danza contemporánea
Un avileño en Italia, impulso para la cultura
Si hasta ahora el nombre de Carlos Beckford Alarcón nos resulta familiar, sobre todo, cuando hablamos de danza contemporánea en Ciego de Ávila y de los esfuerzos por fundar aquí una compañía que defienda este estilo, en lo adelante serán más las razones para enorgullecernos de su obra y seguir descubriéndola.
Sucede que por estos días el joven bailarín, coreógrafo y profesor de la Escuela Elemental de Arte Ñola Sahíg Saínz representa a Cuba en el Festival de las Artes Fábrica Europa, celebrado en la ciudad de Florencia, Italia, hasta el día 25 del presente mes.
Hasta allá llegó con Transferencia, obra surgida al calor de las varias jornadas de trabajo el pasado año, durante las sesiones del proyecto Juntarte en la capital habanera, el cual es codirigido por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y cofinanciado por la organización de Cooperación para el Desarrollo de los Países Emergentes.
Se trata de una pieza donde asume el rol de director y suma a Sandy Benet, bailarín y vicepresidente de la AHS en Artemisa, y Yoilán Madariaga, bailarín del folclórico de Oriente. Su descripción de la obra apunta a “un discurso escénico que apuesta por visibilizar la violencia de género y los estereotipos patriarcales. El nombre surgió durante el proceso creativo al ser dos cuerpos sobre el escenario en cuanto a volumen, color y masculinidades”.
Con anterioridad, Transferencia tuvo dos puestas en escena, muy aplaudidas y con una buena recepción por parte de la crítica, en la sala Tito Junco del teatro Bertolt Brecht. Luego, vendría su presentación dentro del cronograma de actividades de las Romerías de Mayo y, después, la gran noticia que les activó los nervios. Entre conferencias y eventos, Carlos accedió a responder algunas preguntas, vía WhatsApp para Invasor.
—¿Cómo te involucras en el proyecto Juntarte?
—Fui a La Habana pensando en recibir un curso sobre gestión de proyectos inclusivos dentro de las artes escénicas, pero una vez allí entre los diferentes participantes comenzaron a surgir ideas y proyectos. Trabajé junto a estos dos excelentes artistas y nos complementamos muy bien. Siempre mantuvimos la comunicación vía online porque soñábamos una gira nacional como parte de Juntarte, pero el viaje ha sido una sorpresa mayor. Nos reunimos 10 días antes de volar en La Habana para ensayar, repensar todo y pulir los detalles, pues habían pasado meses ya del último ensayo.
—Qué experiencias has acumulado durante el certamen?
—Ha sido enriquecedor. He recibido conferencias y participado en intercambios con coreógrafos, bailarines, críticos e historiadores de la danza en Europa. Además, he compartido mis experiencias como director de Ensemble y como profesor de una escuela de danza.
“Los europeos tienen una manera diferente de entender esta manifestación artística, mientras nosotros nos concentramos en la fisicalidad del cuerpo, ellos llevan el concepto a escena, con un cuerpo menos cargado de esfuerzo. Comprender esa otra visión es importante.”
La delegación cubana está compuesta por 10 artistas y tres proyectos coreográficos, entre ellos, la compañía habanera The Concept, que mezcla danza contemporánea con hip hop y revoluciona por estos días la escena cubana. El Festival de las Artes Fábrica Europa promueve una cultura innovadora, justa e inclusiva dentro de las artes escénicas y, sin dudas, de ahí saldremos más lúcidos y con más motivos para crear.
Convocan en Camagüey al concurso virtual de coreografías Habitando Espacios
El Consejo Provincial de las Artes Escénicas y la Cátedra Honorífica Fernando Alonso de la Universidad de las Artes en Camagüey, invita a participar en el concurso virtual de coreografías Habitando Espacios para celebrar junto a la familia agramontina el Día Internacional de la Danza.
Sacre pide prestado en el pasado de la danza
El pasado tiene mucho que responder en la oscuridad del presente. La investigadora mexicana Hilda Islas afirma al comentar sobre el arte contemporáneo que “nos encontramos en una época de permisos: Lo tome prestado de acá o de allá” (Islas, 2016: 33).
