Nadia Herrada

En los últimos años en nuestro país ha habido una explosión de jóvenes interesados en el arte fotográfico. La foto digital, junto a las facilidades tecnológicas y las nuevas academias dedicadas a la enseñanza del arte del lente, constituyen puntos primordiales en la aparición de esta tendencia. Sin embargo, esta manifestación artística requiere notables recursos económicos a la hora de exhibir buenos resultados, y por esto, son pocas las oportunidades para los más jóvenes. Por tal motivo, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) y la Fototeca de Cuba otorgan cada año estímulos a la creación y la investigación en este campo.

Recientemente, el jurado —integrado por Rigoberto Oquendo (Chacho), ganador de la Beca de Creación 2014; Mónica Llorente, laureada con la Beca de Investigación 2012; Ariana Landaburo, especialista del CNAP, y también ganadora de la Beca en una ocasión; Hamlet Fernández y Gilberto Padilla, profesores de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana— decidió otorgar, por unanimidad, el Estímulo a la Creación Fotográfica Raúl Corrales a la joven Laura Díaz Milián, por el proyecto Salida de emergencia; y el Estímulo a la Investigación Fotográfica María Eugenia Haya (Marucha) a Claudia Arco, por el proyecto Aproximación al estudio fotográfico de finales del siglo XIX, 1880-1903, en La Habana.

Salida de Emergencia fue reconocido por la novedad que logra en el tratamiento fotográfico de los espacios urbanos y por la dimensión poética de las obras. Su autora,  Laura Díaz Milián, propone descubrir nuevos espacios arquitectónicos dentro de los que ya existen, como una manera de empezar a ver la ciudad desde otra perspectiva, con otra mirada.

«Hay muchas fotografías que discursan de manera artística sobre la realidad de la sociedad, sobre las inquietudes de las personas y mi propuesta es justamente eso, una búsqueda poética de la arquitectura cubana. No busco hacer un registro arquitectónico, ni documentar las ruinas de la ciudad, no es ese tipo de cosas lo que más me interesa, sino buscar otra simbología en el encuadre fotográfico», explicó.

Las  obras que ya tiene esta joven fotógrafa y diseñadora, se detienen en espacios de La Habana, la ciudad donde vive. Sin embargo, su pretensión es extenderse a otras ciudades cubanas, y encontrar en ellas imágenes arquitectónicas oníricas, pero reales. Las instantáneas, aunque cueste creerlo, no son montajes. El objetivo es precisamente encontrar un escenario que parezca irreal y en ese sentido, los retoques en la posproducción de la imagen son mínimos, sobretodo relacionados con cuestiones de luz.

«A veces vemos los edificios desgastados y no tomamos ese desgaste como una posible pintura llena de simbolismo. En el proyecto la poesía dialoga con las relaciones formales. Algunas piezas parecen un cuadro abstracto, pero son reales. Es una forma de disfrutar la arquitectura, a veces destruida, de disfrutar los lugares donde vivimos», alertó Milián.

Laura, quien además imparte clases de diseño editorial para libros fotográficos en el Instituto Superior de Arte, pretende, como parte del proyecto, llevar un registro que se vuelva más interactivo hacia la web y hacer unas expansiones transmedias de la misma propuesta.

Hasta el momento, Díaz Milián solo ha trabajado Salida de emergencia en blanco y negro, para concentrarse mayormente en las formas. Sin embargo, no descarta la posibilidad de que esta constante varíe cuando amplíe el trabajo. Por el momento, comienza a estructurar los futuros pasos de Salida de emergencia  y disfruta de este éxito junto a su tutor, el prestigioso fotógrafo Pedro Abascal.

Por otra parte, el Estímulo a la Investigación Fotográfica María Eugenia Haya (Marucha), fue otorgado en esta ocasión a Claudia Arco, por el proyecto Aproximación al estudio fotográfico de finales del siglo XIX, 1880-1903, en La Habana. Una investigación, sin dudas, de gran impacto en la sistematización de la historia de la fotografía cubana, teniendo en cuenta el vacío historiográfico que existe en relación con el objeto planteado.

Según la autora, el proyecto se centra en los estudios fotográficos que existían en La Habana, en el siglo XIX, fundamentalmente en los últimos 20 años, porque en esta época hubo una proliferación de estos negocios en la ciudad. Uno de sus objetivos es comparar los estudios que había antes, es decir, los iniciales, con los que se crearon con posterioridad a ese boom.

La información al respecto está dispersa en las publicaciones de la época, por ello Arco deberá investigar en varios archivos, como el de la Fototeca de Cuba, la Fototeca de la Oficina del Historiador y el Archivo Nacional. Ella reconoce que es una investigación que lleva tiempo, sin embargo no se amilana. Ya identificó una de sus principales fuentes: El Boletín Fotográfico, la primera publicación especializada de fotografía que hubo en Cuba.

Con respecto a la estructura de esta indagación, explicó que estará divida en dos capítulos. El primero de ellos se centrará en los antecedentes del estudio fotográfico cubano para poder establecer las comparaciones que la autora desea. «También dedicaré un espacio al análisis del retrato fotográfico de ese momento, qué impacto tuvo en la sociedad cubana, cómo lucía estéticamente, cuáles eran las influencias fotográficas de los creadores cubanos. También pretendo ubicar en un mapa de La Habana del siglo XIX, aproximadamente, dónde se ubicaban los estudios fotográficos de la época», afirmó.

Además de los dos premios, en esta ocasión, el jurado decidió entregar una mención al  proyecto Once millones, de Carlos Vilá, por el resultado estético logrado y el acertado acercamiento fotográfico y compositivo en la construcción intencional de las imágenes. Esta propuesta está compuesta por un performance y diez fotos en blanco y negro y una, la número once, a color, y refleja diferentes problemáticas sociales de nuestro país.