestro vínculo con la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) y nuestro primer álbum Llegó la Failde. Justo esa producción, en 2016, mereció dos nominaciones a Cubadisco. Precisamente, la misma que el diario mexicano La Razón consideró dentro de las mejores de la región en su momento.

“Y en un Consejo Nacional hice pública la idea de organizar el Encuentro Internacional Danzonero y recibí el espaldarazo de las autoridades culturales y de Miguel Díaz-Canel, en aquel momento primer vicepresidente del país y quien se ha mantenido siempre muy al tanto del quehacer de la Asociación”, rememora.

La Orquesta Failde defiende su música desde la Atenas de Cuba. /Tomada de su perfil de Facebook.

Sólidos cimientos de su carrera como director de una de las orquestas cubanas más mediáticas en los últimos tiempos. Un camino recorrido a fuerza de mucho empeño, entrega, amor y siempre escoltado por las buenas vibras de una organización eternamente joven, aunque muestra con elegancia sus 34 años. Razones por lo que a pocas personas sorprendió la publicación de Ethiel Failde en su cuenta personal de Facebook: “La AHS #Sostén #Camino #Casa #Empuje”.

“Es una organización que cumple un papel fundamental al nuclear a los jóvenes artistas e intelectuales, generar espacios de diálogo y un sistema de Becas y Premios que respaldan los primeros pasos, algo realmente muy necesario. Funciona como dispositivo que, en el caso de la música, nos conecta con las disqueras más importantes del país, lo que posibilita el descubrimiento de nuevos talentos. Uno crece con las experiencias e ideas de sus compañeros. Tiene una visión de lo que sucede en otras regiones del país. Aprende a lidiar con la crítica, siempre necesaria, y se siente parte de la cultura cubana, reconocido por su sistema institucional, útil”, opina.

foto: karelis herrera/ cortesía de ethiel failde

Aprendizajes que sedujeron al jovencito de 19 años, con señales aún de su paso por el servicio militar, capaz de defender contra vientos, mareas y tendencias comerciales la herencia familiar. Unos años después, la Orquesta Failde mereció con creces formar parte del catálogo de excelencia de la AHS.

“Como ingresé tan temprano a la organización, puedo decir que soy un veterano con casi 10 años dentro de ella. He visto el paso de tres presidencias nacionales y he vivido dos Congresos. Tengo una excelente relación con mi casa discográfica y los medios de comunicación, pero siempre ante una necesidad concreta mi primera llamada es a la AHS y si no participo o no estoy al tanto de los debates relacionados con la música, no me siento bien”, reflexiona.

La enseñanza artística ha estado siempre entre las preocupaciones de este asociado matancero. /Tomada de su perfil de Facebook.

–¿Cuáles han sido los temas que Ethiel nunca ha dejado de plantear en esos espacios?

“Siempre he insistido mucho en la necesidad de promover mejor la obra de los jóvenes, y si es de los jóvenes que se ocupan de expresiones raigales de nuestra cultura e identidad, mucho más. Hay que lograr más sistematicidad, sentido estratégico y atractivo en las acciones comunicativas para aspirar a un verdadero posicionamiento.

“Siempre hablo de la enseñanza artística, de mi preocupación por la imagen que de la cultura cubana se lleva el turista y de la necesidad de que haya coherencia en ese sentido y beneficio para los mejores exponentes. Esto es algo que a los matanceros nos toca muy de cerca, al tener a Varadero a unos minutos y ver tanta burda imitación de Michael Jackson y tanta “sopa”.

“En muchas oportunidades defendí la idea de crear becas para instrumentistas y vocalistas, así como para promover la música popular. En ese sentido se han tomado buenas decisiones como la beca Elena Burke, por ejemplo.

“Creo que fuera del ámbito de la AHS hay pocos sistemas de premios y reconocimientos que reconozcan a los jóvenes y los impulsen. Los premios nacionales de cualquier manifestación son entregados por la Obra de la Vida y es bueno que así sea, pero en el intermedio conviene aupar más a los jóvenes. Ese estímulo es vital para la continuidad de la cultura cubana. No hablo de un aplauso libre de crítica y de exigencias, eso sería inútil y peligroso.

