Desconectado a 969
DESCONECTADO A 969: espacio de confluencias
Desde este martes Santiago de Cuba sirvió de plaza para quienes apuestan por el teatro experimental. El Festival DESCONECTADO A 969 es hoy la plataforma en la que convergieron agrupaciones nacionales y extranjeras.
El Grupo de Experimentación Escénica La Caja Negra fue el anfitrión de este evento que en la actual edición tuvo carácter internacional con la participación de la Compañía Inmanencia de Argentina y los grupos mexicanos FARIANO Producciones y Gesta de la Sabana.
Entre los cubanos destacaron Teatro Adentro y Estudio Teatral, de Santa Clara, y Teatro de la Totalidad de Guantánamo.
La Sala Mambí del Guiñol Santiago, el Teatro Martí, el Cabildo Teatral y la Casa del Joven Creador fueron las sedes de las puestas en escena, desmontajes de obras y el programa colateral que incluyó descargas musicales y la inauguración de la Exposición “Con el lente en la platea”, a cargo del joven artista visual santiaguero Marlon René Aguilera Fleites.
Los días 6, 7 y 8 se efectuó el evento teórico en la Sala Titón, de la UNEAC, con paneles y talleres, y hubo también espacio para la presentación de libros de Tablas Alarcos, Casa Editorial especializada en la difusión de las artes escénicas. Además, se presentaron las revistas “Tablas”, de Tablas Alarcos, y “Conjunto”, de la Casa de las Américas.
Organizado por la Asociación Hermanos Saíz, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y la Dirección Provincial de Cultura en Santiago de Cuba, el Festival Internacional de Teatro DESCONECTADO A 969 concluye este sábado en la noche, y sin dudas se ha convertido en una plataforma para que los artistas de teatro experimental puedan presentar sus espectáculos y compartir sus ideas y perspectivas con el público, así como otra maneras y formas de asumir las artes escénicas.
Realizarán Festival de Teatro en Santiago de Cuba (+Fotos)
Paneles teóricos, puestas en escena y otras actividades colaterales conformarán el Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969, a realizarse del 8 al 11 de diciembre próximo, en esta ciudad.
Según refirió en conferencia de prensa Juan Edilberto Sosa, titular de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia, el encuentro homenajeará al dramaturgo Rogelio Meneses, referente de la manifestación artística en Santiago de Cuba.
Confirmó la participación de nueve conjuntos actorales de todo el país, las presentaciones para públicos de todas las edades y el protagonismo del grupo de experimentación escénica La Caja Negra, anfitrión del evento.
El también presidente del comité organizador señaló como sedes de la festividad al Cabildo Teatral, el Guiñol, el Centro Cultural El Ingenio y la filial de la AHS en el territorio, y aseguró la inauguración del encuentro en el Teatro Heredia.
De acuerdo con Sosa, la próxima edición del Festival tendrá un carácter internacional, pues cinco agrupaciones latinoamericanas confirmaron su participación en 2023.
Por su parte, Erick Pérez, vicepresidente de la organización artística, destacó las descargas de jazz y trova entre las acciones colaterales, en tanto agradeció el acompañamiento del Consejo de Artes Escénicas en la provincia para materializar el evento.
Santiago de Cuba acoge desde hace un lustro esta fiesta de la experimentación escénica, con el propósito de reunir a los actores noveles, motivar el interés popular por el arte de las tablas y descubrir a jóvenes creadores.
Escena #6: Bonsái (galería de fotos + videos)
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¿Cómo fluir con un arte vivo?
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¿Soy un artista o un coordinador de dispositivos escénicos?
Todos los días alguien nos cultiva. Reducen nuestro tamaño mediante técnicas como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, la palabra, la costumbre, el error. Moldean nuestras formas para crear un estilo que nos recuerde una escena de la entendida naturaleza.
Cada uno de nosotros es la representación de “lo divino” y “lo humano”. Los cultivadores experimentan al intentar transmitir las características de un individuo desarrollado en la naturaleza, a uno pequeño cultivado en macetas. Lo que nuestros cultivadores desconocen es que, si nos plantan adecuadamente, sobreviviríamos el mismo tiempo para el que fuimos biológicamente diseñados. Pero, si se hace de forma incorrecta, lo menos doloroso será vivir como como plantas empequeñecidas.
