Abel Guelmes Roblejo


Palabras con buena sombra nos cobija

Todo escritor, cuando comienza, con el tiempo lucha, trabaja, por encontrar un estilo propio que lo identifique. Sin embargo, el mayor logro y la grandeza se alcanza cuando el lector logra identificar y reconocer la voz o la persona de ese autor a través de sus escritos.

Precisamente eso es lo que sucede al leer El restaurador, Ediciones Mecenas, 2018, de Ian Rodríguez Pérez. Y digo escritor porque no es justo encasillarlo en las definiciones de poeta ni editor ni narrador ni escritor para niños y jóvenes; así como tampoco podría decir que es un autor de Las Tunas o pinero, cienfueguero o, más recientemente, de Santa Clara. Sobre este autor, miembro de la UNEAC y merecedor de la Distinción por la Cultura Nacional desde el 2013, lo más justo es decirle: escritor cubano.

El Restaurador es un libro completo, multigenérico en su cuerpo escritural, que, al igual que a su autor, es complejo de etiquetar (algo que tanto le gusta a la crítica), ya que si les dijera que se trata de una novela, estaría correcto. Del mismo modo que si dijera que es un libro de cuentos, de filosofía, un diario, una guía espiritual, de cantos o de poesía. Al ser el aliento poético, el lirismo y el alto vuelo del lenguaje y la profundidad de su mensaje lo predominante en sus textos, me decantaré por llamarlo “libro de poesía”; no de poemas, sino de POESÍA.

Porque la poesía es belleza y este es un libro hermoso.

Hermoso y necesario.

Este es un libro equilibrado, aterrizado, de un vuelo y juego lingüístico impresionante ya que desde el primer momento en que comienzas a leer, te das cuenta que tras esa palabra directa, de esas imágenes, historias con gran similitud a las parábolas y escrituras bíblicas, a los cantos homéricos, existe un sinnúmeros de mensajes ocultos a simple vista, pero bien visibles para todo aquel que “sepa mirar”.

Quizás este libro sea parte de una saga, trilogía, o solo sean estos dos… quizás sea una continuación de País de estatuas, publicado por Sanlope en el año 2011; ya que hay varias líneas en común, donde destaca a ese sujeto lírico que lleva la voz mandante y quien le da nombre al libro del que les hablo ahora: el Restaurador.

La voz del Restaurador, como alter ego del Ian, es el que nos habla en cada texto como si en lugar de un libro, estuviéramos leyendo sus cartas, su diario. Este diario que comenzara miles de años atrás, cuando el primer temblor del habla era solo un suceso en los labios del hombre. En este primer poema, el sujeto lírico nos cuenta de cómo reconoció a su alma por primera vez y de cuántas ocasiones la confundió ora con Dios, ora con el Diablo. Y este es un inicio necesario para entender por qué el autor/sujeto lírico puede ser un restaurador.

Y ¿qué es?

Según la RAE, restaurar es recuperar, recobrar, reparar, renovar o poner algo en el estado, o estimación del estado, que antes tenía. Y restaurador es esa persona que tiene por oficio restaurar pinturas, estatuas y otros objetos artísticos y valiosos.

El restaurador de Ian se dedica a restaurar almas, corazones; estatuas como personas. Este artista utiliza un cincel afilado: la palabra. Ya que el poeta, el Escritor no es más que eso, alguien que salva, que recupera, moldea, restaura vidas con sus palabras. Ian lo sabe. Por eso recurre a esta analogía más directa y nos lo revela al comienzo, cuando explica cómo pudo hacerse un restaurador. Y noten que dije “hacerse” y no convertirse, ya que el artista se hace, rehace y reinventa obra a obra. Según El Restaurador, nadie se convierte en escritor de la noche a la mañana, del mismo modo que una estatua necesita ser tallada, creada, todo lleva tiempo y trabajo.

Se preguntarán cómo pude hacerme de estos marasmos, cómo pude llegar a dominar el arte de la palabra que pretende restaurar, y sin embargo, es arma que hiere.

El hilo conductor, el argumento de El Restaurador transcurre en un orden lógico, casi lineal a lo largo del libro; donde el autor se permite algunas digresiones necesarias. Ian utiliza a las estatuas, el oficio del restaurador, al acto de restaurar y otras muchas analogías para compartirnos desde sus experiencias en el oficio, pasando por todo un inmenso pensamiento filosófico y humano, hasta llegar a esas situaciones difíciles, incómodas de nuestro/su oficio, como “restaurador”. Incluso, como en la antigua Grecia, los maestros escultores al llegar a cierta edad comenzaban a buscar aprendices que continuaran con la tradición; del mismo modo que su Maestro lo hizo con él.

De ahí lo que mencionara desde el inicio respecto a que a través de estos textos vamos (re)descubriendo al autor, por los hechos, por su filosofía. Nos muestra las estratagemas del restaurador, sus confesiones, dudas, enemigos, los marasmos de este necesario oficio, su dolor, padecer, sus lamentos.

Por tanto, este sujeto lírico/personaje principal se nos hace tan humano y cercano a nosotros; del mismo modo que las historias nos resultan tan verosímiles, reales y cercanas. Ian logra lo imprescindible en todo buen libro: que el lector se sienta identificado con lo que nos cuenta, que padezca con el Restaurador.

El Restaurador se divide en cuatro partes principales de las siete que conforman el libro. Estas son “El limbo de la vanidad”, donde se nos presenta el principal conflicto del Restaurador, su origen, de algún modo; “El arte de la restauración”, donde se nos explica de qué trata este oficio, “Las últimas confesiones”, quizás la parte más crítica, socialmente fuerte de este gran libro, donde se nos muestran las principales miserias humanas y sufrimiento con que lidia nuestro héroe/Restaurador; y “Al lector”, donde, como en todo diario, en toda épica, el Restaurador se dirige a ese aprendiz, discípulo, a ese lector y resume gran parte de lo que tiene que decir. Aquí aclara muchos puntos indispensables del libro, de su intención y nos da uno de los mejores cierres de todos con esta sentencia:

Ah, lector, enemigo mío, ¿cómo hacer para que comprendas? Mi camino no es tu camino, y sin embargo, andamos más juntos que nunca.

Y, ¿saben qué? Ian y el Restaurador tienen toda la razón.

Disfruten de esta excelente obra de arte.



«No pienso desvincularme nunca del magisterio»

No cualquiera puede llamarse Maestro. Muchos pueden enseñar, pero no todos pueden ser considerados Maestros; no con M mayúscula. En el guitarrista concertista Ramón Carlos Leyva Pérez conocí a un Maestro en todos los aspectos de la palabra. Todo amante del buen rock en Las Tunas y buena parte del país sigue cada concierto de su grupo Olimpo. Todo amante de la música clásica y la guitarra, sigue o debe seguir a su Orquesta de Guitarras “Isaac Nicola” y a él en su actuar como solista concertista. Este Maestro (quién un mes luego de esta entrevista recibiera la medalla por la Distinción por la Cultura Nacional) logra llevar sus carreras en paralelo e incluso alcanza a fusionarlas y siempre con la mejor calidad.

Conversar con él siempre es un lujo, una fuente de conocimiento y las horas se van volando. Por eso, me senté a conversar con él, para entender cómo era posible, y este es el resultado.

25 años de la Orquesta de Guitarras Isaac Nicola, una de las mejores de su tipo según voces autorizadas como el Maestro Leo Brouwer. ¿Qué experiencias has tenido con ella? ¿Por qué armar una orquesta de guitarras, un formato tan complejo, tan complicado? ¿Cuál es el incentivo principal?

El incentivo principal fue la Maestra Amira Moreno, quien fuera subdirectora de música en, aquel entonces, la Escuela Vocacional de Arte, hoy Escuela Profesional de Arte “El Cucalambé”. Ella me sugirió crear una orquesta de guitarras de niños. En esa época solo teníamos el nivel elemental en Las Tunas para tocar, principalmente, en las jornadas cucalambeanas de nuestra provincia. De ella fue la de la idea de creación de la orquesta.

Después tuve el apoyo del Maestro Louis Aguirre, quien fuera mi profesor en el ISA en las materias de armonía, audiciones analíticas, historia de la música. Él fue el director de la Orquesta sinfónica de Camagüey. Me dijo que me parara al frente a dirigirla, porque en esa época solo le montaba las piezas a los niños y ellos las tocaban prácticamente solos. Ya después, con la apertura del nivel medio profesional de guitarras, en el año 2000, se incrementa la matrícula y por tanto el nivel. Así su alcance es mayor. Empezaron a llegar alumnos de diferentes provincias del oriente y centro del país.

Las piezas que abordábamos eran más complejas, que requerían de un director. Por eso Louis Aguirre me dijo “tienes que pararte al frente a dirigir y yo te voy a dar un mínimo técnico, más o menos lo básico de dirección orquestal”.

Y de ahí hasta nuestros días.

Pienso que también tiene que ver con la cantidad de guitarristas que da nuestra provincia. Dice el maestro Jesús Ortega que aquí levantas una piedra y sale un guitarrista. Yo pienso que sí. Desde que estudié en el nivel elemental, por los 80 y después, al continuar con mi labor pedagógica, se dan con mucha facilidad los buenos guitarristas en Las Tunas. Pienso que crear la orquesta de guitarras ha sido una forma de aglutinar a varios intérpretes de este instrumento y, ¿por qué no? así tienen una fuente de empleo; que, quizás, en otro lugar, estarían haciendo cualquier otra cosa. Sin embargo, ahí los aglutinas y tienen, cada uno, un ingreso económico.

El trabajo, de por sí, a todos. Nos gusta ver el resultado final; el concierto como tal, después de varios ensayos y montaje de diferentes repertorios. También de arreglos que han enriquecido a nuestra orquesta. Porque, es bien sabido que los grandes compositores de la música universal, no escribieron para este tipo de formato. Es un formato novedoso. Los formatos para los que siempre se escribieron fueron de música de cámara, para instrumentos de cuerdas frotadas (violín, viola, cello, contrabajo), o la orquesta sinfónica o para solistas, para pianistas, conciertos para piano, etc.

Todo esto se lleva gracias a transcripciones para este tipo de formato de orquesta de guitarra, en su gran mayoría del Maestro Jesús Ortega. Yo también he incursionado con transcripciones desde la música universal. También la Maestra Elvira Skourtis con muchos arreglos, sobre todo, de la nueva trova llevados a la música de concierto y en específico, a la orquesta de guitarras.

