Tania Rendón Portelles
La Feria del Libro se vive a todo arte en el Pabellón Cuba
La Feria del Libro en el Pabellón Cuba se erige como un oasis cultural en el corazón de la isla, donde las palabras cobran vida y las páginas se convierten en ventanales hacia nuevos horizontes literarios.
Con un bagaje de 35 ediciones impresas, 25 ebooks y 10 audiolibros, la Asociación Hermanos Saíz se alza como un pilar fundamental en este evento, al enriquecer la oferta con una amplia variedad de propuestas artísticas y novedades literarias.
Bajo la sombra del arte joven y entre el bullicio de los lectores ávidos de conocimiento, el Pabellón Cuba se transforma en un espacio de encuentro entre autores consagrados, jóvenes promesas literarias y amantes de la lectura. Las editoriales «Áncoras», «La Luz», «Sed de Belleza», «Aldabón» y «Reina del Mar» aportan su granito de arena al panorama cultural, al ofrecer una selección diversa y enriquecedora de obras que abarcan desde la poesía hasta la narrativa, pasando por ensayos y crónicas que reflejan la riqueza y la diversidad del novel universo literario cubano.
Las puertas a la gran fiesta de las letras se abrió con una muestra visual que invita a adentrarse en los pensamientos y paisajes de la capital cubana a través de la exposición fotográfica «Pensamientos en La Habana: Las calles de Lezama». En el emblemático Túnel del Pabellón, los visitantes aún tienen la oportunidad de internarse en un viaje visual que rinde homenaje al excepcional escritor, poeta y ensayista cubano José Lezama Lima, y a su obra cumbre «Pensamientos en La Habana».
Las espectaculares imágenes, capturadas por los fotógrafos del Proyecto Lente Artístico, ofrecen una mirada única y evocadora de las calles y rincones de La Habana, reflejando la poesía y la esencia de la ciudad. Cada fotografía es un testimonio visual que trasciende lo tangible, invitando al espectador a conocer el legado literario de Lezama.
La lista de artistas ponentes, encabezada por nombres como Luisa Martina Hernández Valdés, Julia Esther Gutiérrez, Dania Ramírez Aguilar y Evelyn Carnot Montes, entre otros talentosos fotógrafos, demuestra la diversidad y el talento presente en la escena artística cubana. Es un recordatorio de la importancia de la cultura visual como vehículo de expresión y reflexión, capaz de trascender fronteras y conectar emociones en un diálogo universal.
Asimismo, La Luz llegó con la presentación de la antología El árbol del mundo. Selección de poetas en Holguín, compilada por Norge Luis Labrada que pone en circulación los hallazgos líricos de veintitrés autores, en edades comprendidas entre los veinticinco y los treinta y siete años; además de dar a conocer la campaña de promoción de la lectura “La claridad avanzada”; dos capítulos de la serie documental homónima de Luis Yuseff y Gerardo Perdomo sobre la historia del sello editorial, y la convocatoria del 25 Premio Celestino de Cuento que se celebrará del 10 al 15 de junio y dedicará sus espacios a los 25 años del cuento “Flora y el ángel”, de Rubén Rodríguez, ganador de su primera edición en 1999, al argentino Julio Cortázar en los 40 años de su muerte y al cubano Onelio Jorge Cardoso, en el 110 aniversario de su natalicio.
Áncoras Ediciones se unió a la fiesta presentando las emocionantes novedades editoriales de los prestigiosos premios Mangle Rojo. Esta vez, la editorial de la Asociación Hermanos Saíz nos sorprendió con seis nuevas obras en formato impreso y siete fascinantes ebooks, todos ellos creados por jóvenes talentos de la literatura cubana. Los escritores Yasmany González, Elizabeth Casanova, Brian Pablo Lleonard, Yamil Díaz, Eduardo Rosell y Alejandro Rama nos ofrecieron una variedad de propuestas literarias que prometen cautivar a los lectores con su originalidad.
En el marco de la XXXII Feria, Ediciones La Luz reservó un espacio destacado para el título «Camino de herejías», de Yasel Toledo Garnache. La presentación estuvo a cargo de la reconocida investigadora y escritora Eloísa Carrera, una figura histórica en la organización. En sus palabras, describió el libro como «entrañable y milagroso», resaltando su importancia para las pasadas, presentes y futuras generaciones de miembros de la Asociación Hermanos Saíz. Eloísa enfatizó que Yasel Toledo se acerca a los ejemplos inmortales y al legado ético y artístico de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca.
El texto recopila testimonios, datos y archivos de la organización desde sus primeros días, incluyendo sus antecedentes, hasta la actualidad. Además, incluye apuntes de los tres primeros congresos de la AHS y los debates en vistas al cuarto.
Según Yasel, la combinación de percepciones individuales plasmadas en sus páginas permite obtener una visión más completa de lo que es la AHS en su devenir. Destacó que el objetivo era crear un libro útil para sentir el pulso de los jóvenes creadores en cada etapa.
Con esta presentación, «Camino de herejías» se convierte en una obra imprescindible para comprender la historia y el espíritu de la Asociación, así como para inspirar a las nuevas generaciones de artistas cubanos.
Este no solo es un evento para adquirir libros, sino también una invitación a sumergirse en el mundo del arte y la creatividad. Charlas, presentaciones y actividades culturales inundan el ambiente, brindando a los asistentes la oportunidad de explorar nuevas formas de expresión y disfrutar de la magia de las letras en todo su esplendor. Es un espacio donde el arte y la literatura se entrelazan, tejiendo un manto de inspiración y enriquecimiento para el alma.
➡ PROGRAMA GENERAL DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO EN EL PABELLÓN CUBA- AHS
Entre piruetas y pliés: Una danza por los sueños
Desde sus primeros pasos en el campo de fútbol hasta su inesperado encuentro con el ballet en el Teatro Nacional de Cuba, Isaias Rodríguez Peña nos lleva en un viaje de epifanía personal. Recuerda claramente aquella tarde cuando, fascinado con “Don Quijote”, sintió un cambio sutil pero profundo en su percepción del arte. “¿Qué tiene el ballet que cautivó su corazón? ¿Quiénes son los bailarines detrás de estos personajes envolventes?”, se preguntaba –quizás– aquel chiquillo de unos ocho años, quien desde ese momento soñó con pirouettes y chaînes y otros tantos movimientos en ese entonces para él incomprensibles.
Es así que su amor por la danza floreció. Después de aprobar los exámenes para ambas disciplinas de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, su madre, con visión y apoyo inquebrantables, lo guio hacia un nuevo camino, donde tuvo que enfrentar una elección crucial. Con determinación, eligió el ballet clásico.
Así, de pasos de baile populares, en los que se divertía con sus amigos, a elegantes movimientos, Isaias se convirtió en un bailarín en crecimiento. Su historia es un testimonio del poder transformador del arte.
En pointe: Un joven hacia la excelencia
A medida que avanzaba en su formación, tuvo que enfrentarse a una preocupación constante: su peso. Con el apoyo de su familia se embarcó en una travesía psicológica para controlar sus hábitos alimenticios y adoptar un enfoque más saludable hacia la comida.
A lo largo de este proceso, tres bailarines se convirtieron en fuentes de inspiración. En primer lugar, Carlos Acosta, cuya técnica, calidad de movimiento y presencia escénica dejaron una profunda impresión en él. Además, el consejo de observar cómo se movía e interactuaba con sus compañeros resultó invaluable para su desarrollo personal.
