Alejandra García
Everything Included: la magia y el espacio del arte para todos
Hace unos días mi amigo Ernesto me mostraba orgulloso un artículo sobre su obra, publicado en un canal de Telegram desconocido para mí. Me resultó interesante y, guiada por la curiosidad, me dediqué a investigar. Fue un placer descubrir que en este canal se evidenciaba el arte joven y no tan reconocido, era una suerte de curiosidades, entrevistas e informaciones sobre ese ámbito. Decidí contactar con los precursores del espacio y develar la magia de Everything Included.
El diálogo se torna ameno, las tres protagonistas de nuestra historia son Karina Edith del Río, Laura Domínguez y Leslie La Fuente, estudiantes de Historia del Arte de la Universidad de La Habana, quienes no dudan en contestar mis interrogantes con gran entusiasmo. Karina me confiesa entre risas que las entrevistadoras se convierten en entrevistadas por primera vez, «ya sabemos cómo se siente estar del otro lado».
Conversamos acerca del surgimiento del proyecto y Karina rememora el inicio del sueño. “Todo comienza un 17 de mayo del 2020. Fue algo súper repentino, pues recuerdo que le comenté a Laura la idea de crear una iniciativa para la cuarentena. Ni siquiera sabíamos bien de qué temática hablar, porque nos gustan demasiadas cosas, de ahí el nombre EVERYTHING INCLUDED.
“Al crearlo éramos Laura, Melissa (quien actualmente no está en el proyecto) y yo (Leslie se unió al segundo mes). Realizamos una encuesta y decidimos que el mejor tema para nosotras era el arte. Desde el momento uno organizamos cada día con su respectiva manifestación y decidimos que también sería un espacio para dar a conocer el arte joven cubano. Ya luego y con el paso del tiempo, la dinámica se ha mantenido, pero con algunos ajustes. Ahora contamos con nuevas secciones, aunque nuestra prioridad siempre son las reseñas a los jóvenes artistas. También tuvimos hace un mes nuestra primera exposición online con una gran aceptación, algo que nunca hubiéramos imaginado”.
Leslie toma la palabra y añade que la exposición surgió de casualidad. “La casualidad ha sido una constante en nuestro canal”.
Vientos creativos en cuarentena
El tiempo de la cuarentena por la situación con la COVID-19 obliga al encierro y eso a su vez, genera estrés y aburrimiento, pero también ideas novedosas. Leslie reafirma este argumento e indica como el plan surge en medio de la situación actual. “La cuarentena nos ha beneficiado más que nada en el tiempo que se ha invertido en el canal. De haber estado en la universidad quizás hubiésemos demorado más en desarrollar el proyecto”.
Laura interviene y complementa la respuesta de Leslie. “Cuando estábamos con nuestras rutinas cotidianas pre cuarentenales todas andábamos muy ocupadas y en contacto con el arte. La cuarentena supuso una pausa en nuestras vidas y nos alejó un poco de nuestros estudios de Historia del Arte y vimos en el canal una oportunidad para mantenernos estudiando y ampliando nuestros conocimientos sobre el campo artístico y por supuesto, teníamos el deseo de compartir lo poco que sabíamos con los demás”.
Resultan chicas muy jóvenes, entre 21 y 22 años, pero que la edad no los engañe porque juntas conforman un equipo sólido y organizado. Todo el contenido del canal es redactado e investigado por ellas, a excepción de algunas referencias tomadas de otros sitios, pero adecuadamente citadas.
Leslie hace sus acotaciones sobre el tema y explica cómo funcionan sus rutinas productivas. “Nos basamos en las reseñas de artistas que creo, es el plato fuerte del canal; cada una de las integrantes elige un artista para reseñar en la semana. Antes de eso siempre debatimos si nos parece correcta o no la elección. Aunque también tenemos otras dinámicas como curiosidades del arte y consejos de escritura o para artistas en general”.
Karina también interviene en este apartado y nos comenta que uno de sus lemas, nombre de la primera exposición virtual, es Arte para todos. “Consideramos que el arte es para las masas, y más en esta cuarentena en donde nos ha sacado de caer en la absoluta locura.