Comenzó todo como una orquesta de estudiantes y ahora es una orquesta profesionalizada de primer nivel integrada por Maestros de guitarra, pero aún mantienes a estudiantes en ella. ¿por qué sigue esta vocación pedagógica?

Como te dije, comenzamos antes del 2000 con estudiantes de nivel elemental porque era lo único que teníamos. Con la apertura del nivel medio con las líneas de guitarra y tres. Ahí empieza a crecer la orquesta. Ya cuando estaba próxima la primera graduación del nivel medio profesional, en el año 2004, con seis estudiantes de guitarra.

Por aquella ocasión tuvimos la visita, en una asamblea de balance de la dirección provincial de cultura, del viceministro de cultura y presidente del Instituto Cubano de la Música, Abel Acosta. Allí la orquesta estuvo invitada y tocó. Luego de terminada la actividad, Abel Acosta preguntó (a los integrantes, no a mí) “¿qué piensan hacer ustedes cuando se gradúen?”.

 

Ricardo Mateo fue el que respondió “profesionalizar la orquesta”. Al poco tiempo, Abel Acosta envió una carta del instituto a la empresa de la música diciendo que tenían que comenzar a pagar a Ramón como director de la orquesta y, a medida que se fueran graduando los muchachos de guitarra, ir conformando la plantilla de la orquesta de guitarras.

Y así empezó. Mantuve la orquesta desde que eran estudiantes de nivel medio, tocando muchísimo. En el 2003 tuvimos la visita, en la jornada cucalambeana de ese año, del Maestro Leo Brouwer. Tuvimos la dicha, la suerte de dar un concierto completo para él, donde abordamos obras escritas por Leo Brouwer precisamente para este formato de orquesta de guitarras, como la obra Acerca del cielo, el aire y la sonrisa; una obra escrita para este formato. Lo interpretamos delante del compositor: nada más y nada menos que Leo Brouwer. Ahí está el video. El gesto que hace Leo al final, no necesita palabras.

En esa visita de Leo, estuvo la presencia de un gran amigo y periodista, Pastor Batista, que recogió, en síntesis, todo lo que Leo dijo “…es lo mejor que he escuchado en mucho tiempo. Algo realmente fantástico…” “…he visto guitarristas con instrumentos de diez mil dólares y ustedes, con esos instrumentos de menor calidad, logran un sonido superior…” Así salió publicado en el Periódico 26.

Fue un incentivo. Fue un antes y un después de la visita de Leo. Luego tuve la suerte de conocer personalmente al Maestro Jesús Ortega, por mediación del ya fallecido, excelente luthier Dioscórides Borges, que sí tenía una relación de amistad de años y le dijo que en Las Tunas había una orquesta de guitarras. Entonces, el Maestro Jesús Ortega le dijo “dile a Ramón que me llame”. Así comenzamos una amistad que devino luego en los festivales de orquestas de guitarras que se hicieron aquí; desgraciadamente, ya desaparecidos. Pero, bueno, se hicieron cuatro en los años 2007, 2009, 2011 y 2015. Fueron festivales que reunieron a todas las orquestas de guitarras del país: desde Guantánamo hasta Pinar del Río.

Mencionaste que la orquesta de guitarras Isaac Nicola comenzó tocando en la jornada Cucalambeana ¿Desde cuándo no los invitan a las jornadas Cucalambeanas?

Hace muchísimos años que no nos invitan y no sé por qué.

La orquesta estuvo en varios festivales nacionales de guitarras en Las Tunas, que, desgraciadamente ya no se hacen desde el 2015. ¿Cómo afecta este hecho a la guitarrística de la provincia o del país, ya sea como solista o como orquesta?

Afecta y mucho. Es duro decirlo, pero hay que decirlo así y el Maestro Ortega está claro de eso (y pienso que en las demás ocurra lo mismo). En esta provincia, alojamiento hay. Ahora con el hotel ferroviario y otros alojamientos, se puede resolver. Un evento de esta magnitud que lleva a la provincia a la mayor cantidad de guitarristas y orquestas de guitarras del país, se requería del apoyo gubernamental: del Partido y el Gobierno.

 

Si el Partido y el Gobierno no se involucraba en eso, era imposible. Porque uno, sí, uno puede organizar los conciertos en el Teatro Tunas, recién reparado. Ahí se podrían hacer todos los conciertos por la noche. Pero detrás de eso lleva todo un mecanismo de logística, como por ejemplo, el hospedaje y alimentación de tantas personas. Anteriormente se hacía con el apoyo del gobierno y el Partido: se alojaban en el Motel del Partido y en el Motel del Gobierno, por aquel entonces (que ahora pasó a la empresa de alojamiento, lo que ahora es el Club Familiar).

Además, por la lejanía, se requería de transporte y de combustible. Todos sabemos el problema que hay con el déficit de combustible en estos momentos, pero se puede lograr.

Pienso que lo que mayormente, para realizar el festival, lo que hace falta es voluntad política, de los máximos dirigentes de la provincia: que no la tienen. Por aquel entonces, en el 2007, estaba Jorge Cuevas, el primer secretario del partido aquí, que sí le interesaba la cultura. Por eso, aquel primer encuentro de orquesta de guitarra fluyó de maravillas. Mis maestros en el ISA, que eran directores de orquestas de guitarras de Camagüey, me dijeron “Ramón, te has mandado un evento de primera”.

Y todo era por el primer secretario del partido. Recuerdo las reuniones que hacíamos, el Maestro Jesús Ortega y yo, con cultura, para la organización del evento; se hacían en el Partido y la presidía Jorge Cuevas Ramos. El Maestro Ortega en una ocasión estaba preocupado por el hospedaje, el primer secretario le dijo “Maestro, lo suyo son los conciertos, el resto, los problemas de transporte, alimentación y hospedaje, déjemelo a mí”.

Entonces, cuando tienes a un dirigente que le interese la cultura, que apueste por la cultura, todo fluye. Porque ya de lo otro, el camino estaba recorrido: montar el repertorio, que las orquestas estuvieran bien, que hicieran un excelente papel y que le dieran un espectáculo de lujo al público tunero. Como de hecho lo fue: magistral.

Estuvimos hablando de Ramón como director de orquesta de guitarras, ahora hablemos de Ramón “Maestro”. ¿Qué tiempo llevas enseñando?

28 años en la enseñanza, desde el 1995.

¿Cuántas graduaciones has realizado?

Graduaciones, como tal, de profesionales, son desde el año 2004. Recuerda que desde el 1995 hasta el 2000 era solo nivel elemental. Es decir, el niño terminaba el estudio en el noveno grado y tenían que ingresar en el nivel medio profesional, que lo hacían en Camagüey y Holguín. Entonces, al graduarme del ISA en el año 2000, le dije a la directora de la escuela, Nuris Cantallops, que si no abría el nivel medio en Las Tunas, me iba de la provincia, porque era el único graduado del ISA en la especialidad de guitarra.

 

Éramos solo cuatro graduados de la universidad de las artes en ese momento: el profesor Dartmaud, de Amancio (graduado de flauta) pero él casi que residía en Camagüey; Perla, una profesora de solfeo en la escuela de superación; Lisandra Rodríguez, una guantanamera que vivía aquí (graduada de piano) y solo yo en la guitarra. Como se abre el nivel medio en el 2000, la primera graduación fue en el 2004; son 19 graduaciones hasta el momento.

Fundaste el nivel medio profesional en la EPA El Cucalambé

Conmigo abrimos el nivel medio profesional con la cátedra de guitarra y tres, con una matrícula de diez estudiantes: seis estudiantes de guitarra (tres de las Tunas, otro de Granma, uno de Holguín y uno de Ciego de Ávila) y cuatro de tres. Después el nivel medio se fue incrementando con otras líneas como piano, en algún momento hubo percusión (que ahora no hay), cello, violín, pero el nivel medio profesional comenzó con guitarra y tres.

¿Por qué enseñar?

Siempre me ha gustado enseñar. Me gusta transmitir el conocimiento y el ambiente que se crea en la Escuela Profesional de Arte El Cucalambé. Me siento bien ahí. Vivía y vivo para enseñar. Me pasaba hasta los domingos por la escuela, ya sea a dar clases o a ensayar con la orquesta de guitarras: ¡hasta los domingos! Nunca me desvinculado del magisterio. Siempre he estado ahí, ininterrumpidamente, desde 1995, cuando terminé del servicio militar y entré a la escuela como profesor. A su vez, estuve estudiando en el ISA por dirigido.

 

He tenido resultados que me llenan de satisfacción. Varios de mis alumnos han ganado concursos. El tope, para mí, fue Josué Rodríguez, ese alumno que llevé a un concurso de guitarras en La Habana y obtuvo el primer premio. Fue por una beca para España y reside por allá. He tenido otros alumnos brillantes que han hecho carrera en varios países; otros andan diseminados por todo el país; otros permanecen conmigo en la orquesta, en el grupo de rock también. Es decir, que ya he formado a unos cuántos.

Dicen que los maestros viven a través de sus alumnos, ¿crees eso también?

Pienso que sí. Ver que tú le coloques una guitarra en las manos, por primera vez, a un niño, verlo desarrollarse, poco a poco; ver como logran interpretar diferentes estilos, diferentes obras, llegar a verlos ser grandes concertistas y ganar concursos, es algo impresionante, la verdad.

Hablemos de Olimpo, de Ramón director de un grupo de rock. ¿Qué tiempo lleva Olimpo? ¿por qué el rock? ¿Por qué esta dualidad de música clásica, por un lado y el rock por el otro? Estos dos géneros tan aparentemente diferentes, opuestos y que quizás no lo sea.

Olimpo lleva 28 años, desde que salí del ejército en el 95, empezando a dar clases en la escuela, comencé con el grupo. Ya venía con intenciones de formarlo, pero por el servicio me fue imposible. El rock, porque, mira, la guitarra es primordial en un grupo de rock. Como pudiera decirte, los trompetistas, por ejemplo, ellos se gradúan tocando música clásica, pero tienen una tendencia a tocar el son cubano, la salsa, (estos formatos lo llevan) y el jazz.

