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Jazz Vilá: «Unidos somos más teatro» (+Fotos y videos)
En el reciente mes de septiembre se estrenó la primera serie de teatro digital en Cuba, bajo la realización de Jazz Vilá y su compañía. Vestuario o Maquillaje (VOM) apuesta por la comedia de situaciones en el camerino del teatro Pandora que, por cuestiones medioambientales, ha sufrido daños en su estructura, pero su staff quiere seguir haciendo su trabajo allí.
Los protagonistas son Yurima Zanja Dulce, la vestuarista, y Lázaro Lorenzo Palomilla, maquillador y peluquero, personajes interpretados por Malu Tarrau y Roberto Espinosa, respectivamente. Se suman al elenco otros actores de Jazz Vilá Proyect como Michel Pentón, Cinthia Paredes, Marlon Pijuán, entre otros. Cada capítulo cuenta con invitados especiales de la talla de Luis Silva, Haila María Mompié, Heidy González, Amada Morado, Miriam Learra, el estilista Dorian, entre otros que le dan colorido a VOM.
Pero este fue solo el pretexto para acercarnos a Jazz Vilá y conversar sobre algunos elementos referentes al mundo del teatro.
—¿Cómo surge la idea de Vestuario o Maquillaje?
—Es un proyecto que nace de la visión de Jazz Vilá Proyect por tratar de expandir la experiencia teatral, de llevar esta vida de los escenarios al mundo virtual del que tanto la compañía se ha beneficiado, como parte de sus campañas de promoción. Me parecía que las redes sociales merecían, más allá del simple hecho de ayudarnos a promover el teatro, un producto que defendiera el teatro desde ese lenguaje que tienen las redes. Un lenguaje que es la mezcla entre ese formato audiovisual tradicional y, al mismo tiempo, esa cercanía que también tiene el teatro, en este caso porque el público puede comentar y puede, democráticamente, por decirlo de algún modo, expresar su opinión de lo que está viendo, si le gusta o no. Así surge Vestuario o Maquillaje, como una necesidad de llevar el teatro a un nuevo escenario, a una nueva plataforma.
—¿Cuáles son los referentes para hacer VOM?
—A nivel real hay una serie que yo hice en Instagram, en España, que se llama Dulces de barrio, que me sirvió mucho como base en el sentido de la dinámica de lo momentáneo, de lo rápido que es. A partir de ahí, realmente todos los referentes son culturales que tienen que ver con el cine, son referentes también personales, de un homenaje que yo quería hacerle a esa vida que hay detrás del teatro y que normalmente solo viven los artistas o los técnicos. Es esa magia de lo que ocurre en un camerino donde se encuentran los actores, los técnicos, donde conversan, todo eso que es behind scenes, el detrás de las escenas, y que es algo tan rico y al mismo tiempo de tanto enredo. Todos esos referentes están, tanto nacionales como internacionales, y los podemos ver desde el punto de vista del vestuario, lo sonoro, o lo visual en la dirección de arte. Quería hacer un homenaje al teatro, tanto cubano como universal, también a elementos, a figuras que conforman parte de nuestro imaginario contemporáneo como pueden ser, y te pongo ejemplos claros, el personaje de Tifón, que es la asistente de dirección del teatro, amante y conocedora del medio, nos recuerda mucho en su vestimenta a la princesa Leia, como queriendo decir que esa muchacha que ama tanto el teatro viene de una galaxia muy lejana. Tenemos también, por ejemplo, a nivel de la dirección de arte, los cuadros de estas grandes artistas que están enmarcados en ese teatro que no te dejan entender si es realmente un teatro de Cuba o no, porque hay una foto de Rosita Fornés, que es cubana, una de Bette Davis, de Sarita Montiel, de María Félix, hay un referente a todos esos elementos que son tan universales.
—Serie, teatro, internet, son conceptos que por separado pudieran parecer contradictorios, pero entonces por qué VOM funciona.
