contemporáneo
La crítica de arte y su indispensabilidad cuestionada
La crítica de arte es también una forma artística y por tanto emana de las imágenes conscientes e inconscientes del propio crítico. Se sabe que cada obra, con independencia de las sensaciones y las emociones que la pulsan, tiene una parte objetiva y concreta que puede verse, palparse u oírse; y esa parte es la que evalúa el crítico a través de su filtro subjetivo, valiéndose de herramientas académicas.
En los últimos tiempos, en que el mercado parece obviar el ejercicio del criterio especializado, cuando compra y vende la obra de los artistas a su antojo, o cuando los creadores se autopromueven en las redes sociales ante una masa numerosa y explican su obra sin intermediarios, ¿cuán necesaria es la crítica de arte para los artistas? ¿Pueden los creadores prescindir de ella?
La función de la crítica no es precisamente “despedazar” y “matar” la creación. Existen juicios a favor de la obra de arte que la prestigian, explicando sus valores. Incluso, cuando el ejercicio crítico niega esos valores y reprueba la obra, pretende generar un gusto estético y estimular el ingenio de los artistas en la búsqueda de originales formas de expresión.
La doctora Graziella Pogolotti dijo al respecto: “La crítica tiene entre nosotros un sentido negativo… Esa opinión bastante difundida, oculta el verdadero sentido de la labor que corresponde a un crítico, limita su actividad y no tiene en cuenta el papel que le toca, situado entre el autor, la obra creada y el público, el de hoy y el de mañana”.
La crítica debe entenderse también como un proceso comunicativo en el que intervienen emisor, contenido, canal, receptor y efecto.
El emisor es el especialista: el teórico, investigador…; el contenido es el mensaje, el criterio en sí. El canal sería el medio donde se transmite el mensaje, entiéndase prensa plana, digital, radio, televisión o revista especializada. El receptor claramente es la audiencia que leerá, verá o escuchará el juicio experto, y el efecto se asocia a la sugestión que el mensaje sobre la obra transmitió o no.
No existe un manual reducido para el oficio crítico, y sí criterios encontrados sobre cómo debe ser el discurso especializado en función del canal (el medio comunicativo que promueve esas disertaciones).
La profesora, investigadora y crítico, Adelaida de Juan, estimaba la interpretación y el juicio de valor según el destinatario y los soportes en los cuales sería publicado. Un texto escrito para el periódico debía ser más claro y conciso en su lenguaje, para que los lectores no entrenados pudiesen comprenderlo. Un texto publicado en una revista especializada podía permitirse un lenguaje más técnico y enriquecido en tropos.
En cambio, el periodista, investigador y curador Israel Castellanos León, en una de sus reseñas concluyó que la esencia de la crítica se resume a un estilo especializado y asequible al mismo tiempo, al margen del soporte en el que aparezca: ya sea un catálogo, un periódico o la revista más elitista.
A estos criterios sumo otro, atinadísimo, que hallé revisando distintos libros y ensayos. Fue el razonamiento del historiador, crítico de arte y poeta, Orlando Hernández, que vio la luz en una edición de la revista La Gaceta de Cuba de 2004. Han trascurrido cerca de 17 años y todavía está vigente:
“Me molesta la jerga tecnicista y el bizantinismo en que tan a menudo se enfrasca la crítica de arte, su exceso de conceptualización, de teorización, de generalidades y su poca confianza en la sencillez de expresión y en el sentido común, que oculta a menudo un vergonzoso vacío de criterios propios, de inteligencia, de sensibilidad real. Este lenguaje de capilla, retórico, falsamente teórico y escasamente sensible, constituye por su ilegibilidad un obstáculo para el acercamiento del público al fenómeno artístico y para la comprensión de sus mensajes”.
Los artistas necesitan la crítica; no la halagadora que acomoda el hacer cotidiano. Necesitan una que demarque los terrenos estilísticos con análisis serios y plausibles, que arroje luz y de “tamaño de bola” sobre la actualidad de la creación, los discursos, los públicos. Esa que “peñizque” al artista cuando se atrofie en caminos autocomplacientes.
La crítica impulsa y promociona los procesos artísticos. Y el arte, como es sabido, tiene una función social. Digo más, el crítico puede contribuir a educar el gusto de las personas y a acercar el arte a los públicos, porque también es un promotor.
La crítica llena vacíos teóricos y contribuye a la historiografía. ¿Ello no significa también contribuir al patrimonio cultural de una nación? Cuando el experto reseña, deja testimonio histórico de un suceso artístico y sus protagonistas. El crítico hace futuro desde sus palabras; y no solo porque guía procesos culturales (eso queda claro) sino porque los valora y atestigua.
No seré absoluta. El artista contemporáneo no precisa (forzosamente) intermediarios para explicar su obra, es autosuficiente y puede hacerlo él mismo. Conoce sobre edición, fotografía, diseño, marketing y otras materias que le permiten gestionar su promoción en Internet. No ocurre con todos, pero sí en la mayoría. Apunto: vivimos un arte cada vez más conceptual, que obliga a sus creadores a mostrar no solo sus piezas sino los argumentos que las rigen.
“Esclarecer, promover y testimoniar son tres posibles atributos de la crítica que bien vale considerar para poder reconocer su importancia en un mundo en que la información deviene hecho imprescindible de supervivencia y conocimiento”, subrayó el ensayista, profesor, bailarín y coreógrafo habanero Ramiro Guerra.
No obstante, pese a esa autonomía del artista, apoyada en las tecnologías y la accesibilidad de información, la crítica resulta imprescindible si está en constante diálogo con el creador, si lo dota de lenguaje, si llama la atención sobre estilos y conceptos que ni él había percibido en su trabajo. La crítica siempre convidará a degustar la obra de arte, haciéndola atractiva a los sentidos de la audiencia.
Sirva ella, no como dictador sino como redentora: argumentación de base para reflexiones propias, traductora del arte para la sociedad, promotora de la experimentación y el talento.
Capítulo #14: El color cubano II (+Fotografías)
Apuntes sobre la obra fotográfica de Rubén Aja Garí
IV
Los desafíos contemporáneos para un fotógrafo transitan por definir un sistema de significación que demande un lenguaje desarmador por medio de la crítica. Ante la cámara el acontecimiento es por sí mismo problemático y problematizante. En esa ruptura que producen las lógicas miradas introspectivas del fotógrafo, hay una poética de la verdad, donde no se busca eludir la realidad sino presentarla.
El paisaje de la propaganda política de la nación cubana posee distintos tipos de lecturas. Los carteles, letreros e imágenes están condicionados por el contexto y la transformación constante de los elementos intervenidos para establecer el discurso. En esa multiplicidad de significados que aparecen tras el paso del tiempo, o la errada selección de espacios y conexiones simbólicas en la imagen propagandista, Rubén ha encontrado un lenguaje que también habla de nuestra identidad y civismo.
La imagen de fondo permite que el fotógrafo construya un lenguaje urbano que contextualiza, lo que a primera vista parece evitar lo político.
¿Es Rubén Aja un artista político?
Todo arte (el verdadero), es político.
Los proyectos utópicos de los hombres se sustentan en lo político como como eje centrar de su manifestación. La foto de la niña que pasa frente a la bandera, es una excavación en fragmentos emblemáticos de la imagen de Cuba. En esa voluntad por describir la realidad circundante y cambiarla mediante el arte, la fotografía de Rubén se resiste a la sola clasificación y evaluación de sus temas. Procura de manera consciente desafiar y subvertir la realidad desde los propios elementos que la integran.
El tratamiento de los símbolos captados por Aja es menos aleatorio de lo que se pudiera ver en la obra de otros fotógrafos. Ironiza con los símbolos y permite democratizar su empleo, trasformando la historia en una mera acumulación de extravagancias.
El descontento con la realidad en la sociedad moderna suele expresarse con violencia. Digamos que el fotógrafo es más persuasivo en el anhelo de reproducir este mundo. Que encuentra belleza en todos los elementos que existen ante su ojo. Al contrario de la vida, la fotografía consiste en detalles significativos iluminados por el destello de la cámara. La mirada ultradinámica de la fotografía sobre un objeto complace al espectador creándole falsas sensaciones. Como si sólo por mirar la realidad en la forma de un objeto, la fotografía fuera de veras real, es decir, surreal. Una característica que invade la experiencia del expectante y condiciona su mirada.