Y tú ves que ellos se van por ahí, también por esa línea, esa variante que es válida, claro. A mí siempre me gustó la guitarra eléctrica desde pequeñito. Lo que pasa es que en la escuela de arte se estudia la guitarra clásica, que me vino muy bien, por supuesto. Siempre tuve la inquietud aquella de hacer rock, porque también hay grandes exponentes de la guitarra eléctrica que han hecho transcripciones de la música de concierto para este instrumento. Por eso estoy, quizás, llevando ahora las dos: aparte de tocar la guitarra eléctrica en el grupo de rock, también toco con ella la música de concierto.

 

Me divierto mucho. Siempre me gustó el grupo. Pasamos mucho trabajo, porque había que imponerse aquí. En los años noventa, con el boom de la salsa todos nos decían “eso no va a caminar aquí en Cuba”. Es cierto que es un género que viene de otro país, pero aquí, siempre que uno lo haga con seriedad y calidad, lo bueno se impone. Entonces, con mucha constancia hemos estado estos 28 años.

Al principio uno comienza con guitarras malas, con pedales criollos. Y poco a poco uno va mejorando, cambiando las guitarra, comprándose un pedal mejor, para que el acabado final del producto, de la música como tal, salga lo mejor posible. Estuvimos varios años en la ciudad de Trinidad, trabajando en el bar Yesterday hasta que llegó la pandemia. Por desgracia todo cerró y tuvimos que regresar a nuestra provincia.

Desde entonces hemos estado aquí. Felizmente tenemos una peña en nuestra sede de la UNEAC todos los meses. Y si aparece otro trabajo, estamos en la mejor disposición de hacerlo.

No pienso desvincularme nunca del magisterio: Entrevista al Maestro Ramón Carlos Leyva Pérez, distinción por la cultura nacional 2024 aquí en Alta Literatura., el blog de la literatura y la cultura cubana.

Viajaste a México recientemente. ¿Cuál fue el motivo?

Fui a participar en el 3er ciclo internacional de guitarra. Es un ciclo que lleva poco tiempo de creación, comenzó en septiembre del año pasado. Son dos ciclos al año. En el 2023 se hizo en marzo y en septiembre, que fue cuando participé. Principalmente, fui a eso. Con la ventaja de tener una visa por tres meses, ellos decidieron que permaneciera allá ese tiempo para organizar una orquesta de guitarras en aquella ciudad, en Hermosillo.

¿Primer cubano en esos ciclos internacional de guitarra?

No. Fui el segundo cubano. El primero fue Eliecer Travieso.

¿Dónde te presentaste allá en México?

Lo primero que hice fue un concierto, solo mío, en el 3er ciclo internacional de guitarras de Hermosillo. Creo que fue el 23 de septiembre. Fue mitad a guitarra clásica y mitad con la eléctrica, pero tocando música clásica llevados a la guitarra eléctrica. También toqué el 1ro de noviembre por las festividades del Día de los Muertos en la Secretaría de Educación y Cultura, que es como decir aquí el Ministerio de Educación, solo que allá están fusionado ambos.

 

Allí también di un concierto completo. Además de tocar en la radio de la Universidad de Sonora y en Radio Sonora. En ambas toqué en vivo. Allá se estila hacer entrevistas y que uno toque en vivo. También toqué en peñas de trovadores, como Jorge Trewuartha, un trovador muy importante en la ciudad de Hermosillo. Me invitaron y toqué en su espacio.

También interactué con tres grupos de rock de la ciudad en los diferentes bares que tocan. Donde quiera que llegaba me presentaban y me decían “suba para que toque con nosotros” y así lo hice, ya dentro del rock.

También fui invitado a la Universidad a participar en unos exámenes de guitarra que se estaban realizando.

Háblame del Día de los Muertos. Este es una celebración puramente mexicano, de su cultura. Ellos que apoyan y defienden tanto a su cultura y de repente aparece un cubano tocando música clásica en el Día de los Muertos. ¿Cómo fue la aceptación de tu actuación allá? ¿Cuáles fueron las impresiones al ver tocar, a un cubano, música clásica con una guitarra eléctrica? ¿Había alguien que hiciera lo mismo que tú?

No pienso desvincularme nunca del magisterio: Entrevista al Maestro Ramón Carlos Leyva Pérez, distinción por la cultura nacional 2024 aquí en Alta Literatura, el blog de la literatura y la cultura cubana.
El Maestro Ramón en el Día de los Muertos, México 2023

No. Allí no vi ni escuché a nadie hacer lo mismo que yo; por lo menos, no con la guitarra eléctrica. La gente en México apoya muchísimo a su cultura. Uno causa una sensación, sin dudas. Quieren mucho al cubano como tal y a la cultura cubana, indiscutiblemente. Conocen más de la cultura cubana, incluso más que muchos de los cubanos. Pero es increíble también como defienden su cultura.

 

Y estoy hablando de todas las generaciones, no de aquella generación de más de cuarenta años. Los jóvenes, sí, pueden ir a una discoteca con música electrónica, pero también defienden su cultura.

Entonces, el Día de los Muertos es una celebración característica de allí. Aquel día, antes de tocar me entrevistaron, el presentador me preguntó si aquí en Cuba se celebraba ese día y le dije que no, claro. Era un escenario impresionante, gigantesco y todo el mundo con las caras pintadas con las famosas Catrinas. También habían exposiciones, en todo el recinto, con altares de diferentes familias que adoraban a sus muertos.

No pienso desvincularme nunca del magisterio: Entrevista al Maestro Ramón Carlos Leyva Pérez, distinción por la cultura nacional 2024 aquí en Alta Literatura, el blog de la literatura y la cultura cubana.

Aquellos que han visto la película Coco, es eso mismo, pero eran exposiciones de diferentes familias, que tenían los retratos de la persona fallecida y todo alumbrado. Y eso era un concurso, porque al final donde yo toqué, en el escenario, hicieron una premiación al mejor altar. Pero eso estaba lleno. Es impresionante lo grande que era. En el escenario central, donde yo toqué, había un piso, adelante, grandísimo, decorado en forma de calavera hecha con panes, con pan de muerto.

 

Este es un pan que se hace en México, yo lo probé, es muy rico, y se llama así, “pan de muerto”. Al final de esa fiesta, ese pan se repartió entre todas las personas que estaban allá.

Después que te fuiste, vi que te despidieron por Facebook y otras redes sociales, una despedida hermosa. ¿Quiénes fueron esos que te despidieron?

Básicamente, fueron las personas que me invitaron allá y que también formaron parte del proyecto de la orquesta de guitarras que comenzamos a armar. El caso de David Alcántara, que es todo un promotor de la música para guitarra allá en Hermosillo; de Benjamín, que es un gran conocedor de varias aristas de la música, como es el rock y el flamenco y que también se integró a la orquesta; y quien fuera mi alumno, Alejandro Ochoa de Miguel.

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Ensayo con la Orquesta de Guitarras de Hermosillo

Por la asociación que ellos tienen, fueron los que me invitaron. Me sorprendió ver en facebook la carta que hicieron al irme, de agradecimiento por el trabajo que hice, modesto, en transmitir mis conocimientos en el poco tiempo que estuve.

A nombre de Multicultural Sonora / Estudio Margarita, Guitarras David Alcántara, el programa radiofónico Guitarra y Cultura de Radio Universidad, la Orquesta de Guitarras de Hermosillo y el Ciclo Internacional de Guitarra Hermosillo agradecemos la visita del maestro Ramon Carlos Leyva Perez, quien vino desde Las Tunas, Cuba a compartir su arte y transmitir sus enseñanzas en un intercambio cultural que nos ha enriquecido a todos nosotros.

Fue un honor, un orgullo y un placer para todos nosotros contar con su grata presencia y esperamos que esta sea apenas el primero de muchos proyectos por realizar.

Le deseamos un feliz viaje de regreso a su bello país de Cuba.

¡Hasta pronto!

Por la difusión del arte guitarrístico.”

(fragmento del mensaje enviado en facebook)

Porque, a ver, formar una orquesta en dos meses y medio es bien difícil. Además, está la variedad entre los integrantes. Hay quienes ya están tocando la guitarra bien, estudian música en la universidad; y están los que ni siquiera sabían leer música. A esos que no sabían leer, tuve que darles clases extras, enseñarlos a leer las primeras lecciones en la guitarra y se pusieran a la par de los demás y armar ese proyecto. Espero que continúen. Piensan continuar ahora en enero y seguir trabajando. Así montamos varias obras.

¿Obras cubanas o universales?

No pienso desvincularme nunca del magisterio: Entrevista al Maestro Ramón Carlos Leyva Pérez, distinción por la cultura nacional 2024 aquí en Alta Literatura, el blog de la literatura y la cultura cubana.

Hay dos obras cubanas y dos universales. Las dos cubanas son la canción de cuna Drume negrita, de Eliseo Grenet, con arreglo de Leo Brouwer; y un arreglo de ese arreglo de un integrante de la orquesta, porque el de Leo es para una sola guitarra. Este muchacho, Carlos, guitarrista que estudia en la universidad de Sonora me lo pidió y le dije que sí, por hazlo. Él lo hizo, yo le hice algunos señalamientos, pero quedó perfecto. También montamos una pieza de Eduardo Martín, deLa suite Habana, Lugares comunes. Otra de folklore brasileño y la icónica canción de Eric Clapton Tears in heaven.

 

Por ahí lo dejé. Pienso seguir asesorándolos por whatsapp y quizás mandarle alguna otra pieza. La intención es seguir con la orquesta y presentarla en el próximo ciclo en marzo del 2024.

¿Cuáles son los planes y sueños futuros, cuál es la meta para Ramón: como Maestro, como solista concertista, director del grupo de rock y director de orquesta?

Con el grupo, seguir trabajando, traje mucho material, ideas nuevas para implementar aquí, como incluir teclados, incluirlos como máquinas y tocar encima de eso. Eso se estila mucho en México y allá pude ver cómo lo hacen y queda genial. Quiero seguir trabajando con Olimpo y si aparecen cosas buenas, bienvenidas sean.

Como concertista, seguir tocando donde sea que me programen y que me llamen. Pienso regresar a México. Estoy pensando en nuevo repertorio para montar; para tocar tanto aquí como allá, si vuelvo a ir al próximo ciclo internacional de allá, de Hermosillo.