“En fin, muchos temas, muchas preocupaciones, pero siempre: dialogar, dialogar.”

Ethiel Failde es uno de los directores de orquesta más jóvenes de Cuba/ Tomada de su perfil de Facebook.

Y es que Ethiel Failde, junto al bisoño colectivo que lidera flauta en mano, ha vivido en carne propia cuánto cuesta subir a los escenarios, principalmente cuando ritmos más populares no mueven las cuerdas de la creación y residen fuera de la capital, sobre todo en una isla eternamente musical, donde la mayoría de sus hijos se cree con saberes para opinar o cantar.

“Que nadie piense que ha sido fácil, a los rigores lógicos del funcionamiento de una orquesta integrada por jóvenes se suma el hecho de apostar por el danzón como matriz fundamental, aunque no exclusiva de nuestro repertorio. Hemos tenido enemigos enconados.

“Por ejemplo, a nosotros la Dirección Municipal de Cultura en Matanzas no nos programó durante cinco años, en una especie de censura declarada. A partir del vínculo con la AHS, que nos puso en contacto con la Egrem, y de ese primer disco, nuestra carrera ha crecido vertiginosamente en términos profesionales. Antes todo ocurrió un poco más lento.

Tomada de su perfil de Facebook Orquesta Failde

“Creo que eso también es una consecuencia de radicar fuera de La Habana, algo que, por cierto, no pensamos cambiar nunca, a nosotros para sacarnos de Matanzas tienen que expulsarnos, declararme persona non grata.

“Mis premisas y las de mi orquesta y equipo de trabajo han sido siempre las mismas: no creernos cosas, ensayar mucho y trabajar muy duro para que cualquier éxito nos encuentre así. La frase martiana de “Hacer es la mejor manera de decir”, una máxima que mi madre me inculcó desde pequeño y que se ha convertido en un eje ético en mi vida.

“Estamos siempre muy al tanto de las críticas y consejos. Valoramos mucho cada opinión que recibimos, tanto es así que nosotros empezamos con un formato, sin piano ni cantantes, y ante las críticas de los danzoneros de Matanzas hemos ido mutando hasta la nómina actual.”

Con apenas un año de creada la Failde se abrió pasó en la televisión nacional al presentarse en el programa Paréntesis. /Tomada de su perfil de Facebook.

–Sería muy pretencioso pensar que los éxitos de la Failde tienen en sus raíces a la AHS…

No, por todo lo dicho y lo vivido que no alcanzo a resumir en estas líneas y aún más: por el futuro.

–¿Cuánto puede hacer la organización para parecerse mucho más a su membresía y aliviar aún más los tropiezos lógicos del mundo creativo?

“Tiene que haber una preocupación constante por promover el diálogo al interior del movimiento y de cara a las instituciones y a la sociedad, un diálogo comprometido, útil, crítico, no desde la cómoda posición de francotiradores. Conviene siempre que en los espacios nacionales se logre una variada y significativa representación de los territorios, de cada pedacito de Cuba, donde un joven encauce una obra interesante, aportadora, sin que eso se convierta en un censo o en el cumplimiento de estadísticas inútiles de representatividad. Igual, se precisa de más acompañamiento a la labor de los territorios, al diálogo desde allí con el entramado institucional. Evitar que nadie se “endiose”, que la preeminencia esté siempre en la obra y no en las ínfulas.”

Arropado de una extrema humildad, minucioso en cada detalle –desde la afinación de los instrumentos hasta la proyección escénica– y con una sincera sonrisa de las que seducen siempre aunque los días transiten nublados, Ethiel Failde ha logrado catapultar su Orquesta en la lista que siempre se menciona cuando se hace un recorrido por las mejores representaciones.

Su más reciente producción discográfica Failde con tumbao, nacida tras una difícil, acertada y provocadora selección de ocho temas diferentes, pero semejantes en el coqueteo constante entre la tradición y modernidad, está entre las nominaciones cubanas al Latin Grammy 2020.

El CD Failde con tumbao está nominado al Latin Grammy 2020. /FOTO: Miriel Santana.

–¿Cuánto hay del muchachito matancero apasionado que un día llegó a la AHS en busca de canalizar sus ganas de hacer en el director que forma parte de tan prestigiosa lista de nominados?