En esa disyuntiva pudiera parecer más fácil crear significados a partir de arquetipos políticos o publicitarios. Pero esos significantes son dispositivos de la realidad misma de los hombres y funcionan fuera del arte para marcar líneas de comportamientos. El artista debe llegar a ellos y desenmascararlos. Hacer de un lugar común y violento una imagen poética. Un signo de la belleza aun en la miseria material del hombre.
V
La ambivalencia como acción artística que es la fotografía no ha impedido que Rubén encuentre las historias que necesita contar. Aquella que reúnen a los individuos con sus posesiones, sus miserias, angustias y sus deseos.
En medio de la catástrofe el fotógrafo pone la mira sobre el sujeto. Nos muestra cómo definir la naturaleza de las cosas. Un cuerpo camina entre las aguas y carga todo lo que le queda, y tras la imagen el riesgo del artista que llegó hasta la tormenta e hizo la foto.
La imagen muestra al hombre bajo circunstancias que lo superan. El mar es una figura de poder, que en esta ocasión profana el reino de un hombre derrotado. Una similitud pudiéramos encontrar en la siguiente imagen, donde la bandera de la nación ondea rota en su hasta frente al poderoso mar.
El fotógrafo hace un paralelismo entre el poder del mar y toda una nación. Son muchos los significados que pudiéramos encontrar en una fotografía tan contundente como esta. Aquí lo casual, lo probable y lo posible entran en el juego. Las dos fotos terminan por mostrarnos una síntesis de la investigación del fotógrafo: el hombre, el símbolo y las circunstancias dadas de ambos. Todo esto referenciado en el contexto social y cultural cubano.
Algunos pudieran hablar del carácter social de la obra de Rubén Aja Garí, un componente siempre perceptible en su búsqueda. La narrativa de sus fotos tiene como eje esencial a la gente. El artista se empeña en no transitar por una visión pop, vulgar o kitsch. Se concentra en fragmentos, desechos y rarezas de la cotidianeidad, sin excluir nada. Esta naturalización de los propósitos prácticos y simbólicos de la existencia humana, pone en valor la pluralidad de situaciones captadas por su lente.
VI
Otra área de exploración de Aja ha sido la naturaleza como imagen no subvertida por el accionar del hombre. Estas imágenes captadas en el mundo natural, poseen otros riegos que resaltan al interés casual de un amateur. Todas las fotografías de Rubén nacen de sus temas nominales, y configuran un corpus identitario que no renuncia a su coherencia estilística. Algo que podemos apreciar en su serie Verdades esenciales.
La búsqueda de la belleza desde la selección sublime del sujeto/objeto muestran como resultado las imágenes anteriores. Su predilección por los pequeños instantes y la búsqueda de la perfección del mundo componen un territorio que se muestra a través de atributos muy singulares: flores, pájaros.
Hay en estas fotografías una intención por capturar lo incapturable. Por mostrarle al ojo humano aquello que no podrían ver sin la cámara de por medio. Aquello que no es perceptible a simple vista por condiciones biológicas. Un zunzún captado en pleno vuelo y mostrado en una imagen fija es una resolución imposible para la vista humana.
Rubén se desplaza entre distintos márgenes de la realidad inmediata para recordarnos todo lo que nos rodea. Todo lo que nos hace seres complejos y dichosos.
VII
Las relaciones que ofrecen las imágenes entre sí permite la interpretación de la realidad a través de ellas. De hecho, la importancia de las imágenes radica en que son un medio para incorporar acontecimientos a nuestra experiencia. Saberes que son suministrados a quien observa la foto, tras su vivencia. Ese material que llega a nuestro cerebro (personas, cosas y acontecimientos) que por lo general penetran inadvertidamente, a través de la gestus de fotógrafo concluye en acción emotiva y referencial.
La fotografía de Rubén Aja Garí con el pasar del tiempo ha adquirido un sentido crítico más profundo. Uno que requiere otros niveles de percepción ante las búsquedas complejas con que aborda la realidad.
Tras la percepción mermada de la vida contemporánea, Aja busca una transfusión para desdoblarse en nuevas experiencias creativas y motivacionales. Su versión de nuestra existencia es una búsqueda constante de la movilidad. Su obra es una práctica a prueba de crisis en un conflicto mediado por la luz.
Desnudo sobre el lienzo
Un sinfín de imágenes que responden a la magnitud de las emociones y conflictos del ser humano, sus desaciertos e inconformidades y una realidad cuestionada a través del lenguaje pictórico caracterizan la obra de Asniel Herrera (Chuli), joven cultivador de lo figurativo y abstracto del lienzo, uno de los más notables representantes de la nueva generación de artistas camagüeyanos, quien con pasos firmes se instaura hoy como promesa plausible en las artes plásticas de nuestro país.
Con el uso de las bondades de las nuevas tecnologías y su impacto en la sociedad contemporánea, unido a su tradición en el arte del pincel y del dibujo –destreza autodidacta adquirida–, Chuli logra crear una muestra ingeniosa y simbiótica, matizada por la experimentación que tanto profesa y ama.
Con este joven de 33 años, graduado de Instructor de Arte en la Universidad de Ciencias Pedagógicas de Camagüey y miembro de la filial principeña de la Asociación Hermanos Saíz, tuve la oportunidad de conversar en compañía del aroma del buen café.
Amor a segunda vista…
Era el niño que dibujaba corazones y flores en el aula, sin referentes en las artes plásticas ni aspiraciones serias. A los 15 años matriculé por puro embullo a la recién instituida Escuela Nacional de Instructores de Arte (ENIA) con la idea de instruir y acercarme al mundo de las artes plásticas, hasta entonces desconocido por mí.
Fue una época de mi vida en la que aprendí a ser consecuente con el arte y a ser deudor de mis maestros y de quienes cultivaron en mí el deseo de crear y enseñar. Así descubrí que quería ser artista y definirme como tal.
Una explosión sobre el lienzo…
Intento variar mucho mi trabajo, por lo que la experimentación hace que mis obras no se parezcan unas a otras, aunque después del “Proyecto Cielo” he logrado entrelazar todo lo que he venido haciendo a lo largo de estos años. La abstracción, lo figurativo, la expresión y mi amor por los grandes maestros clásicos de la pintura me desnudan y me disparan sobre el lienzo, y es esa sensación lo que ha creado una ideología estética que hoy distingue mi quehacer como artista.
En el caso de la fotografía siempre me he decidido por una imagen que me impacte y haga un balance entre el discurso de quien la toma en aquel momento y el discurso contemporáneo sobre el mismo tema y ese es el vínculo que quiero crear entre los autores clásicos y quienes marcan hoy su presencia en la web mediante la publicación de imágenes.
Bajo el mismo cielo….
El proyecto “Cielo” fue una idea que me cayó del cielo literalmente, una idea muy humana y naturalista con la que entendí la necesidad de encontrar un punto de convergencia e inflexión entre el internet y la pintura.
Era un intento de romper esas fronteras que nos separan a pesar de estar bajo el mismo cielo, el punto de contacto de toda la Humanidad con el deseo infinito de igualdad.
Para materializar este proyecto en 2012 utilicé las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, el correo electrónico y mi blog personal, solicitando a distintas personas que me enviasen fotos, sin parámetros técnicos, del cielo; del lugar donde vivían, tomadas en distintos momentos del día y en cualquier condición climática.
En un mes llegué a tener más de 120 fotos de los cinco continentes con la identidad del sitio y el autor adosadas. De ese total escogí 30 y así conformé la muestra, reproduciendo en lienzo y óleo lo que otros captaron con sus cámaras.
Así nació un proyecto con el cual logré el Premio Visuarte del Festival Internacional de Artes Visuales Contemporáneas de Cienfuegos, y el Premio único en el XXVIII Salón de las Artes Visuales Fidelio Ponce de León que organiza el Consejo Provincial de las Artes Plásticas de Camagüey, y se expuso en la XII Bienal de la Habana en 2015. Gracias a este proyecto tuve la oportunidad de recibir una residencia de artistas latinoamericanos por tres meses en China que coincidió con Meet in Beijing, el principal encuentro anual de las artes en esa capital, además de exponer en Colombia.
Esta muestra global me abrió las puertas para que me conocieran en el mundo del arte internacional.