Como profesor, seguir cosechando éxitos, que mis alumnos salgan adelante, que brillen todos sin excepción. Yo pienso seguir dando clases hasta que las fuerzas me den. Nunca pienso retirarme del magisterio. Con la orquesta, seguir montando repertorio. Tengo en planes, porque lo conversé con Giraldo García, (hermano mío. Estudiamos juntos desde el nivel elemental y que hoy por hoy es uno de los mejores ingenieros de sonido de este país; que ha trabajado con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, el mismo Leo Brouwer) y él mismo me propuso hacer un disco con la orquesta. Espero que esto fructifique. Él me va a ayudar con el disco.

¿De quién depende ese sueño de hacer el disco?

De las instituciones nacionales: Centro nacional de música de concierto, el Instituto Cubano de la Música, el Ministerio de Cultura. Voy a hacer el proyecto. Este año cumplimos 25 años de haber fundado la orquesta y por eso él (Giraldo García) me habló de hacer el disco. Y, ojalá las condiciones económicas del país lo permita, poder realizar otra gira nacional, como la que hicimos en el 2013. Ojalá y podamos hacer esas dos cosas: el disco y la gira nacional. Por eso vamos a luchar.

¿Quiénes son Carlos, Diego y Verónica?

Son la razón de mi vida: los tres. Son mis hijos. Por suerte los tres estudian música. Los varones estudian guitarra y Verónica estudia piano. Estoy muy contento porque tienen condiciones. No porque el papá sea músico o sea profesor de la escuela, ellos están ahí. Ellos tienen muchas condiciones.

Yo me regocijo inmensamente cuando veo que Verónica ya toca piano, cuando se aprenden las cosas. Tienen gran facilidad. Buen, de hecho, los jóvenes tienen esa facilidad, ya nosotros vamos perdiendo facultades. Pero ellos, en corto tiempo montan un repertorio. Es lindo ver el progreso que van llevando. Es lindo ver, como el caso de Carlos la forma en que está tocando (que es el mayor de los tres, va para el pase de nivel, está en noveno grado, último año de nivel elemental).

 

Yo estaba en México cuando Carlos y Diego hicieron el examen de guitarra en este curso y pude verlos por videollamada cómo realizaban el examen y las lágrimas se me salían al verlos como han logrado llegar hasta ahí; y espero que sigan avanzando. Verónica también salió muy bien, con felicitaciones en su examen de piano.

No pienso desvincularme nunca del magisterio: Entrevista al Maestro Ramón Carlos Leyva Pérez, distinción por la cultura nacional 2024 aquí en Alta Literatura, el blog de la literatura y la cultura cubana.
Carlos Leyva Skourtis, hijo y alumno del Maestro Ramón

Pienso que van a llegar lejos si siguen estudiando. Porque esta es una carrera de sacrificio (como todas las carreras, pienso). Hay que sacrificarse. Son muchas horas de estudio para lograr llegar a ser un gran músico, un gran guitarrista, un gran pianista. Hay que estudiar mucho, eso sí. Si uno tiene la buena guía de un Maestro (que espero aportarle todo lo que sé…) espero que puedan aprovechar esa oportunidad. Nada, mi deseo es que lleguen a ser grandes músicos.

De este modo es Ramón, el Maestro. Ramón Carlos Leyva Pérez es más que el miembro de la UNEAC, que el guitarrista de rock, el concertista o director de orquesta: es todo eso y más. Al igual que la orquesta de guitarras “Isaac Nicola” aglutina a los mejores guitarristas de la provincia, en él se aglutina todo en un aspecto en particular: él es el Maestro. Su frase, su convicción al decirme Nunca pienso retirarme del magisterio me lo dejó todo claro. El magisterio se encuentra en cada aspecto de su vida y sus acciones lo demuestran.

El Maestro, merecedor de la Distinción por la Cultura Nacional, que ha representado a Cuba y ha puesto a la cultura cubana por todo lo alto.



Un día de marzo para Leo, en la UNEAC de Las Tunas

Un día de marzo, el primero para ser exacto, pero hace 85 años atrás, nació uno de los más grandes e influyentes músicos de Cuba y el mundo: Leo Brouwer. Este Maestro de Maestros y de Juventudes, revolucionó la música escrita para guitarras y cambió, no solo el mundo de la música, sino también, la vida de muchos de nuestros artistas.

Por estas razones, entre tantas otras, a la Maestra Elvira Skourtis, la recién reelecta presidenta de la filial de música de la UNEAC tunera, se le ocurrió la idea de homenajear al Maestro por sus 85 cumpleaños y convidó a guitarristas de su organización, maestros de la Escuela Profesional de Arte (EPA) “El Cucalambé” y a los alumnos de la cátedra de guitarra de dicha escuela a sumarse al homenaje y realizar un concierto completamente con obras de Brouwer.

La cita fue para las 4:00 pm en la UNEAC de Las Tunas. A esa hora la sala ya se encontraba llena, con público de pie para poder disfrutar de un espectáculo que prometía ser memorable. Entre el público se encontraban amigos y familiares de los protagonistas, reconocidos artistas de la provincia y Nilian Rodríguez, directora de la Empresa comercializadora de la música y los espectáculos “Barbarito Diez”.

La Maestra Elvira Skourtis dio las palabras de bienvenida y presentó cuál sería el guion de la tarde. El programa estuvo dividido en tres momentos; todos con obras de la autoría de Leo Brouwer. El primero de ellos fue con los estudiantes de la EPA “El Cucalambé”. Vale aclarar que la Maestra Elvira, quien además, condujo toda esta gala homenaje, introdujo a cada artista que se presentó en el escenario.

Abrió la tarde el estudiante de 7mo grado Diego Leyva Skourtis, quien interpretó el estudio sencillo #3. Acto seguido, Frank David Salgado, quien cursa el 8vo grado, interpretó el estudio sencillo #4. Las féminas estuvieron muy bien representadas por Marian Enríquez Bustamante, quien estando aún en 6to grado tocó de manera excelente el estudio sencillo #5. Ella le dio paso al estudiante de 8vo, Samuel Yunior, quien nos regaló el estudio sencillo #6; el penúltimo de los interpretados por los estudiantes de la EPA. El último, el #9 estuvo a cargo de Lester Luis Delgado, original de Ciego de Ávila, quien cursa el primer año de nivel medio.

Los dos solistas siguientes en esta primera mitad interpretaron dos de las obras más reconocidas y de estudio obligatorio en toda escuela de guitarra clásica que se respete en el mundo: La Danza característica y Paisaje cubano con fiesta, interpretados por Carlos Leyva Skourtis, de 9no grado y Adriel Tamayo, de 4to año de nivel medio, respectivamente.

El cierre de esta primera parte no podía ser otro mejor que con la Orquesta juvenil de Guitarras Clara Romero de Nicola, de la EPA “El Cucalambé”, dirigida por la Maestra Yuritza Hechavarria Cardoza, quienes interpretaron la obra Música incidental campesina.

La segunda mitad, como bien explicó la Maestra Elvira, estaba protagonizada por los maestros de estos alumnos.

El primero fue Alexander Mayo quien interpretó el estudio sencillo #19 y el #10 de los nuevos estudios del homenajeado.

El Maestro Argibaldo Acebo nos introdujo a una de las obras más conocidas y gustadas por el público cubano y mundial: Un día de noviembre. Pieza que, según confesó, es una con las que más se siente identificado.

Entonces llegó el turno de la conductora y presentadora de la tarde, la Maestra Elvira Skourtis quien nos entregó los estudios nuevos #8 y #9 como cierre de la segunda parte de este magnífico recital.

La tercera y última parte estaba reservada para las dos agrupaciones insignes de la guitarrística en Las Tunas y dos de las más relevantes y reconocidas en el país: el Cuarteto de Guitarras Sultasto, dirigido por la Maestra Elvira Skourtis y la Orquesta de Guitarras Isaac Nicola, bajo la batuta del Maestro Ramón Carlos Leyva Pérez, quien recientemente recibiera la Distinción por la Cultura Nacional y fue reconocido como el miembro más destacado de la filial de música de la UNEAC tunera en el último lustro.

El cuarteto de Guitarras Sultasto interpretó una de las piezas más espectaculares de Leo Brouwer: Paisaje cubano con lluvia. La Maestra Elvira realizó una explicación detallada a los estudiantes y al público de cada elemento, cada efecto que introdujo el Maestro Leo Brouwer en esta pieza, en esta obra de arte, que llega a hacernos ver, a través de su música, la historia de un aguacero cubano.

Como momento especial en este concierto homenaje, estuvo la intervención de la directora de la Empresa de la Música, Nilian Rodríguez, quien le entregara un reconocimiento al Cuarteto de Guitarras Sultasto, alegando que fue la unidad artística de su catálogo con mayor crecimiento y reconocimiento profesional en el año 2023, donde destaca su nominación al Premio Cubadisco, por el fonograma Mujer que sueña guitarras.

Pasado la emoción de este momento, le llegó el turno a la Orquesta de Guitarras Isaac Nicola. Su director, el Maestro Ramón Carlos Leyva Pérez explicó que la pieza que iban a interpretar fue la primera obra en el mundo escrita específicamente para el formato de orquesta de guitarras: Acerca del cielo, el aire y la sonrisa.

También nos contó de cuando él y el Maestro Argibaldo Acebo, allá por el año 1989 pudieron ver de primera mano esta pieza dirigida por el mismísimo Leo Brouwer.

Varios años después, en el 2003, ambos Maestros, ya como músicos profesionales, tuvieron el honor de interpretar los dos movimientos de esta obra maestra de la guitarrística mundial (La ciudad de las mil cuerdas y Fantasía de los ecos) frente a su autor durante una jornada Cucalambeana; allá en la época en que aún invitaban a los guitarristas concertistas a esta fiesta tunera.

Después de esta introducción a la obra, el Maestro Ramón también explicó a los presentes cuáles eran los recursos introducidos por Brouwer y qué íbamos a disfrutar. Solo entonces fue nuestro momento de escucharla.

Cualquier noción o idea que nos hubiéramos hecho luego de esta charla, no podría estar más lejos de lo que se pudo disfrutar en Las Tunas este primero de marzo. Resulta ser algo inefable lo interpretado la Orquesta de Guitarras Isaac Nicola. Solo aquellos que tuvimos la dicha de escucharla sabemos lo que allí sucedió. No por gusto allá por el 2003, el autor de Acerca del cielo, el aire y la sonrisa confesó que fue la mejor interpretación de su obra que él había escuchado.

