Canción


Esnel Cruz, un trovador académico

En su primer concierto, Esnel demostró en Ciego de Ãvila su versatilidad como músico y su buen gusto para componer canciones

Desde las seis cuerdas de la guitarra, tocadas como si fuera un bajo, Esnel Cruz Pérez (Vertientes, Camagüey, 1995) se expresa con una versatilidad agradable. Aunque su voz todavía no está todo lo entrenada que mereciera para asumir la defensa cabal de sus canciones, estas parecen defenderse por sí solas y resultan muy agradables al oído.

El hecho de que su primer concierto como trovador lo diera en la Casa del Joven Creador, sede de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), no es fortuito. Desde hace rato esta organización de vanguardia husmea y encuentra verdaderos talentos en el mundo artístico de Ciego de Ãvila.

Por ello, Esnel le confiesa a Invasor, minutos antes de su concierto, “estoy optando por el crecimiento a la AHS en este 2024. Creo que puedo tener algunas posibilidades de crecer en ella. Y eso sería de mucha importancia para míâ€.

Licenciado en Música de la universidad de Camagüey, este joven músico imparte clases de contrabajo en la escuela elemental de arte Ñola Sahíg Sahínz de Ciego de Ãvila. Y lo de la academia se le sale hasta por la manera de ejecutar la guitarra y de cubrir el cuerpo de la misma con una felpa para que el sudor no dañe su madera.

Luego de 46 minutos en escena y tras ocho canciones de su autoría, ya Esnel consigue cautivar al público asistente compuesto, generalmente, por jóvenes.

Las letras de sus composiciones giran en torno al amor, a la gratitud, y van colmadas de mensajes positivos, como en el caso de Juntos por siempre, donde el trovador se declara agradecido por la compañía de un ser que siempre está a su lado dándole aliento.

El agradecido, un tema comprometido con la existencia y de agradecimiento por las pequeñas cosas de la vida, hizo conmover al público por su candidez y el estribillo, bastante pegajoso.

Concebido como un espectáculo que incluye, a intervalos, temas movidos y otros para meditar, el concierto alcanza momentos climáticos con temas como Nadie mejor que yo, Con tu luz, y otros dedicados especialmente a la mujer.

A la mitad de su recital, el trovador agradeció a la organización de jóvenes artistas porque “cuanto otros cierran puertas, esta entidad las abre. Y estoy muy agradecidoâ€.

En medio de la celebración de las jornadas por el 13 de agosto, la AHS en Ciego de Ãvila continúa su trabajo de sacar lo mejor del arte juvenil en una ciudad que puja por la tradición.


Sobran los Motivos con Santa Massiel

Para la trova no hay manuales. Esencia de la cultura musical cubana los trovadores legan la guitarra y la voz, el pensamiento en síntesis de las generaciones. Un país necesita de sus trotamundos, de esos que ensillan las ideas y unas veces con furia, otras con dulzor, entonan y desenfundan la verdad. A Santa Massiel, mujer de verso y canción ensortijados en sus cabellos la avistaba de lejos, horizonte allá de alguna pantalla, noticia su nombre, músicas en boca de otros trovadictos. Ante el hallazgo de su presencia en el programa de la más reciente edición de La Canción Política en Guantánamo, supe que dejaría de ser una experiencia ajena para hacer de ello uno de mis motivos de trovar.

Es el cuatro de agosto, nueve de la noche, centro cultural Danza Fragmentada, escenografía minimalista: una guitarra se ubica al centro del universo. El público que llega se acomoda a cielo abierto entre banquetas de madera y sorbos de café. Aunque es festival el ambiente es íntimo, todos los sentidos dialogan con la mujer que de pronto acuna las cuerdas. Y es que el discurso de Santa traza particulares sendas en el universo trovadoresco femenino. Ella arpegia una tradición a los lenguajes lírico-sonoros de sus particulares decires. Ya lo dije alguna vez en una de esas coincidencias a la distancia: las palabras de Santa Massiel son sus propias canciones ¿o viceversa? Todo el fuego en la canción que digo es aforismo que devolver/ este acto final, que devoraré.

Santa Massiel define sus esencias a partir de personalísimas interpretaciones de diversos géneros y estilos de la cancionística insular en lo fundamental, con paralelos aconteceres asidos a lo guarasonero sin que ello resulte un primer plano sonoro. La selección de su repertorio salvaguarda y actualiza una canción de trovadoresca raigal.

