Dainaris Águila


Dos corazones, un son y mucha cubanía

La danza vuelve a unir esencias desde la sencillez de un son; dos jóvenes, una coreografía, muchos nervios y la satisfacción de pisar el escenario con el talento preciso, fueron ingredientes que llevaron a Dainaris Águila Domínguez y Lázaro Castro Artiaga a conquistar el Premio de Interpretación en Danza Contemporánea y Folklórica Ramiro Guerra, que otorga la Asociación Hermanos Saíz cada año.

“Nunca había asistido a ningún concurso y estar en el ‘DanzanDos’ fue una experiencia única, muy agradecida con que nuestro director nos diera la confianza”, confesó la bailarina del Ballet Folklórico de Camagüey (BFC) tras conocer la noticia. Asimismo, su compañero de trabajo señaló: “fuimos los únicos bailarines de corte folklórico, y aun así obtuvimos mención con la coreografía del maestro Reinaldo Echemendía”.

Tras participar en el evento convocado por la compañía matancera Danza Espiral, la pareja de baile conquistó las miradas que hoy los posicionan como merecedores del importante galardón anual. “Saber que resultamos reconocidos con el ‘Ramiro Guerra’, nos deja una gran emoción, pero también más ganas de salir adelante”, dijo Dainaris, mientras Lázaro sentenció: “este premio nos compromete, a partir de ahora hay que dar el doble de lo que hemos hecho”.

Dainaris y Lázaro obtuvieron una de las tres menciones del certamen DanzanDos, del maestro Echemendía, Miembro de Honor de la AHS.Dainaris y Lázaro obtuvieron una de las tres menciones del certamen DanzanDos, del maestro Echemendía, Miembro de Honor de la AHS.

Ambos bailarines, frutos de las escuelas de arte, se imbricaron en el proyecto gracias a la mirada del coreógrafo y director del BFC Reinaldo Echemendía Estrada, quien apuntó: “Resultó complejo elegir entre toda la compañía, pero vi en ellos las características necesarias, lo hice pensando en artistas jóvenes con potencialidades para asumir la danza folklórica y a su vez tratar de elaborar proyecciones que fueran más allá con pinceladas de otras técnicas danzarias”.

Soneandos, nombre del espectáculo interpretado por la dupla bajo los acordes del emblemático tema “Esas sí son cubanas” llevó a su vez un arduo trabajo: “el montaje fue una especie de estudio ─precisó Águila Domínguez─ porque más allá del son exploramos también la danza moderna y lo combinamos con textos de Nicolás Guillén”. Por su parte Castro Artiaga añadió: “fue un proceso diferente, ya que el maestro nos dio la oportunidad de hacer aportes y creo que el resultado se vio en escena”.

Complacido por el desempeño de sus pupilos, Echemendía Estrada dijo: “es un lauro importante en el orden individual para ellos, pero también lo es para la compañía; realmente lo merecieron porque se apropiaron del trabajo y lo hicieron con desenfado, asumieron los roles con alto nivel técnico e interpretativo y sobre todo con mucha cubanía”.

Dainaris y Lázaro escriben con sus pasos hoy nuevas historias en la danza camagüeyana, jóvenes intérpretes que regresarán sin dudas al medio del cenital, agitarán sus cuerpos y volarán sobre la escena, unidos por la misma pasión: el arte, lenguaje universal de todos los tiempos.