Es así que comenzó a estudiar videos de ballet con una nueva perspectiva; buscar aprender de los estilos, pero sin perder su propia identidad artística.
“Gracias a ProDanza, de la maestra Laura Alonso, es que he adquirido poco a poco esa calidad de movimiento en escena y profesionalismo. Laura, no sé, ella vio en mí un rayito de luz, de talento. Me propuso el papel de Sigfrido en el Lago de los cisnes y yo le dije: ʻMaestra, ¿usted está segura? Yo acabo de salir de la escuelaʼ; y solo me respondió que confiaba en mí. Hicimos una gira internacional, donde también interpreté el protagónico en El Corsario y otras representaciones del Cascanueces.
“Estoy muy agradecido, no solamente con Laura, también con los demás maestros Romelio Frómeta, Lourdes Álvarez, Sayli Lamadrid, Moraima Rodríguez… Todos me han apoyado y han dejado caer en mí su granito de arena para ir construyendo la montaña”.
–En tu presentación en el «Ballet Beyond Borders», ¿cómo te conectaste con la pieza desde el punto de vista emocional?
Me fui adentrando en el personaje de una nueva manera; en este caso, en el papel del mercader al interpretar el Pas de deux “La Esclava y el Mercader”, del ballet El Corsario. Primero busqué todas las características y luego las incorporé a mi personalidad, impregnando mi sello. Recuerdo que no hubo muchos ensayos, porque coincidía con la gira en Pinar del Río. Pero indagué, estudié y asumí la interpretación desde otra forma a como la había hecho anteriormente.
–En la danza, cada actuación y competición presenta desafíos. ¿Puedes compartir algún momento retador?
Recientemente, con mi compañera de ProDanza, Rachel Mendoza, interpretamos el tercer acto de Don Quijote y tengo que decir que fue estresante para mí. Ese fue el primer ballet que presencié por el Nacional de Cuba. En los ensayos me concentraba tanto que llegué a frustrarme cuando no me salía como quería. Cuando me fallaba algo mínimo, lo que es lógico porque es un ensayo, me molestaba y no me daba cuenta que lo único que hacía era ponerle piedras a la evolución de nosotros dos.
La maestra se me acercó y me dijo que cuando uno baila no tiene que hacerlo perfecto, lo más importante es que se disfrute. Y gracias a sus palabras fui saliendo del laberinto que había creado.
Digo con sinceridad que la mejor sensación es divertirse en escena; simplemente tener la certeza de que bailaste e hiciste lo que has hecho toda una vida.
–La danza tiene el poder de transmitir emociones y conectar con el público. ¿Cómo manejas ese vínculo mientras te presentas en el escenario?
El escenario es mi lugar seguro. Siento que puedo ser yo en mi totalidad; expresar mis sentimientos a través de movimientos corporales.
Hay una sensación extraña que me sucede a cada rato; antes de salir estoy un poco nervioso, es normal, la adrenalina, pero una vez que termino de bailar y voy directo al camerino, me entran unos deseos enormes de regresar a escena e interactuar con el público; seguir bailando.
Siempre relaciono todos los personajes con las personas que asisten a apreciar la función. Por ejemplo, Sigfrido en El lado a los cisnes. A la hora de buscar el cisne paso mi mirada por el teatro, simulo que les pregunto a ellos si lo han visto o si me puede ayudar a encontrarlo, porque bailamos para todos los que presencian la obra.
Isaias junto a Melisa Solorzano nos regalan estas imágenes danzando sobre adoquines. / Jorge Luis Sánchez Rivera.
–Después de este éxito, ¿cuáles son tus metas y aspiraciones futuras en el universo danzario?
Mis objetivos siempre han sido los mismos desde que salí de la escuela. Quiero que las personas en Cuba y el mundo en general me conozcan ¿Quién es Isaias Rodríguez? Espero que por el arte que transmito, por la forma de bailar, las interpretaciones… sepan quién soy.
Por eso, a los que empiezan, solo les sugiero que nunca abandonen sus sueños si realmente lo que desean es bailar.
–Finalmente, ¿cómo ha impactado el ballet en tu vida más allá del escenario y las competiciones?
Cuando en octavo grado decidí que quería ser bailarín, mi vida dio un giro de 180 grados.
En vez de ir al parque a jugar fútbol o béisbol, me iba a mi cuarto o a la sala de mi casa a hacer ejercicios de estiramiento, hacer plan de abdominales… Ya no tenía mucho tiempo para compartir con los amigos del barrio; estaba centrado en un propósito.
Mi mamá siempre ha confiado mucho en mí. Fue la primera que me dijo: ʻ¿No te gustaría hacer las pruebas?ʼ Gracias a esa pregunta hoy estoy en el mundo del arte. También mi abuela ha sido una persona muy recta y fuerte, sobre lo que podía o no comer, aunque a veces escondida me daba un chocolatico (risas). Mi padre era el que más se movía conmigo para los ensayos, los lugares de las actividades…
En sí, la familia ha estado luchando a mi lado, impulsándome. Por eso digo que cuando bailo en el escenario, ellos están conmigo. Son de los que nunca han tirado la toalla ni tampoco me han permitido hacerlo.
En momentos me han preguntado si quiero dejar el ballet, que me van a apoyar en cualquier decisión. Pero si realmente te hace feliz, dicen, no lo dejes. Es el mismo consejo que les doy a los demás: Si te gusta, lucha hasta el final.
El «Ballet Beyond Borders HAVANA 2024» deviene oportunidad para que bailarines de todos los niveles y géneros de varias partes del mundo muestren sus habilidades y creatividad. / Cortesía del entrevistado.
Dazra Novak, la otra Mairely
Quizá Dazra Novak no existía, solo se “materializaba” al escribir. Aunque sospecho que ni siquiera Mairely Ramón Delgado supo cuándo esa otra adoptó identidad propia, se hizo del reconocimiento que la autora trató de eludir. Pienso entonces que a pesar de que Mairely me confiesa que Dazra le permite retirarse a su yo más íntimo, “vive hacia afuera, la otra, muy hacia adentro”, lo cierto es que Dazra es más que un seudónimo, es el nombre “real”por quien se conoce a esta narradora cuya escritura seguirá ganando en altura.
Mi diálogo es con estas dos mujeres inseparables, Dazra y Mairely, cuyas existencias se alimentan una de la otra. No sé de sus contradicciones interiores, que elucubro al enviarle este cuestionario online, pretexto también para aproximarnos, desde la distancia, a su mundo interior y exterior.
¿Por qué la narrativa y no la poesía o ambas?
Como he dicho en entrevistas anteriores ciertos comentarios en mis comienzos como escritora causaron mucho daño, a la poesía en particular. Supongo que la narrativa, en cambio, encontró mejores maestros y ganó. De todos modos, de un tiempo a esta parte, algo he rescatado de aquellos comienzos poéticos. En estos dos años de pandemia he escrito algunos libros de poemas. Muy modestos, pero muy queridos.
En su blog Habana por dentro se puede apreciar un trabajo más cercano a lo periodístico. ¿Qué puntos cercanos o distantes encuentras entre el periodismo y la narrativa?
Ese blog partió de un deseo de mostrar a los que ya no viven acá esa parte de La Habana que se sigue llevando dentro, más allá de políticas o razones. Debía, entonces, afincarse más en el hecho, en el dato y en su verificación, incluso en aquellas zonas muy poéticas, jocosas, nostálgicas, o escritas en “cubano”. El blog fue un ejercicio que, además, me descubrió cierta habilidad para la fotografía. No pensé hacer periodismo, aunque mucha gente lo ve así. Para mí era una lectura de la ciudad en tiempo real, una fotografía contada.