El arte fuera del habano-centrismo….
Complicado, esa sería la palabra para definir la situación de la comercialización y promoción del artista plástico fuera de la capital habanera. Para insertarse en el panorama artístico del país es necesario lograr una visibilidad que lamentablemente en otra provincia no es loable.
Creo que para mejorar el futuro de las nuevas generaciones de artistas plásticos en Camagüey y en el país depende mucho de la educación que proviene de las Academias de Arte y de la unión de los Consejos de Artes Plásticas en cada región, con el fin de estimular a los estudiantes y que confluyan con los artistas consagrados y con los eventos de artes plásticas que se desarrollan en las principales galerías de cada territorio.
En tiempos de pandemia….
El año comenzó con una exposición personal “Como yo Puedo”que se realizó el 19 de marzo en la Galería Galeano de La Habana, luego llegó la Covid-19 y la galería cerró sus puertas, pero esto no significó que el público no pudiera disfrutar de mis obras. Las plataformas digitales, como medio de comunicación, me sirvieron una vez más para fusionar la pintura y el internet y brindar mi arte de una forma virtual y con mayor acceso.
La pandemia me llevó hacia la creación de una nueva serie de 12 autorretratos con formas diferentes de expresión facial, mañas inconscientes que hacemos cuando estamos en casa por costumbre o identidad personal. También me enfoqué en la realización de videos a través de Instagram, titulados “Amigos from home”, ya son siete los capítulos en los cuales artistas plásticos, ya sean cubanos o no, que viven en cualquier país del mundo, grabamos de forma online el proceso creativo de nuestros propios autorretratos.
Ahora mismo estoy trabajando en la publicación del catálogo de mis últimas exposiciones en La Habana, “Crónicas Sentimentales” (2018) y “Como yo puedo”, con la editora de “Arte Cubano”, un libro de 120 páginas, bilingüe, y con una documentación de cuatro textos críticos de mis obras más relevantes.
La AHS y yo….
En mis 10 años como instructor, aún sin pertenecer a la Academia de Artes de Camagüey Vicentina de la Torre y sin contar con un carné del Registro del Creador que te acredita legalmente como artista y con el que puedes acceder a la compra de los materiales y exponer en una galería comercial, la única organización que me podía abrazar en aquel entonces era la Asociación Hermanos Saíz. En 2008 me convertí en miembro de la filial principeña y gracias a ella, en 2012, pude oficializarme en el Registro del Creador.
La AHS trazó mi camino, fue donde realicé mis primeras exposiciones, me ayudó a promocionar mi obra dentro y fuera de la provincia y me dio la posibilidad de que el país me adoptara como artista profesional.
Pertenecer a la Asociación es sin dudas el primer paso para cualquier joven artista, seas de la Academia o no, es un diapasón gigante para todo aquel que desee comenzar su carrera en el mundo de las artes en general.
Del ismo al post: La pintura de Jassiel Palenzuela (+ Obras)
Jassiel Palenzuela (La Habana, 1989) es uno de los noveles cultores de la pintura que se distingue dentro del panorama artístico contemporáneo de nuestro país. Graduado de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro en el año 2008 y miembro de la Asociación Hermanos Saíz, actualmente se desempeña como artista visual independiente.
Ha sido merecedor, entre otros, del Premio XXI Salón de la Ciudad que otorga el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño de La Habana, como reconocimiento a su labor pictórica que cuenta con más de una veintena de exposiciones personales y colectivas en Cuba y el exterior. Su trabajo más reciente se nutre de los sistemas expresivos del glitch[1], las claves del Nintendo, la simbología pop y la representación fragmentada para discursar sobre las odiseas cotidianas y la relación hombre- universo.
Desde sus inicios, la propuesta visual del creador ostenta símbolos característicos –estrella, arcoíris, purpurina, castillo, sol, montaña– que nos remiten al lenguaje pictórico infantil y al videojuego. Si bien la metáfora como pretexto está presente en toda su obra, sus paisajes se van complejizando con los legados del Pop-art y los postvanguardistas; amén de los recursos del mass-media y la tecnología. Sobre su labor creativa en los últimos siete años vale destacar las series Desniveles (2013-2014), El sol parece (2014-2015), Horizonte de eventos (2015-2017) y Horizontes verticales (2017-2020).
En Desniveles, utiliza los íconos y personajes del videojuego para dialogar sobre epítomes sociales y existenciales. A ello suma la influencia del gesto pictórico expresionista heredado de sus antecesores, para con el frenesí de las pinceladas cortas, las texturas y las imágenes dispersas, remitirnos a un mundo en constante desintegración, colapsado e inestable.
La serie siguiente, El Sol parece, implica un cambio a nivel formal con el uso del acrílico y la plantilla. La pintura suprime su gestualidad y se subordina al prototipo de la plantilla confeccionada por el creador, que nos recuerda los efectos ópticos moiré[2] y el pixel muerto. Continúa apropiándose de personajes del videojuego, amén de la incorporación de nuevos protagonistas fruto de su imaginario, lo que revela un universo más personal.
Por su parte, Horizonte de eventos, es lo que en Física conocemos como el punto de entrada a un agujero negro, donde se distorsionan las leyes promulgadas por esta disciplina. De ahí que adquiere vital importancia el empleo de la plantilla, para subvertir los espacios habituales en la obra. Se aprecia una multiplicidad de realidades conviviendo en una misma pieza. El concepto de límite y la desfragmentación se vuelven protagonistas: a la vez que laceran y violentan los ámbitos conocidos, hacen confluir plurales historias en un mismo escenario.
Por último, en Horizontes verticales, nos revela una narración no lineal de la realidad. La anomalía del panorama pictórico se evidencia a través de la representación de realidades verticales simultáneas en un mismo lienzo. Las piezas de esta serie, exhibidas a inicios de marzo de 2020, hacen referencia a los códigos de barras, las pantallas múltiples de los celulares, así como a la interacción multisensorial de las redes sociales.
Sobre el creador la crítica ha señalado que volver a la pintura para Jassiel parece un amparo personal ante la desidia y la superficialidad que vivimos y el excesivo bombardeo de contenidos de consumo, pero no para esconderse en la belleza esteticista (…); más bien para deglutir lo que consume y devolverlo como un recodificador burlesco. Jassiel es un gamer, y asume la gracia del vintage computacional para remontarnos a aquellas obsesiones del proto-pixel de Seurat que con la era electrónica y digital se redimensionaron dentro del entramado de sensaciones vibrantes que hoy usamos para mucho, sin notar que vivimos en una época donde el arte se vale del error como contenido.[3]
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Notas:
[1] Un error en informática que no afecta negativamente al rendimiento de un programa. Se considera una característica no prevista que modifica la imagen que percibimos e incluso en programaciones puede modificar los resultados de nuestra interacción. Muchas veces se debe a problemas de codificación del sistema binario traducido en imagen, y a ficheros mal codificados o dañados, que al ser leídos forman imágenes erróneas.
[2] Efecto geométrico de distorsión ocasionado por la interacción de dos patrones de trama, situados uno encima del otro. El resultado es un nuevo patrón con un efecto visual peculiar, que se le suele llamar moiré o muaré
[3] Frency. La Habana, marzo de 2017. Doctor en Ciencias sobre Arte y Máster en Historia del Arte. Profesor, curador y crítico cubano. Premio de crítica Guy Pérez Cisneros 2019.
Una mirada inquieta al séptimo arte santiaguero
Santiago de Cuba posee un enfoque cinematográfico que se revela y se diferencia de otras producciones del resto del país. Su estética, las diversas formas de producción que se alternan según las realidades imperante en cada momento, las temáticas que imprimen cada metraje que sale a la luz sin importar el medio, sino los deseos de poner en la pantalla una mirada, una interpretación, una forma de ver su contexto en imagen y movimiento, son su modo de existencia. Pruebas suficientes existen en un sinfín de realizaciones desde el mismo universo creativo, donde confluyen realizadores autodidactas y egresados de la Facultad de Medios de Comunicación del Instituto Superior de Arte y de talleres de la Escuela Internacional de San Antonio de los Baños.
Lamentablemente muchas veces estas producciones carecen de una distribución, tal vez porque en el camino se van perdiendo los ánimos y quedan recluidas en el ostracismo por sus propios creadores o simplemente por su misma característica informal y alternativa de ver el cine y sus realidades, divorciándose en muchos casos de las convencionalidades que miden las selecciones en muchos eventos nacionales que recogen el séptimo arte y sirven de plataforma de difusión, condenándolas al silencio.
