Analekta
Analektas poéticas con Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón
Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón nacieron en 1953. En el año del centenario del Apóstol. Verdecia en Marcané y Marrón en Baracoa, aunque sus últimos libros enrumben la geografía natal hacia La Habana. Ambos pertenecen a una generación que colocó con fuerza a Holguín, en la década del 80, en el plano literario cubano; la primera que como grupo persiguió intenciones y búsquedas comunes con avidez humanista. Sus libros iniciales nacían estampados con la tinta húmeda de Ediciones Holguín y en sus portadas lucían obras de pintores y grabadores necesarios también en esa cartografía que, desde lo cultural, traza cada sitio. La Semana de la Cultura y el Premio de la Ciudad acompañaron muchas de esas andanzas. Luego de libros y galardones, y pasadas casi cuatro décadas, Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón, que hoy blasonan una trayectoria reconocida en el país y más allá de sus aguas, nos acompañan desde la permanencia y la fidelidad con la escritura como fe de vida.
Con la publicación de los números 42 y 43 de la colección Analekta: los poemarios Romeo & Julieta en Manhattan, de Marrón, y Ramas de álamo y otros poemas, de García Verdecia, Ediciones La Luz agradece a dos autores que han acompañado, desde la génesis en 1997, las búsquedas en las profundidades de la letra (ya no solo impresa). Sería difícil escribir la historia del sello –pues para La Luz la memoria es sedimento– sin subrayar el aporte que, de diferentes maneras, amigos y maestros como Manuel y Marrón han realizado a la editorial. Presentaciones de libros, paneles, conferencias, prólogos, jurados en el Premio Celestino de Cuento, palabras para catálogos e inauguración de exposiciones, traducciones en el caso de Manuel… o la conversación profunda y edificante, taza de café por medio, al caer la tarde… son momentos en los que ambos han compartido su sabiduría. Porque básicamente Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón, más allá de que hayan incursionado con acierto en la narrativa, la poesía, el ensayo, la edición, la pedagogía o la traducción literaria, son dos amigos sabios –en la acepción de sabio más cercana a la palabra maestro– que conocen que para que nuevos frutos crezcan en el árbol de la vida –un árbol donde la ética entronca con el humanismo y donde literatura, civismo y Patria alimentan las raíces– es necesario compartir la esencia, como un padre que abraza a un hijo a veces díscolo pero siempre agradecido y soñador.
En estos poemarios “Marrón dialoga con motivos clásicos, desde «las voces que traen el sitio de Troya» hasta «los campamentos en la noche de Cartago». Manuel explora la primitiva forma de la palabra y tensa el arco en el poema inicial: «vida es la flecha en su curso», asegura. Se advierte en los versos de Marrón el misterio cómplice que conecta a los amantes; Manhattan o Damasco son solo pretextos para ese amor que llega en «año terrible». Manuel sopla los rescoldos de los Cantares de Salomón, y jura amar en el minuto preciso y desear un minuto después”, digo como el poeta Moisés Mayán al presentar los cuadernos en la pasada edición de la Feria del Libro en Holguín, que homenajeó la impronta de ambos en las letras holguineras y cubanas. Estos textos, realizados en una de las colecciones más modestas y al mismo tiempo más hermosas de La Luz, fueron creadas para agasajar a los autores y se distinguen por el diseño de Robert Ráez, y la edición y corrección de Elizabeth Soto, quien tuvo a su cuidado los audiolibros (otro homenaje) que resguardan las voces de Eugenio y Manuel.
Hoy Eugenio Marrón y Manuel García Verdecia “vuelven a ser por obra y gracia de la palabra, los autores de Los pedidos de la lluvia y de La consagración de los contextos”, sus primeros libros… En este momento “dejan de ser dos de los intelectuales cubanos más activos y prestigiosos de su generación; el tiempo es engañoso (…) pues son los mismos muchachos de antaño, los protagonistas del boom literario de los ochenta” en Holguín. “Están con nosotros, ocultando su timidez tras las cubiertas de Romeo & Julieta en Manhattan y Ramas de álamo y otros poemas”, cuadernos donde crecen las formas de la luz ganando los espacios, con el mismo misterio e idéntica expectativa a aquella primera vez en que el plomo recibió la tinta bajo el ojo absorto, y los nervios se agitaban y el corazón palpitó con fuerza y las palabras, nacidas en las noches bajo el ángel protector, empezaron a crecer entre las formas de lo impreso.