Una parte importante de sus textos se abordan desde el erotismo, ¿crees que la literatura erótica puede ser bastante predecible?
Depende del autor. Depende de lo que se entienda por erotismo. A veces tomar una taza de té puede ser mucho más que tomar una taza de té, solo hay que estar atentos, dispuestos, entregados al calor, color, sabor, aroma…
¿En qué momento sentiste que estabas lista para escribir tu primera novela?
No lo sentí. Me lancé más bien, con un miedo tremendo a la página en blanco. Eso es algo que no va a cambiar nunca. El día que no lo sienta, habrá que parar.
Después que “debutaste” como narradora has ganado diversos premios, ¿los consideras un termómetro para medir la “buena literatura” que se escribe actualmente?
Los premios, desde la perspectiva del lector y la crítica, son una manera más de ver/conocer/leer a los autores que van destacando en el panorama literario. Desde la perspectiva del ganador, son un desafío, un compromiso para seguir adelante y escribir cada vez mejor. Lo de “buena literatura” lo dirá el tiempo, no los aplausos.
Formar parte de los egresados del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso es una carta de presentación a la que aspira cualquier escritor novel en Cuba. ¿A qué cree que se deba este prestigio ganado entre los escritores de la Isla? ¿Qué planes tiene Dazra Novak, como su directora, para hacerlo crecer aún más?
La historia es larga, hermosa y hay mucha gente que debe ser mencionada, pero en principio se debe al empeño de su fundador, Eduardo Heras León, de poner en manos de los jóvenes aspirantes (yo me cuento entre ellos con mucho orgullo desde 2004) herramientas útiles para la labor del escritor. Por supuesto que todos allí llevamos nuestro talento propio, pero vamos como desorientados y sintiéndonos demasiado solos. El Centro ayuda a poner orden, a ganar tiempo, a conocer gente que como nosotros anda con la cabeza entre las nubes. La mayoría encuentra nuevos caminos, porque está claro que todos no necesitamos lo mismo, otros sencillamente se convierten en mejores lectores. Hay muchos planes para hacerlo crecer aún más. Planes que van desde la comunicación, el trabajo de promoción de los egresados que hoy son escritores en activo dentro y fuera de Cuba, la actualización del programa de clases introduciendo nuevas narrativas, hasta abrirnos a los aspirantes de toda Latinoamérica en cursos tanto presenciales como virtuales.
Cuando leemos Making of es evidente el universo fragmentario del texto. En este sentido, ¿qué referentes literarios “pautan” tus escritos? ¿Acaso tu experiencia en el mundo audiovisual deja huellas en tu obra?
Making of fue un ejercicio muy puntual que, sí, partió de esa experiencia de trabajo en el mundo audiovisual durante tres años. Siempre digo que fue un experimento, un making of, no una novela, de ahí la estructura, que no se repetirá en ningún otro libro que escriba. Pero alguna etiqueta había que ponerle entonces y esa era la que más encajaba. Mis referentes, en un sentido amplio, siempre han sido Julio Cortázar y Luisa Valenzuela, autores a los que me regreso constantemente.
Eres jurado en el apartado Novela del Premio Literario Casa de las Américas 2022. ¿Crees que este concurso sirve como una brújula para la buena literatura que se escribe a nivel latinoamericano y caribeño?
Es, y debería entenderse así, una tabla de salvación en un mundo donde el mercado editorial (entre otros mercados que apuntan a la cultura toda) marca ritmos que muchas veces no tienen nada que ver con la buena literatura que mencionas. Por eso hay que asumir este trabajo de jurado con la mayor responsabilidad.
¡Ya tenemos ganadores en el Premio Casa! (+video)
Luego de que la pandemia obligó a hacer un impasse en este Premio que atesora más de seis décadas, esta vez regresó en 2022 con estrenos en su concepción, y no por ello “perdió” en calidad; al contrario, se desató una avalancha de obras recibidas a través de la plataforma digital creada por primera vez para la ocasión, con más de mil seiscientos libros recepcionados.
Hoy, ¡enhorabuena!, ya podemos decir que tenemos ganadores del Premio Casa en los tres géneros convocados, quienes, algunos vía virtual, y otros presencial, se reunieron para decidir el ganador en cada uno de los apartados: Novela, Poesía, y Ensayo en tema histórico-social.
En Poesía el premio del jurado recayó en el libro Excepcional belleza del verano de Luis Lorente, de Cuba.
Jorge Boccanera (Argentina), Basilia Papastamatíu (Argentina-Cuba), Rosa Chávez (Guatemala) y Santiago Vizcaíno (Ecuador), convinieron en el acta que:
“Como sobre la pantalla de una lámpara, el autor despliega sus visiones y recuerdos que se corporizan y se evaporan. De modo que la escena se potencia por la ramificación de una simbología profusa que alude a la estancia amorosa como también a numerosos momentos de vida, de personajes de la historia de Cuba, incluso de una cotidianidad revisitada. Es un registro minucioso recreado por una memoria singular, de lenguaje virtuoso, atmósferas logradas y excelente manejo del ritmo. Destaca también este libro por la fuerza y belleza de imágenes eslabonadas que serpentean como un solo y contundente poema”.
Además, decidieron otorgar menciones a los libros Bordando Quilkas de Carolina O. Fernández (Perú) y Por alguna vez cuando oscurece e Benjamín Chávez (Bolivia).
Los jurados reunidos para premiar la categoría de Novela, Dazra Novak (Cuba), Mayra Montero (Puerto Rico), Claudia Apablaza (Chile) y Santiago Vizcaíno dieron su beneplácito a Hija de nadie, de Javier Núñez de Argentina.
Al valorar la obra destacaron: “Muestra un buen pulso narrativo, gran manejo de los diálogos y narra, en tono cinematográfico, la historia distópica de dos mujeres que resisten a una realidad áspera y cruel”.
En el apartado Ensayo de tema histórico-social recibió el premio Moneda y malestar social en Cuba (1790-1902), de José Antonio Piqueras Arenas (España).
Carlos Aguirre (Perú), Mario Santucho (Argentina) y Yoel Cordoví (Cuba), integrantes del jurado, al evaluar las obras en esta categoría resaltaron la de Piqueras Arenas por ser un “ensayo riguroso sobre el lugar de la moneda y las relaciones monetarias en la formación histórica de Cuba entre finales del siglo XVIII y el fin de la ocupación militar de los Estados Unidos. El trabajo ilumina la historia económica cubana en los convulsos escenarios que signan el esplendor y la crisis del modelo colonial. En el texto se profundiza, con rigor y a partir de un profuso material documental y bibliográfico, en la compleja relación entre capitalismo y esclavitud, la estructura de clases en la isla y las formas de descontento de diversos grupos contra la dominación extranjera. Asistimos, así, a un aporte sustancial a la historia de Cuba que, además, ofrece importantes lecciones para el presente”.
Es así que con estos galardones el Premio Casa vuelve a brillar una vez más, cual faro de la literatura latinoamericana y caribeña.