—Funciona porque precisamente estamos hablando, y esa es la particularidad que tiene este producto, de un género que está incipiente, naciendo. Este es el primer referente de este tipo de producto en Cuba, me atrevo a decirlo así, porque no estamos hablando de teatro grabado para las redes o para la televisión, como era lo que se hacía antes, o por ejemplo, lo que fue Farándula Like, una obra que ya existía del teatro que se adaptó a las redes sociales, como mismo se hacen adaptaciones de las obras a la televisión. No estamos hablando de eso, sino de un producto que desde el teatro está pensado para ser consumido a través de las redes sociales. Tanto es así, que cuando me preguntan si va a llegar a la televisión, yo digo: habrá que ver, se podrá poner especificando antes que tiene una salvedad, está hecho con una dinámica, un formato visual que es para ser disfrutado en las redes, y eso está latente también en la duración, pues son capítulos de tres a cuatro minutos para que la gente los disfrute rápido y los pase. No es una serie tradicional con una duración tradicional. En este caso no; estamos hablando de cápsulas que conforman una serie propiamente dicha en la que usted puede ver historias autoconclusivas de lo que ocurre a través de una línea general, eso sí, pensadas para el teatro. Otra de las particularidades es que el producto está escrito específicamente para las redes, para que se disfrute de esa magia del teatro a través de internet. Ahí está, digamos, la esencia de ese trinomio.
—¿Crees que estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo tipo de teatro en Cuba?
—Yo no sé si estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo teatro en Cuba como tal. Yo sé que estamos asistiendo nuevamente, modestia aparte, a las ganas de Jazz Vilá por hacer que el teatro cubano sea de vanguardia, que pueda aprovechar las oportunidades y además las crisis para dar un paso adelante. Este tipo de teatro también se está haciendo ya en otros países, no nos podemos quedar atrás. Si es algo que realmente se va a quedar como una constante que otros grupos vayan a repetir, eso no lo sé, eso depende de la visión que se tenga en otros grupos y de los deseos que tengan de poder llevar adelante un proyecto así. Ciertamente en este caso hay una serie de requerimientos técnicos que hacen que esto sea un poquitito más dificultoso, porque hace falta cámara, una serie de recursos para que este tipo de teatro pueda ser. No sé si se quedará en Cuba como una variante, pero por lo menos Jazz Vilá Proyect va a seguir apostando por este tipo de teatro, a la par que va seguir alimentando el teatro tradicional en los escenarios, pero vamos a continuar viendo esta serie de VOM y muchísimo más específicamente hecho para las redes sociales desde la compañía.
Hay que sumar, además, que el canal Jazz Vila Proyect Plus, que se inauguró con la serie, nos va servir como escaparate, sobre todo internacional, para que aquellas personas que están fuera de Cuba, o las que están fuera de La Habana, puedan disfrutar también a través de las redes sociales de parte de nuestro trabajo, que hemos estado realizando durante seis años. La gente va a poder ver obras como Farándula o Rascacielos en Youtube, va a poder ver los making of de cómo se han hecho estas obras, o sea, va a ver todo un contenido audiovisual que disfrutarán y los acercará más al trabajo que hace la compañía.
—En tus creaciones hay algunos resortes que se repiten, la sexualidad, el arte pop, el minimalismo, la interacción artista-público. ¿Por qué?
—Bueno porque son mi manera de hacer tangible las ideas que tengo sobre mis inquietudes. La sexualidad es algo que está dentro del ser humano, desgraciadamente después de tantos años de moralidad sobre el cuerpo, sobre el género, pues evidentemente pienso que es un tema que está y permea todo lo que tiene que ver con el ser humano. Es algo que nos ayuda a entendernos más.
El arte pop resulta fundamental porque es el arte de nuestra era, estamos viviendo en una era moderna contemporánea y estamos viviendo el pos-posmodernismo, precisamente a partir de los años 2000 todo el fenómeno milenials. Eso tiene que estar latente en la poética de lo que estamos haciendo y, además, para mí es fundamental que esté, porque si no estaría yo demodé. Por eso es ese contacto con los jóvenes. No es que yo no quiera montar Bernarda Alba, pero tengo que encontrar entonces una manera totalmente contemporánea y moderna de hacerlo, porque si no la gente no se siente identificada y al final yo creo que ahí está el error. A veces en Cuba en ese sentido, estamos tan enquistados en que el clásico hay que hacerlo de manera clásica y olvidamos que lo clásico es aquello que, pese a cualquier época en la que se desarrolle, sigue vigente. Por eso es tan vigente Romeo y Julieta en la Inglaterra de Shakespeare como alguna historia de Romeo y Julieta en La Habana del siglo XXI, en pleno año 2020.