Todos los días alguien ya cultivado se incorpora a la tarea de sembrar bonsáis.
Lo aprendido durante el proceso de la obra El Plan B es seguir el Plan A, nos hizo establecer una búsqueda más radical a través de nuestro lenguaje. Una exploración de los distintos sistemas simbólicos que podría generar el cuerpo sin parafernalias ni atrezo. El cuerpo como eje político de nuestra investigación escénica. El cuerpo como hallazgo sensorial.
El Plan B… nos plateó varios caminos para posibles espectáculos, de ellos Bonsái resultó seleccionado por ser una tesis que daba continuidad a nuestras búsquedas. Sabíamos que el performance invadiría el diseño total de la obra y nos dejamos llevar. Lo que parecía ser un espectáculo para hablar de la violencia y sus consonancias como experiencia grupal, terminó en un concepto amplio, interdisciplinario y definitorio en la estética de LA CAJA NEGRA.
Pensamos en el proceso de mutilación que sufren algunas plantas para convertirse en un bonsái. Una obra de arte-espejo frente al auditorio. Un resultado del consumo, la tradición y el ocio. Crear bonsáis en el siglo XXI es una práctica alejada de las costumbres milenarias de los asiáticos pero el resultado es el mismo: el cuerpo amputado de un ser vivo.
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¿Será este un proceso inherente a la botánica?
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¿Dónde radica la belleza del proceso?
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¿Puede el cultivador ser un bonsái?
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¿Puede controlar su existencia tanto como controla la existencia de sus plantas?
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¿No será una acción en cadena?
En ese ejercicio, en el cual un bonsái no puede liberarse de su suerte, subyace el recorrido contemporáneo de nuestros sistemas sociales. Nuestra existencia es condicionada por el absurdo de la existencia del otro. Así los límites imponen el ritmo cortado de “lo posible”, “lo probable”, “lo épico”, “lo constructivo”, o sea: EL EMBARGO. La fuerza de la mente contra la resistencia del cuerpo, el ruido de la acción contra la voluntad del obrante.
Nada escapa a la naturaleza del bonsái dentro de nuestro sistema conductual. Dinamitar esa parquedad supone un riesgo poco atractivo, para quienes desde su zona de confort han elegido el enanismo como un fin glorioso.
- ¿Cómo atomizar la inmovilidad?
- ¿Cómo desarraigar y desgajar al individuo que descansa conforme en una maceta?
- ¿Cómo subvierto el comportamiento colectivo?
- ¿Cómo ser autónomo?
Repensar como somos cultivados y sacarlo a la luz terminó siendo nuestro propósito escénico. Queríamos crear un espejo donde cada cual pueda percibir qué tan pequeño le han obligado a ser. La idea era dejar macetas vacías y a individuos sin macetas, enajenarlos de la costumbre del sembrado y la unilateral forma de ganarse el aire. Reencontrarlos con la imperfección de su naturaleza para que puedan juzgar su mortalidad y su poder.
Bonsái fue estrenada el 19 de enero de 2018 en el patio del Centro Provincial de Cultura Comunitaria de Santiago de Cuba (CPCC). La obra es una mezcla de imágenes que transitan entre lo surrealista y lo absurdo. Una pantalla gigante al fondo del escenario mantiene el diálogo con todos los elementos. El audiovisual y las voces en off mueven la dramaturgia espectacular para dotar de ritmo, atmósfera y resignificar los contenidos a la vista del espectador.
El montaje puede entenderse como un tratado contra el ego y al mismo tiempo, como una revista sobre la convivencia, la aceptación y la comunicación sensorial.
Los actores permanecen todo el tiempo (una hora) con un overol azul de trabajo, unas botas y un cubo en la cabeza. No hablan, no escuchan, no ven, pero actúan con normalidad, como si eso no representara una barrera para existir y manifestarse ante la vida. Tales limitantes hacen difícil el trabajo del actor pero el público no lo advierte. El espectador cree en un principio que es un truco, luego que en algún momento se quitaran el cubo de la cabeza. Finalmente no sucede nada esperado, el actor no existe, es una idea fuera de los márgenes de esta representación.