No es la primera vez que muchas de estas son rechazadas de festivales porque no son identificadas como “adecuadas” en su forma o porque carecen de una calidad. ¿Pero qué es el cine? ¿Es un buen sonido, una buena fotografía solamente o es también la historia que saca a flote, la intención de su director, la verdad hecha arte, el contexto tomado por un lente pendenciero? ¿El cine es solo lo técnico o las miradas al entorno? ¿El cine es solo filmar o proponer nuevas poéticas, sinceras, con lo que se tiene a mano sin limitarse a lo técnico, invitando a una evolución creativa? Muchas de estas preguntas siempre se vienen realizando en el llamado “interior” del país y no se hallan respuestas.
Aun así, el cine en Santiago sigue progresando con nuevos creadores que no se frenan y continúan interpretando su realidad con los medios que tienen a la mano. Hoy es mas fácil, cualquier dispositivo sirve para ello: desde una DSLR hasta un modesto celular posee la capacidad de captar en imagen y sonido, no discrimina, se deja llevar por un guion que va mutando tras estudios constante en un café o en intercambios paulatinos entre colegas en el transcurso de tiempo. Muchas obras existen y piden a gritos un diálogo con el público/protagonistas de sus escenas.
De ahí la necesidad de constituir un espacio idóneo para cumplir con la misión de recuperar los aires que siempre han caracterizado la creación cinematográfica en la ciudad y sus alrededores. Por eso, desde el día 5 hasta el 7 de agosto estará aconteciendo en Santiago de Cuba la primicia: la Primera Jornada de Cine Santiaguero La Mirada Inquieta. Nacido por el interés de la Asociación Hermanos Saíz y ProbetaFilms, una productora independiente junto al apoyo eternamente agradecido del Centro Provincial de Cine, con el objetivo de construir ante todo un lugar de encuentro y socialización de ese cine que viene surgiendo desde hace varios años y que muchas veces siquiera ha sido imaginado su existencia. Varias generaciones de realizadores se darán cita, desde aquellos que ya hoy son cátedra del cine independiente hasta aquellos jóvenes contemporáneos que los tienen como guía e inspiración.
Una muestra de la mayor curaduría del cine santiaguero jamás realizada donde cortometrajes de ficción y documentales, junto a lo experimental y las nuevas narrativas, servirán de espejo de esa realidad que en la urbe acontece. Directores como José Armando Estrada, uno de los pioneros del cine underground santiaguero, al lado de otros como Emmanuel Martín Hernández, Demián Rabilero, Carlos Melián, Rubén Aja Garí; y otros más jóvenes como Yunior Frómeta, Frank L. O´Callaghan, Yuris Elias Seoane; y artistas visuales que experimentan nuevas formas de expresión como Carlos Gil Calderón y Nazim Guerra, serán algunos de los presentes en las diferentes tandas de las tardes en el Cine Cuba.
Para poder servir de soporte y acompañamiento, en los horarios de la mañana habrá paneles teóricos y conferencias en torno a estos materiales y temáticas: como el cine en Santiago de Cuba, su producción independiente y las nuevas narrativas que van impregnando de nuevos aires el audiovisual en el territorio, con intervenciones de testigos y especialistas como Carlos Lloga, Daylenis Blanco y algunos de los creadores presentes, todos con experiencias y conocimientos para compartir e iluminar al público asistente.
La necesidad de encuentro, de conocimiento y de sacar de la oscuridad el cine de la ciudad ha dado como resultado esta jornada de cine santiaguero, no como una forma egocéntrica, sino como ensayo para lo que podrá constituir en tiempos venideros un festival nacional para visualizar y contribuir a las nuevas formas de hacer y pensar el cine, más allá de los medios a disposición, un espacio transparente donde los realizadores puedan dialogar a través de sus obras sin poses y limitaciones de producción. Un evento donde el fin esté por encima del medio, rompiendo las barreras existentes en otros festivales semejantes y le dé riendas a la experimentación.
La creación cinematográfica no puede dejar de estar. Y para ello debe tener un paralelismo: un espacio donde muchas miradas se fundan en una sola Mirada Inquieta.
Escena # 1: La Caja Negra, una biografía generacional
I
El teatro es un acto de fe. Un salto al mundo interior de los hombres. Un desafío a las invenciones sociales/morales/filosóficas/políticas. Una excavación a través del yo y sus armonías conductuales. Una praxis de la ética grupal.
Cuando el 14 de junio de 2016 empezamos a entrenar en el patio de la Casa del Joven Creador de Santiago de Cuba, nunca imaginé los avatares de la creación teatral. El teatro era un conjunto de valores que se mostraban ante mí como un absoluto caos. Un caos hermoso y seductor, una comprensión otra sobre mis circunstancias y mis búsquedas expresivas. En ese momento no pude intuir los dilemas que vienen junto a la profesión, donde legitimar cada gestus creativo es un ejercicio de perseverancia total.
El teatro que imaginaba era un cuerpo puro y transgresor, un cuerpo que creía ser capaz de representar. Todos los días a las 5.00 pm, un grupo de ocho amigos se encontraban para darle forma a esa ilusión. Entonces trabajaba como profesor de actuación en la Escuela Profesional de Arte José María Heredia y Heredia; algunos de mis estudiantes se interesaban por alargar las jornadas docentes. La AHS sirvió para encontrarnos y desarrollar nuestras capacidades en una instancia extracurricular. Necesitaba conectarlos con el teatro como cuerpo del deseo, como acción viva. Algunos se cuestionaban si querían ser actores, si en verdad tenían talento para una profesión que les parecía tan distante y poco prometedora. ¿Puede el teatro ser un acto de re-conducción/de salvación? ¿Cómo nace un cuerpo teatral?
Un total de ocho personas iniciamos el trayecto. Alexis Martí Veranes, también profesor de la escuela y egresado del Instituto Superior de Arte; Erasmo Leonard Griñán Labadié, egresado en actuación por la escuela Manuel Muñoz Cedeño de Granma; José Alfredo Peña Ortiz, estudiante de Letras de la Universidad de Oriente; Adrián David Bonilla Chía, Raudelis Maceira Torres, Diego Alexander Torres Olivares y Ahmed Ramos Lescay, todos estudiantes (en ese entonces) en el nivel medio de actuación en Santiago de Cuba.
No teníamos un claro interés por crear un grupo de teatro, aunque en la praxis si actuáramos como tal. Nos conocimos a través de la escena y del ritual del café. Todos los días ensayo y luego al Café Sofía en la Plaza de Marte. Así me obsesioné con el teatro y el café expresso como elemento complementario.
- ¿Realmente buscábamos algo?
- ¿Puede el teatro ser una práctica feliz?
- ¿Tiene algo que ver con el café?
- ¿Por qué el teatro para nosotros empezó como un juego?
- ¿Por qué no unirnos a creadores o instituciones teatrales de mayor trayectoria?
El teatro santiaguero no nos cautivaba. No tenía ninguna conexión con nosotros. Ni siquiera su valiosa historia nos parecía (en ese entonces) tan valiosa. Necesitábamos hablar de los conflictos de la gente que conocíamos, de nuestros familiares y amigos. Necesitábamos hablar de ese teatro que no nos representaba.
- ¿Por qué empezar en el camino por el kilómetro cero?
Desde el kilómetro cero redescubrimos la palabra “necesidad” como indulgencia política/estética/social/teatral. Un motor que impulsó las tardes de ensayo convirtiéndolas en algo más que un gimnasio común. El entrenamiento como búsqueda sistémica: cuerpo, psiquis, voz e intelecto. La lectura y la visualización de textos y espectáculos teatrales de distintas latitudes (en video/soportes digitales) alimentaron nuestra insipiente búsqueda. Los que eran estudiantes vieron sus primeros espectáculos de Teatro El Público, Teatro de la Luna, El Ciervo Encantado, Teatro Buendía, Argos Teatro y otros tantos del panorama nacional e internacional durante esas tarde-noches. Se trataba de un aprendizaje sin fronteras y sin marcas de agua.