Cada vez más cerca, la danza
Cada vez más cerca es una exposición con una visualidad poderosamente arborescente y barroca. No me refiero al período de la historia del arte, claro, sino a “lo barroco” como espacio portador de un sentido estético “transhistórico”, en alternancia con lo clásico. Nueve poetas –nueve poéticas engarzadas en una especie de organicidad visual y sensitiva– acompañan igual cantidad de imágenes “atrapadas” por el ojo sensible y entrenado de Wilker López.
Wilker, adiestrado en las lides del fotoperiodismo y la realización audiovisual, atrapa la fuerza de Imaginem et Similitudinem, coreografía que Yoel González Rodríguez realizó para la holguinera Compañía de Danza Contemporánea Codanza, dirigida por la maestra Maricel Godoy. Si Yoel parte de varios conceptos platónicos –“lo bello en sí”, “lo bueno en sí”, “lo múltiple”, “la unidad”, “la idea única”, reciclando, de alguna manera, el clásico mito de la caverna, para acercarnos a la “naturaleza que somos” (también la naturaleza del cuerpo) y al “parentesco de lo que el hombre declara como perfección y exactitud”–, Wilker se apodera también de ellos, para transmitirnos, “atrapando los misterios” de la obra, los cuerpos animalizados, metamorfoseándose como si transitaran por el ciclo histórico de la vida, la obsesión por la exploración, la precisión y la exactitud (incluso geométrica, equidistante, lírica).
Esta misma exploración hace que el “tríptico barroco” de Cada vez más cerca se expanda en sus posibilidades: la coreografía en el cuerpo –y la mente– de los bailarines, la mirada fotográfica de Wilker, y los versos de Delfín Prats, Lourdes González, Luis Yuseff, Gilberto González Seik, José Luis Serrano, Ronel González, Zulema Gutiérrez, Elizabeth Soto y Moisés Mayán, cargan el sentido referencial de una muestra que crece al ocupar espacios públicos destinados a la polisémica mirada colectiva (una iluminación tenebrista, como escapada de un cuadro de Caravaggio, hasta ciertas reminiscencias –inconscientes, pueden ser, todo depende del receptor, por eso la multiplicidad y singularidad de la experiencia artística– como salidas de filmes del director Terrence Malick; por ejemplo, los atardeceres de Days of Heaven).
“Todo texto se construye como un mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto”, escribió Julia Kristeva refiriéndose a Mijaíl Bajtín. Y la danza, sabemos, es un texto cargado de posibilidades, de sentidos encontrados, sugiriendo. Como lo es la fotografía. Si hago énfasis en lo del barroco “transhistórico”, en su contraposición natural y complementaria con el clasicismo, dos formas de “sensibilidad eternas”, es porque este es –nos recuerda Eugenio d’Ors– irracional, femenino y dionisíaco; musical y abundante; atraído por las formas redondeadas y ascendentes. En ambas, en las formas de Yoel González en Imaginem et Similitudinem, y en las fotografías de Wilker López, que dependen de estas pero viven como creación en sí, como signos independientes de la poiesis, existe esta mirada barroca, que nos reafirma que, desbordando los espacios, el hecho artístico está “cada vez más cerca”.
En Holguín, julio 3 y 2020
*Palabras del catálogo de la exposición Cada vez más cerca, del joven artista y realizador Wilker López, inaugurada el 15 de julio de 2020 en los corredores del Centro Provincial de Arte de Holguín.
Decir Ramiro Guerra, es hablar de danza cubana
El pasado 29 de junio estaría cumpliendo nuestro Ramiro Guerra 98 años. Su andar por la danza señaló el inicio de muchos pretextos, deseos, necesidades y polémicas. Para el arte joven hoy también resulta una obligatoria referencia, por lo que se considera importante destacar su legado en la danza de todos los tiempos. Ramiro Guerra es la danza cubana.
Precursor y fundador, coreógrafo, maestro de la Danza Moderna y Contemporánea Cubana. Aunque su formación inicial estuvo desde el ballet clásico, supo girar sus intereses a la danza moderna, estimulado por el acercamiento a su maestra Nina Verchinina.
