Amada Morado


La actuación, una locura hermosa

La actriz Amada Morado fue la protagonista del último espacio Encuentro con de este verano, en el Salón de Mayo del capitalino Pabellón Cuba, en el contexto de la Feria de la Cultura Cubana, Arte en la Rampa.

Durante la entrevista de la periodista Magda Resik, los asistentes conocieron a una Morada más allá de la pantalla, reflejo de resistencia, valentía y pasión en su camino por la actuación.

De ella, Resik expresó: “es una artista que muestra su histrionismo y capacidad en cada puesta en escena, dejando su sello de calidad en los trabajos que realiza desde el ámbito comunitario hasta en el giro sindicalâ€.

Proveniente de una familia humilde donde no existían artistas, Amada se interesó por la actuación desde pequeña escuchando novelas radiales y luego televisivas.

“Yo quería ser como esas mujeres (Gina Cabrera, Aurora Pita, Margarita Balboa) porque cada noche se transformaban en un personaje diferente y me gustaba vivir distintas vidasâ€.

Aunque también la escritura y la pintura llenaban su tiempo, para su familia eso era cosa de locos. Ella debía estudiar corte y costura, taquimeca o para maestra de primaria, que era lo hacían las muchachas decentes.

Sin embargo, confiesa que era traviesa como su padre, y un día leyendo el periódico se enteró de un curso de Arte Dramático en la escuela municipal del Vedado y “ni corta ni perezosa†fue a inscribirse falsificando el autorizo de su mamá.

Pero la mentira tuvo patas cortas y la descubrieron. Tenía entonces unos 12 o 13 años.

En la casa de la familia paterna aprendió el oficio de la peluquería, y tras el triunfo de la Revolución cruzó el muro de su casa y se fue a andar La Habana, pues su abuela había decidido irse de Cuba y ella no iba para ninguna parte.

Tomada del facebook de la Asociación Hermanos Saíz.

Comenta que en lo personal “la Revolución representó mucho, yo aprendí en esos primeros años lo que es la Patria, lo que son los derechos de la mujer, la defensa de la mujer, y me hizo confiar en ella y seguir adelante, porque iba a cumplir mis objetivos y triunfarâ€.

Solo tenía cuando aquello 16 años, unos deseos inmensos de salir adelante y unos 10 pesos en el bolsillo que le ayudaron a pasar las noches en una casa de huéspedes. Con un préstamo de su abuela materna compró algunos utensilios para arreglar uñas y por algunos años trabajó de casa en casa.

Para los 60 se inscribe en las Casas 26 de Julio, y tras la invasión, se incorpora en los Jóvenes Rebeldes, donde le proponen un trabajo con los pioneros, que le permitía un sueldo mínimo para sobrevivir.

Luego entró a trabajar en el centro de confecciones de camisetas Flex como operaria, un taller de danza folclórica y hasta en el grupo de aficionados de trabajadores del Sindicato de la Cultura.

Eran años de mucho revuelo, el día entero laboraba y las noches las dedicaba a estudiar en la Facultad Obrera Campesina o en los grupos de aficionados.

Más tarde, conoce sobre unos cursos en Teatro Estudio, donde se encuentra con distinguidas personalidades como Mario Aguirre. El 19 de mayo de 1967 tiene su debut escénico al lado de la señora María de los Ãngeles Santana, quien la ayudó muchísimo en sus inicios.

En el 67 pasa a formar parte de la bolsa de actores y entra en el grupo de Raquel Revuelta. Un lugar donde aprendió muchas cosas en el escenario viendo a los grandes maestros.

“Era una etapa de mucho trabajo, se hacían obras martes y miércoles, y de jueves a domingo secciones nocturnas con una extensión por la mañana.

“Yo tengo que darle gracias a la vida por muchas cosas, porque aquella niña que soñaba tanto delante del televisor con aquellas actrices, tiempo después puedo compartir con ellasâ€.

De su decursar por los diferentes medios manifestó que en el teatro descubrió la relación directa con el público, un lugar que demanda mucho del actor en la búsqueda constante.

Tomada del facebook de la Asociación Hermanos Saíz.

En la radio podía ser cualquier personaje, desde un niño hasta una anciana, “siempre que manejes bien la dicción y los códigos de ese espacioâ€, en tanto la televisión no vale solo la concentración, sino que es muy importante el autodominio para los percances que pueden aparecer.

“Es estimulantes cuando la gente opina. Si tienes los pies en la tierra sabes cual personaje quedó bien y cual necesita más. Te dan el personaje y tienes que estudiarlo, su época, sus costumbres, características de esa personalidad en esas circunstancias, contando con la colaboración del equipo que esté a cargo.

“Hay papeles que se te quedan por muchos años, tal es el de Angustia en Bernarda Alba, la misma Bernarda, doña Clara, Doña Inés en los Soles Truncos, o Emelina en Destino Prohibidoâ€.

Los actores “somos un poco locos porque cambiamos de personaje seguidamente. ¡Pero que locura más hermosa! Porque empiezas a conocer tantas vidas, tantas personas, tantos personajes con caracteres tan diferentesâ€.

Pero en medio de todo esto, también hizo trabajo comunitario con un grupo de teatro infantil llamado por ella Hacedores de sueños, que eran infantes de la barriada del Vedado quienes nunca habían ido al teatro. Era como saldar una deuda con su infancia.

Sobre la actuación en estos tiempos reconoció que debe existir una mayor disciplina para organizarse y poder participar. Respetar el trabajo y, sobre todo, amar lo que uno hace.

Con el paso de los años Amada sigue con el espíritu de librar mil batallas, porque el camino se hace al andar, confiada de que Cuba va y seguirá adelante.