Recuerdo cuando compartí con ellos Visones de la Cubanosofía, obra de la maestra Nelda Castillo. Todos nos sentamos en el suelo frente a la imagen de proyector casi desechable. Desde el primer minuto sus rostros actuaron como una sinfonía. La obra causó en ellos el mismo efecto que antes había producido en mí. Fue el día más importantes en la biografía del grupo en estos cuatro años. Nos cambió todo.
Luego de esa noche nuestra “necesidad” era hacer algo tan vivo. Algo tan poderoso como el Martí de El Ciervo Encantado. Un Martí que no decía palabra alguna pero que rompía el pecho de quien lo observara. Allí encontramos un teatro menos complaciente, audaz y sincero. Un teatro bello y demoledor.
¿Cómo hacer un teatro tan cubano como el de Nelda Castillo? ¿Cómo entender la grandeza de cualquiera de sus imágenes? ¿Cubanosofía? Lo cierto es que no pudimos entender la obra más allá del plano sensorial. Ese momento nos dijo cuánto necesitábamos crecer/buscar.
No me percaté cuando nuestras rutinas diarias de entrenamiento se convirtieron en ritual de aprendizaje (consciente), ni cuando nuestra “necesidad” nos impulsó a declinarnos por cierto lenguaje escénico. No queríamos repetir el modelo preexistente en la ciudad: las relaciones, lo popular, el folclor, la farsa, o lo didáctico. Cuando el escenario se convirtió en el único fin posible ya éramos un grupo, o al menos así nos veíamos.
Un día llegué con algunos textos para trabajar. Mi escritura surgió (también) como resultado de lo escénico. Empecé a darle voces a los cuerpos, a combinarlos sobre situaciones precisas, a encontrar el rostro/máscara/espíritu de cada ente. Así nació nuestro primer espectáculo: El Deseo (otro panfleto escénico). Un proyecto ambicioso que nos mostró al teatro como participación política, como debate generación y área de contagio ideológica.
II
La experimentación como máxima de nuestro ejercicio investigativo no fue un capricho, sino un resultado imposible de eludir. La búsqueda de información nos permitió investigar y asomarnos a caminos diversos. Nuestra “necesidad” fue el trampolín hacia un lenguaje diferente al de nuestra escena popular y carnavalesca.
El performance se mostró como el camino más práctico en el cual pudimos mantener una misma unidad conceptual. Nuestros referentes teóricos encontraron forma y con ellos nacieron nuestros espectáculos e intervenciones artísticas. Confieso que si alguien más en la ciudad hubiese trabajado sobre motivaciones parecidas, nuestro camino sería otro. Nuestra edad creativa y biológica nos impulsaba a buscar “lo diferente”/”lo distinto”, algo que fue tomado como negación absoluta a la tradicionalidad de la urbe. Hoy entiendo que sí estábamos negando muchas cosas, sobre todo aquellas que erróneamente consideramos desechables y otras que aun vemos infértiles. Hoy entiendo que para crear una entropía como la nuestra hay que negar siempre algo.
Cuando el proyecto de grupo necesitó un nombre, sentí que la maquinaría funcionaba. Elegir un nombre para un hijo es elegir una serie de significados los cuales nos gustaría encontrar en él. Busqué un nombre capaz de encerrar nuestros preceptos estéticos. ¿Manifiesto? Un nombre para nuestra postura divergente.
El estreno de la obra El Deseo (otro panfleto escénico), involucró a diferentes amigos de otras disciplinas, en especial a Frank Lahera O´callaghan. Frank se convirtió en performer y realizador audiovisual para el grupo. La idea de ser un proyecto interdisciplinario se instauró en el colectivo y condicionó nuestras definiciones escénicas y artísticas.
Una tarde al ver un documental sobre catástrofes aéreas encontré el nombre ideal para el grupo. El documental hablaba de la caja negra como un dispositivo que registra la actividad de los instrumentos y los tripulantes en las aeronaves y otros medios de transporte. Su función es almacenar datos para analizar los momentos previos antes de un accidente y establecer sus causas. Además las cajas mostradas por el documental no eran negras sino naranja. El nombre que había escuchado ciento de veces en ese instante me cautivó: La Caja Negra. Me gustaba como nombre pero necesitaba algo más que lo obvio. Debía simbolizar algo más. Debía sintetizar lo que queríamos ser.
Ese mismo día investigué sobre la caja negra como un concepto más amplio. Descubrí que en la teoría de sistemas y física, se denomina caja negra a aquel elemento que interesa por su forma de interactuar con el medio que le rodea (lo que hace, sin dar importancia a cómo lo hace) sin que se precise conocer los detalles internos de su funcionamiento.
Por otro lado, la psicología emplea el término como metáfora para señalar aquel componente que se encuentra entre el estímulo y la respuesta (conducta). Un concepto adoptado desde la biología del comportamiento y utilizado por la corriente conductista para definir procesos cognitivos de procesamiento mental interno (afectos, sentimientos, pensamientos, deseos e ideas).
Lo curioso es que el término poseía también una connotación teatral. Un concepto utilizado y desarrollado por grupos experimentales. Se le nombra caja negra a una sala en su totalidad pintada o cubierta por telones negros, creando un cuadrado perfecto sin adornos ni escenario. Donde el público se coloca en gradas o sillas en diferentes posiciones y los actores pueden distribuirse de manera aleatoria.
Esa misma noche llamé a uno de los muchachos y le dije: “¡Ya tenemos nombre!” Bajo esas condicionantes el proyecto adquirió su nombre: Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA.
III
Nuestra búsqueda conceptual parte de los lenguajes estéticos ya validados durante el devenir de la historia teatral (Meyerhold, Artaud, Growtoski, Barba, Kantor, Living-Theatre y Peter Brook). Nombres que junto a otros pertenecientes a una vanguardia más contemporánea (Rodrigo García, Angélica Liddell, Romeo Castellucci, Robert Wilson y Jodorowsky), diversifican y complementan nuestras búsquedas referenciales.
También habrá que agregar la subversión de todo ese material por la influencia de creadores como Hans Richtner, Marcel Duchamp, Wolf Vostell, Pina Bausch, Marina Abramovic, David Lynch, y muchos otros en una lista interminable.
-
¿Y el teatro cubano?
La apatía que sentíamos por el teatro de la ciudad nos llevó a huir de la escena cubana. Solo algunos grupos nacionales entraban en nuestro radar, era imposible no seguir a Carlos Díaz, Carlos Celdrán o Nelda Castillo. Pero lo cierto es que nos conectamos con otra visualidad, y con ella, otras formas de resignificar la escena.
IV
El grupo tomó como centro la creación escénica, pensada y practicada desde una transdisciplinariedad que implica las artes visuales, la literatura, la música y el performance como prácticas de lo real.
Como grupo de experimentación empezó a trabajar en diversas direcciones: un plano investigativo (desde lo antropológico hasta lo estético, estableciendo nuevas formas de adquisición y relación con la información durante los procesos de trabajo).
El plano de “la gestión” y “la producción” resultaron ser definitorio en la sobrevivencia del proyecto. Tal exploración nos permitió adentrarnos en la intervención social, la relación con nuevos públicos y los rediseños de las relaciones comunitarias. Al utilizar nuestros dispositivos artísticos como un elemento dinamizador, la comunidad es entendida como un lugar infinito para la puesta.
Nuestros objetivos a corto/mediano/y largo plazo llenaron de ambición nuestras acciones. Yo veía –¡y aun veo!– en LA CAJA NEGRA una plataforma para articular una relación orgánica entre las búsquedas investigativas, las creativas y las estrategias de gestión. Una oportunidad para diseñar e impulsar procesos de formación, pensamiento e investigación en los campos de la escena contemporánea.
Una oportunidad para establecer un espacio de formación para estudiantes, creadores y público en general, a través de otras formas artísticas que transitan por una experimentación formal al interior del hecho escénico. Pero tanta ambición necesita estructura moral y financiera. Necesita ser vista como una acción (preferentemente) asumida por el gremio, que desde los inicios negó nuestro trabajo.
Abordar temáticas que problematicen/contradigan en la escena santiaguera, desde una concepción y un repertorio contemporáneo no ha resultado siempre del todo feliz. Las búsquedas conceptuales del grupo imponen una visión del teatro distinta en un contexto envejecido.