Fue un cierre mágico para una tarde de cumpleaños donde las guitarras homenajearon con su música al Maestro Brouwer durante poco más de una hora. Varias generaciones de guitarristas felicitaron, de la mejor manera que se le puede honrar al más grande compositor cubano de música para guitarra.



Sobre la Patria Chica, la Patria grande, los proyectos literarios, sus hacedores…

Patria Chica, concurso literario convocado por un grupo de escritores, soñadores, Quijotes de la cultura cubana, radicados en el municipio de Baire, otorga anualmente  cuatro premios, uno por categoría.

Podrán preguntarse por qué escribo sobre este evento, quizás “menor” en apariencia, de un municipio que muchos habrán escuchado por el famoso grito de nuestras guerras de independencia, pero que pocos podrán señalar en el mapa de nuestra isla. Escribo porque el Patria Chica es otro grito que ha sobresalido con el tiempo y se ha escuchado más allá de la frontera bairense. Este concurso, que comenzó como el sueño de unos pocos, ideado para promover la literatura local entre los jóvenes escritores, poco a poco ha ido en alza. Pasó de ser local a provincial y, en este instante, abarca a toda la Patria grande.

Pero, ¿qué tiene de especial este concurso literario?

Los méritos son varios y es lo que los hace grandes. Pero, comencemos por el principio:

¿Quiénes hacen el Patria Chica?

Quien va a un evento literario o de cualquier tipo, como el Patria Chica, siempre ve a una figura que es la que “da la cara”. En el caso de este evento, son dos los rostros que fungen como organizadores/anfitriones del evento, y esos son Osmel Valdés Guerrero y Mailin Castro Suárez. Ellos, además de escritores, son los que llevan los talleres literarios de Baire, todas las actividades de la filial de la AHS en Contramaestre, los repasadores de lengua inglesa (mezclándola con la poesía) y organizadores de las actividades infantiles para los niños de la zona. Además de este evento, organizan o participan en otros dos eventos: el “Tierra Adentro” y “La Ruta al corazón de Martí” (este, creado y dirigido por el historiador Arnoldo Fernández). Otros dos eventos que merecen sus artículos aparte.

Pero la principal profesión de estos dos seres mágicos es la de ser padres de tres hermosos niños; trabajo de tiempo completo.

Ellos son los rostros que los participantes e invitados ven desde el primer momento y las voces que continuarán escuchando hasta que llegues a tu casa (momento en que ello dicen, que es cuando en verdad se acaba el evento).

Pero, por suerte para ellos y la cultura, no son los únicos. Detrás se encuentra un equipo de patrocinadores, personas que apuestan por esas “quijotadas” soñadas por Mailin y Osmel. Sin estas personas que son los que aportan el capital para el pago de los pasajes, alimentación, premios, logística y comunicación del evento, nada saldría.

Por mucho amor y empeño que pusieran los anfitriones, sin estas personas que toman el efectivo de su cuenta personal o empresa para patrocinar el Patria Chica, nada sería posible.

También está el equipo de colaboradores. Estas son las personas que, desinteresadamente, participan en la gestión, producción y organización del evento. Por lo general son jóvenes cercanos a los talleres literarios que realizan Osmel y Mailin. También está la familia de todos ellos que los apoyan en la retaguardia durante las 72 horas de Patria Chica.

Hay que tener en cuenta estos aspectos para poder organizar un evento como este. Sin dinero y sin el apoyo en la organización, nadie podría lograr nada.

¿A quién y quién paga el Patria Chica?

Ni los organizadores ni los participantes cobran este evento. Esto es lo primero que hay que dejar claro. El dinero lo ponen los patrocinadores (que no nombraré porque desconozco de si prefieren el anonimato) y es exclusivamente para la producción, logística y pago de premios. Nadie más que los premiados se beneficia económicamente en el Patria Chica. Más bien, tanto los anfitriones, organizadores y colaboradores invierten de su dinero y sus recursos en aras que el evento salga con la mayor calidad posible.

El tiempo invertido por ellos en esta tarea, ora difícil, ora titánica, es invaluable y no se recupera. Muchas veces la producción del evento se realizó con recursos propios. Las gestiones corrieron a cargo de los organizadores… y los gastos, ya de paso.

De más está decir lo mala que está la situación en Cuba como para utilizar el dinero de la casa en eventos literarios para terceras personas. Ahí se muestra esa Patria Grande en la Patria Chica de la que hablaba Rafael de Águila en sus palabras sobre el evento.

Quienes se oponen, ponen trabas burocráticas, lastres, patrocinios retirados, los que no hacen nada o se quieren apropiar de los logros ajenos

Aquí cuento a todas aquellas que de un modo u otro interfieren en la realización del evento. Como expliqué anteriormente, el presupuesto del evento Patria Chica salió del bolsillo (o la caja) de patrocinadores externos. Estos, además de empresarios o emprendedores, son amigos, personas con sensibilidad y/o cercana a la cultura. Pero, ¿por qué recurrir a ellos en lugar de las casas de cultura o a las direcciones provinciales o municipales? Ellas deben tener un presupuesto para actividades ¿no es así? Pues no parece. Sí lo hay para pagos de audios, tarimas, luces y música electrónica grabada y a todo volumen en las plazas (y el respectivo transporte para todo esto), pero no para participar en un evento literario que se realiza una vez al año. Y si había presupuesto, se utilizó en otra cosa.

Había quienes se oponían a abrir el evento (el Patria Chica y la Ruta al corazón de Martí) para aquellos de otras provincias. No sé por qué al hacerlo nacional, piensan que deja de ser un evento local. Al extenderlo al resto del país, atrae la vista de este hacia el municipio y visibiliza las actividades que allí tienen lugar.

También hubo quienes pusieron resistencia a llevar invitados de otras provincias por todos los gastos que ello conlleva. Una sabia Maestra me dijo un día que “la calidad de tu evento depende de la calidad de tus invitados”. Y un evento municipal que pueda atraer a un Premio Casa de Las Américas, al director de una editorial nacional y una Maestra Guitarrista Concertista, finalista del premio Cubadisco y miembro del consejo técnico de evaluación nacional, entre otros artistas con logros nacionales e internacionales, no puede considerarse algo menor.

Y ¿por qué hago énfasis en las instituciones? Debido a que cuando se busca un hospedaje con buenas condiciones, transporte intermunicipal (Baire-Contramaestre) o interprovincial, alimentación en restaurantes o cafeterías estatales, son las instituciones quienes pueden realizar todas estas gestiones, pues tienen los medios, el personal y el poder para gestionarlo, ya que estos centros no aceptan efectivo; y mucho menos con la bancarización que nos afecta. Claro, suponiendo que quisieran. Sin embargo, al acercarnos a las instituciones de cultura, se choca con las trabas burocráticas de los contratos, los cheques que se atrasan en confeccionarlos, las gestiones que no se hacen por falta de personal o que “no se pueden hacer”, o el consabido mantra de “no hay presupuesto”, etc. Claro, no hay presupuesto para “eso”, ya que para el alquiler de sistemas de audio y luces para poner reguetón en las plazas, hay de sobra. Vale la pena repetirlo.

Algo muy triste son los falsos profetas. En este caso me refiero a aquellos que se acercan a “ayudar” y realizan promesas de premios colaterales, dinero, gestiones, etc.; para luego perderse, poner excusas, trabas y “donde dije digo, dije Diego”. Luego, si algo queda mal, nadie los va a culpar, sino a los organizadores. Y hasta cierto punto tienen razón, por dejarse engañar por cantos de sirena. Por suerte, no hubo problemas con esos cantos y Mailin y Osmel están curtidos en el arte de navegar entre las sirenas y falsos profetas.

Ellos, los anfitriones y organizadores del evento Patria Chica buscaron autogestionarse a través del efectivo brindado por los patrocinios ofrecidos. Con este dinero, compraron los insumos para la alimentación, pagaron las impresiones, pasajes, premios, los servicios de transporte local, la confección de los alimentos (o cocinaron), el pago al jurado del premio, la comunicación y los hospedajes. Este último, más caro y en casas de renta. De ese modo, más de una veintena de personas disfrutaron de 72 horas de arte y conocimiento.

Ah, pero como siempre sucede, luego de terminar el evento, comienzan a verse las resonancias, las repercusiones en las redes sociales, páginas webs y los comentarios de los participantes. Es entonces que todos quieren una parte del pastel, y se acercan para solicitar informes, reportes, entrevistas en los medios de prensa (ausentes durante todo el evento) porque el…

Patria Chica tiene logros visibles

No conozco de talleres literarios actuales, de casas de cultura que realice un evento de esta magnitud y mucho menos con la convocatoria y calidad de los textos premiados. Se recibió cerca de un centenar de textos de casi todas las provincias del país, asistieron invitados de seis provincias, además de los locales, y en las actividades acudieron cerca de cuarenta personas.

Las actividades también son otro de los logros del Patria Chica. Los organizadores no quisieron que fuera solo la jornada de premiación, sino que se convirtiera en algo más. Quisieron llevar a los artistas hacia el público y no al revés. Por tal motivo, las primeras actividades fueron en las escuelas primarias Frank País y José Angel Morales. Con cantos, música de concierto, narración oral, lectura de poesía y cuentos, los invitados realizaron alrededor de seis presentaciones en distintas aulas y bibliotecas de ambas escuelas. El evento también se incorporó a las actividades de la Casa de Cultura de Baire, a las de la AHS, además de las suyas propias.

Son pocos los eventos donde los invitados se sienten en familia y son tratados como tal. Los anfitriones eran los primeros en levantarse y los últimos en acostarse; organizaban almuerzos, meriendas y desayunos en su propia casa, además de los almuerzos y comidas en el restaurante.

La risa, los buenos ratos y las ganas de hacer más actividades, de que no terminara el evento (y las de regresar), eran las que predominaron durante todo la estancia en Baire.

¿Son necesario más proyectos como este? ¿Por qué lo hacen si cuesta tanto?

Cuando se miran las estadísticas de los eventos locales, como aquellos organizados por casa de cultura de los municipios, hay varios puntos en los que eventos como el Patria Chica, La ruta al corazón de Martí, Alta Literatura, Espacio Abierto, La rueda dentada, entre otros, tienen mayores logros. Hablamos de aspectos como el alcance, impacto, repercusión, la calidad de la obra presentada, el nivel o prestigio de los participantes, invitados, etc. Como todo en la vida, no se puede ser absoluto, pero casi.