Rosa Chávez: «Poemas para desatar la mordaza de la vergüenza, la culpa y el pecado»
Rosa Chávez es una mujer que no necesita de permisos, sus versos y arte son su propia liberación. Sabe que en ella habitan sus ancestras y ancestros, los vivos y difuntos que, como tejedores de espiritualidad, la ayudan a retomar su legado, la palabra que les ha sido arrebatada a los pueblos originarios. Ella asegura que “al escribir acepto mi función, acepto mi nawal, acepto mi cargo”. Su poesía es la dimensión del hoy y del ayer, pero también del mañana, del de muchos y muchas… es una voz colectiva.
Ella sabe cómo desatar mordazas, subvertir normas, convertir la palabra en “sangre caliente”, es, como dicen sus versos, el “espíritu al que le nacen deseos, espinas,/ raíces, troncos, llamados de este y otros tiempos/ morena, sudorosa, sinvergüenza, apalabrada carne morena/ carne que baila, que baila con los ojos abiertos y cerrados…” Rosa es la herida y cicatriz de voces robadas, pero no silenciadas. Su arte es sanación, la reivindicación del ser mujer originaria, mestiza y animala: “boca que recupera su canto, su grito, su saliva.”
Tu poesía es descarnada, es un tiro directo a la sien. No busca complacer sino denunciar. Es el grito de reconocimiento de la mujer, la indígena, la violentada, aunque de esos mismos lugares provienen tu libertad y tu fortaleza. ¿Cuándo la voz de Rosa asumió esa fuerza más allá de los versos?
La poesía me ha rescatado y me ha permitido encontrar rutas para mi propia liberación, para mis tomas de conciencia, para el retorno a mi propia espiritualidad. Me ha brindado herramientas para vencer el miedo impuesto a mi cuerpo e ir sanando las violencias sistemáticas que he vivido como mujer indígena. Esa es la fuerza que ha impulsado mi palabra, por medio de la poesía y el poder de las manifestaciones artísticas he recuperado mis voces negadas, mis voces robadas, mi voz colectiva. Mi poder de nombrar como reivindicación de que existo, de que existimos. Para en colectividad hacer fuerza, propuestas, acciones, en las luchas en donde me siento comprometida, junto a mi pueblo y otras comunidades en el presente que me ha tocado.
Tienes un espíritu transformador, no solo en el sentido artístico sino también vivencial. Coméntanos qué tan difícil ha sido el camino para la Rosa espiritual, concientizada, denunciante, una actitud que queda develada en tu poesía y se pone de manifiesto en tu activismo.
Ha sido un camino de múltiples resistencias, reivindico mi capacidad de recrear belleza y pensamiento emancipador como un legado y un compromiso, en una sociedad, en un estado racista que desde el día de mi nacimiento tenía marcado mi futuro para la servidumbre. Pero en ese tránsito nunca he caminado sola, han sido mi madre, mis ancestras, mis hermanas, mis amigas, mis comunidades, quienes han acuerpado mi historia. Es importante en mi proceso posicionar narrativas no hegemónicas desde la pluralidad que me habita y que somos como pueblo, porque la manera de contar, la manera de decir, las maneras de comunicar importan mucho, son la cimiente de los pueblos. La base del arte son las narrativas, la creación está llena de narrativas, es el sustento del trabajo artístico; narrativas para nuestra liberación, para la sanación, narrativas para la rebeldía, más allá del razonamiento y también con el razonamiento, narrativas descolonizadoras. La intensión en la acción, hacia donde quiero dirigir mi energía creativa, para derrumbar esas creencias de dominación y opresión que se han naturalizado y que creemos ciertas. Lo afirmo como un compromiso, desde las limitaciones de mi propia experiencia, estar en esta observancia, en esta consciencia que me ofrece multiversos de posibilidades para experimentar, crear, para enunciar y para denunciar.
Nadie puede saber
la cantidad de sal que guarda nuestro cuerpo,
generaciones de generaciones hacía atrás y hacia adelante,
con tantas lagrimas estalactitas y estalagmitas
en las profundidades de nuestra memoria.
Hay una fuerte lucha por silenciar el activismo político, por aplastar y segregar a las minorías. En el caso de Guatemala esto se ve específicamente hacia la población originaria, sobre todo hacia las mujeres indígenas, ¿cuál es hoy su situación, si se tiene en cuenta todo lo que ha traído la pandemia para los sectores más desfavorecidos?
El continuum de violencia y represión hacia los pueblos, las luchas, las defensoras y defensores de la tierra y el territorio en tiempos de pandemia se ha profundizado. La pandemia se suma a la situación que ya vivían las mujeres mayas y sus comunidades, reprimidas, criminalizadas y hostigadas al defender sus territorios y cuerpos de las empresas extractivas que están invadiendo y saqueando. En algunos territorios las comunidades están reviviendo traumas del conflicto armado interno por la militarización y los estados de sitio impuestos, lo que despierta los temores del pasado. Es un contexto crítico donde jóvenes activistas y comunicadoras indígenas también están siendo perseguidas. Y sí hay una fuerte lucha por silenciar las voces que le son incómodas al Estado racista y opresor en el que vivimos, pero también hay una fuerte lucha organizada e intergeneracional desde las mujeres y los pueblos por la memoria, por la justicia, por una vida en plenitud y en dignidad.
Reivindicada como mujer originaria, maya –según sus propias palabras–, ¿de dónde sacó Rosa la fuerza del nahual?
En mi proceso escribo desde mi relación cotidiana, cosmogónica, histórica, que me vincula directamente con mis ancestras y ancestros, quienes desde la cosmovisión maya y nuestra ritualidad cotidiana son nuestras abuelas y abuelos, que están vivos o ya son difuntos. Todas las generaciones precedentes no representan el pasado sino un presente vivo. Converso con ellas y ellos en mi diario vivir, les pido consejo, protección, les cuento mis pesares, alegrías, les muestro mis poemas, mis proyectos artísticos. Este diálogo y los distintos territorios que habito se reflejan en lo que escribo. Retomar el legado de expresión y recuperar el poder de la palabra, de la escritura, que nos fue arrebatado y negado es la fuerza y la energía de mi nawal, de mi estrella de nacimiento. Al escribir acepto mi función, acepto mi nawal, acepto mi cargo. Escribo gracias a mis ancestras tejedoras que escribían y siguen creando sobre sus telares, que diseñan poemas visuales, ideogramas cósmicos, que siguen escribiendo la historia en un lenguaje poderoso que trasciende la historia impuesta.
¿Qué “frentes” mueven a la Rosa-jaguar, a la Rosa-coyota, pero también a la Rosa-espiritual?
Reconozco a las mujeres y las energías plurales que me habitan, a través de la escritura les honro. Escribo como una forma de resistencia, como sobrevivencia, pach’um taq tzij dibujando sutilmente las venas que me atraviesan, escribo poemas modelando la rabia con mi pensamiento. Mis poemas son mis “frentes”, la pintura corporal con la que adorno mi cuerpo tiempo, son los jades que horadan mi piel. Escribir todo lo que se pueda, ante el temor de la equivocación, ante la derrota de los miedos instaurados, ante todas las contradicciones que son parte de mis huesos, poemas para desatar la mordaza de la vergüenza, la culpa y el pecado, poemas para subvertir la norma, cantos rituales para decirme a mí misma que estoy viva.