“La misma pasión, unas cuantas libras de más con las que tengo que luchar a capa, espada y tenedor, y unas ganas cada vez más grandes de hacer por la música cubana. Creo que estamos en condiciones de lograr mejores cosas en la AHS de Matanzas, más espacios de diálogo, ganar más terreno para los jóvenes en la cultura y también me gustaría que la Orquesta estuviera más en la Casa del Joven Creador con una promoción más coherente, pero estamos muy agradecidos porque el ejecutivo nos ha abierto puertas cuando otros las cerraban en nuestras narices”.

Anhelos que no corren distantes de este joven músico cubano defensor de lo más autóctono de nuestra música, aliñado con puntos exactos de contemporaneidad. Ha sido el equilibrio exacto de Ethiel y su Failde, la misma que pone a bailar con total cubanía a gran parte del mundo.

tomada del perfil de facebook Orquesta Failde

La cultura en el centro de los disparos (+ Video y tuits)

Internet es cada vez más una especie de campo de batalla. Hace algún tiempo se solían enmascarar las balas y bombas, se intentaba seducir para socavar cimientos ideológicos. Ahora se privilegia la bulla, las ofensas y hasta las amenazas de muerte como si se tratase de una lucha con fúsiles y espadas. Los memes, las canciones, los shows audiovisuales y los montajes son proyectiles cada vez más empleados, mezclados con odio y groserías.

En ese panorama lamentable, suelen ser blancos los artistas, intelectuales, periodistas, locutores, dirigentes y otros profesionales con posturas a favor de la Revolución en las redes sociales y medios tradicionales de comunicación, personas con gran influencia en la opinión pública.

Lo sucedido recientemente contra el cantante, trompetista, compositor y arreglista Alexander Abreu, director de la popular orquesta Havana D’ Primera, no es un hecho aislado. Pululan los ejemplos durante los últimos meses. A unos intentan confundirlos, a otros desacreditarlos, a varios infundirles miedo.

“He recibido mil sms (servicio de mensajes cortos) en mi teléfono donde me dicen desde Gorila hasta las peores ofensas como si yo fuera un criminal de guerra. Lo único que quiero decir es que a todos los que escriben con tanto odio les tengo un corazón lleno de amor y música”, publicó Abreu en su página de Facebook. Una respuesta digna de las esencias del arte y de Cuba, una nación que también enarbola el coraje y el valor.

La estrategia trazada y financiada desde Estados Unidos pretende lograr que los creadores teman vincular su arte o pronunciamientos públicos con la Revolución y el sistema social aquí, porque se podría desencadenar contra ellos una avalancha de mezquindades. Quienes mueven los hilos desde el exterior saben que debilitar el acompañamiento de la cultura y sus autores a la Revolución significa afectar el alma misma de la nación.

Vivimos en un país, en el que los iniciadores mismos de la lucha por su independencia fueron hombres de literatura y arte. Ahí estarán siempre Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, aficionado al teatro y autor de obras poéticas y musicales; y Perucho Figueredo, creador del Himno Nacional; continuadores como José Martí  y Fidel Castro, intelectual indiscutible.

El propio Fidel siempre tuvo plena conciencia de la importancia de la cultura, a la cual llamó “espada y escudo de la nación”. Los símbolos, las tradiciones, el arte y el orgullo colectivo de ser cubanos deberán ser en todo momento aspectos esenciales para vencer cualquier obstáculo y no dejarse engañar. El líder sabía que la única forma de construir una obra verdaderamente perdurable es favorecer la conformación de una identidad popular cada vez más sólida y defensora de la propia Revolución y sus conquistas, como corazón fuerte de un proyecto que aspira a la superación continua. Y en momentos muy complicados como el Período Especial ratificaba: “la cultura es lo primero que hay que salvar”.

En la clausura del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Presidente de la Republica Miguel Díaz-Canel expresó: “Somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento y la originalidad de sus artistas y creadores, intérpretes genuinos de la sabia popular y también de las insatisfacciones y esperanzas del alma cubana.”