- ¿Puede el teatro ser tan perturbador?
El eje para el entendimiento de los cinco actores sobre el escenario es el cuerpo. El cuerpo posee los registros aliados a lo sensible, la memoria, la individualidad y colectividad del espacio público, la relación con los elementos de la naturaleza y las normas sociales, la conducta, las prácticas políticas y la experiencia como argumento de vida. El cuerpo contiene no solo la biografía personal del individuo, sino también parte de la biografía colectiva.
La obra es mostrada al espectador a través de seis capítulos donde se conjuga lo onírico y lo real.
Capítulo #1 EL CULTIVADOR
Capítulo #2 LA SIEMBRA
Capítulo #3 LA PODA
Capítulo #4 EL TRANSPLANTE
Capítulo #5 EL JARDÍN
Capítulo #6 EL PROYECTO
A través de estos capítulos se aprecia el cultivo del bonsái. Un proceso cíclico para subvertir el discurso de un cuerpo sentenciado. La mutilación en los individuos escenificados se obtiene en gran parte a través de elementos a fines con su biografía familiar. Objetos ordinarios pero propios del actor, aditamentos que conforman imágenes/ideas/conceptos identitarios que el cultivador desea para invalidar sus conciencias.
- ¿Quién es el cultivador?
- ¿Es una obra hecha por actores?
La obra es interpretada por individuos que no conoceremos jamás. Personas sin rostros, con no más identidad que la ofrecida por la acción, nunca sabremos el sexo, color, ni nombre real, porque no hará falta. Sus cuerpos son una imagen colectiva y genérica.
Era necesario aislar a los actuantes de su ego. De sus deseos por mostrarse y exhibir sus cualidades en la escena. Apartarlos de la manera ingeniosa con la que construyen un personaje. Este es un espectáculo para mostrar el compromiso del artista, su postura ante el cambio que propone y ante la duda que engendra.
- ¿Soy un bonsái?
- ¿Puedo no serlo?
- ¿Puedo hacer que otros renuncien a la esencia del bonsái?
- ¿Cuánto habrá de político y artístico en mí accionar?
- ¿Cuánta información contiene un cuerpo?
La enajenación del individuo define su conducta social/personal y su participación política. Nuestro trabajo busca crear un camino al auto-reconocimiento. En un contexto donde el bonsái representa al individuo como resultado de los moldes sociales, la escena muta como un cuestionario ineludible para la platea. El individuo que es un bonsái también es un cultivador de bonsáis, es responsable por multiplicarse.
- ¿Cómo introducir un punto de quiebre?
El escenario está repleto de cubos, se utiliza la reiteración de objetos como componente estético, algo que ya habíamos explorado en El Deseo (otro panfleto escénico) con cajas de cartón. La escena empieza limpia, organizada y a medida que transcurre la obra, se ve como todo se vuelve caótico. Los elementos de la puesta yacen sobre el escenario por alguna razón: primero crear el jardín, luego hacer del jardín el gran proyecto.
Bonsái es una obra difícil. Si las puestas anteriores del grupo hacen dudar al espectador sobre las nociones de teatro y teatralidad, en esta obra el espectador se paraliza. El público hace malabares con los conceptos y principios preestablecidos que utiliza para ejercer la interpretación y se adentra en un universo sin fronteras. Un lugar donde la idea y la forma están subvertidas, hechas pedazos sobre las tablas. Un lugar donde los cuerpos políticos/simbólicos nos condenan a practicar la libertad y la diversidad de criterios.
La obra se presentó en Las Romerías de Mayo, Holguín 2018; Puente Sur, Mayabeque 2018; Máscara de Caoba, Santiago de Cuba 2018; Desconectado a 969, Santiago de Cuba 2018 y 2019.
El elenco ha sido integrado por Maibel del Rio Salazar, Adolfo Guzmán Pacheco, Erasmo Leonard Griñán Labadié, José Alfredo Peña Ortiz, Yanisleidys Laborí Cuevas, Lisandra Hechavarría Hurtado y Ricell Rivero Rivera.
