Cronopios cubanos


Cronopios cubanos, espacio para acercarnos a la creación joven

Escribir es una de mis mayores pasiones, al mismo nivel de leer, escuchar música, disfrutar el teatro, la danza y el cine…, caminar por las calles y senderos de nuestra Cuba, adentrarnos en su belleza cultural. Hoy comenzamos esta sección, precisamente para compartir ideas y sensaciones sobre el quehacer artístico en nuestro país, en especial el relacionado con los jóvenes.

Cronopios cubanos toma el nombre de esos personajes inquietos, idealistas y sensibles de Julio Cortázar, diferentes a los famas (pretenciosos y formales) y  a las esperanzas (que parecen estar en un punto intermedio). El propio autor explicó que al encontrarse solo en un teatro en París en 1952 tuvo la sensación de que había en el aire personajes indefinibles, una especie de globos que veía como de color verde, muy cómicos y divertidos, muy amigos, que andaban por ahí, y se llamaban cronopios. En el libro Historias de Coronopios y de Famas toman más un aspecto relativamente humano, con sus conductas singulares, un poco como las de los poetas, según palabras del propio Cortázar.

Los cronopios cubanos a la vez debemos tener características muy particulares, en correspondencia con el alma de nuestra nación y el ritmo de nuestra cultura, desafiante y hermosa como pocas. Nos caracteriza el conocimiento de la realidad y también la ilusión.

El sobresaliente escritor argentino, padre de obras como Rayuela, Bestiario, Final del juego,  y 62/Modelo para armar, tiene también mucho de cubano, gracias a su relación con la Casa de las Américas y la Revolución, que tuvo gran impacto en la literatura, en la cultura latinoamericana y en la manera en que muchos comenzaron a ver la vida y los procesos sociales desde lo colectivo.

En una entrevista, publicada en varios medios de prensa, expresó: “En 1961 se produce en mi vida un hecho muy importante: es que yo hago mi primer viaje a Cuba y tomo contacto aquí con el mundo cubano, con la Revolución cubana, y eso fue coagulante, el catalizador que me mostró a mí hasta qué punto yo era latinoamericano, hasta qué punto yo era argentino, cosa que había ignorado durante muchos años. Puedo decir que a mí la Revolución cubana me metió en la historia, me hizo entrar en la historia. Yo antes solo pensaba en lo estético”.

La influencia de este autor en la literatura latinoamericana y universal es innegable, con un estilo que rompió moldes y experimentaba de manera constante. Era amante de las artes de manera general, con profundo compromiso social, otra de las enseñanzas.

En esta sección encontraremos acercamientos a libros, obras audiovisuales y de teatro, exposiciones, eventos y a cualquier otro fenómeno de la creación desde las visiones de un joven, que constantemente ve cronopios por toda nuestra geografía, personas humildes y enamoradas, que se inspiran o que desde lo cotidiano pueden motivar versos y canciones.

Queremos hacer más visible el entramado cultural de la nación, con gran protagonismo de los jóvenes. En ocasiones también brindaremos nuestros análisis sobre problemáticas y circunstancias relacionadas con la creación, incluidas polémicas en el ámbito intelectual más contemporáneo. Reflejaremos  parte del quehacer de la Asociación Hermanos Saíz, la cual agrupa a la vanguardia de los jóvenes escritores y artistas en Cuba, organización desafiante y hermosa, que pretende actualizarse de manera constante.

Uno de los desafíos es lograr que los creadores más talentosos de nuestra generación sean más conocidos en el panorama de nuestro país y también a nivel internacional, que poco a poco se conviertan en referentes desde su arte y pensamiento. Ellos deben ser los Maestros del futuro.

Cronopios cubanos será un espacio para pensar y soñar, para opinar y compartir criterios muy personales, para conocer más la obra de quienes sueñan con dar pasos fuertes en nuestro ámbito cultural  y en otras partes del mundo.