Los primeros acordes y convite de voz apelan a la canción y el bolero, abriendo los primeros tonos del amplio abanico por donde pasea el estilo de Santa Massiel, suerte de diálogo de afluentes que entrecruzan cantares de muchas y añejas zonas de trovasones cubanos donde lo más canónico se hibrida al lenguaje postmoderno. Los registros vocales, su impronta entre las cuerdas y trastes abanican posibilidades inagotables donde el bolero-cha, soneos, feeling asoman sin desespero aires rapeados en convivencia con reasimilaciones congueras, junto a frases músico-vocales donde la clave cubana aparece para dar paso a sonidos universales.

Massiel abraza al auditorio con inmediatez, lo alcanza sin estridencias, tan solo con la palabra que arropa el instrumento y su presencia. De vez en cuando lleva en préstamo el concierto del otro lado de la escena, el auditorio corea algún estribillo, completa alguna frase o juega rítmicamente con las melodías.

En una de esas canciones, la rapsoda dejó de ser única presencia en escena para hibridarse al tres con Alejandro Almora y Ernesto Castillo entre la caja y los bongoes. Por un lado, la base rítmica se confía en algunos temas a las cubanísimas posibilidades en la ejecución de bongoes, casi siempre en función de acompañamiento lejos de toda acrobacia sonora, elemento donde a mi juicio radica el virtuosismo de Ernesto, en el don de matizar las bases rítmicas maridándose al sentido comunicativo y los conceptos de la protagonista. Es en la caja donde el percusionista en sobria comunicación con Massiel, en determinados momentos exhibe su mayor espectáculo.

Mientras tanto, la presencia de Alejandro a manos del tres habla de una intención de validar la propuesta del formato en una de las más auténticas zonas de la musicalidad cubana, y es que el tres, de sus emporios raigales en la sonoridad de la llamada música campesina y su hegemonía en sones y trovas apegados a la tradición, demuestra su ductilidad para trascender y afianzar sus posibilidades tímbrico-armónicas ya en el acompañamiento o como instrumento solista en las más actuales formas del cancionero joven.

Los motivos del poeta signaron la presencia de Roberto Fournier, quien ya sostuviera anteriores cofradías en espacios de Santa Massiel en Ciego de Ãvila. Con varios volúmenes publicados, la de Fournier es una voz necesaria entre la joven poesía cubana. Con actual residencia en Santiago de Cuba, el poeta de origen guantanamero trae consigo siempre a flor de labios algún verso punzante que uno no llega a imaginar antes de su performance.

Entre los invitados de la noche hubo especial espacio para la muy jovencita Lucía Travieso, quien honra su apellido con la traviesa inteligencia de sus primeras composiciones, las que para bien ya son razón de buenos comentarios con cierta dosis de asombro en el gremio de la canción. Lucía es una adolescente con sapiencia anticipada, sus textos contienen una madurez que preludian a una próxima grande de la trova.

Santa Massiel tuvo a bien hilar en su convite la savia de representantes de varias generaciones y geografías, lo cual señalo por los disímiles ingredientes músico-líricos en la imbricación de discursos polisémicos y en armonía a la vez con el epicentro del concierto.  Desde Las Tunas con una zona intimista de la Nueva Trova, llegó Richard Gómez, quien apela a conexiones muy espirituales en su decir que musicalmente trasiega la Isla y la América del Sur. Desde el olimpo de la canción mexicana trajo su voz Andrea Dubois, cuando ella canta, la noche y la congregación a cielo abierto le reverencian.

Otro fenómeno de relativa joven aparición en nuestra escena musical del que en próximas fechas debemos dialogar se unió a los motivos de Santa, me refiero a los integrantes de la Guasotrovancia. Pedro Zapata, Annalie López (La Azucena) y Audis Vargas, guantanameros por la isla y el mundo son de esos sucesos a los que hay que prestar oídos. Cada uno de ellos tiene un trayecto notorio, un hacer en sus carreras y juntos conforman un necesario tsunami. En la noche del 4 de agosto hicieron el ventu voz y guitarra con la anfitriona en los compases finales como ilustración de las interconexiones sonoras Oriente-Centro-Occidente que hicieron de esta una ocasión para atesorar entre los motivos memorables de actual canción trovadoresca cubana.  