Bonsái es un producto artístico que ha mutado desde sus inicios hacia otras manifestaciones. La construcción del espectáculo a partir de códigos proveniente del audiovisual y las artes visuales han permitido que la obra asuma disímiles modos de representación. Todo el proceso nos permitió colaborar con creadores que ven en el grupo un espacio de diálogo y proyección de sus propias obras. Allí quedan video-artes, videos performance, intervenciones públicas, performance y lo que tal vez sea el movimiento más arriesgado de esta saga: una película.
La película es una extensión de la investigación del grupo. Una búsqueda que inicia con esta experiencia y en la cual traté de hacer partícipe a todos los implicados por igual. Un día llamé a los actores y les di pautas específicas para comprender y realizar el proyecto. Quería otra visualidad y lectura del texto tanto en el plano escritural como espectacular. Las orientaciones le permitió al elenco conectar la investigación hecha para la puesta en escena y readaptarlas a nuevas circunstancias. Ellos escogieron los ángulos fotográficos, las locaciones, el sonido ambiente, las acciones físicas y se registraron en una documentación como si fueran individuos en una probeta. La idea era mantener lo experimental no solo desde el resultado sino también desde el proceso. La documentación de la vida real de cuatro actores durante una semana en cuarentena se convirtió en una película que extiende las ideas del espectáculo escénico.
Bonsái es un proceso artístico infinito/inagotable. Hay quienes creen que la ciudad de Santiago de Cuba no estaba preparada para su consumo. Pero acercar las nuevas narrativas y estéticas al público de nuestra urbe, forma parte de los fundamentos del Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA.
Entonces la pregunta: ¿Hago obras?
Todos los días alguien sin macetas se incorpora la tarea de liberar bonsáis.
Cavilación teatral a 969 km
Cuando comencé en el ISA a estudiar la carrera de Teatrología fui conociendo el resto de los compañeros que pertenecían al grupo de nuevos estudiantes del curso por encuentros. Me faltaba conocer al único que entró en Dramaturgia. Curioso por saber quién era, en la primera semana que coincidimos, no esperé mucho, y una noche de camino por la calle 23 lo invité a un café, y él aceptó la invitación. Supe ese día que teníamos algo en común, el anhelo de ser directores de teatro. Luego de visitar a Santiago de Cuba pude apreciar dos de sus obras. Al conversar con Juan Edilberto Sosa la pasión por el universo de las tablas y la creación se respira, se siente. Su pasión se descubre en sus palabras.
¿Cómo ves en la distancia aquellos primeros trabajos que realizaste antes de crear formalmente tu proyecto La Caja Negra en relación con el presente?
El primer montaje de La Caja Negra hasta ahora son trabajos que pertenecen a una primera etapa creativa y los anteriores eran los que hacía con aficionados que respondía a las exigencias del movimiento de artistas aficionados porque era el vínculo laboral que tenía en aquel momento en una Casa de Cultura.
Siempre tenían una mirada estética, un poco divergente a lo que normalmente se percibía en el movimiento de artistas aficionados, de hecho, ese pensamiento es el que me hace dar el paso al camino profesional, a vincularme con otros creadores que pudieran entender lo que perseguía. Lo que realicé en un principio tenía que ver con la etapa en que me había graduado de la escuela de Instructores de Arte. Comenzaba a documentarme mucho, era la iniciación de una formación que todavía continúa.
El deseo, Los peces salieron a combatir contra los hombres, El plan B es seguir al plan A, fueron los primeros montajes con La Caja Negra, creados con cierta ingenuidad, y a la vez muy pretenciosos; conceptualmente lo que quería lograr en escena era difícil. Lo actores se estaban adaptando a una propuesta que normalmente no era lo que ellos veían ni lo que su sistema de formación académica les había enseñado; todo eso entorpecía.
Mirando en la distancia, te puedo decir que los primeros trabajos estaban definidos y conectados con lo que estoy logrando ahora, desde una misma ideotemática, filosófica, de sistema de trabajo con el actor, en relación con nociones de teatralidad, el lenguaje, la puesta en escena, el texto.
Uno siente que hay una organicidad en el proceso que ha sido el trabajo diario en mi práctica como joven director con el grupo que fundé de experimentación escénica La Caja Negra y que ha motivado a otros creadores jóvenes en involucrarse con el proyecto.
