Alexis Castañeda
Indagaciones al olvido
En Santa Clara, ciudad sin mar, todos los dÃas se multiplican los acontecimientos artÃsticos. Cada mañana, cada tarde y cada noche tropezamos con avalanchas de informes que demuestran la efervescencia creativa de una urbe que se desvive por las artes. Las noticias de hoy sustituyen a las de ayer, como las de ayer sustituyeron a las de antier y las de mañana lo harán con las de hoy. Pero, ¿dónde encontrar un periodismo cultural que articule elementos, historias, fuentes en apariencia inconexos?, ¿dónde uno que rescate el pasado? Hasta con eso cuenta la más letrada de las ciudades del centro del paÃs.
Villa Clara, especÃficamente Santa Clara, acoge revistas que abordan lo cultural desde concepciones nada superficiales o limitadas. También puedo nombrar una interesante página de la editora Vanguardia donde jóvenes periodistas intentan, con audacia y rigor, la crÃtica de arte; asà como el periodismo que se publica en libros, aunque más bien debo decir: los libros que reúnen textos de género periodÃstico.
Los premios Fundación de la Ciudad de Santa Clara en el apartado de Periodismo dan buena cuenta de la salud de esta modalidad literaria (sÃ, dije literaria) en la provincia. Hace poco leà uno (otro) de ellos: Introspección detrás del olvido (Editorial Capiro, 2019), del poeta, crÃtico y ensayista Alexis Castañeda Pérez de Alejo y, como agradecimiento al buen rato que pasé consultando sus casi 130 páginas, me propuse escribir esta reseña.
Castañeda, graduado de Historia y Ciencias Sociales por el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, se ha dedicado a historiar los pequeños grandes acontecimientos de la Villa Clara de otros tiempos, y un poquito más acá. Su trabajo como promotor del Centro Cultural El Mejunje le ha permitido convertirse en una suerte de cronista del lugar y sus alrededores. Asà lo demuestra en Yo simplemente hago o La Aventura de El Mejunje (Sed de Belleza, 2001) y La vena del centro. Trova santaclareña (Sed de Belleza, 2010).
Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara en 2018, Introspección detrás del olvido llama la atención desde la cubierta. Y lo hace con una obra de Susana Trueba VeitÃa que recrea el centro neurálgico de la urbe santaclareña: el parque Leoncio Vidal. Aunque difÃcilmente podrÃa pensarse en una ilustración más apropiada si se pretende reflejar la cultura santaclareña en todo su dinamismo, hay que decir que la idea no es del todo original, pues ya existe un tÃtulo (al menos, que yo conozca) con similar diseño de cubierta: Después del huracán (Sed de Belleza, 2007), de Yamil DÃaz Gómez.
“De todos los libros que ha escrito Alexis Castañeda, tal vez este sea el más Ãntimo, el más enfebrecidoâ€, asegura el poeta y narrador Geovanny Manso en su reseña “Memoria y más memoria en Introspección detrás del olvidoâ€. Se trata de un volumen asimétrico, con una primera parte breve, personal, integrada por crónicas que funcionan como cuchillas que van abriendo la carne donde habita el olvido, y otra de carácter testimonial, más extensa, que podemos identificar como la esencia de las intenciones del volumen.
Sobre la primera parte, “Historias de pasión y credoâ€, diré que me impresionaron las crónicas “Elena Burke en El Mejunje cantando, cantandoâ€, “Alcides y Silverio cabalgan en un caballo de palo†y “Meme SolÃs: la dicha de poder soñar y amarâ€. Los textos que menciono tienen en común —además de la batalla contra la desmemoria, presente en todo el volumen— la capacidad de concentrar la energÃa evocadora en un pequeño punto del recuerdo, para de esa manera transmitirnos un relato con sabor a bolero de victrola, copa rota y mucha, muchÃsima nostalgia.
La curva de intensidad dramática de la primera sección está correctamente diseñada: va subiendo en “Los villareños siempre cumplen su parte†y “El valor de una mañanita de eneroâ€, llega a un pre-estribillo/pre-clÃmax con el trabajo sobre Luis Carbonell, explota en un coro integrado por Elena Burke, Rafael Alcides y Ramón Silverio, desciende con el trabajo sobre el Centro Experimental de Teatro de Las Villas y vuelve a ascender con El Pamperito y Meme SolÃs, para entonces terminar arriba, muy arriba:
Perdona este destilar, pero aquà en Santa Clara las mañanas de domingo son demoledoramente lentas, y nos vamos arrimando a ese rinconcito llamado nostalgia. Espéranos, Meme, que con muchos otros nos encontraremos en un “nuevo amanecer†y tendremos “otra vida para darla nuevamenteâ€, pues a mà también “me ha crecido el corazón para anidar las ilusiones que anhelaba†y no dejaremos que muera “la dicha de poder soñar y amarâ€.
La segunda sección de la obra se me antoja fácil de entender y difÃcil de explicar. Intentaré aproximarme diciendo que se trata de la historia de alguien o algo a partir de la voz de un testigo privilegiado. En el caso de “Juanito Sarmiento. Pasiones en la arenaâ€, el entrevistado narra únicamente su vida, pero en realidad está hablando de lo mismo que todos los testimoniantes del libro: de las injusticias del olvido.Â
Qué, si no eso, nos revela Osiris Aguiar Valdés cuando recuerda al invisibilizado Meme SolÃs; MarÃa de los Ãngeles GarcÃa cuando evoca al maestro Raúl Ferrer; Juan Campos cuando nos refiere los pormenores de un tiempo en que Fernando Borrego todavÃa no era Polo Montañez; Juan Manuel O´Farril cuando extraña sus tragos compartidos con grandes de la música cubana; Eusebio Guerra cuando rescata los años perdidos del cabaret Venecia; Roberto Pérez Elesgaray cuando dibuja el boceto de lo que fue y pudo ser el grupo RaÃces Nuevas, de Pucho López; Elena O´Farril cuando dice, justo al final del libro: “Doris [de la Torre] era mi hermanaâ€; ValentÃn DÃaz Contreras, El Diablo, cuando asegura que “en el entierro del Benny, el 20 de febrero de 1963†hizo un compromiso “allà en su tumba, que iba a seguir su legado, cantando sus cancionesâ€, y eso lo ha cumplido.
No creo que pueda ser justamente valorado en el breve espacio de una reseña cuánto contribuye al rescate de la historia cultural de Santa Clara un libro como Introspección detrás del olvido. “Quizás la motivación de fondo sea intentar corregir un error del pasado, hacer justicia. Acaso una pulsión justiciera sea lo más caracterÃstico de estos textos diversosâ€, explica en el prólogo el crÃtico Dean Luis Reyes.
Por eso agradezco esta obra, que transita silenciosa, sin llamar la atención sobre sà misma, por una autopista de eventos culturales que seguramente olvidaremos mañana. Una autopista que espera por que los Alexis Castañeda del futuro realicen el trabajo que hoy algunos (no los suficientes) se deciden a emprender: el de rescatar el pasado con nuevas e imprescindibles indagaciones al olvido.