Jorge Antonio Rodríguez Guillén
Necesidad de Martí
Por: Jorge Antonio Rodríguez Guillén (presidente provincial del MJM en Villa Clara)
El pensamiento de José Martí constituye una fuente inagotable y necesaria de la cual beber en el proceso perpetuo de edificación espiritual de la nación y la nacionalidad cubana y en la definición de los principios éticos e ideológicos de las generaciones que continuamos enarbolando su ideal humanista y revolucionario.
Conducta moral e histórica legada por los sectores más progresistas de la primera mitad del siglo XX que tuvieron en la Generación del Centenario y en la figura de Fidel la expresión totalizadora del esfuerzo juvenil continuado (Mella, Villena, Guiteras) por rescatar de la amnesia, impuesta por los gobiernos y sustentada por los ideólogos burgueses, a Martí y ponerlo una vez más al servicio de su Patria. Quedó inscrito para todos los tiempos que lo cubano sin Martí no es completo o no es cubano.
El 28 de enero de 1960 el Che pronunció un discurso en el hemiciclo de la Cámara del Capitolio Nacional en homenaje al aniversario 107 del nacimiento del Héroe Nacional y esbozó la línea histórica dada por Fidel en su alegato de autodefensa “La historia me absolverá” sobre la continuidad histórica entre la gesta martiana de emancipación nacional y la lucha de liberación encabezada por ellos contra la dictadura de Batista y la opresión imperial norteamericana, nos dio un criterio esencial para comprender el alcance de la figura del Maestro: “(…) Martí fue el mentor directo de nuestra Revolución, el hombre a cuya palabra había que recurrir siempre para dar la interpretación justa de los fenómenos históricos que estábamos viviendo y el hombre cuya palabra y cuyo ejemplo había que recordar cada vez que se quisiera decir o hacer algo trascendente en esta Patria(…) porque José Martí es mucho más que cubano: es americano; (…) y su voz se escucha y se respeta no sólo aquí en Cuba sino en toda América (…)” y consecuente en pensamiento y acción Guevara sentenció además: “(…) no todos, ni muchos -y quizás ninguno- pueda ser Martí, pero todos podemos tomar el ejemplo de Martí y tratar de seguir su camino en la medida de nuestros esfuerzos. Tratar de comprenderlo y de revivirlo por nuestra acción y nuestra conducta de hoy (…)”. Aquí radica nuestro gran reto como individuos y como nación, “yugo o estrella”.
Consciente de la necesidad de impulsar la formación de las nuevas generaciones de cubanos en lo más auténtico del pensamiento nacional, independentista, latinoamericano y humanista, la Revolución desencadenó desde los primeros años un amplio movimiento educativo, cultural y científico para acercar estas esencias a cada rincón de la Isla y ante los retos actuales que tenemos como nación en el orden económico, político y social por defender el derecho soberano a construir un modelo de desarrollo social socialista en medio de un mundo dominado por el valor de las mercancías y no por los valores humanos, la formación de jóvenes patriotas, con correctos hábitos de educación formal; con estilos de vida saludables que se manifiesten en su conducta diaria; que defiendan la Ideología de la Revolución Cubana, con sus raíz en el pensamiento martiano, es una tarea impostergable para la familia y la escuela.
Constituye línea de trabajo para el Sistema Nacional de Educación que sus instituciones se rijan por un modelo de escuela que logre la armonía entre la teoría y la práctica y que gestionen un proceso docente-educativo que fortalezca el conocimiento de la obra martiana y la aprehensión de sus mensajes por los alumnos, como modelos de actuación y conducta moral. La aspiración es que en cada escuela se desarrolle la formación de los niños, de los adolescentes y de los jóvenes a partir del pensamiento de José Martí.
En ese sentido el Proyecto de los Cuadernos Martianos concebido por Cintio Vitier nos brinda una alternativa que debe continuar explorándose y explotándose desde la pedagogía. En el prólogo al Cuaderno Martiano III Cintio nos antepone ante una idea que es el propósito fundamental de la obra formativa que ha concebido: “Tener la plena conciencia de ser cubano, es ser martiano. Ser martiano es interiorizar, asumir, encarnar, poner en práctica en todo momento, por convicción íntima, el ideario que se expresa en estas páginas con la belleza verbal de un clásico de la modernidad hispanoamericana y con la abnegación de quien quiso ser, y fue, ‘el servidor más apasionado que puedan tener los hombres’”.
En el aniversario 125 de la caída en combate del Héroe Nacional José Martí es más perentorio estudiar su figura, su pensamiento y accionar multifacético. Promover el acercamiento de cada niño, adolescente y joven a sus obras: cuentos, poesías, ensayos, discursos, manifiestos; a sus diarios en los cuales no hay un solo vestigio de temor, de arrepentimiento, de amilanamiento ante la certeza de que emprendía una empresa que podía costarle la vida, y en ese propósito los Cuadernos Martianos, que fueron creados teniendo en cuenta las características psico-pedagógicas de los alumnos con el objetivo de fomentar en ellos el cultivo de sentimientos íntimos, patrióticos y sociales y poseen un ordenamiento progresivo de sus contenidos que permite un desarrollo gradual, ascendente y sistemático de la personalidad del alumno, lo que contribuye a que aprendan en el transcurso de su crecimiento a querer al amigo de La Edad de Oro y que aspiren a ser tan buenos como él; junto a la “Guía para los maestros de las aulas martianas”, en diversos formatos: impresos, digitales, en aplicaciones para móviles androides; nos brindan una alternativa vital.
“Dicha grande”, fueron las primeras palabras de Martí al pisar tierra cubana cuando desembarcó con Gómez por Playitas de Cajobabo el 11 de abril de 1895, seguro de que emprendía una obra por Cuba y por la Humanidad. Con esa misma voluntad y certeza transitó a la inmortalidad, de cara al sol, el 19 de mayo del propio año y hoy en su tumba como escribió en los versos sencillos, la rosa blanca y la Bandera de la estrella solitaria.
Vayamos al encuentro afectuoso y enriquecedor, por voluntad, por admiración a los que dieron todo por esta tierra; como un acto de conciencia y de patriotas, con las esencias mambisas, martianas, y fidelistas. Esas son las claves que sostienen a esta generación que sentimos a Cuba y luchamos por ella.