Nuestro teatro gana espacio mediante el trabajo de captación y formación de nuevos públicos, acción que se ha convertido en parte indispensable de nuestra labor. Nuestra sobrevivencia responde en un 50 por ciento al diálogo con la institución y, en otro 50 por ciento, a nuestra capacidad para habitar underground e independiente a algunas estructuras.
V
Hoy día nada es más imprescindible para el grupo que comprender las zonas creativas del teatro cubano. Nuestro viaje empezó a la inversa. Hoy nos sentimos capaces de renovar algunos códigos e involucrarnos con otras corrientes de sentido. Hoy entendemos al Martí de Nelda Castillo y el folclor santiaguero.
Después de cuatro años solo quedan tres fundadores del grupo inicial. Algunos decidieron no continuar con la idea, otros marcharon al no poder recibir un contrato profesional.
Encontramos en la Asociación Hermanos Saíz un respaldo para continuar ante la postura de otras instituciones de no aceptarnos y no promovernos. Nuevos miembros y colaboradores se encuentran inmersos en todos los procesos de creación y gestión. Arquitectos, fotógrafos, artistas visuales, coreógrafos, escritores, dramaturgos, bailarines, músicos, investigadores, psicólogos y periodistas hacen del grupo su fin profesional.
LA CAJA NEGRA es más que un grupo. Es un lugar donde todos participamos de la misma construcción. Un país, una casa, una escuela, un sueño, un escenario, un estado mental. Nuestra cotidianeidad es un constante salto de fe. Una exposición política/filosófica que asumimos con responsabilidad. Cada gesto artístico es un coro de voces creativas/inclusivas/colectivas. Voces que definen nuestra postura y amplifican una biografía generacional.
¡Participa en el Salón de la Ciudad de Camagüey!
La Galería de arte universal Alejo Carpentier y la Dirección Municipal de Cultura en Camagüey, convocan a la XXX Edición del Salón de la Ciudad a realizarse en Camagüey entre el 2 y el 5 de febrero de 2019, con motivo a la celebración del aniversario 40 de la Galería Alejo Carpentier.
BASES DE PARTICIPACIÓN PARA ARTISTAS:
Tema del Salón: Cuba: imagen y concepto en el lenguaje contemporáneo de las artes visuales.
- -La convocatoria está abierta a todos los creadores cubanos.
- -Se recibirán obras en todos los formatos y técnicas, así como las más diversas concepciones morfológicas, estéticas e ideo-temáticas.
- -Las obras deben ser inéditas en Camagüey y no deben haber obtenido premio en otros eventos.
- -Cada artista podrá presentar un máximo de tres obras a la Galería Alejo Carpentier, con dirección en la Calle Luaces No. 153, entre Independencia y San Pablo, Camagüey.
- -Los artistas interesados en participar deben traer en formato digital o enviar a los correos que se indica al final de esta convocatoria, la siguiente información antes del viernes 10 de enero de 2020:
- -Imagen digital de las obras en formato JPEG de 1024×768 pixeles por pulgada (Equivalente de estándar de visualización en escritorio de PC)
- -Ficha técnica de las obras: Título, materiales y soporte, dimensiones, año de realización y necesidades especiales de montaje. En caso de los performances el proyecto con el guion y los esquemas gráficos.
- -Currículum del artista (datos personales, premios, exposiciones y eventos más importantes)
- EL PLAZO DE ADMISIÓN CIERRA EL VIERNES 10 DE ENERO DE 2020.
- LA SELECCIÓN DE OBRAS SE PUBLICARÁ EL VIERNES 17 DE ENERO DE 2020.
- LAS OBRAS SELECCIONADAS SE RECIBIRÁN HASTA EL VIERNES 24 DE ENERO DE 2020.
La Galería de arte universal Alejo Carpentier convocará un jurado de admisión conformado por especialistas de reconocido prestigio artístico e intelectual. Dicho jurado será el encargado de realizar la curaduría del Salón y de negociar con los creadores cuestiones específicas del montaje o producción de las obras.
PREMIO DEL SALÓN DE LA CIUDAD
El Jurado otorgará un Premio Único, y tantos reconocimientos como considere justo, consistentes en diploma acreditativo y compendio de literatura sobre artes visuales.
Se invitará a otras instituciones y personalidades a otorgar premios o realizar adquisiciones según sus propias bases.
BASES DE PARTICIPACIÓN PARA CURADORES:
- La convocatoria está abierta a todos los creadores cubanos.
- Los curadores interesados en participar deben traer en formato digital a la Galería de arte universal Alejo Carpentier, con dirección en la Calle Luaces No. 153, entre Independencia y San Pablo, Camagüey, la siguiente información antes del viernes 10 de enero de 2020:
- Proyecto Curatorial que contenga obligatoriamente los siguientes datos:
- a) Imagen digital y ficha técnica de las obras que integran el Proyecto: Título, statement, materiales y soporte, dimensiones y necesidades especiales de montaje. En caso de los performances el proyecto con el guion y los esquemas gráficos.
- b) Currículum del Curador (datos personales, premios, exposiciones y eventos más importantes).
- c) Especificidades de montaje.
- Se recibirán proyectos que defiendan las más diversas concepciones formales, morfológicas, estéticas e ideo-temáticas.
- Los proyectos curatoriales deben ser inéditos en Camagüey.
- Cada curador podrá presentar hasta dos proyectos curatoriales.
- EL PLAZO DE ADMISIÓN CIERRA EL VIERNES 10 DE ENERO DE 2020:
- LA SELECCIÓN DE LOS PROYECTOS SE PUBLICARÁ EL VIERNES 17 DE ENERO DE 2020.
La Galería de arte universal Alejo Carpentier convocará un jurado de admisión conformado por especialistas de reconocido prestigio artístico e intelectual. Dicho jurado será el encargado de seleccionar los proyectos que serán defendidos durante el evento teórico del Salón.
PREMIO DE CURADURÍA DEL SALÓN DE LA CIUDAD
Consistente en:
Exposición del Proyecto Curatorial ganador en la Galería Alejo Carpentier, durante el año en curso, garantizando los gastos de promoción, cartel, catálogos y brindis inaugural.
Coproducción de una muestra itinerante con el Proyecto Curatorial ganador, en espacios importantes de otras ciudades y eventos de las artes visuales del país.
BASES DE PARTICIPACIÓN PARA ARTISTAS JÓVENES:
La convocatoria está abierta a todos los creadores camagüeyanos menores de 35 años, con tema libre.
Se recibirán obras en todos los formatos y técnicas, así como las más diversas concepciones morfológicas, estéticas e ideo-temáticas.
Las obras deben ser inéditas en Camagüey y no deben haber obtenido premio en otros eventos.
Cada artista podrá presentar un máximo de tres obras a la Galería Alejo Carpentier, con dirección en la Calle Luaces No. 153, entre Independencia y San Pablo, Camagüey.
Los artistas interesados en participar deben traer en formato digital o enviar a los correos que se indica al final de esta convocatoria, la siguiente información antes del viernes 10 de enero de 2020.
Imagen digital de las obras en formato JPEG de 1024×768 pixeles por pulgada (Equivalente de estándar de visualización en escritorio de PC)
Ficha técnica de las obras: Título, materiales y soporte, dimensiones, año de realización y necesidades especiales de montaje. En caso de los performances el proyecto con el guion y los esquemas gráficos.
Currículum del artista (datos personales, premios, exposiciones y eventos más importantes)
- EL PLAZO DE ADMISIÓN CIERRA EL VIERNES 10 DE ENERO DE 2020.
- LA SELECCIÓN DE OBRAS SE PUBLICARÁ EL VIERNES 17 DE ENERO DE 2020.
- LAS OBRAS SELECCIONADAS SE RECIBIRÁN HASTA EL VIERNES 24 DE ENERO DE 2020
La Galería de arte universal Alejo Carpentier convocará un jurado de admisión conformado por especialistas de reconocido prestigio artístico e intelectual. Dicho jurado será el encargado de realizar la curaduría de Salón y de negociar con los creadores cuestiones específicas del montaje o producción de las obras.
PREMIO DEL SALÓN DE LA CIUDAD
El Jurado otorgará un Premio Único, y tantos reconocimientos como considere justo, consistentes en diploma acreditativo y compendio de literatura sobre artes visuales.
Se invitará a otras instituciones y personalidades a otorgar premios o realizar adquisiciones según sus propias bases.