En cierta oportunidad, kilómetros y vida on line mediante, expresé que la trovadora de origen y largo arraigo en el centro de la Isla apuesta en su oficio por echar al suelo las bisagras de cualquier cartografía con una delicadísima poética que, a ratos se desarma del instrumento a  la voz que en murmullo arrolla, hoy que del brazo de su guitarra cruzamos las melodías, reitero la lluvia de sus girasoles:

Mira como riego girasoles/ mira como rifo tu querer ay ay/ mira como tocan las campanas/ para ir a dormir cuando vas a pasar/ que tanta palabra me disocia/ tanto desamor para un velero/ y yo que no doy, fío ni presto/ rezo porque un día seas ola/ ayer, ayer fuimos luz para no perder/ tal vez, tal vez, nuestro tiempo dejó de ser/ mañana atardeciendo voy bajando/ pagando la colina de tus besos/ no encuentro qué me salve de este invierno/ así que mejor lo doy por hecho/ seré, seré lo que siempre te hará nacer/ tal vez, tal vez, fuimos luz para no perder/ donde te encontré ha pasado algo/ algo que hoy espanta hasta lo cierto/ algo que intenta errar mi canto/ y no es cosa fácil de lo advierto/ mira como riego girasoles(…)

Que si vienes por aquí yo me voy pállá/ si canto para ti conga nacerá.


Sueños cumplidos

La canción de Jesús Ricardo Pérez Cecilia no necesita de progresiones armónicas complejas ni que esté cargada de una poesía a lo Gastón Baquero o Lezama Lima. Ni su voz necesita tener otro color, matiz o técnica. Ricardo tiene las condiciones para ser, en un futuro no muy lejano, ese trovador imprescindible que seguirá cumpliendo sueños.

No recuerdo cómo llegué a su canal de Telegram llamado Inmensidad. Lo cierto es que apenas escuché su canción Pedazo de lluvia, me dije, “aquí hay un trovador en potencia que dará mucho de qué hablarâ€. Automáticamente me convertí en uno de sus 171 suscriptores.

La avidez musical siempre me desvela. Cuando algo me llama la atención no descanso hasta tenerlo de este lado, en mi mundo. Y hacer, mío, su arte. Telegram te permite escuchar y descargar. Y como soy un comilón de la buena música, fui descargando cada una de sus piezas musicales.

Así llené mis alforjas con los temas, Inmensidad, Alma de lobo, Eva luna, En pleno otoño, La canción que falta, y otras. Cuando terminé, ya era un fan agradecido y feliz de la obra de Cecilia, uno de esos trovadores cubanos que tiene tres nombres y es tan joven como el alba.

Le escribí a la amiga Santa Massiel Rueda, presidenta de la AHS avileña y trovadora. Estaba ansioso porque lo escuchara si es que ya no lo había hecho. Quedó maravillada. Intercambiamos algunas consideraciones que ahora no vienen al caso, y todo quedó zanjado. “A este muchacho hay que traerlo a Ciego, a mi peña o a otro espacioâ€, me dijo. Santas palabras.

Me regresé a la canción de Ricardo como quien vuelve a casa luego de una batalla campal contra los enemigos de Rusia.

Primero me llamó la atención su voz. Era hermosa. Con un timbre más bien agudo, que nos da esa sensación de algo etéreo, por encima de todo. Y es que en la música, la tesitura más bien alta tiende a dar una referencia espacial. Y los tonos bajos, más terrenal, como de base. Por eso se crea ese equilibrio armónico tan perfecto.

Otro de los elementos de este trovador que me impresionaron fue su dicción. Parecía un profesional de la locución, un artista del ejercicio corporal, de la construcción escénica. Eso es esencial para el ejercicio del comunicador. Y el que hace arte está comunicando algo personal. Por eso tiene que hacerlo de la manera más diáfana posible, ya sea en la forma o a través del contenido.

Cuando ya se estaba anunciando el Encuentro Nacional de Jóvenes Trovadores, Trovándote 2022, y vi el nombre de este tunero en el programa, supe que tendría la oportunidad de conocerlo cara a cara e ir tramitando esta entrevista.

Así llegamos al día del abrazo amistoso y de las palabras afables que solo habíamos intercambiado vía Facebook y Telegram.

Surge entonces este diálogo y, creo, una amistad hermosa.

En el transcurso del evento fui captando las opiniones de los otros trovadores sobre Cecilia. Así podía comparar mi valoración y regresar los pies sobre la tierra en caso de haberlo sobrevalorado. Pero nadie dijo algo distinto de lo que ya pensaba. Veían en este joven una promesa para la trova tunera.