Se propuso trabajar desde una zona en la danza que por los años 50 en Cuba no era muy referenciada. Esto le obligó a formar un público, una estética, una técnica y una conciencia para la danza cubana. Para ello supo explorar en el material de nuestro folclor, que le aportó hacia el centro de una identidad cubana, de una técnica con la base de esa danza y de una creación, focalizada principalmente, en nuestra identidad.
Fue esta una de las primeras alertas culturales que nos dejó este maestro: indagar en nuestra energía simbólica y en nuestra herencia africana, en los múltiples procesos que le otorgaron un sentido y conciencia de las costumbres cubanas. Este fue su centro.
Entre su creación en el Conjunto Nacional de Danza Moderna, hoy Danza Contemporánea de Cuba, se destacan obras como Suite Yoruba (1960), Orfeo Antillano (1964), Medea y Los Negreros (1968), entre otras bien significativas y de mayor complejidad en su exigencia como coreógrafo.
También ubicó una zona de pensamiento en la danza, en libros como Apreciación de la danza (1968), Teatralización de la danza y otros ensayos (1988), Una metodología para la enseñanza de la danza (1989), Calibán danzante (1998), Coordenadas danzarias (2000), Eros baila. Danza y sexualidad (2001).
Su vida nos deja preguntas, alertas, focos de análisis, bases de exploración. Ramiro es un camino de inquietud y experimentación que no debemos perder en el andar de este arte visual. Su legado se activa cada vez que se descorren hoy cortinas, cuando pensamos en el cuerpo, cuando decimos coreógrafo o maestro. Él supo ubicar y continuar un pensamiento.
Su vida es un libro de consultas universales. Es una guía de irreverencia y de fuerza. El principio y la base de nuestra teoría y creación de la danza.
El arte joven debe tener cada vez más dominio de nuestro pasado cultural porque, justo ahí, es donde encontramos la luz de nuestro presente. Miremos en el pasado, pinchemos, preguntemos y activemos todo un sentido que ha estado latente. Hablemos de Ramiro y eternamente estaremos hablando de danza cubana.
El arte y la literatura seguirán existiendo
Una de las grandes satisfacciones que me ha dado mi trabajo fue la edición de Boán, la danza, un libro con el que queríamos inaugurar la nueva imagen de nuestra colección Cuadernos Tablas. Enamorada del reto, largos meses transcurrieron entre escoger fotos, formatos, textos y consolidar una estructura que le permitiera al lector encontrar cada brillo sin que se le escapara uno. Marianela y Alejandro estaban ya fatigados de mis correos y consultas, Annelis me traía propuestas que discutíamos y discutíamos apasionadas las dos. Nos vimos todos, y en las largas seis horas, de las que habla Alejandro, dimos a luz un hijo hermoso. Limamos cada detalle como si nos fuera la vida en ello, y Boán, la danza ocurrió.
Premio Raúl Martínez del Arte del Libro 2018, Boán, la danza es una de las joyas de Ediciones Alarcos. Hoy, que acudimos a los autores de nuestro catálogo para que nos cuenten de sus experiencias con nosotros, en una especie de ciclo de entrevistas en el que nos hemos enfrascado para franquear cualquier distanciamiento, nos cuenta Alejandro Aguilar, su compilador y autor del capítulo «Vivir», sesión biográfica del libro:
«Escribir, compilar, estructurar Boán, la danza fue un proceso largo, difícil y muy complejo. La idea fue impulsada por la necesidad de ir rescatando la historia y la vida de Marianela Boán como bailarina, coreógrafa y maestra de la danza contemporánea que ha dejado y sigue marcando una huella imperecedera en la historia de la danza y la cultura cubana e hispanoamericana. El vehículo ideal para este trabajo era la revista Tablas, publicación insignia de Ediciones Alarcos, editorial de gran prestigio en Cuba y más allá de sus fronteras. La oferta de publicación de Omar Valiño, quien entonces dirigía la editorial, fue un regalo, y el que rediseñaran la colección a partir de ese número, un privilegio que fue muy bien honrado con esa foto de Marianela en la portada, autoría del famoso fotógrafo argentino Daniel Mordzinski.