“Tenemos el mismo derecho a opinar sobre cualquier cambio que vayamos a realizar en el canal –añade Karina– es un proyecto de todas. Los domingos generalmente nos reunimos de modo virtual y planificamos las reseñas de la próxima semana. Cada vez que un artista nos escribe al privado lo comentamos con las demás y así todas estamos al tanto. De igual forma, si alguien nos envía su trabajo para que lo publiquemos, siempre lo compartimos primero entre nosotras y ya luego en el proyecto”.
Las redes sociales son una vía idónea para la promoción y el conocimiento y nuestras entrevistadas eso lo tienen claro. Karina señala que comenzaron con Telegram y ya luego se expandieron a Instagram, Twitter, Facebook y WhatsApp. Por su parte, Leslie agrega como las tecnologías son una vía excelente para la divulgación. “Hoy día la gran mayoría de las personas utilizan a diario las redes sociales lo cual nos ha abierto un enorme campo de expansión”.
Me surge la duda acerca de si no han pensado en un blog para Everything Included, entonces me confiesan convencidas que esa es una de sus metas, quizás la más clara. Investigaron mucho en cuanto al tema y continúan en el proceso organizativo; tienen la esperanza de poder materializar ese sueño cuanto antes.
No obstante, Karina reconoce que tener un blog de arte no es una tarea fácil. “Se hace necesario contar con un diseño atractivo, con una redacción muy cuidada y con una buena selección de temas. Somos de la opinión de que las cosas se hacen bien o no se hacen. También estamos esperando a poder reunirnos y planificar con detenimiento todo lo que allí se publicará. Pero cada día nos preparamos cada vez más para enfrentar ese reto felizmente, porque consideramos que los lectores merecen consumir un buen contenido”.
Toca el momento de hablar sobre la primera exposición virtual realizada. Laura se adelanta y asegura que fue un hallazgo fortuito. “Un día decidimos mostrar en el chat del canal una muestra de nuestros trabajos «artísticos» de la cuarentena y de pronto algunos suscriptores comenzaron a mandar sus creaciones también y nos sorprendimos con la calidad de algunos que, sin llegar a ser obras de arte, gozaban de cualidades estéticas considerables.
“Se nos ocurrió hacer una exposición con las obras de nuestros suscriptores –continúa Laura–. La idea era reflejar cómo el arte había funcionado de valiosa cura o terapia ante los embates de la cuarentena. La curaduría fue muy simple, pues el único requisito para participar, era la disposición de hacerlo. En lo absoluto era una exhibición de bellas artes. Pero muchas personas tuvieron la oportunidad de mostrar su «artista» interior”.
Karina se emociona mientras complementa las palabras de su amiga. “Arte para todos fue algo sencillamente inesperado y fascinante. No contábamos con tantos participantes ni tanta aceptación por parte del público, fue algo muy lindo”.
Polémicas de arte
Debatimos sobre las diferencias entre lo comercial y el arte, acerca de sus criterios de selección para develar la obra de los artistas. Laura es quien tiene la batuta sobre esta problemática y me responde sin tapujos. “Creo que el problema no está en que sea comercial, sino en tildarlo de arte. Por ejemplo, si tuviéramos que promover a un artesano lo haríamos con sinceridad, juzgaríamos su obra teniendo en cuenta su calidad técnica, pero siempre dejando claro que la obra en cuestión no es arte”.
Según Laura, en el canal tratan de difundir la cultura, desde la popular hasta la más alta, y teniendo en cuenta ese fin, en ocasiones escriben sobre moda, aunque quisieran escribir más sobre mangakas y artistas del cómic, lo cual no siempre aparece.
Nuestra entrevistada añade que, en la actualidad, ya una excelente ejecución técnica no es suficiente para considerar una obra como arte. “Es un terreno resbaladizo y complicado, porque existen diferencias entre un objeto con una gran función estética y el arte, y más hoy día que vivimos en una sociedad tan estetizada. No obstante, la hondura conceptual de las obras y su originalidad son algunos de los criterios para considerarlas como tal. Si hablamos de algo más comercial o de un producto pseudo artístico lo juzgamos por su calidad técnica, por su funcionalidad. Aunque considero que cada tipo de obra lleva su análisis específico”.
Pasión y Arte
Casi al concluir la entrevista polemizamos sobre el futuro de Everything Included y Karina refiere con determinación como en los planes está trabajar duro para que el proyecto siga creciendo y toque el corazón de más personas. “Aspiramos a que la familia EVERYTHING siga aumentando, pues tenemos un chat en Telegram que es más bien una comunidad muy linda en donde todos comparten su arte y opiniones. También intercambiamos muchos criterios acerca de tópicos artísticos y hasta recomendaciones musicales nos dejan”.