Solo el tiempo dirá el desenlace de esta historia. Son muchas las preguntas que ahora mismo me hago. ¿Llegará a ser el trovador que ya todos esperamos? ¿Torcerá el camino y con ello, el rumbo? ¿La historia de la música cubana será benévola con él?

—Eres miembro de la AHS en Las Tunas, ¿desde cuándo?

—Cuando me licencié del servicio militar empecé a tomar más en serio el hecho de componer canciones. Entonces iba a ir a las peñas de trova que se hacían en la AHS de Las Tunas. Frecuenté estos espacios y comencé a tener relación con el trabajo que hacía la gente de esa organización y es, entonces, que empiezo a hacer el proceso para el crecimiento, pero por teatro. Eso fue en abril de 2019. Me hago miembro por artes escénicas ya que formo parte del grupo Teatro tuyo, en el que hago la música grabada y en vivo. Ha sido mi mejor escuela. Actualmente, soy parte de ese grupo, profesionalmente. Pero tenía la necesidad de cambiarme de sección. No sentía que estaba dando lo mejor de mí en ella porque en realidad, lo mío es la música. Hasta que un tiempo después, logré pasarme para la sección de Música. Y comencé mi propia peña de trova, Luna creciente, que se mantiene de todas las maneras posibles. Cuando no es presencial, por este tema tan complicado como la Covid-19, la hago por Telegram.

—¿Qué significa ser parte de esta organización?

—Desarrollo mediante el crecimiento profesional y el intercambio también con otros artistas, que eso también es fundamental. Ha hecho que nuestra obra y que nuestro trabajo y que nuestro sentir se conozca, crezca, se desarrolle. Y eso para mí es importantísimo.

  • ¿Además de hacer música?

—Trabajo también en el telecentro de Las Tunas. Soy presentador y en la radio. Ese es mi trabajo. No paro. Básicamente no puedo estar sin hacer algo, sin sentirme útil y dar lo mejor de mí.

—¿La familia?

—Lo más grande. Y mi niña de ocho años, Eva Luna. A quién le hice una canción, bueno, que ya conoces. Un bolero. Mi mamá siempre me mostró el beneficio de la lectura. La familia es algo que se tiene que cuidar. A toda costa.

—¿Influencias?

—Mira, a mí me gusta mucho la poesía. ¿No sé si te fijaste que te debería hablar de música? Pero realmente a mí lo que me gusta más de una canción es que diga algo. Cuando te sientas a escucharla, no sea algo vacío, sino que de verdad que tenga un alma. Leo mucha poesía. José Martí, Jorge Luis Borges, Cesar Vallejo, los poetas de ahora, de mi generación, y un poquito más atrás. Ahora mismo acabo de comprar un libro de Gastón Baquero que me encanta. Entonces, musicalmente la trova cubana me toca de cerca, sobre todo la Nueva Trova y la Vieja también, por supuesto, pero tengo mayor influencia por la que hacen las generaciones que tengo más cerca, porque son lo que tienen más que ver con lo que yo veo, lo que estoy viviendo. No te puedo dejar de mencionar a Santiago Feliú, Nelson Valdés, Jorge Dréxler, la música suramericana, brasileña. Aunque ya te lo mencioné, Borges es reiterativo en mis influencias artísticas. Siempre vuelvo a él. De hecho, en Pedazo de lluvia yo parafraseo su Poema del remordimiento, cuando dice, “he cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer, no he sido felizâ€, y yo escribí: “Borraste de mí el pecado mayor con tus besosâ€. O sea, me hizo feliz. A mí siempre me gustó leer, desde chiquito. Mi madre me dio el hábito por la lectura, y por ahí andamos.

—¿Sientes que este Trovándote ya te aporta algo?

—Por supuesto. Yo quisiera que no me dejaran de invitar. Sinceramente. Lo que he visto aquí en Ciego de Ãvila ha sido una energía maravillosa, me va dejando una huella hermosa. Eso es genial. La gente te trata bien, y el evento está bien organizado. Se nota que lo hacen con deseos, con sobrada profesionalidad. Me llevo el recuerdo de las personas entrañables que hay en Ciego de Ãvila y del cuidado y su cultura, sobre todo con la que hacen las cosas. Una experiencia genial, una tremenda oportunidad de compartir con otros trovadores que conocía y que no. Y el encuentro con el público avileño. Conmigo pueden contar siempre. 