Tengo actores que ya cobran un salario por pertenecer al grupo, pero hay otros que trabajan conmigo gratis, en un mundo en el que trabajar gratis hoy es complicado, y sabemos las consecuencias que eso lleva y se han mantenido porque ven en nuestro proyecto una mirada definida sobre el teatro que queremos hacer como individuo en relación con las inquietudes artísticas que cada cual puede tener.
¿Qué factores artísticos te hacen fundar tu propio grupo?
Lo que me hace fundar mi propio grupo está dado en la necesidad de expresarme y sabía que ya era el momento para empezar a trabajar en un camino como director, que no era el del movimiento de artistas aficionados ni como Instructor de Arte. Necesitaba dar un paso, buscar más.
Trabajar junto a personas que complementaran mi creatividad, que pudiéramos llegar a algo juntos, trabajo con artistas que en ocasiones no tienen que ver específicamente con el teatro, un realizador audiovisual, un Dj…, por eso es un grupo de experimentación escénica.
Cuando miré el panorama teatral santiaguero descubrí que faltaban matices en esa manera de hacer teatro en Santiago, que no había códigos renovados. Entonces comprendí por el contexto que debía comenzar un viaje a la inversa, que no debía ir a un teatro que fuera directo a esos códigos, sino que tenía que empezar un proceso de aprendizaje fuera de la ciudad para no viciarme.
Ando en la búsqueda de conectar mi trabajo con Santiago desde los presupuestos estéticos que estoy desarrollando y que pueda ayudar a actualizar un teatro que se ha quedado huérfano. Tuve muchos pensamientos que fueron contribuyendo a fundar el grupo.
¿Por qué surge la iniciativa de crear un festival de teatro experimental en la ciudad de Santiago?
Ante la ausencia que dejó un evento de teatro joven en Santiago nombrado Teatro de Otoño, dedicado a los jóvenes más cercanos con una creación viva. En el 2017 decidimos desde la sección de Artes Escénicas de la AHS en Santiago crear un encuentro que nos permitiera dialogar con la vanguardia del teatro en Cuba. Una vanguardia distante, focalizada en su mayoría a 969 kilómetros de distancia.
Las preguntas que surgieron nos llevaron a otras. Por ejemplo: ¿Qué tipo de espacios debíamos crear? ¿Cómo dialogar desde nuestras propuestas con ese espacio en una ciudad sin norte teatral? Miramos a nuestro alrededor y fuimos descubriendo que algo había comenzado a cambiar.
A partir de la creación del grupo que dirijo de experimentación escénica, La Caja Negra en 2016, un sector de los creadores jóvenes había empezado a experimentar en la escena, no como un suceso aislado, sino como una praxis consciente y definitoria para sus proyectos. Tal vez de manera instintiva más que de entender que había que cambiar algo. No nos pusimos de acuerdo para hacer eso. Lo hicimos y ya. La acción de crear desde el cambio fue una luz para definir cuál era ese espacio de diálogo que necesitábamos.
Tuve la oportunidad de asistir como invitado a la tercera edición del festival Desconectado a 969 que organizas, esa vez realizado en noviembre de 2019. Como miembro principal del comité organizador y director teatral del grupo anfitrión, ¿qué valoración tienes sobre esta edición?
A través de estas ediciones el festival ha ido logrando pequeños saltos. Ya es un festival organizado y pensado. Ha comenzado a convocar a un sector de la vanguardia teatral cubana y se ha insertado la crítica especializada.
Se realiza un proceso de curaduría, el cual considero ha sido más serio. La iniciativa de lo experimental debe hacerse sentir a lo largo de 969 kilómetros, una desconexión que nos conecta por defecto. A pesar de eso la muestra de esta edición fue interesante, bien diseñada en un programa que tal vez haya que seguir trabajando en la formación de público con acciones directas.
Para mí es muy importante el público que ama el teatro y no lo practica, ese es el gran medidor. El otro público, el especializado, está modificado por sus gustos, deseos y frustraciones. Hay que lograr crear un registro del evento, un boletín, trabajo de prensa especializada, fotografía profesional, de manera que se registre lo acontecido y quede para la memoria gráfica del evento. Se ha pensado, pero aún no se ha ejecutado.