La mujer rio, la mujer huracán, la mujer nube despierta, la mujer milpa, la mujer agua, la mujer montaña, la mujer grito, la mujer piedra, mujer encanto, la mujer venada, la mujer serpiente, la mujer palabra, la mujer canto, la mujer placer, la mujer vacío, mujer justicia, mujer tortilla, mujer alimento, mujer células, mujer ardiente, mujer espíritu, mujer loca, mujer planta, mujer misterio, mujer jaguara, mujer camino, mujer pregunta, mujer saliva, mujer temascal, mujer filo, mujer aroma, mujer tortillera, mujer curandera, mujer medicina, mujer de antes, mujeres dos espíritus, mujer presente, mujeres ahora, mujeres aquí, mujeres somos, mujeres renacemos, mujeres reímos, mujeres cantamos, mujeres gozamos, mujeres luchamos.
Tu escritura, ¿rugido de paz o de lucha?
Pienso que cada libro, cada poema tiene un espíritu, una energía que se manifiesta más allá de mí y que llega a quien los lee de una manera también independiente, y eso es parte de la esencia de la poesía que me maravilla. Considero a la poesía una entidad viviente, así la percibo y así he aprendido en el camino a convivir y dialogar con su luz y su oscuridad.
Me resuenan los versos de la poeta chicana Gloria Anzaldúa, quien en su poderoso poema manifiesto Hablar en lenguas: Una carta a escritoras tercermundistas dice: “Olvídate del cuarto propio[1] escribe en la cocina, escribe en el autobús o mientras haces fila en el Departamento del Beneficio Social o en el trabajo durante la comida, entre dormir y estar despierta”. Allí encuentro el sentido mismo de la vida de quienes, aún en contextos o realidades hostiles, escribimos desde la fuerza de nuestra rebelión. Escribir como lucha, como rugido feroz pero también desde la ternura radical, desde el goce, como afrenta, pues para eso no necesitamos pedir permiso.
Nota:
[1] Anzaldúa se refiere a “A room of one’s own” (Un cuarto propio) de Virgina Wolf.
¡Y regresa el Premio Casa!
El tan esperado Premio Literario Casa de las Américas regresa este 24 de enero, luego de interrumpirse en 2021 –por primera vez en seis décadas– a causa de la pandemia. Pero lo hace por todo lo alto si se tiene en cuenta que se recibieron más de mil 600 obras en los géneros de Poesía, Novela y Ensayo histórico-social, cifra récord de participantes, según afirmaron los propios organizadores del prestigioso certamen internacional.
Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa y presidente del comité organizador del Premio, dijo en conferencia de prensa que en esta edición 62 valorarán el género de Poesía, el poeta y crítico argentino Jorge Boccanera, la poetisa, activista y educadora popular guatemalteca Rosa Chávez, y la escritora, crítica y traductora argentino-cubana, Basilia Papastamatíu.
Para Novela, los encargados son la narradora y editora chilena Claudia Apablaza, la narradora y periodista cubano-puertorriqueña Mayra Montero; así como el poeta, narrador y editor ecuatoriano Santiago Vizcaíno y la escritora cubana Dazra Novak.
Los Ensayos de tema histórico-social serán juzgados por el historiador y ensayista peruano Carlos Aguirre, el ensayista y editor argentino Mario Santucho y el historiador cubano Yoel Cordoví.
Entre el 24 y el 28 los jurados se reunirán –algunos de manera presencial, otros desde la distancia– para deliberar y otorgar los premios en la clausura del evento.
El programa prevé la presentación del número 304-305 de la revista Casa de las Américas y de los libros ganadores de la edición del 2020; pero las artes visuales y la música tendrán un momento especial con la inauguración de la exposición Ferozmente suyo, León Ferrari, que cierra el Año Temático dedicado a la obra de este transgresor artista argentino.
Asimismo, sobresale el concierto “Viaje al centro de la tierra”, del trovador Diego Gutiérrez, con el que la Casa celebrará los 50 años del Movimiento de la Nueva Trova en Cuba.
El concierto servirá para presentar por primera vez al púbico el disco de igual nombre, en el cual se musicalizaron obras de 11 poetas cubanos, entre ellos, Alpidio Alonso, Samuel Feijoó, Carlos Galindo, Yamil Díaz, Arístides Vega Chapú y Sigfredo Ariel.
Aquellos que no puedan llegar hasta la Casa, pueden seguir las actividades y presentaciones a través de La Ventana, Portal Informativo de la institución, y su plataforma de YouTube.
60 años de la Campaña de Alfabetización: Hito cultural que trasciende fronteras
Marta Núñez se le enciende la voz al compartir sus experiencias de alfabetizadora. Siendo tan solo una niña, como reafirma varias veces, fue hasta el campo más humilde a enseñar a leer y a escribir a hombres y mujeres de piel curtida; ahí aprendió lo duro que podía ser la pobreza, la gran diferencia que en 1961 existía entre la urbe y la zona rural. Como ella, otros muchos jóvenes imberbes se sumaron en aquel entonces a la Campaña de Alfabetización, y hoy, 60 años después, algunos de sus protagonistas rememoran en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas sus vivencias de esa trascendental hazaña cultural cubana.
La Profesora Emérita de la Universidad de La Habana afirma que el impacto de la Campaña en la mujer fue indiscutible, y comenta que las jovencitas de la ciudad aprendieron a conocer la pobreza, que se veía en cómo las personas enfermaban, trabajaban; “inauguró uno de los principales espacios de igualdad en Cuba: la educación”, dijo al referirse a este hecho. Agregó que las escenas de la vida cotidiana ayudaron a cambiar la mentalidad de las mujeres alfabetizadoras, quienes aprendieron a fregar los platos de peltre con agua jabonosa sin detergente, a bañarse con la pipa, en los ríos, a limpiar los pisos con ceniza… tareas que las ayudaron a enfrentarse por primera vez a las duras condiciones rurales, dijo.
Puntualizó además que la autonomía e independencia ganadas, al estar lejos de sus familias, permitieron que la gran mayoría de ellas continuaran estudios universitarios, para obtener una remuneración económica y posteriormente formar una familia. Asimismo, se detuvo en que en los años posteriores al triunfo de la Revolución y a la Campaña se fue logrando la feminización en la educación, y la apertura y fomento de espacios de igualdad en otros sectores de la sociedad y en la vida privada, como la protección a la mujer embarazada y a la madre trabajadora.
Rainer Shultz, doctor en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard, se confiesa fascinado por la Campaña de Alfabetización cubana, porque “para mí que 100 mil jóvenes quisieran trabajar con la Revolución es algo significativo”, asevera y enciende un farol, similar a aquellos que seis décadas atrás alumbraron manos y cartillas.
Apuntó que, al conocer sobre este hecho, se dijo que sin dudas merecía un estudio serio y una divulgación mucho mayor, como hoy día miles de cubanos ayudan en materia de salud y educación en todo el mundo bajo difíciles condiciones, “y en ambos casos hay campañas que tratan de desacreditar esta obra”.
El historiador argumentó que ese momento decisivo fue posible gracias a la confianza y participación masiva y voluntaria del pueblo y el talento organizativo impresionantes, y reiteró que pese a ello no escapó a las difamaciones del imperialismo. “¿Les recuerda a algo de hoy día?”, preguntó.
Por su parte, el escritor Víctor Fowler lo calificó de suceso cultural dentro del proceso revolucionario, y el doctor Rafael Hernández, director de la revista Temas, analizó el contexto del año 61 y los conflictos en pugna que existían desde mucho antes en la lucha armada, la reforma agraria y las transformaciones que trajo para la burguesía y también para los campesinos, las diferencias entre el campo y la ciudad y la polarización rápida del proceso político y por consecuente, de la sociedad cubana.