—¿La AHS para ti?

—Lo máximo. Es la plataforma para cumplir sueños. Y te puedo asegurar que ya algunos se cumplieron aquí.

 

Puede que el mundo no brille

en tu color

pero intentaré pintarte

la felicidad del sol.

Eva Luna

Jesús Ricardo Pérez Cecilia

 


No hay Annalie sin guitarra, cuerdas o acordes

Pienso en Annalie López y digo Azucena. Hasta tal punto es sonoro su verso en mi cabeza, hasta tal punto se ha prendido en mí. La conocí en su tierra natal, Guantánamo. Escuchar su voz y ver la maravilla son actos que se desprenden el uno del otro. Hoy entrevisto a esta muchacha que piensa en la música y en la poesía como un acto de lo cotidiano, de ese cotidiano de donde extrae sus ideas, de esa guerra del cotidiano donde el trovador es el soldado más fiel.

¿Cómo nace en ti la inclinación hacia el mundo de la palabra y de la música?

Nace gracias a mi padre y a mi madre. Desde muy pequeña, ellos llenaban la casa de música y de sus melodías, ambos además cantan muy bien. Fue como una inyección de vida a mi torrente creativo desde temprano. Incluso llegué a la guitarra porque mi padre me dio la primera. Claro que no era solo mía en ese momento, la compartía con mi hermano. Siempre tuve esa influencia artística a mi alrededor.

Tu tierra natal, Guantánamo, ¿define quién eres, define tu música?

Mi tierra me define en muchos aspectos, pero no del todo. La música que hago también tiene influencia de otras partes del país. Y de lo foráneo, además.

¿Está el músico siempre, lo quiera o no, atado a su terruño, a su geografía? ¿Se puede hablar en la música de una geografía que es más espiritual que física?

Creo en el dicho de que para saber adónde se quiere llegar, se debe antes saber de dónde se viene. Esto último nunca lo voy a olvidar. Como artista defiendo mi identidad. La música es un lenguaje muy amplio y expresivo. Para mí, es el lenguaje más comunicativo en cualquier geografía, porque escapa de límites territoriales. En mi caso, la música surge como una necesidad: no me cuestiono límites geográficos ni otros. Respeto a quien haga música para una geografía.

¿Cómo definirías a un trovador?

Un trovador es un poeta, un soldado más de la poesía. Sobre todo, un soñador.

¿Dónde encuentras el material para escribir tus canciones?

En la propia vida. En la cola del pan, en los cuentos de mi abuela o en los ojos de mi perro Jam…

A tu entender, ¿cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la juventud artística cubana en estos tiempos?

La mayoría de los  artistas jóvenes de Cuba carecen de  materiales para poder mostrar su obra. Y estoy segura de que los mayores ejemplos son los que suceden en las provincias.

Tras el paso de la pandemia, ¿sientes que tu obra ha sufrido cambios o que tu pensamiento creativo se ha condicionado de otra manera?

Mi obra ha cobrado fuerza. El confinamiento ha logrado que tenga más acercamiento conmigo misma y, por ende, un mayor acercamiento con lo que hago. La situación actual me ha condicionado a tener un contacto más próximo con el mundo de las redes sociales, por ejemplo, lo cual me ha servido de publicidad.

¿Hasta qué punto la poesía dicta tu discurso, y de qué manera lo integras luego en tus composiciones?

Veo poesía en todo lo que observo. Es un acto inherente a mí. Y lo aprovecho traduciéndolo en música hasta donde sé, hasta donde puedo. La creatividad es un  modo de vida. Las ideas están ahí, en todas partes. Y donde menos lo esperas.

Has sido nominada a no pocos premios, entre ellos los Lucas y Cuerda Viva: ¿cuál es la función de los premios en la vida de un artista?

Mi compromiso con la música es un hecho, y estas nominaciones son estímulos válidos para afianzar este compromiso. Además, agradezco ser parte de los artistas reconocidos en espacios que honran a los talentos de esta geografía. Llevo al público lo mejor de mí, canto al amor porque el amor está en todas partes.

Estoy segura: el buen arte conquista. Y puede salvarnos incluso de nosotros mismos.

Más allá de la guitarra y de la música, ¿quién es Annalie?

No hay Annalie sin guitarra, cuerdas o acordes.