Ariel Barreiros
Vuelve la trova a Cienfuegos con «Al sur de mi mochila»
Dos años después de la última edición regresa a Cienfuegos el festival de trova Al sur de mi mochila, el cual acontecerá del 16 al 18 de abril próximo en los escenarios virtuales de las plataformas en lÃnea de la Asociación Hermanos SaÃz (AHS), el Ministerio de Cultura y otras páginas institucionales.
“Mientras tanto seguimos siendo surâ€
Recuerdo la noche cuando una amiga me puso los audÃfonos, y me dijo: “¡escucha!â€. Ella, santaclareña, no me llevó a conocer el hielo pero me llevó a conocer la música de un trovador—cienfueguero como yo—de quien jamás habÃa escuchado una canción ni un lugar…
Hasta ese dÃa para mà los trovadores eran una especie de malos poetas anticoloquialistas que decÃan cualquier (inentendible) cosa sobre cualquier (inentendible) cosa. Pero “Niñaâ€, la primera canción que escuché de Ariel Barreiros, era diferente:
- Y estoy llenando todas las libretas
- De Cecilines feos
- Enamorados, tristes, y es por ella
- Y estoy que no regreso limpio, mira,
- Que no doy merienda
- Y bruto, y mal hablado,
- Y es por ella…
Luego descubrà que la poesÃa de Ariel era capaz de cambiar de voces, regresar en el tiempo, cantarle con entusiasmo al desamor, filosofar con instinto y certeza. La poesÃa de Ariel Barreiros era capaz de todo, porque era precisamente eso: poesÃa. Tan libre como la mejor poesÃa, tan cargada de sentido (común, desde luego) como la mejor poesÃa. Y era, además, “poesÃa†en el sentido aristotélico del término: acción.
Pocos meses después, Ariel Barreiros fue a la Universidad (Central “Marta Abreu†de Las Villas) en el Longina mágico de 2017. Ese dÃa descubrà que Santa Clara definitivamente era “el lugar donde atarnos mejor†a tantas felicidades, entre ellas, a la felicidad nostálgica de aquel guajirito que le canta a su “Niña†a través de la voz de aquel otro guajiro de Aguada, fin de siglo, a quien conocen tantos en esta urbe —como lo pude comprobar ese dÃa— y a quien conocen tan pocos en Cienfuegos, como lo pude comprobar más tarde cuando empezó su peña cerca del Parque MartÃ.
Aquella peña fue una felicidad, mientras duró. Mis amigos universitarios de casi toda Cuba se retorcÃan de la “sana†envidia. “Un dÃa los traigoâ€, les decÃa a espirituanos, holguineros y, por supuesto, santaclareños. En realidad, a la peña Ãbamos los pocos cienfuegueros que conocÃan a Ariel, quien siempre nos agradecÃa, sin ningún tipo de complejo o arrogancia.
“Yo soy muy positivo y pienso que mientras un amigo mÃo venga a escucharme, la cultura nacional está salvadaâ€, nos comentó un dÃa —repito— sin ningún tipo de complejo o arrogancia.
Debo decir que como hacÃa apenas unos meses Kamankola nos habÃa dicho, en medio de una charla con sabor a dispensada de seis pesos, que nos olvidáramos de Sabina y de toda esa gente, que Ariel Barreiros era el mejor trovador del mundo; como hacÃa unos meses que yo habÃa ido a HolguÃn, a la peña de Manuel Leandro, y habÃa visto a jóvenes holguineros cantar “Niña†desde la primera hasta la última palabra… entonces, no me sorprendió que una noche, en la efÃmera peña cienfueguera donde solo Ãbamos unos pocos, los pocos que nos enterábamos por Facebook, los pocos amigos de siempre, Mauricio Figueiral le dijera a Ariel: “de donde soy yo, cuando se habla de compositor serio se habla de ti. Y a mà me da un orgullo tremendo decir que soy tu amigoâ€.
Entonces, hubo un dÃa en que su peña cienfueguera terminó, y nuestro Zaratustra debió regresar por enésima vez a su finisecular Aguada, “a seguir amando/ a ver si un dÃa de estos llueve/ mientras tantoâ€. Lo bueno que tienen las cosas que se acaban es que pueden volver a empezar, con más fuerza. Por eso no quiero llover sobre lo mojado. Además, siempre hay una esperanza. Y la esperanza se me reveló el dÃa del concierto en el que presentaron su cancionero.
Aquel dÃa llegué tarde, y me sorprendà porque aquello estaba repleto. Estábamos, sÃ, los mismos de siempre, pero habÃan muchos más.
La verdad es que el cancionero, en sÃ, es otra esperanza, además de un acierto mayúsculo por parte de Reina del Mar Editores y de todos los que colaboraron con ese proyecto. Y digo esperanza, no por Ariel Barreiros, porque Ariel no necesita que se le conozca en esta ciudad tan hermosa y pueblerina, sino porque serÃa penoso que los historiadores del mañana descubran que los artistas cienfuegueros del presente (artistas en el sentido más auténtico y menos comercial del término) eran profetas en todas partes menos en su propia tierra.
Pero bueno, “mientras tanto seguimos siendo surâ€.