En la jornada también sesionó una segunda mesa de diálogo, donde comparecieron Eloísa Carrera, investigadora de la Biblioteca Nacional José Martí; el Doctor Jaime Canfux, jefe de la Cátedra de Alfabetización de y Educación de Jóvenes y Adultos del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño; y Jorge Tamayo, asesor del método Yo sí puedo.
En el encuentro, Eloísa recordó a Armando Hart y leyó un escrito de él donde afirmaba que es un político que sigue la tradición de Martí y de Fidel, y agradeció a esta actividad porque también le rinde homenaje al Comandante, artífice de la Campaña y del éxito de los programas educacionales, populares y científicos desde 1959. Abordó asimismo que el ideario pedagógico de Hart es expresión viva del ideal histórico del pensamiento educativo, patriótico-cultural decimonónico, y resaltó su legado ético, revolucionario, humanista y transformador.
Jaime Canfux detalló que entre los años 40 y 50 en América Latina se habían desarrollado numerosas campañas alfabetizadoras, pero ninguna con resultados exitosos, al menos conocidos en la región. Sobre la estrategia educacional cubana contra el analfabetismo, especificó que existía una voluntad política vista como deber del gobierno, pero también del derecho de la población, y resaltó su carácter espontáneo, gratuito y masivo.
El también asesor de la Campaña de Alfabetización comentó que, gracias al éxito de esa hazaña cultural, se llevó posteriormente esa experiencia a otros países como Venezuela, Perú, Ecuador, Guatemala, Granada, Mozambique, etc.; y ejemplificó que solo en la cruzada de alfabetización en Nicaragua, la Isla participó con más de dos mil asesores de maestros primarios.
Jorge Tamayo, recordó también a otras figuras como el maestro Raúl Ferrer, y aseveró que Fidel trazó un precedente con la Revolución cubana, como fue la educación internacional y su inserción en programas de alfabetización con Yo, sí puedo, y Yo, sí puedo seguir, y actualmente con su edición digital.
Precisó que más de 10 millones de personas han sido alfabetizadas del 2003 hasta la fecha mediante este programa en una treintena de países; y abordó la aplicación del programa Yes, I can (con versión en inglés) en Granada, Australia y Santa Lucía.
Convocada por el Instituto de Historia de Cuba y el Museo de la Alfabetización, la Jornada Académico-Cultural por los 60 años de la Campaña de Alfabetización incorporó las vivencias de reconocidos intelectuales del país caribeño que protagonizaron varias mesas de debate en el Memorial “José Martí”, durante su primera sesión, y posteriormente concluyó en la Casa de las Américas.
Deporte y teatro, no tan distantes, sino en Conjunto
¿Qué tan diferentes cree usted pueden ser el teatro y el deporte? Esta interrogante que quizá para unos cuantos puede resultar un tanto contradictoria, no es motivo de asombro para la revista Conjunto, que en este número 201 nos regala diferentes propuestas que involucran temas de clase, género y raza desde la mirada del feminismo.
Presentada en la sala Manuel Galich de la Casa de las Américas, llegó virtualmente Jorgelina Cerritos, Premio Casa 2010, quien desde El Salvador comentó las tres obras teatrales contenidas en esta entrega: Las niñas juegan al fútbol (Amaranta Osorio), Aquiles o el guerrillero (Teatro Quimera), y No fue penal (Juan Villoro).
Cerritos comentó que en esta edición encontraremos textos dramáticos que nos hacen un cruce muy necesario entre dramaturgia, memoria y el ser mujer. “Parte de nuestro imaginario cultural es que nada de lo que es humano nos es ajeno; tenemos que señalar que para el teatro, todo lo humano se sitúa frente al drama”, dijo.
Explicó que Amaranta nos plantea en el texto una singular pareja conformada por un hombre y una mujer jóvenes que se desempeñan como fútbolistas profesionales. “El texto hace una comparación de género ineludible, las experiencias, la remuneración, el posicionamiento social e incluso las aspiraciones personales de ella y él respecto a su carrera deportiva”, comentó.
Argumentó que ella sortea las dificultades por el hecho de ser mujer: “El cuestionamiento está construido en un texto ligero, tan ligero como el fútbol, pero con la carga histórica que esto significa para nosotras las mujeres”, como las confrontaciones que muchas veces tenemos al tener que decidir entre nuestras aspiraciones y las de otras personas, en este caso, la de los hombres que circundan nuestra vida y profesión.
Por su parte Villorio, detalló, alude a la tecnología en el terreno de juego. El fútbol con sus pasiones y el alto grado de subjetividad no termina con el silbato del árbrito. ¿Puede entonces la tecnología garantizar la objetividad si detrás del ojo frío de la cámara hay un ojo humano que premia o castiga?, pregunta la dramaturga. A ello, añade una interrogante de Ulises Rodríguez Flebes en el artículo “Maratón y batazos en la dramaturgia cubana” de por qué el tema del deporte es tan escaso en la escena.
El otro cruce dramático Jorgelina lo establece en Aquiles o el guerrillero, del grupo Teatro Quimera, entre dramaturgia y memoria, un texto que elogia por su riqueza literaria al emerger en el mundo interno de sus personajes. Aquí se detuvo en los femeninos, y cómo las manifestaciones de sus pérdidas son resultado de decisiones masculinas, como históricamente ha sido.
También hizo mención al escrito del cubano Abel González Melo, Bayamesa, Premio Casa 2020, el cual nos pone en contacto con la poeta María Luisa Milanés, quien encuentra en el suicidio a inicios del siglo XX y en plena juventud la única salida al patriarcado en una época que la reprime y la violenta.
“Dramaturgia, deporte, memoria y personajes femeninos se cruzan en estos textos con nuestro tiempo, dejando clara la vigencia del teatro y del texto dramático, para recordarnos que hay mucha Historia (con “H” mayúscula) que debe ser transformada”.
El periodista Haroldo Miguel Luis Castro, de Cubahora y colaborador de la revista Alma Mater, se refirió específicamente a la presencia del deporte en Conjunto, y apuntó que sus trabajos, al ser escritos desde teatrólogos y directores de escena, le otorga una visión distinta a lo que se publica en la prensa cubana. “A veces en el periodismo deportivo, propio de las dinámicas que se dan en las redacciones, nos olvidamos que el deporte forma parte de un contexto social, y nos ceñimos solo a los resultados”, detalló.
Osvaldo Cano Castillo, crítico e investigador teatral, abordó que desde el punto de vista del imaginario de algunos se podría pensar que el deporte y el teatro se excluyen uno a otro, “y nada más alejado de la vida, pues en ambos se viven en conflicto, hay una batalla por prevalecer”, puntualizó.
Dijo que le llama la atención los diferentes temas y obras que recoge el número, como Las niñas juegan al fútbol, que toca realidades de géneros. “La mujer sigue siendo objeto, no sujeto en la puesta en escena”, dijo.
Ejemplificó que hoy día en la champions masculino se puede ganar hasta 80 millones de euros si ganan todos los partidos, sin embargo, en el femenino, con ese mismo rango, no llegarían al millón de euros. Asimismo, analizó que temas como el dilema de la raza, de la orientación sexual desde la legitimidad, del amor, son esencias fundamentales que en el teatro y el deporte tienen un compromiso extraordinario y no se explotan fervientemente.