Un evento como este no pone límites a las propuestas, ni de espacio, ni de capacidad de públicos, ni de falsas jerarquías y falsa vanguardia. Es un espacio para confrontar los artistas de la joven vanguardia, sincero y rebelde como debía ser todo arte, y esto a veces no es bien visto, la historia nos lo recuerda constantemente. ¿Qué pasaría cuando algunos creadores me digan que su espacio ideal para mostrar su arte es en lugares privados, casas de viviendas, negocios particulares? Eso podría ser una maravillosa idea, poder mover nuestro arte hasta esos lugares donde lo que prima es el ocio.
Te vinculas al grupo El Ciervo Encantado que dirige la maestra Nelda Castillo, ¿por qué ese vínculo?
Considero que cada cual debe saber que es heredero, o que tiene un padre creativo, es un padre que no tiene nada que ver contigo, ni siquiera conocerte, tiene que ver con la influencia que esa obra, o ese creador tenga sobre lo que tú haces, o la conexión que en algún momento uno descubre que tiene con alguien que tiene ya un camino transitado y que te puede, de alguna manera, servir.
Cuando empecé a pasar la vista sobre el panorama teatral cubano, en festivales que fui asistiendo, comencé a buscar en los maestros, en los grupos que pueden servirte como referente. El referente para un joven creador es muy importante, al igual que saber quiénes son los maestros, los que llegan a ti con su obra.
En mi caso hay un espectáculo que me cambió la vida, es Visiones de la Cubanosofía. Desde que la vi me dije, “¡eso es lo que quiero hacer!” Sentí la necesidad de crear algo así, un arte vivo, un resultado concreto que sea capaz de provocar en el espectador lo que había provocado en mí.
El Ciervo Encantado me brinda eso como grupo, la ilusión, la utopía de que el arte pueda generar algo en la persona y lo convierta en un ser mejor, te hablo de un grupo que está dentro de la vanguardia artística del teatro en Cuba, incluso es un referente internacional para muchos, claro, entiendo que estoy totalmente conectado a ellos con mi trabajo, porque realizan procesos creativos sobre lo performativo, trabajan con la máscara fija…, conceptos sobre puesta en escena que me interesan y donde mejor lo he visto logrado en los últimos tiempos, desde mi experiencia, creo que es ahí, en El Ciervo Encantado.
Actualmente estudias la especialidad de Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte. Conozco además que te interesa llevar a escena tus propias escrituras, ¿crees que ingresar en esta carrera le aportará resultados a tu formación? Coméntame tu experiencia en el ISA.
El ISA es mi segunda carrera universitaria, no espero un resultado concreto cursando estos estudios. Simplemente lo veo como parte de la formación que necesito, después que me gradúe estudiaré algo más, por ejemplo, me interesa alguna maestría, un doctorado. Siento que es una manera también de estar conectado con nuevos conocimientos ya que la universidad te ayuda a seguir formándote.
Soy un director joven y necesito tener vínculos directos con mi generación, eso no lo encuentro en la ciudad donde vivo. El ISA ayuda a que allí nos encontremos todos. Es otra acción de superación, al igual matriculo en un taller, aplico a una beca de creación.
Espero graduarme y tener las herramientas para seguir ejerciendo la dramaturgia y la dirección que necesita mucho del trabajo del dramaturgo, ya que me gusta hacer un trabajo de autor donde pueda dirigir mis propios textos o intervenir los de otros autores para crear mis propios códigos textuales dentro de la escena. Entonces espero que no sean cinco años en vano, porque lo asumo con mucho rigor, como prioridad, y siento que será muy útil para mi futuro como artista.
Me consta que te mantienes al tanto de los nuevos títulos que se escriben en Cuba, ¿qué opinión tienes sobre la más reciente dramaturgia cubana desde tu mirada como director de teatro?
En Cuba hay varios dramaturgos. Si hablamos sobre dramaturgia actual, no podemos hablar de los últimos dos años, tres años ni siquiera de cinco. Tenemos que hablar de que hay un movimiento teatral novel que comprende una etapa más grande porque generacionalmente los nombrados novísimos en edad estamos muy cercanos.