«A pesar de todas las dificultades, incluyendo las económicas, en poco tiempo logramos aunar esfuerzos y sacar una coedición con mucha calidad, en la que, con Tablas, participaron la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (en la que trabajo) y el Fondo Solidario por la Educación y la Cultura, ambas instituciones dominicanas, para conseguir una producción de gran calidad y trascendencia.
«Ya el proceso mismo fue una experiencia deliciosa, no exenta de rigor y exigencias. Si algo me gustaría resaltar fue el encuentro con Yudarkis Veloz como editora y Annelis Noriega, la diseñadora, en una visita corta que hicimos Marianela Boán y yo a La Habana. Seis horas de encierro en la sede de Tablas, en las que nos olvidamos hasta del almuerzo. Seis horas de minucioso trabajo en las que, gracias al profesionalismo y la entrega del equipo, dilucidamos todo lo fundamental de lo que sería la publicación. Ese momento de colaboración presencial, en tremenda sintonía y eficiencia, casi en estado de gracia, ya hicieron valer el intenso trabajo de meses a distancia.
«Cuando finalmente nació el libro/cuaderno y lo recibimos en Santo Domingo, la expresión de satisfacción de Marianela coronó todo el esfuerzo. Luego las presentaciones que se hicieron en Casa de Teatro en Santo Domingo, y en el lobby del Gran Teatro de La Habana, así como en las Ferias Internacionales del Libro en ambos países, fueron bellos encuentros, emotivos, tan concurridos, que vinieron a confirmar la importancia de esta publicación, dada la relevancia y la calidad humana de la figura de la Boán.
«Vivimos hoy un punto de quiebre en el devenir de la humanidad, que está exigiendo cambios de paradigmas, de modos de hacer y de ver la vida. El arte, la literatura seguirán existiendo y quizás hasta recuperando importancia en la sociedad que ahora parece ralentizar el ritmo frenético que llevaba, acercarse más al lado humano de la existencia. Pero inevitablemente cambiarán las formas de crear y comunicar, cambiarán los vehículos de entregar y consumir arte. Ese es un desafío para el que Tablas-Alarcos está preparado, partiendo de la calidad humana y profesional de su equipo. Falta que dispongan de las condiciones para producir esa transformación. No tengo dudas de que a este equipo nadie lo detiene, y de que su público lector siempre estará ahí para ustedes, por la calidad del producto que brindan.»
Una vez más mi admiración y cariño para Alejandro Aguilar y Marianela Boán, dos personas inmensas y hermosas que esta mañana me decían «Cuídate, aquí estamos bien, por suerte no es tanto el encierro porque estamos frente al mar».
Un proceso de creación en la danza folclórica
Los procesos de creación en la danza constituyen un tema poco trabajado. Además, la mayoría de estos espacios o discursos resultan leídos, según cierta exploración, desde la danza contemporánea, la danza clásica, o espacios individuales entorno al cuerpo. Pocas veces nos acercamos o tenemos noción de las habilidades con que cuentan los creadores de danza folclórica cubana en sus procesos de creación.
Danza Contemporánea de Cuba: Tras un debut, 60 años
La danza es efímera, trabaja una y otra vez desde un espacio y un tiempo, con insistencia, para ser vista en un instante. Para presentar cuerpos, que históricamente tienen este espacio como diálogo. La danza contemporánea toma como pretexto cierta irreverencia en el aquí y el ahora. En ocasiones viaja al pasado pero es para disentir o fijar su memoria histórica.
Danza Combinatoria en el Complejo Cultural Bertolt Brecht
Danza Combinatoria, compañía de danza contemporánea en nuestra capital, bajo la dirección artística y general de la bailarina, maestra y coreógrafa Rosario Cárdenas, estará por los días 13, 14 y 15 de marzo en el Complejo Cultural Bertolt Brecht, con el estreno absoluto de la obra MurMuro, del bailarín y coreógrafo Nelson Reguera.