Se detuvo en el texto de Jorge Eines “El fútbol y el arte del teatro”, y confesó que disfrutó el de Graziella Pogolotti y sus planteamientos de la “canibalización” del juego de pelota, y abordó también algunos aspectos que plantea Ulises Rodríguez en su artículo.
Vivian Martínez Tabares, directora de la revista, señaló que la publicación despide este año para abrir también un nuevo centenar de ediciones, y sobre la entrega aclaró que no es ocioso decir que el teatro y el deporte lo unen muchos elementos, como el desempeño fundamental del cuerpo, el compromiso del cuerpo del actor o el deportista en hacer su papel, el vínculo que ambos tienen con el juego y la necesidad ineludible de contar con espectadores, además de esos estereotipos humanos que se configuran desde el otro lado de la «valla».
- El número 201 de la revista Conjunto puede ser descargado desde el siguiente enlace: http://casadelasamericas.org/revistaconjunto.php
Adelaida de Juan, tan cercana a la Casa y a Nuestra América
A Adelaida de Juan, partícipe y protagonista de una época y del espíritu creativo de nuestro continente, se le dedicó el espacio Café Arteamérica de la Casa, con motivo también de celebrar el 90 aniversario del natalicio de esta autora imprescindible para el estudio del arte cubano y latinoamericano.
Por quien mantuvo un vínculo por años a esta Casa, se reunieron en la sala Manuel Galich un grupo de colegas que estuvieron relacionadas con diferentes aristas del trabajo de la profesora y crítica de arte. Una de ellas, Silvia Llanes, directora de Artes Plásticas de la institución, compartió anécdotas de su época de estudiante cuando Adelaida impartía clases, y lo mucho que significó para ella haberla tenido de maestra.
La Doctora en Ciencias Luz Merino Acosta, profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, afirmó que Adelaida sentó pautas y que algunas de sus obras se han convertido en referencia para el estudio del arte de Nuestra América; de ahí su consideración de que debía habérsele otorgado el Premio Nacional de Investigaciones Culturales, porque en términos de indagación también abrió ventanas en el ámbito de la cultura, y es indiscutible el valor que se le confiere a sus investigaciones, sobre todo las relacionadas con el cartel cubano.
“Al ver esa praxis como arte –el cartel–, además de ser un producto comunicativo, sentó bases para que otros continuaran estudios”, puntualizó Luz Merino, quien agregó que una de las líneas investigativas que abrió fue el estudio de la caricatura cubana. “Adelaida fue contra la norma al colocar una lupa en la producción caricatural de la República en una práctica que había tenido notoriedad antes del 59”, refirió la Doctora, pues explicó que en los años 60 no había una convicción de que este género fuera arte, ya que la pintura ocupó el canon de obsesión, “era lo estimado y lo que tenía una crítica”.
Se detuvo en los estudios que hizo De Juan acerca de la caricatura de Ricardo de la Torriente con Liborio, el Bobo de Abela y El Loquito, y ahondó en aspectos significativos de esta investigación: la actualidad nacional, la caricatura como antena de la opinión pública, el análisis de los giros lingüísticos a través de sus diálogos (enunciados semánticos de sus personajes), la reproducción y serialidad, su abordaje de la República desde una forma posmoderna.
Adelaida asienta con claridad que la caricatura ha sido hecha para ser leída en su tiempo, actúa como cronista de los acontecimientos, reflexión que nos lleva a recordar que un clásico siempre conversa con otras temporalidades, y en este caso nos habla del pasado, el presente y el futuro. “Por ello sería deseable como homenaje dejar algo más perdurable que pusiera de manifiesto el respeto y la continuidad de los estudiantes sobre los temas abiertos por ella; pensar en la posibilidad de una publicación, un libro electrónico, que recoja los aspectos más relevantes de las tesis y que se reverencie su presencia y continuidad a través del conocimiento de ese arte”, aseveró Luz, quien añadió que supo otorgarle a ese género el lugar que merece, recogido hoy en su libro Caricatura en la República, “que indiscutiblemente es un clásico”, aseveró.
La Doctora en Ciencias Olga María Rodríguez, profesora de la Universidad Iberoamericana de México, abordó cómo De Juan fue iniciadora de muchas de las posturas críticas que incluso hoy se estudian teóricamente, pero que se pueden apreciar en sus textos publicados en la revista Casa: “Está escribiendo en los muy tempranos años 60 sobre los artistas argentinos en la Neofiguración cuando está ocurriendo ese movimiento, sobre Matta cuando está produciendo… o sea, va legando un corpus teórico para la configuración de la historia del arte latinoamericano desde una postura muy comprometida con la situación del desarrollo de la historia del arte que se estaba experimentando desde Cuba”, argumentó.
Su estilo crítico limpio y directo, pero con la complejidad discursiva de acercarse a estos artistas, sus relaciones con sus respectivos entornos, fueron temas abordados por Olga María, quien especificó con las publicaciones de Adelaida estos planteamientos. En ese sentido apuntó: “Nos sorprende ese trabajo tan riguroso para secundar cada texto con un lenguaje muy claro a nivel comunicativo pero que a la vez tiene varias referencias, sustentando a nivel teórico, histórico, técnico, muchas de las menciones que construyen su texto, y que es un aporte paralelo que nos regala”.
Habló también acerca de otras áreas que le interesó muchísimo a Adelaida, como el arte prehispánico, y aquí se detuvo en su asomo por las culturas americanas a través del trabajo de la arqueología, la recuperación de exposiciones; así como sus estudios sobre el arte del Caribe, una zona que “detecta muy tempranamente y que requiere una atención especial por la naturaleza tan compleja de su diversidad, y que a la vez es la que le da la unidad a la región”.
En los 70 comienza De Juan una serie de investigaciones en países que hasta ese momento no formaban parte del arte latinoamericano, subvirtiendo esa visión hegemónica en la región, e introduce zonas como Haití, Jamaica, Barbados; comienza explorar saberes e historias y va estableciendo una sinergia entre el desarrollo intelectual, el de la literatura, con las costumbres, mitos, lo que hoy incentiva varias indagaciones, incluso de los estudiantes, acerca de la relación del intelectual caribeño con la naturaleza.
Se refirió a su artículo “Plástica caribeña: un arcoíris”, escrito en el año 1979, cuando reconoce toda una serie de características, de rasgos culturales e históricos, que hoy forman parte de teorías decoloniales. Y aunque la autora aborda el mito ancestral, afirmó, no omite otras temáticas tan complejas como la abstracción latinoamericana.
Abre caminos en cuanto a la fotografía, el cartel, el grabado, el ballet, manifestaciones que hoy integran la interdisciplinariedad en la historia del arte, pero que en aquel entonces ésta era concebida como una disciplina centrada en las artes plásticas tradicionales, de ahí que constituye una referencia bibliográfica obligada para cualquier estudiante.
Nahela Hechavarría, curadora y especialista de Arte de la dirección de Artes Plásticas de la Casa, recordó a modo de crónica a esta gran mujer y cuánto le aportó desde lo personal sus enseñanzas y sus investigaciones, su quehacer fructífero. Desde el número 32, de 1965, en que publica su primer trabajo en la revista Casa, la publicación incluiría de forma sostenida textos de su autoría hasta el 2016, y aunque después se sumarían otros investigadores y críticos, su voz fue predominante en el ejercicio crítico de la revista, comentó.