Esa generación se ha mostrado irreverente, de alguna forma capaz de dinamitar zonas de la dramaturgia cubana que estaban un poco anquilosadas. Los que han estudiado la dramaturgia y siguiendo los textos nuevos que se publican, hemos heredado parte de una contaminación que tiene que ver con esa rebeldía y la conceptualización real de un proceso como subvertir la escena cubana actual. Creo que eso en su momento se lo preguntaron y nosotros también no los preguntamos. Entre esos tantos dramaturgos hay un núcleo fuerte que hace saludable la escritura contemporánea cubana para el teatro.
Donde falta es en relación con la puesta en escena; tenemos una escuela que gradúa dramaturgos, pero no directores de teatro. Solo se ha realizado una primera edición de la Maestría en Dirección. Por lo general, el que llegó allí para hacerse Máster ya tenía un camino en la dirección, pero no todo el que llega a estudiar Dramaturgia al ISA tiene el oficio de escribir.
Pienso que el desarrollo de la dramaturgia cubana tiene que ver más con llevar los textos que se están escribiendo a la escena por directores. Hay algunos con mayor suerte, pero otros no, los hay también muy talentosos con obras buenas, pero ni si quiera han publicado y el libro es una manera de que esa obra llegue a la mano de un director en Guantánamo, en Santiago de Cuba o en otra provincia.
¿Por cuáles etapas transita hoy el joven director teatral y presidente de la AHS en la provincia de Santiago de Cuba? ¿Cómo logras acarrear ambas responsabilidades a la vez?
Puedo entender más al resto de los asociados que represento por el artista que soy. Sé lo que es no tener un local de ensayos para producir un espectáculo. Hay muchos jóvenes creadores que viven todo eso. Estar en la Asociación me ha ayudado a sensibilizarme con la obra de los demás. He ayudado a muchos y siento que ellos no tienen que agradecérmelo porque ha sido mi trabajo.La etapa que estoy transitando es de formación absoluta: tengo muchos deseos de seguir conociendo, de crecer como artista, de crear, y la Asociación ha sido en mi caso una puerta enorme para canalizar todo eso, al mismo tiempo he intentado ser esa puerta para que otros puedan canalizar eso también.
Estoy en una etapa linda, donde puedo hacer mucho por mí y por los demás y quiero aprovecharla, vivirla intensamente. Soy el presidente del AHS en Santiago de Cuba porque me considero realmente un joven creador, por mis principios no hubiese aceptado ser el presidente si no tuviera además la capacidad de seguir siendo el artista y desde ahí pudiera tener el liderazgo para ser seguido por un grupo de jóvenes que tienen las mismas necesidades que yo en distintos contextos y diferentes maneras de desarrollar su arte.
Entonces, más que doloroso, el tema de tener mucho trabajo, ha sido un alivio el poder dirigir a jóvenes creadores porque soy un creador; eso es algo que me ayuda.
Unplugged: el camino más largo
Con el afán de reunir a creadores escénicos motivados en la experimentación e investigación de los procesos teatrales, se realizó del 31 de octubre al 3 de noviembre el Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969, en Santiago de Cuba.
Se trató de un espacio de diálogo generacional y de confrontación artística. Una oportunidad única dentro del panorama escénico nacional que durante varios días convirtió a esta ciudad en una plaza significativa para los creadores que abogan por una escena viva y arriesgada, inquieta, imperfecta e indócil.
Desconectado a 969 en su tercera edición estuvo dedicado a la Maestra de Juventudes Nelda Castillo y a su grupo de teatro El Ciervo Encantado. Privilegio para nuestra urbe, la cual se encuentra a 969 kilómetros del principal circuito teatral del país. También estuvieron en esta edición El Grupo Drippi (Santa Clara), Teatro Guiñol y Teatro de la Totalidad (Guantánamo), El Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA (Santiago de Cuba), así como críticos e investigadores entre los que resaltan Jaime Gómez Triana y Omar Valiño.
Las obras estuvieron al disfrute de los espectadores, en los teatros Guiñol Santiago, Café Teatro Macubá, Cabildo Teatral Santiago y la Casa del Joven Creador, sede de la Asociación Hermanos Saíz de nuestra provincia.
El Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969 surgió en 2017 ante la ausencia que dejó dos años atrás el Festival Teatro de Otoño, evento que fungía como espacio necesario para la confrontación, la creación y la superación de los proyectos y artistas emergentes de la ciudad.