¿Cuál es el sentido de los eventos artísticos sino promover la obra y a los artistas? ¿Qué sentido tienen sino incentivar la creación artística y con mayor calidad posible? ¿De qué modo se consigue todo eso si al final se queda en la localidad?

Proyectos como esos que he mencionado, no solo incentivan la creación literaria a nivel local, sino que su alcance es nacional. Por tanto, al mencionar o publicar a un artista, toda Cuba y quizás fuera de la isla también, lo están viendo.

Del mismo modo, desde todos los rincones de la isla están conociendo la obra que se realiza en Baire y en Contramaestre. Quizás, muchas de esas personas nunca habían pensado en ir a ese municipio o que su obra fuera conocida allí. Me consta que varios han querido ir y participar en este evento, a partir de la última premiación.

Por otra parte está la competencia. Por lo general, en los concursos de casas de cultura municipales, la competencia resulta ser la misma. Es como si un equipo de pelota jugara con los mismos rivales, una y otra vez. Llegará un momento en que su calidad toca a un límite. A no ser que comiencen a topar con otros equipos, nunca mejorará. Por ende, el crecimiento cualitativo no resulta ser de la mejor calidad. Lo mismo sucede con muchos de los talleres de casas de cultura. Por esa razón, vemos a muy pocas figuras de ellos destacarse con premios a nivel nacional o internacional.

Sin embargo, con proyectos como el Patria Chica, esto no es un problema, en absoluto, ya que de por sí, incita a la superación y a la competencia sana. A premiar solo lo mejor.

A esto súmele el ingreso monetario de los implicados en alojamiento, transporte y gastronomía. Lo cual se traduce en pagos de impuestos al municipio. Como quiera que lo vean, es ganancia para todos: organizadores, concursantes,  la localidad, la provincia y la cultura nacional.

Por suerte, hay otros muchos eventos como el Patria Chica a lo largo del país.

Evento en familia, informal/formal

Lo bueno que tiene el Patria Chica y que lo caracteriza, quizás porque es un reflejo de sus anfitriones.

Desde el momento en que llegas, con el mayor respeto del mundo, te introducen a una familia. No hablo solo de la de ellos, sino la de todo el equipo. El trato siempre es de respeto y familiar. Por más cansado o nervioso que estés, siempre te hacen sentir como en casa y mediante bromas, conversaciones, datos históricos de la ciudad, del evento, presentaciones de los amigos, artistas, familia y hasta las mascotas, dejarás de sentirte una persona extraña y comenzarás a ser de allí, a querer regresar. Y ese lugar a dónde siempre quieres regresar, no tiene otros nombres que casa, hogar, Patria.



«El signo del tigre», una ucronía más que soñada

Todo conocedor de la ciencia ficción sabe que uno de los temas más complicados de escribir son los viajes en el tiempo. Por eso, uno de los subgéneros más complejos de realizar son aquellos relacionados con esta temática; entre esos está, por supuesto, la uncronía.

Por esta razón, entre otras, me lancé de lleno a leer la novela El signo del tigre (parte 1 Habana – Shi) publicado por Luna insomne editores, 2023, de la autoría del escritor Erick J. Mota.

Desde la primera línea notamos que algo extraño sucedía en La Habana al ver un acorazado japonés en la Bahía capitalina. Esta era una Habana diferente. De ahí en adelante, todo sería un increscendo. Erick acumula más y más información a medida que los capítulos se suceden. Sin embargo, nunca regala nada. La información no está puesta ni lógica ni cronológicamente, pero sí como la necesita el argumento. Como todo en la vida, tenemos que ir uniendo las piezas, las imágenes que ha ido colocando de tal manera que el lector esté siempre al tanto de los detalles y construya ese mundo imaginado, soñado por el autor.

Y este no es otro que un universo lleno de maravillas, tan distinto al nuestro, en apariencia, pero al mismo tiempo tan semejante, cercano. Erick J. Mota realizó una extensa investigación, no solo histórica, sino también cultural. Estudió sobre el budismo, taoísmo, la religión cristiana, católica y, sobre todo, de la cultura e idioma de Japón. Estos elementos son los pilares sobre los que construyó la nueva Habana del libro.

El signo del tigre cuenta una historia de acción, espionaje y suspense en la capital cubana, pero en una Cuba administrada y colonizada por Japón, luego que estos ganaran la segunda guerra mundial. Y no solo La Habana, también gran parte del Caribe insular y continental. Resulta maravilloso ver a esa Habana con las nuevas y más cotizadas Geishas caribeñas, ceremonias del café, rastafarismo zen, budismo del caribe, el camino de la espada, bicitaxistas con katanas, nuestros orishas y mucho más.

Las múltiples tramas van uniendo a los más disímiles personajes, de las más variadas clases sociales, a medida en que aparecen las múltiples conspiraciones que se gestan entre las islas del caribe. En el medio de ellas, una geisha caribeña, una prostituta, un hijo bastardo, células del partido comunista soviético, un bicitaxista, oficiales japoneses, el emperador de Japón, su heredero, una mujer santa y momentos claves de la historia cubana como la conocida crisis de de los misiles de octubre de 1962; todo ello se une para crear una de las más interesantes ucronías escritas en Cuba. 

Sé que parece poca información sobre la novela, pero temo que de mencionar un detalle, pueda delatar algo o romper una de las tantas sorpresas, giros dramáticos o argumentales que Erick ha ido sembrando como pistas o trampas a lo largo de la novela. Solo adelantaré con lo que me quedo de El signo del tigre.

Me quedo con la caracterización, la forma en que el autor ha conseguido destacar la idiosincrasia del cubano y la del japonés. Para nadie es un secreto que los de la isla del sol naciente son arduos defensores y exportadores de su cultura. Sin embargo, el cubano, a pesar de sus múltiples colonizaciones (físicas y culturales) siempre ha sido un rebelde y aún más reacio a abandonar u olvidar quiénes somos.

Me quedo con las geishas del caribe. Hay una manera de actuar en ellas, de moverse, comportarse, donde Erick muestra a unas mujeres rebosantes de belleza, sensualidad, muy sexys tanto en el aspecto físico, como en los otros. Nada que ver con las geishas tradicionales, sino mucho más atractivas. Al igual que la mulata, la criolla, durante la colonia española obtuvo lo mejor del español y el africano; estas ostentan lo mejor de la cultura cubana y japonesa.

Me quedo con la construcción de una trama donde, por más que pienses que sabes de qué, sobre qué o quién o cómo va a terminar el asunto, nunca vas a acercarte. La novela es como el famoso grabado de La gran ola de Kanagawa, con giros y giros dentro de ella.

Por último, me quedo con la ceremonia del café y la abrazo como mía. Si algo me atrapó y me impidió soltar el libro fue ese capítulo donde se describe meticulosamente esta nueva e importante tradición. El autor no explica nada o casi nada del nuevo orden mundial, sino que lo va mostrando a pinceladas donde el matiz depende de aquello que esté ocurriendo. No obstante, con la ceremonia del café puso un chotto matte kudasai[1] y nos mostró el lienzo completo donde se ilustra esta maravilla.

Punto aparte merece la imagen de cubierta. Solo con esa excelente imagen de las banderas cubanas y puertorriqueñas alternativas, uno comienza a pensar en ese “esto está raro cantidad, pero parece estar muy bueno”. Una mala cubierta puede influir positiva o negativamente en la compra de un libro. La imagen de cubierta, es otro de los atractivos de esta novela. No me la imagino con una mejor o diferente.

Erick J. Mota, de forma muy sutil muestra muchas de las aristas del cubano, del caribeño, de esa mezcla multicultural que nos caracteriza: y juega con ellas. Ya sean las creencias, las religiones, los mestizajes que vivimos y practicamos a diario en todos los aspectos de nuestra vida. De hecho, es algo que hemos hecho desde 1942 hasta el momento y dudo que dejemos de hacerlo. A partir de este aspecto, el autor teoriza, nos muestra su hipótesis de cómo esta cualidad de “mestizar” puede ser un ente contaminante para el colonizador; quien es, en parte, colonizado culturalmente también.

El signo del tigre es una novela corta (la primera parte de tres planificadas según Erick J. Mota), pero que se hace aún más corta de leer por lo atractivo de la mezcla de varias historias interesantes, enredadas y de mucha acción, con una Cuba alternativa, ucrónica, pero que sigue siendo la Cuba nuestra de toda una vida. En su lectura vamos a descubrir los trazos de esa Cuba de antes, de ahora, la posible, y esa que será siempre la nuestra que conocemos.

 

***

[1]     Espera un poco



Los cuervos: desde Poe hasta Vidal

El cuervo es una de las aves más mencionada en la literatura. El padre del cuento moderno, el padre de la literatura de terror, Edgar Allan Poe tomó a esta ave como protagonista para uno de los poemas más famosos de la literatura. Guillermo Vidal, uno de los padres de la narrativa tunera contemporánea, vino a hacer lo mismo muchos años después cuando escribió Los cuervos, Editorial Letras cubanas 2002, Sanlope 2004.

Nombro a Vidal de este modo debido a la influencia en el estilo y temáticas de los escritores de su provincia. También por la trascendencia y transgresión que tuvo y tiene dentro de la literatura local y nacional.

Los cuervos narra la vida del protagonista desde su niñez hasta que se vuelve adulto. Vidal no podía comenzar más arriba, con mayor gancho que narrando, desde el punto de vista del niño, la muerte de su hermana de cuatro años y el asesinato de su padre a manos de la madre. Ella le prendió candela mientras dormía.

Por abusador.

Por borracho.

Por mal padre.

Por cansancio.

Todo eso, en las primeras páginas.

A partir de ahí, Guillermo Vidal, con total maestría, nos va narrando el crecimiento del protagonista a través de su relato en primea persona. No solo de forma literal, por lo que nos dice, sino a través del lenguaje. A medida que pasa el tiempo, el lenguaje del personaje aumenta, mejora, evoluciona. La forma de entender el mundo cambia también.

El autor nos recrea una época de una Cuba por muchos olvidada o desconocida, pero verdadera. Con problemas reales. Ya sea el abuso en el hogar, el machismo, la marginalidad, el mundo carcelario, la homosexualidad, violaciones a los varones (el protagonista) a manos de la novia de su tía, los primeros amores, decepciones y mucho más.