Casi a las en punto: Danza Espiral
En honor a la verdad debemos referir que las propuestas danzarias presentadas por Danza Espiral en la Jornada Conmemorativa a Virgilio Piñera, auspiciada por el Consejo Provincial de las Artes Escénicas de Pinar del Río y Teatro de la Utopía, si bien fueron dignas, quedaron por debajo de las expectativas que se habían generado con respecto a dicho repertorio. Esperábamos más de las propuestas danzarias de este reconocido elenco matancero.
Fundada y dirigida desde 1987 por Lilian Padrón, Danza Espiral, ha sido un importante centro de formación de muchas generaciones de bailarines y el espacio de gestación de importantes eventos relacionados con la teoría, crítica y creación danzaria cubanas.
Una muestra de ello es el concurso que sostiene este elenco matancero, Danzan Dos, donde muchos jóvenes coreógrafos han podido presentar su quehacer artístico.
Danza Espiral, que es la tercera compañía de danza contemporánea que surgiera en la década del 80 en nuestro país, en su devenir ha experimentado momentos de alza y recaídas, pero siempre se ha mantenido activa. Entre su producción creativa más significativa están Desde el silencio, Peces en las manos, Destinos, Quimeras, La Vida en Rosa, Kambios Konstantes o El paraíso perdido.
Las piezas que ahora muestra en la sala Virgilio Piñera pueden considerarse de pequeño formato y se centran en el universo literario, particularmente en algunos poemas como Vida de Flora, Las siete en punto, Un hombre es así, de Virgilio. Lo cual hace que estimemos este programa en vista de que todavía, si se tiene en cuenta todo el legado cultural que erigió, no se trazan las suficientes ni continuadas acciones en reconocimiento de la obra piñeriana. Por lo que, en cierto modo, bien acogemos las puestas en escena que Danza Espiral genera en torno a la producción literaria de Virgilio.
Sin embargo, no basta con ello. Debemos acercarnos con una mirada más detenida y clara, al repertorio que Danza Espiral muestra en este minuto en Vueltabajo.
En ese sentido, es importante reconocer que estas propuestas danzarias, A las en punto, Un hombre es así, Aproximación a la adivinación, segundo intento, Vida de Flora, fueron seleccionadas y ordenadas con una estimable coherencia dramatúrgica; lo cual convirtió el muestrario en un gran espectáculo.
Además, debemos señalar que, aun cuando esta producción danzaria en su mayoría está inspirada en poemas con un marcado sentido narrativo, de imágenes fuertes, evaden la mera ilustración del texto literario.
En su escritura escénica defienden; urden una voz propia que no traiciona el referente escrito, son aves que aunque no olvidan la ruta saben mantener su propio vuelo. Algo que nos complace, pues sobran los casos en que entre la pieza y la obra literaria no existe mucha distancia, y uno llega a preguntarse dónde está el acto creativo en ello.
Igualmente, destacamos que las piezas danzarias que Danza Espiral lleva a Pinar del Río tienen un marcado sentido de la teatralidad. Podríamos decir más, a partir de lo que apreciamos, están trazadas y defienden –algo que también nos complace– la danza-teatro, una modalidad escénica que ha sido indispensable para replantear nociones tradicionales del espectáculo y las resonancias de la corporalidad en el hecho danzario contemporáneo.
Y, en efecto, al realizar un repaso de estas creacionesde mano de Lilian Padrón denotamos que, en su mayoría, están erguidas sobre una bien establecida conflictividad (la circunstancia de los pies grandes de Flora; el conflicto existencial que vive el personaje ruso que tanto recuerda a Los Ciervos y encarna Lilian Padrón; la lucha de los personajes contra el paso del tiempo), germen originario de la teatralidad.
Conflictos bien definidos que mueven y generan una acción escénico-danzaria que suele correctamente plantearse, desplegarse en algunos casos y resolverse generalmente (algo que veremos más adelante).
