Anyi Romera


En sordina

Según Abel González Melo los protagonistas de sus obras han tenido su edad al momento de su escritura, y en cada texto se vuelven mayores, pues crecen junto a él. “He querido llenarlos de mis dudas, mis afectos, mis dolores. Son la imagen sublimada de mí mismo en medio del mundo en que he crecido: la Cuba de entresiglos…”, confiesa en una entrevista concedida a la pedagoga Bridgette W. Gunnels para la revista académica estadounidense Southern Spaces (Espacios del Sur).

Abel escribe Por gusto. Ronda en sordina para cuatro amantes en 2006 en una noche, de vuelta y vuelta, entre canciones de Jarabe de Palo. La escribe e intenta, muy a su modo, hablar de los jóvenes, hablar de sí y de su paso por el tiempo y la juventud: esas son las pulsiones que habitan su teatro.

Fotos Robert Rodríguez

La agrupación granmense Alas D´Cuba propone Por gusto, dirigida por Juan Alberto Ante Ramírez, buscando retratar diversos personajes representativos de la sociedad cubana actual. En lugar de presentar personajes complejos y multidimensionales, la obra opta por figuras arquetípicas como un policía que no nació en la ciudad en la cual vive, un pintor gay, una maestra de primaria y un profesor de filosofía que se ven envueltos en un romance en sordina, como propone el autor de la pieza. Esto es parte de la poética de Abel González Melo, personajes comunes pero a la vez marginados por la sociedad, e incluso por los medios de comunicación masiva.

Fotos Robert Rodríguez

Las interpretaciones de los actores Dayana Suárez Pompa, Luis Miguel Solano Cabrera, Miguel Ángel Batista Hidalgo y Reinier Rieira Contreras cumplen con el texto, caricaturizan muy bien los estereotipos establecidos. Los mueve el deseo, pero también el miedo a la sociedad, al cambio; temas universales que logran que cualquier público conecte inmediatamente con la historia.

Fotos Robert Rodríguez

La trama podría beneficiarse de un mayor desarrollo de los conflictos internos de los personajes, lo cual permitiría una reflexión más enriquecedora sobre estos temas. También al hacer uso de dispositivos escénicos o coreográficos que dotaran de movimiento a un texto donde prevalecen largos monólogos y carece de momentos álgidos que eleven la tensión del espectador.

Fotos Robert Rodríguez

Por gusto permite trabajar las historias y personajes desde una estructura donde se lee de manera intercalada el corpus textual, para lograr un resultado armónico, un dinamismo en escena y que el público avive su sensibilidad y sentido más allá de lo que se propone la puesta. La obra de Alas D´Cuba sobre el texto de González Melo está permeada por una generación llena de sus dudas, afectos y dolores en la intimidad de cuatro jóvenes que se aman. Entre susurros queda esta experiencia que busca también ser una reflexión cruda y poética de la realidad agonizante de la nación.



RESCATE A FAVEZ

Una mujer no necesita esforzarse para ser médico, para superar la muerte, para ser un hombre. Una mujer no necesita esforzarse, pero si ser más fuerte que cualquier otra mujer que prefiera tejer y estar sentada sonriendo. Una mujer, entonces, necesita ser fuerte para interpretar a esa otra mujer fuerte que fue médico y que fue hombre.

Enrique es un él, aunque en su acta de nacimiento –y en su cuerpo– se diga lo contrario. Enrique tuvo que enfrentarse a los males de su generación, que son los males de mi generación. El espectáculo unipersonal Favez, propuesto por Argos Teatro bajo la dirección de Alberto Corona, trae a Enrique tal cual fue, y sin morbo, lo deconstruye en escena contándole al público (o a un oyente imaginario) toda su vida.

Enrique, interpretado por Liliana Lam, espera todo el tiempo. Espera a que Juana regrese con la noticia de que nadie levantará cargos contra él por haber nacido mujer y vestirse como hombre; llueve. La noticia que llega es que Juana lo ha acusado. Espera sentencia en una cárcel, se superpone el juicio. Recibe 10 años de condena. Aparece en una prisión en la que no debería estar. Como si no fuera suficiente estar presa en su cuerpo. Veintidós años después Enrique es de nuevo Enriqueta. Es monja. Ahora Enrique-ta espera regresar a Cuba. Regresar a Juana. Se cierra el ciclo. Juana ha muerto y Favez se queda en el bucle de la espera interminable. De la pérdida interminable. Él perdió a sus padres, a su hija, a su tío, a su amada. Queda el dolor, que es lo que deja la escena. Proyecciones y parlamentos en off complementan el desenvolvimiento del monólogo. Faltó una catarsis arrasadora. Sobró sensorialidad y conexión propiciada por el rompimiento de la cuarta pared.

Alberto llama a Lili. Lili sale aún emocionada. Me cuenta que retoma la historia de Enriqueta porque no es posible que, doscientos años después, se luche por lo mismo, que ya es hora de que todas las personas tengan los mismos derechos. Alberto y Liliana son pareja, escribieron el texto a cuatro manos encandilados por la magia de Favez. La investigación se basó en el libro Por andar vestida de hombre, de Julio César Pagés, que cuenta con documentación la historia. “Ella es uno de los primeros casos transgénero reconocidos. Es como un símbolo. Es nuestra misión como artistas obrar en pos de una sociedad más justa”. Lili es una mujer fuerte que interpreta a una igual, en una especie de rescate de su memoria, de la espera porque algún día Enrique pueda ser Enrique y no muera en el intento.