Las acciones de este tipo contra Cuba y lo que representa no son  nuevas. El imperio es, por supuesto, también cultural con la pretensión de imponer modos de vida, creencias…, una forma de conquista a nivel global. La guerra es desde hace mucho también simbólica.

A todo eso se suman otras complejidades como las provocadas por la Covid-19 y el bloqueo impuesto por EE.UU, persecuciones y más patrañas contra el país. Sin embargo, este pueblo y su Gobierno se mantienen con una fuerza tremenda y la capacidad para seguir en el camino de la dignidad, sin renunciar al progreso.

En todo ese contexto es fundamental que seamos cada vez más una familia diversa, con amor y respeto, como hijos de una madre grande, que merece todos nuestros esfuerzos. Es importante también apoyar y defender desde la ética y el valor a esos hermanos nuestros que son blancos de tanta bajeza, porque en definitiva también nos atacan a nosotros.

 


Por una universidad cultural

El sociólogo Alain Basail planteó en una ocasión que la Revolución cubana “ha sido un profundo cambio cultural”.  Y es que el primer hecho cultural importante fue la Revolución misma, porque recogió lo mejor de nuestra tradición cultural, abrió el camino y sembró las semillas para lograr una transformación integral que se comenzó a gestar de manera inmediata en su seno y que auguró la construcción de un futuro pleno para todos los cubanos.

Inmediatamente después del Triunfo, se inicia el proceso de democratización de la cultura y de institucionalización en el que se sucedieron un conjunto de acontecimientos culturales, siendo los más relevantes en este ámbito la campaña de alfabetización, la nacionalización de la enseñanza y reforma universitaria.

La Revolución, triunfante y popular, constituyó una nueva oportunidad para todos. Se reconoce la Historia y tradiciones del pensamiento social cubano más progresista como los cimientos de la nueva sociedad. Puede apreciarse así un encuentro entre la voluntad política de promover el desarrollo de la ciencia y su democratización, y el compromiso social y profesional de los actores de ese sector que permanecieron en el país (en su mayoría estudiantes y profesores universitarios).

En ese sentido, la década del 60 y en alguna medida los primeros años de los 70, están marcados por una efervescencia romántica, en la que la articulación entre gobierno y ciencia operaba de forma prácticamente directa. Se iniciaba así un proceso de construcción –que se sabía largo–, de capacidades científicas nacionales con una consciente orientación de respuesta a las necesidades sociales, donde la Universidad se distinguía como un actor primordial.

Es notorio mencionar que se plantea un salto cualitativo en la inserción de la cultura en instituciones universitarias pues desde sus inicios han sido de vital importancia para la educación y el desarrollo del joven universitario. Destacándose intelectuales y personalidades de la cultura cubana formados en las aulas de las casas de altos estudios en sus diferentes etapas históricas, tales como Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Fernando Ortiz, Raúl Roa García, Jorge Mañach, Juan Marinello, Carlos Rafael Rodríguez, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, entre otros tantos quienes, a su vez, fueron las personalidades que podrían ser consideradas forjadores de la universidad cubana.

Carlos Rafael Rodríguez compartía la tesis según la cual el socialismo solo sería posible con el nacimiento de una nueva cultura y por eso le atribuyó a la universidad tal misión. Esa misma concepción sobre la necesidad de un cambio cultural y científico de la sociedad cubana estuvo muy presente en el ideario de Ernesto (Che) Guevara, quien propugnaría la necesidad de la formación de un hombre nuevo, motivado por valores humanistas y altruistas muy diferentes a los gestados por el egoísmo y el individualismo, prevalecientes en la sociedad capitalista.

Lo más significativo de la formación de la cultura radica en que el desarrollo del proceso docente-educativo va más allá de la posesión de los conocimientos profesionales del individuo, porque ello implicaría un perfil cultural y espiritual sumamente estrecho y es preciso enriquecer al ser humano y a la sociedad para reconocer y apreciar los mejores valores creados por la humanidad, desde su surgimiento hasta nuestros días, pero no en un sentido solo interpretativo, sino para poder actuar en la transformación de la sociedad.

Por lo que formar la cultura del profesional que egresa de la universidad cubana implica atender la cultura integral y desarrollar la de su objeto profesional, desde el conocimiento de la historia del mismo, las diversas aristas que la componen, la contextualización cultural. Cada carrera universitaria tiene sus retos específicos, además de aquellos que son generales.