El velorio de la bobería, más que un concierto
El velorio de la bobería es el título del concierto que la orquesta La Cruzada regaló este sábado, a las 9:00 P.M., en la sala Tito Junco, del Centro Cultural Bertolt Brecht, en la capital cubana.
Los asistentes pudieron disfrutar de 18 temas, casi todos compuestos por Gustavo González, líder de la agrupación que fusiona varios ritmos y sonoridades, como el hip hop, el rap, la música electrónica, la timba y la rumba, en una especie de gran ajiaco acompañado por letras que motivan el pensamiento.
Anteriormente, González expresaba al Portal del Arte Joven Cubano que el concierto fue concebido como una gran obra, compuesta por partes segmentadas, lo cual constituye, también, un homenaje a la música cubana desde la diversidad.
“Ojalá sea más que un concierto, una manera de hacer disfrutar al público y provocar reflexiones sobre la necesidad de eliminar la chabacanería en las propuestas artísticas”, afirmaba antes de subirse al escenario.
El graduado de Ingeniería Industrial y fundador de La Cruzada reflexionó además sobre cómo en ocasiones los públicos validan propuestas desfavorables, por eso la importancia de jamás olvidar lo mejor de la música cubana y aprovechar siempre algunos de sus elementos tradicionales.
Neris González Bello, musicóloga y manager del grupo, resaltó que durante el concierto se grabóará la sexta producción discográfica del grupo y también un videoclip, con el mismo título general.
Refirió que el diseño en la sala Tito Junco estuvo concebido como una especie de teatro arena, con mucho movimiento dentro de la escena y otros elementos, para romper convencionalismos.
Entre los invitados figuraron Rumbatá, César Pupy Pedroso, Yasser Edén, líder de la banda Zona Franca, y Abdel Rapsals, más conocido como El Lele Jr, cantante de los Van Van.
La Cruzada, integrada totalmente por jóvenes, es una orquesta que promete, con una carrera ascendente y cada vez mayor cantidad de seguidores.
Ensayo general!! Con grandes del pentagrama musical cubano contemporáneo: Pupy Pedroso, Abdel Rasalps (El Lele) y Pancho Amat. La joven generación también se suma: Yasser Eden (Zona Franca) y Jazz Band del Conservatorio Amadeo Roldán. En los últimos minutos antes de “El velorio de la bobería”. Nos vemos en la Sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Brecht. A celebrarle el velorio a la bobería!! HOY sábado 2 de noviembre!9pm!#LaCruzadaEstaEnLaCasa
Publicada por Neris González Bello en Sábado, 2 de noviembre de 2019
Resulta favorable su manera de concebir la música, mediante la fusión de códigos contemporáneos y otros elementos de la música tradicional cubana.
El velorio de la bobería expresa mucho más que el título de una canción o un concierto, pues constituye una pretensión permanente de la agrupación y sus integrantes, una propuesta sugerente que merece la atención de muchos.
El arte es la búsqueda de la vida
Un hombre de profunda sencillez, de esas personas extraordinariamente positivas que siempre ven los colores de cada cosa y parecieran estar dispuestos en todo momento a tenderte una mano, con una sonrisa esbozada en el rostro. Ese es el primer recuerdo que tengo de Hasan Erkek cuando lo conocí en el III Encuentro de Promotores de la Poesía.
El Dr. Hasan Erkek había viajado desde Turquía para participar en la 28ª Feria Internacional del Libro de La Habana, oportunidad en la que también se estrenaría para el público habanero su obra El Umbral, llevada a escena por la compañía Teatro Gaviota, en la sala teatro El Sótano.
Este poeta, dramaturgo y profesor turco ha recibido disímiles premios y reconocimientos por su obra, que se complementan con una cantidad similar de publicaciones, traducciones y puestas en escena en diversos países. Actualmente es presidente de la Sociedad de Dramaturgos y Traductores de su país, y Profesor Titular del Conservatorio de Estado de la Universidad de Anatolia.
Ante las diversas cualidades que pueda tener como escritor sobresale la de ser una buena persona, y ahí es precisamente donde comienza el puente entre La Habana y Estambul, en el umbral de todo lo posible, como los capullos de esas margaritas que comienzan a abrirse en el corazón del poeta.
Comenzaste a escribir desde muy joven y pronto llegaron los premios y las publicaciones. ¿Cómo fue que te iniciaste en la literatura, especialmente, en la dramaturgia?
Desde niño, cuando tenía entre 10 y 11 años, ya escribía poesía. Básicamente eran imitaciones de poemas que leía en los libros escolares. Poco a poco fui tratando de escribir poemas propios, más originales. En la enseñanza secundaria, entre los 13 y 14 años, mis profesores publicaron mi primer libro de poesía con la ayuda de la institución y familiares.
La cubierta del libro fue diseñada por mi profesor de artes plásticas Ekrem Kadak, que ahora es un gran pintor en Turquía. Siempre uso sus obras para ilustrar la cubierta de mis libros.
En la secundaria también empecé a escribir cuentos. Aunque en esta época todavía no escribía nada para el teatro, actuaba en las obras que preparaban en la escuela. Organizábamos entre dos y tres obras cada año.
Durante mis estudios preuniversitarios continué escribiendo poesía, cuentos y actuando en las actividades escolares. Luego empecé a hacer apuntes para el teatro, que eran representados por mis compañeros de aula.
Reconozco que disfrutaba mucho al ver la puesta en escena de las obras que había escrito. Por ello comencé a estudiar teatro y decidí que quería ser dramaturgo. La poesía ya era una pasión eterna para mí, por eso algunas veces la combinaba con el teatro.
Obtuve mi primer premio nacional siendo estudiante del Departamento de Teatro. En 1989, la Radio y Televisión Nacional de Turquía organizó algunos concursos en saludo a su aniversario 25. Mi obra para radio ganó el Gran Premio. A partir de ahí he recibido más de 20 premios nacionales e internacionales.
Cuando me gradué decidí dedicarme por completo al teatro. Así combinaba el arte y la ciencia (la dramaturgia es la ciencia del arte del drama). Durante 25 años he trabajado en el Departamento de Artes Escénicas de la Universidad de Anatolia. En 2009 me hice profesor de dramaturgia y hasta la fecha no he dejado de impartir talleres y conferencia, pero nunca dejé de escribir.
¿Cuáles son tus influencias literarias?
Mis influencias siempre fueron la lectura y la observación. Desde joven leía los autores y obras clásicas. Fui un muchacho muy curioso sobre las cosas de la vida, y la vida misma es siempre inspiradora para mí.
La poesía como modo de expresión, máscara, arma, bandera… es una parte inseparable de tu vida, ¿qué deseas comunicar con ella?
En primer lugar, me gusta expresarme. En segundo lugar, trato de cultivar la sensibilidad de la gente que me rodea y extender ese círculo. Mi esperanza es poder agregar una flor o un ave a la gran herencia de la humanidad. El arte en sí no es un arma, pero si eres capaz de cambiar la sensibilidad de la gente con arte y educación desde la infancia, ellos serán capaces de cambiar todo lo necesario por el bien de la humanidad.
Vives en un país que se extiende sobre los límites de dos continentes, con una exquisita mezcla de culturas. ¿Qué han aportado esto a tu trabajo?
Es posible ver las huellas de esas raíces culturales en mi poesía y mis obras de teatro. Alimento mi literatura de diferentes fuentes. Esa es mi posibilidad al haber nacido en un país como Turquía. Realmente tengo mucha suerte. Crecí en una cultura rica que surgió de varias culturas. Turquía es un puente cultural entre oriente y occidente, norte y sur, con vastas dimensiones espirituales y financieras. Trato de hacer una combinación contemporánea y original en medio de todo eso, y espero poder lograrlo.
¿Qué nos puedes contar sobre la literatura turca que se escribe actualmente?
En Turquía tenemos una gran tradición literaria, contamos con grandes poetas y autores, pero no los hemos presentado lo suficiente ante el mundo. Probablemente conozcas algunos como Nazim Hikmet, amigo de Cuba, cuya obra ha sido publicada en la isla, Yasar Kemal u Orhan Pamuk, este último Premio Nobel de Literatura, pero te podría mencionar una lista de 20 autores y poetas reconocidos a nivel mundial.
Gran parte de su obra está dedicada a los niños, ¿cómo crees que deberías ser la literatura para niños, especialmente en los tiempos que vivimos?