Ediciones La Luz sigue de fiesta de las letras en diciembre (programación)
Prepárense para lo que trae Ediciones La Luz esta semana. Se continúa homenajeando a poetas y presentando novedades editoriales.
Martes, 8
Oda a la joven luz
Dedicada a las escritoras Dulce María Loynaz y Emily Dickinson
Invitados: Belkis Méndez y Aylene Rodríguez
10:00 am
Miércoles, 9
Abrirse las constelaciones (especial)
Celebra el 75 cumpleaños del escritor Delfín Prats.
Se presentará el libro, El brillo de la superficie. Poesía reunida, Delfín Prats
Presenta: Adalberto Santos
5:00 pm
Jueves, 10
Abrirse las constelaciones
Desequilibrio, de Reynaldo Zaldívar (Ganador del Premio El árbol que silba y canta)
Colección Analekta
Presenta: Luis Yuseff
5:00 pm
Viernes, 11
Entrada de Emergencia
Lectura de poemas de Dulce María Loynaz
Presentación de Los poemas de Tor House, de John Robinson Jeffers.
Presenta: Javier L. Mola
Lectura de asociados: José Alberto Pérez e Idania Salazar
Cronología poética de La Luz (Fotos, videos + podcast)
Dentro del panorama de las editoriales territoriales cubanas destaca por la eficacia comunicativa de sus diseños, la singularidad de sus gestión y promoción de la literatura a través de campañas publicitarias, los numerosos premios obtenidos y la dedicación de su equipo creativo, Ediciones La luz.
Próximo a cumplir 23 años, el sello editorial de la Asociación de Hermanos Saíz en Holguín tiene en la poesía pilar fundamental para su catálogo. De hecho, su génesis fue poética, Con bufón de dios, de José Luis Serrano, el 7 de mayo de 1997, acompañados en la edición por Reina del Mar Editores. Aquel día el libro fue presentado por Ronel González en el salón de última espera del aeropuerto Frank País, en la ciudad de los parques.
Los títulos que siguieron a esta fueron también de poesía, Sitios y quimeras, de Orestes González Garayalde; El último dios, de George Riverón; Zona franca, de Ronel González, y luego una colección de minilibros, todos de poesía, entre ellos Lunas de papel, de Elena Guarch; Pájaro de la tarde, de Belkis Méndez, y Estado de gracia, de José Poveda.
Después de publicar varios títulos en el formato tradicional de libro comenzó una etapa de creación de plaquettes, hechos en papel artesanal elaborado en Cuadernos Papiros. De este modo llegaron Secretos del monje Louis, de Luis Felipe Rojas; Ítaca, de Jorge Ribaíl y Los navíos de Pavel Horov, de Luis Yuseff Reyes.
Otro momento importante es la colección de libros ganadores del premio El árbol que silva y canta, cuya primera entrega fue en coedición con Ediciones Holguín. Para 2006 ya comenzó a salir como una producción exclusiva de Ediciones La Luz, y el resultado fue El síndrome de Estocolmo, de Adalberto Santos.
En 2008 La Luz se inserta en el contexto nacional con un poemario de Lina de Feria, La rebelión de los indemnes, que marca un antes y un después dentro del catálogo de poesía de la editorial, donde seguirían apareciendo autores de todo el país en antologías y proyectos individuales en la Colección Abrirse las constelaciones. En esta se nuclean mayormente autores inéditos que son miembros de la AHS. Así llegaron Herederos de la culpa, de Lisandra Navas; Muchacha de helio, de Alina Alarcón; Música de fondo, de Yanier H. Palao, como primeras entregas.
En el año 2009 nace la antología El sol eterno, con la intención de reunir la obra de poetas holguineros de la sección de literatura de la AHS. Fue prologada por Manuel García Verdecia. A decir de Luis Yuseff, director de Ediciones La Luz, se trató de “un libro con voces de diversos orígenes y aspiraciones poéticas. Confluyen en un mismo volumen autores que luego fueron labrándose un camino bastante interesante dentro de la poesía cubana y muchos tienen más de tres libros publicados e importantes premios”.
Con esta publicación surgieron también las campañas promocionales. Además, el texto que fue el primero de esta naturaleza, abrió la colección Quemapalabras.
También con la poesía como centro emergió la Mar por medio. Colección de antologías concebidas para hacer coincidir a autores cubanos y de algún país escogido. El primero en surgir de este proyecto fue Ciudades bajo un mismo cielo, que reunía a holguineros y vizcaínos.