La sociedad cubana necesita que sus ciudadanos y de modo particular sus profesionales se formen en el rechazo a la discriminación, la injusticia, en la preparación para valorar a los demás sin extremismos, prejuicios o perfeccionismos, además de educar para la solidaridad, la comunicación afectiva entre los seres humanos, basada en una ética de las relaciones interpersonales; la comprensión mutua que incluye un proceso de empatía, abrirse a los demás, superar los prejuicios y el egocentrismo.

En el acertado artículo La universidad en la encrucijada de Antonio Alvar Ezquerra (2011), aunque hace referencia al contexto de España, nos hace reflexionar oportunamente a los desafíos de la Universidad que aspiramos edificar en el siglo XXI cuando expresa que “el modelo universitario de ahora (…) sufre algunos de los  males que aquejaron a la universidad del XVIII (…): exceso de Universidades, escasa exigencia en el otorgamiento de títulos, insuficiente conexión con las demandas sociales y con los centros de desarrollo del conocimiento.”

Más adelante afirma que si “no asume ese modelo como propio y si la sociedad no le concede ese papel con todas sus consecuencias, la Universidad quedará reducida a una oficina de expedición de títulos, todo lo glamourosa que se quiera, pero lejos ya de su esencia y de su histórica razón de ser.”

En distinto modo, durante la trayectoria de los jóvenes universitarios cubanos en todos los tiempos, han demostrado tener un elevado compromiso social y se identifican con las costumbres de su época. Es por ello que en el presente se debe evitar la tendencia individualista de los jóvenes, asunto directamente relacionado con la formación universitaria, y ésta se ve en la necesidad de formar comprometidos ciudadanos además de excelentes profesionales.

El día a día nos demuestra que dicho riesgo puede ser real, que determinados comportamientos de personas con estudios universitarios no contemplan la dimensión cultural en el sentido más amplio. La Educación Superior no es solamente la educación que se encuentra en el nivel más alto de un determinado sistema educativo, sino que también es la educación que permite alcanzar el nivel superior de perfeccionamiento humano.

Las máximas autoridades del sector cultural en nuestro país se han pronunciado ante la imperiosa necesidad del fomento de valores, por lo cual le atribuyen a la cultura un papel preponderante.

Tal es el caso de Miguel Barnet, presidente de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, quien en la gala por el aniversario 50 de esa institución, en 2011, destacó que “el arte tiene un papel esencial en el quehacer cotidiano, garantiza la calidad de vida y potencia los valores espirituales que sostienen la estructura básica de la nación”.

Asimismo, señalaba la política del gobierno cubano de oponerse a la mercantilización de la cultura y a la “banalidad la creación de los más puros valores estéticos”.

Recordó además, cuando Fidel dijo, en los momentos más agudos del período especial, que la cultura era lo primero que había que salvar, ya que “es la cultura la que nos garantiza todas las libertades, entre ellas la capacidad de pensar y razonar y nos convierte en seres humanos”.

Por otra parte, Miguel Díaz-Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en la clausura del Segundo Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (en 2013), se refirió al papel de los jóvenes, ya sean universitarios o no, ante la influencia de “un frívolo e injusto modelo civilizatorio, cuyos mensajes, aparentemente diferentes, forman parte de un discurso único, hegemónico, que asocia juventud y frivolidad, felicidad y consumo, éxito y dinero”.

Valoró el papel de la AHS al expresar que era “bueno tener una vanguardia artística que pueda ser decisiva camino a una sociedad socialista próspera y sostenible, donde lo que distinga no sea la posesión material sino la riqueza del conocimiento, cultura, sensibilidad”.

También llamó a revertir la deformación del gusto y recuperar “el sentido estético que siempre distinguió al pueblo cubano. Debemos actuar, por encima de cualquier espíritu de feudo, con mayor intencionalidad e integralidad”.

En la actualidad está el reclamo de formar profesionales competentes, comprometidos e identificados con la Revolución, pero también, profundamente humanos, así como sus valores y retos actuales, adaptados al conjunto de normas de convivencia, lo que constituye una necesidad para que pueda subsistir la sociedad organizada, caracterizada por la cooperación y ayuda en la lucha por la existencia y adaptación al entorno.