Entre los doce capítulos que conforman la novela están insertados dos excelentes monólogos de Carmen, uno de los personajes más ricos de la historia y que nos funciona para ver todo desde otra perspectiva. Algo similar sucede con los fragmentos de los diarios de las tías que criaron al protagonista.

En Los cuervos encontraremos historias secundarias iguales de ricas, llenas de matices y tan atractivas como la principal. Ejemplo de ellas son la del Moro (el delincuente del barrio) y Manuel, amigo del protagonista y aspirante a “gánster”; o la de la propia Carmen, quien abusó sexual y repetidamente del sobrino de su novia.

Dice Carmen en uno de sus monólogos:

Al muchacho se le notaba siempre el deseo de hacerlo aunque intentaba ocultarlo siempre era una fiesta esperar a que se hiciera el dormido para admitir que ya estaba esperando bajo las sábanas con su picha tan dura…

El autor nos describe una variedad de personajes bien distintos, vivos, perfectamente diseñados. A través de ellos hace alarde de un lenguaje exquisito y de técnicas narrativas. Vidal se apoya en ellas para crear conversaciones, resumir escenas, adelantarnos información, describirnos las diferentes épocas vividas por estos. Vidal nos muestra las jergas, costumbres, posibilidades, miserias humanas y materiales de más de veinte años de la historia de los protagonistas; que quizás también fue la nuestra.

Al igual que los cuentos de Poe, esta no es una historia de amor, aunque hay, y mucho. No es una novela de horror, aunque llega a asustar en muchas partes. La carga de tensión y juego sicológico es punto clave en la novela. Tiene acción, sexo explícito, violencia, humor, suspense: lo tiene todo.

Hasta el cuervo. Solo que este de Vidal no dice “nevermore”, sino todo lo contrario.



Un viento fresco llega desde los árboles

El árbol de los vientos, Sed de belleza Ediciones, 2019, es un hermoso libro de sonetos de la autoría del joven autor Raúl Leyva Pupo. El árbol es una colección, bastante experimental, de veinticinco sonetos. Y hablo de lo experimental en el autor, que en lugar de realizar sonetos convencionales, ha escrito un libro con poco espacio para la zona de confort propia y para el lector.

Son textos con una carga filosófica, de fe, y una semiología muy inteligente y que señalaré a lo largo de esta reseña.

El libro está estructurado en tres partes, una sin nombre y dos “vientos”: el viento del oeste y el del norte. Quizás de ahí nos llega la razón del título de este libro; algo muy interesante pues da qué pensar. Raúl Leyva utilizó dos palabras con una extensa simbología para bautizar el cuaderno: árbol y viento.

El árbol puede ser considerado como fuente de vida (frutos, oxígeno, etc.), de crecimiento, de firmeza o fortaleza. Además, es la fuente material con la que se confeccionan los libros. Los árboles son filtros para el viento fresco. Ese que notamos al ver moverse las hojas de los árboles, el que se siente más fresco bajo la sombra de uno. Ese viento que nos alivia el calor, elimina la incomodidad. Ese viento perfecto para comenzar a leer, recostados al árbol.

Otro origen del nombre pueden ser los propios vientos alisios. Los vientos del oeste, los que sentimos en nuestro país, van hacia el norte, mientras que los del norte, se dirigen al oeste, cerrando así el ciclo.

Este no es un análisis innecesario, puesto que esto se puede notar en el libro. El árbol de los vientos es un cuaderno cíclico, cerrado, en su estructura y en la filosofía que encierra. Inicia con el poema “Cuerpos caídos del cielo”, y una primera estrofa dice:

Escuchad la brisa del naciente astro

las cálidas brisas que despiertan todo

escuchad los vientos que se vuelven barcos

invisibles cuerpos que aúllan en coro

Esto no es coincidencia alguna. El autor nos habla del nacimiento (árbol=vida), el despertar, el inicio del viaje en barco impulsados por los vientos a través del libro. Viento que no vemos, pero podemos sentir gracias a la poesía de la imagen, que gracias al muy bien elegido y ejecutado recurso de la memoria emotiva podemos disfrutar en nuestra mente.

Como vimos, los vientos del oeste van hacia el norte. El cierre de la sección de los Vientos del Norte lo realiza un poema llamado “Cuerpos que ascienden” y un verso que reza:

Que llegue el viento del norte que se abran los caminos

Cierre perfecto para un libro, para un ciclo completo a nivel conceptual y literal.

Esta primera parte, la podríamos llamar por el nombre del libro, puesto que sus poemas, de un modo u otro, tratan sobre o alrededor del árbol, de la vegetación. Puesto que es casi imposible imaginar el disfrute del frescor del árbol sin ver el sol, la hierba, pensar en la siesta, en la perspectiva de la vista desde la base del árbol, sin soñar con el picnic.

Esta primera sección es un hermoso cuadro primaveral. Títulos como “Manos descansando sobre tus ojos”, “Cuerpos cerrados”, “Hierba salvaje”, “La retorcida rama”, “El pan amargo” y “El jardín que nadie visita”, nos muestra esto de lo que les explicaba. Sin embargo, los textos no son siempre lo que uno espera al leer estos títulos. El cuadro puede parecernos paradisíaco, pero no son siempre así el mensaje de los poemas. Podemos ver el dolor y el hambre en versos como:

Hoy los platos son espejos y la verdad se me esconde

como se ha escondido el miedo debajo de los manteles

Algo muy interesante es el uso de las referencias. El autor utiliza citas de otros autores, quienes también han escrito sobre los vientos. No obstante, emplea el recurso de intratextualidad y la autoreferencia, en aras de que, aunque cambiemos de zona/viento en el libro, sigamos ese hilo común que refuerza la unidad temática o estilística.

Una muestra de ello lo vemos en el final de la primera sección con los versos:

Este es el impaciente adiós de la ceniza

Al inicio y luego cierra con

otro jardín quemado que desprende vapores

Estos versos hacen las veces de puente conceptual o hilo conductor al título del primer poema de la segunda sección del libro Viento Oeste: “Pacto de ceniza”.

Este poema también nos habla de una búsqueda, quizás de ese jardín que nadie visita.

Junto a “Pacto de cenizas”, los demás títulos de este Viento nos adelanta cómo será la atmósfera de lo que leeremos. Me refiero a títulos como “Sepultando el rostro”, “Hasta que el blanco fluye”, “Desolada bruma blanca”, “Calles laterales”, “Fantasmas desnudos” y “Gestos íntimos”, el cual cierra esta sección y da paso a Viento Norte. Al igual que la primera transición, aunque menos evidente, Raúl Leyva vuelve a unir, de forma inteligente, una sección con otra. De este modo, aunque estén separadas, hay un hilo temático-conceptual que las une en un mismo sistema/libro/concepto.

Pero no es solo la estructura del libro lo interesante. En sus poemas, el autor se vale de las métricas más tradicionales de arte mayor, como el verso endecasílabo, hasta aquellos de dieciséis sílabas métricas. Entre ellas, algunas tan raras como los versos de quince.

Estos sonetos, asonantes, consonantes e incluso, de rimas blancas son pensados y colocados inteligentemente para que veamos con claridad a un autor que ha estudiado el soneto; pero también las figuras de dicción y la preceptiva. Leyva acude a estos recursos para otorgarle vida, profundidad, belleza y fuerza a su mensaje.

Hay un juego rico con el lenguaje en los poemas, incluso con la lengua. Raúl fuerza la sintaxis y el orden lógico de las oraciones para reforzar su idea y de ese modo, la rima. Un ejemplo de eso es la estrofa:

el blanco respirar florecido en la diáspora

un morboso silencio donde no existen puertas

ventanas claustrofobias y unas frías anécdotas

que me recuerdan todo sin esperar que vuelvas

De ese modo llegamos a lo que creo que es el fuerte del libro y que, por lo general, es de lo primero que se habla: ¿De qué trata el libro?

Al ser un libro de poemas, responder la pregunta es un tanto complicado, debido a que cada lector se va a apropiar de estos textos e interpretarlos a su modo; a adueñarse de ellos. Por esa razón, creo que es mejor explicar qué es lo que encontrarán en El árbol de los vientos.

A primera vista y lo hojean, notarán las citas de grandes escritores que, de un modo u otro han escrito sobre el viento, o sobre lo que escribió Raúl Leyva en el texto citado. Pero una vez que comenzamos a leer, nos encontramos con textos cargados de filosofía, de un pensamiento cuestionador: de la vida, la muerte, al engaño, la cobardía, el amor y, sobre todo, a la fe. En fin, a todo lo que nos hace humanos.

Y mientras borro todas las preguntas

y todos los inviernos y el derrumbe

y las ensoñaciones de tres puntas

sobre una lengua muerta que retumbe

 

en agua tan sagrada y tan podrida

que las moscas se alejen a un tópico

hay hombres que han planeado su partida

antes que Colón llegara el trópico.

Pero también notaremos, como en el ejemplo anterior, que hay un exquisito uso, primero, de la memoria emotiva y, segundo, de la búsqueda del color, el olor y el sabor en los textos. La búsqueda de una sinestesia que complete el ciclo, que el mensaje nos llegue a los cinco sentidos.

En los textos de El árbol de los vientos encontraremos cuadros renacentistas, clásicos, contemporáneos. Las luces, las sombras y los colores completarán esas escenas que nos son descritas y nos transportan a ríos, praderas, jardines, iglesias, etc.

El cuestionamiento y las posibles respuestas que nos brinda, o sugiere el autor, muchas veces vienen apoyadas o argumentadas con una fuerte carga emocional y, en otras ocasiones, de fe.

La presencia de un Dios es casi como la de un personaje recurrente. Y no solo Dios como sujeto, sino también las referencias a la fe, como las iglesias, los elementos sacros, la eternidad, referencias bíblicas, litúrgicas, el temor a Dios, la fe en la vida más allá de la muerte.

Esto también puede verse en el cómo se abre y se cierra el libro.

Hay otro elemento característico y que es, en mi opinión, lo que me llevo al leer El árbol de los vientos, y es la fuerza, la esperanza, la búsqueda de la belleza, allí donde menos una la imagina. Esto lo vi casi al finalizarlo y me hizo regresar y releerlo; ver las semillas que siempre estuvieron ahí plantadas en la semiología, en la corriente subterránea de sentido: en el propio título.