Por ejemplo, podría desarrollarlo ahora una compañía diciendo que en medio de la pandemia hay una familia que vive en un municipio, otra familia que vive en otro, y no deja que estos jóvenes de momento se vean, por miedo a que se contaminen, y resulta que ellos a pesar de eso se aman y en la versión final terminan contagiándose. Imagínate… esa podría ser una versión de contar Romeo y Julieta. Pero si usted viste a la gente con trajes ingleses que dan tremendo calor, pone todo, la gente joven no va a ir al teatro. Esa es la realidad y no es lo que yo quiero. Desgraciadamente es la realidad de nuestro contexto, de nuestro país y de nuestra idiosincrasia, la gente directamente no va, y eso es verídico en obras que se han puesto recientemente en nuestro teatro contemporáneo. Obras buenísimas, yo las he ido a ver, y hay allí 30 personas, porque la gente no se comunica con eso, todo el mundo no tiene un lenguaje artístico para entenderlo, eso tienen que entenderlo los creadores, y yo creo que lo he tratado de entender bastante bien.
El minimalismo está porque pienso que también forma parte de la vida moderna. Mientras menos cosas yo ponga de escenografía y mientras menos adornos haya, el público se va quedar más con los actores y con la historia. Eso es una visión mía y también tiene que ver con mi propia filosofía de vida. Yo creo en el minimalismo, lo aplico en mi vida, me ayuda a concentrarme en la esencia de lo que quiero. La interacción con el público directamente para mí es esencial porque si no conecto con el público para qué lo voy a hacer. Yo soy director para entregarle una obra al público, no a mí, cuando yo quiero hacer algo para mí, actúo yo.
—Algunos temas de los abordados en tus obras pueden ser vistos desde el drama, pero eliges la comedia. ¿Por qué?
—La comedia para mí es una ventana muy importante, podemos hacer reflexionar a través de la sonrisa, a través de la alegría. Hemos creído que a través del llanto uno aprende, yo estoy posiblemente en contra de esa creencia, pienso que uno mientras más ría, se divierte más. Y cuando está en otro momento entonces reflexiona sobre el momento de la alegría, sobre la risa, sobre el momento que vivió. Al final, siempre estamos buscando esa añoranza de sentirnos bien, felices, alegres. Por tanto, eso es lo más cercano que nosotros tenemos desde los géneros artísticos, la comedia. Por ejemplo, Farándula, la obra más taquillera y con más número de funciones en décadas en el teatro cubano —estamos hablando de 170 funciones a teatro lleno, más de 50000 espectadores—, es una comedia que parte de una historia personal muy desagradable, muy triste, pero yo la conté como una comedia para que la gente la disfrutara y ahí está el resultado. A lo mejor si yo la hubiese hecho como una tragedia, hubiésemos hecho 20 funciones, a lo mejor hubiese conectado con un grupo de personas, pero no con todas. Yo te cuento, y te digo “esto es doloroso, pero de esto es de lo que tienes que aprender en la vida, porque te puede pasar pero tienes que ir adelante”. O sea, siempre hay que buscar la solución, buscar un punto de vista divertido y también aunar fuerzas con los amigos para encontrar caminos, pero siempre, siempre haciendo una comedia de calidad.
—Jazz Vilá Proyect es una de las compañías teatrales cubanas más seguidas por los jóvenes y también más mediáticas. ¿A qué piensa Jazz que se debe esto?
—Bueno, esto se debe a la visión de Jazz Vilá, yo no tengo falsa modestia, por eso puede que a algunas personas les parezca que soy un poco egocéntrico, que soy un poco, incluso, petulante o creído, pero no, eso se debe muy claramente a un estudio primeramente para entender o tratar de entender qué quiere el público. Y estamos hablando de que el público cubano tiene realmente pocas opciones de entretenimiento, en Cuba hace mucho tiempo los cines están muy vacíos, salvo cuando está el Festival. Realmente no hay muchos centros nocturnos, no hay parques de atracciones, y el público está buscando, y sobre todo los jóvenes, opciones donde divertirse. La visión que yo tenía es que el teatro se volviera uno de esos espacios de entretenimiento escogidos por el público. Los jóvenes nada más que iban a los conciertos de música moderna, urbana o a los comediantes, ¿y el teatro? El teatro es un espacio maravilloso para entretenerse, porque es que la función básica del teatro desde su nacimiento —no lo dijo Jazz Vilá, lo dijo Bertolt Brecht y los grandes autores y creadores griegos—, la hacían para divertir al público, para recrear, para al mismo tiempo ser didáctico y enseñar, pero desde el entretenimiento. Hay que enseñar, claro, pero desde el entretenimiento. Por eso mi compañía se centra en el entretenimiento. Todas las gamas de opciones que podemos hacer que siguen el entretenimiento las vamos a hacer, sea teatro tradicional, sea teatro callejero, sea digital, todos los espectáculos que podamos hacer, pero siempre desde el entretenimiento. Y ahí está la respuesta de los jóvenes, eso es importante. Y que tenga una calidad, que haya un vestuario cuidado, desde los colores, desde lo simple, desde el minimalismo, que tenga sentido a nivel sonoro, de la música que escogemos, que cuente y que conecte con los espectadores.
