Rubén Darío Salazar
El Benny, Omara y la Failde
La juvenil Orquesta Failde, de Matanzas, ha presentado recientemente, junto a la irrepetible Omara Portuondo y arropados por la EGREM (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales), su segundo disco.
Bajo el sugestivo título Siempre tu voz, dos generaciones se unen para protagonizar un regalo musical por el centenario de Benny Moré, El Bárbaro del Ritmo.
Desde la atractiva portada del fonograma, con diseño gráfico de María Carolina García y fotografía de Eduardo Rawdriguez, se advierte que disfrutaremos de un producto donde el amor por lo nuestro anida de forma natural.
La cabeza de Ethiel descansa sobre las piernas de la Omarísima, mientras escuchan, en un viejo gramófono, seguramente las canciones de Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez (Santa Isabel de las Lajas, 24 de agosto de 1919–La Habana, 19 de febrero de 1963). Ethiel con su flauta y su traje colorido. Omara, con su sonrisa mulata ofreciéndonos en sus manos todo lo que vendrá después.
En la selección del repertorio, a cargo de Pedro Pablo Cruz, excelente comunicador que nos sorprende de vez en vez con acciones como esta, se encuentra buena parte del éxito de este exquisito producto.
La dramaturgia de lo que oiremos inicia con el aplaudido bolero Te quedarás, de Alberto Barreto. Interpretado por Omara y Yurisán Hernández, este último con una voz que no por nueva deja de ser exacta para el tributo sonoro que evoca a nuestro sonero mayor.
Se escucha la flauta del tataranieto de Miguel Failde, prístina, anunciadora… dando paso a los intérpretes; entonces ya no se sabe en qué tiempo vivimos, ambos cantantes se vuelven atemporales.
Omara tan joven y vital como Yurisán, y este con el sabor auténtico de los años 40 o 50, dueños los dos de un aroma que, como la voz del Benny, será para siempre.
Nada mejor para continuar que Las mulatas del chachachá, número que Evelio Landa escribió para el Benny, una estrella que Ethiel ni su orquesta conocieron físicamente, pero Omara sí; por eso le transmite a la pieza, apoyada en el excelente arreglo de Alejandro Falcón, toda la gracia de su época en el cuarteto Las D´Aida, preámbulo idóneo para que entre Telmary con su estilo singular de rapear y este encuentro-homenaje nos sepa a gloria.
Omara se queda casi sola. Digo casi porque con ella sigue la Orquesta Failde, discreta y efectiva con el arreglo esencial de José Antonio González, más el espíritu redivivo del Benny en Cómo fue, del matancero Ernesto Duarte. Omara se las arregla para hacer de este bolerazo algo nuevo, fresco y entrañable.
No podía faltar una obra compuesta por el propio “Bárbaro”, quien, aunque no fue pródigo en el aspecto de la escritura musical, las pocas piezas que creó se volvieron clásicas en el repertorio de sonidos y silencios del mundo.
Bonito y sabroso, un mambo que habla de mujeres, Cuba y México, tres de las mayores pasiones de Moré, vuelve a unir a Omara y a Yurisán para derrochar sensualidad, carisma, sentido de improvisación y ritmo a borbotones.
Seguidamente, Omara asume dos bolerones en los que el Benny plantó cátedra. Y hoy como ayer, de Pedro Vega, y Rezo en la noche, de Francisco Escorcia. En los dos temas la novia del feeling demuestra el poderío vocal por el que se le reconoce internacionalmente.
Con la misma pasión de otras épocas la cantante habanera, que alternara en los escenarios con Rita Montaner, Bola de Nieve, Edith Piaf, Pedro Vargas, Nat King Cole y el inolvidable Benny Moré, entre otros, ofrece una clase magistral de interpretación.
Lo que viene después es imposible de describir pero lo intentaré. El exitazo del Benny con la canción que Lino Frías le dedicara a la Trichilia havanensis, o lo que es lo mismo, la Mata Siguaraya, se escucha en la voz de Omara y del santiaguero William Vivanco, un cantautor con el que la Failde ya se había topado en una obra de Teatro de Las Estaciones.
Todos se lucen de lo lindo cantándole al árbol de Changó. En medio de la sui generis performance musical, Moré los cuida y alienta desde la eternidad. Definitivamente hay cosas que no se pueden tumbar, una de ellas es la altura luminosa de la música cubana.
¡Oh vida!, de Luis Yáñez y Rolando Gómez, otro de los hits del Benny en la voz plena de Omara, antecede al dúo que la Portuondo conforma con el dominicano Jhonny Ventura, para regalarnos otra versión de La múcura, tema del que todavía se dirime su autor. Unos que si Toño Fuentes, otros que si Crescencio Salcedo; el asunto es que los dos veteranos lo gozan a mares, aunque el estribillo repita una y otra vez “es que no puedo con ella”.
A lo conseguido por Omara y Yurisán se une la bella voz de la jovencísima Yerlanis Junco, también de la Failde, para interpretar Siempre tu voz, de Pedro Pablo Cruz, el corte final del CD.
Un nuevo asombro me provoca este muchacho al concebir una obra-afecto, obra-respeto, obra-amor, muy merecida por el homenajeado. Síntesis de los anhelos de la mismísima Omara, junto a los jóvenes músicos es este producto, que todavía no ha sido valorado en su justa dimensión.
Un disco donde lo de ayer suena a hoy de manera cuidadosa y legítima, pero sobre todo firme en su compromiso con el patrimonio sonoro de nuestra cultura. Felicito por lo alcanzado a los arreglistas, productores, colaboradores e invitados. Gracias a ellos el Benny cada día canta mejor.
La posibilidad de que Siempre tu voz se reconozca y se difunda como merece queda en manos de los medios radiales y audiovisuales. Espero que no pierdan esta estupenda oportunidad.