 

Referencias bibliográficas:

  • Basail, A. (2005): Sociología de la cultura, Tomo 2. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, p 540. 
  • Monte Horruitiner, G. del y Gómez Morales, M. (1985). “Los especialistas jóvenes y el trabajo cultural”. En Revista Temas, 7, pp. 105-128.

Palabras para abrir caminos

A 59 años de aquel acto, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba acogió el panel «Palabras a los Intelectuales: Defender la Revolución es defender la cultura, en el que se debatió acerca de la vigencia de ese discurso, justo cuando también se cumple el primer año del IX Congreso de la Uneac.

La frase más célebre, más citada, discutida y habitualmente sacada de contexto de aquella alocución fue «Dentro de la Revolución todo, contra de la Revolución nada».

El escritor Miguel Barnet explicó su esencia: «Había que salvar a la Revolución, había que defenderla. Salvar la Revolución era salvar la cultura».

«Me di cuenta de que se iniciaba un camino diferente», evocó el también presidente de honor de la Uneac, quien afirmó que las Palabras a los Intelectuales complementaron otro documento esencial de Fidel Castro: su alegato La historia me absolverá.

El director de la Oficina del Programa Martiano, doctor Eduardo Torres Cuevas, consideró que en 1961, año de definiciones, se estaba creando la nueva cultura, la nueva intelectualidad, que eran continuación de los mejores valores de la tradición nacional, pero también determinación de cambio.

El discurso de Fidel, según Torres Cuevas «le dio racionalidad a un proceso: pensamiento y sentimiento… Ahí nació una cultura que no existía antes de esas palabras».

«La Revolución es cultura, eso el primero que nos lo dijo fue Fidel Castro», concluyó Torres Cuevas.

Rafael González, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, consideró fundamental para los más jóvenes creadores el contacto directo con la historia. En las Palabras de los Intelectuales Fidel estableció una relación estrecha con los artistas y escritores, que mantuvo hasta el final.

El presidente de la Uneac, Luis Morlote Rivas, resaltó el método que instauró Fidel en aquellas Palabras. Ese diálogo franco y distendido con los creadores fue un ejercicio cotidiano del líder de la Revolución Cubana.

Morlote instó a revisar también el discurso que Fidel pronunció semanas después en la clausura del congreso fundacional de la Uneac, en el que reafirmó el espíritu democrático e integrador de la política cultural naciente.

Los estrechos vínculos de Fidel con la Uneac, dijo Morlote, odedecieron a su interés permante por conocer el pensamiento y la acción de los creadores.

Morlote recordó el análisis que el presidente cubano Miguel Díaz-Canel hizo de las Palabras a los Intelectuales en su discurso en la clausura del IX Congreso de la Uneac, donde remarcó su vigencia y proyección.

El presidente de la Casa de las Américas, Abel Prieto, reflexionó sobre la idea de continuidad que defendió Díaz-Canel en ese discurso, considerado por muchos de los que lo escucharon como «unas segundas» Palabras a los Intelectuales.

Citando frases de la alocución de Fidel en junio de 1961 y haciendo énfasis en su contexto, Abel Prieto destacó la altura, la honestidad, la meridiana posición de Fidel durante aquellos encuentros.

Reducir Palabras a los Intelectuales a un eslogan, a una receta, es lamentable, pues es un discurso lleno de matices, que partiendo de principios sólidos, no renunciaba al diálogo, al debate. Fidel fue un excepcional constructor de consensos, afirmó Prieto.

En el espíritu de las Palabras a los Intelectuales, Abel Prieto instó a los artistas e intelectuales a pensar en cómo la cultura puede seguir siendo útil a la Revolución en los tiempos tan complejos que vivimos.

Al acto asistieron el Ministro de Cultura Alpidio Alonso, la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, Nereida López Labrada, y miembros de la dirección de la Uneac.

El panel, moderado por la vicepresidenta de la Uneac Magda Resik, será transmitido este martes a las 4:00 p.m. por la Televisión Cubana.

*Tomado de Trabajadores