A estas alturas, Karina se encuentra muy conmovida y, a nombre de todas agradece a quienes han creído en este proyecto. “En parte le debemos mucho a los artistas que, de una forma u otra, en agradecimiento a las reseñas que realizamos nos recomiendan y así seguimos creciendo. Nos hemos tropezado con personas muy amables en el transcurso de EVERYTHING que también nos han ayudado muchísimo, en especial nuestros amigos de Classroom, el cual es otro proyecto hermano, pero de música electrónica cubana”.
Everything Included demuestra que, incluso en los momentos más grises pueden surgir maravillas, y habitan allí, en ese rinconcito de Telegram, donde nos develan su magia. Como la propia Karina concluye: “todos llevamos un artista dentro que podemos explotar y sacar a la superficie. No hay sueño imposible, siempre que se le ponga corazón y dedicación a un proyecto, los frutos del trabajo vienen solos”.
Ideas existen miles a la espera de ser materializadas, aquí tenemos un ejemplo. Ahora, dejémonos llevar, que nuestra imaginación vuele y no perdamos la capacidad de asombro.
Los condenados del silencio
Oh habla del silencio
Alejandra Pizarnik
Un muro de incomprensión se erige en el sanatorio de Santa Fe donde invade la “peste a silencio”, y Luis (Jorge Perugorría) y Orquídea (Laura de la Uz) visualizan el mundo más allá de las rejas. Su pequeño universo se advierte como trasfondo de una acertada crítica a la sociedad contemporánea. Se cuestiona el concepto de lo que es “normal”: hasta qué punto son más salvajes quienes existen al otro lado de la cerca del sanatorio que los propios pacientes.
Por otra parte, Isabel Santos es el engranaje universal de la historia por medio del personaje de Elena, madre de Luis. Ella ilustra el sacrificio extremo y, como una casa vieja, se derrumba en silencio. Su instinto maternal la convierte en un arma de doble filo, pues la resignación y la incapacidad para comprender al hijo enfermo, le impiden disfrutar de Alejandro (Carlos Enrique Almirante), su hijo menor.
También el personaje de Maritza refuerza la tesis de la incomunicación humana, en todo momento, ella busca el reconocimiento de los otros: las maracas que tanto desea poseer devienen símbolo de ello. Desde la ingenuidad propia de una niña construye su ideal de familia y aboga por su derecho a amar. La relación afectiva establecida con Luis, los besos, las caricias, incluso, el acto de hacer el amor, demuestran, una vez más, como la capacidad de sentir no es exclusiva de los “normales”.
El filme está narrado desde una dimensión realista, desde los conflictos y situaciones humanas propias de nuestro entorno más inmediato. Fernando Pérez logra narrarnos la historia mediante un lenguaje que sorprende por su valentía, su sinceridad y su descarnado discurso existencialista; los internos en el sanatorio personifican la catarsis de esta sociedad mezquina.
La estructura dramática se construye desde una dimensión simbólica y deviene polémica en sus grados de lectura. El realizador propone una reflexión sobre la necesidad de la comunicación entre las personas, la tolerancia y el respeto, la aceptación del otro.
La Habana, leitmotiv recurrente en los filmes de Fernando Pérez, resulta el escenario escogido para develar su historia. El sanatorio de Santa Fe se devela por medio de una edificación en decadencia; sus interiores claustrofóbicos y con escasa iluminación producen una sensación de ahogo y desesperación.
Los reiterados encuadres de los pacientes detrás de la puerta cercada connotan a un nivel simbólico el enclaustramiento, la sensación de estar presos, no solo desde un punto de vista físico, sino desde sus propios subconscientes. Destaca en el filme el trabajo de la dirección de arte de Erick Grass con un diseño de vestuario descolorido, sucio y desaliñado, el cual sugiere la uniformidad, la alienación a que son sometidos los hospitalizados.
El tratamiento de los espacios fríos y claustrofóbicos, con la cercanía de los contenedores de basura, fungen como signos que connotan el encerramiento, la pérdida de libertad, de la utopía, y reflejan la marginalidad, el rechazo al cual son sometidos quienes son “diferentes”. Estos elementos refuerzan la tesis del filme que nos habla de conflictos desde lo micro: una familia disfuncional la cual tiene como problemática la enfermedad de uno de los pacientes del sanatorio; hacia lo macro: una sociedad alienada y deshumanizada.