Reafirmó que ha sido una fortuna contar con una curadora de extraordinaria agudeza crítica, pues siguiendo su más de centenar de textos publicados desde 1965 al 2016, se puede cartografiar el devenir de todos esos movimientos artísticos y culturales en la región, así como la obra de los que hoy son maestros y antes eran artistas emergentes, que donaron y enriquecieron la colección Arte de Nuestra América Haydee Santamaría.
Puntualizó que la Casa y la revista Anales del Caribe fueron por décadas los principales medios en los cuales América Latina y el Caribe, su arte y su cultura, encontraron resonancias críticas y diálogo con el lector cubano.
“De las cientos de exposiciones que la Casa realizó, Adelaida fue vista en muchas de ellas, aun en sus últimos años, con la mirada atenta y la misma pasión por conocer”, dijo Nahela, quien afirmó que ha servido de guía para aquellos con la tarea de decodificar, nombrar, valorar, la diversidad de las prácticas artísticas latinoamericanas y caribeñas.
Fidel: Hombre con valor de retorno
La obra de Fidel, que lo convierte “por derecho propio en líder indiscutible de una Revolución formada con el empeño de todos, pero con la entereza y la grandeza de alguien que se sabe destinado a vivir el presente con mirada de futuro y valor de retorno”, fue resaltado por la Doctora en Ciencias Históricas María del Carmen Ariet, durante un panel que reunió a investigadores, profesores e intelectuales cubanos en la Casa de las Américas, para recordar al Comandante a los cinco años de su desaparición física.
Bajo el título “El legado de Fidel sobre la transición socialista: algunas aproximaciones a su vigencia en Cuba” –coordinado por la Sociedad Económica de Amigos del País con el coauspicio del Centro de Estudios Che Guevara–, el intercambio abordó desde diferentes aristas cómo y por qué Fidel se convierte en el artífice de la Revolución.
La también miembro titular de la Academia de Ciencias destacó que las ideas, el pensamiento, los conceptos y la práctica que se desprende de la voluntad y entrega que Fidel legó en el difícil ejercicio del revolucionario y el actuar consecuente de un hombre como él, encierran al máximo las aspiraciones soñadas en nuestra historia, sin tener que eludir los errores cometidos, pues esos errores han servido de puentes para reforzar los cimientos del proyecto socialista.
Por su parte, el Doctor en Ciencias Económicas José Luis Salazar enfatizó los aportes indiscutibles del líder en la economía, y analizó una frase que pronunciara en diferentes ocasiones de que no hay política sin economía, y no hay economía sin política.
Detalló cómo en La Historia me absolverá existe una visión intuitiva de los problemas económicos y que ya en los primeros años de la Revolución se desarrolló un plan que aunque en un inicio estuvo marcado por la visión de los entonces países del campo socialista acerca de cómo proceder en un proceso de desarrollo económico poniendo como centro la industrialización, en 1963 Fidel se da cuenta de dos factores esenciales: el nivel de escolaridad de la fuerza de trabajo y la existencia de una ruptura entre los esfuerzos por industrializarse y los resultados de la industrialización a corto plazo.
El profesor titular especificó también que en la temprana fecha de 1966 critica las interpretaciones dogmáticas de Carlos Marx referentes a los temas de la economía y cómo eso no se podía permitir, y apuntó además la percepción estratégica que siempre lo caracterizó y su visión acerca de la necesidad de la integración latinoamericana y con otras naciones, no solo con los países socialistas.
Asimismo, expuso sobre la importancia que Fidel tuvo en el proceso de rectificación de errores, el sistema de planificación de la economía y en varios aspectos que la distinguieron durante el período especial y en los próximos años.
El fundador y tenaz impulsor del campo interdisciplinario de los estudios sociales, de la ciencia y la tecnología en Cuba, Jorge Núñez Jover, comentó acerca de su legado histórico y científico, y afirmó que consideraba a Fidel el punto más alto de la tradición política y revolucionaria que viene desde los tiempos de la fundación cubana. “Supo unir el avance del conocimiento con los orígenes mismos de la nación”, aseveró.
Al repasar cuestiones relevantes de la ciencia en la Isla, parafraseó a Martí cuando expresara que talentos tenemos más que guácimas, y recordó que esa tradición científica también nos permite conocer la continuidad de la historia en el país, en el terreno del pensamiento, y no solo en la lucha revolucionaria.
Aseguró que el Comandante en Jefe es el fundador de la ciencia revolucionaria y de sus bases educacionales, y que solo por mencionar parte de ese legado enorme, en 1962, el año de la llamada Crisis de octubre, se promulgó la ley que retoma la Academia de Ciencias de Cuba, se proclamó la reforma universitaria y comenzó el despliegue de los centros de investigación asociados al Ministerio de Industrias.
Se detuvo en los años 90 y el esfuerzo del líder en que la ciencia se convirtiera en una palanca de desarrollo, y se refirió a su pensamiento de que “si queremos soberanía, necesitamos ciencia en Cuba”.
El intelectual y escritor Abel Prieto, presidente de la Casa de las Américas, abordó la impronta de Fidel en la cultura y la relación entre cultura y la libertad, con la calidad de vida, vista como un derecho humano, así como la concepción fidelista de que una Revolución solo puede ser hija de la cultura y las ideas.
Comentó sobre la política cultural cubana y cómo se ha malinterpretado Palabras a los intelectuales, y se detuvo, además, en el discurso que pronunciara en el VI Congreso de la UNEAC cuando habló de la globalización cultural y cómo el arte ha sido envilecido y tratado como mercancía.
“En la visión de Fidel, el conocimiento, la ciencia, el pensamiento, a través de la educación, la salud, los servicios culturales, la producción material y simbólica, son fuentes de cristal humano en su sentido más amplio y recurso imprescindible para el desarrollo social y la soberanía de la nación”, dijo.
Abel compartió algunas de sus experiencias con Fidel, y recordó la hoy famosa frase que afirma que la cultura es lo primero que hay que salvar.
Por último, significó que “nunca podemos confundir nuestro futuro y nuestra prosperidad con la prosperidad capitalista”.
El Doctor en Ciencias Luis Suárez Salazar analizó el pensamiento crítico y autocrítico de Fidel, y por qué, siguiendo sus mismas ideas, el Partido debe ser el Partido de oposición a la propia obra de la Revolución.
Manifestó los procesos de autocrítica por los que ha pasado al Revolución, con la valentía y franqueza con que siempre el propio Fidel supo referirse a ellos, y mencionó las palabras que dijera en la Universidad de La Habana de que nuestro peor error ha sido creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo, lo que llevó a un proceso de repensar el socialismo cubano.
“Seamos Fidel en la crítica y autocrítica de nuestros problemas”, concluyó Salazar.
Durante el panel también se presentó el libro El pensamiento estratégico de Fidel Castro Ruz: valor y vigencia, compilado por Rafael Hidalgo y publicado por la Editora Historia del Instituto de Historia de Cuba, el cual muestra cómo el líder siempre aplicó el método de escuchar y aprender de todos sus interlocutores, entre otra de las tantas habilidades concurrentes en su peculiar estilo de tomar decisiones, mediante un honesto y permanente ejercicio de la crítica y la autocrítica revolucionarias.
En el encuentro también estuvieron presentes Luis Velásquez, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba; Yoel Cordoví Núñez, presidente del Instituto de Historia de Cuba; Aleida March, quien preside el Centro de Estudios Che Guevara, y su hija, Aleida Guevara, además de otras personalidades de salud pública, la ciencia y la tecnología en Cuba.