Otro de los elementos que acentúa ese sentido de teatralidad en las obras de tema piñeriano que lleva a escena Lilian Padrón, es la producción de la imagen escénica llena de texturas, de efectos luminosos, claroscuros, colores intensos (Un hombre es así), apagones; la propia apariencia de los bailarines, con la que se persigue crear intensos contrastes, provocar desde la imagen del danzante (aparecer vestidos en una camisa blanca y en ropa interior o mostrando partes desnudas de su cuerpo); la utilización de elementos poco convencionales para iluminar la escena como los celulares (A las en punto); la falsa nieve que cae de lo alto de la escena y el telón rojo que carga Lilian Padrón (Aproximación a la adivinación, segundo intento); el juego con las olas de emociones colectivas y particulares; la exploración de lo grotesco (las patas de rana que representan los pies de Flora), el juego con la histeria. Elementos que en su conjunto conforman un universo onírico, en muchos casos lírico y bastante inquietante, pero muy teatral.
Lo que sabe acentuar Lilian Padrón, al desplegar en escena determinados procedimientos coreográficos como acumulación, el trabajo con diferentes dinámicas y tempos, la reiteración, el canon en pos de subrayar la crisis escénica en la que existen y enfrentan los sujetos que evoca en la danza y que buscan dar vida a los bailarines.
Mas debemos apuntar con relación a las obras presentadas en la sala Virgilio Piñera que estimamos que algunas de ellas, como A las empunto o Un hombre es así, si bien desde el punto de vista coreográfico, la construcción de la imagen escénica pueden ser interesantes, sobre todo la primera de estas, quizás podrían desarrollarse más desde el punto de vista de la acción escénica y lo movimental; explorar mucho más todas las posibilidades que le brinda la naturaleza de situacionesinscritas en los textos literarios de los que nacen.
En Vida de Flora podría precisarse más la dramaturgia musical y por consiguiente, los estilos danzarios que se llevan a escena, pues en muchos casos no son coherentes unos con otros, y esta evidente y no salvada incompatibilidad afecta de manera general todo lo que a nivel de relato escénico se conoce e intenta plantear.
Se extraña, asimismo, en las obras que presenciamos de Danza Espiral, un sentido más agudo humor virgiliano, de lo transgresor, burlesco, irónico, histérico, que aflora cínicamente en sus textos.
También, nos inquieta cierta falta de unidad en cuanto a la interpretación de los danzantes. Cuando nos referimos a esto, lo hacemos pensando en que los bailarines no se muestran con una misma línea interpretativa, una que demuestre que se ha curtido en ellos, desde lo movimental o corporal, la poética de Danza Espiral; y que se denotan desniveles profundos en cuanto al dominio técnico de algunos de estos. Todavía queda una labor intensa que realizar en ese sentido.
Mas, debemos señalar que pese a lo antes referido, destacan en la compañía el muy simpático y cuidadoso, dúctil, Christhoper Andy Boulet, Erique Leyva y, desde luego, la vital maestra Lilian Padrón, quien en su interpretación danzaria de Aproximación a la adivinación, segundo Intentonos demostró que la danza no se debe ceñir a una corporalidad determinada (el cuerpo juvenil por ejemplo), sino que cada sujeto tiene sus propias resonancias, su discurso, su rica naturaleza expresiva y que sólo hay que encontrarla.
También nos corroboró en esta pieza que todavía uno de los hitos de la danza moderna y contemporánea en Cuba, Lilian Padrón, sigue viva, activa, para que la danza fluya a través de ella.
Las presentaciones de Danza Espiral en Pinar del Río, en una provincia donde la práctica danzaria está tan deprimida, son muy agradecibles. No obstante, consideramos que una agrupación de merecido prestigio como esta, quizás podría “apretar más la mano”, desarrollar y precisar la dramaturgia escénica de algunas de sus piezas y, pese a las consabidas pérdidas y recuperaciones del elenco, trabajar más en lograr una igualdad interpretativa y estética que identifique a sus bailarines de otros tantos que andan por la geografía de nuestra isla y otros lares.
Con todo, agradecemos que los de Danza Espiral, en este minuto nos regalen en Vueltabajo un acercamiento tan digno a la obra de nuestro Virgilio Piñera.