En 2011 se crea la colección Analekta. Entre sus primeras apariciones la poesía tuvo un rol esencial, y el primer volumen fue justamente en versos: Los mundos y las sombras, con textos inéditos de Delfín Prats. En un segundo momento 15 nuevos títulos salieron acompañados por Lina de Feria con Recorrido por una ciudad interna y Las quejas.
También en 2011, para celebrar el centenario del nacimiento de Virgilio Piñera y el aniversario 25 de la AHS, se creó la antología La isla en verso, presentada por Roberto Manzano, con un centenar de poetas de todo el país. Con él la editorial se posicionó de forma definitiva en la vida literaria de autores nacidos a partir de 1970. La isla… se configura como el momento en que comenzó a crecer exponencialmente el catálogo que hasta entonces había sido discreto.
Con la antología recorrieron la isla los poetas en una gira que llevó a La Luz y la poesía por las Casas del Joven Creador de numerosas provincias como Guantánamo, Santiago de Cuba, Camagüey, Ciego de Ávila, Santa Clara, Cienfuegos. Surgió en medio del periplo la idea de publicar dentro de la colección Quemapalabras un audiolibro con 25 poetas de esta compilación.
Bajo la dirección de Pablo Guerra cada autor grabó dos poemas, uno de ellos ya parecía en La isla en verso, el otro se incluiría en la reedición. Este es de los primeros libros que la editorial inserta dentro de los planes especiales del Instituto Cubano del Libro, y tiene un plus con las presentaciones hechas por todo el país.
Desde entonces siguieron naciendo antologías y se enriqueció la Colección Abrirse las constelaciones. Además, se abrió la colección Roseta, con El mar como un cielo, traducción de Saint-John Perse, hecha por Manuel García Verdecia. Le siguen títulos de Emily Dickinson, Allens Ginsberg, Robinson Jefferson y Jacque Prévert. Algunas de ellas fueron ediciones bilingües.
En vísperas del centenario de Gastón Baquero, vio la luz Poderosos pianos amarillos, en 2013. En este se reúnen 120 poetas cubanos radicados dentro y fuera del país que asumían la presencia en su obra de una influencia, a veces indirecta de la obra de Gastón Baquero. Estuvo a cargo del prólogo Virgilio López Lemus. Como parte del homenaje, en 2015 se publica la poesía completa de Baquero, Como un cirio dulcemente encendido.
Con el verso siempre como centro de la creación, Ediciones La Luz publica La isla de los peces blancos, antología por el aniversario 20 del Premio Calendario.
En 2017 surge la Colección Espejo, para leer y colorear, donde se han recogido textos poéticos de autores como Ronel González y Rafael González Muñoz.
En 2019 las nuevas tecnologías y modos de lectura imponen el reto de insertarse en el universo del libro digital. Surge bajo esta exigencia del contexto el primer ebook de la editorial, La joven luz: entrada de emergencias. Selección de poetas en Holguín. Este ha tenido dentro de la campaña de promoción de 2020 un lugar de privilegio porque a la par se han publicado spots de radio y televisión, carteles, postales, y marca la inserción de La Luz en este campo en expansión, pues tras él continúa engrosándose la lista de libros digitales con los más recientes títulos de la colección Abrirse las constelaciones: Laminarios, de Camilo Noa; Poses, de Norge Luis Labrada; Puentes de plata, de Pedro Evelio Linares; Carne roja, de Reynaldo Zaldívar; y Yo es otro, de Frank Alejandro Cuesta.
Desde el ensayo también se ha abordado el género en títulos como Complexidad de la poesía, de Virgilio López Lemus, y Anatomía del trabajo artístico, de Roberto Manzano.
De manos de la poesía han llegado los más importantes lauros que ha obtenido la editorial holguinera, como han sido La puerta de papel, Premios de Edición, y en 2019 el Premio de la Crítica, con la antología de poesía infantojuvenil Dice el musgo que brota. Así “se establece a la poesía dentro del catálogo de la editorial como un género de privilegio, no solo porque sea el más representado sino por premios de esta categoría”, afirma Luis Yuseff.
En 2020 Ediciones La Luz dedica su campaña de promoción del libro y la lectura a la poesía y al centenario de Eliseo Diego. Porque apuntalados por los versos de decenas de poetas de la isla y el mundo, La Luz se ha multiplicado en miles de ases que iluminan el horizonte literario cubano.
Analektas poéticas de La Luz
Witold Gombrowicz arremetió una vez contra los poetas. Gombrowicz, el amigo de Virgilio Piñera, quien participó en el equipo que tradujo al español Ferdydurke, esa obra maestra del modernismo europeo publicada por el novelista polaco en 1937, escribió para eso Contra los poetas.