La ambientación de la casa de Elena, unido a su aspecto demacrado, evidencian el abandono de su propia vida. La penumbra de los interiores, el mar agónico y las caóticas ruinas que bordean su hogar, nos sumergen en un estado de desasosiego y nos reafirman la idea de cómo el hijo enfermo no le da cabida a sus proyectos personales.
A un nivel intratextual el filme es construido sobre personajes-símbolos quienes nos revelan los disímiles conflictos de la trama: Luis en su empeño de sembrar un árbol refiere el deseo de ser independiente y de poder decidir sobre su propia vida; el árbol se convierte en su voz. Orquídea con sus constantes referencias al Partido, al socialismo, a la Revolución, desmitifica y pone el dedo en la llaga sobre la pérdida de la utopía. A su vez cuestiona la pérdida de la esencia de una sociedad que desde el comienzo apostó por el ser humano.
Desde un tono nostálgico y un acuciante lirismo, La pared de las palabras construye una vez más un discurso autoral, crítico, sobre temas recurrentes en la obra fílmica de Fernando Pérez donde el ser humano deviene sujeto protagónico y eje de sus múltiples historias.
La acertada fotografía de Raúl Pérez Ureta, con los primerísimos planos de los rostros desconcertados y dolorosos de los pacientes, los planos generales de edificaciones en ruinas, del sanatorio, de la propia casa de Elena corroboran la tesis del realizador. De igual forma, el personaje de Luis percibe el resquebrajamiento de una sociedad hostil y fría que se burla y rechaza aquello que no comprende, en los trozos de hielo que detrás de una puerta observa. Se realiza una introspección en la vida de los personajes que connota a un nivel simbólico la tesis de Fernando Pérez y la necesidad de hurgar en el universo íntimo de estos.
La deshumanización a los cuales son sometidos los pacientes se aprecia en muchas de las escenas del filme, ejemplo de ello es la escena en el mercado donde Luis es agredido por un cliente, o el desprecio que hacia él profesaba Niurka (Yaremis Pérez), la pareja a medio tiempo de su hermano.
Jiménez (Alejandro Palomino), el administrador del sanatorio, concibe a los pacientes como meros objetos decorativos; él es la representación del burocratismo y de la pérdida de la sensibilidad. Jiménez no puede apreciar el cuadro de Alejandro más allá de un paisaje, más allá de lo representado.
La abuela Carmen (Verónica Lynn) resulta el personaje sensato y equilibrado dentro de la historia, ella es quien recrimina a Elena por la actitud obsesiva y su relación enferma con Luis. Uno de los parlamentos sostenidos con su hija lo evidencia claramente: “Tu amor por Luis, se tragó tu amor por los demás. Yo no sufro por mi nieto sano o mi nieto enfermo, yo sufro por ti, por ver como sacrificas tu vida. La vida es una sola, no la machaques”.
El personaje de Alejandro también devela los estragos de la sobreprotección extrema de Luis. Él se siente rechazado por Elena y la comunicación con ella es prácticamente inexistente; la situación del hermano enfermo lo deja huérfano de amor filial.
Un mar de clavos y anzuelos en lo incierto de la oscuridad componen el cuadro de Alejandro, “pero también puede ser muchas cosas más, depende de quien lo mire”. El cuadro, personaje esencial dentro de la trama, encierra en sí mismo el deseo de comprensión, la búsqueda del entendimiento, la necesidad de expresión de aquellos a quienes tildan de diferentes. Allí donde la sociedad deshumanizada no quiere ver, no responde y obvia el hecho de que, de cierta forma, todos somos únicos, un océano en la noche será la respuesta de los incomprendidos.
La pared de las palabras resulta entonces una propuesta cinematográfica signada por un alto nivel de simbolismo, que propone un discurso complejo y polemiza sobre conflictos de la contemporaneidad. Fernando Pérez nos seduce con la destreza narrativa de una historia desgarradora, pero bella en lo sutil de su lirismo. Un filme signado por el dolor, la impotencia, la incomprensión de quienes perdieron su voz y se les prohíbe expresarse, o de aquellos que, como Elena, sobrepasan los límites del sacrificio. Desde una sólida estética: ahora, que hablen los condenados del silencio.