Yentsy Rangel
Lo mejor que suena con los López-Nussa
A solo unas semanas del lanzamiento del tema de Harold y Ruy Adrián López-Nussa junto a Randy Malcom, “JazzTón”, llama la atención esta unión singular para la música cubana.
Quizás la supuesta distancia entre ambos géneros es el motivo que despierta mayor inquietud en las audiencias, sin embargo, una vez más la música nos demuestra que las fronteras genéricas son simplemente arquetipos teóricos diseñados para la industria comercial.
Partiendo de uno de los estilos más legitimados en Cuba, hablar de jazz convoca altos juicios de valor, descripciones de excelencia, realce de complejidades técnico-musicales y nombres de autores virtuosos de nuestra historia musical.
Sin embargo, la otra cara de la moneda, el reguetón, nos lleva indiscutiblemente a hablar de un mercado, de estrategias oportunas para públicos, de códigos visuales y estéticos, dejando muchas veces por sentado cualidades y/o calidades musicales. En fin, que se trata de dos universos que han sido abordados por la crítica desde posiciones completamente diversas.
Para los defensores de ambos géneros sería imposible imaginar una mezcla que convocara los elementos más auténticos de uno y otro estilo. Pero “JazzTón” nos propone la unión de progresiones armónicas y diseño melódico jazzístico, ritmática bailable –con la célula rítmica del reguetón– que predomina en todo el tema. Además, un estribillo contagioso, pequeño y de fácil repetición, unido a guías sencillas que tienen la función de convocar la diversión y que melódicamente se remiten al discurso del género urbano.
Para algunos pudiera parecer sencillo, no obstante, el poder de síntesis en una propuesta como esta, construye su éxito. La obra de Harold y Ruy ha resaltado en los últimos años por el cuidadoso trabajo de los elementos que hacen converger el latin jazz con recursos y conducciones de la llamada música de tradición europea. Un discurso que califica entre lo más distintivo de una generación todavía llamada “joven”, pero que ya experimenta la madurez creativa y la consolidación de un estilo personal. Aunque, esta vez apuesta por una mirada desprejuiciada hacia la simplicidad como elemento que construye otros lenguajes musicales. ¿Es el reguetón un esquema menos complejo en la creación que el jazz? No lo dudo, pero maneja sus propios códigos, los cuales sin dudas entrarían en disputa si no se observan desde el valor de sus características. En este caso, Harold diseña en el piano melodías claras, directas, que se reiteran durante todo el tema pasando por otros instrumentos. Las arropa la rítmica de la percusión, donde además del acompañamiento de drums de Ruy Adrián, se colocan los timbales de Randy Malcom para incrementar la presión sonora de esta entrega.
La voz de Randy, conocida mundialmente por su protagonismo en Gente de Zona, juega con sus llamados habituales de los temas de su agrupación, convocando a otra audiencia a poner atención a un sonido sui generis, que desde su orígenes pretende aunar. Muestra desde su inserción interpretativa un rol determinante en la escena jazzística: la versatilidad.
En este tema, no solo vamos a escuchar un Randy Malcom que canta y seduce con su simpatía y espontaneidad, sino un instrumentista de la percusión con la capacidad de converger entre sus colegas con dominio absoluto de estéticas, códigos y recursos de uno y otro género.
En este sentido, y para más destellos, el tema abre espacio a la improvisación jazzística, en una sección breve pero directa, con recursos como los que pueden encontrar en un álbum de jazz.
En el caso de Randy al timbal, acentuando los juegos con los ritmos y los desplazamientos típico de las conducciones de la percusión en la música de nuestro país. Por otra parte, Harold al piano acentúa a modo de descarga, jocosos guiños cromáticos que acompañan todo el sentido divertido de la propuesta.
Me causa sorpresa agradable… ¡Sí!… porque por lo general nos encontramos con miradas prejuiciosas que legitiman un género y hasta denigran otro, sin observar todas las particularidades que construyen y enriquecen un panorama sonoro. Quizás sin proponérselos, estos creadores han encontrado un punto medio, donde se intercambia con músicas de uno y otro lado, de historias muy diversas, de sentimientos encontrados, pero con un resultado que alegra y sorprende.
La mejor apuesta está en el carácter desenfadado del JazzTón, sin reservas, sin poses, sin demasiada “venta”. Convocar a una audiencia amplia, trasladar la escucha a nuevos terrenos y abrir los caminos infinitos de las músicas de nuestros tiempos.
A esta novedad se suma el lente inquieto de Joseph Ros, siempre en la búsqueda de oportunidades como esta que le provoquen nuevas experiencias audiovisuales. El videoclip como formato indispensable en estos tiempos, deja su protagonismo a los músicos, espacio que se agradece en este caso, y coquetea a modo de “burla”, quizás, con las estéticas de ambos géneros en simple mezcla visual como la que propone esta creación: “JazzTón”.
El que busca encuentra
La versatilidad creativa de Andy Rubal Bello, es una de las noveles propuestas que hoy asume la EGREM como centro discográfico de la música en Cuba. Fruto compilatorio de composiciones que han permanecido en el imaginario sonoro de su protagonista. Este disco es una obra que se encauza dentro del panorama contemporáneo de la música popular.
Como uno de los jóvenes talentos, encanta en esta propuesta con un timbre cálido que toma la canción romántica como eje para desplazarse entre el Son Oriental, la Balada, la Conga, el Reggae, el Pop y la Salsa. Temas como “El que busca encuentra”, “Enamorado en Motreal”, y “Que hemos hecho”, estructuran el pensamiento salsero de este álbum a través del color vocal, lo apoyos y marchas instrumentales, así como las disposiciones armónicas de los coros.
Destacan en los arreglos cambios sistemáticos de la percusión, que se logran construir en las manos de Keisel Jiménez. Células rítmicas que se combinan e intercalan en temas como “Toca pensando en mi” y “Me casaré”. De la Timba y el Pilón escucharemos en “La fiesta de Norma”, así como la Tumba Francesa en “Perfume de tu boca”. Otro solo a destacar es el de Adel González en las tumbadores de “Sigo enamorándome”, tema medular que sintetiza en cuanto a orquestación, sonoridades clásicas tradicionales cubanas incorporando la contemporaneidad armónica de estos tiempos.
Sobresalen secciones armónicas entre la cuerda de metales que apoyan e ilustran jóvenes y talentosos intérpretes como Eduardo Sandoval, Uyuni Martínez, Jamil Shery y Manuel A. Milán, asimismo, Marion Brunelle cantante canadiense que irrumpe desde el Pop matizando con sus intenciones la estructura del coro y solos.
Como soporte de esta cadena instrumental, el piano es trabajado colocando en frases intercaladas, pasajes de melódica canción, cuidadosa técnica y sutil mesura. Por lo que estamos a la escucha de una obra creada por un pianista que no pierde el instinto de hacer de su instrumento, una herramienta sólida en esta puesta en escena. El que busca encuentra, no pretende ser el motor impulsor del estallido inevitable de una época, más propone una mitrada desprejuiciada hacia aquello sonidos que hemos heredado, construido y adquirido. Es un disco que se disfruta desde la lírica de sus interpretaciones vistiendo un diseño cosmopolita de la intuición educada y enriquecida de Andy Rubal.
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“El que busca encuentra”, de Andy Rubal Bello, fue resultado de la Beca de música de la AHS “Ignacio Villa”.