Realmente he escrito casi la misma cantidad de obras para ambos grupos de lectores y audiencias: niños-jóvenes y adultos. He escrito ocho obras de teatro para niños, tres para jóvenes y siete para adultos.
Creo que los niños y los jóvenes necesitan creaciones de alto valor artístico (libros, obras de teatro, películas, música…). Ellos son no solo la audiencia del futuro, son la audiencia de hoy.
Son muy sinceros en la manera en que reaccionan (negativa o positivamente). Me gusta la sinceridad y soy consciente de mi responsabilidad al escribir para ellos también.
De todas las obras que ha escrito, que han sido representadas en diferentes países, me gustaría destacar El Umbral, que recientemente fue llevado al escenario para el público cubano por el grupo Teatro Gaviota. Cuéntame un poco sobre ella.
El Umbral es una de mis obras premiadas en 1977. Es la segunda parte de una trilogía homónima. Me tomó seis años escribirla. En el momento de su estreno por el Teatro Municipal de Estambul se llevó a escena cien veces y tuvo más de treinta mil espectadores. Fue la obra más vista de ese año.
La trilogía El Umbral es muy importante para mi vida. Hasta la fecha ha ganado más de 20 premios y se han publicado 25 ediciones en diferentes editoriales e idiomas por todo el mundo, entre ellos Francia, España, Armenia y Azerbaiyán. Hace unos años en la Facultad de Bellas Artes de mi universidad se inauguró una exposición de carteles de las puestas en escenas. Este año sumo una más a ese conjunto. Nunca olvidaré la reacción que tuvo el público cubano, su amistad y cariño mientras contemplaban las escenas.
La obra es una tragedia que, tratada desde un lenguaje lírico, utiliza la poesía no solo en los diálogos, sino en las situaciones. Hay muchos elementos de la cultura y música tradicional turca en la puesta en escena y la escenografía.
Aunque el tema conductor de la obra es la familia, trato de reflejar el rostro más palpable de esa ruptura feudal y el desglose cultural que vivió mi país en su tránsito hacia el capitalismo.
Escribí El precio del error, primera obra de la trilogía, cuando cursaba el tercer año de teatro en la Universidad de Ankara. Fueron tiempos difíciles para mí. Compartía el dormitorio con seis personas y tenía problemas con algunos compañeros de clase, pero lo más triste para mí fue no tener una máquina de escribir ni estantería con libros. Recibía muy poco dinero de mi familia.
Estos eran problemas frecuentes en las escuelas de teatro, pero no lo sabía, y como era demasiado sensible en esa época, el problema se fue agravando. Estaba abrumado por el ambiente pesimista que vivía Ankara después del golpe militar. Pensé de dejar la escuela. Iba a esperar hasta el fin del primer semestre para decidir qué haría con mi vida. Toqué fondo y necesitaba salir a flote.
En ese momento TRT (cadena nacional de Turquía) anunció unos concursos de teatro de radio en 1989 por el aniversario 25 de su fundación y los premios eran geniales. Me fui a Doğanşehir (Malatya) al lado de mi familia para las vacaciones. No dije nada a mis amigos, pero me despedí de ellos como si estuviera en el umbral de una gran separación. Cuando me iba solo llevaba en la maleta mis libros, casetes y la convocatoria del concurso. Doğanşehir estaba bajo la nieve, pero representaba una cálida esperanza para mí.
Cuando llegó el momento compré un cuaderno, afilé mi lápiz y empecé a escribir la primera parte de la trilogía. Un gran placer y un gran dolor me acompañaba. Finalicé la obra cuando terminó el intersemestral y regresé a Ankara lleno de esperanza. Lo primero que hice fue hacer que mi mejor amigo Beyhan Büyükyıldız leyera la obra. Él me prometió mecanografiarla “Por un ramo de margaritas”, dijo como chiste. Y le dije que, si ganaba el premio, le compraría todas las margaritas que se vendían en la calle de floristas.
Pero la era tecnológica no había comenzado todavía y pocos tenían máquina de escribir. Buscamos entre las amistades. Hasta que el tío de un amigo nos prestó una, por unos días. Beyhan se encerró en la casa y transcribió la obra trabajando día y noche. Lo entregué al TRT el último día.
Había 110 obras en el concurso, por lo que la espera fue larga y difícil, pero al final mi obra ganó el gran premio. Fue mi primer teatro de radio, lo escribí de un tirón y casi no lo había revisado (ahora reviso las obras mil veces). Como dice Sait Faik, un famoso cuentista turco, “quise besar mi lápiz” en ese momento. Decidí continuar la escuela. Nadie supo sobre mi intención de dejarla.
Compré dos máquinas de escribir: una para mi amigo y la otra para mí. Luego alquilé una casa y salí de la beca. Por fin tuve una estantería llena de libros y, por supuesto, compré todas las margaritas que se venden en la calle de los floristas para Beyhan.
Atravesé el otro umbral con mi lápiz. Me sentía unos años mayor. Adapté el texto para un guion del cine. Se filmó y se estrenó en TRT. Después se llevó al escenario del teatro, esta obra fue una escuela para mí.
Por ello me siento tan feliz de estrenar El Umbral en La Habana. El Teatro Gaviota hizo la premier el 8 de febrero. Las representaciones tuvieron buena acogida. La directora de actuación Lilian Dujarric es una artista muy creativa y los actores son dinámicos.
Quisiera agradecerles a todos desde el fondo de mi corazón, especialmente a la embajada de Turquía en La Habana. Durante el ensayo y la premier, los trabajadores de la Embajada y la embajadora Sra. Berris Ekinci, en persona, siempre estaban. Quisiera agradecer también a Diana I. Luke, la traductora de El Umbral. Su adaptación gustó mucho. Ella es de Madrid y, además de ser una excelente traductora, escribe teatro.
Has visitado Cuba varias veces y, en más de una ocasión, has participado en el Encuentro de Jóvenes Escritores de América Latina y el Caribe, en el marco de la Feria Internacional del Libro de La Habana. ¿Qué ha significado esta experiencia en tu carrera como escritor?
El año pasado participé en el Encuentro de Jóvenes Escritores de América Latina y el Caribe, durante la Feria del Libro de La Habana. Una de las tantas actividades durante el encuentro, además de los recitales poéticos y las conferencias, fue la lectura-representación de El Umbral por el Teatro Gaviota. Lo hicieron muy bien.
A los integrantes de Teatro Gaviota les gustó la obra y decidieron llevarlo a escena para el público de La Habana este año. Fue una buena decisión que, después de muchas investigaciones y ensayos que mantuvimos por largo tiempo, trajo excelentes resultados.
Este año participé nuevamente en ambos eventos. La participación de jóvenes en la jornada fue inspiradora para mí. Durante las sesiones traté de interactuar con la mayor parte de los poetas, conocer su obra, absorber la poesía en español, el espíritu de Cuba y Latinoamérica. Fue una grata experiencia para mí. También me satisface las reacciones positivas que tuvo la acogida de mi poesía.
Desde tu experiencia como creador y profesor, ¿qué consejos podrías darles a las jóvenes generaciones de escritores?
Usualmente a los jóvenes no les gustan los consejos. Trato de transmitirles mis experiencias siguiendo el camino artístico en mis trabajos concretos. Y desde la experiencia, quisiera decir que el arte es la búsqueda de la vida, pero hay muchas dimensiones en la vida y muchas facetas del arte.
De modo que ambos tienen gran diversidad. Los artistas jóvenes no deberían encasillarse en una sola dimensión ni en una sola faceta. Deberían escribir lo que quieren y sienten, pero sin olvidar valores contemporáneos como los derechos humanos, la igualdad, la libertad, la justicia…
En lo creativo, ¿qué sueños tiene Hasan Erkek?
Mi sueño es siempre escribir más, usando formas diversas y vías diferentes (poesía, teatro, cine…) y llegar con mis palabras a muchas personas de diferentes culturas, en países de todo el mundo. No deben existir fronteras frente al arte.
Cuando el hip hop salva una identidad
Ricardo Flores es profesor de Historia. Vive en Perú y defiende, a capa y espada, las tradiciones y riquezas de las culturas indígenas que viven en la cordillera de Los Andes, y que en no pocas ocasiones son discriminadas o ignoradas.