Gombrowicz aseguraba que la poesía entonces se realizaba “en el vacío casi completo”. ¿Pero cuál es el vacío del que habla Witold? El vacío de la falta de sensibilidad, del estilo hermético y unilateral, la poesía del exceso de versos, la poesía que necesita un buen aire fresco…
Mucho de ese aire fresco, de sensibilidad y desenfado lírico –a pesar del sarcástico Gombrowicz– encontré en los tres más recientes cuadernos publicados en la aparentemente sencilla y modesta –comparada con las tantas proezas editoriales de La Luz– colección Analekta de este sello de la AHS: Cerrado por incapacidad, del habanero Ricardo Acostarana, que mereciera el premio del concurso Nuevas Voces de la Poesía Cubana en 2018; Distintas formas de habitar un cuerpo, de la camagüeyana Martha Acosta Álvarez, y Las contemplaciones, del holguinero Rubiel G. Labarta, que obtuvieran el Premio El árbol que silva y canta en 2017 y 2018 respectivamente, organizado por la sección de literatura en Holguín y la AHS en el municipio de Báguanos, en la jornada de trova y poesía Del verso y la miel.
Eso pensaba mientras leía estos poemarios. En Cerrado por incapacidad la poesía llega como constructo, posibilidad, edificación de sentidos… Acostarana va armando una arquitectura de efectos como quien arma un mosaico epocal o una maquinaria para deglutirlo todo o casi todo sin miramientos. Eso es también la poesía: engranajes, mecanismos, piezas, estados de la mente, un dolor momentáneo que cae al cesto, donde encontramos todos los convencionalismos y la sagrada idea de ser original, escribe. Como en ese túnel por el cual avanzamos con los sentidos alertas leemos el cuaderno, sabiendo que la realidad nos espera fuera, que nada sirve tener un dios antidisturbios pendiente, pues acabamos confirmando que el poeta también es un ladrón que desea escapar de este país a un no país como este. Y que la poesía –cuando todo está cerrado por incapacidad–nos da la posibilidad del viaje: anticipa la huida, nos abre las puertas de la libertad en versos como los de Ricardo Acostarana.
A Martha Acosta la conocíamos, en cambio, más por su obra narrativa, galardonada con premios como el César Galeano, Pinos Nuevos, Calendario, Celestino y el Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar. Martha posee méritos en la narrativa que la ubican, sin dudas, entre los jóvenes escritores más laureados e interesantes en el contexto literario contemporáneo en Cuba. En su poesía –que fue una sorpresa grata y que viene a calzar una sensibilidad otra, que ya entreveíamos en sus cuentos– la lírica y la narración se complementan como un todo amplio. Hay una evolución en la historia, un discurso poético que bebe de la construcción de sentido, en poemas como “La mesa del domingo” y “En Cuba no hay glaciales”. Familia, identidad, contemporaneidad… se cruzan y como Delfín Prats, Martha asegura que no existen caminos que nos lleven de regreso a los sitios donde he sido feliz¸ por eso nos invita a que sea puesta la verdad sobre la mesa. A esa verdad, la suya, nos llevan sus versos.
Después de publicar su primer cuaderno, Los dioses secretos, por La Luz precisamente, y que el mismo recibiera el reconocimiento La Puerta de papel, que otorga el Instituto Cubano del Libro con su consiguiente reedición, el holguinero Rubiel G. Labarta ha obtenido muchos de los más importantes premios del panorama nacional, como el Pinos Nuevos, Manuel Navarro Luna, Ciudad de Ciego de Ávila, Paco Mir Mulet, América Bobia, Hermanos Loynaz, Ciudad de Holguín y la Beca Prometeo de La Gaceta de Cuba, que le han hecho publicar otros tantos libros. Muchas de sus obsesiones –como si fuera hilvanando un amplio poema que atraviesa sus textos– se encuentran también en Las contemplaciones: la familia una y otra vez, sumergida en la cotidianidad asfixiante que las ayuda a soportar el paso de los años, la dura rutina de los años, pues –nos recuerda más adelante– el arduo transcurrir del tiempo, puede ser, sin dudas, una traición imperdonable. Y además, cierta nostalgia hacia un pasado en donde la vida –como síntoma de la cotidianidad de muchas familias– se reduce a la cruel espera. Hay mucho de melancolía cuando se desea medir el verdadero tamaño de lo que perdíamos, aunque estemos seguros de que ya nada hará que recobremos el verdor de antaño.