—En varias entrevistas has hablado de la experiencia del teatro cubano fuera de fronteras. ¿Nos cuentas?
—Cuando hablamos de teatro cubano fuera de fronteras, yo pienso que es una cosa muy bonita, por ejemplo, yo he llegado a México, y había gente que había visto Farándula, que me reconocieron, increíblemente, en el aeropuerto de Cancún. Me ha pasado en Panamá, en República Dominicana nos quieren mucho. En Estados Unidos ha sido increíble. Con Farándula, por ejemplo, en Texas, aquel teatro estaba lleno de gente riéndose con una obra cubana. Entonces yo pienso que al teatro cubano hay que darle esa dosis de universalidad y entenderlo como el teatro no solamente para ir a festivales. El festival es un marco donde va gente de teatro, tenemos que tratar de llevar nuestro teatro y darle un sentido un poco más comercial para que las historias que contamos sean desde la cubanía también universales y que se puedan hacer historias que se disfruten y se entiendan. Ahora mismo está pasándonos con VOM, en todos los países del mundo los camerinos son lugares donde la gente se intercepta, se ven artistas, técnicos, hablan, hay enredos, una peluca que se pierde, un zapato que va para otro lado, eso es universal y por eso la gente lo entiende.
En Farándula, por ejemplo, en todos los lugares hay un artista que no tiene dinero para desarrollar su obra, en todos los lugares hay un amigo que tiene otros recursos que ayuda a ese artista, en todos los lugares hay personas que emigran. Estamos viendo series de Netflix que tienen actores colombianos, españoles, mexicanos; series americanas que tienen actores australianos, ingleses… Es parte de la vida la emigración y es un tema universal. Todas las temáticas que trato de tocar en mis obras son universales, que es quizá ese contacto que hemos tenido nosotros desde una compañía tan joven. La suerte de presentarnos en otros países es una cosa muy rica porque nos ha alimentado y enriquecido para seguir trabajando esa línea del teatro. Espero también que muchas más compañías cubanas, y que nuestro teatro se abra, por supuesto, a que también puedan venir extranjeros que quieren ver nuestras obras. Pero no solo nuestras obras clásicas, sino todo nuestro teatro, porque tiene que haber espacio para todo el teatro que se hace en Cuba.
—¿En qué proyectos trabaja ahora mismo Jazz Vilá?
—Ahora mismo me encuentro en Estados Unidos para rodar mi próxima película como actor, es mi primer personaje protagónico en el cine norteamericano. Una película completamente en inglés, con Peter Greene como coprotagonista, es el actor conocido por películas como La Máscara o Pulp Fiction. Para mí es un reto muy grande como actor. Desde el punto de vista de la compañía y como director pienso que VOM tendrá una segunda temporada, yo creo que es evidente a raíz del éxito, estamos hablando de una serie que tiene apenas ocho capítulos de tres a cuatro minutos y que en menos de un mes ha logrado tener más de mil suscriptores. El primer capítulo logró tener más de 3000 visualizaciones en 24 horas, eso ya te habla desde luego de un éxito y de que tiene que haber una continuidad. En la compañía estamos esperando que podamos volver a los teatros para saldar esa deuda pendiente con esa cuarta temporada de Farándula que se quedó un poco en el aire y que esperamos reanudar con nuevos invitados y siempre cosas renovadas para darle ese espíritu que merece el público. Y bueno, trabajando en dos proyectos más recientes: una nueva obra de teatro que se llama Terapia, precisamente para estrenarla en algún momento más adelante de 2021, y otra serie ya no es de teatro digital, una serie tradicional que se llama Banana Limón. Como ves, estamos con bastantes ideas desde Jazz Vilá, así que un beso fuerte y muchísimas gracias por la entrevista. Recuerden siempre que unidos somos más teatro.