Tanto el árbol como los vientos son sinónimos de fuerza, permanencia, de esperanza; y eso se nos transmite en cada poema.

Ya he plantado fuertes vientos como el que planta semillas

como luces que se esparcen entre las sombras sin rumbo

ya es tiempo de que regreses en un renacer de lilas

El árbol de los vientos es, en resumen, un libro necesario, interesante, cómodo de leer. Es una colección de poemas inteligentes y estructurado de un modo muy bien pensado y aún mejor ejecutado. Cada verso cumple una función individual y colectiva. Este es un libro donde la forma, el cómo ha sido escrito, responde a una necesidad de contar, responde a un mensaje, a una voz que nos transmite fuerza, belleza y esperanza a través de imágenes originales. Aquí encontramos cuestionamientos filosóficos, éticos, religiosos y personales que bien podríamos habernos hecho con anterioridad, solo que nunca con tanta destreza y alarde con la pluma.



Gladiadores literarios

Con Gladiadores, al igual que aquellos guerreros de la Roma imperial, el escritor Pedro Luis Azcuy logra entretenernos. Este cuento recibió el Premio Eduardo Kovalivker 2023, y aunque no tiene esa dosis de violencia y sangre como los espectáculos del coliseo romano, tanto el nombre del texto como la analogía a estos gladiadores, está muy bien empleada.

Gladiadores muestra una ventana al mundo de los trabajadores portuarios, su lucha, sus problemas, su vida. El autor logra recrear a través de su texto toda una sinestesia de olores, colores, sonidos, así como los miedos, principios, personalidades y valores de estos guerreros.

A través de una narración fluida, limpia y extremadamente bien llevada, Azcuy recrea ese poco mencionado pero muy atractivo ambiente portuario y su cruda realidad. Nos muestra una mirada a un mundo prácticamente virgen, desconocido. Pedro abre los ojos a la cuestión de los trabajos casi esclavos, “de mala muerte” de esta sociedad underground en los puertos cubanos y la muestra, tal y como es.

Sin embargo, amén de lo descarnado del texto descrito, lo hace de una forma casi poética, en alabanza, con respeto; siempre apegado a la realidad. La cara hostil de todo este mundo (re)creado por el autor, se esconde entre líneas, en esa historia no escrita, pero que no escapa de la mente de todo aquel que la lee.

Este es un relato que bien por su calidad escritural y por su temática bastante novedosa, también pudiera ser el inicio de una magnífica novela; donde el realismo sucio y el mundo marginal tomaran ese protagonismo único que bien logra darle Pedro Luis Azcuy, sin perder nunca la poesía y esa música de fondo. Tal parece que estamos viendo una película de Lars Von Trier, donde, a pesar de la crudeza de la imagen, detrás hay una excelencia poética en fotografía, guion, caracterización de personajes y uso exquisito de la técnica.

Gladiadores podemos ser todos; lo son todos esos guerreros que, como el Máquina, dan su vida en las barrigas de los barcos/arena del coliseo, y que saludan siempre a ese emperador llamado Dinero, antes de comenzar a jugarse la vida por él.

No dejen de leer este magnífico cuento.



Fabulaciones de Junior con la historia

Hoy en día, en un país donde el verso rimado ha perdido y pierde cada vez más espacio (quizás por prejuicio, quizás por desconocimiento, quizás por ambos), es fresco encontrarse un libro como Fabulaciones del verbo, Editorial Sanlope, 2015 del escritor Junio Fernández Guerra.

Fabulaciones es la ópera prima de este joven escritor, quien luego ganaría el premio Calendario en la categoría de Poesía infantil con otro libro de similar estilo. Con Fabulaciones del verbo, Junior nos presenta un libro dividido en tres secciones bien marcada temática y estructuralmente: Abstracción de la piedra de la cordura, La soportable necesidad del ser y Las flores del mar.

Si bien Junior fabula con el yo, como especie de monólogo interior o conversación con ese otro lector sobre la soledad, el sexo, el deseo, el abandono o, simplemente, el amor y el desamor en esta primera parte como eje temático, esto es algo que podremos encontrar en el resto de la obra.

Pero, ojo, no es para nada un libro romántico.

Junior tiene la necesidad de fabular, de filosofar: Junior quiere contarnos algo.

Para eso lo hace de la mejor manera que conoce y es con la literatura; en especial, la poesía. Esta le brinda la posibilidad de lucir un lenguaje exquisito, erudito, que le permite realizar un juego inteligente de palabras e imágenes que enriquecen los versos. Además del lenguaje, el rey por excelencia de este libro, Junior le agrega profundidad a los textos con sugerentes títulos a los poemas, jugando con referencias bíblicas, a escenas de la mitología y cultura griega, poemas, poetas, etc.

Esto es buena parte del atractivo principal de este libro (amén de la experimentación y el riesgo) se encuentra en el rejuego del humor, el lenguaje y las referencias. Los títulos de los poemas nos brindan una sinopsis de lo que encontraremos: Mata Hari extasiada ante el pelotón de fusilamiento mientras la muerte interpreta la danza de los siete velos, La décima musa en el estanque de las ninfas, Último delirio de Donatien en Charenton (dormido entre las piernas de Constance), Elegías del bardo (o cualquier silueta bípeda incestuosa), Éxodo 19,94, entre muchos más así de sugerentes.

Junior Fernández no quiso escribir un libro cómodo, sencillo, simple. Eso se nota desde la primera página. Fue arriesgado al elegir temas complicados de desarrollar de una forma original, diferente; el uso de un lenguaje alto, erudito, multireferencial, moderno, fresco, con toques de ironía y humor negro; tal vez, hasta crítico en ocasiones.

Al autor no le bastaba eso y fue más allá.

En una tierra donde la décima es la reina de la poesía, Junior quiso arriesgarse y jugar “en casa del trompo”.

Y jugó con la estructura, con la forma. Tomó la décima espinela, la décima de vanguardia, el soneto, e hizo lo que sintió que era necesario hacer para transmitir su mensaje.

Pero no le bastó.

No le bastó el verso octosílabo, el endecasílabo, y la forma tradicional que utilizó en varios de los poemas. Algunos de sus textos exigían otra estructura, y él la rompió y adaptó la forma al contenido. Escribió lo que podría parecer verso libre, prosa poética e incluso epigramas para el lector menos conocedor de la poesía rimada.

Sin embargo, son décimas.

Décimas octosílabas, endecasílabas y hasta de tres y cinco sílabas. En el caso de Fabulaciones del verbo, la forma no genera contenido, sino todo lo contrario.

Por si fuera poco, no era suficiente experimentación con el lenguaje, con la temática, con la estructura de la décima. Junior necesitaba ir más allá, ir al soneto y escribió (además de sonetos tradicionales) algo que podría llamarse “sonetésima”, como dice el escritor Eduardo Rosell.

Al inicio y cierre de la segunda parte, Junior escribió dos conjuntos de siete décimas, cada uno, dentro de la estructura de cinco sonetos. Si es difícil crear una buena décima o un buen soneto, moderno, fresco, con un mensaje interesante, imagínense mezclar ambas composiciones poéticas, que funcionen cada una de forma individual y como un todo.

Fabulaciones del verbo es un libro que necesita ser leído por los amantes de la poesía rimada y, sobre todo, por los que afirman que la estructura, la rima, es “una camisa de fuerza” ya sea para el contenido como para el lenguaje. Este libro es la muestra de que los jóvenes tuneros, los cubanos, están escribiendo buena poesía contemporánea, moderna, interesante, experimental y transgresora. Y, al mismo tiempo, siguen siendo fiel a las formas clásicas, sin renegar de la historia y nuestro patrimonio cultural.

Junior Fernández Guerra es un ejemplo claro de esto.

El libro es una inmensa historia, una fábula y, como tal, siempre trae una enseñanza, un mensaje, algo que no te deja indiferente, ya sea luego de leer cualquiera de sus poemas o luego de terminar el libro. 

Fabulaciones es una clase, una prueba de que, si salimos de esa zona de confort, si nos arriesgamos, podemos crear obras maestras en nuestra isla. Obras como esta, que nos contaminan y nos dejan con ganas de seguir fabulando por siempre y más.



Vicios del tiempo y de María

La dificultad de escribir un cuento solo la conocen aquellos que han intentado vivir de ellos. Muchos imaginan, de forma errónea, que el nivel de dificultad crece directamente proporcional a la extensión del relato. Eso es porque desconocen lo difícil que es escribir un minicuento.

Un buen minicuento.

Eso, para no hablar del reto que consiste en publicar un libro solo con textos de menos de una cuartilla de extensión.

Un ejemplo es Vicios del tiempo, Editorial Sanlope 2008, de la escritora María de Antoms. Este es un libro de esos que se leen de una sentada, pero que seguimos repitiéndolo a lo largo de los días debido a las temáticas/vicios que vemos y vivimos durante nuestro transitar por esta tierra.

Cada cuento está construido sobre un mensaje; algunos, sobre varios y diversos mensajes. María explota esta cualidad del minicuento, por lo que este no termina con el punto final de ellos, sino que continúa desarrollándose en la mente del lector. Esta cualidad muy “hemingweyana” (se le podría llamar de este modo) de crear historias con una inmensa y profunda corriente subterránea de sentido en la gran mayoría de los textos. Los otros, podrían verse como un gran divertimento. El punto dulce, la nota que balancea este menú/concierto.

La autora nos presenta cuentos de diversas temáticas-vicios que han rodeado al ser humano a través de los tiempos y en los que podemos vernos identificados, ya sea de forma directa o indirecta. Ella nos presenta cuentos cargados de una ternura e inocencia como Paradoja, que al mismo tiempo tiene una gran carga emotiva y significado para todos los cubanos.

La filosofía, el sexo y el humor (con énfasis en el sexo), como parte de los principales vicios de la humanidad, no le faltan a esta selección de veinticinco relatos. La idiosincrasia del cubano se ve reflejada entre estos cuentos cortos que María de Antoms nos regala. La autora nos hace reír, pensar, recordar, y a lo mejor llorar: y eso es bueno y difícil de conseguir.

Textos cortos, sencillos, pero nada simples, sino todo lo contrario. Quizás sea poco el paginado, con cuentos desde una línea, un párrafo y hasta de una cuartilla de longitud, pero es grande su extensión. Tan grande como los vicios del tiempo en que vivimos.