La Luz estrenó en 2011 la colección Analekta. Al sencillo formato horizontal y su breve tirada, se añade la ventaja de su fácil elaboración, en comparación con otros libros de mayor hechura, y el hecho tangible de haber publicado el primer texto de muchos autores locales y otros de varias partes del país. El libro que inició la colección, la Analekta 1, fue Los mundos y las sombras, de Delfín Prats. Le seguirían otros autores a esta, ya con 37 títulos: Lina de Feria, Zulema Gutiérrez, Yonnier Torres, Eilyn Lombard, Frank Castell, Jamila Medina, Eldys Baratute, Irela Casañas, Elaine Vilar, Israel Domínguez, Elizabeth Reinosa, entre otros. Ahora se suman las voces poéticas de Ricardo Acostarana, Martha Acosta Álvarez y Rubiel G. Labarta. Y cada una de ellas resulta un atractivo encuentro, un viaje hacia muchas direcciones.
Nuevas Analektas para la poesía joven
Nuevos títulos de Ediciones La Luz, publicados en la colección Analekta, fueron presentados en el espacio Abrirse las constelaciones del sello holguinero, como parte de la Semana de la Cultura.
Las contemplaciones, del holguinero Rubiel G. Labarta, Distintas formas de habitar un cuerpo, de la camagüeyana Martha Acosta Álvarez, y Cerrado por incapacidad, del habanero Ricardo Acostarana, son los más recientes títulos publicados en esta esta colección, “modesta en la hechura, comparada con los demás libros de la editorial, pero necesaria también en la promoción de nuevas voces en el ámbito literario cubano”, comentó Luis Yuseff, editor jefe de La Luz.
“Analekta surgió con Los mundos y las sombras, de Delfín Prats, en un momento en que era necesario visibilizar la obra de una serie de escritores jóvenes en la provincia, y su propia confección, menos difícil que otros títulos, nos permitían realizarlas con más facilidad”, añadió.
El propio Yuseff presentó Las contemplaciones, de Rubiel G. Labarta, un joven autor que ha obtenido importantes premios y que publicó su primer libro, Los dioses secretos, por La Luz. “Este fue un libro que, además, recibió el reconocimiento La Puerta de papel, que otorga el Instituto Cubano del Libro y por tanto tuvo una reedición en la propia editorial”, subrayó Yuseff.
Moisés Mayán, por su parte, destacó los cruces híbridos entre narrativa y poesía en Distintas formas de habitar un cuerpo, de Martha Acosta, quien ha obtenido premios de narrativa como el Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, pero con una voz poética valiosa.
Mientras, Erian Peña subrayó el aire fresco, de sensibilidad y desenfado lírico que se puede encontrar en los poemas de Cerrado por incapacidad, de Ricardo Acostarana, cuaderno que mereciera el premio en el concurso Nuevas Voces de la Poesía Cubana, realizado en su primera edición en 2018.
“Acostarana va armando una arquitectura de sentidos como quien arma un mosaico epocal o una maquinaria para deglutirlo todo o casi todo sin miramientos. Eso es también la poesía: engranajes, mecanismos, piezas, estados de la mente, un dolor momentáneo que cae al cesto… donde encontramos todos sus convencionalismos y la sagrada idea de ser original, sostiene. Como en ese túnel por el cual avanzamos con los sentidos alertas leemos sus versos, sabiendo que la realidad nos espera fuera, que nada sirve tener un dios antidisturbios pendiente”, comentó en las palabras de presentación del libro.
Entre los autores publicados en la colección Analekta, ya con 37 títulos, se encuentran Zulema Gutiérrez, Yonnier Torres, Lina de Feria, Eilyn Lombard, Frank Castell, Jamila Medina, Eldys Baratute, Irela Casañas, Reynaldo Lastre, Elaine Vilar, Israel Domínguez y Elizabeth Reinosa. Estos cuadernos de la colección Analekta integran también el catálogo que Ediciones La Luz presentará en la próxima Feria Internacional del Libro junto a otros títulos recientes.
La Semana de la Cultura en Holguín, esta vez en su 38 edición, estuvo dedicada al historiador, profesor e investigador José Novoa Betancourt, al músico, arreglista y director de la Orquesta Avilés, Gastón Allen Binhar, y al reconocido realizador de televisión José Ramón Artigas. Asimismo se recordaron los 300 años de la fundación del pueblo de Holguín, los 200 del poblado de San Andrés y el aniversario 25 de la Oficina de Sitios Históricos y Monumentos.