En 2016 se funda el Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA y alrededor de él y de la Asociación del territorio empezó a fortalecerse un círculo importante de propuestas que dialogaban con el espectador desde las búsquedas y tendencias teatrales más contemporáneas hasta exploraciones que se registraban en “lo interdisciplinario”, “el performance” o “las artes visuales”. Así surge el Grupo de teatro Punto de Giro y el proyecto FRACTURAS, integrado por un DJ, un artista visual y un artista plástico.
Ante la efervescencia creativa se toma desde la sección de artes escénicas de la AHS santiaguera la iniciativa de crear un encuentro donde coincidieran la vanguardia del teatro cubano y los artistas emergentes de todo el país, hasta ese entonces sin un festival que desde la institución abogara desde la concepción y la curaduría final, con las puestas más experimentales de la escena contemporánea cubana.
Así surge Desconectado…y se establece como una alternativa social/cultural/filosófica/estética/y teatral dentro de las jornadas y eventos de la AHS y la programación del Consejo de las Artes Escénicas.
El teatro es resistencia. Desde sus años fundacionales en Cuba, ha representado un acto de lucha/fe/renovación. La escena ha establecido una conexión singular con los procesos sociales y políticos, mostrando ante los ojos del espectador otra concepción de la vida.
¿Por qué es tan necesario un festival como Desconectado…?¿Existe un movimiento en Cuba de creadores escénicos experimentales?
La concreción de una plataforma promocional/creativa/interdisciplinaria, que dialogue con las nociones interhumanas que rigen los comportamientos escénicos más experimentales en la Cuba de hoy, representa un camino a la renovación estética y formal que tanto se le reclama en algunas áreas al teatro cubano. Siempre manteniendo la máxima que todo acto de creación si es realmente verdadero, es experimental.
En nuestro panorama escénico no existe un movimiento de teatro experimental, performático, o teatro de investigación. Existen experiencias notables de eventos/jornadas/talleres y creadores que abogan por una expresión más viva, sin tanta artesanía, con la libertad de poner en riesgo el equilibrio con el espectador. Algunas de estas experiencias han sido muy efímeras y otras muy inaccesibles por cuestiones que sobrepasan los bordes del teatro.
Lo cierto es que “lo experimental” en los caminos de nuestra escena no ha contado con la suerte que sí proyectan otras áreas creativas. Aunque es válido decir que “lo experimental” nunca tendrá esa suerte.
Hay un teatro en Cuba muy viejo y otro muy político. Tal vez otra pregunta pudiera ser si el teatro puede renunciar a lo político”, o si “lo viejo” en el teatro representa a alguna noción social que no ha ejercitado la disolución del tiempo.
Dentro de toda la amalgama que representan las decenas de compañía teatrales y proyectos ocasionales, yacen algunos que marcan la vanguardia. Estos colectivos (desde sus estéticas) basan su praxis en la innovación, ejercen sus parámetros creativos para hablar de temas tabú y profesar la libertad de expresión en todas sus aristas y consecuencias.
Estos procesos en ocasiones resultan incómodos ante la institución, y no me refiero solo a las rectoras de las artes escénicas, sino a ciertos espacios caducos que fuerzan su renovación y el diálogo con el artista. De ahí que el término vanguardia este difuminado dentro de nuestro catálogo artístico, pero eso es material para otro análisis.
Es válido destacar el compromiso de la Asociación con el arte de vanguardia, así como la gestión y la promoción de las múltiples propuestas (por arriesgadas que sean) de sus miembros. Desde la acción, palabra que ha caracterizado a esta organización, los creadores más jóvenes tienen la oportunidad de mostrarse e imponerse con sus obras.
Las circunstancias en la que se construyen hoy los universos artísticos son difíciles y angustiosas. El teatro es un ente divino que sabe hacernos razonar/opinar/cambiar. Cuba necesita de un teatro menos complaciente y más austero, menos inflado y más inquieto, un teatro con rostro humano.
El Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969 es una provocación a la quietud, la enajenación, la desconexión, como excusa para el estancamiento y la chatarra estética que nos invade como un hongo mortal. Hay que pensar el teatro desde esa postura, o 969 kilómetros será una distancia demasiado larga para transitar.