René Camilo García

Los trozos de canción te persiguen donde vayas. Intentas huir. —Escapar de la poesía siempre es una ingenuidad—. Te alejas del concierto, pero las letras adivinan tus pasos para adelantarse. Te resignas a la compañía. Quieres jugar rudo. Se te ocurre que puedes emborrachar a los fragmentos perseguidores y dejarlos tirados ante la indiferencia de los transeúntes. Los vas a invitar a una cerveza, pero recuerdas que no tienes dinero para tantos invitados. Regresas por el mismo camino y te sientas frente a las guitarras. Siento que mis destellos ahogan tu brisa; tu brisa que presiento inagotable, azul, infinita…

Es martes. Agosto. A las cuatro y media de la tarde te derrites en tu asiento de La Pérgola del Pabellón Cuba. Hace un rato comenzó la peña Trovarte, que auspician la revista El Caimán Barbudo y la Asociación Hermanos Saíz. Homenajean también a Santiago Feliú. Sabes que el espacio es una trinchera de resistencia contra el mal gusto; “contra la contaminación sonora�, como suele decir Fidel Díaz, el organizador.

Han invitado a Silvia Comes, artista catalana. Su voz, aunque atemperada al gusto tropical, emana ciertas reminiscencias de mediterráneo. Es la primera vez que se presenta en Cuba. Se estrena con Créeme, a dúo con Vicente Feliú. El tema basta para alejar un momento a los perseguidores; pero al acabar la última nota, mientras en el escenario hojean el programa y se hace un breve silencio, regresan nuevamente. Límpida brisa de lirismo inevitable, soplo de sueños que en mi verso se derrama…

Comes, intérprete del movimiento conocido por Nueva Canción Catalana, volverá a presentarse en Cuba el 28 de agosto, a las 7:00 pm, en la Casa del Alba Cultural. “El escenario aquí ha sido muy público y abierto; la gente se ha mostrado receptiva a la música que traigo�, comenta minutos después de dejarle el micrófono al joven trovador cardenense Celestino Esquerré.

Miras derredor. ¿Dónde se habrá extraviado Bárbara? ¿Aparecerá hoy? ¿Habrá volado junto a la Lucía mediterránea? ¿Se habrán marchado a alguna playa solitaria donde la luna arañase el mar? Ya son las siete de la noche. A doscientos metros de ahí te pierdes el atardecer en el malecón habanero. La música no para. Esquerré te cuenta que él resulta un caso atípico, porque comenzó a tocar la guitarra y componer canciones a los 18 años. “Busco textos que conduzcan a algún lugar, que posean un sentido poético o narrativo, porque el arte primero se siente y luego se entiende�, afirma. Y tiene toda la razón. Si de tu voz florece la canción, motivo de dudar; si de tus ojos nace la bondad que abriga en el verso tu palpitar, no me dejes ir…